CATENA AUREA - SANTO TOMÁS DE AQUINO |
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01-05 |
Otra vez en sábado entró Jesús en la sinagoga; y hallábase en ella un hombre que tenía seca una mano. Y le estaban acechando si curaría en día de sábado, para acusarle. Y díjole al hombre que tenía seca la mano: "Ponte en medio"; y a ellos les dice: "¿Es lícito en sábado el hacer bien o mal, salvar la vida a una persona, o quitársela?" Mas ellos callaban. Entonces Jesús, clavando en ellos sus ojos llenos de indignación, y deplorando la ceguedad de su corazón, dice al hombre: "Extiende esa mano": extendióla, y quedóle perfectamente sana. (vv. 1-5)
Teofilacto
Después de haber refutado a los judíos,
que habían acusado a los discípulos de haber restregado las espigas en
sábado, con el ejemplo de David, obra un milagro en sábado para
conducirlos más a la verdad, manifestando que si es una obra
caritativa hacer milagros en sábado por la salud de los hombres, no es
malo el hacer en igual día lo que es necesario al cuerpo. Dice por
tanto: "Otra vez en sábado entró Jesús en la
sinagoga", etc.
Beda,
in Marcum, 1, 14
Después que el Señor excusó con un ejemplo
irrefutable la transgresión del sábado, de que acusaban a sus
discípulos, intentan ahora calumniarle a El mismo: se preparan para
acusarlo de trasgresión legal si cura en sábado, y de cruel o inhumano
si no cura.
"Y díjole al hombre que tenía seca la
mano: Ponte en medio".
San Juan Crisóstomo,
homilia in Matthaeum, hom. 41
Hace que se ponga en medio para que teman,
y viéndolo se compadezcan, y depongan su malicia.
Beda
Y previniendo la calumnia que habían
preparado los judíos, los reprende porque con su mala interpretación
violaban los preceptos de la ley. "Y a ellos les dice: ¿Es lícito en
sábado hacer bien o mal?" Los interroga de este modo, porque juzgaban
que ni aun las buenas obras debían hacerse en sábado, siendo así que
la ley mandaba abstenerse de las malas, según estas palabras: "No
haréis obra servil en este día" ( Lev 23,7),
esto es, el pecado. Porque el que comete pecado, es siervo del pecado.
Esta pregunta: "hacer bien o mal" ( Jn 8,34),
es igual a la que añade luego: "salvar o perder su alma". Es decir,
curar o no al hombre entero. No porque Dios, sumo bien, pueda ser
autor de perdición para nosotros, sino porque, según costumbre de la
Escritura, el no salvar al hombre es perderlo. Mas si alguno se
pregunta por qué el Señor habla de la salvación del alma cuando va a
curar el cuerpo, tenga presente que el alma, a tenor de las
Escrituras, se pone por el hombre, como si se dijera: éstas son las
almas que salieron del muslo de Jacob; o que hacía aquellos milagros
por la salud del alma, o que la misma cura de la mano significaba la
del alma ( Ex 1,5).
San Agustín,
de consensu evangelistarum, 2, 35
Pero acaso se preguntará, por qué San
Mateo dice que los mismos interrogaron al Señor si era lícito curar en
sábado, en tanto que San Marcos afirma que ellos fueron los
preguntados por el Señor en estos términos: "¿Es lícito en sábado
hacer bien o mal?" Se ha de entender, pues, que ellos fueron los que
interrogaron primero al Señor si era lícito curar en sábado y que
viendo el Señor que su intención era acusarlo, hizo venir en medio al
que había de curar y preguntó lo que refieren San Marcos y San Lucas.
Y entonces guardando ellos silencio, propuso la parábola de la oveja y
concluyó diciendo que era lícito hacer el bien en sábado.
"Mas ellos callaban", continúa.
Pseudo-Crisóstomo,
Vict. Ant. e Cat in Marc
Porque sabían que había de curarlo del
todo. "Entonces Jesús, clavando en ellos sus ojos llenos de
indignación". El mirarlos con indignación y entristecerse por su
ceguedad conviene a la humanidad que se dignó tomar por nosotros.
Junta, pues, el milagro a la palabra y con ella sola cura al hombre.
Prosigue: "Extendióla, y quedóle perfectamente
sana". Con todos estos hechos responde a las acusaciones lanzadas
contra sus discípulos y manifiesta que su vida existe sobre la ley.
