CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
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01-02 |
Y habiendo salido Jesús del templo, se retiraba. Y se llegaron a El sus discípulos, para mostrarle los edificios del templo. Mas El les respondió, diciendo: "¿Veis todo esto? En verdad os digo, que no quedará aquí piedra sobre piedra que no sea derribada". (vv. 1-2)
Orígenes,
in Matthaeum, 27
Después que Jesucristo predijo todo lo que
habría de venir sobre Jerusalén, se salió del templo el que le había
conservado, para que no cayese mientras estaba El allí. Por esto se
dice: "Y habiendo salido Jesús del templo, se retiraba". Y siendo cada
uno como es templo de Dios por el Espíritu Santo que habita en él,
cada uno es la causa de su deserción, y de que Jesucristo se salga de
él. Prosigue: "Y sus discípulos se le aproximaron", etc. Era digno de
verse cómo le explicaban la construcción del templo, como si nunca lo
hubiera visto. A lo que debe responderse que, habiendo profetizado
Jesucristo la ruina del templo, sus discípulos se admiraron de que
aquella magnífica construcción del templo hubiese de venir a parar en
la nada. Por esto le enseñaban el templo, para que tuviera compasión
de aquel edificio, y no llevase a efecto lo que había dicho. Como esta
construcción admirable de la naturaleza humana había sido convertida
en templo de Dios, los discípulos y los demás santos, confesando que
son admirables las obras de Dios comparadas con la humana debilidad,
interceden delante del Señor para que no abandone al género humano por
sus muchos pecados.
Prosigue: Mas El les respondió, diciendo:
"(Veis todo esto? pues en verdad os digo que no quedará piedra sobre
piedra que no sea derribada".
Rábano
Según nos demuestra la historia, en el año
42, después de la pasión de Jesucristo, la ciudad y el templo fueron
destruidos por Vespasiano y por Tito, emperadores romanos.
Remigio
Se permitió, por disposición de Dios, que
una vez publicada la ley de gracia, fuese destruido el templo y
quedaran abolidas sus ceremonias; no fuera que alguno, siendo todavía
pequeñuelo en la fe, cuando viera, que después que se había realizado
todo aquello que Dios había establecido, y que los profetas habían
santificado subsistía aun, retrocediese poco a poco de la verdadera
fe, volviendo al judaísmo material.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75,1
¿Pero cómo fue verdad que no quedó piedra
sobre piedra? O dijo esto refiriéndose a una destrucción absoluta, o
refiriéndose a aquel lugar donde se encontraba, pues hay partes que
fueron destruidas hasta los cimientos. Pero sea esto o aquello, por lo
acontecido conviene creer que también lo que queda será destruido
completamente.
San Jerónimo
Hablando en sentido espiritual, cuando se
apartó el Señor del templo, todos los edificios de la ley y la
organización de los mandamientos fueron destruidos de tal modo, que
los judíos ya nada pudieron cumplir. Y una vez quitada la cabeza todos
los miembros luchan entre sí.
Orígenes,
in Matthaeum, 27
También, todo hombre que recibiendo la
palabra de Dios se convierte en templo suyo, si después del pecado
conserva vestigios de fe o de religión, es templo en parte destruido y
en parte subsistente. Mas aquél que después de haber pecado no se
cuida de sí, es destruido poco a poco, hasta que se separa en absoluto
del Dios vivo y así no queda piedra sobre piedra de los mandamientos
de Dios, que no sea destruida.
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03-05 |
Y estando sentado El en el monte del Olivar, se llegaron a El sus discípulos en secreto, y le dijeron: "Dinos, ¿cuándo serán estas cosas y qué señal habrá de tu venida y de la consumación del siglo?" Y respondiendo Jesús, les dijo: "Guardaos que no os engañe alguno; porque vendrán muchos en mi nombre, y dirán: yo soy el Cristo, y a muchos engañarán". (vv. 3-5)
Remigio
Continuando el Señor en su camino, llegó
hasta el monte de los Olivos. Y mientras en el camino algunos de sus
discípulos mostraban y alababan la construcción del Templo, delante de
éste El les predijo que habría de ser destruido completamente. Por
esto, habiendo llegado al monte de los Olivos, se acercaron a El para
preguntarle. Por lo cual se dice: "Y estando sentado El en el monte
Olivar".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 1
Se aproximaron en secreto, porque habían
de preguntarle acerca de grandes cosas. Deseaban, pues, saber el día
de su venida, porque deseaban con vehemencia ver su gloria.
San Jerónimo
Le preguntan tres cosas. Primera, cuándo
sería destruida Jerusalén, diciendo: "Dinos, ¿Cuándo serán estas
cosas?" En segundo lugar, en qué tiempo vendría Jesucristo, y por eso
le dicen: "¿Y qué señal habrá de tu venida?" En tercer lugar, en qué
tiempo sucederá la conclusión del mundo. Por esto dicen: "Y de la
consumación del siglo".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom 75,1
San Lucas dice que sólo preguntaron acerca
de Jerusalén, creyendo que cuando Jerusalén fuese destruida habría de
suceder la venida de Jesucristo y el fin del mundo. San Marcos dice
que no preguntaron todos acerca de la destrucción de Jerusalén, sino
únicamente San Pedro, San Juan, Santiago y San Andrés, porque eran los
que hablaban con el Salvador con más libertad y confianza.
Orígenes,
in Matthaeum, 27
Creo que el monte de los Olivos representa
la Iglesia formada con los gentiles.
Remigio
El monte de los Olivos no tiene árboles
infructuosos sino olivares, por medio de cuyo aceite se alimenta la
luz para ahuyentar las tinieblas, para dar descanso a los fatigados y
salud a los enfermos. Por lo tanto, sentándose el Salvador en el monte
de los Olivos en frente del templo, y exponiendo a los judíos su ruina
y destrucción, da a entender que El, estando quieto y sosegado en su
Iglesia, condena la soberbia de los impíos.
Orígenes, in Matthaeum, 27
El labrador, residente en el monte de los
Olivos, es la Palabra de Dios confirmada en su Iglesia. Es decir, que
Jesucristo siempre está injertando los ramos de la oliva silvestre
sobre el buen olivar de los padres. Los que tienen confianza ante
Jesucristo, quieren conocer alguna señal de su venida y del fin del
mundo. De dos maneras tiene lugar la venida del divino Verbo sobre el
alma. Primero, cuando se verifica la predicación de Jesucristo; esto
es, cuando predicamos que Jesucristo ha nacido y ha sido crucificado.
Su segunda venida tiene lugar cuando viene sobre los varones
perfectos, de quienes se dice: "Publicamos su sabiduría entre los
perfectos" ( 1Cor 2,6); a esta segunda venida
acompañará la consumación del mundo en un varón perfecto, para quien
el mundo está crucificado.
San Hilario,
in Matthaeum, 25
Y como los discípulos le preguntaron tres
cosas, las separa en tres diferentes tiempos y con tres
significaciones. Les responde primero acerca de la destrucción de la
ciudad, y después les confirma la verdad de sus palabras, no sea que
alguno se atreva a engañarles. Por esto sigue: "Guardaos de que no os
engañe alguno, porque vendrán muchos en mi nombre y dirán, yo soy el
Cristo".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75,1
El Señor no respondió inmediatamente ni
acerca de la destrucción de Jerusalén, ni de su segunda venida, sino
de los males que en seguida debíamos evitar.
San Jerónimo
Uno de aquéllos de quienes se trata, fue
Simón el samaritano, de quien leemos en los Hechos de los Apóstoles (
Hch 8,9), que se atribuía a sí mismo una gran
virtud, de quien leemos en sus obras entre otras cosas, estas
palabras: yo soy la palabra de Dios, yo soy omnipotente, yo soy todo
lo de Dios. Pero San Juan Apóstol dice en su carta: "Habéis oído que
ha de venir el Anticristo, pues ahora hay muchos anticristos" (
1Jn 2,18). Y yo creo que todos los herejes
son anticristos. No debe llamar la atención si vemos que algunos son
seducidos, porque el Señor ha dicho: "A muchos engañarán".
Orígenes,
in Matthaeum, 27
Son muchos los seducidos, porque la puerta
que conduce a la perdición es ancha, y son muchos los que entran por
ella. Y esto solo es bastante para conocer la falsedad de los
anticristos que dicen: "Yo soy el Cristo", lo que nunca se lee que
haya dicho el Salvador. Eran suficientes para creer que El fuese el
Cristo, las obras de Dios, la doctrina que enseñaba y su propia
virtud. Toda palabra que explica las Sagradas Escrituras para que se
crea en ellas, pero que no dice verdad, debe considerarse como el
Anticristo. Jesucristo es la verdad, y toda verdad fingida, es el
Anticristo. Sabemos además que todas las virtudes son Cristo y todas
las falsas virtudes el Anticristo porque el diablo tiene en la
apariencia para seducir a los santos todas las clases de bienes, que
posee Cristo en la verdad para edificar a los hombres, por lo tanto,
necesitamos el auxiliio de Dios, para que nadie nos engañe, ni
predicación, ni virtud alguna. Es malo, pues, encontrar a alguno que
se equivoca en su conducta, pero aun es peor no pensar según la regla
segurísima de las Sagradas Escrituras.
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06-08 |
"Y también oiréis guerras, y rumores de guerras. Mirad que no os turbéis. Porque conviene que esto suceda, mas aun no es el fin. Porque se levantará gente contra gente y reino contra reino, y habrá pestilencias y hambres y terremotos por los lugares. Y todas estas cosas principios son de dolores". (vv. 6-8)
San Agustín,
Epistola, 199, 25
Preguntando los discípulos, contestó el
Señor diciéndoles aquellas cosas que habían de suceder con el tiempo,
ya acerca de la destrucción de Jerusalén, que dio motivo a su
pregunta; ya acerca de su venida por medio de su Iglesia, por la que
no cesará de venir, hasta el fin, como se ve todos los días que viene
a los suyos, porque todos los días nacen miembros suyos; ya acerca del
último día en que vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.
Manifestando las señales que habrán de preceder a estas tres cosas,
como debe decirse algo de estas tres señales, debemos evitar con
cuidado referir a unos sucesos lo que se refiere a otros.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 1-2
Aquí, pues, se habla de las guerras que
vendrían sobre Jerusalén, cuando les dice: "Y también oiréis guerras y
rumores de guerras".
Orígenes,
in Matthaeum, 28
El que oye la gritería en las batallas,
oye también las guerras y el que oye hablar de guerras lejanas,
percibe las opiniones y los rumores sobre las guerras.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75,2
Como los discípulos podían asustarse por
esto, el Salvador añadió: "Mirad que no os turbéis". Además, como
creían que Jerusalén sería destruida, después de estas guerras, y que
el fin del mundo vendría a continuación, les dice la verdad acerca de
esto, añadiendo: "Porque conviene que esto suceda, mas aun no es el
fin".
San Jerónimo
Esto es, no creamos que el día del juicio
se aproxima, sino que se reserva para otro tiempo. Dan señales de ello
las siguientes palabras: "Porque se levantarán gente contra gente y
reino", etc.
Rábano
Se advierte esto a los apóstoles para que
no se asusten y abandonen Jerusalén y Judea. El fin no vendrá
inmediatamente, sino que a los cuarenta años se verificará la
desolación de Judea, a la que seguirá la última destrucción de la
ciudad y del templo, acerca de lo cual sigue: "Se levantará gente
contra gente y reino contra reino". Consta también que las profundas
aflicciones con que fue devastada toda esta provincia se cumplieron al
pie de la letra, como Jesucristo había dicho.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75,
Después, para manifestar que El sería
quien pelearía contra los judíos, no solamente anuncia las guerras,
sino también las desgracias que vendrían de parte de Dios. Por esto
añade: "Y habrá epidemias, hambres y terremotos por los lugares".
Rábano
Debe advertirse que cuando dice: se
levantará una gente contra otra gente, se da a conocer la perturbación
de los hombres. Que habrá pestes, he aquí la desigualdad de los
cuerpos; que habrá hambre, he aquí la esterilidad de la tierra; y los
terremotos por diversos lugares, he aquí la manifestación de la ira
divina
1.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75,2
Y no sucederán estas cosas sencillamente
según suelen ver los hombres, sino por medio de la ira que vendrá de
lo alto. Por esto no dijo que habrían de venir estos males
sencillamente, esto es según se acostumbra entre los hombres, sino
según la justicia que viene de lo alto Y por esto no dijo
sencillamente que habrían de venir, ni de repente, sino lo dijo con
cierto énfasis, por esto añade: "Y todas estas cosas principio son de
dolores", de los males que sufrirían los judíos.
Orígenes,
in Matthaeum, 28
Así como enferman los cuerpos antes de la
muerte, así es necesario que antes de la destrucción del mundo, la
tierra, como agonizante, experimente grandes y frecuentes sacudidas;
que el aire, tomando cierto aspecto mortífero, se convierta en
pestilente; y que faltando la fuerza vital de la tierra, ésta no
produzca frutos. Por lo tanto, en virtud de la escasez de los
alimentos, los hombres se excitarán por la avaricia, y harán grandes
guerras. Y como las insurrecciones y las luchas serán hijas de la
avaricia, y además por las codicias de mando y de la vanagloria, habrá
alguno que sea la causa primera de todos aquellos males que habrán de
suceder antes de la destrucción del mundo. Así como la venida de
Jesucristo trajo la paz para muchas gentes en virtud de la
misericordia divina, así es consiguiente que por la multiplicación de
la iniquidad se enfríe la caridad de muchos, y que Dios y Jesucristo
los abandonen; que se levanten muchas guerras entre ellos, puesto que
la santidad no evitará que obren los principios germinadores de las
guerras. Por el contrario, las fuerzas adversarias, no detenidas ni
por Cristo ni por los santos, actuarán sin obstáculo en los corazones
de los hombres para que se levante pueblo contra pueblo, y reino
contra reino. Por lo tanto, así como algunos creen, que el hambre y la
peste son producidos por los ángeles de Satanás, estos poderes también
se envalentonarán entonces por las virtudes enemigas, cuando no haya
discípulos de Jesucristo que sean la sal de la tierra y la luz del
mundo destruyendo todo lo que siembra la malicia de los demonios.
