CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
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01-14 |
Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar otra vez en parábolas, diciendo: "semejante es el reino de los cielos a cierto hombre rey que hizo bodas a su hijo. Y envió sus siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas no quisieron ir. Envió de nuevo otros siervos diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi banquete, mis toros y los animales cebados están ya muertos, todo está pronto: venid a las bodas. Mas ellos lo despreciaron y se fueron, el uno a su granja y el otro a su tráfico: y los otros echaron mano de los siervos, y después de haberlos ultrajado, los mataron. Y el rey cuando lo oyó, se irritó; y enviando sus ejércitos, acabó con aquellos homicidas, y puso fuego a la ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas ciertamente están aparejadas; mas los que habían sido convidados no fueron dignos. Pues id a las salidas de los caminos, y a cuantos hallareis llamadlos a las bodas. Y habiendo salido sus siervos a los caminos, congregaron cuantos hallaron, malos y buenos; y se llenaron las bodas de convidados. Y entró el rey para ver a los que estaban a la mesa, y vio allí un hombre que no estaba vestido con vestidura de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado aquí no teniendo vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a sus ministros: Atado de pies y de manos, arrojadle en las tinieblas exteriores: allí será el llorar y crujir de dientes. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos". (vv. 1-14)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 69,1
Como había dicho el Salvador que se daría
la viña a otras gentes que le pagasen sus frutos (
Mt 21,43), ahora dice a qué clase de gentes. Por eso el
Evangelista añade: "Y respondiendo Jesús, les dijo", etc.
Glosa
Dice respondiendo, porque contrariaba la
intención depravada de los que fraguaban su muerte.
San Agustín,
de consensu evangelistarum,
Unicamente San Mateo refiere esta
parábola; San Lucas refiere otra semejante, pero no es ésta, como
indica el orden mismo.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Aquí se infiere a la Iglesia presente, por
medio de las nupcias, pero allí se refiere, por medio de la cena, al
convite último y eterno. Porque en éste entran algunos de los que han
de salir, pero de aquél no saldrá ya el que una vez haya entrado. Y si
alguno cree que esto viene a ser lo mismo, vea que San Lucas pasó en
silencio lo que dijo San Mateo refiriéndose a aquel que no había
entrado con el vestido nupcial. No obsta que por medio del primero se
entienda la cena, por medio del segundo, la comida; porque cuando se
almorzaba todos los días a la hora nona entre los antiguos, el
almuerzo se llamaba cena.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
El reino de los cielos es semejante, según
quien allí reina, a un hombre rey; y según aquel con quien reina, al
hijo del rey; según lo que hay en los estados del rey, es semejante a
los siervos y a los convidados a las bodas, entre los que se encuentra
también el ejército del rey. Y se añade: "a un
hombre rey", para que como hombre hable a los hombres y
gobierne a aquellos que no quieren ser gobernados por Dios. Pero
entonces el reino de los cielos cesará de ser semejante a un hombre,
porque cuando haya concluido el celo, la disputa y las demás pasiones,
cesaremos también de andar como hombres, y lo veremos tal y como es;
ahora lo vemos, no como es, sino como ha querido hacerse por nosotros.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Dios Padre celebró las bodas a su propio
Hijo cuando unió a Este con la humanidad en el vientre de la Virgen.
Mas como el casamiento no puede verificarse sino entre dos personas,
no debemos pensar que la persona del Salvador consta de dos personas
unidas. Decimos que consta y que está formada por las dos naturalezas,
pero de ningún modo podemos decir que sea un compuesto de dos
personas. Mejor puede decirse que este Padre rey celebró las bodas
para su Hijo rey, asociándole la santa Iglesia por medio del misterio
de la encarnación: el tálamo de este esposo es el vientre de la Virgen
María.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Cuando suceda la resurrección de los
santos recibirá el hombre la verdadera vida (que es Jesucristo),
porque Este asumirá en su inmortalidad la mortalidad del hombre. Ahora
recibimos al Espíritu Santo como en arras del consorcio eterno, pero
después recibiremos al mismo Jesucristo en toda su plenitud.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Por la unión del esposo con la esposa
(esto es, de Jesucristo con el alma) debe entenderse la aceptación de
la divina palabra; y las buenas obras serán el parto.
San Hilario,
in Matthaeum, 22
Se dice con razón que estas bodas ya han
sido celebradas por el Padre, porque esta unión de la eternidad, y los
desposorios del nuevo cuerpo, se han consumado ya por medio de
Jesucristo.
Prosigue: "Y envió sus
siervos a llamar a los convidados a las bodas, mas no quisieron
venir".
Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Si envió a sus siervos, fue porque ya
estaban invitados primeramente. Son invitados, pues, los hombres desde
el tiempo de Abraham, a quien ya se prometió la encarnación de
Jesucristo.
San Jerónimo
Envió a su siervo; y no cabe duda que éste
fue Moisés, por quien se dio la ley a los invitados. Aunque leemos
siervos (como se encuentra en muchos ejemplares), debemos entender que
se refiere a los profetas; porque invitados por ellos, no quisieron
venir. Sigue, pues: "Envió de nuevo otros siervos, diciendo: decid a
los convidados". Debe creerse que los siervos que fueron enviados la
segunda vez son los profetas más bien que los apóstoles; y así, si
antes está escrito el siervo, cuando después de lee los siervos, debe
entenderse que estos segundos siervos son los apóstoles.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
A quienes envió cuando les dijo: "No os
marchéis por los caminos de los gentiles, sino más bien buscad antes
las ovejas perdidas de la casa de Israel" ( Mt
10,5).
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
También puede decirse que los siervos
enviados en primer lugar a que llamasen a los invitados a las bodas
son los profetas, que invitaban al pueblo por medio de sus profecías,
a la alegría por la unión de la Iglesia con Jesucristo. Y los que no
quisieron venir habiendo sido invitados primero, son los que no
quisieron oír las palabras de los profetas. Además, cuando pasaron
éstos, hubo otro período en que abundaron los profetas.
San Hilario,
in Matthaeum, 22
Los siervos que fueron enviados
primeramente a llamar a los convidados, son los apóstoles. Habían sido
enviados para que viniesen los que ya habían sido invitados antes,
esto es, el pueblo de Israel, que fue llamado por medio de la ley a la
gloria eterna. Era propio de los Apóstoles instar a los que los
profetas habían invitado de antemano. Los que fueron enviados después
en condición de maestros, son los varones apostólicos que sucedieron a
aquéllos.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Y como los que antes habían sido invitados
no quisieron venir al convite, se les dice en la segunda invitación:
"He aquí que he preparado mi banquete".
San Jerónimo
El banquete preparado, los toros y los
animales cebados ya muertos, representan, en sentido metafórico, las
riquezas del rey, para que por medio de las cosas materiales se venga
en conocimiento de las espirituales. Además, la magnificencia de los
dogmas, y la doctrina del Señor, pueden conocerse de una manera
evidente en la plenitud de la ley.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Cuando dijo el Señor a sus apóstoles: "Id
y predicad que se acerca el reino de los cielos" (
Mt 10,7), se refirió a lo que dice ahora: "He preparado mi
banquete"; esto es, por medio de la ley y de los Profetas he adornado
las mesas de las Escrituras. Por esto sigue: "Mis toros", etc.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Los toros representan a los padres del
Antiguo Testamento, los cuales, según estaba permitido en la ley,
herían con el cuerno de su virtud corporal a sus enemigos. Llamamos a
los animales cebados, por Aquel que alimenta desde lo alto; por eso
les decimos saciados. Por medio de los animales cebados se figuran los
padres del Nuevo Testamento, los cuales, cuando perciben la gracia de
la dulce alimentación interna, se elevan de los deseos terrenos a las
cosas de lo alto por las alas su contemplación. Dice, pues: "Mis toros
y mis animales cebados ya están muertos". Como diciendo: Observad las
muertes de los padres que precedieron, y pensad en aplicar los
remedios para que conservéis vuestras vidas.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Y habla de los animales cebados y de los
toros, no porque los toros no estuviesen cebados, sino porque no todos
habían engordado del mismo modo. Luego, únicamente llama cebados a los
profetas que estuvieron llenos del Espíritu Santo; y toros, a los
profetas y sacerdotes, como Jeremías y Ezequiel. Así como los toros
son los guías del rebaño, así los sacerdotes son los jefes del pueblo.
San Hilario,
in Matthaeum, 22.