Beda
Considerado místicamente, este hombre que
tenía la mano seca representa al género humano infecundo para el bien,
pero curado por la misericordia de Dios. Su diestra se había secado en
nuestro primer padre, cuando cogió el fruto del árbol vedado, y fue
curado con el jugo de las buenas obras por la gracia del Redentor
cuando tendió sus manos inocentes al árbol de la cruz. Y con razón se
presentaba seca la mano en la sinagoga, porque donde es mayor el don
de ciencia es más grave el peligro de falta inexcusable.
Pseudo-Jerónimo
O bien: representa a los avaros que
pudiendo dar, quieren recibir, robar y no dar. A ellos se les dice que
extiendan sus manos, esto es, al que roba se le dice que no robe, sino
que trabaje haciendo el bien con su mano para que tenga con qué
socorrer a los indigentes ( Ef 4).
Teofilacto
O bien: tiene seca su mano derecha el que
no hace lo que es recto; porque desde que nuestra mano se emplea en
obras prohibidas se seca para las buenas. Pero se restablecerá otra
vez cuando vuelva a la virtud. Por esto dice el Señor: Levántate (esto
es, del pecado) y ponte en medio y no se extenderá a las obras
pequeñas ni a las superfluas.
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06-12 |
Pero los fariseos, saliendo de allí, se juntaron luego en consejo contra El con los herodianos sobre la manera de perderle. Y Jesús con sus discípulos se retiró a la ribera del mar de Tiberíades, y le fue siguiendo mucha gente de Galilea y de Judea, y de Jerusalén, y de la Idumea y del otro lado del Jordán. También los comarcanos de Tiro y de Sidón, en gran multitud, vinieron a verle, oyendo las cosas que hacía. Y así dijo a sus discípulos que le tuviesen dispuesta una barquilla para que el tropel de la gente no le oprimiese. Pues curando, como curaba, a muchos, echábanse a porfía encima de El, a fin de tocarle, todos los que tenían males. Y hasta los poseídos de espíritus inmundos, al verle se le arrodillaban, y gritaban diciendo: "Tú eres el Hijo de Dios". Mas El los apercibía con graves amenazas para que no le descubriesen. (vv. 6-12)
Beda,
in Marcum, 1,15
Los fariseos, reputando como un crimen el
que a la voz del Señor se hubiese extendido sana la mano que estaba
seca, celebraron consejo para hacer morir al Salvador; por lo que
dice: "Pero los fariseos, saliendo de allí", etc. Como si cada uno de
ellos no hiciera mayores cosas en los sábados, llevando sus comidas,
presentando el cáliz y haciendo todo lo demás necesario para la vida.
¿Se podía, pues, convencer de no trabajar en sábado a Aquel que dijo y
todo fue hecho en el acto?
Teofilacto. super
Egressi. Pharisaei cum herodianis
Se llamaba herodianos a los soldados del
rey Herodes. Había surgido, pues, una nueva herejía que sostenía que
Herodes era Cristo. La profecía de Jacob ( Gén
49) declaraba que cuando faltasen los príncipes de Judá entonces el
Cristo vendría; y como en tiempo de Herodes no había ningún príncipe
de los judíos y era él solo por consiguiente el que reinaba, y era
extranjero, juzgaron que era el mismo Cristo; y de aquí nació la
herejía. Estos, pues, unidos con los fariseos, intentaban matar a
Cristo.
Beda
O bien llama herodianos a los servidores
del Tetrarca Herodes, los cuales por el odio que su señor tenía a San
Juan, y también porque éste anunciaba al Salvador, perseguían al Señor
con insidias y con el mismo odio.
"Y Jesús con sus discípulos se retiró a la
ribera del mar".
Beda
Como hombre que huye de las asechanzas de
los que lo persiguen, porque no había llegado aún la hora de su
pasión, y porque el lugar de su pasión no era fuera de Jerusalén. Con
lo cual dio el ejemplo a los suyos de que cuando sufriesen persecución
en una ciudad huyesen a otra.
Teofilacto
Se retira además para hacer bien a muchos,
abandonando a los ingratos. Muchos sin embargo, lo siguieron, y El los
curó. "Y le fue siguiendo mucha gente de Galilea", etc. Los de Tiro y
de Sidón, como extranjeros, reciben beneficios de Cristo, en tanto que
sus más allegados, a saber, los judíos lo perseguían. Así es que no
hay parentesco útil si no hay bondad en los parientes.
