JORNADA DE REFLEXIÓN PARA LA INTEGRACIÓN EN EL CATECUMENADO


1. Introducción

La primera etapa del Itinerario catecumenal, titulada ¿Cuál es mi fe?, ha consistido en bucear sobre algunas cuestiones de la vida cristiana en orden a "crear la necesidad de un replanteamiento de la fe". Por tanto, las tres primeras catequesis impartidas hasta ahora han debido provocar en los catequizandos una actitud de búsqueda, una inquietud por descubrir el sentido auténtico de la fe.

Antes de iniciar la segunda etapa, cuyo título es La fe de la Iglesia, es necesario dedicar un tiempo de reflexión y de oración para que la decisión de continuar en el catecumenado, con clara conciencia de redescubrir la fe, sea responsable y se haga en un marco celebrativo. De ahí que antes de comenzar la segunda etapa se realice esta Jornada de reflexión.


2. Objetivos generales

Con esta jornada se pretenden varios objetivos:

Crear las condiciones adecuadas de oración, reflexión y examen para que la decisión de continuar en el catecumenado se tome responsablemente y en un marco religioso.

Revisar el proceso catequético realizado hasta ahora, sobre todo desde el punto de vista de la conversión personal.

Celebrar la integración al catecumenado mediante el "rito" de adhesión y entrega del evangelio.


3. Partes de la jornada

La jornada va a constar de tres partes o momentos bien concretos y definidos. La primera, de revisión; la segunda, de preparación, y la tercera, de celebración.

Revisión y toma de conciencia (primera parte)

Esta actividad consiste en un trabajo individual, de grupo, y puesta en común sobre el proceso catequético vivido hasta ahora. Un cuestionario será la guía del trabajo.

Preparación del "rito" (segunda parte)

Prácticamente es una catequesis sobre el significado de la celebración que se tendrá al final, amén de preparar cantos, lectura, moniciones, local, etc.

Celebración (tercera parte)

Consiste en una Celebración de la Palabra, en la que juegan un papel importante la proclamación y reflexión sobre la Palabra, los "gestos" con los que los catecúmenos celebran su "integración" de una manera formal al catecumenado y el rito de adhesión y entrega de los evangelios.

Aunque sean tres las actividades a realizar, no se puede perder de vista el sentido de unidad de conjunto, esto es, tomar solemnemente el compromiso de iniciar comunitariamente un camino de "redescubrimiento" de la fe.


4. Observaciones generales

Cómo y cuándo realizar el encuentro

Proponemos dos hipótesis: en un solo día de convivencia o en dos tardes.

La primera hipótesis, es decir, un día de convivencia, es más adecuado, aunque no siempre es factible. En esta hipótesis, las tres partes se realizan en el día.

La segunda hipótesis —en dos partes— divide el ritmo, aunque es más factible. La distribución de actividades puede ser la siguiente: la "revisión" se realiza en una tarde y la "preparación" y "celebración" en otra tarde.

Sea cual sea la hipótesis a seguir, el catequista y el responsable del grupo deben prever bien el lugar, horario, comunicación a todos los miembros...

Participación de diferentes grupos

Si en una parroquia o movimiento son varios los grupos que siguen el movimiento catecumenal, el encuentro puede ser conjunto entre los diferentes grupos. En este caso conviene que los responsables de los grupos se pongan de acuerdo. Igualmente, los catequistas, si fueran varios.

Disponer de la Biblia

Cada catequizando debe disponer de La Santa Biblia como libro clave para el proceso catecumenal. Un criterio a tener en cuenta es que todo el grupo disponga, a ser posible, de la misma Biblia, en orden a contar con una misma traducción.

Realizar un sencillo "ágape"

Al terminar la celebración se puede tener un sencillo ágape que sirva para expresar el carácter festivo que emana de la celebración.

Si el encuentro ha sido durante un día de convivencia, no tiene tanto sentido, puesto que el "compartir" ha sido significado en la comida. Sí tiene sentido en la hipótesis de realizarlo en dos tardes.

De celebrarse —aconsejamos que así sea—, debe estar previsto todo antes de la celebración, de tal manera que la preocupación no enturbie su sentido religioso y de identidad.


 

Primera parte

Revisión y toma de conciencia

 

Introducción

Objetivo: Realizar una sesión catequética a partir del cuestionario adjunto, en orden a tomar conciencia y actualizar las experiencias y exigencias vividas y provocadas en el proceso catequético realizado hasta ahora.

