CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
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01-05 |
Y luego que amaneció, habiéndose juntado para deliberar los Sumos sacerdotes con los ancianos y los escribas y todo el consejo (o sanedrín), ataron a Jesús y le condujeron y entregaron a Pilatos. Pilatos le preguntó: "¿Eres tú el rey de los judíos?" A que Jesús respondiendo le dijo: "Tú lo dices". Y como los príncipes de los sacerdotes le acusaban de muchas cosas, Pilatos volvió nuevamente a interrogarle, diciendo: "¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan". Jesús, empero, nada más contestó; de modo que Pilatos estaba todo maravillado. (vv. 1-5)
Beda,
in Marcum 4, 44
Tenían los judíos la costumbre de entregar
atado al juez al que habían condenado a muerte, por lo que después de
la condenación de Cristo añade el Evangelista: "Y luego que amaneció
ataron a Jesús", etc. Es de advertir que no fue entonces la primera
vez que le ataron, sino cuando le prendieron por la noche en el
huerto, como refiere San Juan.
Teofilacto
Entregaron a Jesús a los romanos; pero
Dios los entregó también a ellos en manos de los mismos romanos para
que se cumpliesen las Escrituras: "Retribúyeles según las obras de sus
manos" ( Sal 27,4).
"Pilatos le preguntó", etc.
Beda,
in Marcum 4, 44
Limitándose Pilatos a preguntarle si era
el rey de los judíos, condena la impiedad de éstos, que no habían
podido encontrar ni siquiera un falso pretexto contra el Salvador. "A
lo que Jesús respondiendo le dijo: Tú lo dices". Respondió así, al
mismo tiempo que decía la verdad, para no dar lugar a la calumnia.
Teofilacto
Su respuesta es ambigüa, porque
tú lo dices puede entenderse
tú dices eso, pero yo no lo digo. Y es de
notar que contesta en parte a Pilatos, que le sentencia a pesar suyo y
que no quiso contestar a los sacerdotes y príncipes, juzgándolos
indignos de su palabra.
"Y como los príncipes de los sacerdotes le
acusaban", etc.
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 8
San Lucas refiere así los falsos crímenes
que le imputaban: "Y comenzaron a acusarle diciendo: A éste le hemos
hallado pervirtiendo a nuestra nación y vedando pagar los tributos a
César, y diciendo que El es el Cristo, Rey de Israel" (
Lc 23,2).
"Pilatos volvió nuevamente a interrogarle
diciendo: ¿No respondes nada? Mira de cuántas cosas te acusan".
Beda,
in Marcum 4, 44
Es un gentil, en verdad, el que condena a
Jesús, pero descarga la responsabilidad en el pueblo de los judíos.
"Jesús, empero, nada más contestó; de modo que Pilatos estaba
maravillado". Nada quiso contestar, a fin de que, destruida la
acusación, no le declarase absuelto el procurador y se difiriese la
utilidad que había de reportarnos su cruz.
Teofilacto
Se maravillaba Pilatos porque, siendo
doctor de la ley y elocuente, y pudiendo pulverizar la acusación con
su respuesta, la soportaba virilmente no contestando nada.
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06-15 |
Solía él, por razón de la fiesta, concederles la libertad de uno de los presos, cualquiera que el pueblo pidiese. Entre éstos había uno, llamado Barrabás, el cual estaba preso con otros sediciosos por haber en cierto motín cometido un homicidio. Pues como el pueblo acudiese a esta sazón a pedirle el indulto que siempre les otorgaba, Pilatos les respondió diciendo: "¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?" Porque sabía que los príncipes de los sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Mas los pontífices instigaron al pueblo a que pidiese más bien la libertad de Barrabás. Pilatos de nuevo les habló y les dijo: "¿Pues qué queréis que haga con el rey de los judíos?" Y ellos volvieron a gritar: "Crucifícale". Y les decía: "¿Pues qué mal es el que ha hecho?" Mas ellos gritaban con mayor fuerza: "Crucifícale". Al fin Pilatos, deseando contentar al pueblo, les soltó a Barrabás, y a Jesús, después de haberle hecho azotar, se lo entregó para que fuese crucificado. (vv. 6-15)
Beda,
in Marcum 4, 44
Pilatos ofreció muchas ocasiones de librar
al Salvador: primeramente poniendo a un ladrón frente a un justo,
según se ve por estas palabras: "Solía él, por razón de la fiesta,
concederles la libertad de uno de los presos", etc.
Glosa
Lo que solía hacer para captarse la
benevolencia del pueblo, principalmente en la Pascua, que era cuando
de toda la provincia de los judíos acudía el pueblo a Jerusalén. Y
para que resalte la falta de justicia los judíos, se refiere la
enormidad de la culpa del ladrón que prefirieron a Cristo. "Entre
éstos, dice, había uno, llamado Barrabás, el cual estaba preso con
otros sediciosos por haber cometido en cierto motín un homicidio". En
estas palabras vemos la gravedad de la culpa, que fue un homicidio, y
el modo de cometerla, que fue en medio de un motín que provocó en la
ciudad. De modo que su crimen era conocido, y es por eso que estaba
preso con los sediciosos.
"Pues como el pueblo acudiese a esta sazón
a pedirle el indulto", etc.
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 8
No es extraño que San Mateo omita decir
que fueron ellos mismos los que pidieron que diese libertad a un
preso, como dice San Marcos, porque nada significa que calle el uno lo
que refiere el otro. "Pilatos les respondió diciendo: ¿Queréis que os
suelte al rey de los judíos?" Acaso se pregunta alguno qué palabras
dijo Pilatos, si las que cita San Mateo, o las que cita San Marcos,
puesto que no es lo mismo decir: "¿A quién queréis que os suelte, a
Barrabás o a Jesús, llamado Cristo?" ( Mc
27,17), como dice San Mateo, que decir, como aquí se dice: "Queréis
que os suelte al rey de los judíos". Porque es cierto que en Judea al
rey se le llamaba Cristo, y por eso es incontestable que lo que ambos
Evangelistas han dicho es que Pilatos preguntó si querían que les
soltase al rey de los judíos, esto es, a Cristo. Por lo demás nada
importa que omitiese San Marcos lo de Barrabás, puesto que quiso
hablar sólo de lo que al Señor se refería. Por otra parte la respuesta
de los judíos manifiesta claramente quién era el que querían que les
soltase. "Mas los pontífices instigaron al pueblo a que pidiese más
bien la libertad de Barrabás".
