CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO

   

01-02

Al salir del templo, díjole uno de sus discípulos: "Maestro: mira qué piedra, y que fábrica tan asombrosa". Jesús le dio por respuesta: "¿Ves todos esos magníficos edificios? Pues serán de tal modo destruidos, que no quedará piedra sobre piedra". (vv. 1-2)
 
Beda, in Marcum, 4,42
Ya que Judea, una vez fundada la Iglesia de Cristo, había de recibir la pena digna de su perfidia, sale el Señor en su debido momento del templo, después de alabar en aquella pobre viuda la devoción de la Iglesia, y predice su ruina y la de aquellos muros admirados entonces pero que no mucho después habían de ser mirados con desprecio. "Al salir del templo, prosigue, díjole uno de sus discípulos", etc.
 
Teofilacto
Como había hablado mucho el Señor sobre la destrucción de Jerusalén, se sorprendían sus discípulos de que debieran ser destruidos tan grandes y bellos edificios. En virtud de ésto llaman su atención sobre la belleza del templo, del cual no sólo había dicho que sería destruido, sino que además no quedaría de él piedra sobre piedra. "Jesús le dio por respuesta: ¿Ves todos esos magníficos edificios? Pues serán de tal modo destruidos, que no quedará piedra sobre piedra", etc. Para negar la verdad de las palabras de Cristo dirán algunos que fueron muchos los restos que quedaron de este templo. Pero no es así, porque aunque quedasen algunos restos, no quedará piedra sobre piedra hasta la consumación universal. Además dice la historia que Elio Adriano destruyó la ciudad y el templo hasta los cimientos, cumpliendo de este modo lo anunciado por el Señor.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Cuando se ha extendido por el mundo la gracia de la fe evangélica, ha desaparecido el templo de los judíos con todas sus celebraciones. Y esto fue por disposición divina, ya que pudo haber sucedido que si los que aun estaban poco firmes en la fe veían que subsistía dicho templo, hubieran caído en el carnal judaísmo, perdiendo poco a poco la pureza de la fe que está en Jesucristo.
 
Pseudo-Jerónimo
De este modo también anuncia el Señor a sus discípulos la catástrofe de estos últimos tiempos, esto es, la ruina del pueblo con la destrucción del templo y de los códices. De este modo no queda piedra sobre piedra, puesto que han desaparecido los testimonios de los profetas, que eran un recuerdo para los judíos, como Esdras, Zorobabel y los Macabeos.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Luego que el Señor salió del templo, fueron destruidos todos los edificios de la ley y el orden de los mandamientos, decapitando a los judíos y para que, una vez sin cabeza, combatan entre sí todos los miembros.

03-08

Y estando sentado en el monte del Olivar, de cara al templo, le preguntaron aparte Pedro, Santiago, Juan y Andrés: "Dinos: ¿cuándo sucederá eso? y ¿qué señal habrá de que todas estas cosas están a punto de cumplirse?" Jesús, tomando la palabra, les habló de esta manera: "Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán arrogándose mi nombre, y diciendo: yo soy el Mesías, y con falsos prodigios seducirán a muchos. Cuando sintiereis alarmas y rumores de guerras, no os turbéis por eso, porque si bien han de suceder estas cosas, mas no ha llegado con ellas el fin. Puesto que antes se armará nación contra nación, y reino contra reino, y habrá terremotos en varias partes, y hambres. Y esto no será sino el principio de los dolores". (vv. 3-8)
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Habiendo respondido con toda claridad el Señor a algunos que elogiaban el edificio del templo que sería destruido en su totalidad, le preguntaron los discípulos en secreto cuándo ocurriría su destrucción, y qué señales lo anunciarían. "Y estando sentado", etc. Se sentó el Señor en el monte de los Olivos, de cara al templo, cuando habló de su ruina y destrucción, porque concordaba lo que iba a decir con el sitio y con la postura que adoptó. Con el ánimo apacible de los santos condena la necedad de los soberbios. Por otra parte el monte de los Olivos significa las fértiles alturas de la santa Iglesia.
 
San Agustín, epistulae, 199, 9
El Señor responde a los discípulos anunciándoles las cosas que habían de suceder a partir de aquel momento: la destrucción de Jerusalén (que fue el punto de partida de esta conversación); su venida por la Iglesia, por medio de la cual vendrá sin cesar hasta el fin (según se ve por los miembros que cada día nacen en ella); y el mismo fin, que es cuando aparecerá para juzgar a los vivos y a los muertos.
 