Alguna vez venían hambres y pestes sobre Israel por sus pecados, pero
habían quedado libres de ellas por las oraciones de los buenos. Se
dice oportunamente "por los lugares", porque el Señor no quiere
destruir al género humano en un sólo día, sino juzgarlo por partes, y
darle lugar a que se arrepienta. Por lo tanto, si cuando empiecen los
males no se ha declarado aun la corrección general, le sucederá peor.
Por esto sigue: "Todas estas cosas son principio de dolores", que
habrán de seguir contra los impíos, para que sean atormentados, con
agudísimos dolores.
San Jerónimo
En sentido espiritual, parece que el
triunfo de la Iglesia habrá de ser mucho más glorioso después que se
haya levantado un reino contra otro reino y que se haya suscitado la
peste de aquéllos cuya palabra se arrastra como un reptil, y después
del hambre de oír la palabra de Dios, y de la agitación de toda la
tierra, y de la separación de la verdadera fe, especialmente entre los
herejes que mutuamente se combaten.
Orígenes,
in Matthaeum, 28
Conviene, por lo tanto, que sucedan estas
cosas antes que veamos la perfección de la sabiduría que hay en
Jesucristo. Pero no vendrá en seguida el fin que buscamos, porque el
fin pacífico está lejos de estos hombres.
San Jerónimo
Cuando dice: "Todas estas cosas principio
son de dolores", parece más bien que se parecerán a los abortos o
concepciones de la venida del Anticristo, que no partos naturales.
Notas
1. La
ira divina se ha de entender no como el castigo de Dios hacia los
hombres, sino como la manifestación de su justicia que responderá a
cada cual según sus obras.
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09-14 |
"Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre. Y muchos entonces serán escandalizados, y se entregarán unos a otros, y se aborrecerán entre sí. Y se levantarán muchos falsos profetas, y engañarán a muchos. Y porque se multiplicará la iniquidad, se resfriará la caridad de muchos. Mas el que perseverare hasta el fin, éste será salvo. Y será predicado este Evangelio del reino por todo el mundo, en testimonio a todas las gentes; y entonces vendrá el fin". (vv. 9-14)
Rábano
El Señor manifiesta la razón por que
habrían de venir tantos males sobre Jerusalén y la provincia de los
judíos, añadiendo: "Entonces os entregarán", etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75,
O de otro modo, los discípulos al escuchar
todas estas predicciones sobre Jerusalén, estaban en tal disposición
de espíritu, que no sentían turbación alguna, como si oyeran males que
les fueran extraños. Esperaban que les vendrían los días de
prosperidad, que deseaban llegasen con grande interés. Por esto les
anuncia el Salvador graves acontecimientos, que los ponían en cuidado.
Así como antes les había advertido que evitasen los engaños de los
seductores, ahora les predice la violencia de los tiranos, por medio
de estas palabras: "Entonces os entregarán a la tribulación, y os
matarán". Con toda oportunidad les hizo conocer estos males para
calmarles en cierto sentido de las desgracias de los demás. No sólo
los consoló así, sino que manifestándoles la causa de su aflicción,
les añadió que todo lo sufrirían por su nombre. Por esto sigue: "Y
seréis aborrecidos por todas las gentes por causa de mi nombre".
Orígenes,
in Matthaeum, 28
¿Pero de qué modo sería odiado el pueblo
de Cristo, aun por los habitantes en los últimos extremos de la
tierra? A no ser que alguno diga que ha sido dicho por exageración
todos, por muchos. Pero se plantea otra cuestión respecto de las
palabras: "Entonces os entregarán". Se comprende desde luego la
verdad. Porque antes que sucediesen estas cosas los cristianos ya
sufrían tribulaciones. Pero alguno responderá, que entonces los
cristianos sufrirían tribulaciones mayores que nunca. Desean
generalmente los que viven en tiempo de mayores calamidades, examinar
sus causas, y tener motivo de hablar. Por lo tanto, es consiguiente
que como los hombres habían de dejar el culto de los falsos dioses,
por la multitud de cristianos que habría, diríase que éstos eran la
causa de las guerras, hambres y pestes y también de los terremotos;
por esta razón la Iglesia ha sufrido grandes persecuciones.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Después que había hablado de las dos
clases de guerras, esto es, de las de los seductores y de las de los
enemigos, les habla también de una tercera guerra, que provendría de
los falsos hermanos, por esto dice: "Y muchos entonces serán
escandalizados", etc. También San Pablo deplora esto diciendo: "En el
exterior batallas, en el interior temores" ( 2Cor
7,5), y en otro lugar: "Peligros en los falsos hermanos" (
2Cor 11,26): de quienes dice en otro lugar:
"Los tales falsos apóstoles son operarios engañadores". Por esto añade
aquí el Salvador: "Y se levantarán muchos falsos profetas", etc.
Remigio
Cuando estaba próxima la destrucción de
Jerusalén, se levantaron muchos, llamándose cristianos y seduciendo a
otros, a quienes San Pablo llama hermanos falsos y San Juan,
Anticristos.
San Hilario,
in Matthaeum, 25
Como fue Nicolás, uno de los siete
primeros diáconos, que pervirtió a muchos, tergiversando la verdad.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Además, manifiesta lo que es más penoso
para éstos, que tales falsos profetas enfriarían la religiosidad, por
lo que sigue: "Y como se multiplicará la iniquidad, se enfriará la
caridad de muchos".
Remigio
Esto es, el verdadero amor de Dios y del
prójimo; porque cuanto más se aumenta la iniquidad, respecto de uno y
de otro, tanto más se apagará el fuego de la caridad en su corazón.
San Jerónimo
Debe advertirse que no negó la fe o la
caridad de todos, sino la de muchos; porque la caridad siempre
permanecería en los apóstoles y en aquéllos que estuviesen
identificados con ellos, acerca de lo que dice San Pablo: "¿Quién nos
separará de la caridad de Cristo?" ( Rom
8,35). Por lo que se añade aquí: "Mas el que perseverare hasta el fin,
éste será salvo".
Remigio
Dice hasta el fin, refiriéndose al término
de su vida; porque quien persevera hasta el término de su vida,
confesando a Jesucristo y en su amor, se salva.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Después, para que no dijeren: ¿Cómo
podremos vivir entre tantos malos? les ofrece lo que es más, que no
sólo vivirían, sino que también enseñarían en todas partes; por esto
añade: "Y será predicado este Evangelio del reino por todo el mundo".
Remigio
Como el Señor conocía que los corazones de
sus discípulos habrían de entristecerse por la destrucción de
Jerusalén, y la extinción de sus gentes, los consuela diciendo, que
serían muchos más los que creerían de los gentiles, que los que
perecerían de los judíos.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
En cuanto a que se había predicado el
Evangelio por todas partes, antes de la destrucción de Jerusalén,
oigamos lo que dice San Pablo: "En toda la tierra resonó su voz" (
Rom 10,18). Y véase cómo vino desde Jerusalén
hasta España. Por lo tanto, si uno solo recorrió tanto espacio,
júzguese cuanto recorrerían los demás. Por lo que escribiendo a
algunos les dice acerca del Evangelio: "Que fructifica y crece en toda
criatura que habita debajo del cielo" ( Col
1,6). Esta señal del poder de Jesucristo, es más grande que todo lo
que había hecho en el espacio de treinta años. Porque apenas empezaba
la predicación del Evangelio ya se había extendido por todos los
confines de las tierra. Y aun cuando el Evangelio ya se había
predicado por todas partes, sin embargo, no todos habían creído; por
lo que añade: "En testimonio a todas las gentes", esto es, para acusar
a aquéllos que no habían creído; porque los que creyeron testificarían
contra los que no creyeron y los condenarían. Por lo tanto, después
que el Evangelio haya sido predicado por todo el mundo, Jerusalén será
destruida. Por esto sigue: "Y entonces vendrá el fin", esto es, el fin
de Jerusalén, porque los que vieron brillar el poder de Jesucristo y
que había invadido en poco tiempo toda la tierra, ¿qué perdón podían
esperar si todavía eran ingratos?
Remigio
También puede referirse esto a la
consumación del mundo. Porque entonces muchos se escandalizarán
separándose de la fe, viendo la multitud y las riquezas de los malos y
los milagros del Anticristo, y perseguirán a sus compañeros, y el
Anticristo enviará falsos profetas que engañarán a muchos. Se
aumentará la malicia, porque aumentará el número de los malos, y se
enfriará la caridad, porque disminuirá el número de los buenos.
San Jerónimo
Será también una señal de la venida del
Señor, la predicación del Evangelio en todo el mundo, de modo que
ninguno tendrá excusa.
Orígenes,
in Matthaeum, 28
Cuando dice: "Y seréis aborrecidos de
todas las gentes por mi nombre", nadie podrá salvarse porque a la
sazón todas las gentes estarán de acuerdo en contra de los cristianos,
y cuando sucediese todo lo que Jesucristo ha predicho, tendrán lugar
las persecuciones, ya no en una sola parte como antes, sino en general
en todo el mundo se levantarán contra el pueblo de Dios.
San Agustín,
Epístola, 149, 46
Y los que examinan estas palabras: "Será
predicado este Evangelio del reino en todo el orbe", no crean que esto
ya se verificó por medio de los apóstoles, porque esto no sucedió así,
según está demostrado por documentos fidedignos. Hay, pues, en Africa
innumerables gentes bárbaras, a quienes todavía no se ha predicado el
Evangelio. Especialmente puede decirse esto de aquellos que son
vendidos como esclavos, y no puede admitirse con justicia que éstos no
pertenecen también a la promesa de Dios, porque el Señor no solamente
ofreció esto a la descendencia de Abraham ni sólo a los romanos, sino
que comprendió a todas las gentes en aquel juramento. Entre cuyas
gentes todavía no ha penetrado la Iglesia, lo cual conviene que
suceda, para que crean todos los que están fuera de ella y entonces se
cumplirá aquella promesa. "Y seréis aborrecidos de todas las gentes
por mi nombre". (Cómo sucedería esto si no hubiese en todos los
pueblos quienes aborrezcan y quienes sean aborrecidos? Por lo tanto,
la predicación no podía ser terminada por los apóstoles, siendo así
que todavía hay gentes a quienes no ha llegado. Respecto a lo que dijo
el Apóstol: "En toda la tierra había resonado su voz" (
Rom 10,18), aunque esta frase se refiere a
tiempo pasado, dijo con palabras lo que habría de suceder, no lo que
ya había sucedido o se había ultimado, como el profeta a quien se
refiere como testigo. Pero dijo también que el Evangelio fructificaba
y crecía en todo el mundo, para dar a entender hasta dónde podría
llegar, creciendo con el tiempo. Por lo tanto, si no se sabe cuándo el
Evangelio llenará todo el mundo, tampoco se sabrá cuándo llegará el
fin del mundo; porque antes no sucederá.
Orígenes,
in Matthaeum, 28
Cuando todo el mundo haya oído la
predicación del Evangelio, vendrá el fin del mundo. Y esto es lo que
sigue: "Y entonces vendrá el fin". Muchas gentes, no sólo de los
bárbaros, sino también de los nuestros, no han oído todavía la palabra
cristiana.
Glosa
Puede defenderse lo uno y lo otro, si se
entiende de diverso modo la extensión de la predicación del Evangelio.
Porque si se entiende en cuanto al fruto de la predicación que se
derrama por la Iglesia de los que creen en Jesucristo sobre todas las
gentes (como dice San Agustín), se da a entender que el Evangelio
estará predicado por todas partes, antes de la destrucción del mundo;
y esto no sucedió antes de la destrucción de Jerusalén. Pero si se
entiende en cuanto a la fama de la predicación, entonces ya se ha
cumplido antes de la destrucción de Jerusalén, porque los discípulos
de Jesucristo ya estaban diseminados por las cuatro partes del mundo.
Por esto dice San Jerónimo: no creo que hayan quedado algunas gentes
que desconozcan el nombre de Jesucristo, y aun cuando no hayan tenido
quien le predique, no pueden desconocer en absoluto lo que es la fe,
por las gentes vecinas.
Orígenes,
in Matthaeum, 28
Moralmente hablando, el que crea que esto
se refiere a la venida gloriosa de Jesucristo sobre su alma, es
necesario que sufra por la venida de El las asechanzas de los que
obran en sentido contrario, como esforzado atleta. Cristo será
aborrecido en él por todos, no sólo por las gentes materiales, sino
también por las gentes que viven en exageraciones espirituales. En
ciertas cuestiones habrá pocos que comprendan la verdad de una manera
evidente, siendo muchos los que se escandalizarán. Caerán de ella los
traidores y los acusadores, por la discusión que se suscitará entre
ellos, acerca del dogma de la verdad, lo que servirá de motivo para
que se aborrezcan mutuamente. También habrá muchos que predicarán con
mal fin, acerca de lo que habrá de suceder, e interpretarán mal las
profecías (a quienes llama falsos profetas), que seducirán a muchos,
haciendo que se enfríe la caridad ferviente que antes se encontraba en
la sencillez de la fe. Pero el que pueda perseverar en la tradición
apostólica, se salvará; y así, predicado el Evangelio a todas las
almas, servirá de testimonio a todas las gentes, esto es, a todos los
pensamientos incrédulos de ciertas almas.
