CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO

 

01-04

Y después de seis días, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a Juan su hermano, y los lleva aparte a un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos. Y resplandeció su rostro como el sol; y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías hablando con El. Y tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: "Señor, bueno es que nos estemos aquí: si quieres hagamos aquí tres tiendas: una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías". (vv. 1-4)
 
Remigio
Seis días después el Señor realizó, en la transfiguración sobre la montaña, la promesa que había hecho a los discípulos de su aparición gloriosa. Por eso se dice: "Y después de seis días, toma Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a Juan", etc.
 
San Jerónimo
Mas pregunto yo: ¿cómo se pone después de seis días, mientras que San Lucas pone ocho? Pero la contestación es fácil. Porque aquí se habla de los días intermedios, mientras que Lucas cuenta también el primero y el último.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,1
El Señor espera que pasen seis días y no lleva inmediatamente a sus discípulos a la montaña, con el objeto de que los demás discípulos no abriguen sentimiento alguno de envidia, o bien para que llenos de vehementes deseos durante ese tiempo, los que habían de subir se acercaran con más ardor de su alma.
 
Rábano
Mas con razón les manifestó su gloria después de seis días, porque después de las seis edades o épocas del mundo tendría lugar su resurrección.
 
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
O también, porque este mundo fue hecho visible en seis días completos y el que penetra todas las cosas del mundo, es el que puede subir a las altas montañas y contemplar la gloria del Verbo de Dios.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,1
Tomó El a esos tres discípulos porque eran los que ocupaban los tres puestos más elevados. Ved como San Mateo no oculta esa preferencia de los tres discípulos, ni tampoco San Juan, que hace mención de las principales alabanzas de Pedro: no conocían los apóstoles ni la emulación ni la vanagloria.
 
San Hilario, in Matthaeum, 17
También se significa en los tres que tomó consigo la futura elección de los pueblos, atendido el triple origen de Cam, Sem y Jafet.
 
Rábano
O también lleva consigo solamente tres, porque son muchos los llamados y pocos los elegidos. O también porque los que conservan ahora en su alma pura la fe de la Santa Trinidad, gozarán después de su visión eterna.
 
Remigio
El Señor, para manifestar a sus discípulos la gloria de su felicidad, los lleva al monte. Por eso sigue: "Y los lleva a un monte", etc. En esto el Señor nos enseña que es preciso, para todo el que desea contemplar a Dios, no estar enfangado en los bajos placeres, sino levantar su alma a las cosas celestiales mediante el amor de las cosas superiores. También a sus discípulos, les enseña que no deben buscar la gloria de su beatitud divina en las regiones bajas del mundo, sino en el reino de la beatitud celestial. Y son llevados separadamente, porque todos los santos están separados con toda su alma y por la dirección de la fe de toda mancha y serán separados radicalmente en el tiempo venidero, o también porque muchos son los llamados y pocos los elegidos.
 
Sigue: "Y se transfiguró", etc.
 
San Jerónimo
El Señor apareció a los apóstoles como estará en el día del juicio. No se crea que el Señor dejó su aspecto y forma verdadera, o la realidad de su cuerpo y que tomó un cuerpo espiritual. El mismo evangelista nos dice cómo se verificó esta transfiguración en estas palabras: "Resplandeció su rostro como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve"; estas palabras nos manifiestan que su rostro resplandecía y que sus vestiduras eran blancas. No hay cambio, pues, en la substancia, el brillo es lo que había cambiado. El Señor efectivamente se transformó en aquella gloria, con que vendrá después a su Reino. La transformación le dio esplendor, mas no le quitó la figura. Supongamos que su cuerpo hubiese sido espiritual, ¿cómo se cambiaron sus vestiduras? Porque se pusieron tan blancas, que, según otro evangelista ( Mc 9), ningún lavandero de la tierra las podría poner tan blancas. Todo esto es corporal y apreciado por el tacto y no espiritual que ilusiona la vista y es sólo un fantasma.
 
Remigio
Y si el rostro del Señor resplandeció como el sol y el de los santos resplandecerá también como el sol, ¿será, por ventura, igual el resplandor del Señor y el de sus siervos? De ninguna manera; sino que como no hay cosa que brille tanto como el sol, se vale de él como comparación de la resurrección futura y por eso dice que el rostro del Señor y el de los santos brillarán como el sol.
 
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
En sentido místico aquel que, según lo que hemos dicho, ha pasado seis días, ve a Jesús transfigurado delante de los ojos de su corazón. Porque el Verbo de Dios tiene diversas formas y se manifiesta a cada uno bajo la forma que conviene al que se manifiesta y a ninguno se manifiesta de una manera distinta de la que cada uno puede recibir. Por esta razón no dijo: se transfiguró simplemente, sino delante de ellos. Porque comprenden simplemente en los Evangelios a Jesús aquellos, que no suben por el ejercicio de las virtudes espirituales al monte elevado de la sabiduría; pero los que suben, le conocen no ya según la carne, sino como Verbo de Dios. Delante de éstos se transfigura Jesús, mas no delante de aquellos que viven entregados a la vida de la tierra. Y éstos, delante de los que se transfigura Jesús, son hechos hijos de Dios, y se muestra Jesús a ellos como el sol de justicia y con vestiduras brillantes como la luz. Estas vestiduras, de que se cubre Jesús, son los discursos y los escritos evangélicos, por los que los apóstoles han expresado sus misterios.
 
Glosa
O también significan las vestiduras los santos, de quienes dice Isaías ( Is 49,18): "Te vestirás como con un vestido de todos ellos". Son comparados con la nieve porque brillarán con la blancura de la virtud y estarán lejos del fuego de las pasiones.
 
Sigue: "Y he aquí les aparecieron Moisés", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.56,1
Hubo muchos motivos para esto. Primeramente porque el pueblo decía que Jesús era Elías o Jeremías, o uno de los profetas y para que vieran la diferencia entre el Señor y sus siervos, se manifestó rodeado de los principales profetas. En segundo lugar, porque continuamente acusaban los judíos a Jesús de transgresor de la Ley, de blasfemo y de usurpador de la gloria del Padre y a fin de hacer ver Jesús su inocencia de todas estas acusaciones, se presenta con aquellos, cuyo testimonio era irrecusable para ellos. Porque Moisés promulgó la Ley y Elías no tuvo rival en celo por la gloria de Dios. Otro motivo fue, para que supiesen que El tenía poder sobre la muerte y sobre la vida. Por esta razón presenta a Moisés que había muerto y a Elías que aun vivía. El evangelista añade otro motivo y es el manifestar la gloria de la cruz y calmar a Pedro y a otros discípulos, que tanto miedo tenían a la pasión. Porque hablaban, dice otro evangelista ( Lc 9), de la muerte que debía tener lugar en Jerusalén. Por eso se presenta con aquellos que se expusieron a morir por agradar a Dios y por la salud de los que creían. Ambos, en efecto, se presentaron libremente a los tiranos, Moisés al Faraón ( Ex 5) y Elías a Achab ( 1Re 10). También se aparece con ellos, para animar a los discípulos a que imitasen a Moisés en la mansedumbre y a Elías en el celo.
 