Teofilacto
Pero antes de contestarles los previene contra la seducción: "Jesús, tomando la palabra, les habló de esta manera: Mirad que nadie os engañe", etc. Dice esto porque al empezar los sufrimientos en Judea surgieron algunos que se presentaron como maestros. Por esto dice: "Porque muchos vendrán arrogándose mi nombre", etc.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Cuando era ya inminente la destrucción de Jerusalén, se levantaron muchos usurpando el nombre de Cristo, diciendo que se aproximaba ya el tiempo de la libertad. Muchos también en la Iglesia, aun en tiempo de los Apóstoles, se hicieron príncipes de herejes, como muchos que tomaron el nombre de Cristo se hicieron anticristos, siendo el principal Simón el Mago, al cual, como se lee en los Hechos de los Apóstoles (8,10), escuchaban los de Samaria, diciendo: "Esta es la virtud grande de Dios".
Añade: "Y seducirán a muchos". Después de la pasión del Señor, a quien rechazaron los judíos eligiendo a un ladrón sedicioso, no cesaron en su pueblo las guerras con los enemigos ni las sediciones de los ciudadanos. "Cuando sintiéreis, prosigue, alarmas y rumores de guerra", etc. Así previene a los Apóstoles para que no se espanten cuando lleguen estos sucesos, ni huyan de Jerusalén y Judea, porque no está su fin tan inmediato, puesto que aun habían de mediar cuarenta años. "Porque si bien han de suceder estas cosas, dice, mas no ha llegado aún con ellas el fin", es decir, la desolación de la provincia y la total destrucción de la ciudad y del templo.
"Puesto que antes se armará nación contra nación".
 
Teofilacto
Esto es, los romanos contra los judíos, que es lo que sucedió, según Josefo (lib. 2, De bello judaico), antes de la destrucción de Jerusalén. Porque, negándose los judíos a pagar el tributo, irritaron a los romanos hasta el extremo de que los saqueasen, a pesar de haberse suavizado ya por entonces sus costumbres. Jerusalén, sin embargo, no fue destruida. Ahora bien, cómo combatió Dios a los judíos se indica en estas palabras: "Y habrá terremotos en varias partes, y hambres".
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Consta que esto se cumplió al pie de la letra cuando tuvo lugar la sedición judía. Pero lo de "reino contra reino, etc." se puede tomar como una alusión a los herejes quienes, combatiéndose entre sí, dan el triunfo a la Iglesia. Estos son la peste, cuya lengua carcome como la gangrena ( 2Tim 2). Es cuando aparecen éstos que toda la tierra se conmueve y hay hambre de oír la verdadera palabra de Dios ( Am 8).

09-13

"Entretanto vosotros estad sobre aviso en orden a vuestras mismas personas. Por cuanto habéis de ser llevados a los concilios o tribunales, y azotados en las sinagogas, y presentados por causa de mí ante los gobernadores y reyes, para que deis delante de ellos testimonio de mi y de mi doctrina. Mas primero debe ser predicado el Evangelio a todas las naciones. Cuando, pues, llegare el caso de que os lleven para entregaros en sus manos, no discurráis de antemano lo que habéis de hablar, sino hablad lo que os será inspirado en aquel trance: porque no sois entonces vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo. Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo, y se levantarán los hijos contra los padres y les quitarán la vida. Y vosotros seréis aborrecidos de todo el mundo por causa de mi nombre. Mas quien estuviere firme hasta el fin, éste será salvo". (vv. 9-13)
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Manifiesta el Señor en las palabras que siguen la razón de los males de Jerusalén y de toda Judea: "Entretanto vosotros estad sobre aviso en orden a vuestras mismas personas. Por cuanto habéis de ser llevados a los concilios, y azotados en las sinagogas". Esta fue ciertamente la causa principal de la destrucción de Jerusalén: que después de la muerte del Salvador ultrajaban con impía crueldad a los que preconizaban su nombre y su fe.
 
Teofilacto
Oportunamente refirió a los Apóstoles lo que a ellos tocaba, para que con estas tribulaciones tuviesen algún consuelo en las suyas propias, así como comunión de pasión y tribulación con el Señor. "Y presentados, dice, por causa de mí ante los gobernadores y reyes", etc. Reyes y gobernadores dice, como Agripa, Nerón y Herodes. Cuando dice: "Por causa de mí", no les da pequeño consuelo, puesto que era por El por quien habían de padecer. Y al añadir: "Para que deis delante de ellos testimonio de mí y de mi doctrina ", da a entender que será para su condenación, puesto que les deja sin excusa por no haberse unido en la verdad a los Apóstoles. En fin, para que no creyesen que estas tribulaciones y peligros habían de ser un obstáculo para la predicación, añade: "Mas primero debe ser predicado el Evangelio a todas las naciones", etc.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 77
San Mateoañade: "Y entonces vendrá la consumación" ( Mt 24,14). Pero la palabra antes, de San Marcos, significa también antes de la consumación.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Que esto se ha realizado así, lo atestiguan las historias eclesiásticas, en las cuales se refiere que los Apóstoles, a excepción de Santiago el de Zebedeo, y Santiago, el pariente del Señor, quienes habían derramado ya su sangre en Judea por anunciar la Palabra de Dios, se habían dispersado por todo el orbe para predicar el Evangelio mucho antes de la destrucción de Judea. Pero como conocía el Señor que se había de entristecer el corazón de sus discípulos por la destrucción y perdición de su gente, los consuela haciéndoles saber que a pesar de la pérdida de los judíos, encontrarían compañeros que de todas partes del mundo habían de unírseles en el reino de los cielos, en número mucho mayor que el de los judíos perdidos.
 
