LXXIX Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española

(Madrid, noviembre de 2002)

"LA IGLESIA DE ESPAÑA Y LOS GITANOS"

En el V aniversario de la beatificación de
Ceferino Giménez Malla

 

I. INTRODUCCIÓN

1.- El 4 de mayo de 1997 fue un día largamente esperado por la Iglesia universal, por la Iglesia que peregrina en España y, de modo especial, por la población gitana de todos los países del mundo. Ese día, el Papa Juan Pablo II beatificaba en la plaza de San Pedro del Vaticano al gitano español Ceferino Giménez Malla -El Pelé- y le proponía como intercesor y modelo para todo el pueblo cristiano.

2.- Ceferino nació en Benavent de Segriá en el año 1861 y residió en Barbastro hasta su muerte, en el 1936. Fue un verdadero gitano y un verdadero cristiano. Vivió su condición de gitano, esposo, tío, tratante... desde una profunda vida cristiana; y vivió su fe cristiana en un ambiente profundamente gitano. Ceferino supo unir lo mejor de los gitanos y lo mejor de los payos; participó de la libertad del nómada y de la estabilidad del sedentario encarnando la gracia del Evangelio en la cultura gitana. Desde el conocimiento progresivo de Jesucristo, aprendió Ceferino a optar por los más débiles y a pagar de buena gana el precio de la amistad y la fidelidad. Su sangre martirial, derramada violentamente, rubricó la trayectoria de una vida ejemplar. En el Beato Ceferino han visto los gitanos el referente cristiano más ejemplar para su pueblo.

3.- Con motivo de esa beatificación -la primera en la historia entre los miembros de la comunidad gitana- los obispos españoles dirigimos un mensaje a la Iglesia y a la sociedad española[i]. En dicho documento reconocíamos como una gracia y una tarea la beatificación de Ceferino, invitábamos a reconocer y apoyar todos los elementos positivos de la cultura gitana e insistíamos en la urgencia de compartir, con esta querida población, la Buena Noticia de Jesucristo.

En aquella ocasión los obispos nos comprometimos a publicar una reflexión pastoral más pausada sobre los gitanos y su evangelización. Al cumplirse el V Aniversario de la Beatificación de Ceferino nos disponemos a cumplir aquel compromiso.


4.- Con este nuevo documento, queremos:

- Agradecer a Dios el trabajo, el testimonio y la vida de Ceferino Giménez Malla, así como el de todos los que han vivido y compartido su fe en Jesucristo entre la población gitana;

- Estimular la acción pastoral de nuestra Iglesia con los gitanos, avivar el amor y la solicitud por ellos, seguir ofreciéndoles con renovado empeño lo más valioso que la Iglesia posee y que ya tantos gitanos comparten: la fe en nuestro Señor Jesucristo;

- Ayudar a la Iglesia de España a reconocer el rostro de Jesús también en medio del mundo gitano;

- Animar a nuestras parroquias a intensificar la acogida, la solidaridad y la evangelización de la comunidad gitana;

- Alentar a los propios gitanos a colaborar en su propia promoción e impulsar a los gitanos católicos a comprometerse activamente en la evangelización de su pueblo, siguiendo el ejemplo del beato Ceferino;

- Invitar a la población española mayoritaria -los llamados payos entre los gitanos- a hacer una lectura positiva de la "diferencia gitana";

- Agradecer y alentar el quehacer de las personas y asociaciones que trabajan responsablemente en pro de la promoción gitana.

II. LOS GITANOS ESPAÑOLES, UNA MINORÍA IMPORTANTE

 

Tenemos noticias documentadas de la presencia de gitanos en la Península Ibérica desde el año 1425[ii]. Cuando España no era aún un Estado moderno y unificado, los gitanos ya formaban parte del paisaje humano de nuestras ciudades y pueblos. Su larga presencia en España ha pasado por situaciones muy diversas. Su "diferencia" -la lengua, la forma de vestir, la manera de ganarse la vida y, de modo especial, su condición de nómadas, que les hacía incontrolables- chocaba con la mentalidad y las costumbres dominantes. Ello dio lugar a que los poderes de turno y la misma sociedad les miraran con desconfianza, hasta el punto de que, salvo algunos momentos de claridad y de bonanza en que hubo acogida y comprensión para con los de su etnia, no dejaron de sufrir a lo largo de su historia la aflicción del rechazo y, frecuentemente, la persecución. Es muy probable que la memoria más o menos consciente de esta injusticia histórica esté en la base de cierta actitud recelosa y desconfiada del gitano ante la sociedad.

5.- Se calcula que en España hay en la actualidad unos 600.000 gitanos calés. La situación de los mismos es muy desigual, muy poco uniforme. Los gitanos españoles presentan diferencias notables en razón de su nivel de vida, estudios, trabajo, comportamientos, lugar de residencia, etc. Desde hace algunos años están llegando a nuestro país, junto a los inmigrantes procedentes del Este de Europa, familias de gitanos rumanos, y también es frecuente encontrar algunos gitanos portugueses. La convivencia y la incorporación de unos y otros a nuestra sociedad, e incluso a la comunidad gitana española, no está resultando fácil.

