ÍNDICE
Prefacio
Introducción
A.
Necesidad de una formación ecuménica de todos los fieles
B.
Formación ecuménica de los estudiantes de teología, de los seminaristas y de
los futuros agentes de pastoral
I.
Condiciones necesarias para dar una dimensión ecuménica cada una de las
materias de la formación teológica
A.
Elementos claves para asegurar la dimensión ecuménica de cada disciplina teológica
B.
Metodología ecuménica para las disciplinas teológicas
C.
Recomendaciones prácticas
II.
Enseñanza específicamente ecuménica
A.
Contenido para una introducción general al ecumenismo
B.
Argumentos que deben ser tratados de modo particular
C.
Notas sobre los textos y manuales de ecumenismo
D.
Otras recomendaciones
Pontificio Consejo para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos
LA DIMENSIÓN ECUMÉNICA
EN LA FORMACIÓN
DE QUIENES TRABAJAN
EN EL MINISTERIO PASTORAL
PREFACIO
El
25 de marzo de 1993, Su Santidad el Papa Juan Pablo II aprobó la versión
revisada del Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el
ecumenismo, confirmándolo de su autoridad y ordenando su publicación.
Una
de las principales preocupaciones del Directorio es la formación ecuménica en
los seminarios y en las facultades de teología. Por tanto, se decidió que la
Asamblea plenaria de 1995 del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad
de los Cristianos estudiaría y haría más explícitos los principios y las
recomendaciones fijadas en el Directorio. Para preparar el debate en la Asamblea
plenaria, una consulta de especialistas encargados de la enseñanza de
diferentes disciplinas teológicas en seminarios y facultades de teología
condujo a la elaboración de dos proyectos de documento: el primero referente a
la dimensión de la formación ecuménica de las personas comprometidas en la
actividad pastoral, el segundo trazaba, a grandes rasgos, los contenidos de un
curso especializado sobre ecumenismo.
La
Asamblea plenaria de 1995 dedicó gran parte de su tiempo al examen de estas
propuestas y sugerencias en vista de su enmienda. Los obispos recomendaron de
modo particular que se produjese un solo texto integrando el contenido de los
dos proyectos. Esta reelaboración fue hecha durante la Asamblea lo que permitió
que, al final de la misma, fuese examinado y aprobado su contenido. El
Pontificio Consejo fue encargado de preparar la publicación de este documento
que fue igualmente sometido a las Congregaciones para la Doctrina de la Fe y
para la Enseñanza Católica desde su preparación.
Con
ocasión de la Audiencia que concluyó la Asamblea plenaria, el Santo Padre
subrayó la importancia del trabajo que permitió llegar a la redacción de este
texto:
«
Vosotros habéis estudiado de modo particular el problema de la formación ecuménica
en los seminarios y facultades de teología, problema que constituye una de las
principales preocupaciones del Directorio. Habéis querido hacerlo de una manera
concreta y moderna, con base en las exigencias de las ciencias de la educación,
exigencias que no pueden limitarse a un simple curso informativo acerca del
movimiento ecuménico. Espero que las directrices prácticas que habéis
mencionado, gracias al método interdisciplinar y mediante la cooperación
interconfesional, permitirán integrar la dimensión ecuménica en la enseñanza
de las diferentes disciplinas ».
El
Santo Padre agregó que esta formación « es un reto esencial para el
desarrollo de la investigación ecuménica, para su promoción en los Institutos
de formación y para la vida pastoral ».
El
texto es pues un documento de estudio que retoma el contenido del Directorio
ecuménico y lo explicita aún más. Se dirige a los responsables de la formación
teológica y pastoral para que puedan asegurar que en el futuro quienes estarán
empeñados en la pastoral, así como los profesores de teología, reciban una
formación ecuménica adecuada. De este modo estarán mejor preparados para
responder a las exigencias de la vida de la Iglesia hoy.