Los toros representan la gloria de los
mártires que han sido inmolados como víctimas escogidas por haber
confesado a Dios; y cebados, los hombres espirituales, porque son
alimentados con el pan del cielo, como las aves se alimentan cuando
han de volar para alimentar a las demás, haciéndoles partícipes de la
abundancia de su comida.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Debe advertirse también, que en la primera
invitación nada se habló de toros ni de animales cebados; pero que en
la segunda, se dice que los toros y los animales cebados ya están
muertos. Porque el Dios omnipotente, cuando no queremos oír su divina
palabra, cita ejemplos para que veamos que hay facilidad para poder
vencer todo lo que consideramos como imposible, oyendo que otros han
pasado por esto.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Y como la comida que estaba preparada es
la palabra divina, se entiende que la gran fuerza de esta palabra está
representada por medio de los toros. Y lo que éstos tienen de suave y
de deleitable, es por lo que se les llama cebados. Si alguno dice que
las razones expuestas tienen poca fuerza y que son de poco valor,
tienen que admitir la esterilidad de cuanto se lleva dicho: son
cebadas, cuando se citan muchos ejemplos para cada una de las
proposiciones, en prueba completa del discurso. Cuando alguno predica
sobre la castidad, cita por ejemplo la tórtola; pero cuando sobre la
misma virtud cita muchas pruebas de las Sagradas Escrituras de modo
que deleite y confirme, el alma del que oye queda como cebada.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Y cuando dice: "Todo está preparado", se
entiende que ya está cumplido en las Sagradas Escrituras todo lo
necesario para la salvación. El que es ignorante, encuentra allí algo
que aprender; el que es orgulloso, encuentra algo que temer; el que
trabaja, encuentra allí todo lo ofrecido a aquellos a quienes se
invita a trabajar.
Glosa
Todo está ya preparado, esto es, está
preparada la entrada en el reino, por medio de la fe en mi
encarnación, la que antes estaba cerrada.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Dice que está preparado todo lo que
pertenece al misterio de la pasión del Señor, y de nuestra redención.
Por esto dice: "Venid a las bodas", no con los pies, sino con la fe y
con las costumbres.
Prosigue: "Mas ellos lo despreciaron". El
por qué lo despreciaron lo da a conocer cuando añade: "Y se fueron,
unos a sus granjas", etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 69,1
Aun cuando parece que los motivos son
razonables, aprendemos, sin embargo, que incluso cuando sean
necesarias las cosas que nos detienen, conviene siempre dar la
preferencia a las espirituales: y a mí me parece que cuando alegaban
estas razones, daban a conocer los pretextos de su negligencia.
San Hilario,
in Matthaeum, 22.
Los hombres del mundo se ocupan en la
ambición de cosas temporales y muchos se dedican a los negocios por la
codicia del dinero.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Cuando hacemos algo con el trabajo de
nuestras manos, cuando cultivamos un campo o una viña, o cuando
hacemos una obra de madera o de hierro, parece que entonces trabajamos
la granja. Y cuando obtenemos otras ganancias, no por el trabajo de
nuestras manos, todo esto se llama negocio. ¡Oh mundo miserable, y
desgraciados los que le siguen! Muchas veces los trabajos del mundo
alejan a los hombres de la vida verdadera.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
El que se propone labrar un terreno, o
está dedicado a las cosas del mundo, simula meditar en el misterio de
la encarnación, y vivir según su espíritu, y marcha hacia la granja o
sea hacia el negocio, rehusando venir a las bodas del rey. A veces (lo
que todavía es peor), algunos llamados a la gracia, no sólo la
desprecian, sino que también la persiguen: por esto añade: "Y los
otros echaron mano de los siervos", etc.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Por la ocupación de la granja se entiende
la gente del pueblo de los judíos, que por su deseo de las cosas del
mundo fueron separados de Cristo; por la ocupación de los negocios se
entiende a los sacerdotes y los demás ministros del templo a quienes
el afán de lucro separó de la fe, aun siendo ellos los encargados del
servicio de la ley y del templo. No dijo de éstos que habían obrado
maliciosamente, sino que despreciaron; los que crucificaron a
Jesucristo por odio o por envidia, fueron los que obraron mal; los que
impedidos por los negocios no creyeron, son los que le despreciaron,
aun cuando no eran malos. El Señor nada dice acerca de su muerte,
porque ya había dicho lo bastante en la parábola anterior, pero da a
conocer la muerte de sus discípulos, a quienes mataron los judíos,
después que el Señor subió a los cielos, apedreando a Esteban y
degollando a Santiago de Alfeo. Por todo lo cual Jerusalén fue
destruida por los romanos. Debe advertirse que se habla de la ira de
Dios, no en sentido propio, sino en sentido traslativo: se dice que se
enfurece cuando castiga. Por lo que se dice aquí: "Y el rey, cuando lo
oyó, se irritó".
San Jerónimo
Cuando invitaba a las bodas y obraba con
clemencia, era llamado hombre; pero ahora, cuando vino a aleccionarse
calla la palabra hombre, y únicamente se le llama rey.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Adviertan los que pecan contra el Señor de
la ley, de los profetas y de toda la creación, que éste que ahora se
llama hombre, y se muestra airado, es el mismo Padre de Jesucristo. Y
si conocen que éste es el mismo, se verán obligados a confesar que de
El se dicen muchas cosas parecidas a las que tiene la naturaleza
pasible de los hombres: no porque El sea pasible, sino porque muchas
veces obra a imitación de la naturaleza pasible de los hombres. Y en
este mismo concepto debemos tener la ira de Dios, y la penitencia, y
todo lo demás que leemos en los profetas.
Prosigue: "Enviando
sus ejércitos, acabó con aquellos homicidas"
1, etc.
San Jerónimo
Por estos ejércitos entendemos los
ejércitos romanos, capitaneados por Vespasiano y por Tito, los cuales,
habiendo destruido los pueblos de Judea, prendieron fuego a la ciudad
prevaricadora.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
El ejército romano se considera como el
ejército de Dios porque la tierra y cuanto en ella se contiene
pertenece a Dios ( Sal 23,1). No hubiesen
venido los romanos a Jerusalén, si Dios no los hubiese enviado.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Los ejércitos de los ángeles son los de
nuestro Rey. Habiendo, pues, enviado sus ejércitos se dice que acabó
con aquellos homicidas porque todo designio se cumple sobre los
hombres por medio de los ángeles. Acabó, pues, con aquellos homicidas,
porque mató a los que le perseguían; incendió también su ciudad,
porque no solamente sus almas sino que también su carne (en la que
habían vivido), habían de ser atormentadas con el fuego eterno.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
La ciudad de los impíos es la reunión de
los que están en un todo conformes con el modo de pensar de los
príncipes de este mundo: el rey incendia y destruye la ciudad,
construida de malos edificios.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Pero éste que se ve despreciado de los que
convida, no tendrá desiertas las bodas de su hijo: porque alguna vez
la palabra de Dios encontrará también en dónde descansar. Por esto
añade: "Entonces dijo a sus siervos".
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Esto es, a los apóstoles o a los ángeles
que estaban preparados para la vocación de los gentiles: "Las bodas
ciertamente están aparejadas".
Remigio
Esto es, todo sacramento acerca de la
redención de los hombres, ya está ultimado y concluido. "Mas los que
habían sido convidados (esto es, los judíos), no fueron dignos" (
Rom 10,3), porque desconociendo la santidad
de Dios, y queriendo dar preferencia a la suya, fueron considerados
como indignos de la vida eterna. Por lo tanto, una vez reprobado el
pueblo judío, fue llamado el pueblo gentil a estas bodas. Por esto
sigue: "Pues id a las salidas de los caminos", etc.
San Jerónimo
El pueblo gentil no estaba en los caminos,
sino en las salidas de los caminos.
Remigio
Estos son los errores de los gentiles.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
Son caminos también todos los
conocimientos humanos como los de la filosofía, los de la milicia, y
otros por el estilo. Dijo, pues: "Id a las salidas de los caminos",
para que llamen también a la fe a todos los hombres, cualquiera que
sea su condición. Además, así como la castidad es el camino que lleva
a Dios, la fornicación es el camino que lleva al demonio; y esto mismo
debe decirse de las demás virtudes y de los demás vicios. Manda, por
lo tanto que conviden a los hombres de cualquier clase y de cualquier
condición para que crean.
San Hilario,
in Matthaeum, 22.
También pueden entenderse por el camino,
la duración de esta vida, y por lo tanto, se les manda ir a las
salidas de los caminos, porque estas gracias a todos se dan.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Según la Sagrada Escritura, se entiende
por camino las acciones; las salidas de los caminos son las faltas de
las acciones, porque con frecuencia vienen a Dios con facilidad,
aquéllos que ninguna satisfacción se conceden en las cosas de la vida.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Yo creo que esta primera invitación a las
bodas se dirigía a algunas almas sencillas: en verdad, Dios quiere que
vengan al convite divino principalmente aquellos que son prontos para
comprender; y como éstos generalmente no quieren venir cuando se les
llama, son enviados otros siervos para animarlos, ofreciéndoles que si
vienen, disfrutarán del convite preparado por su rey. Y así como en
esta vida una es la esposa que se casa, otros los que convidan, y
otros los que son convidados a las bodas, así el Señor conoce las
diversas clases de las almas, las virtudes y sus fundamentos. Por esta
razón unas son consideradas como esposas, otros como siervos que
convocan, y otros están en el número de los invitados a las bodas.
Pero los que en primer lugar fueron llamados, despreciaron a los
primeros que los invitaban (como hombres de poco conocimiento), y se
marcharon a cuidar de sus cosas, complaciéndose más en ellas que en lo
que el Rey les ofrecía por medio de sus siervos. Pero éstos son menos
culpables que aquéllos que injuriaron a los siervos enviados y los
mataron. Estos últimos se atrevieron a detener a los siervos enviados
por medio de cuestiones enojosas, y como no estaban preparados para
contestar a sus ingeniosas cuestiones, fueron primero abrumados de
insultos y luego muertos por ellos.