6.- La industrialización ha concentrado a una buena parte de la población gitana en los suburbios de las ciudades y les ha obligado a abandonar apresuradamente sus oficios tradicionales (cestería, forja, trata de animales...), muy vinculados al mundo agrícola y rural. La venta ambulante y los trabajos temporeros agrícolas siguen ocupando hoy a muchas familias gitanas. De esta manera, algunos gitanos han pasado a engrosar las bolsas de marginación de las ciudades, junto a inmigrantes y otros sectores menos favorecidos de la sociedad.

En la actualidad los gitanos son en su mayor parte sedentarios de hecho, pero siguen teniendo el alma nómada. Su patria es la tierra entera, el sol y las estrellas.

7.- Los gitanos españoles de hoy participan de muchas de las características comunes al resto de los ciudadanos de nuestro país: viven, en general, cada vez mejor, tienen menos hijos, aumenta su nivel de alfabetización y formación, tienen unos comportamientos más estandarizados, están más secularizados... Pero también es verdad que se encuentra entre ellos un nivel de pobreza y marginación mayor que la media nacional; que suelen ocuparse en trabajos muy poco cualificados; que los niños gitanos sufren un importante fracaso escolar.

Se han dado muchos pasos en la promoción social de los gitanos, pero queda mucho por hacer. En teoría gozan de los mismos derechos que sus vecinos payos, pero en la práctica muchos malviven en la marginación y el paro. Junto al deseo de ser considerados ciudadanos de pleno derecho de la sociedad española, desean, con no menos ardor, seguir siendo gitanos y conservar su identidad y sus costumbre propias.

8.- Las palabras con que Juan Pablo II se refería recientemente a la situación de algunas minorías son aplicables también, en no pocos casos, a los gitanos: "Algunas minorías tienen en común además otra experiencia: la separación o la marginación. Es cierto que, a veces, un grupo puede escoger deliberadamente el vivir separado para proteger su cultura, pero más a menudo es también verdad que las minorías se encuentran ante barreras que las aíslan del resto de la sociedad. En este contexto, mientras la minoría tiende a encerrarse en sí misma, la población mayoritaria puede adoptar una actitud de rechazo del grupo minoritario en su conjunto, o de cada uno de sus miembros"[iii]. Los gitanos son hoy una de las minorías étnicas más importantes de nuestro país. Las diferentes opciones que se tomen respecto a ellos serán un referente importante para las demás minorías culturales.

 

III. UN PRESENTE CON MUCHAS LUCES Y ALGUNAS SOMBRAS

 

9.- El pasado no ha sido fácil para la comunidad gitana. El presente, en cambio, a pesar de sus muchas sombras, ofrece un panorama más halagüeño y esperanzador. Hay datos alentadores: la escolarización de los niños, el progreso en la alfabetización de los adultos, el aumento de la atención y educación sanitaria. Existe en nuestro país un número significativo de gitanos y de gitanas que están accediendo a la Universidad y un nutrido grupo con profesiones universitarias y liberales. Otros tienen una relevancia importante en el mundo del arte. Es así mismo admirable el trabajo de muchas asociaciones de promoción gitana, gestionadas en la mayoría de los casos por los propios gitanos; la progresiva superación del chabolismo; la creciente sensibilidad de las administraciones públicas que ponen cada vez más recursos para vencer los déficits de la comunidad gitana...

10.- Mirando hoy a la población gitana con realismo hay muchos motivos para la esperanza. Estamos plenamente convencidos de que el futuro será mejor que el presente. Pero, como ya hemos apuntado, no podemos engañarnos; también hay nubes en el horizonte: los gitanos ocupan el último puesto en cualificación laboral, esperanza de vida, acceso a una vivienda digna... y uno de los primeros en población reclusa, paro, droga, fracaso escolar, mortalidad infantil... Por otra parte, la sociedad española no ha superado todavía muchos de sus prejuicios ancestrales. Los gitanos españoles son muy sensibles a los estereotipos y generalizaciones que frecuentemente se vierten sobre ellos. Es necesario intensificar el trabajo de la Administración y de toda la sociedad para corregir prejuicios racistas y promover el respeto y el diálogo intercultural.

 

IV. LOS VALORES GITANOS

 

11.- Hemos dicho antes que, en medio de sus luces y sus sombras, los gitanos se sienten orgullosos de serlo y desean seguir siendo gitanos. Esto se percibe en los más humildes, pero también en los más promocionados e integrados en la sociedad mayoritaria. Se sienten españoles, europeos... pero sobre todo se sienten gitanos. En los momentos más densos de su vida afloran siempre las claves y los valores gitanos. Dichos valores no están escritos en ningún documento oficial, ni son vividos en todos los casos de la misma manera; algunos incluso corren el riesgo de ir poco a poco perdiéndose; sin embargo, son los principales valores donde se reconocen la mayoría de los gitanos. Reseñamos algunos:

- El respeto a la familia como institución suprema de la sociedad gitana. La identidad personal del gitano viene en gran medida determinada por su familia: siempre será miembro de esta o de aquella familia y cargará gustosamente con sus ventajas e inconvenientes;

- La veneración por los miembros de más edad. Los mayores son acreedores de un respeto especial porque acumulan la memoria y la sabiduría de la vida. En momentos delicados buscarán el consejo de los "tíos" y su parecer será muy tenido en cuenta;