Beda,
in Marcum 4, 44
Hasta hoy ha seguido a los judíos por
todas partes su demanda, que con tanto trabajo alcanzaron, porque,
habiéndoles dado a elegir, y prefiriendo un ladrón a Jesús y un
asesino al Salvador, perdieron la salvación y la vida, su patria y su
reino, que amaron más que a Cristo, quedando en tanto esclavos del
latrocinio y la sedición, no volviendo nunca a recobrar la libertad
del cuerpo ni del espíritu.
Después les ofrece Pilatos otra ocasión de
librar al Salvador, diciéndoles: "¿Pues qué queréis que haga?", etc.
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 8
Aquí se manifiesta ya bien claro que
diciendo San Marcos rey de los judíos quiere decir lo mismo que San
Mateo que dice Cristo, puesto que no se llama Cristo sino al rey de
los judíos. Y en este lugar, según San Mateo, se dice (
Mt 27,22): "¿Pues qué he de hacer de Jesús,
llamado el Cristo?".
"Mas ellos gritaban con mayor fuerza:
Crucifícale".
Teofilacto
Observemos la depravación de los judíos y
la mesura de Pilatos, por más que sea digno de condenación por no
haber resistido al pueblo. "Ellos volvieron a gritar: Crucifícale", y
él trata con humildad de librar a Jesús de la animadversión que había
contra El, para lo cual vuelve a interrogarles. "Y les decía: Pues
¿qué mal ha hecho?" Porque buscaba la ocasión de poner en libertad al
inocente Jesús.
Beda,
in Marcum 4, 44
Ciegos en su loco furor los judíos no
responden a la pregunta del procurador. Mas ellos gritaban con mayor
fuerza: "Crucifícale", para que cumpliesen las palabras de Jeremías:
"Mi heredad, se ha vuelto para mí como un león entre breñas: ha
levantado la voz contra mí" ( Jer 12,8).
"Pilatos, deseando contestar al pueblo,
les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberle hecho azotar, se
le entregó para que fuese crucificado".
Teofilacto
Quería satisfacer al pueblo, hacer su
voluntad, y no lo que hubiera sido agradable a Dios y a la justicia.
Pseudo - Jerónimo
Aquí se presentan los dos machos cabríos:
uno, puesto en libertad, es decir, el emisario, que, enteramente
libre, fue arrojado con el pecado del pueblo al desierto del infierno;
otro que fue inmolado como un cordero por los pecados de los que han
sido absueltos. Siempre la parte del Señor es la sacrificada; la del
diablo, que es el señor de aquéllos, puesto que Barrabás significa
señor, se precipita desenfrenada en el infierno.
Beda,
in Marcum 4, 44
Así, pues, debemos entender que Jesús fue
azotado no por otro que por el mismo Pilatos, conforme a lo que dice
San Juan: Pilatos prendió a Jesús, y le azotó ( Jn
19,1). En verdad es de creer que lo hizo, para que, satisfechos los
judíos con sus penas y oprobios, dejaran de desear su muerte.
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16-20 |
Los soldados le llevaron entonces al patio del pretorio; y reuniéndose allí toda la cohorte, vístenle de púrpura, y le ponen una corona de espinas entretejidas. Comenzaron en seguida a saludarle diciendo: "Salve, oh Rey de los judíos". Al mismo tiempo herían su cabeza con una caña, y escupíanle, e hincando las rodillas le adoraban. Después de haberse mofado así de El, le desnudaron de la púrpura, y volvieron a ponerle sus vestidos. (vv. 16-20)
Teofilacto
La soberbia militar, que goza sin medida
con el oprobio, manifiesta aquí el suyo propio. "Los soldados le
llevaron entonces al patio del pretorio, y vístenle de grana", etc.
Beda,
in Marcum 4, 44
Como le llamaban rey de los judíos, y los
escribas y fariseos le imputaban el crimen de pretender el imperio
sobre el pueblo de Israel, se burlaban de El, y desnudándole de sus
vestidos le visten un manto de púrpura, que era el que usaban los
antiguos reyes.
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 9
San Mateo dice: "Le cubrieron con un manto
de grana" ( Mt 27,28), y San Marcos: "Le
vistieron de grana". Burlándose los soldados, le ponen aquel manto de
grana simulando la púrpura real, porque hay cierto color de púrpura
muy semejante a la grana. Puede ser también que San Marcos haya
aludido a alguna parte del manto, aunque éste fuese carmesí.
Beda,
in Marcum 4, 44
Le ponen por diadema una corona de
espinas. "Y le ponen, prosigue, una corona de espinas", etc. Por cetro
real le dan una caña, como escribe San Mateo, y le adoran como a rey.
"Comenzaron en seguida a saludarle", etc. Y que los soldados le
adorasen burlándose, como si hubiese mentido diciendo que El era Dios,
se manifiesta en lo que sigue: "Al mismo tiempo herían su cabeza",
etc. como que había dicho falsamente que era Dios.
Pseudo - Jerónimo
Sus oprobios han hecho desaparecer los
nuestros; sus ligaduras nos han hecho libres; con la corona de espinas
de su cabeza hemos alcanzado la diadema del reino y sus heridas nos
han curado.
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 9
Parece, pues, que San Mateo y San Marcos
trataron de esto recapitulando, no como si hubiera ocurrido una vez
que lo entregó Pilatos para ser crucificado, pues San Juan dice que
ocurrió cerca de Pilatos. Así es que estas palabras: "Después de
haberse mofado de El", etc., deben entenderse como refiriéndose al
final, cuando era conducido a ser crucificado.
Pseudo - Jerónimo
En sentido místico, por los vestidos de
los que le despojaron puede entenderse a los judíos, y por la púrpura
con que le vistieron a la Iglesia de las naciones, que fue formada de
todos los peñascos. Desnudado al fin de esta iglesia escandalosa, es
vestido de nuevo del pueblo judio, porque cuando "la plenitud de las
naciones haya entrado, entonces salvarse ha todo Israel" (
Rom 11,25).
Beda,
in Marcum 4, 44
O bien puede considerarse en la púrpura
que le revistieron la misma carne que opuso a las pasiones, así como
en la corona de espinas nuestros pecados, que tomó sobre sí.
Teofilacto
Vistamos también nosotros la púrpura real
porque debemos andar como reyes pisoteando serpientes y escorpiones y
dominando el pecado. Nosotros nos llamamos cristianos, es decir,
ungidos, como lo eran entonces los reyes. Tomemos la corona de
espinas, es decir, apresurémonos a coronarnos de mortificación, de
abstinencia y de pureza.