San Hilario, in Matthaeum, 17
Moisés y Elías fueron elegidos entre todos los santos para asistir a Cristo, para manifestarnos que el reino de Cristo está colocado entre la Ley y los Profetas, con los que juzgará el Señor, según tiene anunciado al pueblo de Israel.
 
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
Si alguno comprende la relación del espíritu de la Ley y las palabras de Jesús y la sabiduría de Cristo oculta en las profecías, éste ve a Moisés y a Elías en la misma gloria con Jesús.
 
San Jerónimo
Es de considerar que el Señor se negó a dar a los escribas y a los fariseos las señales que le pedían. Y a los apóstoles, para aumentar su fe, les da la señal: nada menos que la de hacer bajar a Elías del lugar donde estaba y la de sacar a Moisés de entre los muertos, que es lo que se había mandado a Achab por Isaías ( Is 7): "Que pidiese una señal en el cielo o en el infierno".
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,2
Las palabras que dijo el ardoroso Pedro son éstas: "Y tomando Pedro la palabra, dijo: Señor, bueno es que nos estemos aquí", etc. Porque comprendió que era conveniente que Jesús fuera a Jerusalén, aun teme por Cristo, pero después de la reprensión no se atreve a decir otra vez: "Ten compasión de Ti" ( Mt 16,22), mas indirectamente y con otras palabras le insinúa lo mismo. Porque veía la mucha tranquilidad y la soledad, pensó que les era conveniente quedarse allí; él lo conjetura por la disposición del lugar y esto es lo que significan las palabras: "Bueno es que nos estemos aquí", etc. Quiere permanecer allí para siempre y por eso habla de tiendas: "Si quieres, hagamos aquí tres tiendas" etc.; pensó que si se hacían éstas no iría Jesús a Jerusalén y si no iba no moriría, pues sabía que allí le tenderían lazos los escribas. Pensaba además con la presencia de Elías, que hizo bajar fuego sobre la montaña ( 2Re 1) y con la de Moisés, que entró en una nube y habló a Dios ( Ex 24; 33), que podrían ocultarse de manera que ningún pecador pudiese saber dónde estaban.
 
Remigio
O de otra manera, Pedro, después de haber visto la majestad del Señor y de sus dos siervos, se complació de tal manera, que se olvidó de todo lo temporal y quisiera estar allí eternamente. Y si entonces Pedro se entusiasmó de esa manera, ¿cuán grande no será la suavidad y la dulzura al ver al Rey en todo su esplendor y al encontrarse en medio de los coros de los ángeles y de todos los santos? En las palabras de Pedro: "Señor, si quieres", se ven claramente la humildad del súbdito y la obediencia del servidor.
 
San Jerónimo
Vas equivocado, Pedro; o como dice otro evangelista ( Lc 9), no sabes lo que te dices: no busques tres tiendas porque no hay más tienda que la del Evangelio, donde están contenidos la Ley y los Profetas. Mas si buscas tres tiendas, no iguales a los siervos con el Señor; haz tres tiendas (o mejor una sola) para el Padre, para el Hijo y para el Espíritu Santo. Porque las tres Personas que forman un solo Dios, no deben tener en tu corazón más que una sola tienda.
 
Remigio
Se equivocó además porque quiso establecer aquí en la tierra el reino de los elegidos, que prometió Dios dar en el cielo. Se equivocó también porque se olvidó de que tanto él como sus compañeros eran mortales y quiso subir, sin gustar la muerte, a la felicidad eterna.
 
Rábano
Y además, porque quiso hacer tiendas para la vida del cielo donde no hay necesidad de casas, según aquellas palabras ( Ap 21,22): "Yo no vi templo en ella".

05-09

El estaba aún hablando, cuando vino una nube luminosa que los cubrió. Y he aquí una voz de la nube, diciendo: "Este es mi Hijo el amado, en quien Yo mucho me he complacido: a El escuchad". Y cuando lo oyeron los discípulos, cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran miedo. Mas Jesús se acercó y los tocó, y les dijo: "Levantaos, y no temáis". Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron, sino sólo a Jesús. Y al bajar ellos del monte, les mandó Jesús, diciendo: "No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de entre los muertos". (vv. 5-9)
 
San Jerónimo
Todos los que querían una tienda terrenal hecha de ramas o de tiendas de campaña, están envueltos por la sombra de una nube brillante. Por eso se dice: "El estaba aún hablando, cuando vino una nube luminosa", etc.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,3
El Señor presenta una nube tenebrosa, como aconteció en Sinaí ( Ex 19), cuando amenaza, pero como no trataba aquí de aterrar sino de enseñar, hizo aparecer una nube luminosa.
 
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
La nube luminosa que rodea a los santos es la virtud del Padre, o quizás el Espíritu Santo, y diré también que nuestro Salvador es la nube luminosa que cubre al Evangelio, a la Ley y a los Profetas. Así lo comprenden los que pueden mirar a la luz en su origen.
 
San Jerónimo
Pedro hizo una pregunta inconveniente y por eso no mereció la contestación del Señor, pero contesta el Padre por el Hijo, para que tuviera cumplimiento la palabra del Señor ( Jn 8,18): "El que me ha enviado da testimonio de Mí".
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,3
Mas no hablan Moisés ni Elías, sino que el Padre, que está sobre ellos, hace salir su voz de entre la nube, a fin de que crean los discípulos que esa voz viene de Dios. Siempre suele Dios aparecer en una nube, según aquello ( Sal 96,2): "La nube y la obscuridad están a su alrededor" y esto es lo que se dicen en las palabras: "Y he aquí una voz de la nube, diciendo".
 