- Una concepción más humana del trabajo. El trabajo no lo es todo ni lo más importante para un gitano. El gitano no vive para trabajar, trabaja para vivir. Lo fundamental es la vida, la familia, la convivencia. El trabajo es sólo un medio al servicio de la vida y la familia;

- La hospitalidad y la solidaridad con los miembros de la etnia. Los gitanos guardan memoria de la necesidad y los malos momentos pasados y desean evitarlos a los que son de los suyos. Entre ellos hay una corriente de solidaridad profunda que no puede olvidar que el gitano desconocido, es un primo, un familiar;

- La virginidad de la mujer antes del matrimonio, que es un valor cristiano en sí, ha venido siendo un signo característico de la comunidad gitana, si bien ha dado lugar a que muchas jóvenes, con frecuencia, contrajeran matrimonio prematuramente.

- El respeto a los muertos. Los muertos siguen vivos de otro modo; merecen más que nunca todo el respeto del mundo. Ofender la memoria de un familiar difunto se considera una ofensa gravísima;

- Son, así mismo valores muy apreciados en el pueblo gitano el sentido de libertad, el respeto a la palabra dada, el amor a la naturaleza...

FIDELIDAD A LA TRADICIÓN Y RENOVACIÓN

 

12.- Desde la lealtad y el cariño al pueblo gitano, queremos hacernos eco de lo que es ya el sentir de muchos gitanos preocupados por sus hermanos de etnia: que el cultivo de los propios valores, algunos de los cuales se han apuntado más arriba, no debe servir de coartada para el aislamiento; que el derecho a la diferencia no implica permanecer anclados en formas culturales que rehusen abrirse a los mejores y más nobles avances sociales, como es todo lo referente a la igualdad de dignidad y derechos del hombre y la mujer, a la participación social, a la asunción de los modos más civilizados de convivencia en sociedad; que el sentido familiar, tan fuerte entre los gitanos, no ha de dar lugar nunca a que los agravios personales o colectivos entre los de la misma etnia se traduzcan en resentimientos tan perdurables entre familias gitanas que se transmitan, como una herencia tribal, de generación en generación.

 
13.- La mujer gitana, que ha sido tan generosa en la generación de la vida y que ha tenido un papel tan importante en la educación de los hijos, el cuidado de los mayores y en la transmisión de la cultura gitana, se está incorporando con fuerza a la vida laboral, asociativa y a la participación social. Sin embargo, a no pocas mujeres gitanas, les queda todavía un largo trecho hasta alcanzar los niveles deseables de promoción en su condición de mujeres, esposas y gitanas.


14.- Los mismos gitanos han de ser los primeros en comprometerse para acabar con determinados comportamientos que, aunque no son ni mucho menos generalizables, están dando lugar a que en algunas barriadas y ciudades se identifique a la comunidad gitana con el tráfico de drogas y el dinero fácil. Estas formas de actuación, aunque cuenten con el atenuante de las condiciones a veces inhumanas y menesterosas en que les ha tocado vivir, han hecho y están haciendo un daño inmenso al pueblo gitano.

15.- En las visitas a las parroquias de nuestras diócesis, los obispos nos alegramos cuando nos encontramos con gitanos plenamente integrados en las mismas y, a la vez, plenamente fieles a los valores de la tradición gitana. Por eso, animamos a los gitanos a cuidar sus raíces y sus señas de identidad y a participar activa y responsablemente en la vida de la sociedad y de la Iglesia. Los gitanos pueden enriquecerse con los valores de los demás y pueden y deben enriquecer a los no gitanos con sus propios valores.

 

V. MISIÓN DE LA IGLESIA ENTRE LOS GITANOS.


AUTOCRÍTICA Y LLAMADA A LA CREATIVIDAD

 

16.- La Sagrada Escritura es la principal fuente inspiradora de nuestra mirada y de nuestro actuar de obispos entre la población gitana.

Queremos mirar y tratar a los gitanos como Dios lo hace. Nuestra misión es continuar en el tiempo y el espacio colaborando humildemente en el servicio a la salvación de la humanidad, que Dios comenzó en los albores de la historia y que culminó en la muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

17.- "En aquellos días, el Señor dijo a Abraham:

- Sal de tu tierra, de tu patria
y de la casa de tu padre
hacia la tierra que te mostraré.
Haré de ti un gran pueblo,
te bendeciré, haré famoso tu nombre,
y será una bendición"[iv]

El pueblo de Israel, en una de sus confesiones de fe más antiguas se identifica así: "Mi padre fue un arameo errante que bajó a Egipto" ( Dt.26,5). Los gitanos se identifican en gran medida con el pueblo del Antiguo Testamento; como él, han conocido un largo éxodo desde la India originaria; como el pueblo de Israel, han vivido siempre su travesía con los ojos y los oídos pendientes de Dios; conciben la vida como bendición y esperan firmemente el cumplimiento de las promesas divinas. El pueblo gitano comparte con la tradición bíblica la experiencia de que toda tierra es siempre provisional y preparación de la definitiva. "Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía... No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano"[v].

18.- En el Nuevo Testamento el diferente y el marginado son tan valorados que Jesús mismo les pone como modelos, incluso se identifica con ellos.