Prosigue: "Y habiendo
salido sus siervos a los caminos, congregaron", etc.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Habiendo salido los siervos, ya de Judea o
Jerusalén, como los apóstoles de Jesucristo, o ya de los interiores,
como los santos ángeles, y viniendo a los diversos caminos de las
costumbres diferentes, reunieron a todos los que encontraron: y no se
cuidan de si alguna vez habían sido malos o buenos, antes de ser
llamados. Aquí debemos entender como buenos los que sencillamente son
más humildes y más perfectos en cuanto afecta al culto divino y a
quienes se refiere lo que dice el Apóstol: "Cuando las gentes que no
conocen la ley, obran según lo que ella manda, ellos mismos son su
propia ley" ( Rom 2,14).
San Jerónimo
También entre los gentiles hay una
diversidad infinita, pues debemos conocer, que unos están más
inclinados a lo malo, y otros practican las virtudes por sus buenas
costumbres.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Y dice esto, porque en la Iglesia no puede
haber buenos sin malos, ni malos sin buenos, y no fue bueno aquél que
no quiso sufrir a los malos.
Prosigue: "Y se llenaron
las bodas", etc.
Orígenes, homilia 20 in Matthaeum
Las bodas, esto es, de Jesucristo y de la
Iglesia, se llenaron porque fueron traídos a Dios los que fueron
encontrados por los Apóstoles, y se recostaron para comer en las
bodas. Pero como fue conveniente llamar a los buenos y a los malos, no
para que los malos continuasen siendo malos, sino para que dejasen los
vestidos impropios de las bodas, y vistiesen los trajes nupciales
(esto es, el corazón misericordioso, bondadoso, etc.). Por eso,
después entra el rey para ver a los que estaban sentados antes que se
les presente la comida, para detener y regalar a los que tengan los
vestidos nupciales, y para condenar a los que no los tengan. Por eso
sigue: "Y entró el rey para ver a los que estaban a la mesa".
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
No es que el Señor deje de estar en todas
partes, sino que donde quiere observar para juzgar, allí se dice que
está presente, y donde no quiere, parece que está ausente. El día en
que todo lo verá es el día del juicio, cuando habrá de visitar a todos
los cristianos, que descansan sobre la mesa de las Sagradas
Escrituras.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Cuando entró, vio a uno que no había
mudado sus costumbres; por esto sigue: "Y vio allí un hombre que no
estaba vestido con vestidura de bodas". Dijo en singular, porque son
de un mismo género todos los que conservan la malicia después de la
fe, como la habían tenido antes de creer.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
¿Qué debemos entender por vestido de
bodas, sino la caridad? Porque el Señor la tuvo cuando vino a celebrar
sus bodas con la Iglesia. Entra, pues, a las bodas, sin el vestido
nupcial, el que cree en la Iglesia, pero no tiene caridad.
San Agustín,
contra Faustum, 2,19
Se atreve a venir a las bodas sin vestido
nupcial, el que busca allí la gloria, no la del esposo, sino la
propia.
San Hilario,
in Matthaeum, 22.
El vestido de bodas es también la gracia
del Espíritu Santo, y el candor del vestido celestial, que una vez
recibido por la confesión de la fe, debe conservarse limpio e íntegro
hasta la consecución del reino de los cielos.
San Jerónimo
El vestido nupcial es también la ley de
Dios y las acciones que se practican en virtud de la ley y del
Evangelio, y que constituyen el vestido del hombre nuevo. El cual si
algún cristiano dejare de llevar en el día del juicio, será castigado
inmediatamente; por esto sigue: "Y le dijo: Amigo, ¿cómo has entrado
aquí, no teniendo vestido de bodas?" Le llama amigo, porque había sido
invitado a las bodas (y en realidad era su amigo por la fe), pero
reprende su atrevimiento, porque había entrado a las bodas, afeándolas
con su vestido sucio.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Y como el que peca y no se viste de
nuestro Señor Jesucristo, no tiene excusa alguna, prosigue: "Mas él
enmudeció".
San Jerónimo
Entonces, cuando todos los ángeles y el
mundo entero sean testigos de los pecados, no habrá lugar a
petulancias ni se podrá negar.
Orígenes,
homilia 20 in Matthaeum
Pero no sólo fue arrojado de las bodas el
que las ultrajó, sino que fue atado por los ministros del rey, ya
preparados a este fin, y con la presteza que él no había empleado para
hacer cosa buena. Por no obrar el bien fue aprendido por la fuerza y
fue condenado a un sitio en donde no hay luz alguna y que se llama
tinieblas exteriores. Por lo que sigue: "Entonces el rey dijo a sus
ministros: atado de pies y manos, arrojadle en las tinieblas
exteriores".
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
En virtud del poder de aquella sentencia
son atados sus pies y sus manos, que poco antes habían estado atados
por las malas acciones, y no habían mejorado su vida. Entonces son
atados para castigo los que la culpa tenía atados para impedirles que
obrasen bien.
San Agustín,
de Trinitate, 11,6
El embrollo de los malos deseos y de las
malas intenciones, constituye un lazo, con el cual es atado, quien
obra de tal modo, que merece ser arrojado a las tinieblas exteriores.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Llamamos tinieblas interiores, a la
ceguedad del alma, y tinieblas exteriores a la noche eterna de la
condenación.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
De este modo se designa también la
diferencia de castigos que se aplicarán a los pecadores: hay tinieblas
exteriores e interiores, hay primeros lugares así como hay últimos
lugares.
Prosigue: "Allí será el
llorar y el crujir de dientes".
San Jerónimo
En el llanto de los ojos y en el rechinar
de dientes, se da a conocer la magnitud de los tormentos por medio de
una metáfora de miembros corporales. Los pies y las manos atadas, el
llanto de los ojos y el rechinar de dientes, son para que se entienda
la veracidad de la resurrección.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Para que allí rechinen los dientes de los
que se gozaban en la voracidad, y allí lloren los ojos que aquí
disfrutaban de complacencias ilícitas. Porque cada uno de los miembros
sufrirá un castigo, relacionado con todas las acciones a que vivieron
sujetos, obedeciendo a los vicios.
San Jerónimo
Y como en el convite nupcial no se busca
el principio, sino el fin, añade: "Muchos son los llamados y pocos los
escogidos".
San Hilario,
in Matthaeum, 22.
Cuando el que invita lo hace sin
excepción, da a conocer su afecto y la gran bondad que resulta de su
humanidad; pero en los convidados o llamados, se elige a cada uno
según su mérito propio.
San Gregorio Magno,
homiliae in Evangelia, 38
Mas algunos, ni siquiera empiezan a obrar
bien; y otros no perseveran en las buenas acciones que comenzaron.
Tema cada uno por sí mismo, tanto más, cuanto que desconoce lo que
viene después.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 41
O de otro modo: cuantas veces el Señor
prueba a su Iglesia, entra en ella para ver a los que están reunidos.
Si encuentra alguno que no tenga vestido nupcial, le pregunta: ¿para
qué te has hecho cristiano si amabas estas acciones? A este tal
entrega Jesucristo a sus ministros (esto es, a algunos sectarios), y
le atan sus manos (esto es, sus acciones), y sus pies (a saber, las
aspiraciones de su alma), y lo arrojan a las tinieblas, esto es, a los
errores (o de los gentiles, o de los judíos, o de los herejes). En
primer lugar, a las tinieblas de los gentiles, porque desprecian la
verdad que no han oído; o a las exteriores de los judíos que oyeron,
pero que no creyeron, y especialmente a las exteriores de los herejes
que oyeron y conocieron.
Notas
1.
Cierta crítica usa estas palabras para afirmar que el Evangelio de San
Mateo fue escrito en fecha tardía. Sorprende realmente que si eso
fuera así -que habría sido escrito después de la caída de Jerusalén en
el año 70 d.C.- tan poco impacto hubiera hecho tal catástrofe en los
relatos, ya que es ignorada a pesar de sus terribles consecuencias en
el judaísmo. Las palabras del v. 7, por lo demás son un asunto
secundario en la parábola. El pasaje, a pesar de su vaguedad sobre
precisiones de lo ocurrido, ha sido calificado por la crítica
racionalista -que no cree en profecías ni en milagros- como
retrospectivo. El tema está vinculado a Is 5,
que ya aparece en Mt 21,33. (Gundry) "No
tenemos necesidad alguna de suponer en Mateo una retrospección de la
destrucción de Jerusalén en el 70 d.C.". Luego de abundar en su
análisis concluye: "Por lo tanto, 22, 7, no apunta hacia atrás al 70
d.C., sino es más bien una dramática figura del juicio derivada de la
predicción de Isaías de la destrucción de Jerusalén".
