3 LA NUEVA ERA 
Y LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA   

  

3.1. La Nueva Era como espiritualidad   

Los promotores de la Nueva Era la definen como una «nueva espiritualidad». Parece irónico llamarla « nueva » cuando tantas ideas están tomadas de las religiones y culturas antiguas. Lo realmente nuevo en la Nueva Era es la búsqueda consciente de una alternativa a la cultura occidental y a sus raíces religiosas judeocristianas. « Espiritualidad », en este sentido, indica la experiencia interior de armonía y unidad con la totalidad de la realidad, que sana los sentimientos de imperfección y finitud de toda persona humana. Las personas descubren su profunda conexión con la fuerza o energía universal sagrada que constituye el núcleo de toda vida. Cuando han llevado a cabo este descubrimiento, pueden emprender el camino hacia la perfección que les permitirá ordenar sus vidas y su relación con el mundo, y ocupar su propio puesto en el proceso universal del devenir y en la Nueva Génesis de un mundo en constante evolución. El resultado es una mística cósmica51 basada en la toma de conciencia de un universo rebosante de energías dinámicas. Así, la energía cósmica, la vibración, la luz, dios, el amor –incluso el Ser supremo– todo se refiere a la misma y única realidad, la fuente primaria presente en todo ser. 

Esta espiritualidad consta de dos elementos distintos: uno metafísico, otro psicológico. El componente metafísico procede de las raíces esotéricas y teosóficas de la Nueva Era y es básicamente una forma nueva de gnosis. El acceso a lo divino se produce por medio del conocimiento de los misterios escondidos, en la búsqueda individual de « lo real que hay detrás de lo que es sólo aparente, el origen más allá del tiempo, lo trascendente más allá de lo meramente fugaz, la tradición primordial detrás de la tradición meramente efímera, lo otro detrás del yo, la divinidad cósmica detrás del individuo encarnado ». La espiritualidad esotérica « es una investigación del Ser más allá de la separación de los seres, una especie de nostalgia de la unidad perdida ».52 

« Puede verse aquí la matriz gnóstica de la espiritualidad esotérica. Ésta es palpable cuando los hijos de Acuario buscan la Unidad Transcendente de las religiones. Tienden a escoger de las religiones históricas sólo el núcleo esotérico, del cual pretenden ser guardianes. En cierto modo niegan la historia y no aceptan que la espiritualidad pueda tener sus raíces en el tiempo o en ninguna institución. Jesús de Nazaret no es Dios, sino una de las muchas manifestaciones del Cristo cósmico y universal ».53 

El componente psicológico de este tipo de espiritualidad procede del encuentro entre la cultura esotérica y la psicología (cf. 2.3.2). La Nueva Era se convierte así en una experiencia de trasformación psico-espiritual personal, que se contempla como algo análogo a la experiencia religiosa, después de una crisis personal o una larga búsqueda espiritual. Para otros procede del uso de la meditación o de algún tipo de terapia, o de experiencias paranormales que alteran los estados de conciencia y proporcionan una penetración en la unidad de la realidad.54 

  

3.2. ¿Narcisismo espiritual?   

Diversos autores ven la espiritualidad de la Nueva Era como una especie de narcisismo espiritual o pseudo-misticismo. Es interesante notar que esta crítica ha sido formulada incluso por David Spangler, un importante exponente de la Nueva Era, que en sus últimas obras se distanció de los aspectos más esotéricos de esta corriente de pensamiento. 

Spangler escribió que en las formas más populares de la Nueva Era « los individuos y los grupos viven sus propias fantasías de aventura y poder, generalmente de forma ocultista o milenarista... La característica principal de este nivel es la adhesión a un mundo privado de satisfacción del ego y el consecuente alejamiento (aunque no siempre sea evidente) del mundo. En este nivel, la Nueva Era se ha visto poblada por seres extraños y exóticos, maestros, adeptos, extraterrestres. Es un lugar de poderes psíquicos y misterios ocultos, de conspiraciones y enseñanzas escondidas ».55 

En una obra posterior, David Spangler enumera lo que considera elementos negativos o « sombras » de la Nueva Era: « alienación del pasado en nombre del futuro; adhesión a la novedad por la novedad...; indiscriminación y falta de discernimiento en nombre de la totalidad y de la comunión, de donde la incapacidad para entender o respetar el papel de los límites...; confusión de los fenómenos psíquicos con la sabiduría, de la “canalización” (cfr. Glosario) con la espiritualidad, de la perspectiva de la Nueva Era con la verdad última ».56 Pero, al cabo, Spangler está convencido de que el narcisismo egoísta e irracional se limita solamente a unos pocos miembros. Los aspectos positivos que subraya son la función de la Nueva Era como imagen del cambio y como encarnación de lo sagrado, movimiento en el que la mayoría de las personas son « grandes buscadores de la verdad », que trabajan en beneficio de la vida y del crecimiento interior. 

David Toolan, un jesuita americano que pasó varios años en el ambiente de la Nueva Era, analiza el aspecto comercial de muchos productos y terapias que llevan la etiqueta Nueva Era (New Age). Observa que los seguidores de la Nueva Era han descubierto la vida interior y se sienten fascinados por la perspectiva de ser responsables del mundo, pero que también se dejan vencer fácilmente por una tendencia al individualismo y a enfocarlo todo como objeto de consumo. En este sentido, aunque no sea cristiana, la espiritualidad de la Nueva Era tampoco es budista, por cuanto no implica la negación de sí mismo. El sueño de una unión mística parece conducir, en la práctica, a una unión meramente virtual que, al cabo, deja a las personas aún más solas e insatisfechas.   

  

3.3. El Cristo cósmico   

En los días primeros del cristianismo, los creyentes en Jesucristo se vieron forzados a hacer frente a las religiones gnósticas. No las ignoraron, sino que aceptaron el reto positivamente y aplicaron a Cristo mismo los términos utilizados para con las divinidades cósmicas. El ejemplo más claro es el famoso himno a Cristo en la carta de san Pablo a los cristianos de Colosas:   

« Él [Cristo] es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; 
porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: 
celestes y terrestres, visibles e invisibles, 
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; 
todo fue creado por él y para él. 
Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. 
Él es también cabeza del cuerpo: de la Iglesia. 
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, 
y así es el primero en todo. 
Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. 
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: 
los del cielo y los de la tierra, 
haciendo la paz por la sangre de su cruz » (Col 1, 15-20).   

Aquellos primeros cristianos no esperaban la llegada de ninguna edad nueva cósmica. Lo que celebraban con este himno era que la Plenitud de todas las cosas había comenzado en Cristo. « En realidad el tiempo se ha cumplido por el hecho mismo de que Dios, con la encarnación, se ha introducido en la historia del hombre. La eternidad ha entrado en el tiempo: ¿qué « cumplimiento » es mayor que éste? ¿Qué otro « cumplimiento » sería posible? ».57 La creencia gnóstica en fuerzas cósmicas y en una especie de oscuro destino elimina la posibilidad de una relación con el Dios personal revelado en Cristo. Para los cristianos, el verdadero Cristo cósmico es el que está presente activamente en los diversos miembros de su cuerpo, que es la Iglesia. No dirigen su mirada a fuerzas cósmicas impersonales, sino al amor afectuoso de un Dios personal. Para ellos el bio-centrismo cósmico tiene que ser transferido a un conjunto de relaciones sociales (en la Iglesia). Y no se encierran en un esquema cíclico de acontecimientos cósmicos, sino que se centran en el Jesús histórico, especialmente en su crucifixión y en su resurrección. En la Carta a los Colosenses y en el Nuevo Testamento hallamos una doctrina de Dios distinta de la que está implícita en el pensamiento de la Nueva Era: la concepción cristiana de Dios es la de una Trinidad de Personas que ha creado la raza humana deseando compartir la comunión de la vida trinitaria con las personas creadas. Entendido adecuadamente, esto significa que la auténtica espiritualidad no consiste tanto en nuestra búsqueda de Dios, sino en que Dios nos busca a nosotros. 

En los círculos de la Nueva Era se ha hecho popular otra visión, completamente distinta, del significado cósmico de Cristo. « El Cristo Cósmico es el modelo divino que se conecta en la persona de Jesucristo (pero no se limita en modo alguno a tal persona). El modelo divino de conectividad se hizo carne y acampó entre nosotros (Jn 1, 14)... El Cristo Cósmico es el guía de un nuevo éxodo de la servidumbre y de las ideas pesimistas de un universo mecanicista, newtoniano, lleno de competitividad, ganadores y perdedores, dualismos, antropocentrismo, y del aburrimiento que sobreviene cuando nuestro maravilloso universo se describe como una máquina privada de misterio y misticismo. El Cristo Cósmico es local e histórico, indudablemente íntimo a la historia humana. El Cristo Cósmico podría vivir en la casa de al lado o incluso en el interior más profundo y auténtico del propio yo ».58 Aunque posiblemente no todos los que están relacionados con la Nueva Era estén de acuerdo con esta afirmación, sin embargo da en el clavo y muestra con absoluta claridad dónde estriban las diferencias entre estas dos visiones de Cristo. Para la Nueva Era, el Cristo Cósmico aparece como un modelo que puede repetirse en muchas personas, lugares o épocas. Es el portador de un enorme cambio de paradigma. Es, en definitiva, un potencial dentro de nosotros. 

Según la doctrina cristiana, Jesucristo no es un simple modelo. Es una persona divina cuya figura humano-divina revela el misterio del amor del Padre hacia cada persona a lo largo de la historia (Jn 3, 16). Vive en nosotros porque comparte su vida con nosotros, pero ésta ni se nos impone ni es automática. Todos los seres humanos están invitados a compartir su vida, a vivir « en Cristo ».   

  

3.4. Mística cristiana y mística Nueva Era   

Para los cristianos, la vida espiritual consiste en una relación con Dios que se va haciendo cada vez más profunda con la ayuda de la gracia, en un proceso que ilumina también la relación con nuestros hermanos. La espiritualidad, para la Nueva Era, significa experimentar estados de conciencia dominados por un sentido de armonía y fusión con el Todo. Así, « mística » no se refiere a un encuentro con el Dios trascendente en la plenitud del amor, sino a la experiencia provocada por un volverse sobre sí mismo, un sentimiento exaltante de estar en comunión con el universo, de dejar que la propia individualidad se hunda en el gran océano del Ser.59 

Esta distinción fundamental es evidente en todos los niveles de comparación entre la mística cristiana y la mística de la Nueva Era. El método de purificación de la Nueva Era se basa en la conciencia del malestar o de la alienación, que ha de ser vencido mediante la inmersión en el Todo. Para convertirse, una persona necesita hacer uso de técnicas que conducen a la experiencia de la iluminación. Esto transforma la conciencia de la persona y la abre al contacto con la divinidad, que se entiende como la esencia más profunda de la realidad. 

Las técnicas y métodos que se ofrecen en este sistema religioso inmanentista, que carece del concepto de Dios como persona, proceden « desde abajo ». Aunque implican un descenso hasta las profundidades del propio corazón o de la propia alma, constituyen una empresa esencialmente humana por parte de la persona que busca elevarse hasta la divinidad mediante sus esfuerzos. Con frecuencia es un « ascenso » del nivel de conciencia hasta lo que se entiende como una percepción liberadora del « dios interior ». No todos tienen acceso a tales técnicas, cuyos beneficios quedan restringidos a una « aristocracia » espiritual privilegiada. 

Por el contrario, el elemento esencial de la fe cristiana es que Dios se abaja hacia sus criaturas, particularmente a los más humildes, a los más débiles y menos agraciados según los criterios del « mundo ». Hay algunas técnicas espirituales que conviene aprender, pero Dios es capaz de soslayarlas e incluso de prescindir de ellas. Para un cristiano « su modo de acercarse a Dios no se fundamenta en una técnica, en el sentido estricto de la palabra. Eso iría en contra del espíritu de infancia exigido por el Evangelio. La auténtica mística cristiana nada tiene que ver con la técnica: es siempre un don de Dios, cuyo beneficiario se siente indigno ».60 

Para los cristianos, la conversión consiste en volverse al Padre, por medio del Hijo, dóciles al poder del Espíritu Santo. Cuanto más se avanza en la relación con Dios –que es siempre y en todos los casos un don gratuito–, más aguda es la necesidad de convertirse del pecado, de la miopía espiritual y de la autocomplacencia, cosas todas que impiden un abandono confiado de sí en Dios y una apertura a los demás. 

Todas las técnicas de meditación necesitan purificarse de la presunción y de la ostentación. La oración cristiana no es un ejercicio de contemplación de sí mismo, quietud y vaciamiento de sí, sino un diálogo de amor, que « implica una actitud de conversión, un éxodo del yo del hombre hacia el Tú de Dios ».61 Conduce a un sometimiento cada vez más completo a la voluntad de Dios, mediante el cual se nos invita a una solidaridad profunda y auténtica con nuestros hermanos y hermanas.62   

  

3.5. El « dios interior » y la « theosis »   

Este es un punto de contraste entre la Nueva Era y el cristianismo. En la literatura New Age abunda la convicción de que no existe un ser divino « ahí afuera » o que sea de alguna manera distinto del resto de la realidad. Desde Jung en adelante, ha habido toda una corriente que profesaba una creencia en « el dios interior ». Desde la perspectiva de la Nueva Era, nuestro problema consiste en la incapacidad de reconocer nuestra propia divinidad, una incapacidad que puede superarse con ayuda de un guía y usando toda una serie de técnicas para liberar nuestro potencial (divino) escondido. La idea fundamental es que « Dios » se encuentra en el fondo de nuestro interior. Somos dioses y descubrimos el poder ilimitado que hay dentro de nosotros despojándonos de las capas de inautenticidad.63 Cuanto más se reconoce este potencial, más se realiza. En este sentido la Nueva Era tiene su propia idea de la theosis: transformarnos en dioses o, más exactamente, reconocer y aceptar que somos divinos. Algunos dicen que estamos viviendo en « una época en que nuestra comprensión de Dios tiene que ser interiorizada: de un Dios omnipotente y externo a un Dios, fuerza dinámica y creativa que se halla en el centro mismo de todo ser: Dios como Espíritu.64 

En el Prefacio al Libro V de Adversus Haereses, san Ireneo se refiere a « Jesucristo, que, por medio de su amor trascendente, se convirtió en lo que somos, para poder llevarnos a ser lo que él mismo es ». Aquí la theosis, el modo cristiano de entender la divinización, no se realiza solamente en virtud de nuestros esfuerzos, sino con el auxilio de la gracia de Dios, que actúa en y por medio de nosotros. Naturalmente, esto implica una conciencia inicial de nuestra imperfección, incluso de nuestra condición pecadora, todo lo contrario de la exaltación del yo. Además, se despliega como una introducción a la vida de la Trinidad, un caso perfecto de distinción en el corazón mismo de la unidad: sinergia y no fusión. Todo esto acontece como resultado de un encuentro personal, del ofrecimiento de un nuevo género de vida. La vida en Cristo no es algo tan personal y privado que quede restringido al ámbito de la conciencia. Ni es tampoco un nivel nuevo de conciencia. Implica una transformación de nuestro cuerpo y nuestra alma mediante la participación en la vida sacramental de la Iglesia.  