Beda,
in Marcum 4, 44
Hieren la cabeza de Cristo los que niegan
que sea el verdadero Dios. Y como la Santa Escritura suele escribirse
con una caña, hieren como con caña la cabeza de Cristo los que se
esfuerzan, negando su divinidad, por confirmar su error con la
autoridad de la Sagrada Escritura. Escupen sobre su rostro los que
rechazan con palabras execrables la presencia de su gracia. Hay hoy
quien con segura fe le adora como verdadero Dios, pero que, con sus
perversas obras menosprecia sus palabras como si fueran falsas, y
pospone sus promesas a los placeres temporales.
Así como Caifás ignorante dijo: "Conviene
el que muera un sólo hombre por el pueblo" ( Jn
11,50), así obran los soldados sin saber lo que hacen.
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20-28 |
Le condujeron afuera para crucificarle. Al paso alquilaron a un hombre que venía de una granja, llamado Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, obligándole a que llevase la cruz de Jesús. Y de esta suerte le conducen al lugar llamado Gólgota, que quiere decir Calvario. Allí le daban a beber vino mezclado con mirra; mas El no lo recibió. Y después de haberle crucificado, repartieron sus ropas echando suertes sobre la parte que había de llevar cada uno. Era la hora tercia cuando le crucificaron. Y estaba escrita la causa de su sentencia con este letrero: "El Rey de los Judíos". Crucificaron también con El a dos ladrones; uno a su derecha y otro a su izquierda, con lo que se cumplió la Escritura, que dice: Y fue puesto en la clase de los malhechores. (vv. 20-28)
Glosa
Después de la condenación de Cristo y de
los ultrajes que se le hicieron, pasa el Evangelista a narrar su
crucifixión diciendo: "Le condujeron afuera para crucificarle".
Pseudo - Jerónimo
He aquí a Abel, que es sacado al campo por
su hermano para darle muerte ( Gén 4); he
aquí a Isaac con la leña y a Abraham con el carnero enredado por las
astas en un zarzal ( Gén 22); he aquí al
joven José con la gavilla soñada y la túnica teñida en sangre (
Gén 37); he aquí a Moisés con la vara (
Ex 7, etc.), y la serpiente enroscada en el
leño ( Núm 31); he aquí el racimo llevado
entre dos en un varal ( Núm 3); he aquí a
Eliseo buscando el hacha, que había caído en el Jordán, con un palo,
al que salió el hacha nadando ( 2Re 6), esto
es, el género humano, que por el árbol prohibido cayó en el infierno,
pero que salió por el árbol de la cruz de Cristo y por el bautismo de
agua. He aquí, en fin, a Jonás, echado al mar y sepultado tres días en
el vientre de la ballena ( Jon 3).
"Al paso alquilaron a un hombre que venía
de una granja obligándole a que llevase la cruz de Jesús."
Teofilacto
San Juan dice que era el mismo Jesús quien
llevaba la cruz, pero fue lo uno y lo otro, porque la llevó Jesús
hasta que pasó el hombre a quien obligaron a llevarla y que la llevó
entonces. nombra el Evangelista los hijos que tenía aquel hombre para
dar más fe a sus palabras, siendo de advertir que aún vivía este
hombre y podía por tanto referir todo lo ocurrido acerca de la cruz.
Pseudo - Jerónimo
Así como algunos alcanzan renombre por los
méritos de sus padres y otros por los de sus hijos, se guarda memoria
de Simón, que llevó a la fuerza la cruz, por los méritos de sus hijos
que eran discípulos del Señor. Esto nos advierte que ayuda a los
padres en esta vida la sabiduría y el mérito de sus hijos. De aquí la
celebridad del pueblo judío por los méritos de los patriarcas, de los
profetas y de los Apóstoles. Este mismo Simón, que lleva la cruz
contra su voluntad, trabaja en obsequio de la gloria humana, pues le
obligan los hombres a hacer lo que no le obligan el temor y el amor de
Dios.
Beda,
in Marcum 4, 44
O bien: porque no es de Jerusalén, sino de
Cirene, ciudad de la Libia, representa con razón al pueblo de los
gentiles, los cuales, extraños y advenedizos a los testamentos, son
ahora, obedeciendo, herederos de Dios y por tanto coherederos de
Cristo. En efecto, el nombre de Simón significa obediente y el de
Cirene heredero. Se dice que venía de una granja, y en griego esta
palabra se dice pagos,
pagoV , de donde viene que llamemos paganos a los que están
fuera de la ciudad de Dios. Saliendo, pues, de la granja lleva Simón
la cruz después de Jesús, porque abandonando los ritos paganos, el
pueblo de las naciones (es decir, los gentiles), sigue obediente las
huellas de la pasión del Señor. "Y de esta suerte le conducen al lugar
llamado Gólgota", etc. Fuera de la ciudad y después de haber pasado la
puerta hay un sitio en que se decapitaba a los criminales, por lo cual
se llamaba Calvario, esto es, lugar de los decapitados. Por esto fue
crucificado allí el Señor, para que se alzasen los estandartes del
martirio en el sitio que antes era de los decapitados.
Pseudo - Jerónimo
Es tradición entre los judíos que en este
sitio fue inmolado el carnero en lugar de Isaac, y allí fue el
calvario de Cristo, porque allí fue separado de la carne, esto es, de
la Judea carnal.
"Y le daban a beber vino mezclado con
mirra".
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 11
San Mateo (27,34) dice, mezclado con hiel.
Esta palabra la usó sin duda por lo muy amargo que es el vino mezclado
con mirra, aunque también pudo ser que le mezclasen con hiel y mirra.
Teofilacto
O bien: como reinaba tanta confusión, unos
llevarían vinagre y hiel, y otros vino con mirra.
Pseudo - Jerónimo
O vino con mirra, es decir, vinagre: de
este modo se restaña el jugo mortal del fruto comido por Adán.
Beda
La vid amarga produce vino amargo, y éste
es el que dan a Nuestro Señor Jesucristo, para que se cumplan las
Escrituras: "Pusieron hiel en mi comida y en mi sed me dieron a beber
vinagre" ( Sal 68,22).
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 11
Añadiendo que no quiso beberle, se da a
entender que no lo bebió, aunque sí lo probó. Y que no quiso beberlo,
como testifican San Mateo (27,34) y San Marcos, quiere decir que no lo
tomó, omitiendo que lo probó.