San Jerónimo
El Padre hace que se oiga su voz desde el cielo, que da testimonio de su Hijo y enseña a Pedro, libre de error, la verdad. Y por medio de Pedro la enseña a los demás apóstoles. Por eso añade: "Este es mi Hijo el amado"; para éste debe hacerse una tienda, a éste debe obedecerse, éste es el Hijo, aquellos son los siervos. Ellos, lo mismo que vosotros, deben preparar al Señor una tienda en lo más profundos de su corazón.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,3
No temas, pues, Pedro. Porque si Dios es poderoso, claro está que del mismo modo es poderoso el Hijo y si El te ama, no temas. Porque El no pierde al que ama, ni tú lo puedes amar tanto como El ama a su Padre, puesto que lo ama, no sólo porque lo ha engendrado, sino porque los dos no tienen más que una sola voluntad. Sigue: "En quien Yo mucho me he complacido", que vale tanto como decir, "en quien descanso", "a quien acepto", porque cumple con celo cuanto viene del Padre y no hay más que una sola voluntad entre El y el Padre y si éste quiere que sea crucificado, tú no te opongas.
 
San Hilario, in Matthaeum, 17
La voz del cielo atestigua que éste es el Hijo, el amado, aquel en quien se complace el Padre y a quien debemos obedecer, a quien debemos escuchar: "Escuchadle". El mismo, garante de tales maestros, había confirmado con su ejemplo que el que se niegue a sí mismo, cargue su cruz, muriendo el cuerpo, se haría merecedor a la gloria del Reino Celestial.
 
Remigio
Dice, pues: "Escuchadle", como si dijera en otros términos: desaparezcan las sombras legales, los símbolos de los profetas y seguid la luz brillante del Evangelio. O también, "Escuchadle", a fin de manifestar que El es a quien anunció Moisés ( Dt 18,13), diciendo: "Dios os suscitará un Profeta de entre vuestros hermanos; escuchadle como a mí". El Señor tuvo, pues, muchos testigos por todas partes. En el cielo la voz del Padre, en el paraíso a Elías, en los infiernos a Moisés y entre los hombres a los apóstoles, a fin de que delante de su nombre se doblase toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los infiernos (Flp 2).
 
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
La voz de la nube se dirige a Moisés y a Elías, que deseaban ver y oír al Hijo de Dios, o a los discípulos para instruirlos.
 
Glosa
Es de notar que el misterio de la segunda regeneración, que se verificará cuando resucitare la carne, se armoniza perfectamente con el misterio de la primera regeneración, que tiene lugar en el bautismo, donde resucita el alma. En el bautismo de Cristo se manifestó toda la Trinidad. Porque allí estuvo el Hijo encarnado, se apareció el Espíritu Santo en forma de paloma y el Padre se declaró en la voz. De la misma manera en la transfiguración, que es una figura misteriosa de la regeneración, se apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre y el Espíritu Santo en la nube. Se pregunta ahora: ¿por qué el Espíritu Santo se apareció en el bautismo en forma de paloma y en la transfiguración en una nube? Porque suele manifestar ordinariamente sus dones invisibles por las formas que revisten exteriormente. Da en el bautismo la inocencia, significada por la sencillez de la paloma y en la resurrección dará resplandor y descanso. Este está figurado por la nube, y el resplandor de los cuerpos resucitados por el brillo de la nube luminosa.
Sigue: "Y cuando lo oyeron los discípulos, cayeron sobre sus rostros y tuvieron gran miedo".
 
San Jerónimo
Por tres causas cayeron aterrados de miedo. Porque comprendieron su error, porque quedaron envueltos en la nube luminosa y porque oyeron la voz de Dios cuando les hablaba. Y no pudiendo soportar la fragilidad humana tan grande gloria, se estremece con todo su cuerpo y toda su alma y cae en tierra. Porque el hombre que no conoce su medida, cuanto más quisiere elevarse hacia las cosas sublimes, más se desliza hacia las bajas.
 
Remigio
El acto de caer los discípulos sobre sus rostros es indicio de santidad. Porque de los santos se dice que caen sobre sus rostros y los impíos de espaldas.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 56,4
¿Pero cómo es que cayeron sobre sus rostros los discípulos en el monte, cuando antes en el bautismo de Cristo se oyó la misma voz, y, sin embargo, ninguno de los asistentes experimentó semejante cosa? Porque era grande la soledad, la altura y el silencio, la transfiguración imponente, la luz brillante y la nube extendida, todo lo cual no podía menos de causar espanto en el corazón de los discípulos.
 
San Jerónimo
El Señor misericordioso, viendo a sus discípulos arrojados por el suelo e incapaces de levantarse, se acerca a ellos y los toca. Con su contacto se desvanece el miedo y los debilitados miembros adquieren robustez. Esto es lo que significa: "Y se acercó el Señor y los tocó". Y sanó con su voz a los que había sanado con su mano. Por eso sigue: "Y les dijo: levantaos y no temáis". Primeramente les quita el miedo, para enseñarles después la doctrina. Sigue: "Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino sólo a Jesús". No sin motivo obró de este modo. Porque si hubieran continuado allí Moisés y Elías con el Señor, no hubieran tenido seguridad los discípulos de a quien daba testimonio la voz del Padre. Ven que el Señor estaba allí y que se desvanecieron Moisés y Elías. Porque después que desapareció la sombra de la ley y de los profetas, se vuelven a encontrar las dos cosas en el Evangelio. Sigue: "No digáis a nadie la visión", etc. No quiere que se publique lo que habían visto entre los pueblos, para que al oír la magnitud del prodigio no lo creyesen imposible y para que no sirviese a los hombres rudos de escándalo, el que a tan grande gloria siguiese después la cruz.
 
Remigio
O también, porque si se divulgaba en el pueblo la majestad del Señor, este mismo pueblo se opondría a los príncipes de los sacerdotes, e impediría la pasión y de este modo sufriría retraso la redención del género humano.
 
San Hilario, in Matthaeum, 17
Les manda que guarden silencio sobre las cosas que habían visto, a fin de que, cuando estuvieren llenos del Espíritu Santo, fuesen testigos de los hechos espirituales que acontecieran entonces.