Beda
Ellos lo perseguían en vista de sus
virtuosas obras y de la bondad de su doctrina, pero los extranjeros
atraídos sólo por la fama de sus milagros venían en gran número a
oírlo y alcanzar de El la salud. "Y así dijo a sus discípulos que le
tuviesen dispuesta una barca", etc.
Teofilacto
Ved, pues, oculta su gloria, porque para
que no le ofenda la turba pide una barca en la que subiendo
permanecerá ileso. "Todos los que tenían males", etc.
Beda
Unos y otros se arrojaban a los pies del
Señor, los que tenían mal de enfermedades corporales, y los que
estaban atormentados por los espíritus inmundos; los primeros con la
intención de obtener la salud; los últimos, es decir, los poseídos, o
mejor, los demonios que en ellos estaban, obligados por el temor a su
divinidad no sólo a arrojarse a sus pies, sino también a confesar su
majestad. "Y gritaban diciendo: Tú eres el Hijo de Dios". ¡Qué
asombrosa es por tanto la ceguedad de los arrianos que después de la
gloria de la resurrección niegan al Hijo de Dios, a quien los demonios
mismos confiesan Hijo de Dios aun viéndole en carne mortal!
"Mas El los apercibía con graves amenazas
para que no le descubriesen". Dios dijo al pecador (
Sal 49,16), "¿Por qué refieres mis justicias?" Se prohíbe al
pecador que anuncie al Señor, para que no se sigan oyendo sus errores.
Perverso maestro es el diablo, que mezcla muchas veces lo falso con lo
verdadero para encubrir con apariencia de verdad el testimonio del
engaño. Se prohíbe también anunciar al Señor no sólo a los demonios,
sino a los curados por Cristo y los apóstoles, a fin de que no se
retardase su pasión por la publicidad de su majestad divina.
El Señor, que sale de la sinagoga para
retirarse a la ribera del mar, alegóricamente figura la salvación del
mundo, por la que se dignó venir para inspirarle la fe, abandonando la
Judea por su insidia. Y son comparadas con mucha propiedad a un mar
inestable las naciones lanzadas en las multiplicadas revueltas de los
errores. Una gran muchedumbre venida de diversas provincias lo seguía,
porque recibió benignamente a muchas naciones que venían a El por la
predicación de los apóstoles. Esta barca, que sirve al Señor en el
mar, es la Iglesia formada de la congregación de las gentes. Entra en
la barca para que no lo sofoque la turba porque, alejándose de la
muchedumbre agitada, se complace en ir a los que menosprecian la
gloria del siglo y a estar junto a ellos. Hay diferencia, pues, entre
estrechar y sofocar al Señor y tocarlo: lo sofocan los que con sus
hechos o con sus pensamientos carnales turban la paz en que reside la
verdad; lo tocan los que lo reciben en el corazón por la fe y el amor
siendo estos últimos de quienes puede asegurarse la salvación.
Teofilacto
Los herodianos, esto es, los hombres
carnales son los que quieren matar a Cristo (Herodes se interpreta
cosa de piel). Los que salen de su patria, es
decir, de sus hábitos carnales son los que siguen a Cristo y son
curados sus males que son los pecados que vulneran la conciencia.
Porque Jesús en nosotros es la razón que ordena que nuestra barca, o
el cuerpo, se ponga a su servicio para que el torbellino de los hechos
no sofoque a la razón.
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13-19 |
Subiendo después Jesús a un monte, llamó a sí a aquéllos que le plugo; y llegados que fueron escogió doce para tenerlos consigo y enviarlos a predicar, dándoles potestad de curar enfermedades y expeler demonios; a saber: Simón, a quien puso el nombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a quienes apellidó Boanerges, esto es, hijos del trueno o rayos; Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le vendió. (v. 13-19)
Beda in Marcus,
1,16
Después de haber prohibido a los espíritus
impuros que publicasen su nombre, eligió santos para expulsar a los
espíritus impuros y predicar el Evangelio. "Subiendo después Jesús a
un monte, etc.".
Teofilacto
San Lucas dice que subió para orar.
Después de la manifestación de sus milagros ora para enseñarnos que
conviene dar gracias cuando alcanzamos algún bien, el que debemos
atribuir a la virtud divina.
Pseudo-Crisóstomo
Enseña también a los prelados de la
Iglesia a pasar la noche en oración antes de hacer una ordenación para
que no se frustre su consagración. Cuando vino, pues, el día, según
San Lucas, llamó a los que quiso, siendo muchos los que lo seguían.