Glosa
Mas como era natural que preocupase a los discípulos la predicción de que por causa suya serían presentados ante los reyes y gobernadores, puesto que por falta de inteligencia y de elocuencia debían temer toda polémica con ellos, los anima diciéndoles: "Cuando, pues, llegase el caso de que os lleven para entregaros en sus manos", etc.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Por tanto, cuando a causa de Cristo somos llevados ante los jueces, debemos limitarnos a ofrecer por El nuestra voluntad, puesto que el mismo Cristo, que habita en nosotros, será quien hable por nosotros, inspirándonos por el Espíritu Santo. Por esto dice: "No sois entonces vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo".
 
Teofilacto
Les predice igualmente lo que era todavía más grave, esto es, que habían de sufrir persecución por parte de sus propios parientes. "Entonces el hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo", etc.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Y en efecto, se observa que en las persecuciones no hay de ordinario fidelidad ni afecto alguno entre los que son contrarios en la fe.
 
Teofilacto
Habla así para que se preparen a sufrir con paciencia las persecuciones y los trabajos. "Y vosotros, continúa, seréis aborrecidos de todo el mundo, por causa de mi nombre". El ser aborrecido a causa de Cristo es motivo suficiente para sufrir con paciencia las persecuciones, porque no es el sufrimiento, sino la causa, la que hace al mártir. "Mas quien estuviere firme, hasta el fin, éste será salvo": son éstas palabras profundamente consoladoras para los perseguidos.

14-20

"Cuando, empero, viereis la abominación de la desolación, establecida donde menos debiera (el que lea esto haga reflexión sobre ello), entonces los que moran en Judea huyan a los montes. Y el que se encuentre en el terrado no baje a casa, ni entre a sacar de ella alguna cosa. Y el que esté en el campo no torne atrás a tomar su vestido. Mas ¡ay de las que estarán encinta, y de las que criarán en aquellos días! Por eso rogad a Dios que no sucedan estas cosas durante el invierno. Porque serán tales las tribulaciones de aquellos días, cuales no se han visto desde que Dios crió el mundo hasta el presente, ni se verán. Y si el Señor no hubiese abreviado aquellos días, no se salvaría hombre alguno: mas en gracia de los escogidos, que El se eligió, los ha abreviado". (vv. 14-20)
 
Glosa
Anunciado lo que había de suceder antes de la destrucción de la ciudad, predice ahora el Señor lo que se refiere a la destrucción misma, diciendo: "Cuando, empero, viereis la abominación", etc.
 
San Agustín, de consensu evangelistarum, 2, 77
San Mateo dice: "Sentado en el lugar santo" ( Mt 24,15). San Marcos expresa lo mismo cambiando la expresión, porque dice: "En donde no debe", puesto que no debe tomar asiento en el lugar santo.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Cuando penetramos en el verdadero significado de las palabras, vemos que éstas han sido dichas en sentido místico, y pueden referirse por tanto al Anticristo, o al retrato del César, que puso Pilatos en el templo, o a la estatua ecuestre de Adriano, que estuvo por largo tiempo también en el Sancta Sanctorum. Se llama también abominación al ídolo, como en el Antiguo Testamento, y por tanto añade, de la desolación, porque fue puesto el ídolo en el templo desolado y desierto.
 
Teofilacto
O bien: llama abominación de la desolación a la entrada de los enemigos por la violencia en la ciudad.
 
San Agustín, epistulae, 199, 9
San Lucas, para mostrar que la abominación de la desolación había tenido lugar cuando fue sitiada Jerusalén, conmemora las palabras del Señor en el mismo lugar: "Cuando viereis cercada a Jerusalén por un ejército, sabed que entonces se acerca su desolación" ( Lc 21,20). Entonces, continúa, los que moren en Judea", etc.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Consta que esto se realizó literalmente, porque al aproximarse la guerra con Roma y la destrucción de los judíos, advertidos por el vaticinio todos los cristianos de Judea se retiraron provisionalmente al otro lado del Jordán, como refiere la historia eclesiástica, a la ciudad de Pella bajo la protección de Agripa, de quien se hace mención en los Hechos de los Apóstoles, (caps. 25 y 26), y que era rey de aquella parte de los judíos que se había sometido obediente al imperio romano.
 
Teofilacto
"Entonces, los que moren en Judea", dice, porque no estaban en ella los Apóstoles, que habían huido de Jerusalén antes de la batalla.
 