10-13

Y sus discípulos le preguntaron y dijeron: "¿pues por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero?" Y El les respondió y dijo: "Elías, en verdad, ha de venir, y restablecerá todas las cosas. Mas os digo que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron con él cuanto quisieron. Así también harán ellos padecer al Hijo del Hombre". Entonces entendieron los discípulos que les había hablado de Juan el Bautista. (vv. 10-13)
 
San Jerónimo
Es tradición de los judíos, fundada en el profeta Malaquías ( Mal 4), que Elías debe preceder a la venida del Señor, reducir el corazón de los padres para con los hijos y el de los hijos para con sus padres y restablecer todas las cosas en su primitivo estado. Los discípulos, en vista de esto, creen que esta transformación gloriosa es precisamente la que acababan de ver en el monte. Por eso dice: "Y sus discípulos le preguntaron y dijeron": ¿pues por qué dicen lo escribas que Elías debe venir?, etc. Que equivale a preguntar: Si tú ya te has presentado glorioso, ¿cómo no se presenta tu precursor? Hablan de esta manera principalmente porque habían visto que se retiró Elías.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,1
No sabían los discípulos por las Escrituras la tal venida de Elías, sino porque lo habían oído de los escribas y este dicho corría entre el pueblo ignorante, como otras cosas que se relacionaban con la venida de Cristo. Mas los escribas no interpretaban como convenía todo lo relativo a la venida de Cristo y de Elías. Las Escrituras hablan de dos venidas de Cristo: de la que ya ha tenido lugar y de la que se realizará después. Pero los escribas, para engañar al pueblo, no hablaban más que de una sola venida y sostenían que, si Jesús era el Cristo, debía ser precedido por Elías. Cristo resuelve esta dificultad de los discípulos diciendo: "Y El les respondió: Elías, en verdad, ha de venir y restablecerá todas las cosas. Mas os digo que ya vino Elías, etc." No creáis que se equivocó el Señor diciendo unas veces, que vendrá Elías y otras que ya vino, porque cuando dice que vendrá Elías y restablecerá todas las cosas, habla del mismo Elías en su propia persona: El restablecerá todas las cosas corrigiendo la infidelidad de los judíos, que entonces encontrará. Esto es precisamente convertir el corazón de los padres hacia los hijos, es decir, el de los judíos hacia los apóstoles.
 
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,21
O también restablecerá todas las cosas, esto es, todo lo que hubiese trastornado la persecución del Anticristo. O también que El mismo, muriendo, restablezca lo que debe.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,1
Si tan grandes bienes producirá la presencia de Elías, ¿por qué no fue enviado ya? Diremos porque entonces tomarían a Cristo por Elías y no creerían en El. Entonces creerán en Elías. Porque anunciando él a Jesús, por tanto tiempo esperado, estarán todos más dispuestos a recibir sus palabras. Cuando el Señor dice que ya vino Elías, este Elías de quien habla el Señor es Juan, a quien por su especial ministerio llama Elías. Porque así como Elías será el precursor de su segunda venida, así también lo ha sido Juan de la primera y llamando a Juan "Elías", nos manifiesta el Señor la conformidad de su venida con el Antiguo Testamento y las profecías.
 
San Jerónimo
Aquel que debe venir a la segunda venida del Salvador personalmente y en su propio cuerpo, ha venido ya por Juan en virtud y en espíritu. Sigue: "Y no lo conocieron". Esto es, lo despreciaron y lo decapitaron.
 
San Hilario, in Matthaeum, 17
A fin de que precediendo a la venida del Señor precediese también a su pasión y fuese un símbolo profético en los desprecios y ultrajes que recibió. Por eso sigue: "Así también harán ellos padecer al Hijo del hombre".
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,2
Refiere con oportunidad su pasión, haciendo mención de la de Juan, para que de esta manera se consolasen los discípulos.
 
San Jerónimo
Se pregunta aquí: ¿cómo es que se dice que Herodes y Herodías, que decapitaron a Juan, fueron los que crucificaron también a Jesús, estando escrito que los escribas y los fariseos dieron muerte a Jesús? Responderemos en pocas palabras diciendo, que la facción de los fariseos consintió la muerte de Juan y en la muerte del Señor impuso Herodes su voluntad mandándole a Pilato para que después de burlado y abofeteado le crucificara.
 
Rábano
Por los indicios de la pasión del Señor (que ya El mismo les había predicho en muchas ocasiones) y por la relación que les hizo de la muerte de Juan su precursor (que ya había tenido lugar), comprendieron los discípulos que Juan era el designado bajo el nombre de Elías. Por eso sigue: "Entonces comprendieron, etc."
 
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
Cuando dice el Señor, refiriéndose a Juan, "Elías ya vino" no debe entenderse que vino el alma de Elías, porque esto sería caer en el error de la reencarnación, tan contrario a la verdad de la Iglesia, sino que vino, como predijo el ángel, ( Lc 1,17) en el espíritu y en la virtud de Elías.

14-17

Y cuando llegó a donde estaba la gente, vino a El un hombre, e hincadas las rodillas delante de El, le dijo: "Señor, apiádate de mi hijo, que es lunático y padece mucho; pues muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua. Y lo he presentado a tus discípulos, y no lo han podido sanar". Y respondiendo Jesús dijo: "¡Oh generación incrédula y depravada! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿hasta cuándo os sufriré? Traédmelo acá": y Jesús le increpó, y salió de él el demonio, y desde aquella hora fue sanado el mozo. (vv. 14-17)
 
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
Pedro, deseando esta vida gloriosa y prefiriendo su propia utilidad a la de los demás, decía: "Bien es que nos estemos aquí", pero como la caridad no busca la propia utilidad ( 1Cor 13), Jesús no hizo lo que parecía un bien a Pedro, sino como que bajó del monte elevado de su divinidad, a donde estaba la gente, con el objeto de ser útil a todos aquellos que, por tener enfermas sus almas, no podían subir a donde El estaba. Por eso se dice: "Y cuando llegó a donde estaba la gente, etc.". Y si El no hubiera bajado a donde estaba la gente, no se le hubiera aproximado aquel de quien se añade: "Vino a El un hombre, e hincadas las rodillas delante de El, le dijo: Señor, apiádate de mi hijo". En estas palabras debemos considerar que unas veces creen y suplican por su salud los mismos que padecen; otras veces, como en este caso, en que el que se arrodilla ruega por su hijo, piden otros por los que padecen; y otras el mismo Salvador, sin mediar súplica de nadie, concede la salud. Debemos en primer lugar investigar, qué es lo que significan las palabras: "Porque es lunático y padece mucho". Los médicos dicen lo que quieren en este punto. Pretenden que no es resultado del espíritu impuro esa enfermedad, sino efecto de los humores puestos en movimiento en la cabeza de aquellos que tienen la naturaleza húmeda, por la influencia de la luna. Pero nosotros, que creemos en el Evangelio, decimos que el espíritu impuro es el que produce en las almas ese padecimiento. Observa él ciertas fases de la luna y conforme a ellas obra de manera que pone en armonía con ellas los padecimientos del hombre y arroja el mal sobre las criaturas de Dios. De esta manera otros demonios ponen acechanzas a los hombres según ciertas señales de las estrellas y les hacen creer que la iniquidad baja de las alturas del cielo ( Sal 72). Por eso llaman benéficas a unas estrellas y maléficas a otras, no habiendo hecho Dios estrella alguna mala ni para que cause el mal.
 