 

4 NUEVA ERA Y FE CRISTIANA FRENTE A FRENTE 

  

Resulta difícil separar los elementos individuales de la religiosidad de la Nueva Era, por inocentes que puedan parecer, de la estructura general que penetra todo el mundo conceptual del movimiento Nueva Era. La naturaleza gnóstica de este movimiento exige que se lo juzgue en su totalidad. Desde el punto de vista de la fe cristiana, no es posible aislar algunos elementos de la religiosidad de la Nueva Era como aceptables por parte de los cristianos y rechazar otros. Puesto que el movimiento de la Nueva Era insiste tanto en la comunicación con la naturaleza, en el conocimiento cósmico de un bien universal –negando así los contenidos revelados de la fe cristiana–, no puede ser considerado como algo positivo o inocuo. En un ambiente cultural marcado por el relativismo religioso, es necesario alertar contra los intentos de situar la religiosidad de la Nueva Era al mismo nivel que la fe cristiana, haciendo que la diferencia entre fe y creencia parezca relativa y creando mayor confusión entre los desprevenidos. En este sentido, resulta útil a exhortación de San Pablo: « avisar a algunos que no enseñen doctrinas extrañas, ni se dediquen a fábulas y genealogías interminables, que son más a propósito para promover disputas que para realizar el plan de Dios, fundado en la fe » (1 Tim 1, 3-4). Algunas prácticas llevan erróneamente el marchamo Nueva Era, simplemente como estrategia de mercado para venderse mejor, sin que estén realmente asociadas a su cosmovisión. Lo cual únicamente crea mayor confusión. Es por ello necesario identificar con precisión los elementos que pertenecen al movimiento Nueva Era, que no pueden ser aceptados por quienes son fieles a Cristo y a su Iglesia. 

Las siguientes preguntas pueden ser el modo más simple para evaluar algunos de los elementos centrales del pensamiento y de la práctica de la Nueva Era desde una perspectiva cristiana. El término Nueva Era se refiere a las ideas que circulan acerca de Dios, el hombre y el mundo, las personas con quienes pueden dialogar los cristianos en torno a temas religiosos, el material publicitario para grupos de meditación, terapias y demás, las declaraciones explícitas sobre la religión, etcétera. Algunas de estas preguntas aplicadas a personas e ideas que no lleven explícitamente la etiqueta Nueva Era pondrían de manifiesto otros vínculos, implícitos o inconscientes, con todo el ambiente Nueva Era

 

¿Dios es un ser con quien mantenemos una relación, algo que se puede utilizar, o una fuerza que hay que dominar?   

El concepto de Dios propio de la Nueva Era es un tanto vago, mientras que el concepto cristiano es muy claro. El Dios de la Nueva Era es una energía impersonal, en realidad una extensión o componente particular del cosmos; Dios en este sentido es la fuerza vital o alma del mundo. La divinidad se encuentra en cada ser, en una gradación que va « desde el cristal inferior del mundo mineral hasta e incluso más allá del mismo Dios Galáctico, del cual no podemos decir absolutamente nada, salvo que no es un hombre, sino una Gran Conciencia ».65 En algunos escritos « clásicos » de la Nueva Era, está claro que los seres humanos deben considerarse a sí mismos como dioses, lo cual se desarrolla en unas personas más plenamente que en otras. Ya no hay que buscar a Dios más allá del mundo, sino en lo hondo de mi yo.66 Incluso cuando « Dios » es algo exterior a mí, está ahí para ser manipulado.   

Esto es muy diferente de la concepción cristiana de Dios, Creador del cielo y de la tierra y fuente de toda vida personal. Dios es en sí mismo personal, Padre, Hijo y Espíritu Santo, y ha creado el universo a fin de compartir la comunión de su vida con las personas creadas. « Dios, que “habita una luz inaccesible”, quiere comunicar su propia vida divina a los hombres libremente creados por él, para hacer de ellos, en su Hijo único, hijos adoptivos. Al revelarse a sí mismo, Dios quiere hacer a los hombres capaces de responderle, de conocerle y de amarle más allá de lo que ellos serían capaces por sus propias fuerzas ».67Dios no se identifica con el principio vital entendido como el « Espíritu » o « energía básica » del cosmos, sino que es ese amor, absolutamente diferente del mundo, que está sin embargo presente en todo y conduce a los seres humanos a la salvación. 

  

¿Hay un único Jesucristo o existen miles de Cristos?   

En la literatura de la Nueva Era Cristo es presentado con frecuencia como un sabio, un iniciado o un avatar entre muchos, mientras que en la tradición cristiana es el Hijo de Dios. He aquí algunos puntos comunes de los enfoques New Age

– El Jesús histórico, personal e individual, es distinto del Cristo universal, eterno, impersonal; 

– Jesús no es considerado el único Cristo; 

– La muerte de Jesús en la Cruz, o bien se niega, o bien se reinterpreta para excluir la idea de que pudiera haber sufrido como Cristo; 

– Los documentos extrabíblicos (como los evangelios neo-gnósticos) son considerados fuentes auténticas para el conocimiento de aspectos de la vida de Cristo que no se hallan en el canon de la Escritura. Otras revelaciones en torno a Cristo, proporcionadas por entidades, guías espirituales y maestros venerables o incluso por las Crónicas Akasha, son básicas para la cristología de la Nueva Era

– Se aplica un tipo de exégesis esotérica a los textos bíblicos para purificar al cristianismo de la religión formal que impide el acceso a su esencia esotérica.68 

  

En la tradición cristiana Jesucristo es el Jesús de Nazaret del que hablan los Evangelios, el hijo de María y Unigénito de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, revelación plena de la Verdad divina, único Salvador del mundo: « por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre ».69 

  

• El ser humano: ¿existe un único ser universal o hay muchos individuos?   

« El objetivo de las técnicas de la Nueva Era es reproducir los estados místicos a voluntad, como si fueran un asunto de material de laboratorio. El renacer, el biofeedback, el aislamiento sensorial, los mantras, el ayuno, la privación de sueño y la meditación trascendental, son intentos para controlar esos estados y experimentarlos continuamente ».70 Todas estas prácticas crean una atmósfera de debilidad (y vulnerabilidad) psíquica. Cuando el objeto del ejercicio consiste en reinventarnos a nosotros mismos, se plantea realmente la pregunta acerca de quién soy « yo ». El « Dios interior » y la unión holística con todo el cosmos subrayan esta pregunta. Las personalidades individuales aisladas serían patológicas para la Nueva Era (según su particular psicología transpersonal). Pero « el verdadero peligro es el paradigma holístico. La Nueva Era es un pensamiento basado sobre una unidad totalitaria y precisamente por eso es un peligro... ».71 Con un tono más suave: « Somos auténticos cuando nos “hacemos cargo” de nosotros mismos, cuando nuestra opción y nuestras reacciones fluyen espontáneamente de nuestras necesidades más profundas, cuando nuestro comportamiento y nuestros sentimientos manifiestos reflejan nuestra plenitud personal ».72 El Movimiento por el Potencial Humano es el ejemplo más claro de la convicción de que los seres humanos son divinos, o contienen una chispa divina dentro de sí mismos. 

  

El enfoque cristiano procede de las enseñanzas de la Escritura respecto a la naturaleza humana. Hombres y mujeres han sido creados a imagen y semejanza de Dios (Gen 1, 27) y Dios los trata con gran consideración, para sorpresa del salmista (cf. Ps 8). La persona humana es un misterio plenamente revelado sólo en Jesucristo (cf. GS 22), y de hecho se hace auténtica y adecuadamente humana en su relación con Cristo por medio del don del Espíritu.73 Esto está muy lejos de la caricatura del antropocentrismo atribuido al Cristianismo y rechazado por muchos autores y seguidores de la Nueva Era. 

  

¿Nos salvamos a nosotros mismos o la salvación es un don gratuito de Dios?   

La clave estriba en descubrir qué o quién creemos que nos salva. ¿Nos salvamos a nosotros mismos por nuestras propias acciones, como suele ser el caso en las explicaciones de la Nueva Era, o nos salva el amor de Dios? Las palabras claves son realización de uno mismo, plenitud del yo y auto-redención. La Nueva Era es esencialmente pelagiana en su manera de entender la naturaleza humana.74 

  

Para los cristianos, la salvación depende de la participación en la pasión, muerte y resurrección de Cristo, y de una relación personal directa con Dios, más que de una técnica cualquiera. La condición humana, afectada como está por el pecado original y por el pecado personal, sólo puede ser rectificada por la acción de Dios: el pecado es una ofensa contra Dios, y sólo Dios puede reconciliarnos consigo. En el plan salvífico divino, los seres humanos han sido salvados por Jesucristo, quien, como Dios y hombre, es el único mediador de la redención. En el cristianismo, la salvación no es una experiencia del yo, una inmersión meditativa e intuitiva dentro de uno mismo, sino mucho más: el perdón del pecado, el ser levantado desde las profundas ambivalencias del propio ser, el apaciguamiento de la naturaleza mediante el don de la comunión con un Dios amoroso. El camino hacia la salvación no se halla sencillamente en una transformación autoprovocada de la conciencia, sino en la liberación del pecado y de sus consecuencias, que conduce a luchar contra el pecado que hay en nosotros mismos y en la sociedad que nos rodea. Esto nos conduce necesariamente hacia una solidaridad amorosa con nuestros hermanos necesitados. 

  

¿Inventamos la verdad o la abrazamos?   

La verdad para la Nueva Era tiene que ver con buenas vibraciones, correspondencias cósmicas, armonía y éxtasis, experiencias placenteras en general. Se trata de encontrar la propia verdad en función del bienestar. La valoración de la religión y de las cuestiones éticas obviamente está relacionada con las propias sensaciones y experiencias. 

  

En la doctrina cristiana, Jesucristo se presenta como « el Camino, la Verdad y la Vida » (Jn 14, 6). A sus seguidores se les pide que abran su vida entera a él y a sus valores, en otras palabras, a un conjunto objetivo de exigencias que forman parte de una realidad objetiva asequible en definitiva por todos. 

  

La oración y la meditación: ¿hablamos con nosotros o con Dios?   

La tendencia a confundir la psicología y la espiritualidad aconseja recalcar que muchas de las técnicas de meditación ahora en uso no son oración. A menudo son una buena preparación para la oración, y nada más, aun cuando conduzcan a un estado de placidez mental o de bienestar corporal. Las experiencias que se obtienen son realmente intensas, pero quedarse en ese plano es quedarse solo, sin estar todavía en presencia del Otro. Alcanzar el silencio puede enfrentarnos al vacío más que al silencio contemplativo del amado. También es cierto que las técnicas para profundizar en la propia alma son, en definitiva, una llamada a nuestra propia capacidad de alcanzar lo divino, o incluso a llegar a ser divinos. Si descuidan que es Dios quien va en búsqueda del corazón humano, no son oración cristiana. Aun cuando se considera como un vínculo con la Energía Universal, « esta “relación” fácil con Dios, donde la función de Dios se concibe como la satisfacción de todas nuestras necesidades, revela el egoísmo que hay en el corazón de la Nueva Era ».75 

  

Las prácticas de la Nueva Era no son realmente oración, pues suelen tratarse de introspección o de fusión con la energía cósmica, en contraste con la doble orientación de la oración cristiana, que comprende la introspección pero que es, sobre todo, un encuentro con Dios. La mística cristiana, más que un mero esfuerzo humano, es esencialmente un diálogo que « implica una actitud de conversión, un éxodo del yo del hombre hacia el Tú de Dios ».76 « El cristiano, también cuando está solo y ora en secreto, tiene la convicción de rezar siempre en unión con Cristo, en el Espíritu Santo, junto con todos los santos para el bien de la Iglesia ».77 

  

¿Nos sentimos tentados a negar el pecado o aceptamos que exista tal cosa?   

En la Nueva Era no existe un verdadero concepto de pecado, sino más bien el de conocimiento imperfecto. Lo que se necesita es iluminación, que puede alcanzarse mediante particulares técnicas psicofísicas. A quienes participan en actividades de la Nueva Era no les dirán qué tienen que creer, qué tienen que hacer o no hacer, sino: « Hay mil maneras de explorar la realidad interior. Ve adonde te conduzcan tu inteligencia y tu intuición. Confía en ti ».78 La autoridad se ha trasladado de Dios al interior del yo. Para la Nueva Era, el problema más serio es la alienación respecto a la totalidad del cosmos, en lugar de un fracaso personal o pecado. El remedio consiste en lograr estar cada vez más inmerso en la totalidad del ser. En algunos escritos y prácticas de la Nueva Era, está claro que una sola vida no basta, por lo que tiene que haber reencarnaciones que permitan a las personas realizar su potencial pleno. 