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15-22 |
Entonces los fariseos se fueron y consultaron entre sí, cómo le sorprenderían en lo que hablase. Y le envían sus discípulos, juntamente con los herodianos, diciendo: "Maestro, sabemos que eres veraz, y que enseñas el camino de Dios, en verdad, y no te cuidas de cosa alguna; porque no miras a la persona de los hombres: Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito dar tributo al César o no?" Mas Jesús, conociendo la malicia de ellos, dijo: "¿Por qué me tentáis, hipócritas? mostradme la moneda del tributo". Y ellos le presentaron un denario. Y Jesús les dijo: "(Cuya es esta figura e inscripción?" Dícenle: "del César". Entonces les dijo: "pues pagad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios". Y cuando esto oyeron, se maravillaron, y dejándole, se retiraron. (vv. 15-22)
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Así como sucede cuando alguno quiere
detener el curso del agua que corre, que si llega a saltar la presa
busca su curso por otro lado, así la malicia de los judíos, cuando se
vio confundida por una parte, buscó salida por otra. Por esto dice:
"Entonces los fariseos se fueron", etc. Se fueron, diré, a buscar a
los herodianos. Tal fue el consejo, como tales eran los que lo dieron.
Por esto sigue: "Y le enviaron sus discípulos juntamente con los
herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres veraz, y que enseñas
el camino de Dios en verdad".
Glosa
Se valieron de personas desconocidas, para
engañar más fácilmente a Jesús y poderle atrapar por medio de ellas.
Porque como temían a las gentes, no se atrevían a hacerlo por sí
mismos.
San Jerónimo
Hacía poco que Judea había quedado
sometida a los romanos por César Augusto, cuando tuvo lugar el censo
de todo el mundo, y se establecieron los tributos. Por eso había en el
pueblo mucho deseo de insurreccionarse. Decían unos que los romanos
cuidaban de la seguridad y de la tranquilidad de todos, por cuya razón
se les debía pagar el tributo; pero los fariseos, que se atribuían
toda justicia, apoyaban, por el contrario, que el pueblo de Dios (que
ya pagaba los diezmos, daba las primicias, y todo lo demás que estaba
prescrito en la ley) no debía estar sujeto a leyes humanas. Pero César
Augusto había colocado a Herodes, hijo de Antipatro, extranjero y
prosélito, como rey de los judíos; el cual debía ordenar los tributos
y obedecer al Imperio Romano. Por lo tanto, los fariseos envían a sus
discípulos con los herodianos, esto es, o con los soldados de Herodes
o con aquellos a quienes daban el apodo irónico de herodianos y
trataban como no afectos al culto divino, porque pagaban sus tributos
a los romanos.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 70,1
Por esto, pues, envían a sus discípulos
junto con los soldados de Herodes, para que pudiesen vituperar
cualquier cosa que dijere el Salvador. Deseaban, pues, que el Señor
dijere algo en contra de los herodianos, porque como temían prenderlo
por temor a las turbas, querían ponerle en peligro, y hacerle aparecer
como enemigo de los tributos públicos.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Esta es la primera ficción de los
hipócritas, cuando alaban a los que quieren perder; y por lo tanto,
empiezan la alabanza, diciendo: "Maestro, sabemos que eres veraz,
etc." Le llaman Maestro, para que viéndose honrado y alabado, les
manifieste sencillamente los secretos de su corazón, como deseando
tenerles por discípulos.
Glosa
De tres modos sucede que alguno no enseñe
la verdad: primeramente, por parte del que enseña, porque o desconoce
la verdad, o no la estima; y en contra de esto dicen: "Sabemos que
eres veraz". En segundo lugar, de parte de Dios, porque pospuesto su
temor, algunos no enseñan con toda su pureza la verdad que procede de
Dios, y que ellos conocen; y contra esto dicen: "Y que enseñas el
camino de Dios, en verdad". Y en tercer lugar, de parte del prójimo,
por cuyo temor o amor calla alguno la verdad; y para ocultar esto
añaden: "Y que no te cuidas de cosa alguna", (esto es, del hombre),
"porque no miras a la persona de los hombres".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 70,1
Esto lo decían en secreto, pero
refiriéndose a Herodes y a César.
San Jerónimo
Esta pregunta suave y engañosa, le provoca
a responder, que debe temerse más a Dios que al César; por esto dicen:
"Dinos, pues: ¿qué te parece?", etc. Para que si dice que no deben
pagarse los tributos, lo oigan enseguida los herodianos y le detengan
como reo de sedición contra el emperador de Roma.
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 70,1
Y como sabían que a algunos que habían
aspirado a introducir esta discordia los habían matado, querían
también hacerle caer en esta sospecha por estas palabras.
Prosigue: "Pero Jesús, conociendo la malicia de ellos", etc. Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
No les responde de la misma manera
sencilla y pacífica sino que contesta según las intenciones malas de
los que preguntan, porque Dios responde a los pensamientos y no a las
palabras.
San Jerónimo
La primera virtud del que responde
consiste en conocer las intenciones de los que preguntan y no
llamarles discípulos suyos sino tentadores. Hipócrita es aquel que
aparenta ser algo que no es.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Les llama hipócritas porque no iban a
llevar a cabo lo que pensaban hacer, sabiendo que El conoce el corazón
de los hombres y que, por eso mismo, conocía sus malas intenciones.
Véase aquí el porqué los fariseos le halagaban para perderle. Pero
Jesús los confundía para salvarlos, puesto que para un hombre no es de
ningún provecho adular mientras que sí lo es ser corregido por Dios.
San Jerónimo
La sabiduría siempre obra de una manera
sabia, y confunde con frecuencia a sus tentadores, por medio de su
palabra. Por esto sigue: "Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le
presentaron un denario". Esta clase de moneda era la que se
consideraba del valor de diez monedas, y llevaba el retrato del César.
Por esto sigue: "Y Jesús les dijo: ¿de quién es esta figura e
inscripción?" Los que creían que la pregunta del Salvador era hija de
la ignorancia y no de la deferencia, aprendan aquí cómo Jesús podía
conocer la imagen que había en la moneda. Prosigue: "Dícenle: del
César". Y no creemos que era César Augusto, sino Tiberio, su hijastro,
en cuyo tiempo sufrió la pasión nuestro Señor. Todos los emperadores
romanos, desde el primero, llamado Cayo César que se apoderó del
imperio, se llamaban Césares. Prosigue: "Pues pagad al César lo que es
del César", esto es, la moneda, el tributo y el dinero.
San Hilario,
in Matthaeum, 23
Si nada hay que siendo del César se
encuentre entre nosotros, no estaremos obligados a darle lo que es
suyo. Por lo tanto si nos ocupamos de sus cosas, si usamos del poder
que él nos concede no haremos ofensa alguna, si damos al César lo que
es del César.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 70,2
Tú también, cuando oigas: da al César lo
que es del César, sabe que únicamente dice el Salvador aquello que no
se opone a la piedad. Porque si hubiese algo de esto, no constituirá
un tributo del César, sino del diablo. Y después, para que no digan:
que los hombres no están sujetos, añade: "Y a Dios lo que es de Dios".
San Jerónimo
Esto es, las décimas, las primicias, las
oblaciones y las víctimas. Así como el mismo Señor pagó al César el
tributo por sí y por San Pedro, pagó también a Dios, lo que es de
Dios, haciendo la voluntad de su Padre.
San Hilario,
in Matthaeum, 23
Conviene por lo tanto que nosotros le
paguemos lo que le debemos, esto es, el cuerpo, el alma y la voluntad.
La moneda del César está hecha en el oro, en donde se encuentra
grabada su imagen; la moneda de Dios es el hombre, en quien se
encuentra figurada la imagen de Dios; por lo tanto dad vuestras
riquezas al César y guardad la conciencia de vuestra inocencia para
Dios.
Orígenes,
homilia 21 in Matthaeum
En esto aprendemos por el ejemplo del
Salvador que no debemos atender a lo que dicen muchos so pretexto de
religiosidad y que, por lo tanto, tiene algo de vanagloria, sino a lo
que es conveniente, según dicta la razón. También podemos entender
este pasaje en sentido moral, porque debemos dar al cuerpo algunas
cosas -lo necesario- como tributo al César. Pero todo lo que está
conforme con la naturaleza de las almas, esto es, lo que afecta a la
virtud, debemos ofrecerlo al Señor. Los que enseñan que según la ley
de Dios no debemos cuidarnos del cuerpo son fariseos, que prohiben
pagar el tributo al César, como los que prohiben casarse y mandan
abstenerse de comer a los que Dios ha creado. Y los que dicen que
debemos conceder al cuerpo más de lo que debemos, son herodianos.
Nuestro Salvador quiere que no sufra menoscabo la virtud, cuando
prestamos nuestro servicio al cuerpo; ni que sea oprimida la
naturaleza material, cuando nos dedicamos con exceso a la práctica de
la virtud. El príncipe de este mundo, es decir, el diablo, representa
al César; no podemos por lo tanto dar a Dios lo que es de Dios hasta
que hayamos pagado al príncipe lo que es suyo, esto es, hasta que
hayamos dejado toda su malicia. Aprendamos también aquí esto mismo que
no debemos callar en absoluto en contra de los que nos tientan, ni
responder sencillamente, sino con circunspección, así quitaremos la
ocasión de que se quejen contra nosotros, y enseñaremos qué es lo que
deben hacer para no ser dignos de reprensión los que quieren salvarse.