Cardenal Edward Idris Cassidy
Presidente
+
Pierre Duprey
Obispo titulair de Thibar
Secretario
INTRODUCCIÓN
[1]
El Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el ecumenismo
insiste en la dimensión ecuménica, que debe estar plenamente presente en todos
los ambientes propicios a la formación y en todos los medios de formación. (1)
El presente documento, del Pontificio Consejo para la promoción de la Unidad de
los Cristianos, está dirigido a cada uno de los Obispos, a los Sínodos de las
Iglesias orientales católicas y a las Conferencias episcopales, y también a
aquellas personas que tienen una particular responsabilidad en la formación
para el ministerio pastoral. Su finalidad es ayudarles a cumplir su deber en los
planos local, nacional y regional, (2) en conformidad con los principios
generales contenidos en el Decreto del Vaticano II sobre el ecumenismo Unitatis
redintegratio (1964), el Directorio (1993) y la Encíclica Ut unum
sint (1995). Las directrices contenidas en este documento subrayan la
necesidad de una formación ecuménica para todos aquellos que creen en Cristo.
E insisten, sobre todo, en las condiciones necesarias para una buena formación
ecuménica de quienes se preparan para la labor pastoral, sea como ministros
ordenados o no, recomendando de modo particular que los estudios teológicos
tengan la dimensión ecuménica requerida. El objetivo de este documento es
explicitar lo que en este sentido exige el Directorio, particularmente en
el capítulo III; por tanto, debe leerse haciendo referencia a las citaciones
hechas en las notas de pié de página.
[2]
« La preocupación por el restablecimiento de la unión atañe a la Iglesia
entera tanto a los fieles como a los pastores; y afecta a cada uno según su
propia capacidad, ya sea en la vida cristiana ordinaria o en las investigaciones
teológicas e históricas ».(3)
El
Concilio Vaticano II enseña que el restablecimiento de la plena comunión
visible entre todos los cristianos es voluntad de Cristo y que es esencial para
la vida de la Iglesia católica. Es deber de todos, tanto de los laicos como de
los ministros ordenados: « Todos los fieles están llamados a comprometerse en
promover una comunión creciente con los otros cristianos ».(4) « El
compromiso ecuménico es un imperativo de la conciencia cristiana iluminada por
la fe y guiada por la caridad ».(5) Esto exige de parte de todos la conversión
del corazón y la participación en la renovación de la Iglesia.
Consecuentemente, la formación ecuménica es esencial para que cada persona
pueda prepararse para contribuir al trabajo por la unidad. « Dicha formación
trata de que todos los cristianos estén animados por el espíritu ecuménico,
sean las que fueren su misión y su función particulares en el mundo y en la
sociedad ». (6) Un cambio en los comportamientos y una cierta flexibilidad en
los métodos son entonces necesarios para ayudar a formar este espíritu ecuménico.
A.
Necesidad de una formación ecuménica de todos los fieles
[3]
La formación cristiana es necesaria a todos los niveles y en todos los momentos
de la vida cristiana, por eso es menester pensar en el modo de asegurar la
dimensión ecuménica en los diferentes tipos de formación. Es igualmente
indispensable que aquellos que tienen una importante responsabilidad en la
animación de una tal formación hayan gozado de una formación ecuménica
profunda. Se piensa principalmente en los pastores, en los miembros de los
Institutos de vida consagrada y de las Sociedades de vida apostólica, en los
catequistas y en todas las personas directamente comprometidas en la enseñanza
religiosa, así como en los responsables de los nuevos movimientos y de las
comunidades eclesiales.
[4]
Entre los principales medios de formación, el Directorio señala la
escucha de la Palabra de Dios y su estudio, la predicación, la catequesis, la
liturgia y la vida espiritual. Ninguno de estos medios sería completo si no
contribuye igualmente a formar un espíritu ecuménico. El Directorio ofrece
indicaciones en lo que respecta a las implicaciones de lo anterior. (7)
[5]
La misma atención hay que prestar a las exigencias propias de los ámbitos,
mencionados por el Directorio, en los que la formación tiene lugar, en
concreto la familia, la parroquia, la escuela, los diferentes movimientos,
grupos, asociaciones y movimientos . (8) Recomienda, por ejemplo, que la educación
religiosa en todas las la escuelas y a todos los niveles tenga una dimensión
ecuménica, y que aspire a educar el corazón y el espíritu de los jóvenes en
las actitudes humanas y religiosas que favorecerán la búsqueda de la unidad de
los cristianos. (9)
B.
