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Salmos
de
confianza
en Dios


 

CATEQUISTA-AUDIO   - TEMA EN PPS


Texto: Salmos   23; 62; 118

Palabra central: CONFIANZA

 

1. Presentación

Hoy vamos a cambiar el estilo de la catequesis. En vez de contar una historia y procurar entender su mensaje, vamos directamente a rezar. Orar es dialogar con Dios, sabiendo que él es siempre bueno, que nos quiere muchísimo y que continuamente intenta ayudarnos para que seamos felices, si es que realmente le damos permiso para entrar en nosotros.

Hay muchas maneras de hablar con Dios. Podemos conversar con él sobre los temas propios de nuestra vida, todo lo que nos preocupa y lo que nos anima, nuestros dolores y nuestras esperanzas.

A lo largo de esta catequesis bíblica hemos ido descubriendo poco a poco el rostro cercano y amable de Dios; y nos vamos apartando de los rostros airados y castigadores de los ídolos. Hoy queremos rezar con la Biblia algunos salmos de confianza en Dios.

Los catequista deben seleccionar de antemano los salmos y los versículos que van a ver, según sean sus catequizandos. Cada participante en la catequesis irá rezando un versículo de cada salmo, y a continuación todos los presentes repiten, frase por frase, cada versículo. Al acabar un salmo, lo comentamos entre todos, diciendo cuál es la frase que más nos ha gustado.  Y así podemos rezar varios salmos, según el tiempo que tengamos.

Lo importante es que experimentemos la alegría de sentir a Dios tan cerca, tan comprensivo, tan mamá...  Sabiendo que él busca siempre nuestra felicidad. Y nosotros, ante su amor sin límites, nos mostramos sinceramente agradecidos y confiados.

Pero tener confianza en Dios no quiere decir que podemos esperarlo todo de él sin hacer nosotros nada. Dios no es paternalista, que hace en lugar nuestro lo que nosotros deberíamos hacer; eso sería fomentar nuestra irresponsabilidad.

Tampoco esperemos cada rato “milagros” de Dios. Él respeta las leyes de la Naturaleza, que él mismo ha creado; y respeta también nuestro libre albedrío, o sea, nuestra libertad. A lo que está dispuesto a ayudarnos es a que aprendamos a hacer las cosas por nosotros mismos, cada vez con mayor responsabilidad.

Es muy importante que aclaremos de quién nos fiamos. Pues puede ser que dirijamos nuestras oraciones a dioses falsos, inventados por nosotros o por nuestra sociedad.

No podemos rezar a dioses que no existen. Sería como hablar por un teléfono que no tiene línea. Es perder el tiempo querer pedir algo a un Dios tarado, injusto, cruel, lejano, sencillamente porque no existe… Él no es dictador, ni de una raza o nación. Jamás será enemigo de la gente, o del progreso humano. No es vengativo, ni castigador. No es cuadriculado, ni metiche, ni supersticioso.

Dios es amor, verdad, justicia, libertad, belleza… Es cercano y comprensivo, siempre dispuesto a ayudarnos para que seamos personas felices. Su alegría es nuestra felicidad.

Él es plenitud de amor. Es todopoderoso sólo en el amor… Nosotros estamos llamados por él a crecer sin medida en el amor, como él. Nuestra capacidad de amor es nuestra fuerza más poderosa. Y el gran milagro que Dios siempre quiere realizar en nosotros es ayudarnos a crecer en el amor, en todas las dimensiones y sin fin…

2. Reflexionar sobre los salmos

Lo más importante en esta catequesis es el rezo mismo de los salmos, realizado con tranquilidad. Si sobra tiempo, podemos realizar las siguientes reflexiones:

a)     ¿Cuándo rezamos, cómo nos imaginamos que es Dios? ¿Lo vemos como juez castigador o como papá cariñoso? ¿Distraído o atento? ¿Enojado o sonriente?

b)     ¿Qué nos enseñan estos salmos sobre la manera de ser y comportarse Dios?

c)     Intentemos resumir qué es lo que entendemos por confianza en Dios. ¿Cuándo la confianza es falsa y no sirve para nada, y cuándo es auténtica?

d)     ¿Cómo debemos comportarnos de forma que los demás vean nuestra confianza en Dios?

3. Resumimos el mensaje repitiendo algunos la frase de confianza en Dios que más nos ha gustado entre los salmos elegidos.

4. Cantamos: “El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar”...