Sigue: "Y muchas veces cae en el fuego".

San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
No debemos olvidar que si no fuera por la providencia el hombre ya hubiera perecido. Porque el demonio, que le precipitaba en el agua y en el fuego, le hubiera quitado completamente la vida, si Dios no lo hubiera detenido.
 
San Jerónimo
En las palabras: "Y lo he presentado a tus discípulos y no han podido curar", acusa abiertamente a los apóstoles, pero muchas veces la imposibilidad de curar, no depende de la incapacidad de los que curan, sino de la poca fe de los que han de ser curados.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
Observad por otra parte la imprudencia de ese hombre en interpelar a Jesús sobre sus discípulos en presencia del pueblo, pero Jesús desvanece esa acusación, haciendo recaer sobre el mismo hombre la causa de no haber sido curado. Alega, en efecto, muchas razones que comprueban la poca fe de ese hombre. Sin embargo, el Salvador, para no asustarlo, no lo ataca personalmente, sino que se dirige a todos los judíos. Porque es probable que muchos de los que se hallaban presentes no pensaran bien de sus discípulos. Y por eso sigue: "Y respondiendo Jesús, dijo: ¿hasta cuándo, etc.?" Por las palabras: "¿Hasta cuándo estaré con vosotros?" el Señor muestra que quiere morir 1 y su deseo de alejarse.
 
Remigio
Es necesario saber que el Señor no comenzó entonces a sufrir las injusticias de los judíos, sino que hacía ya mucho tiempo que las venía sufriendo, y por eso dice: "¿Hasta cuándo os sufriré?" Es como si dijera: sois indignos de mi presencia porque hace ya mucho tiempo que comencé a sufrir vuestras injusticias.
 
Orígenes, homilia 3 in Matthaeum
O también porque sus discípulos, que aún tenían poca fe, no habían podido sanar al hijo de ese hombre, dijo: "Oh generación incrédula", y en las palabras que añade "perversa", demuestra que la malicia es hija de la perversidad y extraña a la naturaleza y yo pienso que, a causa de la perversidad del género humano, dijo como agobiado por el peso de tanta malicia: "¿Hasta cuándo estaré con vosotros?"
 
San Jerónimo
Mas no debe creerse que estaba dominado por el tedio y que el Salvador dulce y suave prorrumpió en palabras llenas de furor, sino que habló a la manera de un médico que ve que el enfermo obra en contra de sus órdenes. Exclama y dice: ¿hasta cuándo iré a tu casa? ¿Hasta cuándo estaré perjudicándome en mi trabajo, mandándote yo una cosa y haciendo tú todo lo contrario? Que efectivamente no estaba irritado el Señor contra ese hombre sino contra los vicios, y que se vale de ese hombre para argüir a los judíos por su infidelidad, está bien claro en las palabras siguientes: "Traédmelo acá".
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
Después de haber excusado el Señor a sus discípulos, infunde en el padre del hijo la dulce esperanza de curar al hijo y le persuade a que tenga fe en el milagro. Y viendo que el demonio se agitaba mucho con solo llamarlo, le increpó y por eso sigue: "Y Jesús le increpó". No es al paciente a quien increpa, sino al demonio.
 
Remigio
En este hecho dio un ejemplo a los predicadores, a fin de que persigan al vicio y favorezcan al hombre.
 
San Jerónimo
O también increpó al muchacho porque a causa de sus vicios había sido maltratado por el demonio.
 
Rábano
En mi opinión y en sentido tropológico 2 es lunático todo aquel que a cada momento se vuelve al vicio y algunas veces se va al fuego porque el corazón de los adúlteros está quemándose de continuo. Otras veces a las aguas, esto es, de los placeres y de los deseos, que no pueden ser extinguidos por la caridad.
 
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,22
O también el fuego significa la cólera, que se dirige siempre a las alturas y el agua a los placeres carnales.
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Acerca de la inconstancia del pecador se dice (Ecle 27,12): "El necio se muda como la luna". Y es de ver cómo semejantes hombres se lanzan con ciertos ímpetus en determinadas circunstancias hacia las buenas obras y cómo en otras se les ve ser presa de las pasiones y con cierta languidez de espíritu y caer de la virtud en que se creían estar seguros. Quizás el ángel a quien tocó guardar a semejante lunático, sea llamado en este pasaje su padre y el que suplica al médico de las almas, que sane a su hijo de la enfermedad que no pudo sanar la humilde palabra de los discípulos de Cristo, por haberse hecho él sordo y no querer recibir los avisos de los discípulos. Por eso necesitó de la palabra de Cristo, a fin de que pudiese obrar en adelante guiado por la razón.
 
Notas
1. El acto de morir en el Señor Jesús es aceptado por su amor y obediencia filial llevadas hasta el extremo, mas no deseado en sí mismo. ( Jn 15,13).
2. Se refiere al sentido moral.

18-20

Entonces se acercaron a Jesús los discípulos aparte, y le dijeron: "¿por qué nosotros no le pudimos lanzar?" Jesús les dijo: "Por vuestra poca fe. Porque en verdad os digo, que si tuviereis fe, cuanto un grano de mostaza, diréis a este monte; pásate de aquí a allá, y se pasará: y nada os será imposible: Mas esta casta no se lanza sino por oración y ayuno". (vv. 18-20)
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
Los discípulos habían recibido poder sobre los espíritus impuros, pero como no pudieron curar al endemoniado que se les presentó, parece como que dudaban si habrían perdido la gracia que se les había concedido. Por eso dice: "Entonces se llegaron, etc." Le preguntan aparte, no por vergüenza, sino porque era grande e inefable el objeto de su pregunta.
 
Sigue: "Jesús les dijo: Por vuestra poca fe".

San Hilario, in Matthaeum, 17
Los apóstoles habían creído, pero su fe aún era imperfecta. Porque mientras Jesús estuvo en el monte, ellos se quedaron con la demás gente y con su contacto aflojaron en la fe.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,2
Por donde se ve que algunos apóstoles decayeron algo en la fe, aunque no todos, porque las columnas de la fe -Pedro, Santiago y Juan- no estaban con ellos.
 