Pseudo - Jerónimo
No tomó tampoco aquello porque sufría,
según estas palabras: "Pagado he lo que yo no había robado" (
Sal 68,5).
"Y después de haberle crucificado", etc.
Pseudo - Jerónimo
Aquí se figura la salvación por el árbol.
El primer árbol fue el de la ciencia del bien y del mal (
Gén 2). El segundo lo fue sólo del bien, y es
para nosotros el árbol de la vida. La mano que se alargó al primero
cogió la muerte, y la que se alargó al último encontró la vida que
estaba perdida. Por este árbol somos llevados por el mar tormentoso
del mundo a la tierra de los vivos. Con su cruz nos absuelve Cristo de
nuestra pena, y con su muerte mató a la nuestra. Con forma de
serpiente mata a la serpiente, pues la vara convertida en serpiente a
las serpientes devoró ( Ex 7,12). La misma
figura de la cruz ¿qué representa sino las cuatro partes del mundo? En
la cabeza brilla el oriente, el brazo de la derecha marca el norte, el
de la izquierda el sur y el pie fijo en el suelo el occidente. De aquí
que dice el Apóstol: "Para que sepamos cuáles son la altura, la
latitud, la longitud y la profundidad" ( Ef
3,18). Cuando vuelan las aves toman la forma de la cruz; la toma el
hombre cuando nada, el buque cuando hincha el viento su entena, y con
la letra t se forma la señal de la salvación y de la cruz (
Ez 9).
Beda,
in Marcum 4, 44
En el travesaño de la cruz, en donde se
fijan las manos, está figurada la alegría de la esperanza, porque
entendemos por las manos las obras; por la anchura, la alegría del que
las hace, puesto que la tristeza no produce más que estrecheces; por
la altura, en la que se apoya la cabeza, la esperanza del premio de la
sublime justicia de Dios; por la longitud, sobre la que se extiende
todo el cuerpo, la tolerancia, por lo que se llaman longánimes; por la
profundidad, de la base que se introduce en la tierra, el mismo
secreto del sacramento. Por tanto, mientras existan nuestros cuerpos y
hasta que se destruye el del pecado ( Rom 6),
será para nosotros el tiempo de la cruz.
Teofilacto
Por burla, porque eran pobres y de poco
precio, se echan a suerte los vestidos de Cristo, como si se
repartieran vestidos reales.
Glosa
Expone esto San Juan Evangelista más
ampliamente, diciendo que dividieron en cuatro partes según su número,
los vestidos del Señor, y que sortearon la túnica, que no tenía
costura pues era de una pieza.
Pseudo - Jerónimo
Los vestidos del Señor son sus
mandamientos, con los que cubre a la Iglesia, que es su cuerpo; y los
dividen entre sí los soldados de los gentiles porque hay cuatro
órdenes de fieles: los casados, los viudos, los superiores y los
súbditos. A todos ellos ha tocado en surte la túnica indivisible, que
es la paz y la unidad.
"Era la hora tercia", etc.
Pseudo - Jerónimo
Con razón y verdad dice San Marcos que a
la hora tercia le crucificaron, porque a la hora sexta las tinieblas
cubrieron toda la tierra, de tal suerte que nadie podía moverse.
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 13
Pero si sentado en su tribunal, como
refiere San Juan, sobre la hora sexta entregó Pilatos a Jesús para que
le crucificasen los judíos, ¿cómo ha podido decir San Marcos que fue a
la hora tercia, según la falsa interpretación de algunos? Veamos,
antes que nada, a qué hora pudo ser crucificado, y después veremos por
qué dijo San Marcos que era la hora tercia. Era sobre la sexta cuando,
sentado en su tribunal, Pilatos lo entregó para ser crucificado según
queda dicho. Pero no era exactamente la sexta, sino sobre la sexta, es
decir, que había pasado la quinta y empezado la sexta. Así, después de
la quinta y empezada la sexta, fue cuando ocurrió lo referido sobre la
crucifixión de Nuestro Señor, hasta que, estando pendiente de la cruz
y transcurrida la sexta, sobrevinieron las tinieblas que se mencionan.
Tratemos ahora de aclarar por qué dijo San Marcos: "Era ya la hora
tercia", etc. Ya había dicho, conforme con los demás Evangelistas,
que, después de haberle crucificado, repartieron sus
ropas; y claro es que si hubiera querido consignar el momento
del hecho, le bastara decir que era sobre la tercia. ¿Por qué añadió,
pues, cuando le crucificaron, sino porque
quiso decir algo que podía encontrarse en la Escritura cuando, llegado
el tiempo de que fuese leída, fuera conocida de la Iglesia universal
la hora en que el Señor fue suspendido en la cruz, no quedando ya
lugar a error ni a mentira? Pero porque el Evangelista sabía que el
Señor había sido suspendido por los soldados y no por los judíos, como
claramente dice San Juan, quiso mostrarnos de un modo disimulado que
más le crucificaron los que clamaron por que se le crucificase, que
los que crucificándole no hicieron más que cumplir con el deber de su
oficio. Por tanto debemos entender que fue a la hora tercia cuando
pidieron los judíos que se le crucificase, y demostrando así que
cuando le crucificaron realmente fue cuando pidieron su crucifixión.
El tiempo transcurrido entre que Pilatos trataba de librarle y el
tumulto ocasionado por los judíos que se oponían a su plan, debemos
suponer que fue de dos horas. Y aún no había dado la sexta cuando
tuvieron lugar los sucesos ocurridos entre el momento en que Pilatos
entregó al Señor y en que aparecieron las tinieblas. Así que todo
aquél a quien no endurezca su incredulidad, comprenderá fácilmente que
San Marcos dijo que era la hora de tercia cuando ocurrió lo de los
soldados, para que nadie imputase a éstos el horrendo crimen cometido
en realidad por los judíos. "Era, dijo, la hora tercia cuando le
crucificaron", y estas palabras conducen al lector por la
investigación a observar que fue a la hora sexta cuando los soldados
le suspendieron en la cruz, y que más bien que por éstos, fue
crucificado por los que a la hora tercia pidieron su crucifixión.
Pseudo - Agustín,
De quoest. nov. et vet. Test. cap. 65
Quiere, pues, que entendamos que la
sentencia de crucifixión contra Cristo fue dada a la hora tercia; y
todo hombre condenado a muerte debe considerarse en realidad muerto
desde el instante de la sentencia. Manifestó así San Marcos que no fue
crucificado el Salvador por la sentencia del juez. Es difícil probar
la inocencia del que es castigado por sentencia del juez.