San Jerónimo
Los que debieron creer en tan admirable
sabiduría, se asombraron al ver que sus propósitos de asechanzas no
habían tenido lugar: Por esto sigue: "Y cuando esto oyeron, se
maravillaron, y dejándole, se retiraron", llevando consigo su
infidelidad y su admiración.
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23-33 |
En aquel día se llegaron a El los saduceos, que dicen no haber resurrección, y le preguntaron, diciendo: "Maestro: Moisés dijo: si muriere alguno que no tenga hijo, su hermano se case con su mujer y levante linaje a su hermano. Pues había entre nosotros siete hermanos; y habiéndose casado el primero, murió, y por no haber tenido sucesión, dejó su mujer a su hermano. Y lo mismo el segundo, y el tercero, hasta el séptimo. Y después de todos, murió también la mujer. ¿Pues en la resurrección de cuál de los siete será mujer? Porque todos la tuvieron". Y respondiendo Jesús, les dijo: "Erráis no sabiendo las Escrituras ni el poder de Dios. Porque en la resurrección, ni se casarán ni serán dados en casamientos; sino que serán como los ángeles de Dios en el cielo. Y de la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído las palabras que Dios os dice: Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? No es Dios de muertos, sino de vivos". Y oyendo esto las gentes, se maravillaban de su doctrina. (vv. 23-33)
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 70,2
Una vez confundidos los discípulos de los
fariseos con los herodianos, se presentan los saduceos cuando les
convenía aparecer más retraídos por la confusión de los primeros. Pero
la presunción proyecta muchas veces cosas descabelladas, y es pertinaz
en intentar cosas imposibles. Por esto el Evangelista, asombrado de su
audacia, significa esto mismo, diciendo: "En aquel día se llegaron a
él", etc.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Cuando se retiraban los fariseos vienen
los saduceos, sin duda porque disputaban acerca de cuál de ellos
atraparía más pronto al Salvador en alguna contradicción. Si no podían
superar al Señor con argumentos, al menos podrían molestarlo con su
insistencia.
San Jerónimo
Había dos sectas entre los judíos
1: una
de los fariseos y otra de los saduceos. Los fariseos hacían
ostentación de la justicia de las tradiciones y de las observancias,
por lo que el pueblo los llamaba divididos. Pero los saduceos, tomando
este nombre que significa justos, pretendían ser lo que no eran.
Mientras que los fariseos creían y confesaban la resurrección del
cuerpo y la inmortalidad del alma, como también los ángeles y el
espíritu, según se lee en el libro de los Hechos de los apóstoles, los
saduceos lo negaban todo. Por esto se dice aquí: "Que dicen no haber
resurrección".
Orígenes,
homilia 22 in Matthaeum
No sólo negaban la resurrección de la
carne, sino también la inmortalidad del alma.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Viendo, pues, el diablo, que no podía
extinguir el conocimiento de Dios, introdujo la herejía de los
saduceos, que negaban la resurrección de los muertos, lo que estorbaba
todo propósito de obrar bien. ¿Quién estará contento al tener que
luchar todos los días contra sí mismo, si no esperase resucitar?
San Gregorio Magno,
Moralia. 14,39
Hay también algunos que creen que el
espíritu desaparece con la carne, que la carne se pudre y que la
podredumbre se reduce a polvo, y como los elementos del polvo se
disuelven -de modo que ya nunca pueden ser vistos por los ojos
humanos- desconfían de que pueda tener lugar la resurrección.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Para defender su error, creían los
saduceos que habían encontrado un argumento muy poderoso
2.
Sigue: "Y le preguntaron, diciendo: "Maestro, dijo Moisés", etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. non.occ
Como la muerte era un mal insoportable
entre los judíos, todo lo reducían a la vida presente. Había ordenado
Moisés en la ley que la mujer viuda sin hijos, debía casarse con el
hermano del difunto, para que naciese a éste un hijo de su hermano y
así no se extinguiese su nombre. Esto representaba cierto consuelo
respecto de la muerte. Ningún otro mejor que el hermano o el pariente
debía tomar la mujer del difunto. Porque de otra manera no podría
suponerse, que el hijo que había nacido de tal unión fuese hijo del
que había muerto. Por lo tanto no se le consideraba como un extraño
que no tenía obligación de sostener la casa del difunto, sino como su
hermano a quien tocaba hacerlo así por el parentesco.
Prosigue: "Había entre
nosotros siete hermanos", etc.
San Jerónimo
Los que no creían en la resurrección de
los cuerpos y creían y admitían que el alma moría con el cuerpo,
inventan una fábula que pone de relieve su desvarío respecto de lo que
dicen acerca de la resurrección. Por esto concluyen: "¿Pues en la
resurrección, de cuál de los siete será mujer?" Pudo suceder que esto
acaeciese alguna vez entre ellos.
San Agustín,
quaestiones evangeliorum, 1,32
Estos siete hermanos representan
místicamente a los hombres impíos que no pudieron practicar la virtud
en la tierra durante los siete períodos que dura su existencia. Y
después la tierra por la que aquellos siete habían pasado estérilmente
también pasará.
Prosigue:
"Respondiendo Jesús les dijo: Erráis no sabiendo las Escrituras, ni el
poder de Dios"
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
En primer lugar, confunde muy sabiamente
su necedad, porque no leían; en segundo lugar, su ignorancia, porque
no conocían a Dios. Cuando se lee mucho, se conoce a Dios; la
ignorancia es hija de la pereza.
San Jerónimo
Por lo tanto, se equivocan los que no
conocen las Escrituras, y cuando las desconocen, desconocen también el
poder de Dios.
Orígenes,
homilia 22 in Matthaeum
Dice el Señor que desconocen dos cosas:
las Escrituras y el poder de Dios, por el cual se verifica la
resurrección y empieza en ella una nueva vida. El Señor, arguyendo a
los saduceos, porque desconocían el poder de Dios, les enseñaba que
también a El le desconocían. El era la virtud de Dios, y no le
conocían, porque ignoraban lo que decían las Escrituras acerca de El;
por lo tanto, no creían en la resurrección que El había de inaugurar.
Se pregunta cuando dice el Salvador: "Erráis desconociendo las
Escrituras", si se refiere a algunas Escrituras en que se dice: "En la
resurrección, ni se casan", etc. Esto no está escrito en el Antiguo
Testamento, pero nosotros decimos que sí está escrito, aun cuando no
se expresa con las mismas palabras, porque se indica entre misterios,
para que pueda entenderse moralmente. Porque como la ley es la figura
de los futuros beneficios, cuando dice algo de los hombres o de las
mujeres, se refiere especialmente a las nupcias espirituales. Mas yo
no encuentro en ninguna parte Escritura alguna que diga que los
santos, después de su muerte, estarán como los ángeles de Dios, a no
ser que se entienda en sentido moral aquello que se dice en las
Escrituras: "Y tú irás a tus padres" ( Gén
15,15); y en otro lugar: "Ha sido agregado a su pueblo" (
Gén 25,8). Pero dirá alguno: les reprendía
porque no leían las demás Escrituras que no hablan de la ley, y que
por eso erraban. Otro dice que desconocían la Escritura de la ley
mosaica desde que no se les explicaba el sentido espiritual de ella.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Cuando dice: "En la resurrección ni se
casan ni serán casados", etc., se refiere a lo que había dicho:
desconocéis el poder de Dios que dijo: "Yo soy el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob", se refiere a lo que les dijo
después; desconocéis las Escrituras. Y en realidad conviene en las
cuestiones alegar primero la autoridad de las Sagradas Escrituras
contra los calumniadores y explicar después el motivo. A los que
preguntan por ignorancia, primero respondemos exponiendo las razones y
confirmándolas después con la autoridad; porque conviene confundir a
los calumniadores y enseñar a los que preguntan de buena fe. Por eso
el Señor contestó primero a los que le preguntaban por ignorancia y
les expuso antes la razón diciendo: "En la resurrección".
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Así como morimos en este mundo también
nacemos en él, por eso existe el matrimonio, para que el número que se
pierde con la muerte se compense con los que nacen.
San Hilario,
in Matthaeum, 23
Se había atribuido a los saduceos la
opinión de que los halagos de la vida corporal, una vez terminada la
misión de cada uno en esta vida, se desvanecían. Por esto añade: "Sino
que serán como ángeles de Dios en el cielo".
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 70,3
Con lo que contesta muy oportunamente a lo
que se le pregunta. Esta era la causa que tenían para creer que no era
posible la resurrección: porque creían que los que resucitasen
resucitarían del mismo modo, lo cual rechazó el Salvador demostrando
que resucitarían en diferente estado.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Debe advertirse que cuando hablaba de los
ayunos y de las limosnas y de las demás virtudes espirituales, nunca
hacía comparación con los ángeles; a no ser cuando hablaba de que no
podrían cohabitar. Porque así como todos los actos de la carne son
propios de los animales, especialmente los actos carnales, así todas
las virtudes son propias de seres espirituales, especialmente la
castidad, en la que se manifiesta que la naturaleza es vencida por las
virtudes.