San Jerónimo
Y esto es lo que dice el Señor en otro lugar ( Mt 21,22). "Todo lo que pidiereis en mi nombre, se os concederá a causa de vuestra creencia". Luego si no recibimos algunas veces, no es por imposibilidad del que da, sino por culpa del que pide.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,2
Es necesario, sin embargo, saber, que así como basta muchas veces la fe del que se acerca para recibir el efecto del milagro, así también muchas veces es suficiente la virtud del que hace el milagro, aun cuando no crean aquellos que pidieron se hiciera el milagro. Tal sucedió en el hecho de Cornelio, con aquellos que atrajeron por su propia fe la gracia del Espíritu Santo, mientras que aquel muerto que fue arrojado al sepulcro de Elíseo resucitó por virtud del cuerpo santo ( 2Re 13). Pero entonces aconteció que los discípulos que antes de la cruz tenían disposiciones imperfectas, decayeron algún tanto en la fe y por esta razón se dice que la fe es la causa de los milagros, según las palabras del Señor: "Porque en verdad os digo, que si tuviereis fe, etc."
 
San Jerónimo
Piensan algunos que una fe, que es comparada con un grano de mostaza, es cosa de poca importancia. Pero oigan lo que dice el apóstol ( 1Cor 13,2.): "Y si yo tuviese una fe tan grande, de suerte que trasladara los montes". Luego es grande la fe que se compara con un grano de mostaza.
 
San Gregorio, 1, Moral, praefat., cap. 2, Job
No se conoce la virtud de un grano de mostaza, como no se triture. De esta manera, si la persecución oprime y tritura al hombre santo, bien pronto se ve brillar en él el fervor de su espíritu, que antes se creía débil y despreciable.
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
O también se compara la fe con el grano de mostaza porque es despreciada por los hombres, que suelen mirarla como cosa vil y de escasa importancia. Y así como cuando ha conseguido esta semilla una alma buena, como tierra, entonces se hace un árbol grande. Así, la enfermedad del lunático resulta tan difícil de curar y es tan grande que se compara con un monte. Solamente podrán expulsarla aquellos que teniendo una fe íntegra quisiere sanar dolencias semejantes.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
Por esta razón hace mención de la traslación de las montañas y pasa más adelante el Señor, diciendo: "Y nada os será imposible".
 
Rábano
De esta manera la fe hace a nuestra alma capaz de todos los dones celestiales, a fin de que veamos que nos es sumamente fácil alcanzar de nuestro fiel Señor cuanto queramos.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,3
Mas si dijereis: ¿cuándo trasladaron los apóstoles las montañas? Os diré que hicieron cosas mayores que éstas porque resucitaron a los muertos en muchas ocasiones. Y se dice, que después de los apóstoles, los santos que les son inferiores, trasladaron las montañas en necesidades inminentes. Y no dice el Señor que harían esos portentos, sino que podrían hacerlos y es probable que los hicieran. Sin embargo no están escritos porque no se escribieron todos los milagros que hicieron.
 
San Jerónimo
La montaña de que aquí se trata, no es una montaña que se ve con los ojos del cuerpo, sino la montaña de que fue trasladado el lunático y de la que dice Jeremías ( Jer 31) que su sombra ha infestado toda la tierra.
 
Glosa
El sentido es éste: diréis a esta montaña (esto es, al diablo soberbio): pasa de aquí (esto es, del cuerpo donde está) a las profundidades del mar (esto es, al profundo infierno) y pasará; "y nada os será imposible", es decir, no habrá enfermedad que no podáis curar.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 1,22
O de otro modo, a fin de que los discípulos no se ensoberbeciesen por el poder de hacer milagros, les avisa el Señor que procuren evitar en las curaciones la vanidad humana, significada en este pasaje por una montaña elevada y de hacerlas con la humildad de la fe, figurada en el grano de mostaza.
 
Rábano
Cuando enseña el Señor a los apóstoles la manera de arrojar al demonio, nos da a todos las reglas de vida que debemos seguir, a saber: que las tentaciones más grandes, bien provengan de los hombres, bien de los espíritus impuros, debemos vencerlas con los ayunos y con las oraciones, remedio único para poder aplacarlas. Por eso se añade: "Mas esta casta no se lanza sino por oración y ayuno".
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 57,4
Palabras que se refieren, no sólo a la clase de demonios lunáticos, sino a toda clase de demonios. El ayuno, efectivamente, da mucha sabiduría, hace al hombre semejante a un ángel del cielo y combate a los poderes incorpóreos. Pero también le es necesaria la oración como elemento principal, y el que ora como conviene y ayuna, no necesita más. Porque de esta manera no se hace avaro y está pronto a dar limosna y el que ayuna está ligero, ora con vigilancia, apaga las malas concupiscencias, hace a Dios propicio y humilla el orgullo del alma. Luego el que une la oración con el ayuno, tiene dobles alas y más rapidez que los mismos vientos. No bosteza, ni se duerme durante la oración (como acontece a muchos) sino que está más enardecido que el fuego y es superior a la naturaleza terrestre. Este hombre es consiguientemente el enemigo terrible del demonio. Porque nada hay más poderoso que el hombre, que ora como debe. Y si tienes el cuerpo enfermo para ayunar, no lo tienes, sin embargo, para orar y si no puedes ayunar, puedes abstenerte de los placeres ilícitos y esto no es cosa de escasa importancia, ni muy distante del ayuno.
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Si necesitamos, pues, alguna vez insistir por la curación de algún mal semejante, no hagamos juramentos al demonio, ni le preguntemos, ni le hablemos como si nos escuchara, sino espantemos a los espíritus malignos con nuestros ayunos y oraciones.
 
Glosa
O también, esta raza de demonios, esto es, esa movilidad de los placeres carnales, no se vence sino fortaleciendo el espíritu con la oración y dominando la carne con el ayuno.
 
Remigio
O también, aquí se habla de un ayuno general, por el que nos abstenemos, no solamente de las comidas, sino de todos los placeres carnales y de las pasiones pecaminosas. También debe tomarse la oración en sentido general, que consiste en hacer obras buenas y piadosas. De esta oración dice el apóstol ( 1Tes 5,17.) "Orad sin intermisión".