Observaciones: Si la opción tomada consiste en tener un día completo de convivencia, entonces puede haber un tiempo de reflexión personal para preparar el cuestionario. En caso de que sea una sesión ordinaria en una tarde, entonces convendría que trajesen reflexionado el cuestionario.

Si en la jornada de reflexión participan varios grupos catecumenales, conviene que, a la hora de formar los pequeños grupos, se intercambien miembros de uno y otro grupo.

 

Desarrollo de la reunión

1. Introducción

Basta con que el catequista inicie la reunión con algunas ideas sobre el objetivo que se pretende con esta primera parte del encuentro.

Como se trata de una "revisión", sobre todo de las actitudes, experiencias, comportamientos y exigencias vividas y descubiertas en el proceso catecumenal realizado hasta ahora, conviene que el catequista invite y estimule a la sinceridad consigo mismo, la honradez en el autoexamen y la libertad de espíritu para denunciar deficiencias y fallos, respetando mucho a las personas, aunque sin transigir en lo negativo.

Antes de terminar la introducción, el catequista puede aclarar las preguntas del cuestionario, sobre todo pensando en la reunión de grupos. Inmediatamente después se pasa a la reflexión final.

2. Reflexión personal

Habrá un tiempo para esta reflexión personal, sólo en el caso de disponer de un día completo. En caso contrario, deben traer ya reflexionado el cuestionario siguiente:

1. ¿Qué han supuesto para ti las catequesis impartidas hasta ahora? Destaca las experiencias personales concretas.

2. ¿Qué exigencias has descubierto en relación con tu vida futura?

3. ¿Qué ha supuesto para ti el grupo con el que has compartido el proceso catecumenal? Expresa las experiencias vividas en él.

4. Desde lo reflexionado en tu grupo, ¿cuáles han sido los aspectos, deficiencias o lagunas que conviene superar en el futuro?

5. De cara a la marcha del catecumenado en la próxima etapa, ¿qué observaciones harías en relación con horario, lugar, etc.?


3. Reunión de grupos

Se constituyen pequeños grupos para hacer un resumen de las aportaciones personales. Estas aportaciones serán las que se expongan en la puesta en común.

Se suprime esta reunión de pequeños grupos cuando los participantes sean muy pocos. En este caso se pasa directamente de la reflexión personal a la puesta en común.


4. Puesta en común

En esta puesta en común es donde el catequista ha de ser un auténtico educador para ayudar al grupo a expresarse con libertad, sinceridad y respeto. Conviene tener presentes estas observaciones:

Las cuestiones primera y segunda hacen referencia a las experiencias y exigencias de los catequizandos en relación a su proceso de reconversión. Por tanto, el catequista ha de ayudar a que no se divague, sino que se centren en "experiencias" y "exigencias" concretas. Es fundamental poner de relieve si ha habido un "cambio" de postura ante la fe, si realmente las catequesis les han provocado la necesidad de profundizar más seriamente en la vida cristiana.

Las cuestiones tercera y cuarta están orientadas a poner de manifiesto la interrelación individuo-grupo. Es muy importante intentar descubrir si el "grupo" ha servido para que el "individuo" encuentre un marco adecuado para su redescubrimiento de la fe. En este sentido, conviene que aparezcan exigencias concretas. Igualmente es interesante que afloren las dificultades y tensiones vividas grupalmente y se analicen las causas. De todas formas, el grupo es un marco imprescindible en el proceso catecumenal, y de ahí que en esta revisión salgan a relucir todos los pros y los contras.

La última cuestión hace referencia a la marcha estructural del proceso catecumenal. Conviene poner remedio a todas las deficiencias observadas en el funcionamiento. En este punto, el catequista y el responsable del grupo toman nota y asumen la responsabilidad de darles solución en el futuro.

 
5. Momento de oración

Preces: Glorifiquemos a Cristo, nuestro Señor, que resplandece como luz del mundo para que no caminemos en tinieblas, sino que tengamos la luz de la vida, y digámosle: Que tu Palabra, Señor, sea luz para nuestros pasos.

Cristo, amigo de los hombres, haz que sepamos progresar hoy en tu imitación, para que lo que perdimos por culpa del primer Adán lo recuperemos en ti, nuestro segundo Adán.