  

En la perspectiva cristiana, « la realidad del pecado, y más particularmente del pecado de los orígenes, sólo se esclarece a la luz de la Revelación divina. Sin el conocimiento que ésta nos da de Dios no se puede reconocer claramente el pecado, y se siente la tentación de explicarlo únicamente como un defecto de crecimiento, como una debilidad psicológica, un error, la consecuencia necesaria de una estructura social inadecuada, etc. Sólo en el conocimiento del designio de Dios sobre el hombre se comprende que el pecado es un abuso de la libertad que Dios da a las personas creadas para que puedan amarle y amarse mutualmente ».79 « El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana... ».80 « El pecado es una ofensa a Dios... se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de Él nuestros corazones... El pecado es así “amor de sí hasta el desprecio de Dios” ».81 

  

• ¿Se nos anima a rechazar o a aceptar el sufrimiento y la muerte?   

Algunos autores de la Nueva Era ven el sufrimiento como algo impuesto sobre el yo, como un mal karma (ver Glosario) o, al menos, como un fallo del dominio de nuestros propios recursos. Otros se centran en los métodos para alcanzar el éxito y la riqueza (e.g. Deepak Chopra, José Silva et al.). En la Nueva Era, la reencarnación se ve con frecuencia como un elemento necesario para el crecimiento espiritual, una etapa de la evolución espiritual progresiva que comenzó antes de que naciéramos y continuará después de que muramos. En nuestra vida presente, la experiencia de la muerte de otras personas provoca una crisis saludable. 

Tanto la unidad cósmica como la reencarnación son irreconciliables con la creencia cristiana de que la persona humana es un ser único, que vive una sola vida de la que es plenamente responsable: este modo de entender la persona pone en cuestión tanto la responsabilidad personal como la libertad. Los cristianos saben que « en la cruz de Cristo no sólo se ha cumplido la redención mediante el sufrimiento, sino que el mismo sufrimiento humano ha quedado redimido. Cristo –sin culpa alguna propia– cargó sobre sí “el mal total del pecado”. La experiencia de este mal determinó la medida incomparable de sufrimiento de Cristo que se convirtió en el precio de la redención... El Redentor ha sufrido en vez del hombre y por el hombre. Todo hombre tiene su participación en la redención. Cada uno está llamado también a participar en ese sufrimiento mediante el cual se ha llevado a cabo la redención. Está llamado a participar en ese sufrimiento por medio del cual todo sufrimiento humano ha sido también redimido. Llevando a efecto la redención mediante el sufrimiento, Cristo ha elevado juntamente el sufrimiento humano a nivel de redención. Consiguientemente, todo hombre, en su sufrimiento, puede hacerse también partícipe del sufrimiento redentor de Cristo ».82 

  

¿Hay que eludir el compromiso social o hay que buscarlo positivamente?   

Buena parte de lo que hay en la Nueva Era es una descarada autopromoción, pero algunas figuras relevantes del movimiento defienden que es injusto juzgar todo el movimiento por una minoría de personas egoístas, irracionales y narcisistas, o dejarse deslumbrar por algunas de sus prácticas más extravagantes, que son un obstáculo para ver en la Nueva Era una búsqueda espiritual y una espiritualidad auténticas.83 La fusión de los individuos en el yo cósmico, la relativización o abolición de la diferencia y de la oposición en una armonía cósmica es inaceptable para el cristianismo. 

  

Donde hay verdadero amor, tiene que haber un « otro », una persona, diferente. Un verdadero cristiano busca la unidad en la capacidad y en la libertad del otro para decir « sí » o « no » al don del amor. En el cristianismo, la unión se ve como comunión y la unidad como comunidad. 

  

Nuestro futuro, ¿está en las estrellas o hemos de ayudar a construirlo?   

La Nueva Era que ahora está amaneciendo estará poblada por seres perfectos, andróginos, que estén al mando total de las leyes cósmicas de la naturaleza. En este escenario, el cristianismo tiene que ser eliminado y dejar paso a una religión global y a un nuevo orden mundial. 

  

Los cristianos están en un estado de vigilancia constante, preparados para los últimos días, cuando vuelva Cristo. La Nueva Era de los cristianos comenzó hace dos mil años con Cristo, que no es otro que « Jesús de Nazaret; él es la Palabra de Dios hecha hombre para la salvación de todos ». Su Espíritu Santo está presente y activo en los corazones de los individuos, en « la sociedad y en la historia, en los pueblos, las culturas y las religiones ». En realidad, « el Espíritu del Padre, derramado abundantemente por el Hijo, es quien todo lo anima ».84 Vivimos ya en los últimos tiempos.   

  

Por un lado, está claro que muchas prácticas de la Nueva Era no plantean problemas doctrinales a quienes las realizan; pero, al mismo tiempo, es innegable que estas prácticas, aunque sólo sea indirectamente, comunican una mentalidad que puede influir en el pensamiento e inspirar una visión particular de la realidad. Ciertamente, la Nueva Era crea su propia atmósfera y puede resultar difícil distinguir entre cosas inocuas y cosas realmente objetables. Sin embargo, conviene darse cuenta de que la doctrina acerca de Cristo difundida en los círculos de la Nueva Era se inspira en las doctrinas teosóficas de Helena Blavatsky, la antroposofía de Rudolf Steiner y la « Escuela Arcana » de Alice Bailey. Sus seguidores contemporáneos no sólo promueven hoy las ideas de estos pensadores, sino que también trabajan con los adeptos de la Nueva Era para desarrollar una comprensión completamente nueva de la realidad, una doctrina conocida como « la verdad de la Nueva Era ».85   

 

5 JESUCRISTO OFRECE EL AGUA DE LA VIDA   

El único fundamento de la Iglesia es Jesucristo, el Señor. Él está en el corazón de toda acción cristiana y de todo mensaje cristiano. Por eso la Iglesia regresa constantemente al encuentro de su Señor. Los Evangelios nos narran muchos encuentros de Jesús: desde los pastores de Belén a los dos ladrones crucificados con él, desde los doctores que lo escuchaban en el Templo hasta los discípulos que caminaban apesadumbrados hacia Emaús. Pero un episodio que indica con especial claridad lo que Él nos ofrece es el relato de su encuentro con la samaritana junto al pozo de Jacob, en el capítulo cuarto del evangelio de san Juan. Este encuentro ha sido descrito incluso como « un paradigma de nuestro compromiso con la verdad ».86 La experiencia del encuentro con un desconocido que nos ofrece el agua de la vida es una clave para entender la manera en que podemos y debemos entablar el diálogo con quien no conoce a Jesús. 

Uno de los elementos más atractivos del relato de Juan (Jn 4) es la demora de la mujer en captar qué quiere decir Jesús con eso del « agua de la vida » o el agua « viva » (v. 11). Aun así, se siente fascinada –no sólo por el desconocido mismo, sino también por su mensaje–, y eso le hace escucharlo. Después del impacto inicial, al darse cuenta de lo que Jesús sabe de ella (« tienes razón al decir que no tienes marido; pues has tenido cinco hombres, y el de ahora tampoco es tu marido. En eso has dicho la verdad », vv. 7-18), se abre completamente a su palabra: « Señor, veo que eres profeta » (v. 19). Comienza el diálogo sobre la adoración a Dios: « Vosotros dais culto a lo que desconocéis, nosotros damos culto a lo que conocemos; pues la salvación procede de los judíos » (v. 22). Jesús tocó su corazón y la preparó para escuchar lo que tenía que decir acerca de sí mismo como Mesías: « Soy yo, el que habla contigo » (v. 26). La dispuso para que abriese su corazón a la verdadera adoración en Espíritu y a la manifestación de Jesús como Ungido de Dios. 

La mujer « dejó el cántaro, se fue a la aldea y contó a los vecinos » lo referente a aquel hombre (v. 28). El extraordinario efecto sobre la mujer de este encuentro con el desconocido provocó la curiosidad de aquéllos, de modo que también ellos « acudieron a él » (v. 30). Pronto aceptaron la verdad de su identidad: « Ya no creemos por lo que nos has contado, pues nosotros mismos hemos escuchado y sabemos que éste es realmente el Salvador del mundo » (v. 42). Pasan de oír hablar de Jesús a conocerle personalmente, comprendiendo entonces el significado universal de su identidad. Y todo esto porque se han implicado con la mente y con el corazón. 

El hecho de que la historia tenga lugar junto a un pozo es significativo. Jesús ofrece a la mujer « un manantial que brota dando vida eterna » (v. 14). La delicadeza con que Jesús trata a la mujer es un modelo de eficacia pastoral: ayudar a los otros sincerarse sin sufrir en el doloroso proceso de reconocimiento propio (« me ha contado todo lo que he hecho », v. 39). Este enfoque podría producir abundantes frutos con quienes se sienten atraídos por el « aguador » (Acuario) y siguen buscando sinceramente la verdad. Habría que invitarlos a escuchar a Jesús, que no sólo ofrece agua para saciar nuestra sed, sino además las profundidades espirituales ocultas del « agua viva ». Es importante reconocer la sinceridad de las personas que buscan la verdad; no se trata de falsedad o de auto-engaño. También es importante ser paciente, como todo buen educador sabe. Una persona poseída por la verdad se ve repentinamente llena de una sensación de libertad completamente nueva, especialmente frente a los errores y temores del pasado. « Quien se esfuerza por conocerse a sí mismo, como la mujer junto al pozo, infundirá a los demás un deseo de conocer la verdad que puede liberarlos también a ellos ».87 

La invitación a seguir a Cristo, portador del agua de la vida, tendrá un peso mucho mayor si quien la hace se ha visto profundamente afectado por su propio encuentro con Jesús, porque no se trata de alguien que se haya limitado a oír hablar de él, sino de quien está seguro de « que es realmente el Salvador del mundo » (v. 42). Se trata de dejar que las personas reaccionen a su manera, a su propio ritmo, y dejar a Dios hacer el resto.   

 

6 INDICACIONES IMPORTANTES   

  

6.1. Una necesidad: acompañamiento y formación sólida   

¿Cristo o Acuario?La Nueva Era casi siempre tiene que ver con « alternativas »: una visión alternativa de la realidad, o una manera alternativa de mejorar la propia situación presente (magia).88 Las alternativas no ofrecen dos posibilidades, sino únicamente la posibilidad de escoger una cosa frente a otra. En términos religiosos, la Nueva Era ofrece una alternativa a la herencia judeocristiana. La Era de Acuario se concibe como la que sustituirá a la Era de Piscis, predominantemente cristiana. Los pensadores de la Nueva Era son plenamente conscientes de esto. Algunos de ellos están convencidos de que es inevitable el cambio que se avecina, mientras que otros están además activamente comprometidos en su llegada. Quienes se preguntan si es posible creer al mismo tiempo en Cristo y en Acuario conviene que sepan que se hallan ante una alternativa excluyente, « aut-aut, o esto o aquello ». « Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro » (Lc 16, 13). A los cristianos les basta pensar en la diferencia entre los Magos de Oriente y el rey Herodes para darse cuenta de los tremendos efectos que conlleva la opción a favor o en contra de Cristo. No debemos olvidar nunca que muchos de los movimientos que han alimentado la Nueva Era son explícitamente anticristianos. Su postura frente al cristianismo no es neutral, sino neutralizadora: a pesar de lo que se suele decir sobre la apertura a todos los puntos de vista religiosos, el cristianismo tradicional no es considerado sinceramente una alternativa aceptable. De hecho, con frecuencia queda bien claro que no « hay cabida tolerable para el cristianismo auténtico », incluso con argumentos que justifican un comportamiento anticristiano.89 Esta oposición, que inicialmente se limitaba a los ambientes enrarecidos de quienes van más allá de una vinculación superficial con la Nueva Era, ha comenzado recientemente a penetrar en todos los niveles de la cultura « alternativa », que ejerce una poderosa fascinación, sobre todo en las sofisticadas sociedades occidentales. 

  

¿Fusión o confusión?Las tradiciones de la Nueva Era consciente y deliberadamente difuminan las diferencias reales: entre Creador y creación, entre humanidad y naturaleza, entre religión y psicología, entre realidad subjetiva y objetiva. Idealmente, la intención es siempre superar el escándalo de la división, pero para la teoría de la Nueva Era se trata de la fusión sistemática de elementos que normalmente han estado claramente diferenciados en la cultura occidental. Quizá sea más justo llamarla « confusión ». Decir que la Nueva Era se alimenta de la confusión no es un mero juego de palabras. La tradición cristiana siempre ha valorado el papel de la razón para justificar la fe y comprender a Dios, al mundo y a la persona humana.90 La Nueva Era acierta cuando sintoniza con un estado de ánimo que rechaza la razón fría, calculadora, inhumana. Y si bien recuerda la necesidad de un equilibrio entre todas nuestras facultades, ello no justifica la marginación de una facultad que es esencial para una vida plenamente humana. La racionalidad tiene la ventaja de la universalidad: está al alcance de todos, gratuitamente, a diferencia del carácter misterioso y fascinante de la religión « mística », esotérica o gnóstica. Todo aquello que alimenta la confusión conceptual o el secretismo ha de ser examinado con sumo cuidado, pues en lugar de revelar la naturaleza última de la realidad, la esconde. Corresponde a la pérdida de confianza en las sólidas certezas de antaño propia de la posmodernidad, que con frecuencia lleva a refugiarse en el irracionalismo. El gran desafío consiste en mostrar cómo una sana colaboración entre la fe y la razón mejora la vida humana y promueve el respeto a la creación. 