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15-22 |
"Por tanto, cuando viereis que la abominación de la desolación, que fue dicha por el profeta Daniel, está en el lugar santo, el que lee entienda. Entonces los que estén en la Judea, huyan a los montes. Y el que en el tejado, no descienda a tomar alguna cosa de su casa. Y el que en el campo, no vuelva a tomar su túnica. ¡Mas ay de las preñadas y de las que crían en aquellos días! Rogad, pues, que vuestra huida no suceda en invierno o en sábado. Porque habrá entonces grande tribulación, cual no fue desde el principio del mundo hasta ahora ni será. Y si no fuesen abreviados aquellos días, ninguna carne sería salva; mas por los escogidos aquellos días serían abreviados". (vv. 15-22)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
Como el Señor había insinuado ya, aunque
de una manera oculta, la destrucción de Jerusalén, les da a conocer
esto mismo de una manera evidente, aduciendo la profecía que prueba la
destrucción de los judíos. Por esto dice: "Por tanto, cuando viereis
la abominación de desolación", etc.
San Jerónimo
Esto que dice: "El que lee entienda", se
expresa para que busquemos el sentido místico. Leemos, pues, en Daniel
de este modo: "Y en medio de la semana cesará el sacrificio y las
ofrendas; y en el templo habrá abominación de desolaciones hasta la
consumación del tiempo, y la consumación se dará sobre la soledad" (
Dn 9,27).
San Agustín,
Epístola, 199, 31
San Lucas, para probar que había
acontecido la abominación de la desolación predicha por Daniel, cuando
fue destruida Jerusalén, recuerda las palabras del Salvador en este
mismo lugar: "Cuando veáis que Jerusalén es sitiada por un ejército,
sabed que entonces se acerca su desolación" ( Dn
21,20).
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum super Matthaeum, hom. 49
Por lo que me parece que llamaba
abominación de desolación al ejército por el cual fue destruida la
santa ciudad de Jerusalén.
San Jerónimo
También puede entenderse respecto de la
estatua del César, que Pilato colocó en el templo; o de la estatua
ecuestre de Adriano, que ha permanecido hasta hoy en el mismo lugar
donde estuvo el Sancta Sanctorum, pues la
abominación, según la antigua Escritura, es llamada ídolo. Y por lo
tanto, se añade la desolación, porque el ídolo fue puesto en el templo
desolado y desierto.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 75, 2
O porque el mismo que desoló la ciudad y
el templo, colocó la estatua en el interior.
Y para que sepan que sucederán estas cosas
viviendo aun algunos de ellos, dijo: "Cuando, por tanto, viereis",
etc. En lo que debe admirarse el poder de Jesucristo y la fortaleza de
sus discípulos, que predicaban en aquellos tiempos, en que se
perseguía todo lo que era judío. Los apóstoles, como procedentes de
los judíos, introdujeron leyes nuevas contra los romanos, que mandaban
entonces. Los romanos vencieron a muchos miles de judíos, pero no
pudieron vencer a doce hombres desnudos y desarmados. Como muchas
veces había sucedido que los judíos habían sido rehabilitados después
de grandes guerras (como sucedió en los tiempos de Senaquerib y
Antíoco), para que nadie crea que entonces sucedería lo mismo, ordena
el Salvador a sus discípulos que huyan, cuando añade: "Entonces los
que están en la Judea", etc.
Remigio
Todo esto consta que sucedió cuando
empezaba la desolación de Jerusalén. Cuando se aproximaba el ejército
romano, todos los cristianos que había en aquella provincia (como
refiere la historia eclesiástica) avisados por un milagro del cielo,
se marcharon bien lejos. Atravesando el Jordán, vinieron a la ciudad
de Pela, y allí bajo la protección del rey Agripa (de quien se hace
mención en el Libro de los Hechos de los Apóstoles), permanecieron
algún tiempo. Este mismo Agripa, con la parte de judíos que le
obedecían, estaba sujeto al imperio romano.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76, 1
Después, manifestando los inevitables
males y la calamidad sin límites que habían de venir sobre los judíos,
añade: "Y el que esté en el tejado no descienda", etc. Porque era
preferible salvarse con el cuerpo desnudo, que entrar en la casa a
tomar vestido, y ser muerto. Por lo que dice también respecto del que
está en el campo: "Y el que está en el campo no vuelva", etc. Porque
si los que están en la ciudad huyen, con mucha más razón no deben
volver a la ciudad los que están fuera. Y en verdad que es fácil
despreciar el dinero, y no es difícil proveerse de vestidos; pero lo
que atañe a la vida ¿cómo se podrá prescindir de ello? ¿Cómo podrá
suceder que la que esté embarazada se encuentre ligera para huir? ¿Y
cómo la que está criando abandonará al que parió? Por esto añade: "Mas
¡ay de las preñadas y de las que crían!", etc. Aquéllas, porque están
más pesadas y no podrán huir con facilidad, cargadas con el peso de su
concepción; y éstas, porque son detenidas por el vínculo de la
compasión hacia sus hijos, y no pueden al mismo tiempo salvar a los
que lactan.
Orígenes,
in Matthaeum, 29
O porque entonces no habrá lugar a tener
compasión ni de las preñadas, ni de las que crían, ni de sus infantes.
Y como que hablaba a los judíos, los cuales decían que en el sábado no
debía recorrerse más camino que el de un sábado, añade: "Rogad, pues,
que vuestra huida no suceda en invierno o en sábado".
San Jerónimo
Porque en el primero, la crudeza de la
estación impide andar por las soledades y ocultarse en los montes del
desierto. Y en el segundo, porque era quebrantar la ley el querer
huir, y les amenazaba la muerte si se quedaban.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76, 1
Véase cómo se habla aquí en contra de los
judíos, porque los apóstoles no habían de guardar el día sábado, ni
habían de permanecer allí cuando Vespasiano hizo esto, porque muchos
de ellos ya habían muerto antes; y si alguno quedaba entonces, vivía
en otras partes del mundo. Por qué dijo que debía orarse, lo explica
cuando añade: "Porque habrá entonces grande tribulación", etc.
San Agustín,
epistola, 80
Se lee en San Lucas: "Y habrá grande
aflicción sobre la tierra, e ira contra este pueblo; y caerán
degollados unos, y serán llevados cautivos por los gentiles otros" (
Lc 21,23-24). Y después Josefo, que escribió
la historia de los judíos, dice que sucedieron a este pueblo unos
males tan grandes, que apenas pueden creerse; por esto se ha dicho con
razón que no hubo semejante tribulación desde el principio del mundo,
ni la habrá. Pero aunque en tiempo del Anticristo acaso la habrá igual
o mayor, por lo dicho respecto de este pueblo debe entenderse que no
será para ellos de tal magnitud. Así pues, aunque ellos reciban al
Anticristo muy grandemente y de manera singular, en aquel tiempo
experimentaron una tribulación mayor que la que habrá de acontecer.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76, 1
Yo pregunto a los judíos: ¿de dónde ha
venido sobre ellos un castigo divino tan intolerable, que es mucho
peor que cuantos anteriormente habían recibido? Porque desde luego se
comprende que les vino aquella desgracia por el crimen cometido sobre
la cruz. Pero aun manifiesta que eran dignos de mayor castigo en esto
que añade: "Y si no fuesen abreviados aquellos días, ninguna carne
sería salva", etc. Como diciendo: Si hubiese durado más aquella
batalla de los romanos contra la ciudad, hubiesen perecido todos los
judíos. Dice que toda carne judía, todos los que están fuera, y todos
los que están dentro, porque no solamente a aquéllos que estaban en
Judea atacaban los romanos, sino que perseguían también a los que
andaban dispersos.
San Agustín,
epistola, 80
Algunos me parece que han entendido bien,
considerando que aquellos males estaban designados con el nombre de
días, de la misma manera que se habla de días malos en otros lugares
de la Escritura ( Gén 47;
Sal 93; Ef 5). Pues los días no son
malos ellos mismos, sino lo que sucede en ellos. Y se dice que estos
días serán abreviados para que, concediendo Dios alguna tolerancia, se
sientan menos. Así pues, si bien serán largos, serán abreviados.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76, 2
Para que los judíos no dijesen que les
sucedían estas cosas por la predicación de Jesucristo o por sus
discípulos, manifiesta que si no hubieran estado allí ellos, hubieran
perecido en absoluto. Por esto añade: "Mas por los elegidos, aquellos
días serán abreviados".
San Agustín,
epistola 80
No debemos dudar de que cuando fue
destruida Jerusalén, había en aquel pueblo escogidos de Dios, que se
habían convertido de entre los circuncidados, los cuales creían, o
habían de creer, siendo elegidos antes de la constitución del mundo,
en gracia a los cuales se acortarían aquellos días, y se harían un
tanto tolerables aquellas desgracias. No faltan, sin embargo, quienes
crean que se han de abreviar aquellos días, porque la carrera del sol
será más corta, como fue más larga en tiempo de Josué.
San Jerónimo
Pero no recuerdan que está escrito: "El
día persevera según tu orden" ( Sal 118,91),
por esto es que debemos admitir que se abrevian según las
circunstancias de los tiempos, esto es, que se abreviarán, no por la
medida, sino por el número, con el fin de que no desaparezca la fe de
los que creen, por la tardanza.
San Agustín,
epistola 80
Y no creamos que las semanas de Daniel se
trastornaron abreviándose los días, ni que se concluyeron en menos
tiempo, sino que serán completadas en el fin de los tiempos. Dice San
Lucas muy terminantemente que la profecía de Daniel se completó cuando
Jerusalén fue destruida.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76, 2
Obsérvese la ordenación del Espíritu
Santo, porque San Juan nada escribió acerca de esto, para que no
pareciese que escribía aquellas cosas que refería la historia, porque
todavía vivió mucho tiempo después de la destrucción de Jerusalén.
Pero los que murieron antes y nada vieron de esto, son los que
escriben para que brille por todas partes la verdad de la profecía.
San Hilario,
in Matthaeum, 25
O de otro modo, el Señor da a conocer un
indicio seguro de su venida futura diciendo: "Cuando viereis que la
abominación". Esto lo dijo el profeta refiriéndose a los tiempos del
Anticristo. Fue llamada abominación, porque viniendo contra Dios,
reclama para sí el honor de Dios; y abominación de desolación, porque
ha de desolar toda la tierra con guerras y mortandades, y por esto,
recibido por los judíos, se instalará en el lugar de santificación,
para que donde se invocaba a Dios por las súplicas de los santos,
recibido por los infieles, sea venerado con los honores de Dios. Y
porque este error será más propio de los judíos, que por haber
menospreciado la verdad abracen la falsedad, les aconseja que
abandonen Judea y se marchen a los montes, no sea que mezclándose con
aquellas gentes crean en el Anticristo y no puedan escapar de la
perdición. Y lo que dice: "Y el que esté en el tejado no descienda",
etc., se entiende de este modo: El techo es lo más alto de la casa y
la conclusión más elevada de toda habitación; por lo tanto, todo aquél
que se esforzare en la conclusión de su casa (esto es, en la
perfección de su corazón), y en hacerse nuevo por la regeneración, y
elevado según el espíritu, no deberá rebajarse por la codicia de
bienes mundanos. "Y el que estará en el campo", etc., esto es,
cumpliendo con su deber, no vuelva a los cuidados antiguos, por los
que habrá de volver a tomar el vestido formado por los pecados viejos
con que se cubría.
San Agustín,
epistola 80
En las tribulaciones debe evitarse que
nadie sea vencido y descienda de la sublimidad de las cosas
espirituales a la vida carnal, y que aquél que antes adelantaba
progresando por el camino de la virtud, desmayando mire hacia atrás.
San Hilario,
in Matthaeum, 25
Cuando dice: "¡Ay de las preñadas y de las
que críen en aquellos días", no debe creerse que el Señor decía esto
por el peso del embarazo, sino que dio a conocer la grave situación de
las almas, abrumadas de pecados, porque ni las que estén en el techo,
ni las que se hallen en el campo, podrán evitar los ímpetus de la
justicia, que pesará sobre ellas. También serán desgraciadas aquéllas
que críen. Manifiesta por medio de estas palabras la debilidad de
aquellas almas que se amamantan en el conocimiento de Dios, y por lo
tanto también hay que temer por ellas, porque siendo pesadas para huir
del Anticristo e incapaces para hacerle frente, no huyeron de los
pecados, ni tomaron el alimento del verdadero pan.
San Agustín,
de verb. Dom. serm. 20
También se dice que está embarazado aquél
que desea las cosas ajenas, y nutriéndose el que ya robó lo que
deseaba; a éstos se les considera como desgraciados en el día del
juicio. En cuanto a lo que dijo el Señor: "Rogad, pues, para que
vuestra huida no tenga lugar ni en invierno ni en sábado", etc.
San Agustín,
quaestiones evangeliorum. 1, 37
Esto es, que nadie debe tener alegría ni
tristeza en aquel día por las cosas temporales.
San Hilario,
in Matthaeum, 25
Ni seamos hallados en la frialdad de los
pecados, o en el ocio de las buenas obras, porque nos amenaza una
desgracia grave, a no ser que se abrevien aquellos días en gracia a
los escogidos de Dios, para que la brevedad del tiempo venza la fuerza
de los males.
Orígenes,
in Matthaeum, 29
Hablando en sentido místico, diremos que
en todo el lugar santo de las Sagradas Escrituras (tanto del Nuevo
como del Antiguo Testamento) se halla con frecuencia el Anticristo,
que es la predicación falsa; y los que esto entienden, huyen desde la
Judea de la letra a los elevados montes de la verdad. Y si se
encuentra alguno que haya subido sobre el techo de la palabra, y que
está sobre la cubierta, no baje de allí, con el fin de tomar algo de
su casa. Y si está en el campo, en donde se halla escondido el tesoro,
y volviese hacia atrás, caerá en el lazo de la mentira, y
especialmente si ya se había quitado el vestido antiguo (esto es, el
hombre viejo), y otra vez vuelve a tomarlo; entonces el alma que tenía
en su seno, y que todavía no había dado frutos por medio de la
palabra, incurre en esa misma amenaza; pues arroja lo que concibió, y
pierde la esperanza que podía tener en los actos de la verdad; del
mismo modo, cuando parezca que se ha formado y que fructifica la
palabra, pero que en realidad no está suficientemente robustecida.
