Amós.

 

Ιntroduccion. 1. Conminaciones contra las naciones paganas circunvecinas. 2. Nuevos Vaticinios Conminatorios. 3. Crímenes de Israel. 4. La Corrupción de la alta sociedad de Samaría. 5. Las Prevaricaciones de Israel. 6. Anuncio de la invasión Asiría. 7. Visiones Profeticas. 8. Nuevos anuncios de Castigo. 9. Intervención justiciera de Yahvé.
 

 

Ιntroducciσn.

 

Vida del profeta.

Amos (en hebreo 'Amos: "¿portador?") era oriundo de Tecua, a nueve kilómetros al sudeste de Belén, en los confines del desierto de Judá, y de profesión pastor . Alternaba sus trabajos de pastor con el de preparar y recoger los frutos de sicómoro 2. Los símiles que utiliza en su predicación están tomados de la vida pastoril y campestre 3. Criado en un ambiente de austeridad y pobreza, tenía una especial repugnancia por todo lo que significara derroche y lujo en la vida sedentaria, y así, en su predicación aparece como el gran recriminador de los excesos de las clases pudientes y de sus extorsiones para con los pobres.

El profeta no pertenecía a ninguna de las asociaciones profesionales proféticas, como él mismo declara con énfasis al sacerdote de Betel4, y fue sorprendido por el llamamiento divino cuando se hallaba dedicado a sus faenas habituales de pastor y recolector de frutos de sicómoro 5. El profeta se fue al reino del norte a ejercer su ministerio profético en medio de una sociedad hostil y extranjera. Predicó especialmente en las cercanías del santuario cismático de Betel, donde tuvo que enfrentarse con los intereses creados del sacerdote Amasias, el cual llegó a denunciarle a Jeroboam II, rey de Israel. Pero parece que el rey no le hizo caso, y entonces el sacerdote intimó al profeta a que se fuera a ganar su vida haciendo de profeta, o ganapán visionario, tomando aquí profeta en el sentido despectivo de explotador de la credulidad pública. Amos contestó airado que no había venido a lucrarse ni estaba aleccionado por ninguna escuela profética, sino que obraba a impulsos de la inspiración divina: No so;y profeta ni hijo de profetas. Yahvé me tomó de detrás del ganado, y me dijo: "Ve a profetizar a mi pueblo Israel" 6. Y, en prueba de su calidad de verdadero profeta enviado por Yahvé, le anuncia que su mujer será violada, y sus hijos asesinados por los invasores asirios7. Profetizó también la próxima cautividad de Israel8.

 

Ambiente histórico.

Según indicación del título de los escritos de Amos, éste ejerció su ministerio profético en tiempo de Jeroboam II de Israel (783-743) y de Ozías o Azarías de Judá (789-738), dos años después del terremoto 9. Bajo el reinado de Jeroboam II, el reino de Israel había llegado a su esplendor económico y a la máxima expansión geográfica. A fines del siglo IX, los sirios hicieron incursiones en el reino de Israel, anexionándose las regiones transjordánicas de Basan y Galaad 10. Pero, al expansionarse Asiría hacia el occidente en tiempos de Adadnirari III (805-782), se debilitó el reino de Siria, y, en consecuencia, el reino de Israel pudo rehacerse y llegar a su apogeo. Podemos, pues, suponer que el profeta empezó su predicación oracular en los últimos años de Jeroboam II, hacia el 760 a.C., poco antes de la iniciación del ministerio profético de Oseas. El ambiente histórico, pues, es semejante en ambos profetas. La indicación cronológica de dos años antes del terremoto resultaba muy precisa para los lectores contemporáneos, pero no para nosotros, pues no sabemos nada de esta conmoción sísmica que habría impresionado tanto a los moradores del reino del norte 11.

Por el contenido de la predicación de Amos vemos que la situación económica era próspera, y las clases altas se movían con excesiva desenvoltura y desenfreno, esperando confiados el día de Yahvé como día de triunfo pleno material12. El profeta saldrá al paso de estas falsas suposiciones anunciando una serie de castigos devastadores, e incluso la ruina total del reino y la cautividad de sus ciudadanos.

 

División y estructura del libro.

Se puede dividir el libro por su contenido en tres partes:

     

  1. Parte introductoria: Vaticinios contra las naciones paganas, castigadas por sus crímenes contra naturaleza: contra Siria, Filistea, Tiro, Édom, Anión, Moab, y, por fin, contra Judá e Israel (c.i-2).

     

     

  2. Sermones contra los abusos de las clases sociales por su excesivo lujo y materialismo. Oráculos contra los que participan de los cultos idolátricos (c.3-6).

     

     

  3. Cinco visiones, en las que se simbolizan plásticamente los castigos que enviará Yahvé contra la sociedad corrompida de Samaría (c.7-9; 10).

     

 

Por fin, el libro se cierra con un anuncio de restauración mesiánica, con todo lo que implica de abundancia de bendiciones temporales (9:11-15).