21-22

Y estando ellos en la Galilea, les dijo Jesús: "El Hijo del Hombre ha de ser entregado en manos de los hombres. Y lo matarán, y resucitará al tercero día". Y ellos se entristecieron en extremo. (vv. 21-22)
 
Remigio
Muchas veces el Señor había predicho a sus discípulos los misterios de su pasión, con el objeto de que cuando acontecieran, los tuvieran por tanto más ligeros, cuanto que ellos ya los conocían de antemano. Por esta razón se dice aquí: "Y estando ellos en la Galilea, les dijo Jesús: el Hijo del hombre ha de ser entregado, etc."
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Es a primera vista lo que se dice en este pasaje, una cosa tan parecida a lo que se ha dicho más arriba, que cualquiera diría, que el Señor no ha hecho más que repetir lo mismo; pero no es así porque se dijo más arriba que sería entregado y aquí no sólo se dice que será entregado, sino que será entregado a las manos de los hombres. Refiere el apóstol, "que el Hijo fue entregado por Dios Padre" ( Rom 8), pero también es verdad, que fue entregado a manos de los hombres por sus poderosos enemigos.
 
San Jerónimo
Siempre van unidas las tristezas y los consuelos. Decimos esto porque si nos entristece la muerte del Señor, debe alegrarnos lo que a continuación se dice: "Y resucitará al tercer día".
 
San Juan Crisóstom, homiliae in Matthaeum, hom. 58,1
No dijo el Señor que estaría mucho tiempo muerto, sino que resucitaría al tercer día.
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Cuando el Señor predijo estas cosas a sus discípulos, se llenaron de tristeza. "Y ellos se entristecieron en extremo", no teniendo presente lo que a continuación les añadió: "Y resucitará al tercer día", ni considerando, que al que debía morir, le bastaban tres días para destruir la muerte.
 
San Jerónimo
La tristeza extrema que tenían los discípulos, no era resultado de su incredulidad, sino del amor que tenían a su maestro, que no les permitía oír con paciencia de El cosa alguna siniestra y humillante.

23-26

Y como llegaron a Cafarnaúm, vinieron a Pedro los que cobraban los didracmas y le dijeron: "¿Vuestro Maestro, no paga los didracmas?" Dijo: "Sí". -Y entrando en la casa, Jesús le habló primero diciendo: "¿Qué te parece, Simón? ¿Los reyes de la tierra, de quién cobran el tributo o el censo? ¿De sus hijos o de los extraños?" -"De los extraños", respondió Pedro. -Jesús le dijo: "Luego los hijos son francos. Mas, porque no los escandalicemos, ve a la mar, y echa el anzuelo; y el primer pez que viniere, tómalo; y abriéndole la boca hallarás un estatero: tómalo y se lo darás por mí y por ti". (vv. 23-26)
 
Glosa
Ya que los discípulos se habían puesto tristes después que oyeron la pasión del Señor y para que nadie atribuyese a la necesidad -y no a la humildad- la pasión de Cristo, añade el evangelista un hecho que demuestra la libertad y la humildad de Cristo. Por eso dice: "Y como llegaron a Cafarnaúm, vinieron a Pedro los que cobraban los didracmas, etc."
 
San Hilario, in Matthaeum, 17
Se pide al Señor que pague los didracmas; esto es, dos denarios. Imponía la ley este impuesto a todo Israel, por la redención del cuerpo y del alma y a fin de atender a los ministros del templo.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58,1
Cuando mandó el Señor dar muerte a todos los primogénitos de los egipcios, recibió el Señor el tributo de la tribu de Leví, en conmemoración de este hecho. Después, como en la Judea era inferior el número de los de la tribu que el número de los primogénitos, se mandó completar los que faltaban para llenar ese número con un siclo; de aquí trae origen la costumbre de pagar un impuesto por los primogénitos y como Cristo era primogénito, por eso le exigían el tributo y se acercan a Pedro para pedirlo porque les parecía que era el principal y yo soy de la opinión que no exigían en todas las ciudades estos tributos, y si exigieron en Cafarnaúm el tributo a Cristo, es porque creían que esa era su patria.
 
San Jerónimo
O de otro modo, la Judea fue hecha tributaria después de César Augusto. Todos estaban obligados a empadronarse; de aquí el que José y María -que eran de la misma tribu- tuvieran que ir a Belén. Y como el Señor había vivido en Nazaret, lugar de la Galilea, lindante con Cafarnaúm, por eso se le pide allí el tributo. No se atrevieron los que cobraban el tributo a pedírselo a Cristo, a causa de la fama de sus milagros y por eso se dirigen al discípulo.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58,1
Y no lo exigieron con mucha vehemencia, sino con gran dulzura, ni tampoco en forma de acusación, sino que dijeron al discípulo preguntándole: "¿Vuestro Maestro no paga los didracmas?"
 
San Jerónimo
O también, hacen la pregunta con malicia, si Cristo pagaba los impuestos, para ver si se oponía a la voluntad del César.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.58,1
¿Qué contesta Pedro? Dice que sí y se lo dice a aquellos, a quienes paga y no a Cristo, sin duda porque le causaba vergüenza el hablar de esas cosas a Cristo.
 
Glosa
O de otro modo, respondió Pedro que sí, esto es: Es cierto que no paga. Trató Pedro de comunicar al Señor que los herodianos le pedían el impuesto, pero el Señor lo previno diciendo: "Y entrando en la casa, Jesús le habló primero, etc."
 
San Jerónimo
Antes que Pedro le sugiriera la idea, el Señor le pregunta, a fin de que no se escandalicen los discípulos por la exigencia del impuesto y para que vean cómo sabía El todo lo que se hacía en su ausencia.
 
Sigue: "De los extraños, respondió Pedro. Jesús le dijo: Luego los hijos son francos".
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Este pasaje tiene dos sentidos. Según el primero, los hijos de los reyes de la tierra están libres para con los reyes de la tierra. Los extraños también están libres fuera de los límites de su patria y son esclavos (como lo eran los israelitas entre los egipcios) de aquellos que los avasallan. Según el segundo sentido, por la misma razón de que algunos son extraños de los hijos de los reyes de la tierra pero son hijos de Dios, están libres. Estos son aquellos que permanecen en las palabras de Jesús y han conocido la verdad y la verdad los ha librado de la servidumbre del pecado. Mas los hijos de los reyes de la tierra no están libres porque todo el que comete un pecado, es esclavo del pecado ( Jn 8,34).
 
San Jerónimo
Mas nuestro Señor era hijo de rey, ya según la carne, ya según el espíritu, puesto que descendía de la estirpe de David y era el Verbo del Padre omnipotente. Luego como hijo de rey, no estaba obligado a los impuestos.
 