Formación ecuménica de los estudiantes de teología, de los seminaristas y de
los futuros agentes de pastoral
[6]
Las sugerencias dadas a continuación, tienen como finalidad animar a una
formación ecuménica más profunda de los candidatos al ministerio ordenado y
de los estudiantes de teología, durante los años de seminario o durante su
formación teológica. El Directorio subraya además que estos principios
deben ser adaptados según el caso a otras personas comprometidas en la
actividad pastoral. (10)
[7]
« Las relaciones ecuménicas constituyen una realidad compleja y delicada que
conlleva todo al mismo tiempo, el estudio y el diálogo teológico,los contactos
y las relaciones fraternas, la oración y la colaboración práctica. Tenemos
que movernos en todos estos terrenos. Limitarse a alguno o a uno de ellos y
abandonar los demás no nos llevaría a ningún resultado. Esta visión global
de la acción ecuménica debe estar siempre presente en el espíritu cuando
presentamos y explicamos nuestro compromiso ».(11) Por ello consideramos útil
llamar la atención acerca de algunas consideraciones de carácter general
relativas a la formación y que son importantes con miras a realizar una tal
tarea:
a)
Teniendo en cuenta los diversos niveles de la formación ecuménica, que prepara
para trabajar en los diferentes campos apenas mencionados, esta debe no
solamente transmitir nociones sino que también debe motivar y animar a la conversión
y al compromiso ecuménico de los que de ella se beneficien. Debe
asimismo reforzar el espíritu de fe, que reconoce que el ecumenismo « excede
las fuerzas y la capacidad humanas ».(12)
b)
El Directorio evoca la exigencia de una pedagogía adaptada « a
las situaciones concretas de la vida de las personas y de los grupos ». (13)
Deberán aplicarse, por tanto, todos los métodos apropiados, tanto inductivos
como deductivos.
c)
Si bien es cierto que la formación doctrinal ocupa un puesto central en
la formación ecuménica, también deberán ser tratados los temas espirituales,
pastorales y éticos.
d)
Toda formación doctrinal sobre el ecumenismo debe tener en cuenta el contexto
en el cual se imparte. Deberá atenerse de modo particular a la situación ecuménica
particular y a las exigencias pastorales específicas del país o de la región.(14)
[8]
Los modelos, las estructuras, que también comprende la duración de los
programas de teología destinados a los estudiantes varían considerablemente de
un país a otro. Por lo mismo, las facultades de teología, los seminarios, los
noviciados de las órdenes religiosas, así como los otros institutos
pastorales, teológicos, o catequéticos funcionarán según las propias
posibilidades y en función de sus obligaciones. No es ni realizable ni deseable
tratar de llegar a un proyecto único que sirva para todo programa de formación.
Sin embargo, los siguientes dos capítulos contienen importantes orientaciones
con miras a la aplicación de las normas del Directorio en lo que
respecta a la dimensión ecuménica en la enseñanza de cada disciplina teológica
y en cuanto a la enseñanza específica del ecumenismo.
I. CONDICIONES NECESARIAS PARA
DAR
UNA DIMENSION ECUMENICA A CADA UNA DE
LAS MATERIAS DE LA FORMACION TEOLOGICA
[9]
El ecumenismo debe estar plenamente integrado en la formación teológica de las
personas comprometidas en el ministerio pastoral con el fin de ayudarlas a
conseguir « una actitud auténticamente ecuménica ». (15) El Directorio
pide que sea creado un curso de introducción al ecumenismo.(16) Además, lo que
es más importante, el Directorio introduce una nueva recomendación:
pide reflexionar y establecer un plan para cada disciplina en modo tal de
asegurar una dimensión ecuménica en todas las materias enseñadas.(17)
Menciona algunos elementos clave para llegar a alcanzar esta finalidad y
proporciona consejos importantes para una metodología ecuménica de
base. Este capítulo se ocupa de estas cuestiones.
A.