Beda
De este modo eran llamados al apostolado,
no por su elección o cálculo, sino por la gracia divina. El monte en
que eligió el Señor a los apóstoles expresa la elevación de la
justicia en que habían de ser instituidos y que debían predicar a los
hombres.
Pseudo-Jerónimo
O bien: Cristo es el monte en sentido
espiritual del que fluyen las aguas vivas, sobre el que se prepara la
leche, salud de los niños, donde se halla la fortaleza espiritual y
donde realiza la gracia todo bien supremo. Por esto los aventajados en
méritos y palabra son llamados a este monte, a fin de que corresponda
el lugar a los altos merecimientos.
"Y llegados que fueron", etc.
San Jerónimo
El Señor ha amado la porción bella de
Jacob ( Sal 46), y así como los doce son
colocados sobre tronos para juzgar a las doce tribus de Israel, así
también en grupos de tres y de cuatro deben velar cerca del
tabernáculo del Señor y llevar sobre sus hombros el peso de su
palabra.
Beda
En esto, pues, se significa que los hijos
de Israel acampaban cerca del tabernáculo, a cuyos ángulos se
apostaban tres tribus. Tres veces cuatro hacen doce, y éste es el
número de los apóstoles que fueron enviados a predicar, a fin de que
bautizasen en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo,
sobre todas las regiones de las cuatro partes del mundo. "Dándoles
potestad", etc. Para que atestiguasen la grandeza de las promesas
celestiales, e hiciesen obras nuevas los que las predicaban.
Teofilacto
Dice los nombres de los apóstoles para que
sean conocidos entre los que habían usurpado este título, y continúa:
"Y puso a Simón el nombre de Pedro".
San Agustín, de consensu Evangelistarum, 2, 17
Pero no se crea que es ahora cuando Simón
recibe el nombre de Pedro, lo que sería contrario a San Juan, que
mucho antes refiere que le fue dicho: "Tú te llamarás Cephas" (
Jn 1,42), que se interpreta Pedro. San Marcos
ha dicho recapitulando: queriendo enumerar los nombres de los doce
apóstoles, y siendo necesario nombrar a Pedro, quiso indicar
brevemente que no se llamaba antes así, sino que el Señor le impuso el
nombre.
Beda
Quiso, pues, el Señor que en adelante se
llamase de otro modo, para que el mismo cambio de nombre significase
la misión que se le encomendaba. Cephas en siríaco significa lo mismo
que Pedro en griego y en latín, y en ambas lenguas este nombre se
deriva de piedra, no pudiendo caber duda de que ésta es de la que dijo
San Pablo: "La piedra era Cristo" ( 1Cor 10);
porque como Cristo era la verdadera luz ( Jn
1), y se la dio a los apóstoles para que fuesen llamados luz del mundo
( Mt 5), así se dio a Simón el nombre de
piedra, que creía en la piedra de Cristo.
Pseudo-Jerónimo
De obediencia,
que significa Simón, sube a conocimiento, que
es lo que significa Pedro.
"Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan,
hermano", etc.
Beda
Estas palabras están sobreentendidas en
estas otras: "Subiendo a un monte llamó a sí".
Pseudo-Jerónimo
Es a saber, a Santiago, que había ahogado
todos los deseos de la carne, y a Juan, que recibió de la gracia lo
que otros de su esfuerzo. "A quienes apellidó, prosigue, Boanerges".
Pseudo-Crisóstomo
Llama así a los hijos de Zebedeo, porque
debían difundir por toda la tierra los grandes y memorables decretos
de la divinidad.
Pseudo-Jerónimo
O por esto se manifiesta el mérito de los
tres, que merecen oír en el monte la voz del Padre, semejante a un
trueno, a través de la nube resplandeciente: "Este es mi Hijo muy
querido" ( Mt 17,5), a fin de que derramen
sobre la tierra la lluvia con el relámpago por la nube de la carne y
el fuego de la palabra, puesto que el Señor convierte en lluvia los
relámpagos ( Sal 134), para que su
misericordia extinga el fuego que encendió su justicia.
"A Andrés", continúa.
San Jerónimo
El que ataca
varonilmente a la perdición, para que tenga siempre en sí la
respuesta de la muerte, y esté siempre su alma en sus manos.
Beda
Andrés es nombre griego que significa
viril, de andra varón, porque se adhirió
virilmente al Señor.
"Y Felipe".