San Jerónimo
En cuanto a lo que sigue: "Serán como los
ángeles de Dios en el cielo", se entiende que habla en sentido
espiritual.
Dionisio,
de divinis nominibus, 1
Cuando seamos incorruptibles e inmortales
nos veremos en presencia de Dios mismo, inundados de purísimas
contemplaciones; participaremos del don de la luz de la inteligencia
en una disposición impasible y espiritual, a modo de las inteligencias
celestiales; por esto dice que seremos iguales a los ángeles.
San Hilario,
in Matthaeum, 23
La misma falsedad que exponen los saduceos
acerca del matrimonio, la suelen presentar muchos otros, a saber, de
qué manera aparecerá en la resurrección el sexo femenino. Lo mismo que
debe opinarse respecto de los ángeles según las Sagradas Escrituras,
conviene opinar, a nuestro modo de entender, respecto de las mujeres
en la resurrección.
San Agustín,
de civitate Dei, 22,17
Pero me parece más prudente que no debe
dudarse que resucitará uno y otro sexo. Allí no habrá impureza, que es
la causa de la confusión; porque antes que pecase la primera pareja,
andaban desnudos. Por lo tanto la naturaleza se conservará, pero
entonces no habrá unión carnal ni parto. Los miembros de la mujer no
estarán acomodados al uso antiguo, sino que tendrán una nueva
decencia, que no excitará la concupiscencia del que mire (la que
estará anulada), pero se alabará la sabiduría y la clemencia de Dios,
que hizo lo que no existía, y libró de la corrupción lo que hizo.
San Jerónimo
Nadie dice respecto de las piedras y de
los árboles y de las demás cosas que no se reproducen naturalmente,
que ni se casan ni son casados. Esto se dice de aquellos que, pudiendo
casarse, no se casan por alguna razón.
Rábano
Todo esto que se ha dicho de las
condiciones de la resurrección, resuelve la cuestión propuesta; habla,
pues, de la resurrección muy oportunamente en contra de la infidelidad
de aquéllos.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 70,3
Y como citando aquéllos a Moisés habían
argüido al Salvador, los confunde por medio de Moisés. Por esto añade:
"Y de la resurrección de los muertos ¿no habéis leído, yo soy el Dios
de Abraham?" etc.
San Jerónimo
Para comprobar la verdad de la
resurrección, pudo utilizar otros ejemplos más evidentes, uno de ellos
el de Isaías, que dice: "Resucitarán los muertos y se levantarán los
que estaban en los sepulcros" ( Is 26,9); y
en otro lugar dice Daniel: "Muchos de los muertos resucitarán del
polvo de la tierra" ( Dn 12,2). Se pregunta,
pues, por qué querría el Señor dar la preferencia a este testimonio
que parece ambiguo y sin relación directa con la verdad de la
resurrección. Y como si el aducido probase lo que se proponía, añadió
en seguida: "No es Dios de muertos, sino de vivos". Ya hemos dicho
antes que los saduceos no admitían ni la existencia de los ángeles ni
la de los espíritus, ni la de la resurrección de los cuerpos, y que
por el contrario, predicaban hasta la muerte de las almas. Estos
únicamente admitían los cinco libros de Moisés, menospreciando los
vaticinios de los profetas; era, pues, inútil alegar testimonios, cuya
autoridad no admitían. Por lo tanto, para probar la inmortalidad de
las almas, pone el ejemplo de Moisés: "Yo soy el Dios de Abraham",
etc., e inmediatamente añade: "No es Dios de muertos, sino de vivos".
Porque, después de haber probado que las almas subsisten después de la
muerte (no podía ser que fuese Dios de ellas si no existiesen), por lo
tanto, se trataría de la resurrección de los cuerpos que con sus almas
habrían obraron bien o mal.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 70,3
Pero ¿cómo se dice en otro lugar que: "ha
de ser Señor de vivos muertos" ( Rom 14,9)? Y
esto no se parece a lo que se dice aquí, pues se dice que existe el
Dios de los muertos, a saber, de aquellos que habrán de vencer, y no
de aquellos que vencidos una vez, no volverán a resucitar más.
San Jerónimo
Debe considerarse que estas palabras
habían sido dirigidas a Moisés después de haber muerto los santos
patriarcas, que ya descansaban en el sepulcro, de los cuales el Señor
era Dios: Y nada podían tener si no existían, porque en la naturaleza
de la cosa está el ser necesariamente lo que es el otro de quien
procede; y así tener Dios, es pertenecer al número de los vivos. Y
como Dios es la eternidad (y no es propio de las cosas que han muerto
poseer lo que es eterno), ¿cómo se negará que existen y existirán
siempre, aquellos de quienes se confiese ser la eternidad?
Orígenes,
homilia 22 in Matthaeum
Dios es también quien dice: "Yo soy el que
soy" ( Ex 3,14). Por lo tanto, es imposible
que sea Dios de los que no existen. Y obsérvese que no dijo: Yo soy el
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, sino: el Dios de Abraham, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob; pero en otro lugar dice: "El Dios de
los hebreos me ha enviado a ti" ( Ex 7,16).
Todos los que están perfectísimamente cerca de Dios, en cuanto se
refiere a los demás hombres, llevan a Dios en sí: por lo tanto, no se
llama Dios de ellos en general, sino en particular. Como cuando
decimos: aquel campo es de aquéllos, damos a entender que cada uno de
aquéllos no es el dueño absoluto de todo el campo. Si decimos este
campo es de aquél, damos a entender que lo posee en absoluto. Cuando
dice: "el Dios de los hebreos". Se manifiesta la pequeñez de éstos;
porque cada uno de ellos sólo tiene algún poco de Dios. Pero se llama
Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, porque cada uno de
ellos tenía a Dios en absoluto; esto cede en no pequeña alabanza de
los patriarcas, porque vivían para Dios.
San Agustín,
contra Faustum 16, 24
Los maniqueos son confundidos aquí del
mismo modo que antes lo habían sido los saduceos. Porque negaban
también la resurrección como aquéllos, aunque de un modo diferente.
San Agustín,
in Ioannem, 11
Por lo tanto, se llama Dios de Abraham,
Dios de Isaac y Dios de Jacob, porque en estos tres se encuentran
representados de cierto modo todas las generaciones de los que se
llaman hijos de Dios. Dios engendra muchas veces por medio de un buen
predicador a un buen hijo, o de un mal predicador un mal hijo. Esto se
da a conocer por medio de Abraham, quien tuvo un hijo fiel, Isaac, de
su mujer libre, Sara, y un hijo infiel, Ismael, de su esclava, Agar.
Alguna vez sucede que Dios engendra por medio de un buen predicador un
hijo bueno y uno malo; lo cual se da a conocer por medio de Isaac, que
de la mujer libre, Rebeca, tuvo un hijo bueno, Jacob, y otro malo,
Esau. También sucede que en algunas ocasiones engendra hijos buenos,
por medio de un predicador bueno y malo; lo cual se demuestra por
medio de Jacob, que engendró hijos buenos de las libres (Lía y
Raquel), y de sus esclavas (Zelfa y Bala).
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Y véase cómo la agresión de los judíos en
contra de Jesucristo se va haciendo más débil: la primera, fue
presentada por medio del terror, diciendo: "¿En virtud de qué poder
haces estas cosas?" (21,23). Contra la que fue necesaria la fortaleza
del corazón del Salvador; la segunda, fue con engaño, contra la que
fue necesaria sutil sabiduría, y ésta fue con presunción e ignorancia,
y por lo tanto, de menos fuerza que la anterior. Cuando es un
ignorante el hombre que tiene la presunción de saber algo, le es muy
fácil al varón sabio el convencerle. La oposición del enemigo es de
importancia al principio; pero si alguno resiste con ánimo varonil,
encontrará que su enemigo es más débil.
Prosigue: "Y cuando esto
oyeron las turbas, se maravillaron", etc.
Remigio
No eran los saduceos, sino las turbas las
que se admiraban. Esto sucede también todos los días en la Iglesia,
porque cuando son vencidos sus enemigos en virtud de la divina
inspiración, los fieles se alegran.
Notas
1. Ya
San Juan Crisóstomo decía, como que era cierto: "Porque es de saber
que entre los judíos había muchas sectas". Flavio Josefo en sus
esfuerzos apologéticos por presentar al judaísmo como una filosofía,
señala a lo que se llama "sectas", bajo el nombre de
hairesis, distinguiendo tres principales: los fariseos -a la
que él pertenecía-; los saduceos; y los esenios.