Elementos claves para asegurar la dimensión ecuménica de cada disciplina teológica
[10]
El Directorio pide a los Sínodos de las Iglesias orientales católicas y
a las Conferencias episcopales que se aseguren de que los programas de estudios
confieran una dimensión ecuménica a cada materia.(18) La vida de fe y
la oración que esta suscita en nosotros, bajo la inspiración del Espíritu
Santo, indican la actitud con la cual hay que asumir cada tema: con el amor a la
verdad y con un espíritu de caridad y de humildad.(19) Esta actitud, que es el
fundamento de todo método de auténtico diálogo, es el contexto en que los elementos
clave sugeridos por el Directorio deben ser estudiados e integrados
en cada tema enseñado, con el fin de garantizar la necesaria dimensión ecuménica.
Estos elementos son: (20)
1.
la hermenéutica,
2. la jerarquía de verdades,
3. los frutos de los diálogos ecuménicos.
[11]
1. La hermenéutica es un medio de reflexión ecuménica necesario si se quiere
que los estudiantes aprendan a distinguir entre « el depósito de la fe » y el
modo como las verdades de fe son formuladas. (21) Se entiende aquí la hermenéutica
como el acto de interpretar y comunicar correctamente las verdades, que se
hallan en la Sagrada Escritura y en los documentos de la Iglesia: los textos litúrgicos,
las decisiones conciliares, los escritos de los Padres y de los Doctores, los
diferentes documentos provenientes de la enseñanza autorizada de la Iglesia, así
como los textos ecuménicos. Además, el diálogo ecuménico, que estimula a las
partes implicadas en el mismo a interrogarse, comprenderse y explicarse sus
posiciones mutuamente, puede ayudar a determinar si las diferentes formulaciones
teológicas son complementarias más bien que contradictorias y, por tanto, a
buscar expresiones de la fe (22) que sean recíprocamente aceptables y claras.
Esto ayuda a la creación de un lenguaje ecuménico común.
[12]
2. Para el Decreto Unitatis redintegratio, la Jerarquía de las verdades
es un criterio que los católicos deben seguir cuando exponen o comparan las
doctrinas.(23) La comprensión que la Iglesia católica tiene sobre la «
jerarquía de las verdades » ha sido desarrollada en algunos documentos
postconciliares. (24) Este tema también ha sido objeto de diálogo ecuménico.
(25) Además puede asumirse como criterio para la formación doctrinal en la
Iglesia y ser aplicado en distintos campos tales como la vida espiritual y las
devociones populares.
[13]
3. Los frutos de los diálogos (26) deben ser presentados de una manera general,
cada responsable de la enseñanza debe evaluar atentamente todos los resultados
que tengan relación con la materia de su competencia. Han de dedicar una atención
especial a las diferencias que hay en los documentos de acuerdo, por ejemplo
entre « divergencia » y « convergencia », « acuerdo parcial », « consenso
», « acuerdo pleno ». Una tal evaluación, suscitando nuevas intuiciones,
puede facilitar el proceso de recepción que es guiado por la enseñanza
autorizada de la Iglesia que es quien tiene la responsabilidad de pronunciar el
juicio final sobre las declaraciones ecuménicas. Las nuevas intuiciones que son
aceptadas, « entran en la vida de la Iglesia y renuevan, en cierto sentido, lo
que favorece la reconciliación con otras Iglesias y Comunidades eclesiales ».
(27) Esta misma evaluación contribuye a un « examen serio » — recomendado
por la Encíclica Ut unum sint y que implica a todo el pueblo de Dios
—, de modo que los resultados y las declaraciones de los diferentes diálogos
no se queden como afirmaciones de las comisiones bilaterales, sino que «
lleguen a ser patrimonio común. (28)
[14]
En la enseñanza de cada disciplina, se debe dedicar una atención especial a
otros factores que, no siendo de carácter estrictamente teológico, han
producido consecuencias ecuménicas considerables, por ejemplo en los factores
de orden cultural e histórico.
[15]
El Directorio da algunas indicaciones en lo que se refiere a los campos y
a la forma en la que se puede resaltar la dimensión ecuménica. (29) Ejemplos más
precisos se dejan para la reflexión de las personas directamente comprometidas
en la enseñanza de cada disciplina. De todos modos deben conjugarse, por un
lado, las exigencias del tema en cuestión, con las circunstancias del país o
de la región respectiva y de las comunidades cristianas allí presentes. No
obstante, el parágrafo 20 de este documento contiene recomendaciones
importantes en la tarea de animar la reflexión sobre aquello que ha sido apenas
expuesto.
