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Dios llama al joven Jeremías para que sea
su profeta

 

 

 

CATEQUISTA-AUDIO   - TEMA EN PPS

Texto: Jer 1,4-10; 20,7-9

Palabra central: DIOS LLAMA

 


1. Leer el texto y contarlo.

2. Aclaraciones sobre los textos

En el siglo sexto antes de Cristo la situación mundial era muy complicada, pues tres potencias luchaban por adueñarse de todo: Asiria, Babilonia y Egipto. Y dentro de Judá había grupos políticos opuestos que esperaban la ayuda de parte de alguna de estas potencias mundiales.

Tendría Jeremías unos 17 años cuando sintió la llamada de Dios. Él se siente incapaz, pues es joven e inexperto, pero Yavé le insiste con fuerza, y él se deja por fin “seducir” por Dios, aunque medio a la fuerza. “No les tengas miedo, pues estaré contigo para protegerte. Pongo mis palabras en tu boca...

Él experimenta siempre la fidelidad cariñosa y la fortaleza de Dios, que destruye su timidez: “Hago de ti una fortaleza, un pilar de hierro y un muro de bronce”  (1,18).

Dios lo llama para ser su profeta, hombre experimentado en las cosas de Dios y en los problemas del pueblo. Tiene que arrancar lo malo y sembrar lo bueno, destruir y construir. Anunciar el rostro verdadero de Dios, que siempre da esperanzas; y denunciar sus falsos rostros, que siempre llevan a crueles injusticias. Con gran valentía, hace entender a su pueblo las actitudes que deben tomar ante aquel mundo convulsionado. Directamente se mete en política, apoyando lo bueno del rey Josías y denunciando después las injusticias de sus sucesores Joaquín y Sedecías. Les insiste en que si conocen de veras a Dios deben practicar la justicia (22,13-17). 

Jeremías no sólo combate a los gobernantes. Denuncia también al pueblo: a los que apoyan las mentiras y los robos de los poderosos (5,31).  “Ustedes son hijos tontos y sin inteligencia, que saben hacer el mal, pero no el bien” (4,22). Se portan como burra salvaje (2,24). “Es la mentira y no la verdad lo que prevalece en este país. Van de crimen en crimen...” (9,2). Lo primero que pide al pueblo es que reconozcan sus culpas y cambien de actitudes (3,12).

Jeremías sufrió muchas incomprensiones, calumnias y malos tratos. Varias veces quisieron matarlo. Por eso entró con frecuencia en crisis. Pero siempre fue sincero con Dios, contándole todos sus problemas. Y por eso sintió la comprensión y la ayuda de Dios.  Él es modelo del joven que dialoga con Dios con toda sinceridad. Hasta discute con Dios (12,1; 14,8). Pero la amargura de sus problemas recibe siempre la dulzura de los consuelos de Dios.

3. Dialogar sobre el texto

a)     ¿En qué se parecen los problemas de entonces a los problemas que tenemos hoy? Se podría analizar en grupos el capítulo 2, comparándolo con nuestra realidad actual.

b)     ¿Cómo comprendemos, a la luz de estos textos, la misericordia de Dios?

c)     ¿Por qué Dios es tan exigente y tan comprensivo con Jeremías? ¿Sentimos también así nosotros a Dios?

d)     ¿Qué será lo que Dios pide a los jóvenes de hoy día? ¿Puede ser que me esté llamando a mí para que sea su profeta?

e)     ¿Qué es lo que tenemos que destruir y qué es lo que debemos construir? ¿Qué tendríamos que hacer y decir para poder ser buenos profetas?

4. Orar el mensaje:

·         Vemos que para ser profeta hace falta conocer bien a Dios y conocer igualmente los problemas de nuestro pueblo.

·         Aceptamos que si seguimos de cerca de Dios, tendremos problemas con los poderosos.

·         Perdón, Señor, porque muchas veces tenemos miedo de las tareas que nos puedes pedir.

·         Enciende tu fuego, Señor, en mi corazón, de forma que nunca más lo pueda ya apagar.

·         Gracias porque está con nosotros como poderoso defensor.

·         Bendito seas porque saber comprendernos y perdonarnos.

5 Despedida con el canto del profeta Jeremías: Antes que te formaras…