2. (Reboli)
Los saduceos presentan un caso por el que siete hermanos se casaron
sucesivamente con la misma mujer, según la ley. Con ello buscaban
argumentar contra la resurrección de los muertos. "Como ya en esta
vida la poliandria es cosa repugnante, y como los siete hermanos
tienen derecho a la misma mujer, y ésta no puede darse solamente a uno
de ellos, sin que se violen los derechos de los demás, no puede darse
la resurrección de los muertos; porque entonces, o habría poliandria o
violación de los derechos de los demás". Jesús les hace manifiesta su
ignorancia sobre la Escritura y el poder de Dios. Les evidencia su
concepción materialista de la resurrección, y les abre la posibilidad
de comprender su auténtico sentido.
|
34-40 |
Mas los fariseos cuando oyeron que había hecho callar a los saduceos, se juntaron a consejo; y le preguntó uno de ellos, que era doctor de la ley, tentándole: "Maestro, ¿cuál es el grande mandamiento en la ley?" Jesús le dijo: "Amarás al Señor, tu Dios, de todo tu corazón y de toda tu alma y de todo tu entendimiento. Este es el mayor y el principal mandamiento. Y el segundo, semejante es a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas". (vv. 34-40)
San Jerónimo
Como los fariseos habían sido confundidos
en la presentación de la moneda, y vieron que se había levantado una
facción en la parte contraria, debían con esto haberse decidido a no
presentar nuevas asechanzas. Pero la malicia y la envidia fomentan
muchas veces el atrevimiento. Por esto dice: "Mas los fariseos cuando
oyeron que había hecho callar", etc.
Orígenes,
homilia 23 in Matthaeum
Jesús impuso silencio a los saduceos,
queriendo demostrar que la luz de la verdad había hecho enmudecer la
voz de la mentira. Así como es propio del hombre justo callar cuando
es tiempo de callar, y hablar cuando se debe hablar, pero nunca
enmudecer, así también es propio de los doctores de la mentira,
enmudecer en cuanto a la cuestión, pero no callar.
San Jerónimo
Los fariseos, por lo tanto, y los saduceos
que eran enemigos entre sí, están conformes en cuanto se trata de
tentar a Jesucristo, unidos por un mismo fin.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Sin duda se pusieron de acuerdo los
fariseos para vencer por medio del número a quien no habían podido
vencer por medio de razones y se confiesan destituidos de verdad
cuando apelan a la muchedumbre. Decían, pues, entre sí: que hable uno
solo por nosotros, y nosotros hablemos por medio de él, y si vence,
apareceremos como que hemos vencido todos. Y si queda confundido, lo
será él solo. Por esto sigue: "Y le preguntó uno de ellos", etc.
Orígenes,
homilia 23 in Matthaeum
Todo el que pregunta a algún sabio, no
para aprender, sino para examinarlo, debemos creer que es hermano de
aquel fariseo, según lo que dice por San Mateo: "Lo que hicisteis con
uno de mis pequeñuelos, lo hicisteis conmigo" (Mt
25,40).
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 2,73
No llame la atención que San Mateo diga
aquí que hubo un tentador que interrogó a Jesús. San Marcos omite esta
parte, pero al final del pasaje concluye diciendo que el Señor Jesús
le dijo con toda sabiduría: "No estás lejos del reino de Dios" (
Mt 12,34). Pues puede suceder muy bien que,
aun cuando alguien se aproxime al Señor con intención de tentarlo,
obtenga de El una respuesta que le aproveche. Y verdaderamente no
debemos mirar a la tentación como mala e hija de uno que quiere
engañar a su enemigo, sino más bien como causa con que se quiere
examinar a quien no se conoce; no en vano está escrito: "Que el que
cree fácilmente, es porque tiene un alma ligera" (
Ecle 18,4). Lo que pregunta, es lo que se dice a continuación:
"Maestro, ¿cuál es el grande mandamiento de la ley?"
Orígenes,
homilia 23 in Matthaeum
Decía Maestro, como tentándolo, porque no
pronunciaba estas palabras como discípulo del Salvador. Por lo tanto,
si alguien no aprende algo del divino Verbo, ni se entrega a El con
toda su alma, aunque le dice Maestro, es hermano del fariseo, que
tienta a Jesucristo. Cuando se leía la ley antes de la venida del
Salvador, quizá se inquiría cuál era el mandamiento grande en ella; y
no lo hubiese preguntado el fariseo si no se hubiese cuestionado esto
mucho tiempo, no habiéndole encontrado solución hasta que viniese
Jesucristo a enseñarlo.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Le preguntaba acerca del mandato grande
quien no cumplía ni aun el más pequeño. Debe preguntar acerca del
progreso de la santidad, aquel que ya viene observando algo que pueda
conducir a ella.
San Jerónimo
No le pregunta acerca de los mandamientos,
sino cuál sea el mandato primero y más grande. Porque como todo lo que
Dios manda es grande, cualquier cosa que responda servirá para
calumniarle.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
El Señor, para humillar con su primera
contestación la conciencia engañosa del que le preguntaba, respondió
así: "Amarás al Señor tu Dios", etc. Amarás, dijo, y no temerás,
porque amar es más que temer; temer es propio de los siervos, y amar
es propio de los hijos. El temor procede de la necesidad, el amor, de
la libertad; el que sirve a Dios por temor, evita el castigo, es
verdad, pero no tiene la gracia de la santidad, puesto que obligado,
practica el bien por miedo. No quiere el Señor que le teman los
hombres de un modo servil, y como a amo, sino que se le ame como
padre, puesto que ha concedido a los hombres el Espíritu de adopción.
Amar a Dios de todo el corazón, es tanto como no tener su corazón
inclinado al amor de alguna cosa, sino al amor de Dios. Amar a Dios
con toda el alma, es tanto como tener un conocimiento ciertísimo de la
verdad, y estar firme en la fe; por lo tanto, una cosa es el amor del
corazón, y otra el amor del alma. El amor del corazón, es carnal en
cierto sentido; en tal concepto amamos a Dios de una manera carnal, lo
que no podemos hacer sin abstenernos del amor de las cosas terrenas;
por lo tanto, el amor del corazón se siente en el corazón. Pero el
amor del alma no se siente, sino que se comprende, porque consiste en
el juicio del alma. El que cree que todo bien está en Dios, y que nada
bueno está fuera de El, éste le ama con toda su alma. Amar a Dios con
toda la mente, es tanto como consagrarle todos los sentidos, y aquél
cuyo entendimiento sirve a Dios, y cuya sabiduría se fija en Dios, y
cuya inteligencia se ocupa de las cosas de Dios, cuya memoria recuerda
lo bueno, puede decirse que ama a Dios con toda su mente.
San Agustín,
de doctrina christiana, 1,22
Se te manda que ames a Dios de todo
corazón, para que le consagres todos tus pensamientos; con toda tu
alma, para que le consagres tu vida; con toda tu inteligencia, para
que consagres todo tu entendimiento a Aquel de quien has recibido
todas estas cosas. No deja parte alguna de nuestra existencia que deba
estar ociosa, y que dé lugar a que quiera gozar de otra cosa. Por lo
tanto, cualquier otra cosa que queramos amar, conságrese también hacia
el punto donde debe fijarse toda la fuerza de nuestro amor. Un hombre
es muy bueno, cuando con todas sus fuerzas se inclina hacia el bien
inmutable.
Glosa
De todo tu corazón, esto es, con tu
entendimiento; con tu alma, esto es, con tu voluntad; con tu
inteligencia, esto es, con tu memoria, a fin de que nada quieras,
sientas ni recuerdes, que pueda contrariarle.
Orígenes,
homilia 23 in Matthaeum
Con todo tu corazón, esto es, con toda tu
memoria, todas tus acciones y todos tus deseos. Con toda tu alma, esto
es, que estén preparados a ofrecerla por la gloria de Dios. Con toda
tu inteligencia, esto es, no profiriendo más que lo que pertenezca a
Dios. Y ve si puedes someter tu corazón a tu entendimiento por medio
del cual conocemos las cosas inteligibles; también tu inteligencia,
para manifestarlas, pues con ella las explicamos todas. Por cada una
de estas cosas que se dan a conocer, como que crecemos y avanzamos en
nuestra mente.
Si el Señor, no hubiese contestado al
fariseo que le tentaba, podríamos creer que un mandamiento no es mayor
que el otro. Pero el Señor le responde: "Este es el mayor y el primer
mandamiento"; en lo que comprendemos que hay diferencia entre los
mandamientos, que hay uno mayor y otros inferiores hasta el último. Le
responde el Señor, no sólo que éste es el mandamiento grande, sino
también el primero: no según el orden con que está escrito, sino según
su mayor importancia. Unicamente reconocen la magnificencia y el
primado de este mandamiento, aquellos que no sólo aman al Señor su
Dios, sino que también le aman con aquellas tres condiciones, a saber:
con todo su corazón, con toda su alma y con todo su entendimiento. Le
enseñó que no sólo es grande y el primero, sino que también tiene un
segundo que se parece a éste. Por esto sigue: "Y el segundo semejante
es a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Por lo tanto, si el
que ama la iniquidad aborrece su alma ( Sal
10,6), claro está que no ama a su prójimo como a sí mismo, porque ni
aun a sí mismo se ama.