La disposición no es cronológica, ni siquiera perfectamente lógica, y se ve que es obra de un compilador posterior al profeta. Sobre todo, algunas de las visiones del final del libro parecen estar desplazadas y debieran figurar entre los primeros oráculos del profeta, según se desprende de su contenido doctrinal. Esta compilación parece que ha sido llevada a cabo en el reino de Judá, pues se da precedencia al rey de Judá, Ozías, sobre el de Israel, Jeroboam, en el título de la compilación. Esto parece confirmarse por el énfasis de la conclusión, en la que se destaca la resurrección del tugurio de David, o dinastía davídica, reducida a una choza, salvada de la catástrofe de la invasión, sin duda alusión a la permanencia del minúsculo reino de Judá.

 

Autenticidad.

En general no hay razones serias para negar la autenticidad global de los oráculos del libro de Amos. Sus palabras están en consonancia con el ambiente histórico que hemos descrito antes y se adaptan bien a las necesidades religiosas de la época. Sin embargo, muchos críticos dudan de la autenticidad de algunos pasajes 13, sobre todo la conclusión del libro, netamente mesiánica 14. Extraña su carácter prosaico en un conjunto poético, como son todos los oráculos de Amos, y, por otra parte, se refieren más al reino de Judá que al de Israel. Por eso no faltan comentaristas que atribuyen este fragmento a una mano posterior, incluso postexílica, que ha querido desvirtuar la impresión excesivamente pesimista de los últimos anuncios de castigo de Amos: Daré la orden y zarandearé a la casa de Israel entre las gentes, como se zarandea con la criba. A la espada perecerán todos los pecadores de mi pueblo 15; sin embargo, es usual en los profetas alternar amenazas con promesas de restauración en su predicación, para, de un lado, invitar a la penitencia y cambio de vida, y de otro, evitar que caigan en la desesperación total. Los castigos de Yahvé sobre su pueblo son siempre pruebas purificatorias, en espera de una etapa esplendorosa que seguirá después.

 

Estilo.

San Jerónimo define a Amos como "imperitum sermone"16. Sin embargo, esta afirmación es injusta, ya que dentro de la sencillez y aun desaliño hay un fondo poético de gran inspiración. Es verdad que su estilo resulta algo cansino y uniforme, como consecuencia de las múltiples repeticiones e incluso de frases hechas. Pero esta repetición da más vigor a sus oráculos. Es clásico su modo de comenzar los oráculos punitivos contra las naciones paganas: Por tres pecados y por cuatro no revocaré 17, para indicar la multiplicidad. Tiene también tendencia a acumular imágenes para expresar la misma idea, pero son sumamente originales y de bellísimo significado 18. Multiplica los ejemplos para probar una afirmación 19. En general, los estilistas modernos consideran a Amos como un artista literario, pues sus repetidas imágenes y períodos argumentativos logran impresionar favorablemente al lector. Este hecho prueba que tenía su formación literaria, a pesar de que se presentaba como un humilde pastor de Tecua.

 

Texto y versiones.

En general, el texto hebreo de Amos está bien conservado. Sin embargo, parece que algunos esticos están desplazados de su lugar normal. La versión griega de los LXX difiere a veces del TM, pero en los casos dudosos y oscuros no resulta más clara que el texto masorético. En el TM, el libro de Amos sigue al de Oseas y Joel, a pesar de ser Amos el primero cronológicamente. En los LXX y en las versiones que dependen de esta versión aparece inmediatamente después de Oseas, seguido de Miqueas y de Joel 20.

 

Mensaje doctrinal.

La teología del libro de Amos es muy rica de contenido, ya que encontramos en él afirmaciones netas sobre la omnipotencia divina y su providencia sobre los pueblos, aun paganos; sobre la elección de Israel y sobre los deberes sociales con el prójimo.

a) Monoteísmo estricto. — Yahvé es el Creador de todo cuanto existe en la naturaleza, es el formador de las montañas y creador de los vientos como fuerzas cósmicas. Hizo las constelaciones 21, y puede oscurecer el firmamento con las nubes 22, regula el curso del día y de la noche 23; las olas del mar obedecen puntuales a su mandato 24.

Por otra parte, es Señor y arbitro de todos los pueblos y naciones. Trajo a los filisteos de Caftor y a los árameos de Quir 25; y, en consecuencia, es el director verdadero de los hilos de la historia humana. Por eso es el Juez de todas las naciones, a las que castiga por sus crímenes "contra naturam" 26. Estos postulados éticos elementales son algo sagrado, por los que Yahvé mira como cosa intangible. No se puede conculcar impunemente las leyes del corazón humano impresas por Dios. A las naciones paganas no las castigará Yahvé por transgresiones de leyes positivas que no conocen, sino por infracciones contra el derecho natural.

b) Elección de Israel. — A pesar de que Yahvé es el Señor y Juez de todos los pueblos, lo es de modo particular de Israel, porque gratuitamente lo ha elegido para vivir en comunicación íntima con El. Por eso hizo una alianza solemne con Israel después de haberle liberado de Egipto 27. Para que pudieran intimar con El, les dio un código de leyes y les envió profetas 28. Pero esto no debe cegar a los israelitas, como si Yahvé se viera obligado necesariamente a protegerles, pues en realidad la elección ha sido sin méritos por parte de ellos 29.