Glosa
O más bien: salieron guiados por el Espíritu divino. Y continúa: "Y el que se encuentre en el terrado no baje a la casa, ni entre a sacar de ella cosa alguna", porque en tal tribulación era deseable salvar el cuerpo, aunque fuese desnudo.
"Mas ¡ay de las que estarán encintas, y de las que criarán en aquellos días!", etc.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Porque por su estado o por tener que llevar en brazos a sus hijos, habían de verse impedidas en su fuga.
 
Teofilacto
Aquí parece aludir a los niños comidos por sus padres, pues agobiados por el hambre y la peste, pusieron sus manos sobre ellos.
 
Glosa
Después que menciona el doble impedimento para la huída, a saber, el deseo de llevar consigo alguna cosa, o el natural impedimento que habían de causar los hijos por el embarazo, toca el tercer impedimento, el del tiempo, diciendo: "Por eso, rogad a Dios que no sucedan estas cosas durante el invierno".
 
Teofilacto
Para que los que desean huir no se vean impedidos de hacerlo por el mal tiempo. Y señala la causa de la necesidad de huir con estas palabras: "Porque serán tales las tribulaciones de aquellos días, cuales no se han visto jamás desde que Dios creó el mundo".
 
San Agustín, epistulae, 199, 9
Josefo, autor de la Historia de los Judíos, refiere que sobrevinieron a este pueblo tantas y tales cosas, que parecen increíbles: así es que con mucha verdad dice que no había habido ni habría tribulación semejante en el mundo. Que aunque acaso sea igual o mayor la que acaecerá en los tiempos del Anticristo, no obstante, y con respecto a aquel pueblo, no la habrá mayor. Y si él es el primer y principal pueblo que ha de recibir al Anticristo, más bien será él quien promueva, y no quien sufra la tribulación.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
El único refugio que habrá contra tantos males será el que Dios, que da la fuerza para sufrir, acorte en cuanto al tiempo el poder de los perseguidores. "Y si el Señor, prosigue, no hubiese abreviado aquellos días", etc.
 
Teofilacto
Es decir, que si no hubiera terminado pronto la guerra de los romanos, hubiese perecido toda carne, esto es, no hubiera escapado ni un solo judío. Pero abrevió el Señor estos días, e hizo que durara poco la guerra, en atención a los judíos elegidos por El para sí. Estos eran los creyentes, o los que habían de creer en adelante, puesto que después de la destrucción de la ciudad eran muchos los que habían de creer. Por esto no permitió Dios que fuera destruida su raza enteramente.
 
San Agustín, epistulae, 199, 9
Tal vez interpretan mejor este pasaje los que entienden que los días significan los mismos males, ya que se dice días malos en otros pasajes de las Sagradas Escrituras, no por los días en sí mismos, sino por lo acontecido en ellos. Y Dios los acortó, dando fuerza para resistirlos, a fin de que, aunque siendo terribles, fueran menos sensibles debido a su corta duración.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
O de otro modo: lo que dice en las palabras: porque serán tales las tribulaciones de aquellos días, se refiere propiamente a los tiempos del Anticristo, en los que los fieles no sólo habrán de sufrir tormentos más numerosos y acerbos que los sufridos hasta entonces, sino que, cosa más grave aún, los autores de estos tormentos harán milagros.
 
Beda, in Marcum, 4, 42.
Pero cuanto mayor es esta tribulación que las anteriores, tanto más breve será el tiempo de su duración. Porque, según lo que podemos deducir de la profecía de Daniel y del Apocalipsis de San Juan, la Iglesia habrá de ser perseguida en todo el orbe durante tres años y medio. Así que, tomando estas palabras en sentido espiritual, cuando veamos la abominación de la desolación donde no debe estar, esto es, cuando veamos que reina la herejía y otros pecados semejantes en medio de quienes parecen consagrados a los misterios divinos, entonces los que continuamos en Judea, es decir, en la confesión de la verdadera fe, debemos subir tanto más en la virtud, cuantos más sean los que veamos ir por los anchos caminos del vicio.
 
Pseudo-Jerónimo
La huida a los montes es para que no baje a lo profundo el que ha subido a lo alto.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Entonces el que está en el terrado, es decir, el que sobreponiéndose a los efectos carnales vive espiritualmente en una atmósfera libre, no descienda a las bajas acciones de su antigua vida, ni renueve los deseos del mundo y de la carne que abandonó. Por nuestra casa debemos entender este mundo, o la misma carne en que vivimos.
 
Pseudo-Jerónimo
Dice: "Rogad a Dios que no sea vuestra huida durante el invierno", ni en sábado. Es decir, que no acaben los frutos de nuestras obras con el fin de la temporada, acabando como acaban lo
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Pero si entendemos en estas palabras el fin del mundo, entonces nos previenen que no dejemos enfriar nuestra fe ni nuestra caridad en Cristo, ni procedamos con pereza en la obra de Dios.
 