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 13
No falta sin embargo quien entienda que
era la tercera hora del día, por las palabras de San Juan, que al
conmemorar la Pascua dice: "Era entonces el día de
la preparación, cerca de la hora sexta" ( Jn
19,31). Dicen que la víspera del sábado era el momento de la
preparación de la Pascua de los judíos, puesto que el mismo sábado
empezaban a comerse los ázimos. Pero la verdadera Pascua, no la de los
judíos, sino la de los cristianos, que ya se celebraba en la pasión
del Señor, empezaba a prepararse ( parasceve
quiere decir preparación) a la hora nona de la noche, que fue cuando
se prepararon los judíos a sacrificar al Señor. Desde esta hora de la
noche, pues, hasta la de la crucifixión media la hora sexta de la
parasceve, según San Juan, y la hora tercia del día, según San Marcos.
¿Quién será, pues, el fiel que no acepte esta solución, sobre todo si
se añade que la preparación de nuestra Pascua, es decir, de la muerte
de Cristo, empieza a la hora nona de la noche? Si decimos que empezaba
esta preparación cuando fue preso el Señor, entonces era el principio
de la noche; si decimos que empezaba cuando fue conducido a casa de
Caifás, en donde fue interrogado por los sacerdotes, aún no había
cantado el gallo; si cuando fue entregado a Pilatos, era ya muy de
día. Por tanto, es preciso que entendamos que la preparación de la
muerte del Señor empezó cuando todos los príncipes de los sacerdotes
dijeron: Es reo de muerte ( Mt 26,66). Y no
tiene nada de absurdo admitir que pudiera ser entonces la hora nona de
la noche, puesto que el Evangelista, en la recapitulación de sus
recuerdos, puso después la negación de Pedro, en vez de hacerlo
previamente.
"Y estaba escrita", etc.
Teofilacto
Escribieron este título, esto es, la causa
por la que había sido crucificado, como vituperando la opinión en que
se tenía haciéndose rey a sí mismo, y para que los transeúntes le
insultasen como a tirano, en vez de compadecerle.
Beda,
in Marcum 4, 44
Este título, puesto así sobre la cruz,
muestra que no pudieron conseguir matándole que no fuera su rey, el
cual los juzgará según sus obras.
"Crucificaron también con El a dos
ladrones", etc.
Teofilacto
Para que los hombres se hiciesen una mala
opinión de El, como si fuera un ladrón y un malhechor. Pero esto fue
providencial, pues así se cumplió la Escritura. "Con lo que, prosigue,
se cumplió la Escritura, que dice: Y fue puesto en la clase de los
malhechores".
Pseudo - Jerónimo
Colocada la verdad entre los malvados,
deja uno a su izquierda, y toma otro a su derecha: como hará en el día
del juicio. ¡Cuán distintos pueden ser los efectos de un mismo crimen!
Uno de ellos precede a Pedro en el paraíso, el otro precede a Judas en
el infierno; una breve confesión alcanza una larga vida y una
blasfemia trae como consecuencia la pena eterna.
Beda,
in Marcum 4, 44
En sentido místico, los ladrones
crucificados con el Señor representan a aquéllos que, bajo la fe y
confesión de Cristo, sufren la prueba del martirio o hacen una vida
austera. Los que trabajan por la gloria eterna están representados por
la fe del ladrón que está a la derecha; mientras que los que buscan el
aplauso humano imitan al espíritu y los actos del ladrón de la
izquierda.
Teofilacto
O de otro modo: los dos ladrones eran una
figura de los dos pueblos, el judío y el gentil, ambos inicuos. El
pueblo gentil como transgresor de la ley natural, y el judío porque lo
era de la escrita que le había dado el Señor; pero penitente el
primero, y blasfemo el último hasta el fin. En medio de ellos fue
crucificado el Señor, porque El es la piedra angular que nos une.
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29-32 |
Los que iban y venían blasfemaban de El, meneando sus cabezas y diciendo: "¡Ola! tú que destruyes el templo de Dios, y que le reedificas en tres días, sálvate a ti mismo, bajando de la cruz". De la misma manera, mofándose de El los príncipes de los sacerdotes con los escribas, se decían el uno al otro: "A otros ha salvado, y no puede salvarse a sí mismo. El Cristo, el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, para que seamos testigos de vista, y le creamos". También los que estaban crucificados con El le ultrajaban. (vv. 29-32)
Pseudo - Jerónimo
Atado a la vid el jumentillo de Judea, y
teñido su manto con el sumo de la uva, despedazan los cabritos la
viña, blasfemando de Cristo y meneando sus cabezas. "Los que iban y
venían blasfemaban de El, meneando sus cabezas", etc.
Teofilacto
Los transeúntes blasfemaban de Cristo,
recriminándole como a un sedicioso, y el diablo los inspiraba para que
dijesen que descendiera de la cruz. Porque como sabía que era la cruz
la que obraba la salvación, se lanzaba de nuevo a tentar a Cristo,
porque si hubiera bajado de la cruz, hubiese tenido certeza de que no
era verdaderamente Hijo de Dios. Así se hubiera destruido la
salvación, que viene por la cruz. Mas como era en verdad el Hijo de
Dios, no bajó. De haber tenido que bajar, desde el principio no
hubiera subido a ella. Pero como convenía que por este medio se obrase
la salvación, soportó su crucifixión, sufrió otros muchos dolores, y
perfeccionó su obra. "De la misma manera, mofándose de El los
príncipes de los sacerdotes, se decían el uno al otro: A otros ha
salvado, y no puede salvarse a sí mismo", etc. Decían esto queriendo
borrar sus milagros, como si no los hubiera hecho más que en
apariencia, pues obrando milagros salvaba a muchos.
Beda,
in Marcum 4, 44
Así también confiesan sin quererlo que
salvó a otros, y se condenan con sus mismas palabras, porque el que
salvó a otros pudo salvarse a sí mismo.
"El Cristo, el Rey de Israel, descienda
ahora de la cruz para que seamos testigos de vista, y le creamos".
Pseudo - Jerónimo
Y vieron después resucitar al que no
creían que pudiera bajar del patíbulo de la cruz. ¿En dónde, oh
judíos, podrá apoyarse ya vuestra incredulidad? Sois vosotros a
quienes consulto, y a quienes pido que juzguéis. ¡Cuánto más admirable
no es resucitar un muerto, que hacer bajar de la cruz a un vivo!