Los samaritanos eran en Israel una minoría que no gozaba de buena fama. Las relaciones entre los judíos y los samaritanos dejaban mucho que desear[vi], hasta el punto de que "samaritano" era sinónimo de mal creyente, de separado, de distinto, de persona poco recomendable... Sin embargo, Jesús rompe los prejuicios culturales y religiosos de la época y se relaciona con ellos con enorme libertad y franqueza: Los discípulos se extrañaron de que estuviera hablando con una mujer samaritana junto al pozo de Jacob[vii]. En una de sus parábolas más bellas Jesús llega incluso a poner como modelo de comportamiento a un samaritano[viii] que tuvo entrañas de misericordia con el que cayó en manos de los bandidos. Desde entonces "samaritano" es sinónimo de persona caritativa. Para Jesús, lo que cuenta, es la misericordia, venga de donde venga; por eso, rompe esa tendencia a las fáciles generalizaciones y nos invita a mirar de manera positiva a todas las personas; lo que importa es la persona humana, sea de la nación que sea, llamada a la plenitud de vida en Dios. Los gitanos, como los samaritanos de entonces y de hoy, son capaces de lo mejor y de lo peor, pero Jesús nos invita a reconocer preferentemente en ellos lo mucho que hay de admirable.

19.- La Conferencia Episcopal Española -decíamos hace cinco años- hace hoy suyas las palabras con las que Pablo VI se dirigía en Pomezia, en el año 1965, a la comunidad gitana: "Vosotros estáis en el corazón de la Iglesia"[ix]. Con estas palabras Pablo VI expresaba solemnemente el compromiso de la Iglesia con la promoción y evangelización de los gitanos, hacía un reconocimiento explícito de la diferencia gitana en el seno de la Iglesia y proclamaba públicamente que los gozos y los sufrimientos de los gitanos son gozos y sufrimientos de los discípulos de Cristo[x]. Los obispos volvemos a hacer nuestras hoy las palabras de Pablo VI, reiteradamente citadas por Juan Pablo II, y nos proponemos sacar las consecuencias que se derivan de ellas.

20.- El Concilio Vaticano II encarga especialmente a los obispos la atención pastoral a aquellos grupos humanos que, dadas sus especiales circunstancias de vida, no son convenientemente atendidos por las ofertas pastorales habituales. Es el caso también de los gitanos, cuya relación con las parroquias y los sacerdotes no es tan fluida como sería deseable. "Téngase solicitud particular por los fieles que, por la condición de su vida, no pueden gozar suficientemente del cuidado pastoral común y ordinario de los párrocos o carecen totalmente de él, como son la mayor parte de los emigrantes, los exiliados y prófugos, los navegantes por mar o aire, los nómadas..."[xi].

21.- Desde el principio de su presencia en territorio español la dimensión religiosa de los gitanos ha estado siempre muy presente. Hoy, a pesar de los cambios habidos, los gitanos siguen siendo un pueblo eminentemente religioso, aunque no siempre han tenido la suerte de poder cultivar y desarrollar convenientemente su religiosidad . Para bastantes gitanos, la parroquia es no más que el lugar ocasional de los sacramentos sociales -bautizos, bodas, entierros, misas de difuntos...- y, para unos pocos, también el lugar al que se va a pedir. El trabajo con los gitanos nos ha ido confirmando en el convencimiento de que el anuncio explícito de Jesucristo y la catequesis han de ir parejas con la atención social y la promoción humana.

22.- Es un hecho innegable también que bastantes gitanos de nuestro país viven en un clima habitual de indiferencia religiosa, como los payos; pero dicha indiferencia no tiene nada de ideológica, es sobre todo práctica. Hay también un grupo muy significativo de gitanos que, siguiendo la estela de Ceferino, viven gozosa y activamente su fe en el seno de la Iglesia Católica; son catequistas, participan en los Consejos Parroquiales de Pastoral, viven un cristianismo comprometido, militante. Aunque escasa en número, es un hecho la realidad tanto de gitanos presbíteros como de gitanas incorporadas a la vida consagrada. Vemos con inmensa esperanza la presencia de algunos jóvenes gitanos en nuestros seminarios; ellos pueden hacer la mejor síntesis entre evangelio y cultura gitana. Animamos, pues, a los agentes de pastoral a promover también las vocaciones al sacerdocio, al diaconado permanente o a la vida consagrada entre los gitanos.

La religiosidad popular (cofradías, romerías, tradiciones...) ocupa así mismo entre los gitanos un puesto destacado; también en los gitanos lo emotivo y lo plástico pueden más que lo teórico y cerebral.

23.- En los gitanos es fácil observar que cuando una persona acepta honestamente a Jesucristo, esa fe da origen a un fecundo proceso humanizador. Cuando un gitano se encuentra con la buena noticia de Jesucristo su vida y la de su entorno mejoran. Esa fue la experiencia de Ceferino, la de Emilia -la gitana de Almería en proceso de beatificación- y la de tantos gitanos y gitanas a lo largo de los siglos. Lo más valioso que la Iglesia tiene para compartir con los gitanos no son ni sus escuelas ni sus obras sociales, sino el nombre y la persona de Jesucristo[xii].