Si bien gobierna todos los pueblos y los somete a las leyes generales de su justicia, los israelitas, por ser un pueblo de elección, están obligados especialmente al cumplimiento de determinadas leyes positivas, estipuladas en la alianza como base de buenas relaciones entre ambas partes contratantes 30. Por tanto, los crímenes de Judá y de Israel revisten una particular malicia de ingratitud y de rebelión 31; por eso Yahvé llama a las naciones paganas como testigos del castigo que va a infligir a Samaría 32,

c) Cultos idolátricos. — En el reino del norte existía un culto sincretista escandaloso, sobre todo en los santuarios locales de Betel, Guilgal y Dan. Yahvé aparecía prácticamente tan desfigurado en el culto, que Amos consideraba aquellos actos de culto como totalmente idolátricos. Las infiltraciones paganas eran ya más que la herencia yahvista, anterior a la separación de las tribus. Lo que había empezado por un simple culto cismático, había terminado por una idolatría, sin faltar el becerro de oro, símbolo del Yahvé adorado por los del reino del norte 33. La justicia divina procede de Yahvé, que mora en Sión 34.

d) Ritualismo externo religioso. — Amos, como todos los profetas del siglo viii que le siguen, se levanta contra la doblez de corazón, contra los actos de culto externos, vacíos de contenido espiritual interno. Las manifestaciones religiosas en este plan le son odiosas 35, porque faltan las correspondientes disposiciones morales, que son la base de una religiosidad digna y elevada.

e) Justicia social. — Es característica de la predicación de Amos urgir el cumplimiento de los deberes éticos para con el prójimo. Sus diatribas contra las clases ricas destacan sus opresiones y exacciones sobre los pobres y desheredados. El profeta les echa en cara a los ricos el que vivan en casas labradas en piedra, con incrustaciones de marfil, y que se entreguen a la vida de desenfreno, despreciando a los pobres.

La sequía y las devastaciones habían arruinado totalmente a los pequeños propietarios 36, y por eso la miseria, en la mayor parte de la población, era un mal que laceraba el corazón recto del profeta. Consecuencia de esa situación es que los pobres tenían que pedir prestado dinero a los pudientes, los cuales se aprovechaban de la miseria para incautarse de los bienes de aquéllos; e incluso el arruinado tenía que venderse por esclavo, a pesar de las leyes levíticas 37. El profeta se alza, enérgico, contra estos abusos 38. La mala administración de la justicia es una provocación constante a la ira divina. En lugar de sembrar paz, siembran malestar social 39, pues el lujo desorbitado es un insulto a la miseria40; la corrupción moral rebasa todas las medidas41.

 

1 Am 1:1. — 2 Am 7:14. — 3 Así habla del rugido del león (3:4), de la caza de las aves con trampa (3:5), del pastor que rescata de las fauces del león los restos de la oveja (3:12), de la serpiente escondida en la grieta de la casa (5:19), del torrente siempre fluyendo (5:24). — 4 Am 7:14. — 5 Am 7:15. — 6 Am 7:14. — 7 Am 7.17. — 8 Am 7:17· — 9 Am 1:1. — 10 Cf. 2 Re 10:325; 2 Re 13:7.25. — 11 Zac 14:5 habla de este temblor de tierra en tiempo de Ozías de Judá y del espanto que produjo a los israelitas. Pero parece depender de la alusión de Amos 1:1. — 12 Cf. Am4:1; 6:1s. — 13 Así extraña la narración en tercera persona de 7:10-17, y parecen manipulación posterior ciertos fragmentos del himno al Creador: 4:13; 5:8-9; 9:5-6. — 14 Am 9:11-15. 17 Am 1:6s. — 15 Am 9:10. 18 Am 9:1-4; 4:6-11 — 16 San Jerónimo, Pról a Amos: PL 25:990 (1038). 19 Am 2,V8.' — 20 Amos aparece citado en Tob 2:6 y Zac 14:5, Y en el Ν. Τ. en Act 7:42-43 (Am 5:25- 27) y Act 15:16-17 (Am 9:11-12). Citados según la versión griega, que aquí difiere mucho del TM. — 21 Am5:8. — 22 Am4:13. — 23Ams,8. — 24 Am 5:8; 97 — 25 Am 9,7. — 26 Amc.1-2. — 27 Am 2:11; 3:7· — 28 Am 3:7. — 29 A™ 9:7 — 30 Am3:1-2. — 31 Am 3:2. — 32 Am 3:9.12s. — 33 Am 7:9; 9:1-4; 4:4. — 34 Am 1:5. — 35 Am 4:21. — 36 Am c.1-3. — 37 Cf. Lev 25:255. — 38 Am 2:6-8; 3:9-10; 5:11; 8:4-6. — 39 Am 5:7.10.12; 6:12. — 40 Am 3:15; 5:11, 6:4-6. — 41 Am4:1; 6:1-6.