Teofilacto
Porque debemos huir con fervor del pecado, y no con calma y tibieza.
Pseudo - Jerónimo
La tribulación, pues, será inmensa, y breve su duración a causa de los elegidos, a fin de que la malicia de este tiempo no altere su inteligencia.

21-27

"Entonces si alguno os dijere: Ve aquí el Cristo, o vele allí, no le creáis; porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, los cuales harán alarde de milagros y prodigios para seducir, si ser pudiese, a los mismos escogidos. Por tanto, vosotros estad sobre aviso. Ya veis que yo os lo he predicho todo, a fin de que no seáis sorprendidos. Y pasados aquellos días de tribulación, el sol se oscurecerá, y la luna no alumbrará. Y las estrellas del cielo caerán, o amenazarán ruina, y las potestades que hay en los cielos, bambolearán. Entonces se verá venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria. El cual enviará luego sus ángeles, y congregará a sus escogidos de las cuatro partes del mundo, desde el último cabo de la tierra hasta la extremidad del cielo". (vv. 21-27)
 
Teofilacto
Después que dijo el Señor todo lo concerniente a Jerusalén, habla ahora de la venida del Anticristo, y dice: "Entonces si alguno os dijere: Ve aquí el Cristo, o vele allí, no le creáis". Pero por la palabra entonces no debemos entender que había de ser al momento que se realizaría lo que queda dicho acerca de Jerusalén. En este sentido dice San Mateo, después de ocuparse de la generación de Cristo: "En aquella temporada se dejó ver Juan Bautista" ( Mt 3,1). ¿Acaso inmediatamente después de la natividad de Cristo? No, porque habló indeterminada o indistintamente. Así, pues, debemos entender por por entonces, no el tiempo de la ruina de Jerusalén, sino el de la venida del Anticristo. Y sigue: "Porque se levantarán falsos Cristos", etc. Muchos tomarán el nombre de Cristo para engañar también a los fieles.
 
San Agustín, de civitate Dei, 20, 19
Entonces quedará Satanás en libertad, y desplegará por el Anticristo todo su poder de un modo maravilloso, aunque falso. Ocurre que con frecuencia se duda de la razón que tuvo el Apóstol para llamarlos milagros y prodigios falsos. Puede ser que, ofuscados los sentidos, vean una aparición que hace lo que no puede hacer, o que, siendo verdaderos prodigios, engañen a los que creen que sólo Dios puede hacerlos, no conociendo el poder del diablo, y menos en aquél tiempo en que lo tendrá mayor que nunca. Pero sea lo que fuera, tales milagros y prodigios cautivarán sólo a los que lo merezcan.
 
San Gregorio Magno, homiliae in Hiezechihelem prophetam, 9
¿Cómo, pues, se dice si ser pudiese en sentido de duda, siendo así que sabe el Señor todo lo que ha de suceder? Porque una de dos: o son elegidos, y entonces no puede ser; o no son elegidos, y entonces sí puede ser. Por tanto, esta duda reflejada en la palabra del Señor expresa el temor de los elegidos, a los que llama así porque ve que persisten en las buenas obras. Porque los que son elegidos para que persistan, verán los prodigios con que los predicadores del Anticristo los tentarán para hacerlos caer.
 
Beda, in Marcum 4, 42
Algunos refieren esto al tiempo del cautiverio de los judíos, cuando surgirán muchos que, llamándose cristos, arrastrarán en pos de sí a la muchedumbre engañada. Pero durante el sitio de la ciudad, no hubo ningún fiel a quien debiera dirigirse la exhortación divina de no seguir a los falsos maestros. De aquí que es mejor entender esto de los herejes que, levantándose contra la Iglesia, se atreven a tomar el nombre de Cristo: de ellos fue el primero Simón el Mago, y será el último y el mayor de todos el Anticristo.
"Ya veis que yo os lo he predicho todo", etc.
 
San Agustín, epistolas, 137
No solamente predijo los bienes que había de otorgar a los santos y fieles suyos, sino también los males que habían de abundar en esta vida, y todo con el objeto de que estuviéramos más seguros de los bienes que han de seguir al fin de los tiempos, experimentando antes de él los males predichos igualmente.
 
Teofilacto
Después de la venida del Anticristo se alterará y cambiará el orden del mundo, perdiendo los astros su luz por la luz más brillante de Cristo. "Y pasados aquellos días de tribulación, el sol se oscurecerá", etc.
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Porque en el día del juicio parecerán apagadas las estrellas, no porque disminuya su luz, sino porque aparecerá la claridad de la verdadera, es decir, la del Juez Supremo. Sin embargo, se puede admitir sin dificultad, que entonces perderán temporalmente su luz el sol, la luna y las estrellas, como está probado que la perdió el sol al morir nuestro Redentor. Por lo demás, después del día del juicio, cuando haya cielo nuevo y tierra nueva, se cumplirán las palabras de Isaías: "La luz de la luna será como la del sol, y la del sol será siete veces mayor" ( Is 30,26). Y continúa: "Y las potestades que hay en los cielos bambolearán".
 