  

Crea tu propia realidad.La convicción generalizada en la Nueva Era de que cada uno crea su propia realidad es atractiva pero ilusoria. Cristaliza en la teoría de Jung, según la cual el ser humano es una vía de acceso desde el mundo exterior a un mundo interior de infinitas dimensiones, donde cada persona es un Abraxas que da a luz su propio mundo o lo devora. La estrella que brilla en este mundo interior infinito es el dios y meta del hombre. La consecuencia más dolorosa y problemática de la aceptación de la idea de que las personas crean su propia realidad es la cuestión del sufrimiento y de la muerte: las personas con graves deficiencias o enfermedades incurables se sienten engañadas y degradadas cuando se les sugiere que son ellas quienes han hecho caer la desgracia sobre sí mismas, o que su incapacidad para cambiar las cosas indica una debilidad en su manera de afrontar la vida. Todo esto dista mucho de ser un tema puramente académico: tiene profundas implicaciones en el enfoque pastoral de la Iglesia ante las difíciles cuestiones existenciales que todo el mundo se plantea. Nuestras limitaciones son parte de la vida, inherentes a la condición de criatura. La muerte y el sufrimiento constituyen un desafío y una oportunidad, pues la tentación de refugiarse en una reelaboración occidentalizada de la reencarnación es una prueba clara del temor ante la muerte y del deseo de vivir para siempre. ¿Aprovechamos al máximo estas oportunidades para recordar lo que Dios nos promete en la resurrección de Jesucristo? ¿Hasta qué punto es real la fe en la resurrección de la carne que los cristianos proclaman cada domingo en el credo? Aquí se plantea sobre todo la idea de la Nueva Era de que en cierto sentido también somos dioses. Toda la cuestión depende, desde luego, de la propia definición de realidad. Es preciso fortalecer de manera adecuada un enfoque sólido de la epistemología y de la psicología en todos los niveles de educación, formación y predicación católicas. Es importante concentrarse constantemente sobre los modos más eficaces de hablar de la trascendencia. La dificultad fundamental de todo el pensamiento de la Nueva Era es que esa trascendencia es estrictamente una auto-trascendencia que debe alcanzarse en un universo cerrado en sí mismo. 

  

Recursos pastorales.En el capítulo 8 se ofrecen indicaciones sobre los principales documentos de la Iglesia Católica, en los que se puede encontrar una valoración de las ideas de la Nueva Era. En primer lugar figura la alocución del papa Juan Pablo II citada en el Prefacio. El papa reconoce en esta tendencia cultural algunos aspectos positivos, tales como la « búsqueda de un nuevo significado de la vida, una nueva sensibilidad ecológica y el deseo de superar una religiosidad fría y racionalista ». Pero también llama atención de los fieles sobre ciertos elementos ambiguos que son incompatibles con la fe cristiana: estos movimientos « prestan poca atención a la Revelación », « tienden a relativizar la doctrina religiosa a favor de una cosmovisión difusa », « con frecuencia proponen un concepto panteísta de Dios », « sustituyen la responsabilidad personal frente a Dios por nuestras acciones con un sentido del deber respecto al cosmos, subvirtiendo así el verdadero concepto del pecado y de la necesidad de la redención por medio de Cristo ».91   

  

6.2. Iniciativas prácticas   

En primer lugar, conviene recordar una vez más que, dentro del vasto movimiento de la Nueva Era, no todas las personas ni todas las cosas están vinculadas de la misma manera a las teorías del movimiento. Igualmente, la etiqueta misma de « Nueva era » con frecuencia se aplica mal o se extiende a fenómenos que pueden ser clasificados de otra manera. Incluso se ha abusado del término Nueva Era para demonizar a ciertas personas y prácticas. Es esencial examinar si los fenómenos vinculados a este movimiento, aunque sea de manera tangencial, reflejan una visión cristiana de Dios, la persona humana y el mundo o están en conflicto con ella. La mera utilización del término « Nueva Era » de por sí no significa nada. Lo que cuenta es la relación de la persona, el grupo, la práctica o el producto, con los principios del cristianismo. 

  

• La Iglesia católica dispone de redes propias, muy eficaces, que aún podrían utilizarse mejor. Por ejemplo, el gran número de centros pastorales, culturales y de espiritualidad. Además de servir a las necesidades de la Iglesia, estos mismos podrían emplearse para abordar de forma creativa la confusión respecto a la religiosidad de la Nueva Era, por ejemplo, con foros de discusión y estudio. Desgraciadamente, hay que admitir que en muchos casos algunos centros de espiritualidad específicamente católicos están comprometidos activamente en la difusión de la religiosidad de la Nueva Era dentro de la Iglesia. Es necesario corregir esta situación, no sólo para detener la propagación de la confusión y del error, sino también para que se conviertan en promotores eficaces de la verdadera espiritualidad cristiana. Los centros culturales católicos en particular no son sólo instituciones doctrinales, sino espacios para el diálogo sincero.92 Algunas instituciones especializadas abordan todas estas cuestiones de modo excelente. Son recursos valiosísimos que deberían ser compartidos generosamente con zonas más desfavorecidas. 

  

• No pocos grupos de la Nueva Era aprovechan cualquier oportunidad para exponer su filosofía y sus actividades. Convendría abordar con cuidado los encuentros con este tipo de grupos, incluyendo siempre personas capaces tanto de explicar la fe y la espiritualidad católicas, como de reflexionar críticamente sobre el pensamiento y las prácticas de la Nueva Era. Es sumamente importante comprobar las credenciales de las personas, grupos e instituciones que pretenden ofrecer orientación e información sobre la Nueva Era. En algunos casos, lo que había comenzado como una investigación imparcial acaba convirtiéndose en una promoción activa o en una defensa de las « religiones alternativas ». Algunas instituciones internacionales están realizando activamente campañas de promoción del respeto a la « diversidad religiosa » y reclaman el carácter religioso para algunas organizaciones más que dudosas. Esto concuerda con la visión de la Nueva Era, de pasar a una época en que la limitación de las religiones particulares ceda el paso a la universalidad de una nueva religión o espiritualidad. Por el contrario, el diálogo sincero debe respetar siempre la diversidad desde el principio y nunca intentará desdibujar las distinciones fundiendo en una todas las tradiciones religiosas. 

  

• Algunos grupos locales de la Nueva Era califican sus encuentros como « grupos de oración ». Quienes sean invitados a dichos grupos deben buscar los signos de una espiritualidad auténticamente cristiana y comprobar que no haya ceremonias de iniciación de ningún tipo. Tales grupos se aprovechan de la falta de preparación teológica o espiritual de las personas para atraerlas gradualmente a lo que en realidad puede ser una forma de culto falso. Hay que educar a los cristianos respecto al verdadero objeto y contenido de la oración –dirigida al Padre, por medio de Jesucristo, en el Espíritu Santo–, para juzgar rectamente la intención de un « grupo de oración ». La oración cristiana y el Dios de Jesucristo son fácilmente reconocibles.93 Muchas personas están convencidas de que no hay peligro alguno en « tomar prestados » elementos de la sabiduría oriental. Sin embargo, el caso de la Meditación Trascendental (MT) debería invitar a los cristianos a ser más cautos ante la posibilidad de afiliarse sin saberlo a otra religión (en este caso, el Hinduismo), pese a que los promotores de la MT insistan en su neutralidad religiosa. El aprendizaje de la meditación en sí mismo no plantea problema alguno, pero el objeto o el contenido del ejercicio determinan claramente si se establece una relación con el Dios revelado por Jesucristo, o bien con alguna otra revelación, o simplemente con las profundidades ocultas del yo. 

  

• También hay que prestar el debido reconocimiento a los grupos cristianos que promueven el cuidado de la tierra como creación de Dios. El respeto a la creación también debe abordarse creativamente en las escuelas católicas. Con todo, gran parte de lo que proponen los elementos más radicales del movimiento ecológico es difícilmente conciliable con la fe católica. El cuidado del medio ambiente, en general, es una señal oportuna de una renovada preocupación por lo que Dios nos ha dado, quizá incluso una señal del necesario cuidado cristiano de la creación. La « ecología profunda », sin embargo, se basa con frecuencia en principios panteístas y, en ocasiones, gnósticos.94 

  

• El comienzo del Tercer Milenio ofrece un auténtico kairós para la evangelización. Las mentes y los corazones están abiertos como nunca antes a recibir información seria sobre la visión cristiana del tiempo y de la historia de la salvación. La prioridad no debería consistir tanto en poner de relieve las carencias de otros enfoques, sino más bien regresar constantemente a las fuentes de nuestra propia fe, para poder ofrecer una presentación adecuada y sólida del mensaje cristiano. Podemos estar orgullosos de lo que se nos ha confiado y por eso hemos de resistir a las presiones de la cultura dominante y no enterrar esos dones (cf. Mt 25, 24-30). Uno de los instrumentos más útiles de que disponemos es el Catecismo de la Iglesia Católica. Tenemos también una inmensa herencia de caminos de santidad en las vidas de los cristianos del pasado y del presente. Allí donde el rico simbolismo cristiano, sus tradiciones artísticas, estéticas y musicales es desconocido o ignorado, los cristianos han de realizar una enorme labor en beneficio propio y, en definitiva, de todos aquellos que buscan una experiencia o una mayor conciencia de la presencia de Dios. El diálogo entre los cristianos y las personas seducidas por la Nueva Era, tendrá mayores garantías de éxito si tiene en cuenta la atracción que ejercen el mundo de las emociones y el lenguaje simbólico. Si nuestra tarea consiste en conocer, amar y servir a Jesucristo, tiene una importancia capital comenzar con un buen conocimiento de la Sagrada Escritura. Pero, sobre todo, salir al encuentro del Señor Jesús en la oración y en los sacramentos, que son precisamente los momentos de santificación de nuestra vida ordinaria, y el camino más seguro para encontrar el sentido de todo el mensaje cristiano. 

  

• Tal vez la medida más sencilla, la más obvia y urgente que hay que tomar, y acaso también la más eficaz, sea aprovechar al máximo las riquezas de la herencia espiritual cristiana. Las grandes órdenes religiosas son depositarias de ricas tradiciones de meditación y espiritualidad, que podrían hacerse más asequibles mediante cursos o periodos de permanencia en sus casas, ofrecidos a personas con auténtico espíritu de búsqueda. Esto ya se está llevando a cabo, pero hace falta ir más allá. Ayudar a las personas en su búsqueda espiritual ofreciéndoles técnicas ya aprobadas y experiencias de auténtica oración podría abrir un diálogo que revelaría las riquezas de la tradición cristiana y tal vez clarificaría en ese mismo proceso muchas de las cuestiones planteadas por la Nueva Era.   

  

Con una imagen sugerente y directa, uno de los mismos exponentes del movimiento de la Nueva Era ha comparado las religiones tradicionales con las catedrales, y la Nueva Era con una feria mundial. El Movimiento Nueva Era es una invitación a los cristianos para que lleven el mensaje de las catedrales a la feria que ahora ocupa el mundo entero. Esta imagen plantea a los cristianos un desafío positivo, pues cualquier momento es bueno para llevar el mensaje de las catedrales a la gente de la feria. Los cristianos, en efecto, no deben aguardar una invitación para llevar la Buena Noticia de Jesucristo a quienes andan buscando respuestas a sus preguntas, un alimento espiritual que les satisfaga, el agua viva. Siguiendo la imagen propuesta, los cristianos deben salir de la catedral, alimentados por la palabra y los sacramentos, para llevar el Evangelio a todos los ámbitos de la vida cotidiana. « Ite, Missa est, Id, la misa ha terminado ». En la carta apostólica Novo Millennio Ineunte el Padre Santo destaca el gran interés por la espiritualidad que se descubre en el mundo de hoy día, y cómo las demás religiones están respondiendo a esta demanda de modo atrayente. A continuación lanza un reto a los cristianos: « Nosotros, que tenemos la gracia de creer en Cristo, revelador del Padre y Salvador del mundo, debemos enseñar a qué grado de interiorización nos puede llevar la relación con él » (n. 33). Para quienes hacen sus compras en la feria mundial de propuestas religiosas, la llamada del cristianismo se manifestará, en primer lugar, a través del testimonio de los miembros de la Iglesia, de su confianza, su calma, su paciencia y su optimismo, y de su amor concreto al prójimo. Todo ello, fruto de una fe alimentada en la oración personal auténtica.   

 

7 APÉNDICE   

  

7.1. Algunas formulaciones breves de ideas de la Nueva Era   

Formulación de la Nueva Era segúnWilliam Bloom,1992, citada en Heelas,p. 225s.:   

• Toda vida, –toda existencia– es la manifestación del Espíritu, del Incognoscible, la Conciencia suprema conocida con diferentes nombres en tantas culturas distintas.   

• El propósito y la dinámica de toda existencia es llevar el Amor, la Sabiduría, la Iluminación...a su plena manifestación.   

• Todas las religiones son expresión de esta misma realidad interior.   

• Toda vida, tal como la percibimos con los cinco sentidos humanos o con los instrumentos científicos, no es sino el velo externo de una realidad invisible, interior y causal.   

• Igualmente, los seres humanos son criaturas dobles con: (i) una personalidad exterior temporal, y (ii) un ser interior multidimensional (alma o yo superior).   

• La personalidad exterior es limitada y tiende hacia el amor.   

• El propósito de la encarnación del ser interior es atraer las vibraciones de la personalidad exterior hacia una resonancia de amor.   

• Todas las almas encarnadas son libres de escoger su propia senda espiritual.   

• Nuestros maestros espirituales son aquellos que, liberada su alma de la necesidad de encarnarse, expresan amor incondicional, sabiduría e iluminación. Algunos de estos grandes seres son bien conocidos y han inspirado las religiones del mundo. Otros son desconocidos y operan invisiblemente.   

• Toda vida, en sus diferentes formas y estados, es energía interrelacionada, e incluye nuestras acciones, sentimientos y pensamientos. Por tanto, colaboramos con el Espíritu y con estas energías en la creación de nuestra realidad.   