Pseudo-Jerónimo
El cual significa boca
de lámpara, que puede iluminar con la boca lo que concibió con
el corazón, a quien dio el Señor la abertura de la boca del que
ilumina. Sabemos que esta locución es propia de las Sagradas
Escrituras, porque se ponen los nombres hebreos para significar algún
misterio.
"Y Bartolomé".
San Jerónimo
Este nombre quiere decir
el hijo del que suspende las aguas, a saber, de aquel que dijo:
"Y mandaré a las nubes no lluevan gota sobre esta viña (
Is 5,6)". Pero el nombre de hijos de Dios se
adquiere por la paz y el amor de los enemigos: "Bienaventurados los
pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (
Mt 5,44), y luego dice: "Amad a vuestros
enemigos, para que seáis hijos de Dios".
"Y Mateo".
San Jerónimo
El que es gratificado
con dones, porque no sólo ha alcanzado del Señor la remisión de
sus pecados, sino el privilegio de ser inscrito en el número de los
apóstoles. "Y Tomás", que significa abismo,
porque es uno de los que aclaran las cosas profundas que se refieren a
Dios.
"Y Santiago, hijo de Alfeo", esto es, del
docto o del millar, porque a su lado caerán mil (
Sal 60). Este es otro Santiago, cuya lucha no es contra carne y
sangre, sino contra las maldades espirituales ( Ef
6). "Y Tadeo"; es decir, prudente o que tiene
corazón, o que guarda su corazón con todo cuidado (
Prov 4).
Beda
Tadeo es el mismo a quien San Lucas en el
Evangelio (cap. 6) y en las Hechos de los Apóstoles (cap. 1) llama
Judas de Santiago, porque era hermano de Santiago, hermano del Señor,
como él mismo dijo en su epístola.
"Y Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el
mismo que le vendió". Los nombres aparecen así para distinguirlos de
Simón Pedro y Judas de Santiago. Simón el Cananeo es llamado así por
Cana, pueblo de Galilea, y Judas Iscariote por Isachar, pueblo o tribu
en que nació.
Teofilacto
Le cuenta entre los apóstoles para
enseñarnos que Dios no rechaza a nadie a causa de una malicia futura,
sino que lo honra por la virtud presente.
Pseudo-Jerónimo
Simón se interpreta el
que está triste: "Bienaventurados los que lloran, porque ellos
serán consolados" ( Mt 5,4). Cananeo quiere
decir el que tiene celo, esto es, aquel a
quien devora el celo de Dios ( Sal 68).
"Judas Iscariote" es el que no borra su pecado por la penitencia, o
que no borra la memoria de él: Judas significa el que
confiesa o el glorioso,
e Iscariote memoria de la muerte; que son
muchos en la Iglesia los confesores soberbios y gloriosos, como Simón
el mago, Arrio y los demás herejes, cuya memoria condena la Iglesia
como mortal para que se huya.
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20-22 |
Y vinieron a la casa, y concurrió de nuevo tal tropel de gente, que ni siquiera podían tomar alimento. Y cuando lo oyeron sus deudos salieron para recogerle; porque decían que había perdido el juicio. Y los escribas, que habían bajado de Jerusalén, decían: "Está poseído de Beelzebub; y así por arte del príncipe de los demonios es como lanza los demonios". (vv. 20-22)
Beda
Conduce el Señor a la casa a los apóstoles
elegidos en el monte, como para advertirles que deben volver a su
conciencia después de haber recibido la dignidad del apostolado. "De
aquí vinieron a la casa, y concurrió de nuevo tal tropel de gente, que
ni siquiera podían tomar alimento".
Pseudo-Crisóstomo
Ingratas eran ciertamente las turbas de
los sacerdotes, cuyo orgullo les impedía conocer a Jesús, mientras que
iba a El agradecida la muchedumbre del pueblo.
Beda
¡Cuál no sería esta bienaventurada
muchedumbre, para quien tanto importaba alcanzar la salvación, que ni
al Autor de ella ni a los que con El estaban dejaban ni una hora libre
para comer! Pero falta la estimación de sus deudos para Aquel a quien
no deja la turba de los extraños. "Entre tanto algunos de sus deudos",
etc. Como no podían comprender las sapientísimas palabras que oían,
creían que había hablado como un enajenado. "Porque decían, prosigue,
que había perdido el juicio".
Teofilacto
Esto es, que estaba poseído y furioso, y
por tanto querían apoderarse de El y encarcelarlo como a endemoniado.
Y los que tal pretendían eran los suyos, esto es, sus deudos, sus
compatriotas, o sus parientes.