Que tu Palabra sea siempre luz en nuestro sendero, para que, realizando siempre la verdad en el amor, hagamos crecer todas las cosas en ti.

Enséñanos, Señor, a trabajar por el bien de todos los hombres, para que así la Iglesia ilumine a toda la sociedad humana.

Que por nuestra sincera conversión crezcamos en tu amistad y expiemos las faltas cometidas contra tu bondad y sabiduría e iniciemos un nuevo camino bajo la guía de tu Espíritu.

Padre nuestro...

Oración: Oh Dios, que te escondes a la evidencia y te revelas a quien te busca, haz que nosotros, que hemos iniciado un camino de búsqueda, no cedamos al cansancio y al desánimo. Ilumínanos en esta nueva etapa del caminar para que encontremos a tu Hijo, Jesucristo, y El nos lleve a ti, plenitud y santidad absoluta para el hombre. Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, tu Hijo, que... (Hora de Laudes del jueves de la primera semana de Cuaresma, en Liturgia de las Horas).

Es muy importante, antes de que los catequizandos abandonen la reunión, que el catequista les recuerde el plan de trabajo de las otras dos partes, esto es, la preparación de la celebración y la celebración misma.


 

Segunda parte

Preparación de la celebración

Introducción

Objetivos: En esta primera parte se pretende, en primer lugar, descubrir y conocer el sentido y significado del "rito" de la celebración; y, en segundo lugar, preparar todo lo referente a dicha celebración: cantos, moniciones, lecturas, etcétera.

Observaciones: La explicación de cada una de las partes que constituyen la celebración ha de hacerse en continua referencia al texto de dicha celebración, que se encuentra en las páginas 155ss. Los números que aparecen al margen del texto de esta explicación remiten a los números que aparecen al margen del texto de la celebración. Basta con citar el número para que el catequizando sepa situarse.

La dinámica a seguir por el catequista es siempre la misma: en primer lugar introduce cada parte (a, b, c, d) en el contexto global de la celebración; a continuación lee cada uno de los elementos de que consta esa parte, y, por último, hace una breve explicación de los mismos.

Un primer momento de esta segunda parte es la explicación del "rito". Pero hay que prever un segundo momento para la preparación material de lecturas, moniciones, cantos, adecuación del lugar de la celebración, etc. Para este tipo de preparación conviene que no se olviden los instrumentos musicales correspondientes.

En el proyecto de esta jornada está previsto un pequeño ágape después de la celebración. Si se realiza, ha de estar preparado de antemano para que no se enturbie con su preocupación la catequesis de preparación y la celebración misma.


Desarrollo de la reunión

La celebración consta de cuatro partes, íntimamente ligadas entre sí:

  1. Rito de acogida (números 1-3).

  2. Liturgia de la Palabra (números 4-12).

  3. Liturgia del rito de adhesión y entrega del evangelio (números 13-17).

  4. Rito de conclusión (número 18).

Pretendemos conocer el sentido de cada una de estas partes y de los elementos que las integran.


a) Rito de acogida

El rito de acogida pretende situarnos en un clima de celebración. Mediante una dinámica activa se trata de prepararnos adecuadamente para que participemos en la celebración piadosa y provechosamente.

Consta de una monición, un canto de entrada, el saludo del celebrante y la invitación a la oración.

1. Monición: Lectura de la monición. La celebración se sitúa entre la etapa que se ha superado ("completamos un período...") y la que ahora comienza. La primera ha sido tiempo de revisión; la segunda debe ser un tiempo de conversión y de cambio en consonancia con el evangelio.

2. Canto de entrada: Lectura. El catecumenado es un camino que hacemos como miembros de una comunidad, como pueblo de Dios. Ese camino nos lleva hacia una meta que está más allá de nuestras posibilidades. Sabemos que un día llegaremos, pero tendrá que ser a base de lucha, de constancia. Y sabemos que no estamos solos: nos ilumina la palabra del Señor y nos fortalece su presencia.