• Aunque sostenidos por la dinámica del amor cósmico, somos conjuntamente responsables del estado de nuestro propio yo, de nuestro entorno y de toda vida.   

• Durante este periodo de tiempo, la evolución del planeta y de la humanidad ha alcanzado un punto en que estamos experimentando un profundo cambio espiritual en nuestra conciencia individual y colectiva. Por eso hablamos de una Nueva Era. Esta nueva conciencia es resultado de una encarnación cada vez más lograda de lo que algunos llaman energías del amor cósmico. Esta nueva conciencia se manifiesta en una comprensión instintiva de la sacralidad de toda existencia y, en particular, de su interrelación.   

• Esta nueva conciencia y esta nueva comprensión de la interdependencia de toda vida son el signo de que actualmente está gestación una nueva cultura planetaria.  

  

Heelas cita (p. 226) la « formulación complementaria » de Jeremy Tarcher:   

1. El mundo, incluyendo la raza humana, es expresión de una naturaleza divina superior, más completa.   

2. Oculto en el interior de cada ser humano, existe un Yo divino superior, que es la manifestación de esta naturaleza divina superior y más completa.   

3. Esta naturaleza superior puede ser despertada y convertirse en el centro de la vida cotidiana del individuo.   

4. Este despertar es la razón de ser de cada vida individual.   

  

David Spangler citado en Actualité des religions n. 8, septiembre 1999, p. 43, sobre las principales características de la visión de la Nueva Era, que es:   

• holística (globalizadora, porque sólo hay una energía-realidad)   

• ecológica (la Tierra, Gaia, es nuestra madre, cada uno de nosotros es una neurona del sistema nervioso central de la tierra)   

• andrógina (el arco iris y el Yin Yang son símbolos NE, que tienen que ver con la complementariedad de los contarios, especialmente lo masculino y lo femenino)   

• mística (que encuentra lo sacro en todas las cosas, en las más ordinarias)   

• planetaria (las personas deben estar, a la vez, enraizadas en su propia cultura y abiertas a la cultura universal, buscando amor, compasión, paz, y el establecimiento de un gobierno mundial).   

  

7.2. Glosario selecto   

Androginia: no es hermafroditismo, es decir, la presencia de características físicas de los dos sexos en una persona, sino una conciencia de la presencia de los elementos masculinos y femeninos en cada persona. Se describe como un estado equilibrado de armonía interior del animus y el anima. En la Nueva Era, es un estado resultante de una nueva conciencia de este modo doble de ser y existir característico de todo hombre y de toda mujer. Cuanto más se difunda, más ayudará a transformar la conducta interpersonal.   

Antroposofía: doctrina teosófica popularizada originalmente por el croata Rudolf Steiner(1861-1925), que abandonó la Sociedad Teosófica después de ser el dirigente de su rama alemana desde 1902 hasta 1913. Es una doctrina esotérica que tiene por objeto iniciar a las personas en el « conocimiento objetivo » en la esfera divino-espiritual. Steiner estaba convencido de que ésta le había ayudado a explorar las leyes de la evolución del cosmos y de la humanidad. Cada ser físico tiene un ser espiritual correspondiente, y la vida terrena está influida por las energías astrales y las esencias espirituales. Se dice que la Crónica Akasha es una « memoria cósmica » accesible a los iniciados.95   

Canalización (v. Channeling)   

Chamanismo: prácticas y creencias vinculadas a la comunicación con los espíritus de la naturaleza y con los espíritus de los muertos mediante la posesión ritual del chamán (por parte de los espíritus), a los que éste sirve de médium. El atractivo de estas prácticas en los círculos de la Nueva Era se debe a que ponen el acento en la armonía con las fuerzas de la naturaleza y en la sanación. A ello se añade también una imagen « romántica » de las religiones indígenas y de su cercanía a la tierra y a la naturaleza.   

Channeling (canalización): los mediums psíquicos sostienen que actúan como canales de información de otros yoes, normalmente entidades incorpóreas que viven en otro plano. Pone en relación a seres tan diversos como maestros excelsos, ángeles, dioses, entidades colectivas, espíritus de la naturaleza y el Yo Superior.   

Conciencia planetaria: esta cosmovisión se desarrolló en los años 1980 para promover el sentimiento de lealtad a la comunidad humana en lugar de a las naciones, tribus u otros grupos tradicionales. Puede considerarse heredera de movimientos de comienzos del siglo XX que promovían un gobierno mundial. La conciencia de la unidad de la humanidad encaja perfectamente con la hipótesis Gaia.   

Cristales: se considera que vibran con frecuencias particulares. De aquí que sean útiles para la autotransformación. Se utilizan en varias terapias, así como en la meditación, visualización, el « viaje astral » o como amuletos de la suerte. Vistos desde el exterior, no tienen poder intrínseco, sino que son sencillamente bellos.   

Cristo: en la Nueva Era, la figura histórica de Jesús no es más que una encarnación de una idea, una energía o un conjunto de vibraciones. Para Alice Bailey, hace falta una gran jornada de súplica, en la que todos los creyentes logren crear una concentración de energía espiritual tal que se produzca una nueva encarnación que revelará a los hombres el modo de salvarse... Para muchos, Jesús no es más que un maestro espiritual que, como Buda, Moisés y Mahoma, u otros, ha sido penetrado por el Cristo cósmico. Al Cristo cósmico también se le conoce como la energía crística presente en cada ser y en el ser total. Los individuos necesitan ser iniciados gradualmente en la conciencia de las características crísticas que tienen. Cristo representa –para la Nueva Era– el estado más elevado de perfección del yo.96   

Eneagrama: (del griego ennéa = nueve + gramma = signo) el nombre designa un diagrama compuesto por un círculo con nueve puntos en su circunferencia, unidos entre sí por un triángulo y un hexágono circunscritos. Originariamente se utilizó para la adivinación, pero recientemente se ha popularizado como símbolo de un sistema de tipología de la personalidad que consta de nueve tipos caracterológicos básicos. Se hizo popular tras la publicación del libro The Enneagram de Helen Palmer,97 pero la autora reconoce su deuda con el médico y pensador esotérico ruso G. I. Gurdjieff, el psicólogo chileno Claudio Naranjo, y el autor Óscar Icazo, fundador de Arica. El origen del eneagrama permanece envuelto en el misterio, si bien algunos sostienen que procede de la mística sufí.   

Era de Acuario: cada era astrológica, de unos 2146 años, recibe el nombre de uno de los signos del zodiaco, pero los « días grandes » siguen un orden inverso, de modo que la actual Era de Piscis está a punto de acabar y se instaurará la Era de Acuario. Cada Era tiene sus propias energías cósmicas. La energía de Piscis ha hecho de ella una era de guerras y conflictos. Pero Acuario está destinada a ser una era de armonía, justicia, paz, unidad, etc. En este sentido, la Nueva Era acepta el carácter inevitable de la historia. Algunos ven en la era de Aries la época de la religión judía, en Piscis la del cristianismo y en Acuario la era de una religión universal.   

Esoterismo (del griego esotéros = lo que hay en el interior): designa generalmente un conjunto de conocimientos antiguos y ocultos accesible sólo a grupos de iniciados, que se describen a sí mismos como guardianes de las verdades ocultas a la mayoría de la humanidad. El proceso de iniciación conduce desde un conocimiento de la realidad meramente externo, superficial, hasta la verdad interior y, mediante ese proceso, despierta la conciencia a un nivel más profundo. Las personas son invitadas a emprender este « viaje interior » para descubrir la « chispa divina » que hay dentro de ellas. En este contexto, la salvación coincide con el descubrimiento del yo.   

Espiritismo: si bien siempre ha habido intentos de establecer contacto con los espíritus de los muertos, se considera que el espiritismo del siglo XIX es una de las corrientes que desembocan en la Nueva Era. Se desarrolló en el ambiente de las ideas de Swedenborg y Mesmer, y llegó a convertirse en una nueva religión. Madame Blavatsky era una médium, por lo que el espiritismo ejerció gran influjo en la Sociedad Teosófica, aunque en este caso el acento recaía en el contacto con entidades del pasado remoto más que con personas que habían muerto recientemente. Allan Kardec influyó en la difusión del espiritismo en las religiones afro-brasileñas. En algunos nuevos movimientos religiosos de Japón se dan también elementos espiritistas.   

Evolución: en la Nueva Era va mucho más allá de la evolución de los seres hacia formas de vida superiores. El modelo físico se proyecta sobre el ámbito espiritual, de modo que una fuerza inmanente del interior de los seres humanos los impulsa hacia formas superiores de vida espiritual. Se dice que los seres humanos no tienen control sobre esta fuerza, pero sus buenas o malas acciones pueden acelerar o retrasar el proceso. Se piensa que la creación entera, incluyendo la humanidad, avanza inexorablemente hacia una fusión con lo divino. La reencarnación, naturalmente, ocupa un lugar importante en esta visión de una evolución espiritual progresiva que, según se dice, comienza antes del nacimiento y continúa después de la muerte.98   

Expansión de la conciencia: si el cosmos se concibe como una cadena continua de ser, todos los niveles de la existencia –minerales, vegetales, animales, humanos, seres cósmicos y divinos– son interdependientes. Se dice que los seres humanos se hacen conscientes de su puesto en esta visión holística de la realidad global expandiendo su conciencia más allá de sus límites normales. La Nueva Era ofrece una enorme variedad de técnicas para ayudar a la gente a alcanzar un nivel de percepción de la realidad más elevado, una manera de superar la separación entre los sujetos y entre los objetos en el proceso cognoscitivo, concluyendo en una fusión total de lo que la conciencia normal, inferior, ve como realidades separadas o distintas.   

Feng-shui: forma de geomancia, en este caso un método oculto chino de descifrar la presencia escondida de corrientes positivas y negativas en los edificios y otros lugares, basada en el conocimiento de las fuerzas terráqueas y atmosféricas. « Lo mismo que en el cuerpo humano o el cosmos, en cada lugar se atraviesan influjos cuyo equilibrio correcto es fuente de salud y de vida ».99   

Gnosis: en sentido amplio, una forma de conocimiento no intelectual, sino visionaria o mística, que se cree revelada y capaz de unir al ser humano con el misterio divino. En los primeros siglos del cristianismo, los Padres de la Iglesia lucharon contra el gnosticismo, por cuanto se oponía a la fe. Algunos ven un renacer de las ideas gnósticas en gran parte del pensamiento de la Nueva Era, algunos de cuyos autores de hecho citan el gnosticismo primitivo. Sin embargo, la acentuación del monismo e incluso del panteísmo o panenteísmo típica de la Nueva Era lleva a algunos a utilizar el término neo-gnosticismo para distinguir la gnosis de la Nueva Era del gnosticismo antiguo.   

Gran Hermandad Blanca: Madame Blavatsky afirmaba mantener contactos con los mahatmas o maestros, seres excelsos que, conjuntamente, constituyen la Gran Hermandad Blanca. Según ella, eran éstos quienes dirigían la evolución de la raza humana y orientaban la labor de la Sociedad Teosófica.   

Hermetismo: prácticas y especulaciones filosóficas y religiosas vinculadas a los escritos del Corpus Hermeticum y a los textos alejandrinos atribuidos al mítico Hermes Trismegistos. Cuando se conocieron por primera vez durante el Renacimiento se pensó que revelaban doctrinas pre-cristianas, sin embargo estudios posteriores han demostrado que datan del primer siglo de la era cristiana. 100 El hermetismo alejandrino es una fuente fundamental del esoterismo moderno, con el que tienen mucho en común: el eclecticismo, la refutación del dualismo ontológico, la afirmación del carácter positivo y simbólico del universo, la idea de la caída y posterior restauración de la humanidad. La especulación hermética ha reforzado la creencia en una antigua tradición fundamental, la llamada philosophia perennis, falsamente considerada común a todas las tradiciones religiosas. Las formas elevadas y rituales de la magia se desarrollaron a partir del hermetismo renacentista.   

Holismo: concepto clave del « nuevo paradigma », que pretende ofrecer una estructura teórica que integra toda la cosmovisión del hombre moderno. En contraste con la experiencia de una fragmentación creciente en la ciencia y en la vida cotidiana, se acentúa el « holismo », el « totalismo », como concepto metodológico y ontológico central. La humanidad se integra en el universo como parte de un único organismo vivo, un entramado armonioso de relaciones dinámicas. Diversos científicos que tienden un puente entre la ciencia y la religión rechazan la distinción clásica entre sujeto y objeto, de la que se suele culpar a Descartes y a Newton. La humanidad forma parte del entramado universal (el ecosistema, la familia), de la naturaleza y del mundo y debe buscar la armonía con todos los elementos de esta autoridad cuasi-transcendente. Cuando se comprende cuál es el propio lugar en la naturaleza, también se entiende que la « totalidad » y la « santidad » son una misma y sola cosa. La articulación más clara de este concepto se halla en la hipótesis « Gaia ». 101   

Iniciación: en etnología religiosa es el viaje cognitivo yo experimental, mediante el cual una persona es admitida, individualmente o como miembro de un grupo, a través de rituales particulares, a formar parte de una comunidad religiosa, una sociedad secreta (p.e. la Francmasonería) o una asociación mistérica (mágica, esotérico-oculta, gnóstica, teosófica, etc.).   