 

 

1. Conminaciones contra las naciones paganas circunvecinas.

En los c.1-2 encontramos una serie de oráculos conminatorios contra las naciones paganas que rodeaban a Israel; después el profeta lanza un vaticinio amenazador contra el propio Israel por sus especiales pecados de injusticia social e ingratitud para con Yahvé. Amos supone que Yahvé gobierna no sólo sobre Israel, sino sobre todos los otros pueblos paganos, y, como Señor de todos los pueblos, pide cuenta de los pecados contra el derecho natural cometidos por los gentiles. Por otra parte, supone que Israel y Judá, como pueblos elegidos por Dios, tienen obligaciones especiales, por las que se les ha de pedir estrecha cuenta.

 

Presentación introductoria (1-2).

1 Palabras de Amos, de los pastores de Tecoa, de la visión que tuvo sobre Israel en los días de Ozías, rey de Judá, y en los días de Jeroboam, hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. 2 Dijo: Yahvé rugirá desde Sión, y desde Jerusalén emitirá su voz, y estarán en duelo los pastizales de los pastores y secaráse la cima del Carmelo.

 

La sincronización cronológica es clara para determinar el tiempo en que Amos desarrolló su ministerio profético. El título parece ser adición posterior de un redactor. Amos desarrolló su actividad profética entre los años 760 a.C. y 750 a.C., ya que Ozías (Azarías) reinó en Judá del 768 al 740-39, y Jeroboam II en Israel desde el 787 al 740. Por eso parece que es cronológicamente el primer profeta escritor de la Biblia, ligeramente anterior a Oseas. La frase antes del terremoto indica claramente que esta nota cronológica es posterior al mismo, cuando aún permanecía vivo el famoso terremoto. En Zac 14:5 se habla de un terremoto ocurrido en tiempos del rey Ozías de Judá, pero este dato parece depender del libro de Amos. Por otra parte, la Biblia no nos suministra ninguna indicación sobre este terremoto, que se había hecho famoso y le servía al redactor para datar el principio de la actividad profética de Amos.

A la indicación cronológica, el redactor añade la condición social del profeta, que era pastor de una localidad meridional llamada Tecoa, a unos nueve kilómetros al sudeste de Belén 1, en plena zona desértica.

La introducción de los oráculos de Amos es solemne y enfática: Yahvé rugirá desde Sión, y desde Jerusalén emitirá su voz. (v.2). Es la síntesis de la predicación del profeta, el cual levantará su voz como un rugido de león contra los abusos de Israel y de Judá 2. Por otra parte, afirma enfáticamente que la morada permanente de Yahvé está en Sión, la capital verdadera y única de la teocracia hebrea. Sus mensajes contra el reino de Samaría serán una constante invitación a volver a la unidad primera con el reino de Judá. Ese Yahvé que habita en Jerusalén se levanta ahora como Juez para castigar los pecados reiterados de una sociedad que ha olvidado su vocación de pueblo elegido.

Por eso, ante el rugido de león de Yahvé están en duelo los pastizales del desierto (v.2). Como pastor, Amos anuncia que los oasis de la estepa, únicos lugares de pastos para los ganados, se enlutarán al secarse por falta de lluvia. Esta sequía afectará al reino del sur con sus pastizales del desierto y al reino del norte con su orgullosa cima del Carmelo, tradicionalmente verde y poblada de numerosos rebaños. Su mismo nombre de Carmelo ("huerto feraz") indica la abundancia de pastos; y en la literatura bíblica aparece como lugar tradicional de fertilidad 3. El profeta, pues, abre sus oráculos anunciando un castigo general para Judá e Israel, pues ambos reinos serán sometidos a un largo período de extenuante sequía.

 

Oráculo contra Siria (3-5).

3 Así dice Yahvé: Por tres crímenes de Damasco y aun por cuatro no revocaré yo (mi fallo). Por haber triturado con trillos de hierro a Galaad, 4 yo pondré fuego a la casa de Hazael, que consumirá los palacios de Ben-Hadad. 5 Yo quebrantaré las barras de Damasco y exterminaré a cuantos habitan en Biqat-Awen 4 y a quien empuña el cetro de Bet-Eden, y el pueblo de Aram será deportado a Quir,dice Yahvé.

 

Después de anunciar de modo general que Yahvé castigará a Judá e Israel, antes de concretar más su oráculo punitivo contra ellos, pasa revista a las naciones circunvecinas de Palestina para anunciarles también a ellas el castigo merecido por sus crímenes contra los' postulados elementales de la ética natural. Implícitamente, el profeta supone que Yahvé tiene dominio también sobre estos pueblos, a los que castiga por sus transgresiones. La serie de amenazas comienza por Siria, con Damasco por capital. El reino sirio había llegado a su punto culminante político en el siglo IX, y durante un siglo había luchado contra Israel, obteniendo resonantes victorias; finalmente, fue vencido por Jeroboam II en el siglo VIII, poco antes del vaticinio de Amos.