Habéis pedido muy poco al que tenía tanto, pero vuestra incredulidad
resistió a pruebas mucho mayores que las que pedisteis: todas han
desaparecido, y han sido igualmente inútiles ( Sal
13,3).
"También los que estaban crucificados con
El le ultrajaban".
San Agustín,
De consensu Evangelistarum 3, 16
¿Cómo puede ser cierto esto, si, según el
testimonio de San Lucas, uno de ellos le afrenta, y el otro lo
increpa, y cree en Dios? Preciso es, pues, que admitamos que San Mateo
y San Marcos, tocando este punto al paso, han puesto el número plural
por el singular.
Teofilacto
O es que los dos lo insultaban al
principio, y después, conociendo uno de ellos la inocencia de Jesús,
increpa al otro, que sigue insultando.
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33-37 |
Y a la hora de sexta se cubrió toda la tierra de tinieblas hasta la hora de nona. Y a la hora de nona exclamó Jesús, diciendo en voz grande y extraordinaria: "¡Eli, Eli, lamma sabacthani!", que significa: "Dios mío, Dios mío ¿por qué me has desamparado?" Oyéndolo algunos de los circunstantes, decían: "Ved cómo llama a Elías". Y corriendo uno de ellos, empapó una esponja en vinagre, y revolviéndola en la punta de una caña, dábale a beber diciendo: "Dejad que cobre así algún aliento, y veremos si viene Elías ha descolgarle de la cruz". Mas Jesús dando un gran grito expiró. (vv. 33-37)
Beda,
in Marcum 4, 44
El astro luminoso retiró sus rayos del
mundo, ya sea para que no se viese pendiente de la cruz al Señor, ya
sea para que no gozasen de su luz los blasfemos impíos. "Y a la hora
de sexta, dice, se cubrió toda la tierra de tinieblas hasta la hora de
nona".
San Agustín,
De consensu evangelistarum 3, 17
Añade San Lucas de dónde vinieron estas
tinieblas, esto es, del sol eclipsado.
Teofilacto
Si hubiera sido día de eclipse, se hubiera
podido decir que había sido natural esta ausencia de luz; pero fue el
día catorce de la luna, y en tal día no era posible el eclipse.
"Y a la hora de nona exclamó Jesús
diciendo en voz grande: Eli, Eli", etc.
Pseudo - Jerónimo
Es a la hora nona cuando, limpiada la
casa, se halla la décima parte del dracma que se había perdido.
Beda,
in Marcum 4, 44
Está escrito ( Gén
3), que cuando pecó Adán oyó la voz del Señor que se paseaba por el
paraíso al levantarse la brisa después del medio día. Y en esa hora,
en que el primer Adán trajo la muerte a este mundo por su pecado, el
segundo Adán muriendo la destruyó. Y es de notar que fue crucificado
el Señor cuando el sol abandonó el centro del cielo, y que celebró los
misterios de su resurrección al encontrarse aquel astro en el oriente.
Porque fue muerto por nuestros pecados, y resucitó para nuestra
justificación ( Rom 4,25). No nos admiremos,
pues, de la humildad de sus palabras y de sus quejas por su abandono,
al ver el escándalo de la cruz, porque sabemos que estaba allí en la
forma de un esclavo. Así como el hambre, la sed y la fatiga, no eran
propios de la Divinidad, sino de la debilidad humana, así también la
queja "¿por qué me has desamparado?" era propia de la voz corporal,
porque es natural que se resista el cuerpo a ser separado de la vida a
que ha sido unido. Aunque es el mismo Salvador el que habla, habla así
como hombre para mostrar la fragilidad del cuerpo, y para ofrecernos
el espectáculo de esos movimientos que demuestran el temor que tenemos
en el peligro de ser abandonados por Dios.
Teofilacto
O bien: el que habla así por mí a Dios es
el hombre crucificado, porque nosotros los hombres somos abandonados;
pero El no lo fue nunca por su Padre. Oigamos, pues, sus palabras: "No
estoy solo, porque mi Padre está conmigo" ( Jn
16,32), palabras que dijo también por los judíos y como judío que era,
según la carne, y que pueden interpretarse de este modo: ¿Por qué has
abandonado al pueblo hebreo hasta el punto que haya crucificado a tu
Hijo? Así como acostumbramos a decir alguna vez: Dios me ha vestido,
esto es, mi naturaleza humana; así debemos entender como referentes a
la naturaleza humana, o al pueblo judío las palabras: ¿Por qué me has
abandonado?
"Oyéndole algunos de los circunstantes,
decían: Ved cómo llama a Elías".
Beda,
in Marcum 4, 44
Pienso que estos soldados debían ser
romanos, que no entendían el hebreo, y creían que llamaba a Elías
porque había dicho Eli. Pero si admitimos que eran judíos los que así
hablaron, hay que suponer que lo consideraron débil, puesto que
imploraba el auxilio de Elías. "Y corriendo uno de ellos, prosigue,
empapó una esponja en vinagre", etc. La causa por qué dieron a beber
vinagre al Señor la expresa extensamente San Juan diciendo que Jesús,
para que se cumpliesen las Escrituras, dijo ( Jn
19,28-29): "Tengo sed". Ellos ofrecieron a sus labios una esponja
empapada en vinagre.
Pseudo - Jerónimo
Aquí se expresa una figura que se refiere
a los judíos, porque empapan en vinagre, es decir, en malicia y dolo
una esponja puesta en una caña frágil, seca y propia para el fuego.
San Agustín,
De consensu evangelistarum 2, 17
Pero no habló de Elías sólo el que le
ofreció la esponja con vinagre, sino los demás, según refiere San
Mateo. Por eso debemos entender que él y los demás dijeron lo mismo.
Pseudo - Jerónimo
Cuando la carne desfallecía tomó fuerza la
voz de Dios, que dice: "Abridme las puertas de la justicia" (
Sal 117,19). "Mas Jesús dando un gran grito
expiró". Con voz apagada, o sin voz, morimos los que somos de la
tierra: El que vino del cielo expiró con voz poderosa.
Teofilacto
Y el que domina y manda sobre la muerte
expira con la potestad de Señor. Cuál fue, por fin, esta voz nos lo
declara San Lucas repitiendo sus palabras (Mc 23,46): "Padre, en tus
manos encomiendo mi espíritu". Quiso declararnos el Señor que el
espíritu de los santos se eleva a las manos de Dios, habiendo
permanecido cautivos todos ellos en los infiernos, hasta que vino el
que predicó la remisión de los pecados.