Teofilacto
Esto es, las potestades angélicas se asombrarán viendo acontecimientos tan portentosos y viendo que son juzgados aquellos que tienen su misma naturaleza.
 
Beda, in Marcum 4, 42
¿Qué tiene de extraño, pues, que perturbe a los hombres este juicio, cuando tiemblan ante su aspecto las mismas potestades angélicas? ¿Qué harán las tablas allí donde tiemblan las columnas? ¿Y qué el arbusto del desierto cuando se doble el cedro del paraíso?
 
Pseudo - Jerónimo
O de otro modo: El sol se oscurecerá como en el invierno para los corazones helados; la luna no alumbrará serena en esta tempestad de discordias; las estrellas del cielo caerán sin luz cuando esté para concluir la raza de Abraham, de la que aquellas son figura, y las potestades que hay en los cielos temblaran. Es cuando serán enviados al castigo por el Hijo del hombre, de cuya venida dice: "Entonces se verá venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y gloria", El, que antes descendió humildemente como la lluvia en el vellón de Gedeón.
 
San Agustín, epistolas, 80
Porque los ángeles han dicho a los Apóstoles: "Vendrá del mismo modo que le habéis visto subir al cielo" ( Hch 1,11), y es de creer que así como se fue entre las nubes, así también vendrá entre las nubes en el mismo cuerpo.
 
Teofilacto
Verán al Señor como Hijo del hombre, es decir, en cuerpo, porque corpóreo es lo que se ve.
 
San Agustín, de Trinitate, 13
Porque la vista del Hijo del hombre se da también a los malos, mientras que la vista de la forma divina no se da sino a los limpios de corazón, "porque ellos verán a Dios" ( Mt 5). Y porque los injustos no pueden ver al Hijo de Dios en la forma divina que le hace igual al Padre, y conviene que los justos y los inicuos vean al Juez de vivos y muertos ante el cual serán juzgados, era necesario que el Hijo del hombre recibiese la potestad judicial de cuya ejecución dice: "El cual enviará luego sus ángeles".
 
Teofilacto
Notemos que Jesucristo manda ángeles como el Padre: ¿en dónde están, por consiguiente, los que dicen que no es igual al Padre? Saldrán, pues, los ángeles para reunir a los fieles elegidos, a fin de que salgan, como arrebatados por los aires, al encuentro de Jesucristo; así dice: "Y congregará sus escogidos de las cuatro partes del mundo".
 
Pseudo - Jerónimo
Como el trigo aventado con el aire de toda la tierra.
 
Beda
De las cuatro partes del mundo o de los cuatro vientos, es decir, de oriente, occidente, norte y sur. Y para que nadie piense que los elegidos han de ser congregados sólo de los cuatro puntos cardinales de la tierra, y no de todos sus confines y de todas las regiones mediterráneas, dice a este propósito: "Desde el último cabo de la tierra hasta la extremidad del cielo", es decir, desde lo más apartado de la tierra hasta su último confín, en donde parece a lo lejos que el círculo del cielo se asienta sobre los límites del mundo. Y en aquel día no habrá ni un elegido que no vuele a recibir al Señor viniendo al juicio, y a El vendrán también los réprobos para desaparecer ante la faz de Dios y perecer, una vez sentenciados.

28-31

"Aprended ahora sobre esto, una comparación tomada de la higuera: Cuando ya sus ramas retoñecen, y brotan las hojas, conocéis que está cerca el verano. Pues así también cuando vosotros veáis que acontecen estas cosas, sabed que el Hijo del hombre está cerca, está ya a la puertas. En verdad os digo que no pasará esta generación, que no se hayan cumplido estas cosas. El cielo y la tierra faltarán: pero no faltarán mis palabras". (vv. 28-31)
 
Beda, in Marcum, 4, 42
Con el ejemplo del árbol dio el Señor una idea de lo que será el fin del mundo. "Aprended ahora sobre esto una comparación tomada de la higuera: Cuando ya sus ramas retoñecen", etc.
 
Teofilacto
Es como si dijera: así como viene el verano en cuanto brota la higuera, así también a las calamidades del Anticristo sucederá, sin intervalo alguno, la venida de Cristo. Esta será para los justos como el verano después del invierno y para los pecadores como el invierno después del verano.
 