24.- La Iglesia ha recibido el encargo de su Señor: "Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo"[xiii]. Nuestra Iglesia tiene la misión irrenunciable de anunciar el Evangelio a todos los pueblos, también a los gitanos. Esta tarea le permitirá vivir de una manera más plena la catolicidad y experimentar la inculturación en el pueblo gitano como una gracia enriquecedora.

La Iglesia es una, la misma entre los gitanos y los payos, entre los europeos y los africanos, pero siendo la misma, acepta en su seno las diferencias y toma en consideración las formas culturales más nobles de cada pueblo, a la vez que ayuda a purificar los aspectos menos humanos de los mismos.

25.- Cuando la Iglesia española intenta vivir la opción preferencial por los pobres, enseguida se encuentra con los gitanos. Como ya se ha dicho, una minoría importante de gitanos malvive en la marginación y la pobreza. Otros muchos han ido abandonando esa situación de pobreza gracias, entre otros, al trabajo y la generosidad de muchas personas e instituciones de Iglesia. La Iglesia quiere acercarse a los gitanos, especialmente a los más pobres, con una mirada de fe, descubriendo en ellos el rostro de Cristo pobre[xiv], pues "lo que hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis"[xv].

26.- Pero nuestra mirada de pastores no ve a los gitanos sólo como destinatarios o beneficiarios de la acción pastoral de la Iglesia; reconoce en los gitanos a verdaderos sujetos de evangelización. Queremos que los gitanos católicos sean los primeros responsables de la evangelización de sus hermanos; que no sean en la Iglesia meros espectadores, sino corresponsables de su vida y misión. A los propios gitanos católicos les corresponde también ayudar a la Iglesia, desde dentro, a ser más sensible a la diferencia gitana. Nos gustaría enormemente que los gitanos se sintieran en la Iglesia como en su propia casa.

27.- Pedimos a los gitanos más promocionados que no se "desclasen", sino que hagan también suya la tarea de la promoción de sus hermanos más desasistidos; esta tarea no siempre resulta fácil, hay que estar permanentemente renovándola. Invitamos, pues, a los gitanos más despiertos y sensibles a participar en las instituciones y mediaciones políticas, sindicales, culturales, etc. y a que, desde ahí, luchen por la promoción y desarrollo de su pueblo[xvi].

28.- Sin pretender hacer un juicio al pasado, porque lo que nos preocupa es responder a los retos del presente, queremos reconocer que los miembros de la Iglesia no siempre hemos sido buenos samaritanos con los gitanos españoles; también los cristianos han sido hijos de su tiempo en los prejuicios y comportamientos para con este pueblo. A veces hemos sido más jueces que hermanos, nos hemos mostrado más distantes que próximos, y no siempre hemos alzado la voz en favor de su dignidad y frente a los estereotipos vertidos de manera injusta sobre todos los miembros del pueblo gitano en general.

29.- También reconocemos que no siempre hemos facilitado, dentro de la legítima normativa eclesial, los cauces oportunos para que los gitanos manifestaran su fe y sus sentimientos con el genio, las expresiones y el arte propio de su etnia. Desde una actitud autocrítica queremos fomentar una sana creatividad pastoral al servicio de la evangelización de los gitanos de hoy y de mañana.

 

VI. ORIENTACIONES PASTORALES

CRITERIOS Y ACTITUDES

 

30.- En el trabajo pastoral con los gitanos y payos lo primero es el amor. Dios nos pide, como a Moisés ante la zarza ardiente[xvii], que nos acerquemos a los gitanos con sumo respeto, libres de prejuicios, abiertos, dispuestos a dejarnos sorprender por las maravillas que Él realiza también entre ellos. Los gitanos, ya lo hemos dicho, son más afectivos que cerebrales; sólo cuando se sienten respetados y amados es posible el encuentro evangelizador.

... El largo camino de la encarnación

31.- La Historia de la Salvación inicia su momento de plenitud en el misterio de la Encarnación. Todo empieza desde la cercanía, desde el designio de Dios que decide plantar su tienda de campaña entre nosotros[xviii]. Jesús se ha hecho hombre como nosotros en todo, excepto en el pecado[xix]; ha vivido nuestras experiencias, ha disfrutado nuestros gozos y sufrido nuestros padecimientos; ha sido el hermano mayor que nos ha mostrado sobre el terreno el hombre nuevo. La victoria de Cristo resucitado sobre el pecado y la muerte comenzó a gestarse en el abajamiento del pesebre de Belén.

32.- En el misterio de la Encarnación aprendemos a acoger a los gitanos tal y como son, a conocer y amar su cultura, a practicar la escucha paciente para ir aprendiendo, con actitud de discípulos, los caminos de la evangelización. "Sería superficial y vacía la evangelización que no llegara al corazón de la cultura, pues la fe que no impregnase la cultura no sería una fe plenamente recibida, ni rectamente entendida, ni vitalmente asumida"[xx]. Bastantes agentes de pastoral, especialmente religiosas, han plantado materialmente su tienda de campaña entre los grupos de gitanos más pobres; con su presencia evangélica entre los gitanos nos recuerdan a todos cuál es el camino de la misión. "Hemos visto y oído el esfuerzo de encarnación, respeto, escucha y compartir con los gitanos que están realizando muchos miembros de la Iglesia. Hemos observado que ese esfuerzo repercute beneficiosamente en la credibilidad de la Iglesia y en la calidad y orientación de la fe de quienes lo realizan"[xxi].