Rueguen, por lo tanto, los que huyen a los montes, no sea que su fuga
tenga lugar en invierno o en sábado. Porque en virtud de la
tranquilidad del alma así constituida, pueden alcanzar el camino de la
salvación. Pero si les coge en invierno, caerán en manos de aquéllos
de quienes huyen. Oren, por lo tanto, para que su huida no tenga lugar
ni en invierno ni en sábado. Algunos aun cuando nada malo hacen en
sábado, sin embargo, nada hacen bueno; en semejante sábado, cuando el
hombre no hace buenas obras, tampoco debe tener lugar vuestra huida,
porque ninguno es vencido fácilmente amenazado por un falso dogma,
sino el que está desnudo de buenas obras. ¿Qué tribulación hay mayor
que ver seducir a nuestros hermanos y que alguno se vea a sí mismo
agitado y dudoso? Por días se entiende los preceptos y los dogmas de
la verdad. Todos los entendimientos que vienen abandonando la ciencia
de falso nombre, son como añadidura de los días, que Dios abrevia en
favor de los que quiere.
|
23-28 |
"Entonces si alguno os dijere: Mirad, el Cristo está aquí o allí, no lo creáis. Porque se levantarán falsos cristos y falsos profetas, y darán grandes señales y prodigios, de modo que (si puede ser) caigan en error aun los escogidos. Ved que os lo he dicho de antemano. Por lo cual si os dijeren: He aquí que está en el desierto, no salgáis; mirad que está en lo más retirado de la casa, no lo creáis. Porque como el relámpago sale del Oriente, y se deja ver hasta el Occidente, así será también la venida del Hijo del hombre. Donde quiera que estuviese el cuerpo, allí se juntarán también las águilas". (vv. 23-28)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76, 2
Habiendo concluido de hablar el Salvador
de lo que había de suceder a Jerusalén, se ocupa de lo que había de
preceder a su venida, e indica las señales, no sólo para utilidad de
ellos, sino también para nosotros y para los que habrán de venir
después; por esto dice: "Entonces si alguno os dijere", etc. Porque
así como al decir antes el Evangelista: "En aquellos días vino Juan
Bautista" ( Mt 3,1), no designó el tiempo que
había de venir a continuación (porque había treinta años de por
medio), así ahora cuando dice "entonces" da a conocer todo el tiempo
que había de mediar, y que abarcaría desde la destrucción de Jerusalén
hasta los principios de la destrucción del mundo. Mas dándoles las
señales de su segunda venida, les advierte cuál será el lugar y
quiénes los seductores; porque no sucederá entonces lo que en su
primera venida, que apareció en Belén, y en un pequeño ángulo de la
tierra, ignorándolo todos al principio, sino que vendrá de una manera
visible, sin necesidad de que nadie anuncie su venida, por lo que
dice: "Y si alguno dijere: aquí o allí está el Cristo, no lo creáis".
San Jerónimo
En lo que da a conocer que su segunda
venida no se conocerá por la humildad (como la primera), sino por la
gloria que la acompañará. Es muy necio, por lo tanto, buscar entonces
en un lugar humilde o escondido, al que es la luz que alumbra a todo
el mundo.
San Hilario,
in Matthaeum, 25
Y sin embargo, como habrá gran conmoción
entre los hombres y los falsos profetas, como para indicar el poder
que es propio de Jesucristo, fingirán que el Cristo está y se
encuentra en muchas partes, para llevar engañados y abatidos a muchos
al servicio del Anticristo. Por lo tanto, añade: "Se levantarán falsos
cristos y falsos profetas".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom.76, 2
Aquí se habla del Anticristo y de algunos
de sus ministros, a quienes llama falsos cristos y falsos profetas,
los cuales fueron muchos en tiempo de los apóstoles. Pero los que
habrá antes de la segunda venida de Jesucristo serán mucho más
funestos que los primeros. Por esto añade: "Y darán grandes señales y
prodigios".
San Agustín,
de diversis quaestionibus octoginta tribus liber, 77
El Señor nos advierte aquí, para nuestra
inteligencia, que los hombres malvados pueden hacer ciertos milagros
que no pueden hacer los buenos. Mas no por ello han de ser
considerados como en lugar preferido por Dios, pues los magos de
Egipto no eran más aceptos a Dios que el pueblo de Israel, porque este
pueblo no podía hacer lo que aquéllos hacían, aunque Moisés pudo obrar
cosas mayores por virtud divina. No se encomiendan a todos los buenos
estas cosas maravillosas, para que no sean engañados los débiles con
el perjudicial error de creer que en tales hechos hay mayores dones
que en las obras de justicia, por las que se consigue la vida eterna.
Pues cuando los magos obran cosas que algunas veces no pueden obrarlas
los buenos, lo hacen con diverso poder. Aquéllos lo hacen buscando su
gloria; éstos buscando la gloria de Dios. Aquéllos lo hacen con
potestad concedida según su orden, para algún negocio o beneficio,
como privados; éstos lo hacen públicamente y por mandato de aquél a
quien están sujetas todas las criaturas. Pues de distinto modo da el
posesor su caballo al soldado cuando es obligado, y de distinto modo
lo entrega al comprador o a aquél a quien lo regala o lo presta. Y de
la misma manera que la mayor parte de los soldados, a los cuales
condena la disciplina imperial, amedrentan a algunos posesores
simulando órdenes de su emperador, y les arrebatan violentamente lo
que no está mandado por autoridad pública; así algunas veces los malos
cristianos, ora cismáticos, ora herejes, por el nombre de Jesucristo,
o por las palabras, o por los sacramentos cristianos, exigen algo de
las potestades. Mas cuando obedecen a las órdenes de los malos,
obedecen para seducir a los hombres, en cuyo error se alegran. Por lo
cual, de una manera obran los milagros los magos, de otra los buenos
cristianos y de otra los malos cristianos. Los magos por contratos
ocultos, los buenos cristianos por la pública justicia; los malos
cristianos por la simulación de la justicia pública. Y aun esto no
debe causarnos admiración, porque todas las cosas que se hacen
visiblemente, aun por las potestades inferiores de los aires, no es
absurdo creer que pueden hacerse.
San Agustín,
de Trinitate 3, 8
No se ha de creer que esta materia de las
cosas visibles está al arbitrio de los ángeles rebeldes, sino sólo al
de Dios, por quien se da a aquéllos la potestad. Ni tampoco han de ser
llamados creadores aquellos ángeles malos, sino que por su sutileza
conocieron los semilleros de estas cosas más ocultas a nosotros, que
esparcen secretamente por medio de combinaciones congruentes a las
estaciones, y de este modo tienen ocasión de producir las cosas y de
acelerar los incrementos. Porque muchos hombres conocen de qué hierbas
o carnes, o jugos o humores, aunque estén sepultados o confundidos,
provienen las cosas que suelen suceder en los animales. Pero esto se
hace tanto más difícil a los hombres, cuanto más abandonan las
sutilezas de los sentidos y la actividad de los cuerpos, cambiándolas
en pesadez y negligencia de los miembros.
San Gregorio Magno,
Moralia, 15, 30
Cuando el Anticristo haya obrado prodigios
admirables a la vista de los hombres carnales, los arrastrará en pos
de sí. Porque los que se deleitan en los bienes presentes, se
sujetarán sin resistencia alguna a la potestad de aquél. Por lo que
continúa: "De modo que, si puede ser, aun los escogidos caigan en
error".
Orígenes,
in Matthaeum, 25
Elevada es la locución que dice: "Si es
posible". No pronunció ni dijo, que aun los escogidos caigan en error,
sino que quiere demostrar que los razonamientos de los herejes son
frecuentemente muy persuasivos, y poderosos para conmover aun a los
que obran con sabiduría.
San Gregorio Magno,
Moralia 33, 36
O porque el corazón de los escogidos es
agitado por pensamientos de consternación aun cuando su constancia no
se altere. El Señor comprendió ambas cosas en una sola sentencia.
Vacilar en el pensamiento, es ya lo mismo que errar. Y añade: "si
puede ser", porque no puede ser que los escogidos caigan en error.
Rábano
O no dice esto, porque la elección divina
quede frustrada, sino porque los que según el juicio humano parecían
escogidos, caerán en el error.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 35
Mas los dardos que se ven de antemano
hieren menos, y por esto añade: "De antemano os lo dije", pues nuestro
Señor denuncia los males precursores de la destrucción del mundo, para
que, siendo sabidos de antemano, perturben menos cuando lleguen. Por
lo cual concluye: "Luego si os dijeren: He aquí que está en el
desierto, etc."
San Hilario,
in Matthaeum, 25
Porque los falsos profetas (de los cuales
había hablado antes), ora dirán que el Cristo está en los desiertos,
para corromper a los hombres en el error, ora afirmarán que está en
los lugares más recónditos de la casa, para aprisionarlos bajo el
poder del Anticristo dominante. Mas el Señor declara que ni se ha de
ocultar en lugar alguno, ni que ha de ser visto por algunos en
particular, sino que declara terminantemente que ha de venir estando
presente en todas partes y a vista de todos. Por esto sigue diciendo:
Así como el relámpago sale del Oriente y se deja ver hasta el
Occidente, así, etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Así como anteriormente predijo de qué
manera ha de venir el Anticristo, así también por este pasaje
manifiesta cómo ha de venir El. Así como el relámpago no necesita de
anunciador o de pregonero, sino que se manifiesta en cualquier
instante a todo el orbe, aun a aquéllos que están descansando en sus
lechos, así también la venida de Jesucristo se manifestará a un mismo
tiempo en todas partes por el brillo de su gloria. A continuación
indica otra señal de su venida, cuando añade: "Donde quiera esté el
cuerpo se congregarán las águilas, etc.," designando por las águilas a
la multitud de ángeles, mártires y de todos los santos.
San Jerónimo
Por el ejemplo natural que vemos
diariamente, somos instruidos en el sacramento de Cristo. Porque se
dice que las águilas y los buitres, aun cuando estén al otro lado del
mar, perciben el olor de los cadáveres y se congregan para comerlos.
Si, pues, las aves que carecen de razón, por instinto natural (aun
estando tan alejadas) perciben en qué lugar hay un pequeño cadáver,
¿con cuánta mayor razón la multitud de creyentes debe apresurarse a
llegar a Jesucristo cuyo esplendor sale del Oriente y se deja ver
hasta el Occidente? Mas por el cuerpo (esto es,
swma ; o ptwma, lo cual en latín
con más claridad se llama cadáver, por lo mismo que la muerte le hace
caer), podemos entender la pasión de Jesucristo.
San Hilario
Para que no estuviésemos ignorantes
siquiera del lugar a donde ha de venir, dice: "Donde quiera que se
encuentre el cuerpo, allí se congregarán las águilas". Llamó águilas a
los escogidos, a motivo del vuelo de su cuerpo espiritual, cuya
reunión demuestra que ha de acontecer en el lugar de su pasión, cuando
se congreguen los ángeles. Y con razón se ha de esperar la venida del
esplendor, en el mismo lugar donde nos abrió la gloria de la eternidad
por la pasión de su cuerpo abatido.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Y téngase presente que no dijo: Donde
quiera estuviere el cuerpo allí se congregarán los buitres o los
cuervos, sino las águilas
1,
queriendo demostrar que son como nobles y de estirpe regia, los que
creyeron en la pasión del Señor.
San Jerónimo
Son llamados águilas, aquéllos cuya
juventud se renueva, como la del águila ( Sal
102), y los que toman plumas, para llegar a la pasión de Cristo.
San Gregorio,
Moralia 14, 31
Donde quiera estuviere el cuerpo se
congregarán las águilas, puede entenderse también como diciendo:
Porque presido, encarnado, a la corte celestial, cuando separare las
almas de los escogidos con sus cuerpos, las elevaré a las regiones
celestiales.
San Jerónimo
O de otro modo, lo que aquí se dice, puede
entenderse de los falsos profetas, pues hubo muchos príncipes en
tiempo de la conquista del pueblo judío que a sí mismos se daban el
nombre de cristos. Tanto era así, que, cuando estaban sitiados por los
romanos, estaban al mismo tiempo divididos en tres bandos. Pero como
queda ya dicho anteriormente, mejor aplicado está a la consumación del
mundo. Puede entenderse también, en tercer lugar, de la guerra de los
herejes contra la Iglesia, y de esos Anticristos que, apoyándose en la
opinión de una ciencia falsa, pelean contra Jesucristo.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Hablando en general, uno solo es el
Anticristo, mas sus variedades son muchas, como cuando decimos: una
mentira en nada se diferencia de otra mentira. A la manera que los
profetas santos fueron verdaderos cristos, debemos entender también
que cada uno de los falsos cristos tiene muchos falsos profetas, los
cuales publican como verdaderos los sermones falsos de algún
Anticristo. Por consiguiente, cuando alguno diga: Ved aquí al Cristo,
vedle allí, no se ha de mirar fuera de las Escrituras, porque de la
Ley, de los profetas y de los apóstoles sacan los testimonios que
parecen defender la mentira. O al decir: Mirad aquí al Cristo, miradle
allí, demuestra, no al Cristo sino a alguno que finge su nombre, como
aconteció, por ejemplo, con la doctrina de Marción, con la de
Valentino y con la de Basilides.
San Jerónimo
Por tanto, si alguno afirmare que el
Cristo mora en el desierto de los gentiles y filósofos, o en lo más
recóndito de los antros de los herejes que prometen los misterios de
Dios, no lo creáis, porque la fe católica brilla en todas las
iglesias, desde el Oriente hasta el Occidente.