B.
Metodología ecuménica para las disciplinas teológicas
[16]
El Directorio da importantes indicaciones para un método ecuménico
de base que puede aplicarse en la enseñanza de cada disciplina. (30) Un tal método
supone una presentación analítica de lo siguiente:
1.
Los elementos que tienen en común todos los cristianos,
2. los puntos de desacuerdo,
3. los resultados de los diálogos ecuménicos.
[17]
1. Elementos comunes a todos los cristianos. Se deberá subrayar la comunión
real que ya existe entre los cristianos, tal como se manifiesta en el respeto
por la Palabra viva de Dios, y en su común profesión de fe en Dios Trino y en
la acción redentora de Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Y que encuentra su
expresión en los diferentes credos que los cristianos tienen en común;
incluida asimismo en el único sacramento del bautismo, el cual constituye el vínculo
fundamental entre ellos; y les guía a todos hacia un destino común en el único
Reino de Dios. (31)
Mas
aún, cada Comunión conserva cuidadosamente, según lo que le es propio, « las
riquezas de liturgia, de espiritualidad y de doctrina » (32) que expresan esta
fe común.
Todo
esto puede ser puesto de relieve en el cuadro de una enseñanza determinada, lo
que permitirá que se aprecie más profundamente el misterio de la Iglesia, y
sobre todo que su unidad « se realiza en medio de una rica diversidad », y que
esta legítima diversidad es una dimensión de la catolicidad de la Iglesia.
(33)
[18]
2. Puntos de desacuerdo. En este contexto es posible discernir claramente los
puntos en los que existe un desacuerdo real y no sólo aparente y examinar estos
puntos de desacuerdo en la enseñanza de las diferentes disciplinas. (34)
[19]
3. Frutos de los diálogos ecuménicos. El método que se acaba de describir
constituye la base de la búsqueda realizada por los diferentes diálogos ecuménicos
actualmente existentes. (35) Consiguientemente, los resultados a los cuales
estos diálogos llegan deben ser objeto de una profunda explicación y deben ser
tenidos en cuenta en la enseñanza de cada una de las materias a las que hacen
referencia. Las orientaciones que se hallan en la Encíclica Ut unum sint
pueden facilitar esta presentación. (36)
C.
Recomendaciones prácticas
[20]
Poner en práctica las sugerencias de las secciones A y B es una tarea urgente
que se recomienda a las autoridades de las instituciones académicas y a sus
responsables. Ellos deben animar a los encargados de las específicas
disciplinas a proceder como lo indicamos a continuación. Esto podría hacerse
por medio de las reuniones convocadas regularmente al interno del cuerpo de
profesores y reagrupando, por ejemplo, los especialistas en Sagrada Escritura,
los profesores de teología dogmática, de moral, de liturgia, de historia de la
Iglesia, etc., para así:
a)
Examinar juntos los elementos necesarios para una enseñanza ecuménica
eficaz en los diferentes cursos académicos, y fomentar una integración
apropiada de la dimensión ecuménica a todos los niveles de estudio;
b)
desarrollar programas que tengan en cuenta tanto el nivel de formación
de los estudiantes, y de todo lo que es necesario para que ellos puedan
participar con provecho de los estudios ecuménicos;
c)
promover la colaboración y la coordinación entre los profesores de las
distintas disciplinas y de diferentes instituciones con el fin de llegar a una
enseñanza ecuménica interdisciplinar, como lo aconseja el Directorio;
(37)
d)
promover la cooperación, cuando se considera oportuno, con profesores de
otras Iglesias y Comunidades eclesiales invitándoles, por ejemplo, a presentar
sus propias tradiciones de la fe cristiana y su manera de vivirla; (38)
e)
preparar, para someter a la consideración de las autoridades eclesiásticas
y académicas, directorios u orientaciones propias para cada lugar adaptando
los principios de orden general y las normas a las situaciones concretas. (39)
[21] Por lo demás, las personas encargadas de los nombramientos en las facultades de teología y en los seminarios deben asegurarse que los profesores y los investigadores estén dispuestos a emplear el método ecuménico integrado en sus respectivas disciplinas.