San Agustín,
de doctrina christiana 1,30
Debe tenerse en cuenta que se ha de
considerar como prójimo a todo hombre y que por lo tanto con nadie se
debe obrar mal. Si se llama propiamente nuestro prójimo aquel a quien
se debe dispensar o de quien debemos recibir oficios de caridad, se
demuestra por medio de este precepto de qué modo tenemos obligación de
amar al prójimo, y aun comprendiendo también a los santos ángeles, de
quienes recibimos tantos oficios de caridad, como podemos ver
fácilmente en las Escrituras. Así, el mismo Dios quiso llamarse
nuestro prójimo, cuando Nuestro Señor Jesucristo se nos presenta como
aquel tullido que se encontraba medio muerto y tendido en el camino (
Lc 10).
San Agustín,
de Trinitate, 8,6
El que ama a los hombres, debe amarlos, ya
porque son justos, o ya para que lo sean. De este modo debe amarse al
prójimo, y así es como se ama al prójimo como a sí mismo, sin peligro
alguno; ya porque es justo, o ya para que sea justo.
San Agustín,
de doctrina christiana, 1, 22
Si debes amarte a ti mismo, no es por ti,
sino por aquél a quien debe encaminarse tu amor, como a fin rectísimo;
no se extrañe nadie, si le amamos también por Dios. El que ama con
verdad a su prójimo, debe obrar con él de modo que también ame a Dios
con todo su corazón.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
El que ama al hombre es semejante al que
ama a Dios, porque como el hombre es la imagen de Dios, Dios es amado
en él como el rey es considerado en su retrato. Y por esto dice que el
segundo mandamiento es semejante al primero.
Orígenes,
homilia 23 in Matthaeum
El hecho de ser semejante el segundo
mandamiento al primero, demuestra que es uno mismo el proceder y el
mérito de uno y de otro: no hay pues, amor que aproveche para salvarse
como aquel que se tiene a Dios en Jesucristo, y a Jesucristo en Dios.
Prosigue: "De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas".
San Agustín, de consensu evangelistarum, 1,33
Dijo que depende; esto es, esta referida
allí a donde tiene su cumplimiento.
Rábano
Todo el decálogo está comprendido en estos
dos mandamientos: los preceptos primeros afectan al amor de Dios, y
los segundos al del prójimo.
Orígenes, homilia 23 in Matthaeum
Aquel que cumplió todo lo que está
mandado, respecto del amor de Dios y del prójimo, es digno de recibir
gracias divinas, para que comprenda, que toda la Ley y los Profetas
dependen de un solo principio: a saber, del amor de Dios y del
prójimo.
San Agustín, de Trinitate, 8, 7
Siendo, pues, dos los preceptos de los
cuales dependen la Ley y los Profetas -el amor de Dios y del prójimo-
con razón la sagrada Escritura los presenta muchas veces como uno
solo. Ya como amor de Dios, según aquello de San Pablo: "Sabemos que a
los que aman a Dios todo les sale bien" ( Rom
8,28), ya como amor del prójimo, como dice el mismo Santo; "Toda la
ley está comprendida en un solo punto: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo" ( Gál 5,14). Por lo tanto, como el que
ama a su prójimo consiguientemente amará también a Dios, amamos a Dios
y al prójimo con la misma caridad, aunque debemos amar a Dios por sí
mismo, y al prójimo por Dios.
San Agustín,
de doctrina christiana, 1,30,26
Mas, como la esencia divina es mucho más
excelente que nuestra naturaleza, se le ama de una manera diferente a
como amamos al prójimo, según está mandado. Y si te comprendes a ti
mismo y si comprendes también a tu prójimo (esto es, alma y cuerpo),
verás que no hay diferencia alguna entre estos dos preceptos: cuando
va primero el amor de Dios y está circunscrito al modo con que se le
puede amar, le sigue el amor del prójimo para que le ames como a ti
mismo; por lo tanto, tu amor a ti no queda excluido de la cooperación
a uno y otro amor.
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41-46 |
Y estando juntos los fariseos, les preguntó Jesús, diciendo: "¿Qué os parece del Cristo? ¿De quién es hijo?" Dícenle: "de David". Díceles: "¿Pues cómo David en espíritu lo llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha, hasta que ponga tus enemigos por peana de tus pies. Pues si David le llama Señor, ¿cómo es su hijo?" Y nadie le podía responde palabra: ni alguno desde aquel día fue osado más a preguntarle. (vv. 41-46)
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Los judíos, creyendo que Jesús era
únicamente hombre, le tentaban; no le hubiesen tentado si hubiesen
conocido que era Hijo de Dios. Queriendo Jesucristo manifestar que
conocía las torcidas intenciones de los judíos y que a pesar de ser El
Dios, no quería decir claramente la verdad, para evitar que tomándolo
los judíos como blasfemia se enfurecieran más; ni tampoco callar en
absoluto, porque había venido a enseñar la verdad. Por esto, les
preguntó de tal manera que la misma pregunta les manifestase quién era
El; prosigue: "Y estando juntos los fariseos, les preguntó Jesús,
diciendo: ¿Qué os parece del Cristo?, etc.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 71,2
Primero había interrogado a sus
discípulos, sobre qué decían otros del Cristo, y ahora les pregunta
qué es lo que ellos dicen. Pero a éstos no les preguntaba del mismo
modo, porque hubiesen dicho que era seductor y malo, como a El le
consideraban, porque le creían únicamente hombre, le dijeron que era
hijo de David. Y esto es lo que sigue: "Dícenle: de David". Y el
Salvador, reprendiendo esto, cita al Profeta, manifestando su dominio
y la propiedad de la filiación y el testimonio de autoridad procedente
del Padre; por esto añade: "Díceles: ¿pues cómo David, en espíritu, lo
llama Señor, diciendo: Dijo el Señor a mi Señor?", etc.
San Jerónimo
Este testimonio ha sido tomado del Salmo
109 (v.1): es llamado Señor por David, no por haber nacido de él, sino
porque nacido del Padre subsistió siempre, anticipándose a su padre
según la carne. Y le llama su Señor, no por error de duda, ni por su
propia voluntad, sino porque así se lo dicta el Espíritu Santo.
Remigio
Cuando dice: "Siéntate a mi derecha", no
debe entenderse que Dios tenga cuerpo para que pueda tener derecha e
izquierda, sino que estar sentado a la diestra de Dios, es tanto como
tener un honor igual a aquél.
Pseudo-Crisóstomo,
opus imperfectum in Matthaeum, hom. 42
Creo también, que esta pregunta no la hizo
contra los fariseos únicamente, sino también contra los herejes,
porque según la carne, era hijo de David; pero era Dios, según la
divinidad.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 71,2
No se contenta con esto, sino que para que
le teman, añade: "Hasta que ponga tus enemigos por peana de tus pies";
sin duda para que los guíe.
Orígenes,
homilia 23 in Matthaeum
Dios ciertamente no pone precisamente a
sus enemigos por peana a los pies de Cristo para su perdición, sino
para su salvación.
Remigio
Cuando dice hasta, se refiere a lo
infinito, como desde luego da a conocer: siéntate siempre, y tus
enemigos estarán sujetos bajo tus pies eternamente.
Glosa
Que los enemigos sean sometidos por el
Padre al Hijo, no manifiesta que haya debilidad en el Hijo, sino
unidad de esencia: pues el Hijo sujeta sus enemigos al Padre, porque
da a conocer al Padre sobre la tierra ( Jn
17). Concluye hablando de este testimonio con estas palabras: "Pues si
David le llama Señor, ¿cómo es hijo suyo?"
San Jerónimo
Esta pregunta nos aprovecha hasta hoy
contra los judíos; porque los que dicen que el Cristo ha de venir,
afirman que es un simple hombre, aunque Santo, de la descendencia de
David. Preguntémosles, por lo tanto, como nos enseñó el Señor: si es
únicamente hombre, y tan sólo hijo de David, ¿cómo es que David le
llama su Señor? Los judíos, para desvanecer la verdad de la pregunta,
forjan muchas frivolidades asegurando que procedía de Abraham, cuyo
hijo fue Damasco Eliezer ( Gén 14 y 15), y
acerca de su persona está escrita en el Salmo, que después de la
muerte de los cinco reyes, el Señor Dios había dicho a Abraham:
"Siéntate a mi derecha hasta que ponga", etc. Preguntémosles cómo dijo
a Abraham, lo que sigue: de qué modo habría sido engendrado Abraham
antes que Lucifer, y cómo hubiese sido sacerdote, según el orden de
Melquisedec, por quien Melquisedec habría ofrecido el pan y el vino, y
de quien además habría recibido los diezmos del botín.
San Juan Crisóstomo,
homiliae in Matthaeum, hom. 71,2
Esto dio por terminadas aquellas
cuestiones, cerrando así sus bocas; por esto sigue: "Y nadie le podía
responder palabra, ni alguno desde aquel día fue osado más a
preguntarle". Callaron por entonces aunque contra su voluntad, porque
no tenían ya qué decir.
Orígenes,
homilia 23 in Matthaeum
Si la pregunta de los fariseos hubiese
sido hija del deseo de saber nunca les hubiese propuesto tales
cuestiones para que no volvieran a atreverse a preguntar.
Rábano
Por esto comprendemos que el veneno de la
envidia puede ser vencido pero que difícilmente será extinguido.
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