Los oyentes de la predicación de Amos eran vecinos del que había sido poderoso reino de Damasco, y, como tales, guardaban particular animosidad contra él. Siria iba a ser la primera víctima de la invasión asiría bajo Teglatfalasar III, que estaba ya amenazando hacia la costa siró-fenicia del Mediterráneo. Amos anuncia el castigo contra Siria, porque han cometido muchos pecados, que están reclamando la venganza divina. La expresión por tres crímenes de Damasco y por cuatro. (v.3), que se repite machaconamente en este capítulo, indica la multiplicidad de pecados, por los que se hace acreedor al castigo divino 5.

El crimen específico de Siria, citado expresamente por el profeta, es haber triturado con trillos de hierro a Galaad, provincia israelita del reino del norte, situada al otro lado del Jordán, la cual había sufrido mucho de las incursiones sirias en tiempos de Hazael contra Jehú de Israel6. Quizá la frase sea sólo metafórica, para indicar la terrible opresión a que sometieron los sirios a los habitantes de Galaad; pero de hecho parece que David pasó materialmente a los habitantes de Rabbat-Amón bajo los trillos7, y, dada la crueldad con que los enemigos vencidos eran tratados, no es de extrañar que los sirios hayan hecho ese crimen contra naturaleza.

Yahvé destruirá la casa de Hazael, es decir, la dinastía inaugurada por este rey sirio, que usurpó el poder en tiempos del rey Joram de Israel (850-843), hijo de Acab8. Mantuvo una serie de guerras contra Israel y aun contra Judá, lo mismo que su hijo Ben-Hadad III, el cual fue derrotado por Jeroboam II de Israel (787-747?). Sus atropellos e incursiones injustas van a ser castigadas ahora, pues Yahvé consumirá los palacios de Ben-Hadad (v.4). El exterminio alcanzará no sólo a Damasco, la capital, cuyas barras o puertas serán rotas por Yahvé, sino a todo el territorio del reino, como Biqat-Awen, que parece ser la actual El-Biqa'a, o depresión entre el Líbano y Antilíbano, la Celesiria de los escritores clásicos. La palabra Awen ("vanidad"), que se añade a Biqat, puede ser un juego de palabras despectivo del profeta, en vez de la vocalización On que transcriben los LXX, y que es el nombre de Heliópolis, la actual Baalbek, donde se daba culto a un dios solar de Egipto 9. Bet-Eden parece ser el Bit-Adini de las inscripciones cuneiformes, junto al Eufrates medio. En este supuesto, Amos nombraba estas dos localidades como los dos extremos (sudoeste y nordeste) del reino de Siria, para indicar que todo el reino sería devastado por los invasores asirios.

La devastación irá acompañada de la deportación del pueblo de Arara a Quir (v.5), localidad desconocida, de donde supone Amos que procedían los árameos 10. Se supone que Quir está en la Alta Mesopotamia, pues en Is 22:6 es nombrada junto a Elam.

 

Oráculo contra Fuiste a (6-8).

6 Así habla Yahvé: Por tres crímenes de Gaza y por cuatro no revocaré (mi fallo). Por haber deportado muchedumbres enteras de cautivos para entregárselos a Edom, 7 yo pondré fuego a los muros de Gaza, que devorará sus palacios, 8 y exterminaré a cuantos habitan en Asdod y quien empuña el cetro en Ascalón. Volveré mi mano contra Ecrón, y perecerán las reliquias de los filisteos, dice el Señor, Yahvé.

 

La acusación contra la Pentápolis filistea está literariamente concebida en los mismos términos que la anterior, y el molde se repetirá en los oráculos siguientes. También Gaza, la principal ciudad de los filisteos, ha colmado la iniquidad con multitud de crímenes contra la naturaleza (Por tres crímenes de Gaza y por cuatro., v.6). El crimen específico de esta ciudad es el dedicarse a vender cautivos como esclavos a Edom, región transjordana por la que pasaba la ruta caravanera con Arabia, y se dedicaba al tráfico de esclavos entre las ciudades costeras de Palestina y la península de Arabia. No se especifica de dónde son los prisioneros. En Joel se acusa a Tiro y Sidón de vender esclavos a los griegos 11. El tráfico de prisioneros de guerra para esclavos era uno de los grandes negocios de la antigüedad pagana.

Los filisteos eran oriundos de Greta, o mejor de Panfilia, en el Asia Menor, de raza indoeuropea, y se establecieron en la costa cananea (de ahí el nombre de Palestina dado por los griegos a esta región), después de haber sido rechazados por Ramsés III en el siglo XI cuando quisieron invadir Egipto. Son llamados por los hebreos despectivamente incircuncisos, porque no practicaban la circuncisión, muy extendida en Egipto y entre algunos pueblos semíticos. Aquí Amos anuncia la ruina de las ciudades filisteas confederadas, Gaza, Asdod, Ecrón. Falta Get, que probablemente en aquel tiempo formaba parte del reino de Judá.