San Agustín,
quaestiones evangeliorum. 1, 38
Bajo el nombre de Oriente y Occidente,
quiso significar todo el mundo por el cual se había de extender la
Iglesia. Y según el sentido en que dijo: "De aquí a poco veréis al
Hijo del hombre venir en las nubes" ( Mt
26,64.); oportunamente hace ahora mención del relámpago, que suele
resplandecer especialmente en las nubes. Constituida, pues, la
autoridad de la Iglesia en toda la redondez de la tierra de una manera
brillante y manifiesta, previene oportunamente a sus discípulos y a
todos los fieles que no den crédito a los cismáticos y a los herejes.
Porque cada cisma y cada herejía tiene su lugar en la redondez de la
tierra, dominando en alguna parte, o engañando la curiosidad de los
hombres en conciliábulos tenebrosos y ocultos. A esto se refiere
cuando que dice: Si alguno os dijere: Mirad el Cristo está aquí o allí
(lo cual indica las partes de la tierra o de las provincias), o en lo
más retirado de la casa, o en el desierto; lo cual significa los
conciliábulos secretos y oscuros de los herejes.
San Jerónimo
O por esto que dice: En el desierto y en
lo más retirado de las casas, se da a conocer que los falsos profetas,
en el tiempo de la persecución y de las angustias, siempre hallarán
ocasión de engañar.
Orígenes,
in Matthaeum, 29
O que cuando sacan a luz las Escrituras
secretas y no divulgadas, en confirmación de su mentira, parecen
decir: He aquí que la palabra de verdad está en el desierto. Mas
cuantas veces mencionan las Escrituras canónicas a las cuales presta
fe todo cristiano, parecen decir: He aquí que la palabra de verdad
está en las casas. Pero nosotros no debemos abandonar la primitiva
tradición eclesiástica. Quizá también, queriendo dar a conocer los
razonamientos que no se hallan en las Escrituras, dijo: Si os dijeren:
He aquí que está en la soledad, no queráis alejaros de la regla de fe.
Mas queriendo dar a conocer a aquéllos que simulan las Escrituras
divinas, dijo: Si os dijeren: He aquí que está en lo más recóndito de
las casas, no lo creáis. Porque la verdad es semejante al relámpago
que sale del Oriente y se deja ver hasta el Occidente. O dice esto
porque la luz de la verdad es defendida en todos los lugares de la
Escritura. Sale, pues, el relámpago de la verdad desde el Oriente, es
decir, desde el nacimiento de Cristo, y se deja ver hasta su pasión en
la cual tuvo lugar su muerte. O desde el primer principio de la
creación del mundo hasta la novísima Escritura de los apóstoles. O
también, el Oriente es la ley y el Occidente el fin de la ley y de la
profecía de San Juan. Unicamente la Iglesia no quita la palabra ni el
sentido de este relámpago, ni añade, a manera de profecía, ninguna
otra cosa. O dice esto, porque no debemos prestar atención a aquéllos
que dicen: mirad aquí al Cristo. Pues no lo dan a conocer en la
Iglesia, a toda la cual ha llegado el Hijo del hombre, como El mismo
lo dice: "Mirad que yo estoy con vosotros todos los días hasta la
consumación de los siglos" ( Mt 28,20).
San Jerónimo
Somos invitados a tomar parte en la pasión
de Jesucristo, para que nos congreguemos en donde quiera que se lea en
las Escrituras, a fin de que por ella podamos llegar al Verbo de Dios.
Notas
|
29-30 |
"Y luego después de la tribulación de aquellos días el sol se oscurecerá, y la luna no dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo y las virtudes del cielo serán conmovidas: y entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y entonces plañirán todas las tribus de la tierra". (vv. 29-30)
Glosa
Después que el Señor previno a los fieles
contra la seducción del Anticristo y de sus ministros, haciendo
comprender que vendrá de una manera manifiesta, ahora da a conocer el
orden y el modo de su venida, diciendo: "Y luego después de la
tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá", etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Dice tribulación de aquellos días, a
motivo del Anticristo y de los falsos profetas; porque la tribulación
será grande entonces existiendo tantos engañadores. Mas no se alargará
por mucho tiempo, pues si la guerra judía fue acortada por causa de
los escogidos, mucho más se abreviará esta tribulación por causa de
aquéllos. Por esto no dijo sencillamente: Después de la tribulación
sino que añadió, inmediatamente, porque El se
presentará sin dilación.
San Hilario,
in Matthaeum, 26
Indica la gloria de su venida por la
oscuridad del sol, por el eclipse de la luna y por la caída de las
estrellas, pues sigue diciendo: Y la luna no dará su lumbre, y las
estrellas, caerán del cielo.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Mas dirá alguno: así como en el principio
de los grandes fuegos se forman las tinieblas a causa del mucho humo,
así también en el fin del mundo, por el fuego que se ha de encender,
serán oscurecidas las grandes lumbreras. Y languideciendo la luz de
las estrellas, no pudiendo el restante cuerpo de las mismas remontarse
como antes cuando las levantaba la misma lumbre, caerán del cielo.
Cuando sucedan estas cosas, es consiguiente que las virtudes
racionales de los cielos susceptibles de estupor, se conturben y
padezcan alguna conmoción. Las alejadas, se entiende, de sus
primitivas funciones. Por esto sigue diciendo: Y las virtudes del
cielo serán conmovidas; y entonces aparecerá la señal del Hijo del
hombre en el cielo, a saber, por la cual se han obrado las maravillas
celestiales, o lo que es lo mismo, aparecerá el prodigio que obró el
Hijo pendiente del leño. Y en el cielo aparecerá principalmente su
señal, para que los hombres de todas las tribus que no creyeron antes
en la anunciada cristiandad, reconociéndola entonces por la señal
aparecida, lloren y se lamenten de su ignorancia y de sus pecados. Por
lo que continúa: "Y entonces plañirán todas las tribus de la tierra".
Mas cada cual juzgará de diferente manera, porque así como poco a poco
se extingue la lumbre de la antorcha, así faltando el sustento de las
lumbreras celestes, el sol se oscurecerá y también la luna, y faltará
la luz de las estrellas. Y lo que quedare en éstas, como terreno caerá
del cielo. Mas, ¿cómo puede decirse que será oscurecida la luz del
sol, declarando el profeta ( Is 30) que en el
fin del mundo será más intensa? Igualmente refiere (
Is 36), de la luz de la luna, que será como la del sol. Algunos
intentan probar que todas o la mayor parte de las estrellas son más
grandes que toda la tierra, luego ¿cómo podrán caer del cielo, si la
tierra no basta a contener su magnitud?
San Jerónimo
No caerán, por tanto, a motivo de la
disminución de esta luz, pues leemos ( Is 30)
que el sol tendrá una luz siete veces mayor. Pero todas las cosas
parecerán tenebrosas a la vista, comparadas con la verdadera luz.
Rábano
Nada, sin embargo, nos impide entender que
el sol y la luna con los demás astros han de ser despojados entonces
por cierto tiempo de su luz (como consta que aconteció con el sol en
tiempo de la pasión del Señor). Por esto dice el profeta Joel (
Jl 2,31): "El sol se convertirá en tinieblas
y la luna en sangre, antes que venga el día grande y manifiesto del
Señor". Por lo demás, acabado el día del juicio y brillando la vida de
la gloria futura, habiendo un nuevo cielo y una nueva tierra, entonces
sucederá lo que el profeta Isaías predice ( Is
30,26). Será la luz de la luna como la del sol, y la luz del sol será
siete veces mayor. Respecto a lo que se dijo de las estrellas: "Y las
estrellas caerán del cielo", en San Marcos está escrito de esta
manera: "Y caerán las estrellas del cielo" ( Mc
13,25), esto es, careciendo de su luz.
San Jerónimo
Por virtudes de los cielos entendemos el
gran número de ángeles.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Los cuales con mucha razón se conmoverán o
se turbarán, al ver que se obra tan gran trastorno, y que sus
consiervos son castigados, y que todo el orbe de la tierra asiste al
terrible juicio.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Así como cuando se verificó la consumación
del sacrificio de la cruz, faltando el sol, la tierra se cubrió de
tinieblas, así al aparecer la señal del Hijo del hombre en el cielo,
faltarán las luces del sol, de la luna y de las estrellas, como
consumidas por la magnitud de aquella señal. Por lo que sigue: Y
entonces aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo. Debemos
entender que esta señal será la de la cruz, para que los judíos, según
el profeta Zacarías (capítulo 12) y según San Juan (capítulo 13) vean
al que traspasaron y la señal de su victoria.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom.76, 3
Si el sol se oscureciese realmente, la
cruz no se dejaría ver, a no ser que fuera mucho más clara que los
rayos solares. Y para que los discípulos no se avergüencen ni se
duelan de la cruz, la llama "señal rodeada de cierta claridad".
Aparecerá, pues, la señal de la cruz para que confunda la falta de
pudor de los judíos. Vendrá, pues, Jesucristo al juicio, mostrando no
solamente sus llagas, sino que también la muerte más reprochable. Por
esto sigue diciendo: "Y entonces plañirán todas las tribus de la
tierra", porque vista la cruz considerarán que nada ganaron con
matarle, y que crucificaron a Aquél a quien se debía adorar.
San Jerónimo
Expresa muy bien las tribus de la tierra,
porque llorarán los que no tienen ciudadanía en el cielo, sino que
están inscritos en la tierra.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Mas dirá alguno en un sentido moral que el
sol que se ha de oscurecer es el diablo, el cual ha de ser acusado en
el fin del mundo. Porque siendo él tinieblas, simula ser verdadero
sol; mas la luna que parece ser iluminada por este sol, es toda la
sociedad de los hombres perversos, que frecuentemente afirma tener la
luz y promete darla. Confundida entonces, con todos sus reprobados
dogmas, perderá su claridad. Y todos los que, ora valiéndose de
dogmas, ora de falsas virtudes, prometían la verdad a los hombres y
los seducían con mentiras, éstos han de ser llamados, muy
oportunamente, estrellas que caen (por decirlo así) de su cielo, en
donde se encontraban encumbradas, sublevándose contra la sabiduría de
Dios. Para mejor apreciar este modo de razonar, usaremos de un ejemplo
del libro de los Proverbios que dice: "La luz de los justos siempre es
inextinguible" ( Prov 4,18; según la versión
de los Setenta); mas la luz de los impíos será apagada; entonces la
claridad de Dios se manifestará en todo aquél que llevó la Imagen del
hombre celeste, y los hombres celestes se alegrarán, mas los terrenos
plañirán. O la Iglesia es el sol, la luna y las estrellas, a la cual
se ha dicho: "Hermosa como la luna, escogida como el sol" (
Cant 6).
San Agustín,
epist. 80
Entonces se oscurecerá el sol y la luna no
dará su luz, porque la Iglesia no se dejará ver entonces de sus
perseguidores impíos y extraordinariamente crueles. Entonces las
estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos serán
conmovidas. Porque muchos en los cuales parecía brillar la gracia de
Dios, al ser perseguidos se dejarán vencer y caerán, y algunos fieles
esforzadísimos, se perturbarán. Mas esto se dice que ha de acontecer
después de la tribulación de aquellos días, no porque sucedan estas
cosas pasada toda aquella persecución, sino porque precederá la
tribulación para que se siga la deserción de algunos. Y como quiera
que así acontecerá durante todos aquellos días, de consiguiente,
también después de la tribulación de aquellos días, y aun en los
mismos días, acontecerá esto.
|
30 |
"Y verán al Hijo del hombre que vendrá en las nubes del cielo con gran poder y majestad". (v. 30)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76,3
Como habían oído mentar la cruz, para que
no presumiesen que por segunda vez había de suceder algo cruel, añade:
"Y verán al Hijo del hombre", etc.
San Agustín,
epist. 80
El sentido más patente de este pasaje es
que, al oír o leer cada cual esto, entienda que se trata de aquella
misma venida en que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos,
en su cuerpo, en el cual está sentado a la diestra del Padre, y en el
cual también murió y resucitó, y subió al cielo. Y así como en el
libro de los Hechos de los Apóstoles ( Hch
1,9) se lee: "Y le recibió una nube que le ocultó a sus ojos" (de los
apóstoles), y porque en el mismo lugar dijeron los ángeles: "Así
vendrá, como le habéis visto ir al cielo" ( Hch
1,11). Con razón se ha de creer que ha de venir no solamente en el
mismo cuerpo, sino que también en la nube.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Verán, pues, con los ojos del cuerpo al
Hijo del hombre en forma humana, que vendrá en las nubes del cielo,
esto es, desde lo alto, porque así como cuando se transfiguró, la voz
vino de una nube ( Mt 17), así sucederá
también cuando vendrá otra vez en forma gloriosa; y no tan solamente
sobre una nube, sino sobre muchas, que serán su vehículo. Y a la
verdad, si cuando el Hijo de Dios subía a Jerusalén, los que le amaban
tendieron sus vestiduras en el camino para que no tocase el suelo (
Mt 21), y ni aun querían que pisara la tierra
el asnillo que le llevaba, ¿debe sorprendernos que el Padre y Dios de
todas las cosas extienda las nubes celestes debajo del cuerpo de su
Hijo, cuando descienda a la obra de la consumación del mundo? Mas
podrá decirse: que así como en la creación del hombre tomó Dios el
lodo de la tierra y formó al hombre, así también para revelar la
gloria de Jesucristo, vistió el Señor del cielo un cuerpo celestial,
primero en la transfiguración sobre una nube esplendorosa; y después
en la consumación del mundo, lo exhibirá sobre nubes brillantes, por
lo cual son llamadas nubes del cielo, de la misma manera que el barro
es llamado de la tierra. Y es muy justo que el Padre conceda tales y
tan admirables cosas a su Hijo que se humilló, y por esta causa le
exaltó, no sólo según el espíritu, sino que también en cuanto al
cuerpo, para que viniese sobre tales nubles. Y quizá sobre nubes
dotadas de razón, para que no fuese irracional el vehículo del Hijo
del hombre glorificado. Y ciertamente, vino Jesús primeramente con el
poder, por el cual obraba los milagros y los prodigios en el pueblo.