Víctor Antioqueno,
e Cat. in Mar
Fue, pues, una verdadera locura el
considerar como insensato al Autor de tantos milagros y al que había
enseñado una tan celestial doctrina.
Beda
Hay mucha distancia entre los que no
entienden por su escasa capacidad la palabra de Dios, como eran éstos
de que se ha hablado, y aquéllos que la blasfeman adrede, y que son
por los que dice: "Al mismo tiempo los escribas, que habían bajado de
Jerusalén", etc. Y lo que no podían negar se esforzaban por alterarlo
con una interpretación errada, como si no fuesen obras de la
Divinidad, sino del más impuro de los espíritus, esto es, Beelzebú,
que era el dios de Ecrón, pues Beel es el mismo Baal, y zebú quiere
decir mosca, significando por tanto Beelzebú
hombre de las moscas
1 por
la inmundicia de la sangre de las víctimas que se le sacrificaban. Con
este repugnante nombre llamaban al príncipe de los demonios: "Es por
Beelzebú, príncipe de los demonios, por quien expulsa a los demonios",
decían.
Pseudo-Jerónimo
La casa a que iban es, en sentido místico,
la Iglesia primitiva; las turbas que impedían hasta que comiesen, son
los pecados y los vicios, porque el que come indignamente come y bebe
su juicio ( 1Cor 2,29).
Beda
Los escribas, que habían bajado de
Jerusalén, blasfemaban; pero la muchedumbre que viene de aquella
ciudad y de otras partes de la Judea y de los pueblos gentiles sigue
al Señor. Porque la muchedumbre del pueblo judío había de precederle a
Jerusalén en el tiempo de la pasión con palmas y cánticos de alabanza,
mientras que los gentiles deseaban verle, y los escribas y fariseos
trataban de su muerte.
Notas
1.
Baal-Zebul, "Baal, el Príncipe", divinidad
filistea adorada en Ecrón. Baal-Zebub:
Señor de las moscas es un juego de palabras
burlesco sobre el verdadero nombre de la divinidad (ver nota Biblia de
Jerusalén: 2Re 1,2s) .
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23-30 |
Y Jesús habiéndolos convocado, les decía en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expeler a Satanás? Y si un reino está dividido contra sí mismo, es imposible que subsista el tal reino. Y si una casa estuviera dividida contra sí misma, la tal casa no puede quedar en pie. Conque si Satanás se levanta contra sí mismo, está su reino en discordia, y no puede durar, antes está cerca su fin. Ninguno puede entrar en la casa del valiente para robarle sus alhajas, si primero no ata bien al valiente: después sí que podrá saquear la casa. En verdad os digo, añadió, que todos los pecados se perdonarán fácilmente a los hijos de los hombres, y aun las blasfemias que dijeren; pero el que blasfemare contra el Espíritu Santo no tendrá jamás perdón, sino que será reo de eterno juicio o condenación". Les decía esto porque le acusaban de que estaba poseído del espíritu inmundo. (vv. 23-30)
San Juan Crisóstomo,
homilae in Mattaeum, hom. 42
Demuestra el Señor que era imposible lo
que decían los blasfemos escribas, confirmando su demostración con un
ejemplo. "Mas Jesús, prosigue, habiéndolos convocado les decía o
refutaba con estos símiles. ¿Cómo puede
Satanás expeler a Satanás?" Es como si dijera: Es forzoso que quede
asolado un reino dividido en guerra interna, que es lo que se ve en
las casas y en las ciudades: por esto si se divide en sí mismo el
reino de Satanás, de modo que Satanás expulse de los hombres a
Satanás, se aproximará la desolación del reino de los demonios. El
reino de éstos consiste en tener sujetos a los hombres. Por lo tanto,
si son arrojados de los hombres, la disolución de su reino es
inevitable, mientras que, si conservan aún potestad sobre los hombres,
es claro que su reino dura todavía, y no está dividido contra sí
mismo.
Glosa
Mostrando con el ejemplo que el demonio no
ha echado fuera al demonio, muestra de qué modo puede ser echado
diciendo: "Ninguno puede entrar en la casa del valiente para robarle
sus alhajas, si primero no ata bien al valiente", etc.
Teofilacto., super Cum fortis armatus.