 

Oráculo contra Tiro (9-10).

9 Así habla Yahvé: Por tres pecados de Tiro y por cuatro no revocaré yo (mi fallo). Por haber entregado a Edom muchedumbres enteras de cautivos, sin acordarse de la alianza fraternal, 10 yo pondré fuego a los muros de Tiro, que devorará sus palacios.

 

A Tiro se le hace el mismo reproche, pero con la agravante de que la gran metrópoli ha hecho tráfico con gentes que tenían una alianza fraternal. ¿De qué alianza fraternal se trata? Algunos autores han supuesto que se aludiría aquí a la ruptura de la antigua alianza entre Fenicia e Israel en tiempos de David. Y así se le reprocharía aquí el que Tiro se dedicara a traficar con cautivos hebreos en detrimento de la antigua alianza.

Pero no es verosímil que el profeta llamara a esta alianza fraternal. Por eso otros han preferido ver una alusión al hecho de que Tiro se dedicara a vender como esclavos a cautivos israelitas a Edom, que étnicamente tenía un origen de sangre común con Israel, ya que los edomitas provenían, según la Biblia, de Esaú, hermano de Jacob, padre de los israelitas. Pero debemos notar que en el contexto nada indica que se trate de tráfico de cautivos "hebreos," y por tanto esa alusión a la alianza fraterna más bien habría que entenderla en el sentido de que Tiro traficaba con esclavos de ciudades fenicias o filiales de ella en el Mediterráneo, lo que no es inverosímil dado el espíritu esencialmente comercial de los fenicios, a los que Joel les echa en cara la venta de esclavos a los griegos 12.

 

Oráculo contra Edom (11-12).

11 Así habla Yahvé: Por tres pecados de Edom y por cuatro no revocaré yo (mi fallo). Por haber perseguido a la espada a su hermano, ahogando la piedad, durando siempre su cólera, y obstinándose hasta el fin en su rabia, 12 yo pondré fuego en Teman, que devorará los palacios de Bosra.

 

El profeta echa en cara a Edom, como crimen específico, que no haya cejado en su odio ancestral contra su hermano Israel. Ya su antepasado Esaú persiguió a Jacob 13, y después sus sucesores se opusieron a sus hermanos los israelitas, primero no permitiéndoles pasar con Moisés cuando subían del Sinaí hacia Canaán 14, y después en las hostilidades constantes que mantuvieron a través de la historia.

Israel llegó a someterlos bajo Amasias (800-791), pero después otra vez los edomitas se independizaron, haciendo todo el daño posible a los israelitas, sobre todo después de la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor 15. Yahvé castigará este odio inveterado con la destrucción de su país, representado en sus principales ciudades, Teman y Bosra 16.

 

Oráculo contra Amón (13-15).

13 Así habla Yahvé: Por tres crímenes de los hijos de Amón y por cuatro no revocaré (mi fallo). Por haber abierto en canal a las encinta de Galaad para extender su territorio, 14 yo encenderé fuego en los muros de Rabbá, que devorará sus edificios entre clamores el día del combate, en medio de la tempestad el día de la tormenta, 15 y su rey irá al cautiverio, y con él sus príncipes todos juntos, dice Yahvé.

 

El crimen característico de los amonitas (población de Trans-jordania, al norte de Moab) es similar al que hemos visto en el oráculo contra Damasco (v.3), pues en su crueldad han llegado a abrir en canal a las mujeres encinta (ν.13). Es un crimen refinado contra naturaleza, que pide divina venganza. El reino, simbolizado en su capital, Rabbá (la actual Aman), será arrasado totalmente como consecuencia de una guerra. Su rey 17 será llevado cautivo, y el reino desaparecerá como tal.

 

1 Cf. 2 Crón 20,22; 1 Mac 9:13; cf. San Jerónimo, In ler. VI I. — 2 La frase "Yahvé ruge desde Sión" aparece en Jl 4(3):16. — 3 Cf. Cant 7:5; Is 35:2; Jer 4:26; 50,10; Nah 1:4. — 4 La Vg.: "in campo idoli." Los LXX: "en la llanura de On." — 5 Este giro para indicar multiplicidad in crescendo aparece reiteradamente en el Antiguo Testamento: Sal 62:12; Job 33:14; 40:5 (una vez, dos veces) 33:19 (dos veces, tres veces); Prov 30:15; 18:21; Ecl 26:5; Prov 6:16; Ecl 25:7(9) (nueve, diez). — 6 Cf. 2 Re 32-33 — 7 Cf. 2 Sam 12:31. — 8 Cf. 2 Re 8,7-15. — 9 Hoonacker prefiere traducir por "valle de iniquidad," aunque sería mejor "valle de vanidad." Véase o.c., p.21i. — 10 Cf. Am 9,7; 2 Re 16:9. — 11 Cf.Jl 1:6. — 12 Cf. Jl 4:6. — 13 Cf. Gen 25:21s. — 14 Cf. Dt 2:4; 23:7; Abd 10:12. — 15 Cf. Is 34:55; Ez 25:12-14; Sal 137:7; Abd. 10. — 16 Teman estaba cerca de Petra, al sur de Edom. Era famosa por sus sabios (cf. Jer 49:71Abd 9). Bosra es el actual El-Buseire, al sudeste del mar Muerto. Aparece en Gen 36:33; Is 34:6. — 17 La Vg., siguiendo a Sím. y a Aq., lee, en vez de su rey del TM (Malkam), Milcom, el dios nacional de los amonitas. Cf. Jer 49:3.