Mas todo aquel poder, en comparación de la gran majestad con que ha de
venir en el fin del mundo, era pequeño, pues era el poder del que se
anonada a sí mismo. Y es consiguiente que se transforme en mayor
gloria que en la que se transformó en el monte, porque entonces se
transformó en presencia de tres hombres tan solamente, mas en el fin
del mundo, aparecerá rodeado de mucha gloria, para que todos le vean
glorificado.
San Agustín,
epist. 80
Mas, puesto que las Escrituras han de ser
profundizadas y no debemos contentarnos con examinarlas
superficialmente, se ha de fijar la consideración diligentemente en lo
que sigue. Poco después añade: Cuando viereis todo esto, sabed que
está cerca a las puertas. Entonces sabremos que está cerca, no cuando
veamos que existe algo de lo que ha de preceder, sino todo esto (en lo
cual está comprendido, que se verá venir al Hijo del hombre). Y
enviará a sus ángeles de las cuatro partes del mundo (esto es, de toda
la redondez de la tierra), para congregar a sus escogidos: todo lo
cual hará en la hora última, cuando venga sobre los miembros de su
Iglesia, como sobre las nubes. O sobre toda la misma Iglesia como
sobre una gran nube, al modo que ahora no cesa de venir; y por tanto,
vendrá con gran poder y majestad, porque su mayor poder y majestad se
reflejará en los escogidos, a los cuales fortalecerá en gran manera
para que no sean vencidos en tan grande persecución.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
O viene diariamente con gran poder al alma
del hombre que cree en las nubes proféticas, esto es, en las
Escrituras de los profetas y de los apóstoles, los cuales, según su
modo de entender declaran al Verbo de Dios superior a la naturaleza
humana. Así decimos también que se revela gran gloria a aquéllos que
entienden; gloria que se verá por cierto en la segunda venida del
Verbo: que es la de las almas perfectas. Todas las cosas que acerca de
la venida de Jesucristo se dijeron por los tres evangelistas
(cuidadosamente comparadas entre sí y bien discutidas), se hallará que
van encaminadas a que todos los días viene a su cuerpo, que es la
Iglesia, de cuya venida dijo en otro lugar: "Veréis desde aquí a poco
al Hijo del hombre sentado a la derecha del poder de Dios, y viniendo
en las nubes del cielo" ( Mt 26,64). Omítense
los lugares en donde Jesucristo promete aquella última venida en su
persona misma.
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31 |
"Y enviará sus ángeles con trompetas y con grande voz: y allegarán sus escogidos de los cuatro vientos, desde lo sumo de los cielos hasta los términos de ellos". (v. 31)
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Como había hecho antes mención del llanto,
el cual será para que los malos pronuncien espontáneamente su
sentencia y se condenen a sí mismos, a fin de que no se crea que en
este llanto han de terminar sus males, añade: "Y enviará sus ángeles
con trompetas", etc.
Remigio
Mas esta trompeta no se ha de entender que
realmente será material, sino la voz de los arcángeles, la cual será
tan grande, que a sus clamores todos los muertos resuciten del polvo
de la tierra.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76,4
Mas el sonido de la trompeta hace
referencia a la resurrección, para dar una idea del gozo, del estupor
que entonces habrá, y del dolor de aquéllos que serán separados y no
serán llevados en las nubes.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Pues escrito está en el libro de los
Números ( Nm 10,1-10) que haciendo sonar los
sacerdotes las trompetas congregaban de los cuatro vientos a aquéllos
que fueron de los campamentos de Israel, en comparación a los cuales
se dice consiguientemente de los ángeles de Cristo: Y allegarán sus
escogidos de los cuatro vientos, etc.
Remigio
Esto es, de las cuatro regiones del mundo,
o sea el Oriente, el Occidente, el Norte y el Sur.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Y opinan, los más sencillos por cierto,
que tan sólo han de ser reunidos aquéllos que entonces tengan vida
corporal. Pero mejor es afirmar que han de ser congregados todos por
los ángeles de Jesucristo no solamente los llamados y escogidos desde
la venida de Jesucristo hasta la consumación del mundo, sino que
también todos los que hayan existido desde el principio del mundo; los
que vieron, como Abraham ( Jn 8) el día de
Jesucristo; y se regocijaron en él. Y que no tan sólo dice que han de
ser congregados los escogidos de Cristo que entonces existan
corporalmente, sino también los que salieron de sus cuerpos, lo
manifiesta la frase que dice: "Allegarán sus escogidos", no sólo de
los cuatro vientos, sino que aun añade: "Desde lo alto de los cielos
hasta los confines de ellos". Lo cual me parece que no conviene a nada
de lo que existe sobre la tierra. O los cielos son las Escrituras
divinas, o los testimonios de ellas, en las cuales habita Dios; las
cimas de las Escrituras son sus principios; y los términos, los
cumplimientos de las mismas. Se congregarán, pues, los santos desde lo
más alto de los cielos (esto es, desde los que viven en los principios
de las Escrituras) hasta los términos de ellos, esto es, hasta los que
vivan cuando tenga lugar el cumplimiento de ellas. Y serán congregados
con trompetas y grande voz, para que los que hayan oído y atendido, se
preparen para el camino de la perfección que conduce al Hijo de Dios.
Remigio
O de otro modo: para que alguno no crea,
tal vez, que tan sólo se han de congregar de las cuatro partes del
mundo, y no de las regiones y de los lugares mediterráneos. Añade, por
lo mismo: "Desde lo sumo de los cielos", etc. Se entiende por lo sumo
del cielo, al centro del orbe; porque lo sumo del cielo preside al
centro del orbe. Cuando habla de los términos de los cielos quiere
significar los confines de la tierra, pues a lo lejos parece que los
círculos celestes tienen su asiento en la tierra.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 76,4
Mas esto se refiere a que el Señor llama a
los escogidos por medio de los ángeles, al honor de los escogidos:
pues, San Pablo ( 1Ts 4,16) dice que serán
arrebatados en las nubes, porque los ángeles congregarán a aquéllos
que en verdad hayan resucitado, mas las nubes recibirán a los
congregados.
|
32-35 |
"Aprended de la higuera una comparación: cuando sus ramos están ya tiernos, y las hojas han brotado, sabéis que está cerca el estío: pues del mismo modo, cuando vosotros viereis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas. En verdad os digo, que no pasará esta generación, que no sucedan todas estas cosas: el cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán". (vv. 32-35)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,1
Porque había dicho que inmediatamente
después de la tribulación de aquellos días acontecerá todo lo que
estaba predicho, los discípulos podían tratar de averiguar el tiempo
que había de transcurrir; por lo mismo lo declara, poniendo el ejemplo
de la higuera, cuando dice: "Aprended de la higuera una comparación",
etc.
San Jerónimo
Como diciendo: Así como cuando están
tiernos los brotecillos en la higuera, y de la yema está naciendo la
flor y la corteza da a luz las hojas, entendéis que viene el estío, y
con la entrada del céfiro la primavera; así también cuando veáis todo
lo que está escrito, no creáis que es llegado ya el fin del mundo,
sino que vienen como ciertos precedentes o precursores para manifestar
que está cerca, y a las puertas: por lo que sigue diciendo: Pues del
mismo modo, cuando vosotros viereis todo esto, etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,1
Con lo cual demuestra que no mediará mucho
tiempo, sino que inmediatamente acontecerá la venida de Jesucristo. Y
otra cosa predice también con esto, a saber, el estío espiritual y la
tranquilidad que ha de suceder a los justos después del invierno; mas
a los pecadores por el contrario, el invierno después del estío.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
La higuera en la temporada de invierno
tiene la virtud vital escondida en sí misma, y después cuando la misma
virtud vital principia a manifestarse pasado el invierno, por su misma
pujanza sus ramas se ponen tiernas y producen hojas. Así también el
mundo, y cada uno de los que se salvan, tienen la virtud vital
escondida en sí (como en el invierno) antes de la venida de
Jesucristo. Mas soplando sobre ellos Jesucristo, se convierten en
tiernos ramos, y de corazón no duro; y lo que estaba oculto en ellos
se manifiesta en hojas, y muestran evidentes frutos: para estos tales
está cerca el estío y la venida de la gloria del Verbo de Dios.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77.1
Por esto también puso el referido ejemplo,
para hacer creer que este discurso así ha de suceder realmente: porque
en todos los lugares donde predice lo que en realidad ha de suceder,
toma para ejemplo las necesidades de la naturaleza.
San Agustín,
epist. 80
Mas, ¿quién niega que debemos esperar la
pronta venida del Señor cuando veamos cumplirse los anuncios de los
evangelistas y de los profetas? Ciertamente, cada día se aproxima más
y más: ¿pero qué transcurso ha de mediar hasta que llegue? Sobre esto
se ha dicho: "No toca a vosotros saber los tiempos o los momentos" (
Hch 1,7). Observa cuando dijo el Apóstol:
"Ahora está más cerca nuestra salud que cuando creímos" (
Rom 13,11); y he aquí que pasaron tantos
años, y sin embargo lo que dijo no es falso, ¿con cuánta mayor razón
se ha de decir al presente que se acerca la venida del Señor, cuando
tanto se ha recorrido para llegar al fin?
San Hilario,
in Matthaeum, 26
La sinagoga es comparada, en un sentido
místico, a la higuera: las ramas de la higuera se entienden que son el
Anticristo hijo del diablo, porción del pecado, usurpador de la ley;
el cual cuando principiara a reverdecer y a cubrirse de hojas a causa
del verdor de los pecadores soberbios, entonces está próximo el estío,
esto es, se advertirá el día del juicio.
Remigio
O cuando esta higuera brote nuevamente
(esto es, cuando la Sinagoga reciba la palabra de la predicación
santa, predicándola Enoc y Elías), debemos entender que está cerca el
día de la consumación.
San Agustín,
de quaestiones evangeliorum, 1,39
O por la higuera entiende el linaje
humano, a causa del prurito de la carne. Cuando su ramo se ha puesto
ya tierno, esto es, cuando los hijos de los hombres lleguen a
producir, por la fe de Jesucristo, frutos espirituales, y brille en
ellos el honor de ser adoptados como hijos de Dios.
San Hilario,
in Matthaeum, 26
Y para que fuese firme la fe, acerca de lo
que había de suceder, añadió: En verdad os digo, etc. Pues al decir
"en verdad" añadió una declaración de veracidad.
Remigio
Y los ignorantes, ciertamente, refieren
estas palabras a la destrucción de Jerusalén, y opinan como dicho a
aquella generación, que vio la pasión de Jesucristo, el que no había
de pasar antes de que aconteciese la destrucción de aquella ciudad.
Mas no sé si palabra por palabra podrán explicarlo, por aquello que
dice: "No quedará aquí piedra sobre piedra" ( Mt
24,2), hasta aquello: "Cerca está a las puertas" (
Mt 24,33), porque tal vez en algunos lugares podrán, mas en
otros absolutamente no podrán.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,1
De consiguiente, todas estas cosas fueron
dichas acerca de la destrucción de Jerusalén. Así como las que dijimos
de los falsos profetas y de los falsos cristos, y de todo lo demás que
ha de acontecer hasta la venida de Cristo. Mas cuando dijo: "Esta
generación", no lo dijo por aquella generación que entonces existía,
sino por la que constituyen los fieles. Pues la Escritura acostumbró a
designar la generación, no solamente por el tiempo, sino también por
el lugar, por el culto y por el lenguaje. Así como cuando se dice:
"Esta es la generación de los que buscan al Señor" (
Sal 23,6). Con esto indica que perecerá Jerusalén y que será
destruida la mayor parte de los judíos; mas ninguna prueba vencerá a
la generación de los fieles.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
Sin embargo, la generación de la Iglesia
pasará alguna vez todo este siglo, para que herede el futuro: no
obstante, hasta que sucedan todas estas cosas, no pasará, y cuando
sucedieren todas estas cosas, pasará, no tan sólo la tierra, sino
también el cielo. Por esto sigue diciendo: "El cielo y la tierra",
esto es, no solamente los hombres, cuya vida es terrena, y por lo
mismo son llamados tierra, sino que también aquéllos cuya guarda está
en los cielos, y por tanto son llamados cielo: y pasarán a las cosas
venideras para que alcancen otras mejores. Pero las palabras
pronunciadas por el Salvador no pasarán, porque, siendo suyas propias,
producen su efecto y siempre lo producirán: mas los hombres perfectos
que no pueden en este mundo completar su perfección para que se hagan
mejores, pasando de lo que son a lo que no son; y esto es lo que se
añade: "Mas mis palabras no pasarán". Y quizá pasen en realidad las
palabras de Moisés y de los profetas; porque las cosas que eran
profetizadas por aquéllos se han cumplido, mas las palabras de
Jesucristo siempre se cumplieron y se cumplen todos los días, y se han
de cumplir todavía en los escogidos. O por mejor decir, quizás no
debemos afirmar que las palabras de Moisés o de los profetas se han
cumplido enteramente; porque propiamente también aquellas palabras son
del Hijo de Dios, y siempre se cumplen.
San Jerónimo
O aquí da a entender, bajo el nombre de
generación, a toda la raza humana, o especialmente la de los judíos.
Después los induce a la fe en lo que ha de preceder, añadiendo: "El
cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán". Como quien
dice: Más fácil es que sean destruidas las cosas fijas e inmóviles,
que el que falte cosa alguna de mis palabras.