... Jesucristo, derecho y necesidad de los gitanos

33.- En el fondo de sus búsquedas e inquietudes religiosas, los gitanos tienen derecho a que la Iglesia Católica comparta con ellos su tesoro principal, Jesucristo. Desean conocer el Evangelio, leer la Biblia, ser protagonista en la vida de la Iglesia. La acogida de Jesucristo es, como ya hemos apuntado, un acontecimiento liberador que genera, a su vez, acciones y procesos de promoción y humanización.

34.- Como sucede entre los payos, también entre los gitanos españoles hay muchos bautizados y pocos evangelizados. Es necesario establecer itinerarios de talante catecumenal[xxii] que posibiliten el encuentro gozoso con la persona de Jesucristo.

... La vida es lo que importa

35.- "Yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante"[xxiii]. La evangelización de los gitanos no pretende sacarles del mundo, de su cultura, sino permitirles estar en el mundo y vivir su cultura de manera evangélica. En el trabajo pastoral con los gitanos hemos de estar muy atentos a lo concreto de su vida; ellos suelen vivir apasionadamente el momento presente; tomar en serio lo que les pasa es una buena manera de preparar el encuentro con Jesucristo.

... Poner la Biblia en las manos y en el corazón de los gitanos

36.- "Desconocer la Escritura es desconocer a Jesucristo"[xxiv]. El mundo cultural que la Biblia refleja les resulta familiar e inteligible a los gitanos; es un libro que nos ha llegado de Oriente, que gusta de la narración y las imágenes; es la condensación de la experiencia de un pueblo que, como el gitano, siente y celebra al Dios salvador y cercano en su historia concreta. La Biblia no es sólo un libro para leer, sino sobre todo para vivir, rezar y madurar en la fe. En la Biblia es Dios mismo quien nos habla, quien inicia con nosotros un diálogo que nos conduce a la salvación. Los gitanos, se reconocen fácilmente en numerosas narraciones e historias bíblicas. Es admirable constatar cómo algunos de ellos han aprendido a leer para poder saborear personalmente la Palabra de Dios.

... Atención a la inculturación

37.- El Evangelio de Jesús no se identifica con ninguna cultura en exclusiva, ha de encarnarse y fecundarlas todas; en todas hay aspectos que el Evangelio bendice, pero ninguna cultura es perfecta ni intocable[xxv], tampoco la gitana. Como apunta el Concilio, la Iglesia debe entrar en comunión con todas las culturas, pues es en éstas donde se encuentra el hombre. El hombre es el primer camino que debe recorrer la Iglesia en el cumplimiento de su misión"[xxvi].

38.- La Iglesia contempla con inmenso cariño la cultura gitana y desea que los agentes de pastoral la conozcan, la amen y la utilicen en la acción pastoral; reconoce en ella valores nítidamente evangélicos; la Iglesia es también la Iglesia de los gitanos porque es la Iglesia católica. Por eso, hay que hacer una pastoral que tenga en cuenta la diferencia cultural gitana. En el campo de la liturgia hay que combinar el respeto a las normas y la creatividad pastoral en los muchos campos donde ésta es posible y deseable.

... Cuidar la formación de agentes de pastoral y el protagonismo gitano

39.- Los agentes de pastoral gitana son todos aquellos, gitanos y payos, que creen en Jesucristo y desean compartir su fe con los gitanos, ayudándoles, desde la cercanía, a acoger y amar a Jesucristo. En éste, como en todo trabajo pastoral, no basta la buena voluntad; es necesaria una formación básica en lo fundamental de nuestra fe y una formación específica en la diferencia gitana. Por eso, hemos afirmado ya que los mejores animadores de la pastoral gitana serán los mismos gitanos que se han encontrado con Jesucristo y a los que el Espíritu, protagonista principal de la evangelización, ha convertido en coprotagonistas para la evangelización de sus hermanos.

... Atención a la familia

40.- Entre los gitanos muchas cosas son más "asunto familiar" que personal; la identidad familiar es tan importante como la personal. Algo de esto sigue ocurriendo en el terreno religioso: la actitud que adopten los mayores, fundamentalmente el padre, será determinante para el resto de la familia. Son los padres los responsables de la educación humana y cristiana de los hijos.

41. La familia gitana sigue siendo en muchos casos santuario de vida y, por eso, esperanza de la sociedad[xxvii]. Es un patrimonio tan rico que, aunque exigirá adaptar los valores de siempre a las circunstancias de hoy, no podemos permitir que se dilapide.

... La eficacia del trabajo en pequeños grupos

42.- En los pequeños grupos -en torno a ocho o diez personas- es más fácil la personalización y socialización de la fe. Pequeños grupos donde se comparta la vida y se ilumine con la luz del Evangelio, donde nos contemos nuestro encuentro con el Señor, donde los gitanos se reencuentren consigo mismos y con su cultura, donde se potencie su protagonismo y su responsabilidad laical...

 

LÍNEAS OPERATIVAS Y ÓRGANOS DE ANIMACIÓN

 

43.- La evangelización de los gitanos no es responsabilidad exclusiva de unos "especialistas" o sólo de unas determinadas instituciones, sino de la totalidad de la Iglesia, expresada en las diferentes mediaciones eclesiales.