San Agustín, quaestiones evangeliorum, 1,23
Siempre se dice, que en ningún reino están obligados los hijos a pagar los impuestos. Con mucha más razón deben estar libres en cualquier reino los hijos del Reino de Aquel de quien dependen todos los reinos de la tierra.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58,1
Mas si El no era hijo, en vano nos propuso este ejemplo. Pero dirá alguno: es hijo, pero no lo es propiamente, por lo tanto es extraño. De este modo, el ejemplo no tiene valor. Yo diría que Cristo no habla aquí de los hijos en general, sino de los hijos naturales y propios. De ahí la contraposición que estableció con los extraños, nombre con que designa a los no nacidos de los reyes. Ved también cómo certifica aquí Cristo lo que el Padre reveló a Pedro y que fue la causa de que exclamara: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" ( Mt 16,16). Mirad cómo ni rechaza el tributo ni manda darlo sin más. Ante todo hace constar que El está exento; pero luego lo da. Lo uno para que no se escandalicen los discípulos, lo otro para que no se escandalicen los cobradores.
 
San Jerónimo
Luego aunque El estaba libre, sin embargo, como vistió la humildad de la carne, debió cumplir todos los deberes de justicia; por eso sigue: "Mas porque no los escandalicemos, etc."
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
De aquí se deduce, que cuando se levantan algunos y con formas judiciarias, nos arrebatan nuestros bienes terrenales, ésos son mandados por los reyes de la tierra, para que nos exijan los bienes, que son suyos. Por eso el Señor con su ejemplo prohibe el dar escándalos, aun a semejantes hombres, ya para que no continúen pecando, o ya para salvarlos. El Hijo de Dios, que jamás hizo obra alguna servil, pagó sin embargo, los tributos y los impuestos, por la forma de esclavo, que tomó a causa del hombre.
 
San Jerónimo
No sé qué admirar más en este pasaje, si la presciencia del Salvador o su grandeza. Sabía por la presciencia, que en la boca de un pez y precisamente en el primero que debía coger Pedro, existía un estáter y por su grandeza y poder fue creado el estáter en la boca del pez; de esta manera hizo con su palabra lo que había de hallar después. Luego el mismo Cristo, por su excesiva caridad, llevó la cruz y pagó los impuestos. Y nosotros, desgraciados, que llevamos el nombre de Cristo y que no hemos hecho nada digno de tan grande majestad, no pagamos los impuestos por honra de El y estamos como hijos de un rey, exentos de los tributos. Simplemente el conocer esta conducta de Cristo, en medio de su pobreza extrema, puesto que no tenía con qué pagar el impuesto por su persona ni por la del apóstol, edifica a cualquiera que lo sepa. Y si alguno nos objetara, ¿pues cómo es que Judas llevaba una bolsa? Responderemos que Cristo consideraba como criminal el aplicar en utilidad propia lo que pertenecía a los pobres y que El mismo nos ha dejado este ejemplo.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 58,2
O también, que no quiere que se dé de la plata que llevaban, para hacer ver que El era el Señor del mar y de los peces.
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
O también, porque no llevaba la imagen del César. El príncipe de este mundo nada tenía que ver con El. Por eso no tomó la imagen del César de las cosas que poseía, sino del profundo del mar y no recibió El el estáter, ni lo hizo propiedad suya, para que la imagen del César no estuviese junto a la imagen de Dios invisible. Ved la prudencia de Cristo, que no rehúsa pagar el tributo, ni tampoco manda que se pague de la manera ordinaria. El Señor manifiesta primero; que no está sujeto al impuesto y después lo da. Hizo esto último es decir, el dar el impuesto, para que no se escandalicen los cobradores y lo primero, esto es, el manifestar que no estaba sujeto, para que no se escandalizasen los discípulos. Cuando los fariseos sentaron su doctrina acerca de las comidas, despreció el Señor el escándalo de los mismos fariseos ( Mt 15). El Señor nos enseña con esta conducta que es preciso que sepamos cuándo conviene no despreciar a los que se escandalizan y cuándo es oportuno el ignorarlos.
 
San Gregorio, homiliae in Hiezechihelem prophetam, hom. 7,4
Debemos considerar que estamos en la obligación de evitar el escándalo en todo lo que no hay pecado; pero si el escándalo tiene su origen en la verdad, entonces es preferible dar lugar al escándalo a dejar la verdad.
 
San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom.58,2
Y así como nos causa asombro la virtud de Cristo, así también debe llenarnos de admiración la fe de Pedro, que obedeció a una cosa tan difícil. Por eso el Señor lo recompensó por su fe y lo incorporó a sí en la paga del impuesto, cosa que le fue sumamente honrosa, por eso dice: "Y abriéndole la boca hallarás un estáter. Dalo por mí y por ti".
 
Glosa
Era costumbre que cada uno pagase por su persona un didracma y el estáter tenía el peso de dos didracmas.
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
En sentido místico, en el campo de la consolación (esto es, lo que significa la palabra de Cafarnaúm) el Señor consuela a todos los discípulos; los declara hijos libres y les da el poder de pescar este primer pez, para que reciba Pedro, con la subida del pez, el fruto de su pesca.
 
San Hilario, in Matthaeum, 17
Cuando el Señor aconseja a Pedro que vaya a buscar el primer pez nos indica también que subirían otros muchos. El bienaventurado y primer mártir, Esteban, subió primero, llevando en su boca un estáter, esto es, el didracma de la nueva predicación con valor como el de dos denarios. Porque predicaba la gloria de Dios y contemplaba en sus tormentos la pasión de Nuestro Señor Jesucristo.
 
San Jerónimo
O también este pez primero, que fue cogido, fue el primer Adán a quien salvó el segundo Adán y lo que se encontró en su boca, esto es, en su confesión, es dado por Pedro y por el Señor.
 
Orígenes, homilia 4 in Matthaeum
Cuando viereis algún hombre avaro, corregido por algún Pedro, que le ha quitado de su boca las palabras del interés, decid que ese hombre ha subido del fondo del mar, es decir, de en medio de las olas de los cuidados propios de la avaricia, pendiente del anzuelo de la razón y que ha sido cogido y salvado por algún Pedro, que le ha enseñado la verdad y le ha dado, en lugar de un estáter, la imagen de Dios, es decir, su palabra.
 
San Jerónimo
Es de admirar que se pague una misma cantidad por el Señor y por Pedro; pero en sentido diferente. Porque la cantidad es dada por Pedro, como por un pecador, mas nuestro Señor jamás cometió pecado; sin embargo, dando la misma cantidad por el Señor que por el servidor se hace ver la semejanza carnal entre ambos.