San Hilario,
in Matthaeum, 26
Porque el cielo y la tierra, por condición
de su creación, nada tienen en sí que haga necesaria su existencia;
mas las palabras de Jesucristo, deducidas de la eternidad, contienen
en sí la virtud de ser permanentes.
San Jerónimo
El cielo y la tierra pasarán por
transformación y no por su extinción. De otra manera, ¿cómo se
oscurecerá el sol, y la luna no dará su lumbre, si el cielo (en el que
éstos se hallan) y la tierra no existieren?
Rábano
Debemos entender, sin embargo, que el
cielo que pasará no es el sidéreo, sino el aéreo, que pereció
antiguamente en el diluvio.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,1
Y aduce a vista de todos los elementos del
mundo, demostrando que la Iglesia es más apreciable que el cielo y la
tierra; y con este motivo se da a conocer al propio tiempo como
Criador de los hombres.
|
36-41 |
"Mas de aquel día ni de aquella hora nadie sabe, ni los ángeles de los cielos, sino sólo el Padre. Y así como en los días de Noé, así será también la venida del Hijo del hombre; porque así como en los días antes del diluvio se estaban comiendo y bebiendo, casándose y dándose en casamiento, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no lo entendieron hasta que vino el diluvio, y los llevó a todos; así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces estarán dos en el campo: el uno será tomado y el otro será dejado; dos mujeres molerán en un molino: la una será tomada y la otra será dejada: dormirán dos en un lecho: el uno será tomado y el otro será dejado". (vv. 36-41)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,2
Habiendo indicado el Señor todas las cosas
que precederán a la venida del Cristo, y habiendo llevado la narración
hasta las mismas puertas, quiso guardar silencio acerca del día; por
esto dice: "Mas de aquel día ni de aquella hora nadie sabe", etc.
San Jerónimo
Mas en algunos códices latinos se ha
añadido: "Ni el Hijo", mientras que en los ejemplares griegos,
especialmente en los de Ademancio y Pierio no se encuentra añadido
esto. Mas como quiera que se lee en algunos, parece que debe
discutirse acerca de ello.
Remigio
El evangelista San Marcos (
Mc 13,32), dice que no solamente lo ignoran
los ángeles, sino que también el Hijo.
San Jerónimo
En lo que se regocijan Arrio y Eunomio:
pues dicen, no puede ser igual el que sabe y el que ignora. Contra
ellos diremos brevemente, que habiendo hecho Jesús, es decir, el Verbo
de Dios, todos los tiempos (pues todas las cosas fueron hechas por
El), y sin El nada se hizo ( Jn 1,3) y
hallándose contenido el día del juicio en todos los tiempos, ¿cómo
puede deducirse que ignora una parte del mismo el que conoce el todo?
También hay que decir esto. ¿Qué es más, el conocimiento del Padre o
el conocimiento del juicio? Si conoce lo que es más, ¿cómo ignora lo
que es menos?
San Hilario,
in Matthaeum, 26
¿Acaso también Dios Padre pudo denegar al
Hijo el conocimiento de aquel día, habiendo dicho éste: "Todas las
cosas me han sido entregadas por mi Padre" ( Lc
10,22)? Luego no le han sido entregadas todas las cosas, si hay alguna
que se le niega.
San Jerónimo
Así, pues, habiendo probado que el Hijo no
ignora el día de la consumación, se ha de manifestar la causa por qué
se diga que lo ignora. Interrogado después de la resurrección por los
apóstoles acerca de este día, bien claramente respondió (
Hch 1): No toca a vosotros saber los tiempos
y los momentos que puso el Padre en su propio poder. Con ello da a
entender que El lo sabe, pero que no conviene sea conocido por los
apóstoles, para que estando siempre inciertos de la venida del Juez,
vivan de tal manera todos los días como si hubiesen de ser juzgados en
el mismo día.
San Agustín,
de Trinitate, 1,12
De consiguiente cuando dice que ignora, se
ha de entender que lo hace para que queden ignorantes, esto es, que no
lo sabía para darlo a conocer entonces a sus discípulos. Como fue
dicho a Abraham ( Gén 22,12): Ahora conozco
que temes a Dios, esto es, ahora he hecho que lo conocieras. Porque
también él mismo se conoció por medio de aquella prueba.
San Agustín,
sermones, 97,1
Al decir que el Padre sabe, dijo que en el
Padre también el Hijo sabe, pues ¿qué puede haber en el día que no
esté hecho en el Verbo, por quien se hizo el día?
San Agustín,
de diversis quaestionibus octoginta tribus liber, 60
Bien, por tanto, se interpreta lo que se
dijo (que sólo el Padre lo sabe) según el predicho modo de saber,
porque hace que el Hijo lo sepa. Pero se dice que el Hijo ignora,
porque no hace que los hombres sepan.
Orígenes,
in Matthaeum, 30
O de otro modo: hasta la Iglesia (que es
el cuerpo de Cristo) ignora el día aquel y la hora, y por lo tanto, se
dice que ni el mismo Hijo sabe aquel día y la hora. Mas se dice que lo
sabe en un sentido propio, según la costumbre de las Escrituras: pues
el Apóstol ( 2Cor 5) presenta al Salvador, no
conociendo el pecado porque no pecó. Mas el Hijo prepara el
conocimiento de aquel día y la hora, a los coherederos de sus
promesas, para que todos a un mismo tiempo lo sepan (esto es, lo
experimenten por la misma cosa) en la hora y en el día que preparó
Dios para los que le aman ( 1Cor 2).
San Basilio
He leído también, en cierto libro, que
este Hijo se debe entender que es, no unigénito, sino adoptivo, pues
no hubiera antepuesto los ángeles al Hijo unigénito. Porque dice así:
ni los ángeles de los cielos ni el Hijo
1.
San Agustín,
epistola 80
Dice por tanto el Evangelio de este modo:
"De aquel día y hora nadie sabe". Y tú dices: Pero yo digo, que ni
puede saberse el mes ni el año de su venida. Pues esto parece indicar
que no se puede saber en qué año ha de venir, pero que se puede saber
en qué semana de años, o en qué década; como si pudiera decirse y
darse por sentado que ha de venir en el periodo de siete años, o de
diez, o de cien, o de cualquier otro, bien sea de mayor o menor
número. Y si presumes que no has comprendido esto, estás acorde
conmigo.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,2
Y para que comprendas que no es efecto de
su ignorancia lo que calla, acerca del día y de la hora del juicio,
aduce otro pronóstico cuando añade: "Y así como sucedió en los días de
Noé, así será también la venida del Hijo del hombre". Esto lo dijo
dando a entender que vendrá repentina e inopinadamente, y cuando
muchos estarán entregados al pecado. Esto mismo dice San Pablo (
1Tes 5): porque cuando digan: paz y
seguridad, entonces les sobrecogerá una muerte repentina. Por lo que
añade también aquí: "Porque así como en los días antes del diluvio se
estaban comiendo y bebiendo", etc.
Rábano
Y no es que aquí se condenen los
matrimonios o las comidas, según el error de Marción y de Manes
(siendo así que en los primeros están establecidos los auxilios de la
sucesión, y en las segundas los de la conservación de la naturaleza),
sino que lo que se increpa es el uso inmoderado de lo que es
permitido.
San Jerónimo
Se trata de averiguar, cómo se ha dicho
anteriormente: "Se levantará gente contra gente y reino contra reino,
y habrá pestilencia, y hambres, y terremotos". Y al mencionar ahora
las cosas que han de suceder, se diga que son indicios de paz. Pero
hay que tener en cuenta que, después de las guerras y de todo lo demás
que ha de desolar al género humano, ha de seguir una paz corta, que
aparente estar ya tranquilo todo, para que sea probada la fe de los
creyentes.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,2
O bien paz y disipación para aquéllos que
insensiblemente están dispuestos al placer. Por este motivo no dijo el
Apóstol: cuando haya paz, sino cuando digan: paz y seguridad (
1Tes 5,3), indicando la insensibilidad de
aquéllos semejantes a la de los que vivieron en los días de Noé,
cuando los malos se entregaban a la disolución. Mas no así los justos
que vivían constantemente en la tribulación y en la tristeza. Con esto
da a entender que, cuando venga el Anticristo, los apetitos más
indecentes tendrán aceptación en aquéllos que a la sazón serán hombres
inicuos, quienes desesperarán de su propia salvación. Y por lo mismo
pone un ejemplo que viene muy a propósito a este caso: cuando, pues,
se construía el arca estaba puesta a la vista de todos, prediciendo
los males futuros. Mas los hombres malos no lo creían, y se entregaban
a la disipación (como si ningún mal hubiese de venir). Y dado que
muchos no dan crédito a las cosas futuras, el ejemplo de las pasadas
hace creíble lo que se predice.
Fija después otra señal, por la que da a
conocer también que aquel día vendrá de una manera impensada, y que no
ignora aquel día, cuando dice: "Entonces estarán dos en el campo: el
uno será tomado, y el otro será dejado". Con estas palabras da a
entender que serán tomados y dejados los siervos y los señores, los
ociosos y los que trabajan.
San Hilario,
in Matthaeum, 26
O el día del Señor sorprenderá a dos en el
campo, a saber, los dos pueblos de los fieles y de los infieles en el
siglo, como en el trabajo de esta vida. Serán, con todo, separados, y
el uno dejado y tomado el otro; en lo cual se da a conocer la
separación de los fieles e infieles. Porque al agravarse la ira de
Dios, los escogidos se ocultarán en sus moradas; mas los pérfidos
serán dejados para combustible del fuego del cielo. Lo mismo hay que
decir, respecto de los que muelen; de donde sigue diciendo: "Dos
mujeres molerán, etc." La muela es la obra de la ley, mas, porque una
parte de los judíos, así como creyó por los apóstoles, ha de creer
también por Elías y ha de ser justificada por la fe; por eso, una
parte será tomada por la misma fe, a causa de sus buenas obras, y la
otra será dejada en el trabajo infructuoso de la ley, moliendo en
vano, y no amasará el pan del manjar celestial.
San Jerónimo
O dos se encontrarán a un tiempo en el
campo, teniendo la misma labor, y como igual sementera; pero no
recibirán igualmente el fruto de su trabajo. También en las dos que
muelen a un tiempo, debemos entender la sinagoga y la Iglesia, que
parecen moler a un tiempo en la ley, y obtener de las mismas
Escrituras santas la harina de los preceptos de Dios. O las demás
herejías que, o bien de ambos testamentos, o bien de uno de ellos,
parecen moler la harina de sus doctrinas.
Continúa: "Dos en un mismo lecho: uno será
tomado y otro será dejado".
San Hilario,
in Matthaeum, 26
Mas dos en un lecho son los que predican
el descanso de la pasión del Señor, acerca de la cual es una misma la
confesión de los herejes y de los católicos. Pero como quiera que la
fe de los católicos predicará la unidad de la Divinidad del Padre y
del Hijo, e impugnará la falsedad de los herejes, el juicio de la
voluntad divina comprobará la fe en la confesión de unos y otros,
dejando a los unos y tomando a los otros.
Remigio
O por estas palabras se da a conocer los
tres órdenes de la Iglesia. Por dos en el campo, el orden de los
predicadores, a quienes se ha confiado el campo de la Iglesia; por dos
en el molino, el orden de los casados, que cuando por sus diversos
cuidados son llamados ora a estos asuntos, ora a los otros, parece que
llevan a su alrededor piedras de molino; por dos en el lecho el orden
de los que guardan continencia, cuyo descanso es designado con el
nombre de lecho. En estos órdenes están los buenos y los malos, los
justos y los injustos, y de consiguiente unos de ellos serán dejados y
otros serán tomados.
Orígenes,
in Matthaeum, 31
O de otro modo: el cuerpo está como
enfermo en el lecho de las pasiones carnales; y el alma muele en la
pesada muela de este mundo; mas los sentidos corporales obran en el
campo del mundo.
Notas
1. San
Basilio está refiriéndose a una doctrina errónea. La frase "ni el
Hijo" es una variante dudosa que San Basilio consideraba una adición
inauténtica.
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42-44 |
"Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. Mas sabed que si el Padre de familias supiese a qué hora había de venir el ladrón, velaría, sin duda, y no dejaría minar su casa. Por tanto, estad apercibidos también vosotros, porque a la hora que menos pensáis, ha de venir el Hijo del hombre". (vv. 42-44)
San Jerónimo
El Señor manifiesta claramente lo que ya
dijo antes: "Mas de aquel día nadie sabe sino sólo el Padre" (
Mt 24,36). Esto es, porque no convenía que
los apóstoles tuvieran conocimiento de ello, para que vacilando como
pendientes de expectación, crean constantemente que ha de venir aquél,
cuya venida ignoran en qué tiempo ha de suceder. Y por lo mismo, como
sacando la conclusión de las anteriores premisas, dice: "Velad, pues,
porque no sabéis", etc.; y no dijo: Porque no sabemos, sino sabéis,
para hacer comprender que El no ignora el día del juicio.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,2
Quiere, pues, que los discípulos siempre
anden solícitos. Por esto les dice: "Velad".
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 13
Vela el que tiene los ojos abiertos en
presencia de la verdadera luz; vela el que observa en sus obras lo que
cree; vela el que ahuyenta de sí las tinieblas de la indolencia y de
la ignorancia.
Orígenes,
in Matthaeum, 31
Pero dice algún sencillo que este discurso
lo refería a la segunda vez que había de venir. Y algún otro, que
hablaba de la futura venida del Verbo, en un sentido inteligible a la
capacidad de sus discípulos, porque todavía no podían ellos comprender
de qué manera había de venir.