3. Saludo: Lectura. El saludo está tomado de las cartas de san Pablo. Se nos desea la paz y el favor de Dios porque sólo con su ayuda podremos realizar este camino. Además, se nos hace caer en la cuenta de tres cosas: que es un regalo de Dios la fe que hemos recibido ("predilectos de Dios"),que empezamos a formar una comunidad y que estamos en comunión con todos los que en otros lugares comparten nuestra misma fe. Luego se nos invita a orar en privado, pidiendo la fuerza del Espíritu, que es el que nos conduce. La oración que sigue nos recuerda que Dios está al principio, durante y al final de este proceso ("origen, camino y meta").


b)
Liturgia de la Palabra

La palabra de Dios es un elemento esencial en toda celebración: nos muestra lo que Dios quiere y espera de nosotros. A ella sigue la meditación en silencio y la respuesta comunitaria en el canto.

4. Monición: Lectura. Abrahán es prototipo de todo creyente por el modo como respondió a la llamada de Dios. Tomamos este texto porque nos ayuda a realizar cómo respondemos nosotros a la llamada de Dios.

5. Primera lectura: Gén 12,1-9. Silencio.

6. Canto: La respuesta a veces resulta dura y exigente, pero sabemos que no estamos solos: Dios nos muestra el camino en los momentos de duda y oscuridad y nos da valor para recorrerlos.

7. Monición: Lectura. El bautismo marca el comienzo de la llamada que nos ha hecho. Recogemos este texto porque en él aparece su sentido último: incorporación a la muerte y resurrección de Cristo, que debe traducirse en un morir al pecado y en una vida bajo el signo de la gracia. El resultado es un hombre nuevo.

8. Segunda lectura: Rom 6,1-14. Silencio.

9. Canto: Lectura. El canto expresa el deseo de llegar a ser hombres nuevos a la medida del modelo que tenemos: Cristo.

10. Monición: Lectura. Leemos este texto porque en él Cristo presenta la exigencia de nacer de nuevo como la puerta por la que se entra en el reino de los cielos.

11. Lectura del evangelio: Jn 3,1-21. Silencio.

12. Homilía: En la homilía se pueden desarrollar las siguientes ideas:

Dios llama a Abrahán a salir de su tierra, de su parentela y de su familia, para irse a una tierra desconocida y extraña con la promesa de ser padre de un gran pueblo. Es decir, se le llama a dejar las, seguridades humanas, los planes de los hombres (seguridad económica, protección frente a los adversarios y supervivencia), para aceptar la seguridad de Dios y su plan salvador. En plena vejez él se fió de Dios y siguió la llamada con obediencia. Dios nos llama hoy a nosotros a dejar nuestros planes e intereses, nuestros planteamientos, nuestras ideas, y a aceptar sus planteamientos, sus ideas, sus planes y sus intereses.

El resultado de este proceso obediente y fiel, como el de Abrahán, será un hombre nuevo. Este hombre nacido del bautismo es un hombre muerto al pecado y vivo para Dios según la enseñanza de Pablo. Toda nuestra vida cristiana será encarnar a Cristo muerto, muriendo al mal y a todo lo que no viene de Dios, y resucitando, viviendo según el modelo que tenemos en El, como verdaderos hijos de Dios.

Sólo de este modo conseguiremos entrar en el reino de los cielos, pues sólo de este modo conseguiremos nacer de nuevo. Hoy se abre ante vosotros una etapa que, de ser vivida con plena conciencia y responsabilidad, puede significar vuestra resurrección como creyentes. El compromiso de seguir adelante que hoy hacéis os ata de cara a vosotros mismos, a los hermanos y a Dios. Pero merece la pena si el resultado es ese hombre nuevo querido por Dios.


c) Liturgia del rito de adhesión y entrega del evangelio

En esta parte tiene lugar la decisión de integrarse plenamente en el catecumenado. Se trata de expresar ante la Iglesia la determinación de seguir el camino catecumenal con la ayuda de Dios y el apoyo de los hermanos.

Consta de los siguientes elementos:

13. Monición: Lectura. La monición introductoria nospresenta el sentido de esta parte: manifestar una decisión que nos va a comprometer.

14. Invocación comunitaria al Espíritu Santo: Lectura. El compromiso que se va a hacer es importante, y el camino a recorrer, difícil. Por eso es necesario contar con la asistencia del Espíritu Santo.