 

 

2. Nuevos Vaticinios Conminatorios.

 

Oráculo contra Moab (1-3).

1 Así habla Yahvé: Por tres pecados de Moab y por cuatro no revocaré yo (mi fallo). Por haber quemado los huesos del rey de Edom hasta calcinarlos, 2 yo pondré fuego en Moab, que devorará los palacios de Queriyot, y Moab hallará la muerte en medio del estruendo, entre los clamores y los sonidos de la trompeta, 3 y extirparé de él a su juez, y con él haré morir a todos los príncipes, dice Yahvé.

 

El crimen especial imputado a los moabitas es haber extremado su crueldad, quemando los huesos del rey de Edom (v.1). Una vez más Yahvé castiga los crímenes cometidos contra naturaleza. No sabemos a qué hecho concreto alude el profeta, pero tampoco esta crueldad era insólita en la antigüedad 1. Yahvé vela por los postulados éticos primordiales de la sociedad humana, y por eso, en calidad de Juez supremo, envía el castigo merecido a los habitantes de Moab, que verán abrasados por el fuego los palacios de Queriyot (v.2). Esta localidad aparece citada en la famosa estela del rey moabita Mesa, aunque no ha logrado ser localizada con certeza. Moab desaparecerá como nación en el fragor de la guerra, siendo su juez o rey 2 extirpado, y sus príncipes entregados a la muerte.

 

Oráculo contra Jada (4-5).

4 Así habla Yahvé: Por tres pecados de Judá y por cuatro no revocaré yo (mi decisión). Por haber menospreciado la Ley de Yahvé y no haber guardado sus mandamientos, descarriándose por las mentiras tras las cuales se fueron sus padres, 5 yo pondré fuego a Judá, que devorará los palacios de Jerusalén.

 

Los crímenes antes imputados a las naciones paganas eran transgresiones de la ley natural. Ahora la perspectiva de las acusaciones cambia al enfrentarse con las responsabilidades de Judá e Israel. Como pueblos elegidos que se han comprometido a cumplir las condiciones de un pacto, plasmado en la Ley, se les reprocha su infidelidad a lo pactado (no han guardado sus mandamientos, v.4). Dios tenía derecho a exigir más de ellos que de los otros pueblos, y por eso no los juzga conforme al código amplio del derecho natural, sino conforme a las estipulaciones positivas del Sinaí. Han abandonado a Yahvé, yéndose tras de las mentiras (ν.6) ο νdolos, siguiendo la conducta extraviada de sus antepasados. Por eso Yahvé los castigará también como a las naciones gentiles. Su calidad de pueblo elegido, lejos de garantizar la impunidad, reclamará más severidad en el castigo divino.

 

Oráculo contra Israel (6-8).

6 Así habla Yahvé: Por tres pecados de Israel y por cuatrono revocaré yo (mi fallo), por haber vendido al justo por dinero, y al pobre por un par de sandalias. 7 Aplastan sobre el polvo de la tierra la cabeza de los pobres, y estorban el camino de los humildes 3, y van padre e hijo a la doncella 4, profanando mi santo nombre. 8 Sobre ropas tomadas en prenda se echan junto a un altar cualquiera, y beben el vino de los multados en la casa de su dios.

 

Después de pasar revista a los pueblos de alrededor, Amos centra su predicación conminatoria en torno a Israel, o reino de Samaría. Y le echa en cara los atropellos sociales, cuya fustigación será la característica de este profeta, llamado el "profeta socialista del A.T.," precisamente por sus reivindicaciones sociales en favor de los humildes y los desvalidos. Las clases dirigentes de Israel son tan inconsideradas con éstos, que venden al justo. por un par de sandalias (v.6), es decir, conculcan los derechos de los humildes por causas fútiles.

Estorban en lo que pueden el camino o proyectos de los humildes, haciéndoles la vida imposible, y tienen relaciones sexuales incestuosas el hijo y el padre con la misma doncella, quizá la esclava de servicio en la casa, conculcando de este modo las leyes elementales de Dios, con lo que estos actos adquieren el carácter de una profanación del nombre santo de Yahvé. Algunos autores ven en estas prácticas una alusión a las aberraciones sexuales que tenían lugar en los lugares de culto cananeo. En ese caso, la doncella sería la hieródula del templo que se ofrecía a los devotos, y entonces se comprende mejor que tal práctica, denunciada por Amos, tuviera el carácter de una profanación del nombre de Yahvé (ν.7), ya que se le daba un carαcter religioso, y, en consecuencia, el pecado revestía una mayor gravedad. El contexto del v.8 parece avalar esta interpretación, pues se supone que los abusos en los lugares de culto estaban a la orden del día.