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38-41 |
Y el velo del templo se rasgó en dos partes de arriba abajo. Y el centurión que estaba allí presente, viendo que había expirado con tan gran clamor, dijo: "Verdaderamente que este hombre era Hijo de Dios". Había también varias mujeres que estaban mirando de lejos, entre las cuales estaba María Magdalena y María, madre de Santiago el menor y de José, y Salomé (mujer de Zebedeo), que cuando estaba en Galilea le seguían y le asistían (con sus bienes), y también otras muchas que juntamente con El habían subido a Jerusalén. (vv. 38-41)
Glosa
Después de referir el Evangelista la
pasión y muerte de Cristo, pasa a narrar los acontecimientos que
siguieron. "Y el velo del templo se rasgó en dos partes", etc.
Pseudo - Jerónimo
El velo del templo se rasgó, es decir, se
abrió el cielo.
Teofilacto
Se rasgó el velo del templo, indicando
Dios con esto que la gracia del Espíritu Santo se retira y aparta del
templo, quedando el Sancta Sanctorum a la vista de todos. Es el mismo
templo el que estará de duelo en los judíos cuando rasguen sus
vestiduras y lloren sus calamidades. Muéstrase también aquí el templo
animado, es decir, el cuerpo de Cristo, en cuya pasión fue desgarrada
su vestidura, esto es, su carne. Significa algo más: que la carne es
el velo de nuestro templo, esto es, de nuestro espíritu, y que en los
sufrimientos de Cristo fue desgarrado el poder de la carne de arriba a
abajo, es decir, desde Adán hasta los últimos hombres. Porque fue
salvado el mismo Adán por la pasión de Cristo, y no habiendo quedado
su carne bajo la maldición ya no es digna de corrupción, y del mismo
modo todos hemos sido engalanados con la incorruptibilidad.
"Y el centurión que estaba allí presente,
viendo", etc. Llamaban centurión al que mandaba cien soldados. Viendo
éste que el Salvador expiraba con tal poder y dominio, se asombró y
confesó.
Beda,
in Marcum 4, 44
Aquí se expone la causa del milagro del
centurión, quien al ver el modo en que el Señor expiraba, es decir,
cómo entregaba el Espíritu, dijo: "Verdaderamente que este hombre era
Hijo de Dios", porque solamente el Creador de la vida tiene poder para
entregar el Espíritu.
San Agustín,
de Trinitate 4, 13
Lo que más asombró al centurión fue que
después de aquella voz, con la que representó la figura de nuestro
pecado, entregase inmediatamente su Espíritu. El Mediador demostró así
que no había ido a la muerte de su carne obligado por el pago de
pecado alguno, ya que no la abandonó forzado, sino por su voluntad, y
como corresponde al Verbo de Dios unido a la naturaleza humana en la
unidad de la persona.
Pseudo - Jerónimo
Los últimos son hechos ahora los primeros.
El pueblo gentil confiesa, y los judíos niegan llenos de ceguedad, de
suerte que hacen peor este error que el primero.
Teofilacto
De este modo se invierte el orden, porque
mientras los judíos matan, confiesan los gentiles; y mientras huyen
los discípulos, las mujeres se quedan."Había también allí varias
mujeres", etc. La llamada Salomé era la madre de los hijos del Zebedeo.
Orígenes,
in Mathaeum, 35
Creo yo, después de consultar a San Mateo
y San Marcos, que las principales que estaban allí eran las tres
mujeres nombradas. Estos dos Evangelistas llaman a dos de ellas María
Magdalena y María de Santiago. A la tercera la llama San Mateo madre
de los hijos del Zebedeo, mientras que San Marcos la llama Salomé.
Beda,
in Marcum 4, 44
Santiago el Menor, también de nombre
Santiago de Alfeo, era llamado pariente del Señor porque era hijo de
María, tía del Señor, de la que hace mención San Juan diciendo:
Estaban junto a la cruz de Jesús su Madre, y la hermana o parienta de
su Madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena (Jn 19,25). Se
llamaba María de Cleofás por su padre o por su parentesco. Se llamaba
también a Santiago el Menor para distinguirle del Mayor, hijo del
Zebedeo, a quien llamó el Señor a ser uno de sus primeros Apóstoles.
Era costumbre de los judíos, que respetaban mucho las costumbres
antiguas, que las mujeres diesen de sus bienes, vestido y alimento a
los maestros. Por esto dice: "Que cuando estaba en Galilea le seguían
y le asistían", etc. Asistían al Señor con sus bienes temporales, en
tanto que El las asistía con los espirituales haciéndose modelo de
maestros, quienes deben contentarse con el alimento y el vestido que
les dan sus discípulos. Pero veamos quiénes más estaban con ellas. "Y
también otras muchas, que juntamente con El habían subido a
Jerusalén".
Pseudo - Jerónimo
Así como por la Virgen María no ha sido
excluido de la salvación el sexo femenino, así también por la viuda
María Magdalena, y por las demás que eran madres, no ha sido rechazado
el conocimiento del misterio de la cruz y de la resurrección.
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42-47 |
Al ponerse el sol (por ser aquel día la parasceve, o día de preparación que precede el sábado), fue José de Arimatea, persona ilustre y senador, el cual esperaba también el reino de Dios, y entró denodadamente a Pilatos, y pidió el cuerpo de Jesús. Pilatos, admirándose de que tan pronto hubiese muerto, hizo llamar al centurión, y le preguntó si efectivamente era muerto. Y habiéndole asegurado que sí el centurión, dio el cuerpo a José. José, comprada una sábana, bajó a Jesús de la cruz y le envolvió en la sábana, y le puso en un sepulcro abierto en una peña, y arrimando una gran piedra, dejó así con ella cerrada la entrada. Entretanto María Magdalena y María de José, estaban observando dónde le ponían. (vv. 42-47)
Glosa
Después de la pasión y muerte de Cristo se
ocupa el Evangelista de su sepultura diciendo: "Al ponerse el sol, por
ser aquel día la parasceve", etc.