44.- La Iglesia particular es el ámbito propio y primero donde ha de plantearse la evangelización de los gitanos y donde se ha de lograr que la experiencia de Iglesia surja viva y operante entre la comunidad gitana. Los Obispos hemos de velar para que no falten ni las personas ni los medios necesarios para promover esta tarea; habremos de animar a las parroquias, a los movimientos apostólicos y a nuestras instituciones de caridad a la acogida, a la promoción y a la evangelización del pueblo gitano que reside en nuestras Diócesis.

45.- No debería faltar en ninguna Diócesis en que exista una presencia significativa de gitanos una Delegación o, al menos, algún servicio específico que, por encargo del Obispo y en comunión con el Plan Pastoral diocesano, promoviera y animara este campo de la acción pastoral. Sin alguna persona sensible a la diferencia gitana y a la urgencia de la evangelización del pueblo gitano, que trabaje con un equipo estable, no es fácil trasladar tal inquietud a los restantes ámbitos diocesanos. Como orientación para las personas encargadas de este servicio apuntamos algunas de sus posibles funciones:

- Ayudar a conocer la realidad de la población gitana y sensibilizar a las diferentes comunidades de la diócesis (parroquias, movimientos, comunidades, congregaciones de vida consagrada, departamentos...) ante la realidad y necesidades materiales y espirituales de los gitanos.

- Hacer una programación anual con objetivos sencillos y evaluables, calendario de actividades, etc...

- Apoyar, acompañar y coordinar a los agentes de pastoral gitana.

- Alentar el protagonismo y la organización de los gitanos.

- Acompañar especialmente algún pequeño grupo que sea signo o referencia en el conjunto de la diócesis.

- Hacer un seguimiento especial de algunos gitanos concretos que puedan ser fermento evangelizador entre los gitanos.

- Mantener relaciones estables con las diócesis vecinas y con el Departamento de Pastoral Gitana de la Conferencia Episcopal Española.

- Tomar postura pública desde la fe ante acontecimientos puntuales, si fuera necesario y oportuno.

- Descubrir el campo de la llamada vocacional.

46.- Las parroquias tienen que ser la casa de todos los hijos de Dios. Por eso mismo han de hacer un mayor esfuerzo de acogida de los gitanos, amándoles tal y como son y proponiéndoles caminos de acompañamiento y crecimiento en la fe. Muchas parroquias así vienen haciéndolo ya y ellas mismas quedan enriquecidas por la aportación de los gitanos y una vivencia más explícita de su catolicidad. La parroquia no ha de esperar que los gitanos vengan y llamen a su puerta; es necesario que la parroquia salga y vaya a su encuentro.

47.- Cáritas en sus distintos niveles y los Secretariados Gitanos vienen trabajando desde antiguo con los gitanos, sobre todo desde la dimensión social. Muchos de los progresos habidos en el campo social han sido posibles gracias al trabajo y la paciencia de muchos profesionales y voluntarios de Cáritas. Cáritas ha de seguir profundizando en su lucha contra la pobreza mediante la asistencia, la promoción, la denuncia de las injusticias y la transformación de la realidad. Como institución que es de la iglesia no deberá hacer abstracción de la dimensión religiosa de los gitanos que trata.

48.- Las congregaciones de vida consagrada con sus colegios y obras sociales están especialmente llamadas a recrear el carisma primigenio de sus fundadores mostrando, como vienen haciendo, una solicitud especial por los más débiles de nuestra sociedad. Sería deseable que sus instalaciones educativas, sus recursos de tiempo libre y de acción social se abrieran también a los gitanos. Las congregaciones que ya lo están haciendo, experimentan que son ellas las más beneficiadas.

49.- Gracias a Dios hay movimientos laicales y cofradías y hermandades de Semana Santa que cuentan con gitanos entre sus miembros. A dichos movimientos y cofradías les agradecemos su trabajo pastoral y les invitamos a que ayuden a los gitanos a asumir la responsabilidad de la evangelización de sus hermanos.

50.- En diversos lugares de nuestra geografía hay romerías a las que acude un número apreciable de gitanos. Conocemos y valoramos los esfuerzos que se están haciendo para cuidar la liturgia y la dimensión formativa de dichos encuentros. Rogamos a los responsables de esas romerías que sigan cuidando con esmero tanto la preparación previa como la celebración.

51.- El Departamento de Pastoral Gitana de la Conferencia Episcopal Española forma parte de la Comisión Episcopal de Migraciones y tiene la misión de apoyar el trabajo de las delegaciones diocesanas y favorecer la coordinación y el compartir entre ellas. De dicho Departamento depende la organización de las Jornadas anuales, la publicación y el seguimiento de los planes anuales de trabajo, la revista "Diálogo Gitano" y la publicación de los materiales pertinentes. Animamos a sus responsables a que sigan promoviendo este trabajo .

52.- Desde principios de la década de los setenta se vienen celebrando anualmente unas Jornadas de Pastoral Gitana a las que asisten más de cien agentes de pastoral. Esas Jornadas han sido una rica experiencia de encuentro y comunión y han permitido elaborar un valioso elenco de orientaciones pastorales emanadas de la misma experiencia.