En el fondo este ejemplo quiere decir: el
demonio es fuerte; las alhajas son los hombres, en los cuales se
refugia. ¿Cómo, pues, podrá nadie apoderarse de las alhajas, esto es,
de los poseídos, sin vencer y sujetar antes al demonio? Por esto yo,
que le arranco las alhajas, es decir, que libero a los hombres del
espíritu maligno, sujeto antes a los demonios, los venzo y soy su
enemigo. ¿Cómo decís, pues, que yo estoy poseído de Beelzebú, y siendo
amigo de los demonios los lanzo fuera?
Beda.
El Señor ató también al fuerte, esto es,
al diablo, en cuanto que le impidió sedujera a los elegidos, y
entrando en la casa, o en el mundo, le quitó la casa y las alhajas, o
los hombres, ya que librándolos del poder del diablo los ha unido a su
Iglesia. O bien destruyó su casa, puesto que distribuyó entre los
apóstoles y sus sucesores todas las partes del mundo dominadas en otro
tiempo por el antiguo enemigo, para que atrajesen a los pueblos al
camino de la vida. Así, pues, manifiesta el Señor el gran crimen que
cometían al exclamar que era obra del diablo la que conocían que era
de Dios, cuando dice: "En verdad os digo que todos los pecados se
perdonarán", etc. No se perdonarán todos los pecados y blasfemias a
todos los hombres en general, sino a los que hayan hecho penitencia
proporcionada a sus errores en esta vida. Porque es un error el de
Novaciano, que niega pueda ser perdonado el que no sale vencedor del
martirio, como también el de Orígenes, quien afirma que todos los
pecadores después del juicio universal y de innumerables evoluciones
de los siglos, habrán de alcanzar el perdón de sus pecados: error que
combaten las siguientes palabras del Señor: "Pero el que blasfemare
contra el Espíritu Santo no tendrá jamás perdón".
San Juan Crisóstomo,
homilia in Mattaeum, hom. 42
Y ciertamente dice que tiene excusa la
blasfemia contra El, porque no lo veían sino como un hombre
despreciable y bajo; pero que no tendrá perdón la dirigida contra
Dios, y la blasfemia contra el Espíritu Santo es contra Dios, porque
el reino de Dios es obra del Espíritu Santo. Por esto, pues, dice que
es irremisible la blasfemia contra el Espíritu Santo. Ahora, en lugar
de estas palabras: "Pero será reo de eterno delito", dice el
Evangelista: "Ni en este siglo, ni en el futuro" (
Mt 12,32). Debemos distinguir en esto el juicio según la ley
que mandaba matar al que blasfemaba el nombre de Dios (
Lev 24,15), y el juicio de la otra vida: la
segunda ley no excusa semejante delito. El que se bautiza queda fuera
de este siglo, y los judíos desconocían la remisión que se obra por el
bautismo. Al que atribuye por tanto al demonio los milagros y la
expulsión de los demonios, que son obras solamente del Espíritu Santo,
no le queda excusa ninguna por su blasfemia, y siendo ésta tal contra
el Espíritu Santo no puede ser perdonada. Les decía esto porque le
acusaban de que estaba poseído del espíritu inmundo.
Teofilacto
Es preciso entender que no se consigue el
perdón sino haciendo penitencia. Cuando se escandalizaban por la
encarnación de Cristo, tenían alguna excusa, aunque no hiciesen
penitencia, y podían esperar el perdón.
San Jerónimo,
O bien dice esto, porque no merecía la
gracia de hacer penitencia para ser perdonado el que, conociendo que
era Cristo, decía sin embargo que era el príncipe de los demonios.
Beda
No se debe con todo tener por reos de
blasfemia irremisible a los que no creen que el Espíritu Santo sea
Dios, porque no lo niegan por malicia diabólica, sino por humana
ignorancia.
San Agustín,
de Verbo Domini, serm. 11, 12
O es la impenitencia misma la blasfemia
contra el Espíritu Santo que no se perdona. El hombre, que con su
dureza y corazón impenitente va atesorando ira y más ira (
Rm 2), blasfema de palabra o con el
pensamiento contra el Espíritu Santo, por quien se perdonan los
pecados. "Porque le acusaban -prosigue- de que estaba poseído del
espíritu inmundo", para manifestar que la causa ostensible de hablar
así era que decían que lanzaba al demonio por Beelzebú; no porque sea
blasfemia que no pueda perdonarse, puesto que se consigue su perdón
con una verdadera penitencia, sino porque era ocasión de anunciar esta
sentencia por el espíritu inmundo, a quien el Señor muestra dividido
contra sí mismo por efecto del Espíritu Santo, quien une a los que
acoge, perdonando los pecados que los dividían contra sí mismos:
remisión a cuya gracia nadie resiste, sino el que tiene la dureza de
un corazón impenitente. En otro pasaje dijeron del Señor los judíos
que estaba poseído por el demonio ( Jn 8), y
sin embargo, no les dijo que blasfemaban contra el Espíritu Santo,
porque no le injuriaban al punto de presentarle dividido en sí mismo,
como Beelzebú, por quien dijeron que podían ser lanzados los demonios.