San Agustín,
epistola 80
No dijo: velad, tan sólo a aquéllos a
quienes entonces hablaba y le oían, sino también a los que existieron
después de aquéllos y antes que nosotros. Y a nosotros mismos, y a los
que existirán después de nosotros hasta su última venida (porque a
todos concierne en cierto modo), pues ha de llegar aquel día para cada
uno. Y cuando hubiera llegado, cada cual ha de ser juzgado así como
salga de este mundo. Y por esto ha de velar todo cristiano, para que
la venida del Señor no le encuentre desprevenido; pues aquel día
encontrará desprevenido a todo aquel a quien el último día de su vida
le haya encontrado desprevenido.
Orígenes
Falaces son, pues, todos; ora los que
declaran que saben cuándo tendrá lugar el fin del mundo; ora los que
se glorían de saber el fin de su propia vida, el cual nadie puede
conocer como no sea por las luces del Espíritu Santo.
San Jerónimo
Después de haber puesto el ejemplo del
Padre de familia, hace saber claramente el motivo de guardar reserva
acerca del día de la consumación, cuando añade: "Mas sabed que, si el
Padre de familia supiese", etc.
Orígenes,
in Matthaeum, 31
El padre de familia es el entendimiento
del hombre, y la casa de éste es el alma, mas el ladrón es el diablo.
Es, pues, contrario todo razonamiento que no penetra en el alma del
hombre negligente, por la entrada natural, sino como quien mina la
casa, destruyendo primero ciertas defensas naturales del alma (esto
es, su inteligencia natural) y habiendo penetrado por la misma brecha,
despoja al alma. Algunas veces encuentra alguno al ladrón en la misma
perforación, y asiéndole, y dirigiéndole palabras agresivas, lo mata.
El ladrón no viene durante el día, cuando el alma del hombre solícito
está iluminada por el sol de la justicia, sino por la noche; esto es,
en el tiempo en que todavía permanece su malicia. En la que
encontrándose alguno, es posible, que aun cuando carezca de la
eficacia del sol, esté, sin embargo, ilustrado con algún esplendor del
Verbo, que es la lumbrera; permaneciendo, ciertamente, aun en la
malicia, pero teniendo, sin embargo, resolución formada de hacerse
mejor, y vigilancia, para que no sea barrenado su propósito; cuando el
ladrón quiere minar la casa del alma, suele venir principalmente, en
el tiempo de las tentaciones o de cualesquiera otras calamidades.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 13
O el ladrón mina la casa sin saberlo el
padre de familia, porque mientras el espíritu duerme sin tener cuidado
de guardarla, viene la muerte repentina y penetra violentamente en la
morada de nuestra carne, y mata al Señor de la casa, a quien halló
durmiendo. Porque mientras el espíritu no prevé los daños futuros, la
muerte, sin él saberlo, le arrastra al suplicio. Mas resistiría al
ladrón, si velase, porque precaviendo la venida del Juez, que
insensiblemente arrebata a las almas, le saldría al encuentro por
medio del arrepentimiento, para no morir impenitente. Quiso, pues, el
Señor, que la última hora sea desconocida, para que siempre pueda ser
sospechosa; y mientras no la podamos prever, incesantemente nos
prepararemos para recibirla. Por lo que sigue: "Y así, estad
preparados, porque ignoráis en qué hora", etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,3
Con esto parece confundir aquéllos que no
ponen tanto cuidado en guardar su alma, como en guardar sus riquezas
del ladrón que esperan.
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45-51 |
"¿Quién creéis que es el siervo fiel y prudente, a quien su Señor puso sobre su familia, para que les dé de comer a tiempo? Bienaventurado aquel siervo a quien hallare su Señor así haciendo cuando viniere. En verdad os digo que le pondrá sobre todos sus bienes. Mas si dijera el siervo malo en su corazón: Se tarda mi Señor en venir, y comenzaré a maltratar a sus compañeros, y a comer y beber con los que se embriagan, vendrá el Señor de aquel siervo el día que no espera, y a la hora que no sabe, y lo separará, y pondrá su parte con los hipócritas. Allí será el llorar, y el crujir de dientes". (vv. 45-51)
San Hilario,
in Matthaeum, 27
Aunque el Señor nos había exhortado en
general a vivir con mucha vigilancia, encomienda de un modo especial a
los príncipes de su pueblo (esto es, a los obispos) la solicitud en la
expectación y su venida. Pues el siervo fiel y cabeza prudente de su
familia significa el pastor que provee de lo útil y conveniente al
rebaño que le está cometido. Por esto dice: "¿Quién creéis que es el
siervo fiel y prudente?" etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,3
Cuando dice, quién piensas, no es por
ignorancia, porque se encuentra en la Escritura que también el Padre
pregunta; como, por ejemplo, cuando dice: "¿Adán, dónde estás?" (
Gén 3,9).
Remigio
No indica esta pregunta ciertamente la
imposibilidad de practicar la virtud, sino la dificultad.
Glosa
Raro es el siervo fiel que sirva al Señor
por el Señor y apaciente las ovejas de Cristo, no por el lucro sino
por amor a Cristo; que discierna con prudencia la capacidad, vida y
costumbres de sus súbditos.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,3
Dos cosas exige de semejante siervo. A
saber, prudencia y fidelidad: llama en verdad fiel a aquél que no se
apropia nada de lo que pertenece a su Señor, ni gasta inútilmente sus
cosas. Y llama prudente a aquél que conoce el modo con que conviene
administrar lo que se le ha confiado.
Orígenes,
in Matthaeum, 31
También al que progresa en la fe, aunque
en ella no sea perfecto, se le llama comúnmente fiel, y prudente al
que está dotado de una inteligencia viva. Si alguno lo observa,
encontrará muchos fieles que se ejercitan en la práctica de la fe;
pero no muchos prudentes, porque a los necios del mundo eligió Dios (
1Cor 1,27). Y por el contrario hallará otros
que son prudentes, pero de poca fe. Y es raro encontrar en uno solo
fidelidad y prudencia. Para que, pues, a su tiempo dé el alimento, uno
necesita la prudencia, pero es obra de fe no privar de alimento a los
indigentes. Por tanto, no es, pues, inoportuno encargar que según el
buen sentido seamos fieles y prudentes, para administrar los intereses
de la Iglesia; fieles para que no disipemos lo que es de las viudas,
nos acordemos de los pobres, y no demos ocasión de murmuración a los
que reciben (según está escrito). Dios estableció que los que predican
el Evangelio vivan de él ( 1Cor 9,14), y no
busquemos más que el simple alimento y el vestido necesario, ni
tengamos más que lo que tienen los pobres. Y prudentes para que
prudentemente averigüemos la situación de los pobres, la causa de su
indigencia, la clase en que cada uno ha sido educado, lo que le hace
falta; pues ciertamente necesita mucha discreción el que quiera
administrar bien las rentas de la Iglesia. Sea también fiel y prudente
el siervo y no desperdicie el alimento racional y espiritual con
quienes no conviene, queriendo exhibirse como sabio. Especialmente con
aquéllos que más bien necesitan que se les predique la reforma de
costumbres y arreglo de vida, que la ilustración científica. Pero a
los que pueden comprender con más talento, no se desdeñe de exponerles
cosas más altas; no sea que exponiendo las pequeñas sean despreciados
por aquéllos que naturalmente son inteligentes o se hacen agudos con
el estudio de las ciencias profanas.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,3
Esta parábola se adapta también a los
príncipes del siglo, pues cada uno debe usar de lo que tiene para el
bien común, y no redunde en daño de los ciudadanos, y aun de sí
mismos, bien sea sabio, magnate o de cualquier otra clase.
Rábano
El Señor es Jesucristo; la familia que
constituyó, es la Iglesia católica. Difícil es, pues, encontrar en una
sola persona la prudencia y fidelidad, pero no es imposible, porque no
llamaría Dios bendito al que no pudiera serlo, como añade;
bienaventurado aquel siervo que al venir su dueño, lo encontrara
obrando así.
San Hilario,
in Matthaeum, 27
Esto es, obedeciendo los preceptos de su
Señor, y dispensando con oportunidad a la familia el alimento de la
doctrina y la palabra de vida eterna.
Remigio
Nótese que así como hay gran diferencia de
méritos entre los buenos predicadores y los buenos oyentes, así la hay
también de premios. Dice San Lucas, si hallare buenos oyentes les hará
sentarse a su mesa, y les dará buenos predicadores. Por lo que sigue:
"en verdad os digo, que le constituirá sobre todos sus bienes".
Orígenes,
in Matthaeum, 32
A saber para que reine con Cristo, a quien
el Padre entregó todas las cosas. Pues como hijo de un buen padre
colocado al frente de todo su patrimonio, comunica a todos sus
dependientes la misma dignidad y gloria para que estén sobre todo lo
creado.
Rábano
No para que gocen solos, sino sobre los
demás, del premio eterno, ya por su vida ejemplar, ya también por el
cuidado que tuvieron de su grey.
San Hilario,
in Matthaeum, 27
O bien será constituido sobre todo bien;
esto es, colocado en la gloria de Dios, sobre la que nada hay mejor.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 77,4
Después instruye al oyente no sólo del
premio prometido a los buenos, sino también de la pena que amenaza a
los malos, cuando añade: "Pero si el malo dijere", etc.
San Agustín,
epistola 80
Cuál sea el espíritu de este siervo, se
infiere de sus costumbres, las cuales, aunque brevemente, procuró
indicar el buen Maestro cuando dice sobre su soberbia: "Y empezare a
maltratar a sus consiervos"; y sobre su lujuria cuando dice: "Y se
ponga a comer", etc. Y no decía: "Mi Señor tarda", lo que demostraría
deseo por su Señor; como ardía en él aquél que dijo: "Está sedienta mi
alma de Dios vivo, ¿cuándo vendrá?" ( Sal
41,3). Diciendo, pues, cuándo vendrá, expresaba el continuo afán que
padecía, pareciéndole, por su deseo, largo el tiempo, que tanto corre.
Orígenes,
in Matthaeum, 31
Peca por consiguiente contra Dios todo
Obispo que no administra como siervo, sino como dueño; y
frecuentemente como amargo dueño, que domina por la fuerza, y no acoge
a los indigentes, sino que se regala con los ebrios. Y siempre se
imagina que el Señor tardará en venir.
Rábano
En sentido figurado puede también
entenderse por maltrato de los consiervos, la perversión de la
conciencia de los débiles, con su palabra y mal ejemplo.
San Jerónimo
Cuando dice: "Vendrá el Señor de aquel
siervo", etc., lo dice para que sepan que cuando menos lo piensen,
entonces vendrá el Señor, y encarga la vigilancia y cuidado a sus
pastores. En verdad que cuando dice: "Le dividirá", no se ha de
entender que le partirá con la espada, sino que le separará de la
comunión de los Santos.
Orígenes,
in Matthaeum, 31
O le dividirá cuando su espíritu (esto es,
su casa espiritual) vuelva al Dios que se la dio, y su alma con su
cuerpo vaya al infierno. El justo no es dividido, sino que su alma va
con su espíritu (esto es, su don espiritual) al reino de los cielos.
Los que son divididos no tienen en lo sucesivo en sí parte del don
espiritual, que era de Dios; sino que queda la parte que era de ellos
mismos, esto es, el alma que con el cuerpo será castigada. De donde
sigue: "Y su parte será con los hipócritas".
San Jerónimo
Con aquéllos que estaban en el campo y que
molían, y sin embargo fueron abandonados. Pues muchas veces decimos
que el hipócrita es una cosa, y manifiesta otra; así como en el campo
y en la muela parecía que hacían lo mismo, pero el resultado demostró
diferente intención.
Rábano
O con los hipócritas recibe su parte, a
saber: doble condenación, esto es, fuego y frío. Y de aquí se sigue:
"Allí será el llanto y el crujir de dientes"; al fuego corresponde el
llanto de los ojos, y al frío el rechinar de dientes.
Orígenes,
in Matthaeum, 31
O el llanto será para aquéllos que
malamente se rieron en este mundo; y para aquéllos que holgaron
irracionalmente, será el crujir de dientes; porque no queriendo sufrir
dolores materiales, viéndose atormentados, rechinarán los dientes; y
en fin, para los maldicientes y detractores. De lo dicho se infiere
que no sólo constituyó el Señor Jefes de su Iglesia a los que son
fieles y prudentes, sino también a los malos; y que no los salva por
estar constituidos por el Señor Prelados de la Iglesia, sino por dar a
su tiempo el alimento espiritual y abstenerse de la soberbia y la
avaricia.
San Agustín,
epistola 80
Condenado ya el siervo malo que sin duda
alguna aborrece la venida de su Señor, pongamos ante nuestros ojos
tres siervos buenos que desean su venida. Si uno de ellos dice que su
Señor vendrá pronto, el otro más tarde, y el tercero confiesa su
ignorancia sobre cuándo vendrá, veamos quién se conforma más con el
Evangelio. Uno dice: vigilemos y oremos, porque pronto vendrá el
Señor. Dice otro: vigilemos, porque esta vida es corta e incierta,
aunque el Señor tarde en venir. Y dice el tercero: vigilemos, porque
es breve e incierta esta vida y no sabemos cuándo vendrá el Señor (
Mt 24,42). ¿Quién es el que dice lo que oímos
decir en el Evangelio: vigilad, porque no sabéis en qué hora vendrá el
Señor? Todos los que tienen deseos del reino de Dios, quieren y desean
que sea verdad lo que piensa el primero; por consiguiente, si
sucediere, se alegrarán con él el segundo y el tercero. Pero si no
sucediere, es de temer que prevariquen los que creían lo que había
dicho el primero, y empiecen a pensar que la venida del Señor no sólo
tardará, sino que no se realizará. El que cree lo que dice el segundo,
de que el Señor tardará en venir, si resultare falso, no prevaricará
en la fe, sino que gozará de una alegría inesperada; pero el que
confiesa ignorar lo que sucederá, desea aquello, tolera esto, no hiere
en uno ni en otro porque no afirma ni niega ninguna de las dos.
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