 

VII. CONCLUSIÓN

 

53.- Los obispos españoles somos conscientes de la responsabilidad pastoral que nos corresponde en el anuncio de la buena noticia de Jesucristo entre la población gitana[xxviii]. Por eso, hemos querido alentar la acción de todos los agentes de pastoral gitana: sacerdotes, miembros de vida consagrada y cristianos laicos. Con este documento nos comprometemos a intensificar el trabajo pastoral con la población gitana en nuestras iglesias locales.

54.- Agradecemos de todo corazón el buen trabajo que, a lo largo de tantos años y con tanta generosidad, venís prestando al pueblo gitano un buen número de sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos. Su entrega callada y a prueba de desánimos manifiesta su amor e identificación con los gitanos. Así lo han entendido ellos, que les quieren y sienten como suyos.

Como ya hicimos en nuestro Mensaje del año 97, con motivo de la beatificación de Ceferino, también queremos recordar aquí "el empeño y entrega del P. Manjón, el trabajo incansable del Beato D. Manuel González y de D. Manuel Siurot, la labor encomiable del Beato P. Poveda, por citar sólo alguno de entre los muchos que han contribuido a poner en marcha todo un movimiento pastoral y social".[xxix] El surco que ellos abrieron ha de seguir siendo profundizado y alargado por nuestra Iglesia hoy.

Agradecemos también el admirable servicio que en el orden social se ha prestado a la comunidad gitana desde Cáritas, los Secretariados gitanos y otras instituciones sociales de la Iglesia. A unos y otros les animamos a seguir trabajando por la evangelización y la promoción del pueblo gitano.

Animamos con singular afecto a los gitanos a conservar y a transmitir a las nuevas generaciones sus valores más nobles, a acoger aquellos avances sociales que promueven la dignidad, la libertad, la igualdad y la convivencia entre todos los hombres, a trabajar en favor de la promoción de aquellos gitanos que sufren todavía condiciones inhumanas de vida, a abrir el corazón al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, como lo abrió el beato Ceferino. Su fe cristiana le impulsó a ser un gitano cabal en la Iglesia y un miembro fiel de la Iglesia en el mundo gitano. Que su ejemplar testimonio de gitano cristiano militante aliente a los gitanos y payos que trabajan como animadores de pastoral gitana a seguir anunciando a Jesucristo, la fuerza renovadora de su Evangelio y la esperanza que , brota de su Resurrección.

55.- Pedimos filialmente a la Virgen, la Majarí Kalí, que bendiga especialmente a los gitanos que viven y trabajan en España y haga fecundos todos los esfuerzos destinados a su promoción humana y evangelizadora. Confiamos estos empeños pastorales también a la intercesión del Beato Ceferino.



[i]Boletín de la Conferencia Episcopal Española, nº 54 pgs. 85-88

[ii] Cf [Salvoconducto de la entrada de los gitanos en España, en 1425]. Archivo de la Corona de Aragón.

[iii] Juan Pablo II, Mensaje de la Jornada Mundial de la Paz de 1989. Ecclesia 2403, 23 (1859) dic.1988

[iv] Gn. 12, 1-2.

[v] A. Maaluf, León el Africano. Ed. Alianza, Madrid, 1988.

[vi] Cf. Lc. 9, 51-56.

[vii] Cf. Jn. 4, 4-42.

[viii] Cf. Lc. 10, 25-37.

[ix] Boletín de la C.E E. 54. Pág.8.

[x] Cf. Concilio Vaticano II, (GS), 1.

[xi] Concilio Vaticano II, (Ch.D) 18.

[xii] Cf. Ac. Ap. 3, 1-6.

[xiii] Mt. 28, 19.

[xiv] Cf. Concilio Vaticano II, (LG), 8.

[xv] Mt. 25, 40.

[xvi] Cf. Conferencia Episcopal Española, "Los cristianos laicos, Iglesia en el mundo". Documentos de la CEE. Edice, Madrid. 1991. Nº 63. Pág. 50.

[xvii] Cf. Idem.

[xviii] Cf. Jn. 1, 14.

[xix] Cf. Heb. 4, 15.

[xx] Juan Pablo II, Visita del Papa a la Sede de las Comunidades Económicas Europeas, 20 de mayo de 1985. Ecclesia 2234 (697) 9, 1985.

[xxi]Conclusión nº 2 de las Jornadas de Pastoral Gitana. Madrid. 1990.

[xxii] Conferencia Episcopal Española, "Orientaciones pastorales para el catecumenado". Edice 35. Madrid 2002.

[xxiii] Jn. 10, 10.

[xxiv] San Jerónimo; Concilio Vaticano II, Constitución sobre La divina revelación (DV), 25.

[xxv] Cf. Concilio Vaticano II, Constitución sobre la Iglesia (LG), 13 y 17.

[xxvi] Juan Pablo II, Redemptor Hominis. Nº 14. Herder. Barcelona, 1980. Pag. 49

[xxvii] Cf. Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, Instrucción pastoral "La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad".Edice. Madrid 2001, pág. 167

[xxviii] Cf. CEE, "Mensaje de la Conferencia Episcopal Española con motivo de la Beatificación del siervo de Dios Ceferino Giménenez Malla, Edice, Madrid , 1997, pág. 6

[xxix] Cf. Idem. Pág. 6.