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31-35 |
Entre tanto llegan su Madre y hermanos o parientes, y quedándose fuera, enviaron a llamarle. Estaba mucha gente sentada alrededor de El, cuando le dicen: "Mira que tu Madre y tus hermanos allí fuera te buscan". A lo que respondió diciendo: "¿Quién es mi madre y mis hermanos?" Y dando una mirada a los que estaban sentados en torno suyo, dijo: "Veis aquí a mi madre y a mis hermanos; porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre". (vv. 31-35)
Teofilacto
Como los que estaban cerca del Señor iban
a apoderarse de El porque le creían loco, llegó su Madre movida por un
sentimiento de amor y de piedad. "Entretanto llegan su Madre y
hermanos o parientes ", etc.
San Juan Crisóstomo
Con esto se declara que no siempre estaban
con El su Madre y sus hermanos o parientes. Mas como le amaban con
verdad, venían a El por amor y respeto, y esperaban fuera. "Estaba
mucha gente sentada alrededor de El", etc.
Beda
Por hermanos del Señor no se ha de
entender hijos de María siempre Virgen, según Helvidio, ni tampoco
hijos que tuviera San José de otra mujer, como suponen algunos, sino
parientes del Señor.
San Juan Crisóstomo
Otro evangelista ( Jn
7) dice que sus parientes no creían aún en El, lo cual está conforme
con que lo buscasen y esperasen fuera; y por esta razón no habla el
Señor de ellos como de parientes, según estas palabras: "A lo que
respondió diciendo: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?" Pero no habla
así como si renegara de su Madre y de sus hermanos, sino como el que
enseña que es preciso valorar la propia salvación por sobre todo
parentesco temporal: enseñanza que convenía mucho a aquéllos que se
entretenían en conversación con sus parientes, como si esto les
importara más que su salvación.
Beda
Rogado, pues, para que renunciara al
ministerio de la palabra, se reservó de hacerlo, no porque desdeñase
el cuidado del amor maternal, sino porque se debía a los misterios del
Padre, más que a los afectos maternales. Y no menosprecia a sus
parientes, puesto que prefiriendo los deberes del espíritu -que
antepone a los del parentesco-, enseña que la unión en el espíritu es
más religiosa que la de los cuerpos. Y continúa: "Y dando una mirada a
los que estaban sentados alrededor de sí, dijo: Veis aquí a mi madre y
a mis hermanos".
San Juan Crisóstomo
En lo cual manifesta el Señor que conviene
honrar más a los que son parientes por la fe, que a los que lo son por
la sangre. Todo el que anuncia a Jesús se hace como madre suya, puesto
que infundiéndole en el corazón del oyente viene a darle como un nuevo
nacimiento.
San Jerónimo
Sabemos, pues, que seremos sus hermanos y
hermanas, si cumplimos la voluntad de su Padre, para hacernos sus
coherederos; porque respecto de esto no hay diferencia en el sexo,
sino en los hechos. De aquí lo que sigue: "Porque cualquiera que
hiciera la voluntad de Dios, ése es mi hermano", etc.
Teofilacto
No habla así para negar a su Madre, sino
para manifestar que no sólo es digna de honra por haber engendrado a
Cristo, sino también por todas sus virtudes.
Beda
En sentido místico, la madre y el hermano
de Jesús son la sinagoga; y, como el pueblo judío ha salido de la
sinagoga. Y no puede entrar en la casa en que enseña el Salvador,
habiendo descuidado el entender el sentido espiritual de sus palabras.
No obstante, entra la turba anticipándose, porque, tardando en llegar
los de Judea, afluyen a Cristo los gentiles. Los parientes del Señor,
que están fuera, quieren verle, mientras que los judíos, fijándose en
el sentido literal, prefieren que salga Cristo a enseñar lo mundano, a
entrar ellos para aprender lo espiritual. Si, pues, ellos mismos no
conocen a los parientes que están fuera, ¿cómo han de conocernos a
nosotros, si no queremos entrar? Dentro está el Verbo; dentro está,
pues, la luz.
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