15. Primera adhesión: Lectura. Después de la monición que hace el sacerdote, se formulan varias preguntas. El sentido de las mismas es éste: 1) ver la disponibilidad; 2) manifestar que uno es consciente de aquello a lo que se compromete, es decir, que el catecumenado va a significar un cambio de mentalidad y de actitudes que debe plasmarse en la vida; 3) renunciar a todo lo que se oponga al proceso desde fuera; 4) confesar la conciencia de Iglesia, es decir, la comunión con todos los creyentes, superando el peligro de convertirse en guetos o de caer en la vanidad de creerse los mejores; 5) comprometerse a luchar contra las dificultades de dentro (las propias del proceso que se va a seguir: el cansancio, el miedo a las exigencias que se vayan planteando y el no entrar a fondo) y a aceptar que Dios vaya tomando posesión de nosotros; 6) finalmente, manifestar la decisión de formar una comunidad en la cual se va a intentar atender a dos polos: Dios y los hermanos, es decir, oración y diálogo fraterno, lectura de la Biblia y comunicación de vivencias, descubrimiento de la voluntad de Dios y análisis de la vida de los hombres.

Termina con una oración en la que el sacerdote da gracias a Dios porque ha conducido a los catequizandos hasta esta importante decisión y se le pide que complete en ellos el proceso. A esta oración se responde con una aclamación, hecha primero por el cantor y luego repetida por todos.

16. Rito de entrega del evangelio: Lectura de la monición. Esta monición nos introduce en la entrega de la Biblia. El sentido de este rito es el siguiente: una vez manifestada la decisión de entrar en el catecumenado, la Iglesia nos entrega lo que será el instrumento principal en la búsqueda de la voluntad de Dios sobre nosotros. El saludo de la paz que da el sacerdote y que se intercambia con los hermanos trata de expresar la incorporación a la comunidad.

17. Oración por los catequizandos: Lectura. Siguen las oraciones por los catequizandos con el rezo del padrenuestro.

18. Rito de conclusión: La celebración termina con la bendición del sacerdote, que desea a los catecúmenos la paz y el amor de Dios para ellos y para todos los que tienen a Jesús como salvador.
 


 

Tercera parte

Celebración

a) Rito de acogida

1. Monición

Hoy completamos un período de análisis de nuestra fe y de revisión de nuestras actitudes y de nuestra vida religiosa. Ahora nos encontramos reunidos para celebrar la integración al catecumenado.

En la etapa que ahora comienza habremos de purificar nuestra mentalidad y nuestra vida a la luz del evangelio y adaptarla a sus exigencias.

La palabra de Dios y los ritos de esta celebración van a explicarnos el sentido de este paso. Dispongámonos a participar activamente.


2. Canto de entrada
(de pie)

Somos un pueblo que camina

"Somos un pueblo que camina
y, juntos caminando, podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad.

Somos un pueblo que camina,
que marcha por el mundo
buscando otra ciudad.
Somos errantes peregrinos
en busca de un destino,
destino de unidad.
Siempre seremos caminantes,
pues sólo caminando podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristezas,
ciudad de eternidad.

Somos un pueblo que...

Danos valor para la lucha,
valor en las tristezas,
valor en nuestro afán.
Danos la luz de tu Palabra,
que guíe nuestros pasos
en este caminar.
Marcha, Señor, junto a nosotros,
pues sólo en tu presencia
podremos alcanzar
otra ciudad que no se acaba,
sin penas ni tristeza,
ciudad de eternidad.

Somos un pueblo que..."

(En VICENTE MATEU, Un pueblo que camina, Paz, Madrid 1982, 56; cf también CLN, núm. 719).

 

3. Saludo e invitación a la oración (sacerdote-presidente)

P. A todos los predilectos de Dios, miembros de esta incipiente comunidad de N.N., llamados y consagrados, con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesús como su Señor y nuestro Señor, os deseo el favor y la paz de Dios nuestro Padre y de Jesucristo nuestro Salvador.

T. Que el Señor te conceda su paz y su favor. Amén.

P. Comencemos elevando a Dios nuestra mente y nuestro corazón para que esta celebración se desarrolle bajo la fuerza del Espíritu (pausa de silencio).

Oración: Oh Dios, origen, camino y meta de todo hombre, que nos enriqueces con el don de tu Palabra y el conocimiento de tus designios, asístenos con tu gracia para que sepamos a qué nos llamas y nos entreguemos a ti de todo corazón. Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo, Jesucristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

T. Amén.


b) Liturgia de la Palabra

4. Monición (sentados)

Con Abrahán empieza en la Historia de la Salvación la serie interminable de llamadas que Dios dirige al hombre. Su proyecto salvador se va realizando gracias a la respuesta obediente y generosa de hombres que han sabido dar un sí sin condiciones. Aquí y ahora la vocación de Abrahán, ocurrida hace más de tres mil 'quinientos años, es revisada por nosotros.

