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FELICES LOS QUE SIRVEN
 


LECTURA CONTINUADA

Puesta en común sobre Jn 13,1-14,31

El "Libro de la Pasión y de la Gloria" está encabezado por la narración del lavatorio de los pies (Jn 13,1-17) y el anuncio de la traición de Judas (Jn 13,18-30). Antes de entrar directamente en el relato de la pasión, muerte y resurrección de Jesús (Jn 18-20), el cuarto evangelio introduce un largo paréntesis para ayudar a sus lectores a comprender el sentido profundo de estos acontecimientos. Para ello pone en boca de Jesús los llamados "discursos de despedida" en los que instruye a sus discípulos ante la perspectiva de su separación (Jn 13,31-17,26).

En el primero de estos discursos (Jn 13,31-14,31), encontramos algunos consejos e instrucciones sobre la vida comunitaria. No son muchos. Sólo los esenciales. Para comenzar nuestra reunión vamos a responder entre todos a la pregunta que se nos propuso para preparar el encuentro:

- ¿Qué instrucciones o normas de conducta sobre la vida comunitaria da Jesús a sus discípulos en esta sección del evangelio?


GUÍA DE LECTURA

"Os he dado ejemplo,
para que hagáis lo que yo he hecho con vosotros"


Antes de comenzar buscamos Jn 13,1-17


> Ambientación

En la primera parte del evangelio de Juan, llamada "Libro de los signos", hemos contemplado una serie de acciones extraordinarias con las que Jesús pretendía revelarse al mundo. En nuestra reunión de hoy comenzamos a leer la segunda parte del evangelio, llamada el "Libro de la Pasión y de la Gloria". Lo primero que nos encontramos en él es el lavatorio de los pies, un gesto de servicio que nos ayuda a comprender en profundidad el sentido de la muerte de Jesús en la cruz.

> Miramos nuestra vida

A todos nos cuesta ponernos al servicio de los demás. Nos resulta mucho más cómodo que nos sirvan y cuiden de nosotros. Y sin embargo, no podemos negar que, ante el ejemplo de personas como Teresa de Calcuta, tenemos la impresión de que quienes dedican su vida a servir a los demás parecen ser muy felices. Por eso, al comenzar nuestro encuentro, vamos a preguntarnos:

- ¿Por qué encontramos tantas dificultades y resistencias a la hora de ponernos al servicio de los demás? ¿Podríamos contar alguna experiencia en la que nos sintiéramos felices de ayudar a otras personas?

> Escuchamos la Palabra de Dios

La vida de Jesús fue una entrega constante y sin reservas. Su muerte, la consecuencia de un amor sin límites. Desde esta perspectiva, entenderemos mucho mejor su gesto de lavar los pies a los discípulos durante la Última Cena. El evangelio de Juan sitúa este episodio en el mismo lugar en el que los demás evangelios hablan de la institución de la Eucaristía. Tratemos de ver por qué lo hace.

- Antes de escuchar la Palabra, hacemos un momento de silencio e invocamos la presencia del Espíritu Santo.

- Un miembro del grupo lee en voz alta Jn 13,1-17.

- Reflexionamos en silencio: leemos de nuevo el pasaje y tratamos de comprenderlo mejor consultando las notas de nuestra Biblia.

- Respondemos juntos a estas preguntas:

  • ¿Cómo reacciona Jesús ante la negativa de Pedro? ¿Qué le dice? ¿Por qué?

  • ¿Qué sentido da Jesús a este gesto? ¿Qué quiere mostrar con él?

  • ¿Crees que el lavatorio de los pies tiene algo que ver con la celebración de la Eucaristía?


> Volvemos sobre nuestra vida

Cada Jueves Santo la liturgia nos interpela al repetir el signo del lavatorio de los pies. Hacer memoria de este gesto de Jesús nos saca de nuestra comodidad y nos complica la vida. El Señor nos recuerda que sólo es grande el que vive entregado a los demás. El que comprenda eso y lo ponga en práctica ha encontrado el secreto de la felicidad.

- ¿Crees que la Iglesia está al servicio de la humanidad? ¿Qué gestos concretos de servicio realiza la comunidad cristiana en la que vivimos nuestra fe? ¿Qué otros podría realizar? ¿Cómo nos ayuda el ejemplo de Jesús y la celebración de la Eucaristía a vivir entregados a los demás?


> Oramos

Expresamos en nuestra oración lo que la lectura y meditación de este pasaje nos han sugerido. Lo hacemos en forma de alabanza, de súplica o de acción de gracias y procuramos que las mismas palabras de la Escritura inspiren nuestra plegaria.

 

PARA PROFUNDIZAR

La comunidad del discípulo amado

No resulta fácil imaginar cómo era la comunidad cristiana en la que fue redactado el evangelio de Juan. La única fuente de información de que disponemos para saber cómo vivían aquellos creyentes y cuáles eran sus preocupaciones y problemas, es el mismo evangelio y las cartas atribuidas a Juan.

A primera vista podría parecer demasiado poco. Todos damos por sentado que los evangelios fueron escritos para contarnos la historia de Jesús, pero en realidad nos dicen bastantes cosas sobre los cristianos para quienes se escribieron. En el evangelio de Juan, por ejemplo,, las palabrasde Jesús reflejan a menudo la situación en la que se encontraban aquellos creyentes. Podemos decir que, de algún modo, el cuarto evangelio es una especie de altavoz de las dudas, certezas e inquietudes de sus destinatarios. Para descubrirlas, basta afinar el oído y saber leer entre líneas. Vamos a intentarlo.