San Agustín, epistolas, 80
O de otro modo puede entenderse: Todo lo dicho por los tres Evangelistas sobre la venida del Mesías, discutido y referido escrupulosamente, parece que se refiere a su venida de todos los días en su cuerpo, que es la Iglesia, con excepción de los pasajes en que se anuncia como próxima. San Mateo la expresa con toda claridad en estos términos: "Cuando vendrá el Hijo del hombre en su majestad" ( Mt 25,31). ¿Qué significa, pues , cuando viereis cumplirse esto, sino lo que dijo antes, y en lo cual se comprende lo que sigue: "Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes"? Así que no será entonces el fin, pero estará próximo. ¿Acaso no debemos entender todo lo dicho, sino parte de ello, como referente a este suceso, excepto las palabras: "Y entonces verán al Hijo del hombre viniendo"? Porque éste será el fin, y no un anuncio de él. Pero San Mateo declaró que se ha de tomar enteramente en este sentido, diciendo: "Cuando vosotros veáis que acontecen estas cosas, sabed que el Hijo del hombre está cerca, está ya a la puerta" ( Mt 24,33). Lo dicho anteriormente debe interpretarse, pues, de este modo: Y enviará sus ángeles de las cuatro partes del mundo, esto es, congregará a sus elegidos de todos los puntos de la tierra. Y ésta será la hora última del mundo, cuando venga en sus miembros como en las nubes.
 
Beda, in Marcum 4, 42
En sentido místico se puede tomar la parábola de la higuera por el estado de la sinagoga, la cual fue condenada a eterna esterilidad cuando vino a ella el Señor, porque no producía fruto de justicia en aquéllos que eran entonces incrédulos. Pero puesto que dijo el Apóstol: "Cuando la plenitud de las naciones haya entrado en la Iglesia, entonces será salvo todo Israel" ( Rm 11,25), ¿qué otra cosa puede significar sino que dará fruto la higuera que tanto tiempo había estado estéril? Ahora bien: cuando suceda esto, no dudéis que se aproxima la estación de la paz verdadera.
 
Pseudo - Jerónimo
O bien: las hojas ya nacidas de la higuera son las palabras de ahora; el verano próximo es el día del juicio, en el cual manifestará cada árbol el fruto que porta: la esterilidad que lo destina al fuego, o la lozanía que lo hace bueno para ser plantado con el árbol de la vida.
"En verdad os digo que no pasará esta generación, que no se hayan cumplido todas estas cosas".
 
Beda, in Marcum 4, 42
Con el nombre de generación se significa a todo el género humano, o a los judíos especialmente.
 
Teofilacto
O de otro modo: No pasará esta generación (la de los cristianos) hasta que se haya cumplido todo lo dicho acerca de Jerusalén y de la venida del Anticristo. No dice: la generación de los Apóstoles, puesto que la mayor parte de ellos no llegó hasta la destrucción de Jerusalén, sino la de todos los cristianos, queriendo consolar a sus discípulos para que no creyesen que faltaría la fe en aquellos tiempos, puesto que antes que la palabra de Cristo faltarán los elementos del mundo. "El cielo y la tierra, dice, faltarán; pero no faltarán mis palabras".
 
Beda, in Marcum, 4, 42
El cielo que faltará no es el etéreo o sidéreo, sino el del aire, porque, como cayó por todas partes el agua del diluvio, así también, según el Apóstol San Pedro, caerá por todas partes el fuego del juicio. El cielo y la tierra perderán su figura actual pero subsistirán sin fin en cuanto a la esencia.

32-37

"Mas en cuanto al día o la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo para revelároslo, sino el Padre. Estad, pues, alerta, velad y orad, ya que no sabéis cuándo será el tiempo. A la manera de un hombre que, saliendo a un viaje largo, dejó su casa y señaló a uno de sus criados lo que debía hacer, y mandó al portero que velase. Velad, pues, también vosotros, porque no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa, si a la tarde, o a la media noche, o si al canto del gallo, o al amanecer: no sea que, viniendo de repente, os encuentre dormidos. En fin, lo que a vosotros os digo, a todos lo digo: velad". (vv. 32-37)
 
Teofilacto
Queriendo impedir el Señor que le preguntasen sus discípulos sobre el día y la hora, dijo: "En cuanto al día o a la hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino el Padre". Si hubiere dicho que lo sabía, pero que no quería revelárselo, los hubiese entristecido en extremo. Pero obró más sabiamente añadiendo, para que no le importunasen insistiendo sobre la misma pregunta: Ni lo saben los ángeles del cielo, ni yo.
 