Abramos nuestra mente y nuestro corazón para que la palabra de Dios nos ilumine y nos transforme.


5. Primera lectura

Gén 12,19. Silencio.


6. Canto interleccional

El Señor es mi fuerza

El Señor es mi fuerza, mi roca y salvación.

"Tú me guías por sendas de justicia,
me enseñas la verdad.
Tú me das el valor para la lucha,
sin miedo avanzaré.

El Señor es mi fuerza...

Iluminas las sendas de mi vida,
al mundo das la luz.
Aunque pase por valles de tinieblas,
yo nunca temeré.

El Señor es mi fuerza...

Yo confío el destino de mi vida
al Dios de mi salud.
A los pobres enseñas el camino,
su escudo eres tú".

(En José ArrroNlo ESPINOSA, El Señor es mi fuerza, Apostolado de la Prensa, Madrid 1971, 1819; cf también CLN, núm. 717).


7. Monición

También nosotros hemos sido elegidos y llamados. El bautismo, nuestro bautismo, es un comienzo de amor incluso cuando el amado es incapaz de reconocerlo. Pero el bautismo es ante todo una incorporación a Cristo muerto y resúcitado. Para san Pablo el bautismo es un hombre nuevo, hecho a la medida del amor de Dios. Escuchemos cómo es esa criatura nueva que surge de las aguas del bautismo.


8. Segunda lectura

Rom 6,114. Silencio.


9. Canto interleccional

Hombres nuevos

"Danos un corazón grande para amar.
Danos un corazón fuerte para luchar.
Hombres nuevos, creadores de la historia,
constructores de nueva humanidad.
Hombres nuevos que viven la existencia
como riesgo de un largo caminar.

Danos un corazón...

Hombres nuevos, luchando en esperanza,
caminantes, sedientos de verdad.
Hombres nuevos, sin frenos ni cadenas,
hombres libres que exigen libertad.

Danos un corazón...

Hombres nuevos, amando sin fronteras,
por encima de razas y lugar.
Hombres nuevos, al lado de los pobres,
compartiendo con ellos techo y pan.

Danos un corazón..."

(En .Tose ANTONIO ESPINOSA, Canciones del hombre nuevo, Apostolado de la Prensa, Madrid 1971, 1216; cf también CLN núm. 718).


10. Monición

El camino hacia el reino de los cielos pasa por el nuevo nacimiento. Juan nos presenta a Nicodemo sorprendido por una exigencia tan extraña. Pero la respuesta de Cristo es clara y radical: el que no nace de nuevo no puede entrar en el reino de Dios. Las palabras del Señor se nos dirigen hoy a nosotros: nos iluminan en nuestro camino y nos interrogan sobre la generosidad de nuestra entrega.


11. Lectura del evangelio
Jn 3,121. El evangelio se proclama de pie.

 
12. Homilía

Después de la homilía del sacerdote, durante la cual todos permanecen sentados, los participantes pueden expresar su vivencia y los descubrimientos a que ha llevado la meditación de la palabra de Dios.

 

c) Liturgia del rito de adhesión

 
13. Monición

Después de escuchar la palabra de Dios, que nos llama a iniciar una vida nueva, naciendo de nuevo según el modelo que tenemos en Cristo, pasamos a la segunda parte de esta celebración, en la que hemos de manifestar nuestro deseo y decisión de responder a esta llamada, aceptando las exigencias que vayamos descubriendo en la etapa catecumenal que ahora empieza.    Nos ponemos de pie.

 
14. Invocación comunitaria al Espíritu Santo

P. Hermanos, como introducción a la oración comunitaria, oremos un momento en silencio, rogando al Espíritu que nos asista en esta importante decisión de seguir por el camino de búsqueda y descubrimiento de Cristo, el Señor. Nos ponemos de rodillas.

(Todos de rodillas, oran en silencio).

P. Ahora, juntos rezamos el himno al Espíritu Santo. Nos ponemos de pie.

(Puede hacerse recitando el himno a dos coros, o bien puede recitarlo un lector e ir intercalando entre las estrofas la aclamación cantada: "Oh Señor, envía tu Espíritu que renueve la .faz de la tierra").

"Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don en tus dones espléndido,
luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado
cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía,
sana el. corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno. Amén".

(Himno de Vísperas de los Elementos comunes para el tiempo pascual después de la solemnidad de la Ascensión del Señor, en Liturgia de las Horas II).


15.
Primera adhesión

P. Dios ilumina a todo hombre que viene a este mundo y le manifiesta lo que permaneció invisible desde la creación del mundo para que aprenda a dar gracias y a alabar a su creador. Ante vosotros, que os habéis acercado atraídos por esa luz, se abre ahora el camino del evangelio, para que, apoyándoos en la fe, conozcáis al Dios vivo, caminéis en la luz de Cristo, confiéis en su sabiduría y pongáis vuestra vida en sus manos cada día, creyendo en El de todo corazón. Este es el camino de la fe por el que Cristo os conducirá en la caridad para que tengáis vida eterna.

P. ¿Estáis, pues, dispuestos a empezar hoy, guiados por El, ese camino?

T. Estamos dispuestos.

P. ¿Sois conscientes de que esto va a suponer para vosotros un cambio de mentalidad y de actitudes que ha de plasmarse en un cambio de vida conforme a las exigencias del evangelio?

T. Somos conscientes.

P. ¿Renunciáis a todo lo que se oponga a esta llamada desde vosotros mismos, desde quienes os rodean y desde el ambiente, como puede ser el orgullo y la ambición, el materialismo y todo tipo de pecado?

T. Sí, renunciamos.

P. ¿Creéis que la Iglesia es una, con muchos miembros, y que la forman todos los que invocan a Jesús como único Señor y Salvador, Dios y Hombre?

T. Sí, lo creemos.

P. ¿Os comprometéis a luchar contra las dificultades del camino como son el cansancio, el miedo a las exigencias y la superficialidad, y a recorrerlo superando vuestro orgullo y aceptando con alegría que Dios vaya adquiriendo el señorío de cada aspecto de vuestra vida y de vuestra persona?

T. Sí, nos comprometemos.

P. ¿Queréis, por tanto, formar una comunidad de creyentes que, en diálogo con Dios y entre sí, escuchando su Palabra y escuchándoos unos a otros, atendiendo al plan de Dios y a la vida de los hombres, tratará de descubrir su designio y de vivir conforme a él?

T. Sí, queremos.

Los catequizandos se ponen de rodillas, y el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

P. Te damos gracias, Padre clementísimo, por estos siervos tuyos que te han buscado a ti, a quienes has conducido e impulsado de muchas maneras y que hoy responden a tu llamada. (Extendiendo las manos sobre los catecúmenos.) Recíbelos con amor "y concédeles tu Espíritu para que, renovados por la fuerza de tu Palabra, lleguen con tu gracia a ser plenamente conformes con tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

Cantor: Gloria, honor a ti, Señor Jesús.

Todos: Gloria, honor a ti, Señor Jesús.


16. Rito de entrega del evangelio

Monición (sentados): Es cristiano el hombre que, habiendo oído la llamada de Dios, trata de responder a ella según el camino trazado por Jesús de Nazaret. Para esto es necesario conocer su persona, su vida y su obra. Los evangelios que ahora la Iglesia os entrega son el testimonio de quienes le conocieron y amaron mientras vivió aquí, en la tierra, y se entregaron completamente a El y a la extensión de su mensaje una vez constituido Señor por la ascensión al cielo. Junto con los evangelios se os entrega el Antiguo Testamento que recoge la experiencia del pueblo de Israel y otros escritos del Nuevo Testamento en los cuales aparece la reflexión de la primera comunidad cristiana sobre el misterio de Cristo.

La lectura personal y la meditación íntima de los mismos os ayudarán mejor a conocer y amar más al Señor Jesús.

Pero la palabra de Dios sólo adquiere su máximo sentido cuando es leída y meditada en el seno de la comunidad cristiana. La lectura personal debe ir acompañada de la proclamación pública y la meditación íntima, del diálogo fraterno. Por eso a la entrega de La Santa Biblia sigue el intercambio del signo de la paz, el abrazo a los hermanos con los cuales se va a caminar.