Karma: (de la raíz sánscrita Kri = acción, obra) noción clave en el hinduismo, jainismo y budismo, cuyo significado no ha sido siempre el mismo. En el antiguo periodo védico se refería a la acción ritual, especialmente el sacrificio, mediante la cual una persona obtenía acceso a la felicidad o a la bienaventuranza en la otra vida. Cuando aparecieron el jainismo y el budismo (aproximadamente seis siglos antes de Cristo), Karma perdió su sentido salvífico: el camino hacia la liberación era el conocimiento del Atman o « yo ». En la doctrina del samsara, se entendía como el ciclo incesante del nacimiento y la muerte humanas (hinduismo) o del renacer (budismo). 102 En los ambientes de la Nueva Era la « ley del karma » se concibe con frecuencia como el equivalente moral de la evolución cósmica. El Karma no tiene ya que ver con el mal o el sufrimiento –ilusiones que hay que experimentar como parte de un « juego cósmico »– sino que es la ley universal de la causa y el efecto, y forma parte de la tendencia de un universo interrelacionado hacia el equilibrio moral. 103 

Mística: la mística de la Nueva Era consiste en volverse hacia el interior del propio yo más que en una comunión con Dios, que es el « totalmente otro ». Es una fusión con el universo, la aniquilación definitiva del individuo en la unidad del todo. La experiencia del Yo se toma como experiencia de la divinidad, por lo que se debe mirar hacia dentro para descubrir la auténtica sabiduría, creatividad y fuerza.   

Monismo: doctrina metafísica según la cual las diferencias entre las cosas son ilusorias. Sólo hay un ser universal único, del cual cada cosa y cada persona son sólo una parte. En la medida en que el monismo de la Nueva Era incluye la idea de que la realidad es fundamentalmente espiritual, es una forma contemporánea del panteísmo (que rechaza a veces explícitamente el materialismo, en especial el marxismo). Su pretensión de resolver todo dualismo no deja lugar a un Dios transcendente, de manera que todo es Dios. Para el cristianismo se plantea un problema ulterior cuando se suscita la cuestión del origen del mal. C. G. Jung vio el mal como el « lado sombrío » de Dios, que, en el teísmo clásico, es todo bondad.   

Movimiento del Potencial Humano: desde sus comienzos (Esalen, California, en los años 1960), se ha convertido en una red de grupos que promueven la liberación de la capacidad humana innata de creatividad mediante la realización del yo. Cada vez son más las empresas que utilizan diversas técnicas de transformación personal en programas de formación de dirigentes, en definitiva por puras razones económicas. Si bien las Tecnologías Transpersonales, el Movimiento por una Conciencia Espiritual Interior, el Desarrollo Organizativo, y la Transformación Organizativa, se presentan como no-religiosos, en realidad los empleados de las empresas pueden encontrarse sometidos a una « espiritualidad » extraña en una situación que plantea conflictos con su libertad personal. Hay vínculos evidentes entre la espiritualidad oriental y la psicoterapia, mientras que la psicología jungiana y el Movimiento del Potencial Humano han ejercido su influjo sobre el chamanismo y formas « reconstruidas » del paganismo, como el druidismo y la wicca. En sentido amplio, el « crecimiento personal » puede entenderse como la forma que adopta la « salvación religiosa » en el movimiento de la Nueva Era: se afirma que la liberación del sufrimiento y de la debilidad humanas se alcanzará desarrollando nuestro potencial humano, lo cual da como resultado el que nos encontremos cada vez más en contacto con nuestra divinidad interior. 104   

Música New Age: se trata de una industria floreciente. Este tipo de música suele promocionarse como un medio para alcanzar la armonía consigo mismo y con el mundo. En parte suele ser música « celta » o druídica. Algunos compositores New Age sostienen que su música tiene como objeto tender puentes entre lo consciente y lo inconsciente, lo cual es especialmente cierto cuando además de melodías hay una repetición meditativa y rítmica de estribillos clave. Al igual que otros muchos fenómenos de la Nueva Era, algunas de estas músicas se proponen como una introducción a este movimiento, pero la mayoría tiene sencillamente una finalidad comercial o artística.   

Neopaganismo: término rechazado con frecuencia por aquellos a quienes se aplica. Se refiere a una corriente que sigue un trayecto paralelo al de la Nueva Era y con el cual suele relacionarse. En la oleada de reacción contra las religiones tradicionales, especialmente la herencia judeocristiana de occidente, son muchos los que han vuelto la mirada a las antiguas religiones indígenas, tradicionales, paganas. Se considera que cuanto precedió al cristianismo era más conforme al espíritu de la tierra y de la nación, o que era una forma pura de la religión natural, en contacto con las fuerzas de la naturaleza, a menudo matriarcal, mágica o chamánica. Según dicen, la humanidad será más sana si retorna al ciclo natural de las fiestas (agrícolas) y a la afirmación general de la vida. Algunas religiones « neopaganas » son reconstrucciones recientes cuya verdadera relación con las formas originales puede ser discutible, particularmente en los casos en que están dominadas por componentes ideológicos modernos como la ecología, el feminismo o, en casos raros, por los mitos de pureza racial. 105   

Ocultismo: el conocimiento oculto (escondido) y las fuerzas de la mente y la naturaleza se hallan en la base de las creencias y prácticas vinculadas a una supuesta « filosofía perenne » oculta, derivada, por una parte, de la magia y la alquimia griega antigua, y de la mística judía por otra. Se conservan ocultas mediante un código secreto impuesto a los iniciados en los grupos y sociedades que conservan el conocimiento y las técnicas que implican. En el siglo XIX, el espiritismo y la Sociedad Teosófica introdujeron nuevas formas de ocultismo que, a su vez, han influido en varias corrientes de la Nueva Era.   

Panteísmo: (en griego pan = todo y theós = Dios) la creencia de que todo es Dios o, en ocasiones, que todo está en dios y dios está en todo (panenteísmo). Todo elemento del universo es divino, y la divinidad está presente por igual en todo. En esta visión no tiene cabida Dios como un ser distinto en el sentido del teísmo clásico. 

Parapsicología: trata de cosas como la percepción extrasensorial, la telepatía mental, la telequinesia, la sanación psíquica y la comunicación con espíritus mediante médiums o el channeling. A pesar de las duras críticas de los científicos, la parapsicología ha ido creciendo y encaja perfectamente en la mentalidad popular de ciertos sectores de la Nueva Era, según la cual los seres humanos tienen habilidades psíquicas extraordinarias, aunque con frecuencia en un estadio poco desarrollado.   

Pensamiento Nuevo: movimiento religioso del siglo XIX fundado en los Estados Unidos de América. Tuvo su origen en el idealismo, del cual era una forma popularizada. Se decía que Dios era completamente bueno y el mal una mera ilusión; la realidad básica era la mente. Puesto que es la mente la que causa los acontecimientos de la propia vida, el individuo debe asumir la responsabilidad última sobre cada uno de los aspectos de su situación.   

Pensamiento Positivo: convicción de que las personas pueden cambiar la realidad física o las circunstancias externas alterando su actitud mental, pensando de manera positiva y constructiva. A veces es un modo de percibir conscientemente creencias inconscientes que determinan nuestra situación vital. A los adeptos del Pensamiento Positivo se les promete salud, integridad e incluso inmortalidad.   

Psicología profunda: la escuela de psicología fundada por C. G. Jung, antiguo discípulo de Freud. Jung reconocía que la religión y los temas espirituales eran importantes para la integridad y la salud. La interpretación de los sueños y el análisis de los arquetipos fueron elementos clave de su método. Los arquetipos son formas que pertenecen a la estructura heredada de la psique humana. Aparecen en los temas o imágenes recurrentes de los sueños, fantasías, mitos y cuentos de hadas.              

Rebirthing: (v. Renacer

Reencarnación: en el contexto de la Nueva Era, la reencarnación está vinculada al concepto de la evolución ascendente hasta convertirse en un ser divino. A diferencia de religiones de la India, o derivadas de ellas, la Nueva Era concibe la reencarnación como el progreso del alma individual hacia un estado más perfecto. Lo que se reencarna es esencialmente algo inmaterial o espiritual; más exactamente, es la conciencia, la chispa de energía que en la persona comparte la energía cósmica o « crística ». La muerte no es sino el paso del alma de un cuerpo a otro.   

Renacer: a comienzos de los años 1970, Leonard Orr describió el renacer (rebirthing) como un proceso mediante el cual a una persona puede identificar y aislar áreas de su conciencia sin resolver y que son origen de sus problemas actuales.   

Rosacruces: son grupos ocultos occidentales relacionados con la alquimia, la astrología, la teosofía y las interpretaciones cabalísticas de la Sagrada Escritura. La Fraternidad Rosacruciana contribuyó al renacimiento de la astrología en el siglo XX, mientras que la Antigua y Mística Orden de la Rosae Crucis (AMORC) vinculó el éxito con una supuesta capacidad para materializar las imágenes mentales de salud, riqueza y felicidad. 

Teosofía: término antiguo, que se refería originalmente a una especie de mística. Se la ha relacionado con los gnósticos y los neoplatónicos griegos, con el Maestro Eckhart, Nicolás de Cusa y Jacob Boehme. La Sociedad Teosófica, fundada por Helena Petrovna Blavatsky y otros en 1875 confirió gran importancia al término. La mística teosófica tiende al monismo, acentúa la unidad esencial de los componentes espirituales y materiales del universo. Busca también las fuerzas ocultas responsables de la interacción entre la materia y el espíritu, de modo que la mente humana y la divina acaben por encontrarse. Es aquí donde la teosofía ofrece la redención mística o la iluminación.   

Trascendentalismo: movimiento de escritores y pensadores del siglo XIX de Nueva Inglaterra, que compartían un conjunto idealista de creencias en la unidad esencial de la creación, la bondad innata de la persona humana, y la superioridad de la intuición frente a la lógica y la experiencia para descubrir las verdades más profundas. La figura principal es Ralph Waldo Emerson, que se apartó del cristianismo ortodoxo, y a través de los Unitarios pasó a un nuevo misticismo natural que integraba conceptos del hinduismo con otros de carácter popular americano, tales como el individualismo, la responsabilidad personal y la necesidad de triunfar.   

Wicca: antiguo término inglés para designar a las brujas, aplicado a un resurgir neopagano de algunos elementos de la magia ritual. Acuñado en 1939 por Gerhard Gardner en Inglaterra: se basaba en algunos textos eruditos, según los cuales la brujería europea medieval era una antigua religión natural perseguida por los cristianos. Con el nombre « the Craft », se extendió rápidamente en Estados Unidos durante los años 1960, donde se vinculó con la « espiritualidad de las mujeres».   

  

7.3. Lugares clave de la Nueva Era   

Esalen: comunidad fundada en Big Sur, California, en 1962, por Michael Murphy y Richard Price, cuyo objetivo fundamental era llegar a la auto-realización del ser mediante el nudismo, las visiones y la « medicina suave ». Se ha convertido en uno de los centros más importantes del Movimiento del Potencial Humano, y ha difundido sus ideas respecto a la medicina holística en el mundo de la educación, la política y la economía. Lleva a cabo esta tarea mediante cursos sobre religión comparada, mitología, misticismo, meditación, psicoterapia, expansión de la conciencia, etc. Junto con Findhorn, se le considera el punto clave del crecimiento de la conciencia de Acuario. El Instituto Soviético-Americano de Esalen cooperó con funcionarios soviéticos en el Proyecto de promoción de la Salud.   

Findhorn: esta comunidad agrícola holística iniciada por Peter y Eileen Caddy logró el crecimiento de plantas enormes mediante métodos no convencionales. La fundación de la comunidad Findhorn en Escocia en 1965 constituyó un importante hito en el movimiento que lleva la etiqueta de Nueva Era. De hecho « se consideró que Findhorn encarnaba sus principales ideas de transformación ». La búsqueda de una conciencia universal, el ideal de la armonía con la naturaleza, la visión de un mundo transformado, y la práctica del channeling, todo lo cual son elementos clave del Movimiento de la Nueva Era, se hallaron presentes en Findhorn desde su fundación. El éxito de esta comunidad la llevó a convertirse en modelo e inspiración de otros grupos, tales como las Alternativas de Londres, Esalen en Big Sur, California, y el Centro Abierto y el Instituto Omega de Nueva York ». 106   

Monte Verità: comunidad utópica cerca de Ascona, Suiza. Desde finales del siglo XIX fue punto de encuentro de los exponentes europeos y americanos de la contracultura en ámbitos tales como la política, la psicología y la ecología. Las conferencias Eranos se vienen celebrando allí todos los años desde 1933, reuniendo a grandes luminarias de la Nueva Era. Sus anuarios manifiestan claramente la intención de crear una religión mundial integrada. 107 Resulta fascinante ver la lista de quienes se han reunido en Monte Verità a lo largo de los años. 

  

8 RECURSOS   

  

8.1. Documentos del Magisterio de la Iglesia Católica   

Juan Pablo II, Alocución a los Obispos Norteamericanos de Kansas, Missouri y Nebraska en su visita “ad limina”, 28 de mayo de 1993. 

Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia Católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana (Orationis Formas), Ciudad del Vaticano (Libreria Editrice Vaticana) 1989. 

Comisión Teológica Internacional, Algunas cuestiones actuales de escatología,1992, n. 9-10 (sobre la reincarnación). 

Comisión Teológica Internacional, Algunas cuestiones sobre la teología de la Redención,1995, I29 y II35-36. 

Comité para la Cultura de la Conferencia Episcopal Argentina, Frente a una Nueva Era. Desafío a la pastoral en el horizonte de la Nueva Evangelización,1993. 

Comisión Teológica Irlandesa, A New Age of the Spirit? A Catholic Response to the New Age Phenomenon, Dublín 1994. 

Godfried Danneels, Au-delà de la mort: réincarnation et resurrection, Carta Pastoral, Pascua de 1991. 

Godfried Danneels, Le Christ ou le Verseau? Carta Pastoral, Navidad 1990. 

Carlo Maccari, « La ‘mistica cosmica' del New Age », en Religioni e Sette nel Mondo 1996/2. 

Carlo Maccari, La New Age di fronte alla fede cristiana, Turín (LDC) 1994. 

Edward Anthony McCarthy, The New Age Movement, Instrucción Pastoral, 1992. 