Una comunidad de profundas raíces judías...

El evangelio de Juan sería absolutamente incomprensible para una persona que no estuviese al tanto de las costumbres, la religión y la mentalidad israelitas. Todo en él se desarrolla en un ambiente judío. Para referirse a Jesús, se usan categorías y títulos de origen judío. Se celebran las fiestas judías, se habla continuamente del Mesías, del Templo, de las Escrituras, de la Ley, de Moisés, de Abrahán y se utiliza un lenguaje típicamente judío.

Por tanto, es evidente que la mayoría de los cristianos de la comunidad de Juan eran de origen judío (judeocristianos). De otra manera, jamás habrían podido entender este evangelio. Por eso y aunque no lo podemos saber con seguridad, parece que fue Palestina o un lugar cercano a ella, el lugar donde vio la luz el cuarto evangelio.

...que vive en conflicto con el judaísmo

A pesar de lo que acabamos de decir, el evangelio de Juan rezuma "antijudaísmo" por todas partes. Basta leerlo con un poco de atención para darse cuenta de que "los judíos" se presentan siempre como los enemigos de Jesús y que éste se enfrenta a ellos con una dureza poco común. ¿Cómo explicar esta aparente contradicción?

Muchos miembros de la comunidad de Juan eran judíos, pero se distinguían del resto porque confesaban que Jesús era el Mesías anunciado por los profetas. Pronto surgieron las tensiones y la convivencia se hizo cada vez más dificil. Llegó un momento en el que las autoridades fariseas decidieron expulsarles de las sinagogas porque consideraron que afirmar que Jesús era el Mesías y el Hijo de Dios era incompatible con la fe de Israel.73

Desde ese momento, la comunidad de Juan se vio obligada a vivir al margen del judaísmo oficial controlado por el grupo de los fariseos. La ruptura con la sinagoga provocó la marginación y el rechazo, cuando no la abierta persecución. En esa situación, muchos abandonaron la comunidad. Otros se mantuvieron en ella, pero sin manifestarlo públicamente por miedo a perder su prestigio social y religioso (Jn 12,42). Nicodemo, que visitaba a Jesús de noche, podría ser un buen representante de este grupo de cristianos ocultos que no se atrevían a declararse abiertamente como tales (Jn 3,1).

Una comunidad a la defensiva...

La comunidad de Juan vivía en un clima de persecución. Se sentía incomprendida y amenazada por "el mundo". Por esa razón, en el evangelio de Juan, "el mundo" aparece casi siempre como algo hostil a la comunidad (Jn 15,18-19). Está dominado por el mal y representa todo aquello que se opone al plan de Dios. Ante Él no hay que bajar la guardia. Aunque la comunidad sabe que ha sido enviada al mundo y vive en medio del mundo, no forma parte de él (Jn 17,14-18). No participa de su modo de pensar ni de su manera de vivir. La fuerza que los mantiene unidos no viene de su relación con los de fuera, sino de la profunda vivencia del amor mutuo con los de dentro (Jn 13,34-35) y, sobre todo, de la vinculación personal con Jesús y, por medio de Él, con el Padre (Jn 15,1-17).

...pero abierta a nuevas influencias

A pesar de este recelo frente al "mundo", la comunidad de Juan fue abriéndose poco a poco y asimilando nuevos grupos en su seno. Algunos provenían de sectores judíos marginales: samaritanos (Jn 4,1-42), esenios (Qumrán), discípulos de Juan Bautista (Jn 1,35-42)... También parece que algunos gentiles (no-judíos) llegaron a formar parte de ella (Jn 12,20-21). Eso explica que en algunos lugares del evangelio sea necesario aclarar el significado de algunas palabras de origen judío (Jn 1,41).

Es posible que la integración de nuevas corrientes diese lugar a algunos conflictos comunitarios, especialmente con los discípulos del Bautista. Por eso el evangelio deja bien clara la superioridad de Jesús sobre él al afirmar que Juan no es la luz (Jn 1,8), ni tampoco el Mesías (Jn 1,20). Sólo es el precursor. Una voz que clama en el desierto. Un dedo que señala a Jesús e invita a seguirlo.

Aunque la integración de todos estos grupos no fue fácil, su influjo fue fundamentalmente positivo, porque les ayudó a enriquecer su reflexión sobre la figura de Jesús. Cada cual aportó su visión y entre todos fueron ahondando en el misterio de su persona con una libertad y una profundidad sorprendentes. En esta tarea, la comunidad atribuyó un papel preponderante al Espíritu Santo porque, gracias a su inspiración, pudieron llegar a comprender "la verdad completa" sobre Jesús (Jn 14,26; 16,13).


PARA PREPARAR EL PRÓXIMO ENCUENTRO

En nuestro próximo encuentro vamos a leer la última parte del gran discurso de despedida que precede al relato de la pasión en el evangelio de Juan (Jn 15-17). Estos tres capítulos hablan de la partida de Jesús y describen lo que sucederá a los discípulos cuando Él se haya marchado.

Mientras los leemos vamos a tener presente esta pregunta:

¿Cuál será la situación de los discípulos
después de la partida de Jesús?