.........................
(1)
Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Directorio
para la aplicación de los principios y normas sobre el ecumenismo, Comisión
episcopal de Relaciones Interconfesionales (CERI), Madrid 1993, cap. III.
(2)
Cf. Directorio, §§ 55 y 72.
(3)
Concilio Ecuménico Vaticano II, Decreto sobre el ecumenismoUnitatis
redintegratio [UR] BAC, Madrid 1993, 5.
(4)
Directorio, § 55.
(5)
Carta encíclica Ut unum sint del Papa Juan Pablo II sobre el compromiso
ecuménico [UUS], Ed. San Pablo, Madrid 1995, 8; cf. 6-9; 15-16.
(6)
Directorio, § 58.
(7)
Cf. ibid., § 59-64.
(8) Cf. ibid., §§ 65-69.
(9) Cf. ibid., § 68.
(10)
Cf. ibid., § 83.
(11)
Juan Pablo II, Discurso a la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la
promoción de la Unidad de los Cristianos [1 febrero 1991], Service
d'information [SI], 78, 1991/III-IV, 146. El Service d'information -
Information Service, Boletin oficial del Pontificio Consejo para la promoción
de la Unidad de los Cristianos, es publicado en francés e inglés. En este
documento se hace referencia a la edición francesa cada vez que se cita dicho
Boletín.
(12)
UR 24.
(13)
Directorio, § 56.
(14)
Cf. ibid., § 82.
(15)
Ibid., § 70.
(16)
Cf. ibid., §§ 79-81; ver más atrás el cap. II de este documento.
(17) Cf. ibid., §§ 72-78,
83-84.
(18) Cf. ibid., § 72.
(19)
Cf. UR 11, 24, UUS 36 y Directorio, § 180.
(20)
Cf. Directorio, §§ 74, 75, 78, 181-182.
(21)
Cf. ibid., § 181; ver también 74, 76a y UUS 38 y 81.
(22)
3 Cf. UUS 38, Directorio, § 74 y UR 17.
(23)
Cf. UR 11.
(24)
Cf. Secretariado para la Promoción de la Unidad de los Cristianos (luego
Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos), Reflexiones
y sugerencias respecto al diálogo ecuménico. Documento de trabajo a
disposición de las autoridades eclesiásticas para la aplicación concreta del
Decreto sobre el ecumenismo, SI 12, 1970IV, 5-11; cf. también Congregación
para la Doctrina de la Fe, Declaración Mysterium ecclesiae sobre la
doctrina católica concerniente a la Iglesia para precaver de los errores de
hoy, 1973, 4; cf. ademásDirectorio, § 75 y UUS 37.
(25)
Por ejemplo Grupo mixto de trabajo entre la Iglesia católica y el Consejo Ecuménico
de las Iglesias [GMT], Sexto Informe del Grupo mixto de trabajo y Anexo B: La
noción de jerarquía de verdades - Interpretación ecuménica, SI 74,
1990/III, 63 y 86-91. Una versión castellana se encuentra en: Enchiridion
Oecumenicum. Editado por Adolfo González Montes. Centro de Estudios
Orientales y Ecuménicos «Juan XXIII». Universidad Pontificia de Salamanca.
Tomo 2 (1993), 99-130; 149-159.
(26)
Cf. Directorio, §§ 178-182.
(27)
Ibid., § 182.
(28)
UUS 80; ver también 36-39, 80-81, y capítulo II passim.
(29)
Cf. Directorio, §§ 77-78.
(30)
Cf. ibid., §§ 76-78, 179-182.
(31)
Cf. UR 14, 22-23; cf. también Directorio, § 76a y UUS
47-49.
(32)
Directorio, § 76b.
(33)
Cf. ibid., §§ 16 y 76b.
(34)
Cf. ibid., § 76c y UUS 36-39.
(35)
Cf. Directorio §§ 172 y 178-182.
(36)
Cf. UUS 81.
(37)
Cf. Directorio, § 76.
(38)
Cf. ibid., §§ 81, 191-195; ver también § 91a.
(39) Cf. ibid., § 72.