Paul Poupard, Felicità e fede cristiana, Casale Monferrato (Ed. Piemme) 1992

Joseph Ratzinger, Situación actual de la fe y la teología, Guadalajara, mayo de 1996, en L'Osservatore Romano (edición española) 1 de noviembre de 1996. 

Norberto Rivera Carrera, Instrucción Pastoral sobre el New Age, 7 de enero de 1996. 

Christoph von Schönborn, Risurrezione e reincarnazione, Casale Monferrato (Piemme) 1990. 

J. Francis Stafford,Il movimento « New Age », en L'Osservatore Romano (edición italiana), 30 de octubre de 1992. 

Grupo de Trabajo sobre Nuevos Movimientos Religiosos, Ciudad del Vaticano (ed.), Sectas y Nuevos Movimientos Religiosos. Antología de documentos de la Iglesia Católica, Santafé de Bogotá (CELAM) 1996. 

  

8.2. Estudios cristianos   

Michel Anglarès, Nouvel Age et Foi Chrétienne, Paris (Centurion) 1992. Trad. esp. Nueva Era y fe cristiana, Madrid 1994. 

Raúl Berzosa Martínez, Nueva Era y Cristianismo. Entre el diálogo y la ruptura, Madrid (BAC) 1995. 

André Fortin, Les Galeries du Nouvel Age: un chrétien s'y promène, Ottawa (Novalis) 1993. 

Grupo de Trabajo Ecuménico « Neue Religiöse Bewegungen in der Schweiz », New Age – aus christlicher Sicht, Freiburg (Paulusverlag) 1987. 

Claude Labrecque, Une religion américaine. Pistes de discernement chrétien sur les courants populaires du “Nouvel Age”, Montréal (Médiaspaul) 1994. 

The Methodist Faith and Order Committee, The New Age Movement Report to Conference 1994. 

Aidan Nichols, « The New Age Movement », en The Month, March 1992, pp. 84-89. 

Alessandro Olivieri Pennesi, Il Cristo del New Age. Indagine critica, Ciudad del Vaticano (Libreria Editrice Vaticana) 1999. 

Mitch Pacwas.j., Catholics and the New Age. How Good People are being drawn into Jungian Psychology, the Enneagram and the New Age of Aquarius, Ann Arbor MI (Servant) 1992. 

John Saliba, Christian Responses to the New Age Movement. A Critical Assessment, London (Chapman) 1999. 

Josef SüdbrackSJ, Neue Religiosität - Herausforderung für die Christen, Mainz (Matthias-Grünewald-Verlag) 1987. Trad. esp.: La nueva religiosidad, Madrid 1990. 

« Theologie für Laien », Secretariado, Faszination Esoterik, Zürich (Theologie für Laien) 1996. 

David Toolan, Facing West from California's Shores. A Jesuit's Journey into New Age Consciousness, New York (Crossroad) 1987. 

Juan Carlos Urrea Viera, « New Age ». Visión Histórico-Doctrinal y Principales Desafíos, Santafé de Bogotá (CELAM) 1996. 

Jean Vernette, « L'avventura spirituale dei figli dell'Acquario », en Religioni e Sette nel Mondo 19962. 

Jean Vernette, Jésus dans la nouvelle religiosité, Paris (Desclée) 1987. 

Jean Vernette, Le New Age, Paris (P.U.F.) 1992.   

  

9 BIBLIOGRAFÍA GENERAL   
 

9.1. Algunos libros de la Nueva Era   

WilliamBloom, The New Age. An Anthology of Essential Writings, London (Rider) 1991. 

Fritjof Capra, The Tao of Physics: An Exploration of the Parallels between Modern Physics and Eastern Mysticism, Berkeley (Shambhala) 1975. 

Fritjof Capra, The Turning Point: Science, Society and the Rising Culture, Toronto (Bantam) 1983. 

Benjamin Creme, The Reappearance of Christ and the Masters of Wisdom, London (Tara Press) 1979. 

Marilyn Ferguson, The Aquarian Conspiracy. Personal and Social Transformation in Our Time, Los Angeles (Tarcher) 1980. Trad. esp. La conspiración de Acuario. Transformaciones personales y sociales en este fin de siglo, Barcelona (Kairós) 1985. 

Chris Griscom, Ecstasy is a New Frequency: Teachings of the Light Institute, New York (Simon & Schuster) 1987. 

Thomas Kuhn, La estructura de las revoluciones científicas, México (FCE) . 

David Spangler, The New Age Vision, Forres (Findhorn Publications) 1980. 

David Spangler, Revelation: The Birth of a New Age, San Francisco (Rainbow Bridge) 1976. 

David Spangler, Towards a Planetary Vision, Forres (Findhorn Publications) 1977. 

David Spangler, The New Age, Issaquah (The Morningtown Press) 1988. 

David Spangler, The Rebirth of the Sacred, London (Gateway Books) 1988. Trad. esp. Emergencia. El renacimiento de lo sagrado, Barcelona 1991. 

  

9.2. Obras históricas, descriptivas y analíticas   

Christoph Bochinger, « New Age » und moderne Religion: Religionswissenschaftliche Untersuchungen, Gütersloh (Kaiser) 1994. 

Bernard Franck, Lexique du Nouvel-Age, Limoges (Droguet-Ardant) 1993. Trad. Esp.: Diccionario de la Nueva Era, Estella (Verbo Divino) 1994. 

Hans Gasper, Joachim Müllerand Friederike Valentin, Lexikon der Sekten, Sondergruppen und Weltanschauungen. Fakten, Hintergründe, Klärungen, edición actualizada, Freiburg-Basel-Vienna (Herder) 2000. Véase, entre otros, los artículos « New Age » por Christoph Schorsch,Karl R. Essmanny Medard Kehl,y « Reinkarnation » por Reinhard Hümmel. 

Manuel Guerra Gomez, Diccionario enciclopédico de las Sectas, s.v. « Nueva Era », Madrid 1998, 617-632. 

Manabu Hagay Robert J. Kisala(ed.), « The New Age in Japan », en Japanese Journal of Religious Studies, Otoño 1995, vol. 22, n. 3 y 4. 

Wouter Hanegraaff, New Age Religion and Western Culture. Esotericism in the Mirror of Nature, Leiden-New York-Köln (Brill) 1996. Contiene abundante bibliografía. 

Paul Heelas, The New Age Movement. The Celebration of the Self and the Sacralization of Modernity, Oxford (Blackwell) 1996. 

Massimo Introvigne, New Age & Next Age, Casale Monferrato (Piemme) 2000. 

Michel Lacroix, L'Ideologia della New Age, Milano (Il Saggiatore) 1998. 

J. Gordon Melton, New Age Encyclopedia, Detroit (Gale Research Inc) 1990. 

Elliot Miller, A Crash Course in the New Age, Eastbourne (Monarch) 1989. 

Georges Minois, Histoire de l'athéisme, Paris (Fayard) 1998. 

Arild Romarheim, The Aquarian Christ. Jesus Christ as Portrayed by New Religious Movements, Hong Kong (Good Tiding) 1992. 

Hans-Jürgen Ruppert, Durchbruch zur Innenwelt. Spirituelle Impulse aus New Age und Esoterik in kritischer Beleuchtung, Stuttgart (Quell Verlag) 1988. 

Edwin Schur, The Awareness Trap. Self-Absorption instead of Social Change, New York (McGraw Hill) 1977. 

Rodney Starky William Sims Bainbridge, The Future of Religion. Secularisation, Revival and Cult Formation, Berkeley (University of California Press) 1985. 

Steven Sutcliffey Marion Bowman(eds), Beyond the New Age. Exploring Alternative Spirituality, Edinburgh (Edinburgh University Press), 2000. 

Charles Taylor, Sources of the Self. The Making of the Modern Identity, Cambridge (Cambridge University Press) 1989. 

Charles Taylor, The Ethics of Authenticity, London (Harvard University Press) 1991. 

Edênio Valles.v.d., « Psicologia e energias da mente: teorias alternativas », en A Igreja Católica diante do pluralismo religioso do Brasil (III). Estudos da CNBB n. 71, São Paulo (Paulus) 1994. 

World Commission on Culture and Development, Our Creative Diversity. Report of the World Commission on Culture and Development, Paris (UNESCO) 1995. 

M. York,« The New Age Movement in Great Britain », en Syzygy. Journal of Alternative Religion and Culture, 1:2-3 (1992) Stanford CA.   

  


Notas

(1) Paul Heelas, The New Age Movement. The Celebration of the Self and the Sacralization of Modernity. Oxford (Blackwell) 1966, p. 137. 

(2) Cf. P. Heelas, op. cit., p. 164s. 

(3) Cf. P. Heelas, op. cit., p. 173. 

(4) Cf. Juan PabloII, Carta Encíclica Dominum et vivificantem (18 de mayo de 1986), 53. 

(5) Cf. Gilbert Markuso.p., « Celtic Schmeltic » (1), en Spirituality, vol. 4, noviembre-diciembre de 1998, no 21, pp. 379-383; y (2) en Spirituality, vol. 5, enero-febrero de 1999, n. 22, pp. 57-61. 

(6) Juan PabloII, Cruzando el umbral de la esperanza, Barcelona (Plaza & Janés) 1994, pp. 103-104. 

(7) Cf. especialmente Massimo Introvigne, New Age & Next Age, Casale Monferrato (Piemme) 2000. 

(8) M. Introvigne, op. cit., p. 267. 

(9) Cf. Michel Lacroix, L'Ideologia della New Age, Milano (il Saggiatore) 1998, p. 86. La palabra « secta » se usa aquí no en sentido peyorativo, sino más bien para denotar un fenómeno sociológico. 

(10) Cf. Wouter J. Hanegraaff, New Age Religion and Western Culture. Esotericism in the Mirror of Secular Thought, Leiden-New York-Köln (Brill) 1996, p. 377 et passim. 

(11) Cf. Rodney Starkand William Sims Brainbridge, The Future of Religion. Secularisation, Revival and Cult Formation, Berkeley (University of California Press) 1985. 

(12) Cf. M. Lacroix, op. cit., p. 8. 

(13) El curso suizo « Theologie für Laien » titulado Faszination Esoterik lo plantea con claridad. Cf. « Kursmappe 1 – New Age und Esoterik », texto acompañado de diapositivas, p. 9. 

(14) El término ya aparece en el título de The New Age Magazine,publicado por el Antiguo Rito Masónico Escocés Aceptado en la jurisdicción meridional de los Estados Unidos de América, remontándose a 1900. Cf. M. York,« The New Age Movement in Great Britain », en Syzygy. Journal of Alternative Religion and Culture, 1:2-3 (1992), Stanford CA, p. 156, nota 6. La datación exacta y la naturaleza del cambio a la Nueva Era son interpretadas de maneras distintas según los diferentes autores. Las estimaciones para tal fecha oscilan entre 1967 y 2376. 

(15) A finales de 1977, Marilyn Fergusonenvió un cuestionario a 210 « personas comprometidas en la transformación social », a los que también llama « Conspiradores de Acuario ». Es interesante lo que sigue: « Cuando se pedía a los encuestados que dieran el nombre de los individuos cuyas ideas les habían influido, bien a través del contacto personal, bien por medio de sus escritos, los más nombrados, por orden de frecuencia, fueron: Pierre Teilhard de Chardin, C. G. Jung, Abraham Maslow, Carl Rogers, Aldous Huxley, Roberto Assagioli y J. Krishnamurti. También aparecen mencionados frecuentemente: Paul Tillich, Hermann Hesse, Alfred North Whitehead, Martin Buber, Ruth Benedict, Margaret Mead, Gregory Bateson, Tarthang Tulku, Alan Watts, Sri Aurobindo, Swami Muktananda, D. T. Suzuki, Thomas Merton, Willis Harman, Kenneth Boulding, Elise Boulding, Erich Fromm, Marshall McLuhan, Buckminster Fuller, Frederic Spiegelberg, Alfred Korzybski, Heinz von Foerster, John Lilly, Werner Erhard, Oscar Ichazo, Maharishi Mahesh Yoghi, Joseph Chilion Pearce, Karl Pribram, Gardner Murphy, y Albert Einstein »: The Aquarian Conspiracy. Personal and Social Transformation in Our Time, Los Angeles, (Tarcher) 1980, p. 50 (nota 1) y p. 434. (Trad. esp. La conspiración de Acuario. Transformaciones personales y sociales en este fin de siglo, Barcelona [Kairós] 1985). 

(16) W.J. Hanegraaff , op. cit., p. 520. 

(17) Comisión Teológica Irlandesa, A New Age of Spirit? A Catholic Response to the New Age Phenomenon, Dublín 1994, capítulo 3. 

(18) Cf. La estructura de las revoluciones científicas, México, FCE, 1995. 

(19) Cf. Alessandro Olivieri Pennesi, Il Cristo del New Age. Indagine critica, Ciudad del Vaticano (Librería Editrice Vaticana) 1999, passim, pero especialmente las pp. 11-34. Véase también la sección 4 más abajo. 

(20) Merece la pena recordar la letra de esta canción, que se grabó inmediatamente en las mentes de toda una generación, tanto en Norteamérica como en Europa occidental: « When the Moon is in the Seventh House, and Jupiter aligns with Mars, then Peace will guide the Planets, and Love will steer the Stars. This is the dawning of the Age of Aquarius... Harmony and understanding, sympathy and trust abounding; No more falsehoods or derision –golden living, dreams of visions, mystic crystal revelation, and the mind's true liberation. Aquarius... ». 

(« Cuando la Luna esté en la Séptima Casa, y Júpiter se alinee con Marte, entonces la Paz guiará a los Planetas, y el Amor conducirá a las Estrellas. Es el amanecer de la Era de Acuario... Abundarán la armonía y la comprensión, la simpatía y la confianza, no habrá más engaños ni más burlas: una vida dorada, sueños de visiones, una revelación mística cristalina, y la auténtica liberación de la mente. Acuario... »). 