Beda,
in Marcum 4, 44
La palabra griega parasceve quiere decir
preparación. Con este nombre los judíos que moraban entre los griegos
indicaban el sexto día de la semana, porque acostumbraban preparar en
él lo que necesitaban para el sábado, día de descanso. Y como fue el
sexto día cuando fue creado el hombre y el séptimo en el que el
Creador de todo descansó, el Salvador realizó el misterio de la
restauración humana siendo crucificado el día sexto, descansando en el
sepulcro el sábado y esperando la resurrección que había de tener
lugar el día octavo. Así nosotros en esta edad del siglo debemos ser
crucificados al mundo, en tanto que en el día séptimo, esto es, cuando
cada cual pague su deuda con la muerte, deberán descansar nuestros
cuerpos en la tumba y nuestro espíritu, después de sus buenas obras,
en paz íntima con el Señor, hasta que en la octava edad reciban
nuestros cuerpos la incorruptibilidad con nuestro espíritu en una
resurrección gloriosa."Fue José de Arimatea, persona ilustre", etc.
Convenía que él fuera quien sepultara el cuerpo del Señor, pues era
digno de tal ministerio el que por la justicia de sus obras y por la
nobleza de su poder temporal podía obtener la autorización para
ejercer este ministerio. "Ilustre senador, prosigue, el cual esperaba
también el reino de Dios". Se llama senador porque era de este orden y
desempeñaba el cargo de tal. También suele llamarse curial, oficio que
tenía a su cargo procurar los cargos civiles. Arimatea es lo mismo que
Ramathain-Sofim, ciudad de Elcana y de Samuel (1Re 1,1).
Pseudo - Jerónimo
Arimatea significa el que descuelga, y era
natural de allí José, el cual descolgó al Señor de la cruz."Y entró
denodadamente a Pilatos, y pidió el cuerpo de Jesús".
Teofilacto
¡Atrevimiento laudable! porque no se
detuvo a pensar que, pidiendo el cuerpo de un hombre que había sido
condenado por blasfemo, se exponía a perder sus riquezas y a que los
judíos le arrojaran de sí. "Pilatos, admirándose de que tan pronto
hubiera muerto", etc. porque pensaba que había de haber vivido mucho
tiempo en la cruz, como sucedía a los ladrones en el patíbulo. "Hizo
llamar al centurión, continúa, y le preguntó si efectivamente era
muerto", es decir, antes del tiempo en que solían morir los demás. "Y
habiéndole asegurado que sí el centurión (es decir, que había muerto)
dio el cuerpo a José".
Beda,
in Marcum 4, 44
Porque un hombre desconocido y de mediana
posición no hubiera podido llegar al procurador y obtener de él el
cuerpo del crucificado."José, comprada una sábana, bajó a Jesús de la
cruz, y le envolvió en la sábana", etc.
Teofilacto
Como discípulo del Señor, sabía de qué
modo debía honrar su cuerpo, y sus circunstancias le hacían digno de
ser él quien le diese sepultura.
Beda,
in Marcum 4, 44
En sentido espiritual, podemos decir que
el cuerpo del Señor debía ser amortajado, no en oro, ni en piedras
preciosas, ni en seda, sino en un lienzo nuevo. De aquí la costumbre
de la Iglesia de celebrar el sacrificio del altar no sobre seda, ni
sobre un paño de color, sino sobre el lino que viene de la tierra, en
memoria del cuerpo del Señor, que fue envuelto y sepultado con una
sábana blanca, costumbre consagrada por decreto pontificio de San
Silvestre, papa. Puede tomarse también en el sentido de que quien
recibe al Señor con alma pura le envuelve en un lienzo blanco. "Y le
puso en un sepulcro", etc. Se dice que el sepulcro del Señor era de
forma circular, abierto en una peña, tan alto que un hombre de pie
apenas podía tocar el techo con la mano, y tenía la entrada hacia
oriente, hallándose al lado del norte una gran piedra movediza, que
fue con la que se cerró. Este sepulcro, o el lugar en que se colocó el
cuerpo del Señor, estaba abierto en una peña, y tenía siete pies de
longitud y tres palmos de altura contados desde el piso, abierto en
toda su longitud, no por encima, sino por el lado sur, que fue por
donde se introdujo el cuerpo. El color de este monumento era, según se
dice, una mezcla de blanco y rojo.
Pseudo - Jerónimo
Resucitamos, pues, de la sepultura de
Cristo, y su bajada a los infiernos es nuestra ascensión a los cielos:
aquí es donde se encuentra la miel en la boca del león muerto.
Teofilacto
Imitemos nosotros a José recibiendo unidos
el cuerpo de Cristo, y pongámosle en un monumento abierto en la peña,
esto es, en el alma que recuerda y no puede olvidar a Dios, porque
ella está abierta en la peña, es decir, en Cristo, que es la piedra
porque es el fuerte. Y debemos envolverle en una sábana, esto es,
recibirle en un cuerpo puro, porque la sábana representa al cuerpo que
es la cubierta del espíritu; debiendo recibir el cuerpo de Cristo no
solamente con espíritu puro, sino en cuerpo puro también. Es preciso
envolverle, y no ponerle al descubierto, porque en El se contiene un
secreto cerrado y oculto."Entretanto María Magdalena y María de José",
etc.
Beda,
in Marcum 4, 44
Leemos en San Lucas que los amigos de
Jesús y las mujeres que le habían seguido se mantenían a bastante
distancia. Pero habiéndose retirado a sus casas los hombres después
del descendimiento del cuerpo de Jesús, sólo las mujeres, animadas de
un amor más profundo, siguieron al cortejo fúnebre, procurando ver
cómo lo colocaban, para ofrecerle después cuando les fuera posible los
dones de su devoción. En el día de la preparación de la Pascua, las
mujeres santas, esto es, las almas humildes, hacen lo mismo buscando
con diligencia en su ferviente amor al Salvador las huellas de su
pasión en este siglo, que es donde ha de prepararse el descanso
futuro. Consideran atentamente el orden con que se consumó dicha
pasión para imitarla si pueden por ventura.
Pseudo - Jerónimo
También puede referirse esto al pueblo
judío, que creerá al fin del mundo. Se ennoblece por la fe, volviendo
a ser hijo de Abraham, y depone su desesperación, esperando el reino
de Dios. Entra para ser bautizado entre los cristianos, significados
aquí por Pilatos, cuyo nombre quiere decir herrero, el que doma a los
pueblos que son de hierro, y con una vara de hierro los gobierna. El
pide el sacrificio que se da al fin de su vida al penitente: el
viático; y lo recibe en un corazón puro y muerto al pecado y
resguardado en la fortaleza de la fe, y lo guarda bajo el manto de la
esperanza por sus obras de caridad, pues el fin de la enseñanza es la
caridad ( 1Tim 1,5). Los elegidos, que son
las estrellas del mar, miran desde lejos, cuando, si fuera posible, se
escandalizarían también ellos.
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