Los catequizandos se acercan uno a uno y reciben La Santa Biblia de manos del sacerdote, que les dice:

P. Recibe el evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios, y vive conforme a él.

C. Amén.

Al recibirla, el catequizando besa La Santa Biblia. Luego el sacerdote le da el abrazo de la paz. Mientras tanto se canta:

Tu Palabra me da vida

"Tu Palabra me da vida,
confío en ti, Señor;
tu Palabra es eterna,
en ella esperaré.

Dichoso el que con vida intachable
camina en la ley del Señor.

Dichoso el que guardando sus preceptos
lo busca de todo corazón.

Tu Palabra...

Postrada en el polvo está mi alma;
devuélvame la vida tu Palabra.
Mi alma está llena de tristeza;
consuélame, Señor, con tus promesas.

Tu Palabra...

Escogí el camino verdadero
y he tenido presente tus decretos.
Correré por el camino del Señor
cuando me hayas ensanchado el corazón.

Tu Palabra...

Este es mi consuelo en la tristeza:
sentir que tu Palabra me da vida.
Por las noches me acuerdo de tu nombre,
recorriendo tu camino dame vida.

Tu Palabra...

Repleta está la tierra de tu gracia;
enséñame, Señor, tus decretos.
Mi herencia son tus mandatos,
alegría de nuestro corazón.

Tu Palabra..."

(En JOSÉ ANTONIO ESPINOSA, El Señor es mi fuerza, Apostolado de la Prensa, Madrid 1971, 6668; cf también CLN, núm. 523).


17. Oración por los catequizandos (de pie)

P. Oremos, hermanos, dando gracias a Dios por el amor con que nos ha conducido hasta este día y pidamos que podáis recorrer el camino que os queda para participar plenamente en la vida de Cristo.

L. Para que Dios, Padre celestial, nos revele cada día más profundamente a su Hijo Jesucristo. Roguemos al Señor...

L. Para que abracemos con corazón magnánimo la entera voluntad de Dios. Roguemos al Señor...

L. Para que prosigamos su camino sostenidos por el auxilio de la gracia y el apoyo de los hermanos. Roguemos al Señor...

L. Para que esta comunidad viva la unión de los corazones y el amor desbordante. Roguemos al Señor...

L. Para que nuestros corazones se conmuevan profundamente ante los problemas de los hombres... Roguemos al Señor...

        L. Para que...

P. Invoquemos a Dios, nuestro Padre, con las mismas palabras con que nos enseñó a hacerlo el Señor.

T. Padre nuestro...

P. Oremos: Oh Dios, omnipotente y eterno, Padre de todas las criaturas, que has creado al hombre a tu imagen, recibe con amor a estos siervos tuyos y concédeles que, ya que oyeron entre nosotros la palabra de Cristo y fueron renovados con su virtud, lleguen por tu gracia a la plena conformidad con tu hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.

T. Amén.

 

d) Rito de conclusión

18.

P. El Señor esté con vosotros.

T. Y con tu espíritu.

P. Que Dios, nuestro Padre, y el Señor Jesús con el Espíritu os concedan con la fe la paz y el amor; que su favor acompañe a todos los que aman a Jesús el Mesías sin desfallecer.

T. Amén.

P. La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre vosotros. T. Amén.

P. Id en paz y que el Señor os acompañe siempre.

Finalmente, si el catequista lo cree conveniente, se canta una canción conclusiva. Proponemos Quiero decirte que sí, de Cesáreo Gabarain, grabada en Ediciones Paulinas dentro del disco La fuerza del Espíritu.

 

Quiero decirte que sí

"Yo siento tu voz muy dentro de mí,
diciéndome: `Ven, sígueme'.
Con gozo te doy las gracias, Jesús,
y quiero decirte que sí.

Sabiendo que Tú me llamas, Señor,
quiero decirte que sí.
Con mis hermanos y en libertad,
quiero decirte que sí (bis).

Seguirte será una fiesta feliz,
la fiesta de la amistad.
Viviendo más en Iglesia, Jesús,
yo quiero decirte que sí.

Acepto mi compromiso de amor.
Estoy seguro de ti.
Abriéndome a todo el mundo,
Jesús, yo quiero decirte que sí.

Yo siento tu voz muy dentro de mí
diciéndome: `Ven, sígueme'.
Con gozo te doy la gracias, Jesús,
y quiero decirte que sí".