(21) Paul Heelas, op. cit., p. 1 y s. La publicación de agosto de 1978 de la Coalición Cristiana de Berkeley lo expresa de este modo: « Hace exactamente diez años la espiritualidad “funky” a base de drogas de los hippies y la mística de los yogis occidentales se limitaban a la contracultura. Hoy día, ambas se han abierto camino en la corriente fundamental de nuestra mentalidad cultural. La ciencia, las profesiones de la salud, las artes, por no mencionar la psicología y la religión, están todas comprometidas en una reconstrucción fundamental de sus premisas básicas ». Citado en Marilyn Ferguson, The Aquarian Conspiracy. Personal and Social Transformation in Our Time, Los Angeles (Tarchner) 1980, p. 370 y ss. 

(22) Cf. Chris Griscom, Ecstasy is a New Frequency: Teachings of the Light Institute, New York, (Simon & Schuster) 1987, p. 82. 

(23) Véase el Glosario de términos, § 7.2 Glosario selecto. 

(24) Cf. W.J. Hanegraaff, op. cit. capítulo 15 (« The Mirror of Secular Thought »). El sistema de correspondencias está heredado claramente del esoterismo tradicional, pero tiene un significado nuevo para quienes siguen (conscientemente o no) a Swedenborg. Mientras que para la doctrina esotérica tradicional cada elemento natural poseía en su interior la vida divina, para Swedenborg la naturaleza es un reflejo muerto del mundo espiritual vivo. Esta idea está muy metida en el corazón de la visión posmoderna de un mundo desencantado y en los diversos intentos por « re-encantarlo ». Blavatsky rechazó las correspondencias y Jung relativizó fuertemente la causalidad a favor de la cosmovisión esotérica de las correspondencias. 

(25) W.J. Hanegraaff, op. cit., pp. 54-55. 

(26) Cf. Reinhard Hümmel,« Reinkarnation », en Hans Gasper,Joachim Müller, Friederike Valentin(eds.), Lexikon der Sekten, Sondergruppen und Weltanschauungen. Fakten, Hintergründe, Klärungen, Freiburg-Basel-Wien (Herder) 2000, pp. 886-893. 

(27) Michael Fuss,« New Age and Europe. A Challenge for Theology », en Mission Studies Vol. VIII-2, 16, 1991, p. 192. 

(28) Ibid., loc. cit. 

(29) Ibid., p. 193. 

(30) Ibid., p. 199. 

(31) Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta a los Obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana (Orationis Formas), 1989, 14. Cf. Gaudium et Spes, 19; Fides et Ratio, 22. 

(32) W.J. Hanegraaff, op. cit., p. 448s. Los objetivos están citados según la versión definitiva (1896); las versiones anteriores subrayaban la irracionalidad del « fanatismo » y la urgencia de promover una educación no sectaria. Hanegraaff cita la descripción que hace J. Gordon Meltonde la religión de la Nueva Era como enraizada en la tradición « oculto-metafísica » (ibid., p. 455). 

(33) W.J. Hanegraaff, op. cit., p. 513. 

(34) Thomas M. KingSJ, « Jung and Catholic Spirituality », en America, 3 de abril de 1999, p. 14. El autor señala que los devotos de la Nueva Era « citan pasajes que tratan del I Ching, la astrología y el Zen, mientras que los católicos citan pasajes que tratan de los místicos cristianos, la liturgia y el valor psicológico del sacramento de la reconciliación » (p. 12). También incluye una lista de personalidades e instituciones espirituales claramente inspiradas y guiadas por la psicología de Jung. 

(35) Cf. W.J. Hanegraaff, op. cit., p. 501s. 

(36) C. J. Jung, Wandlungen und Symbole der Libido, citado en Hanegraaff, op. cit., p. 503. 

(37) Sobre este punto, cf. Michael Schooyans, L'Évangile face au désordre mondial, con un prefacio del Cardenal Joseph Ratzinger,París (Fayard) 1997. 

(38) Citado en The True and the False New Age. Introductory Ecumenical Notes, de la Comunidad Maranatha, Manchester (Maranatha) 1933, 8.10; no se especifica la numeración original de las páginas. 

(39) Michel Lacroix, L'Ideologia della New Age, Milán (il Saggiatore) 1998, pp. 84ss. 

(40) Cf. el apartado sobre las ideas de David Spangleren Actualité des religions n. 8, septembre 1999, p. 43. 

(41) M. Ferguson, op.cit., p. 407. 

(42) Ibid., p. 411. 

(43) « Ser americano... es precisamente imaginar un destino más que heredarlo. Siempre hemos sido habitantes del mito más que de la historia »: Leslie Fiedler,citado en M. Ferguson, op. cit., p. 142. 

(44) Cf. P. Heelas, op. cit., p. 173s. 

(45) David Spangler, The New Age, Issaquah (Morningtown Press) 1988, p. 14. 

(46) P. Heelas, op. cit., p. 168. 

(47) Véase el prefacio al libro de Michel Schooyans, L'Évangile face au désordre mondial, escrito por el Cardenal Joseph Ratzinger, París (Fayard) 1997. La cita está traducida del italiano, Il nuovo disordine mondiale, Cinisello Balsamo (San Paolo) 2000, p. 6. 

(48) Cf. Our Creative Diversity. Report of the World Commission on Culture and Development, París (UNESCO) 1995, que ilustra la importancia que se confiere a la celebración y promoción de la diversidad. 

(49) Cf. Christoph Bochinger, «New Age » und moderne Religion: Religionswissenschaftliche Untersuchungen, Güttersloh (Kaiser) 1994, especialmente el capítulo 3. 

(50) Las limitaciones de estas técnicas que, sin embargo, no son oración se discuten más adelante, § 3.4. Mística cristiana y mística Nueva Era. 

(51) Cf. Carlo Maccari, « La ‘mistica cosmica' del New Age » ,en Religioni e Sette nel Mondo 19962. 

(52) Jean Vernette, « L'avventura spirituale dei figli dell'Acquario », en Religioni e Sette nel Mondo 19962, p. 42s. 

(53) J. Vernette, loc. cit. 

(54) Cf. J. Gordon Melton, New Age Encyclopedia, Detroit (Gale Research) 1990, pp. xiii-xiv. 

(55) David Spangler, The Rebirth of the Sacred, Londres (Gateway Books) 1984, p. 78s. 

(56) David Spangler, The New Age, Issaquah (Morningtown Press) 1988, p. 13s. 

(57) Juan PabloII, Carta apostólica Tertio Millenio Adveniente (10 de noviembre de 1994), 9. 

(58) Matthew Fox, The Coming of the Cosmic Christ. The Healing of Mother Earth and the Birth of a Global Renaissance, San Francisco (Harper & Row) 1988, p. 135. 

(59) Cf. el documento publicado por el Comité para la Cultura de la Conferencia Episcopal Argentina Frente a una Nueva Era. Desafío a la pastoral en el horizonte de la Nueva Evangelización, 1993. 

(60) Congregación para la Doctrina de la Fe, Orationis Formas, 23. 

(61) Ibid., 3. Véanse las secciones sobre la meditación y la oración contemplativa en Catecismo de la Fe Cristiana, 2705-2719. 

(62) Cf. Orationis Formas, 13. 

(63) Cf. Brendan Pelphrey, «I said, You are Gods. Orthodox Christian Theosis and Deification in the New Religious Movements» en Spirituality East and West, Pascua 2000 (N. 13). 

(64) Adrian Smith, God and the Aquarian Age. The new era of the Kingdom, Great Wakering (Mc Crimmons) 1990, p. 49. 

(65) Cf. Benjamín Creme, The Reappearance of Christ and the Masters of Wisdom, Londres (Tara Press) 1979, p. 116. 

(66) Cf. Jean Vernette, Le New Age, París, (P.U.F.) 1992 (Collection Encyclopédique Que sais-je?), p. 14. 

(67) Catecismo de la Iglesia Católica, 52. 

(68) Cf. Alessandro Olivieri Pennesi,Il Cristo del New Age. Indagine Critica, Ciudad del Vaticano (Librería Editrice Vaticana) 1999, especialmente las páginas 13-34. La lista de puntos comunes está en la p. 33. 

(69) Credo de Nicea-Constantinopla. 

(70) Michel Lacroix, L'Ideologia della New Age, Milán (Il Saggiatore) 1998, p. 74. 

(71) Ibid., p. 68. 

(72) Edwin Schur, The Awareness Trap. Self-Absorption instead of Social Change, Nueva York (McGraw Hill) 1977, p. 68. 

(73) Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 355-383. 

(74) Cf. Paul Heelas, The New Age Movement. The Celebration of the Self and the Sacralization of Modernity, Oxford (Blackwell) 1996, p. 161. 

(75) A Catholic Response to the New Age Phenomenon, Comisión Teológica Irlandesa 1994, capítulo 3. 

(76) Congregación para la Doctrina de la Fe, Orationis Formas, 3. 

(77) Ibid., 7. 

(78) William Bloom, The New Age. An Anthology of Essential Writings, Londres (Rider) 1991, p. xvi. 

(79) Catecismo de la Iglesia Católica, 387. 

(80) Ibid., 1849. 

(81) Ibid., 1850. 

(82) Juan PabloII, Carta Apostólica Salvifici doloris sobre el sufrimiento humano (11 de febrero de 1984), 19. 

(83) Cf. David Spangler, The New Age, op. cit., p. 28. 

(84) Cf. Juan PabloII, Carta Encíclica Redemptoris Missio (7 de diciembre de 1990) 6, 28, y la Declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe Dominus Jesus (6 de agosto de 2000), 12. 

(85) Cf. R. Rhodes, The Counterfeit Christ of the New Age Movement, Grand Rapids (Baker) 1990, p. 129. 

(86) Helen Bergino.p., «Living One's Truth», en The Furrow, Enero 2000, p. 12. 

(87) Ibid., p. 15. 

(88) Cf. Paul Heelas, op. cit., p. 138. 

(89) Elliot Miller, A Crash Course in the New Age. Eastbourne (Monarch) 1989, p. 122. Para una documentación sobre la postura vehementemente anticristiana del espiritismo, cf. R. Laurence Moore, « Spiritualism », en Edwin S. Gaustad(ed.), The Rise of Adventism: Religion and Society in Mid-Nineteenth-Century America, Nueva York 1974, pp. 79-103, y también R. Laurence Moore, In Search of White Crows: Spiritualism, Parapsychology, and American Culture, Nueva York (Oxford University Press) 1977. 

(90) Cf. Juan PabloII, Carta encíclica Fides et Ratio (14 de septiembre de 1998), 36-48. 

(91) Cf. Juan PabloII, Alocución a los Obispos Norteamericanos de Iowa, Kansas, Missouri y Nebraska en su visita «ad limina», 28 de mayo de 1993. 

(92) Cf. Juan PabloII, Exhortación Apostólica Post-Sinodal Ecclesia in Africa, 103. El Consejo Pontificio para la Cultura ha publicado un guía que contiene una lista de estos centros en todo el mundo: Centros Culturales Católicos (3a edición, Ciudad del Vaticano, 2001). 

(93) Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Orationis Formas, y § 3 supra. 

(94) Ésta es un campo donde la falta de información puede desorientar a los responsables de la educación a causa de los grupos cuya verdadero programa es contrario al mensaje del Evangelio. Es el caso particularmente de los colegios y escuelas, donde los jóvenes, llenos de curiosidad y obligados a escuchar constituyen una presa fácil y un objetivo ideal para el comercio ideológico. Cf. la llamada de atención en Massimo Introvigne, New Age & Next Age, Casale Monferrato (Piemme) 2000, p. 277s. 

(95) Cf. J. Badewien,Antroposofia, en H. Waldenfels(ed.) Nuovo Dizionario delle Religioni, Cinisello Balsamo (san Paolo) 1993, p. 41. 

(96) Cf. Raúl Berzosa Martínez,Nueva Era y Cristianismo, Madrid (BAC) 1995, p. 214. 

(97) Helen Palmer, The Enneagram, Nueva York (Harper-Row) 1989. 

(98) Cf. el documento del Comité para la Cultura de la Conferencia Episcopal Argentina, op. cit. 

(99) 2 J. Gernet, en J.-P. Vernantet al., Divination et Rationalité,París (Seuil) 1974, p. 55. 

(100) Cf. Susan Greenwood, « Gender and Power in Magical Practices, en Steven Sutcliffey Marion Bowman(eds.), Beyond New Age. Exploring Alternative Spirituality, Edinburgo (Edinburgh University Press) 2000, p. 139. 

(101) Cf. M. Fuss, op. cit., pp. 198-199. 

(102) Cf. C. Maccari, La “New Age” di fronte alla fede cristiana, LeumannTorino (LDC) 1994, p.168. 

(103) Cf. W.J. Hanegraaff, op. cit., pp. 283-290. 

(104) Para un estudio breve pero esclarecedor del Movimiento del Potencial Humano, véase Elizabeth Puttik,« Personal Development: the Spiritualisation and Secularisation of the Human Potential Movement », en Steven Sutcliffey Marion Bowman(eds.), Beyond New Age. Exploring Alternative Spirituality, Edinburgo (Edinburgh University Press) 2000, pp. 201-219. 

(105) Sobre este último punto, sumamente delicado, véase el artículo « Neonazismus » de Eckhard Türken Hans Gasper, Joachim Müller, Friederike Valentin(eds.), Lexikon der Sekten, Sondergruppen und Weltanschauungen. Fakten, Hintergründe, Klärungen, Freiburg-Basel-Wien (Herder) 2000, p. 726. 

(106) Cf. John Saliba, Christian Responses to the New Age Movement. A Critical Assessment, London (Geoffrey Chapman) 1999, p. 1. 

(107) Cf. M. Fuss, op. cit., pp. 195-196.