San Hilario de Trinitate, 9
Se objeta al Unigénito de Dios la ignorancia de este día y hora, para concluir que no ha nacido Dios de Dios, en esa perfección de naturaleza por la cual es Dios. Pero el sentido común dice que cómo es posible que el autor de todo lo que es y será ignore nada absolutamente. ¿Cómo puede existir la ciencia fuera de Aquél en quien se contiene todo lo que ha de ser hecho? ¿Ignorará, pues, aquel día, que es el de su venida? En la naturaleza humana está, en cuanto de ella depende, el saber de antemano lo que determina hacer, y sigue siempre el conocimiento de ello a la voluntad de hacerlo. Y bien: ¿cómo puede admitirse que ignorara el Señor el día de su gloriosa venida por imperfección de su naturaleza, teniendo necesidad de venir y no teniendo conocimiento de su venida? Pero ¿cuánta ocasión de impiedad resultaría de atribuir a Dios Padre la malignidad de privar del conocimiento de su dicha a Aquél a quien había dado el conocimiento de su muerte? Si en El existen todos los tesoros de la sabiduría, no puede ignorar ese día. Pero conviene que no olvidemos nosotros que los tesoros de la sabiduría están ocultos en El. Su ignorancia respecto de ese día proviene de que los tesoros de la sabiduría están ocultos en El; y siempre que manifiesta ignorar alguna cosa, no se detiene por ignorancia, sino porque no es tiempo de hablar o de obrar. Si para mostrar que Dios quiso hacer conocer a Abraham que no ignoraba su amor, se dice en el capítulo 22 del Génesis que Dios conoció que Abraham le amaba, entonces al decir que el Padre conocía el día del juicio, debe darse a entender que no se lo ocultó al Hijo. Así que si el Hijo ignora el día, es porque debe callar sobre esto, y al contrario el Padre manifiesta ser El solo quien lo sabe, porque habla. Lejos, pues, de nosotros la idea de que pueda haber en el Padre y en el Hijo cambio alguno. Finalmente para que no se juzgue que ignoraba por defecto de naturaleza, añade en seguida: "Estad, pues, alerta, velad y orad, ya que no sabéis cuándo será el tiempo".
 
Pseudo - Jerónimo
Porque es necesario que vele el espíritu antes de la muerte del cuerpo.
 
Teofilacto
Nos ordena, pues, dos cosas: vigilar y orar. Porque muchos vigilan, sí, toda la noche, pero es para consagrarla a la maldad. Y aduciendo un ejemplo en confirmación de esto, dice: "A la manera de un hombre que, saliendo a un viaje largo", etc.
 
Beda, in Marcum 4, 42
El hombre que saliendo a un viaje largo dejó su casa es Cristo, quien, subiendo triunfante a su Padre después de la resurrección, dejó corporalmente la Iglesia, sin privarla por eso de la protección de la presencia divina.
 
San Gregorio Magno, homila in Evangelia, 9
Y como la tierra es el lugar propio del cuerpo, representó el Redentor en su ascensión a los cielos al hombre que sale a un viaje largo. Dio a sus criados poder para todo, porque con la gracia del Espíritu Santo concedida a sus fieles les dio facultad para servirle en el bien. Mandó también al portero que velase, porque manda al orden de los Pastores que se hagan cargo del cuidado de la Iglesia confiada a ellos. Pero no sólo a los Pastores, sino a todos nos manda que guardemos las puertas de nuestros corazones, a fin de que no las traspase el antiguo enemigo para tentarnos, y de que el Señor no nos encuentre dormidos. Por lo cual, y concluyendo el ejemplo, añade: "Velad, pues, también vosotros porque no sabéis", etc.
 
Pseudo - Jerónimo
Porque el que duerme no ve cuerpos verdaderos, sino fantasías, y sueña con lo que ve sin poseerlo. Así sucede en verdad a los que en su vida fueron arrebatados por el amor del mundo, y después de su vida perdieron lo que soñaban como real y cierto.
 
Teofilacto
Es de notar que no dijo no sé sino no sabéis cuándo será el tiempo. Y nos lo ocultó porque así nos convenía, pues si ignorándolo no nos cuidamos del fin, ¿qué haríamos si lo conociéramos? Pues es muy cierto que persistimos en nuestros pecados hasta el último momento. Fijémonos ahora en la propiedad de las palabras: el fin llega por la tarde, cuando el que muere se halla en medio de la ancianidad; a media noche cuando se halla en medio de la juventud; al cantar el gallo cuando tiene ya desarrollada su razón, porque una vez que empieza el joven a vivir según ella, parece que una voz como la del gallo le despierta del sueño de la sensualidad; y la mañana es la infancia. Es preciso, pues, que todos vivamos preparados para el fin, y que no dejemos que el niño muera sin bautismo.
 
Pseudo - Jerónimo
Por tanto, y para que los últimos aprendan de los anteriores este precepto común a todos, concluye diciendo: "Lo que a vosotros os digo, a todos lo digo".
 
San Agustín, ad Hesych., epíst. 80
No habló así solamente para los que entonces le oían, sino también para los sucesores de aquellos, los anteriores a nosotros, para nosotros mismos y los que sigan después de nosotros hasta su última venida. ¿Acaso aquel día ha de encontrar a todos los hombres en esta vida, o se dirigen también a los difuntos estas palabras: "Velad, no sea que, viniendo de repente, os encuentre dormidos"? Porque ¿Cómo habla así a todos, no dirigiéndose más que a los que vio entonces, sino es porque a todos concierne, como he dicho? Así, pues, ese día será para cada uno aquél en que salga de este mundo tal y como deba ser juzgado. Por ello debe vigilar todo cristiano, para que no le halle desprevenido la venida del Señor, pues hallará desprevenido aquel día a todo el que no esté prevenido el último día de su vida.