Según la ley mosaica5, si un pobre había empeñado su manto por no poder cubrir una deuda, debía devolvérsele antes de la puesta del sol para que pudiera pasar la noche. Los ricos de Samaría, según Amos, en vez de cumplir esta ley, utilizaban las ropas tomadas en prenda como alfombras para sus orgías religiosas junto a un altar cualquiera (v.8), bebiendo el vino de los multados, es decir, el vino conseguido con las multas que imponían, en nombre de la supuesta justicia, a los pobres desvalidos que por necesidad tenían que vivir fuera de la ley. La frase la casa de su dios se refiere a los lugares de culto de los dioses cananeos.

 

Ingratitud de los israelitas (9-16).

9 Yo exterminé ante ellos a los amorreos,altos como cedros y fuertes como encinas; destruí su fruto arriba, y abajo sus raíces. 10 Yo os saqué de la tierra de Egipto y durante cuarenta años os conduje por el desierto para que ocuparais las tierras de los amorreos. 11 Yo suscité profetas de entre vuestros hijos, y nazarees entre vuestros mancebos, ¿no es así, hijos de Israel? dice Yahvé. 12 Pero vosotros hicisteis beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis, diciendo: No profeticéis. 13 He aquí que haré crujir (el suelo) bajo vuestros pies, como lo hace crujir el carro sobrecargado de gavillas 6, 14 y el ágil será incapaz de huir, y al fuerte no le servirá de nada su fuerza, y el valiente no escapará con vida; 15 el arquero no resistirá, el de ágiles pies no escapará, el jinete no se salvará, 16 y el de más esforzado corazón entre los valientes huirá desnudo aquel día, dice Yahvé.

 

La conducta infiel de Israel es incomprensible, puesto que Yahvé le ha protegido siempre de un modo particular cuando se afirmaba como nación, exterminando a los amorreos o cananeos, que se oponían a su penetración en Canaán7; y de nada les sirvió su vigor y desmesurada estatura 8. Son comparados a un árbol al que se le han quitado sus frutos y raíces, de modo que no puede volver a reverdecer 9. Yahvé los ha exterminado para entregar a los israelitas la tierra de Ganaán como culminación de la protección que los dispensó al sacarlos de Egipto y conducirlos paternalmente por el desierto.

Es más, en su voluntad de ayudarles suscitó profetas para que los adoctrinaran y fueran como los intérpretes de la voluntad divina en las vicisitudes difíciles de la vida 10, y escogió israelitas que se le consagraran con particulares votos como los nazareos (v.13), que debían abstenerse de bebidas alcohólicas 11; pero el pueblo israelita obligó a los nazareos a romper sus votos sagrados (v.13).

El voto de nazareato era como una consagración a Dios. El ser infiel a los votos suponía, pues, una ofensa contra El. De ahí la gravedad de los israelitas, que obligaron a los nazareas a no cumplir sus votos.

Por otra parte, lejos de reconocer la gracia que suponía el que Yahvé les enviara profetas, no quieren oír su predicación y los rechazan como importunos: no profeticéis (v.12). En el fondo, pues, hay en estos recalcitrantes una rebeldía contra su Dios, ya que no quieren guiarse por sus preceptos y sus mensajeros los profetas. Por eso el castigo no tardará en llegar: he aquí que haré crujir (el suelo) bajo vuestros pies. (ν.13), es decir, Yahvι va a intervenir como un terremoto enviando la espada y la guerra; y todos se verán envueltos en el torbellino, sin que nadie pueda sentirse seguro; y hasta el mismo suelo se tambaleará y crujirá como el carro sobrecargado de gavillas hace crujir (el suelo).

Nadie se librará cuando llegue la hora del castigo, pues hasta los más ágiles y fuertes caerán a la espada. Los mismos guerreros armados de arcos huirán despavoridos, dejando sus mantos (desnudos ) al enemigo.

 

1 Cf. 2 Re 23:16. — 2 Cf. Os 7:7; 13:10, donde se llama jueces a los altos gobernantes de un país. — 3 Hoonacker prefiere corregir el texto y traduce: "Aplastan sobre el polvo del suelo y en las encrucijadas de los caminos a los pobres." — 4 Lit. el TM: "un individuo y su padre." — 5 Cf. Ex 22:25.26; Dt 24,12s. — 6 Hoonacker prefiere traducir (siguiendo una etimología árabe): "Yo haré que vuestros pies se estorben, como se embaraza el carro cargado de hierbas." Leahy: "Yo haré que se balancee (el suelo) bajo vuestros pies, como se tambalea el carro sobrecargado de haces." — 7 Cf. Gen 48:22; Dt 1:7; Jue 1:34; 2 Sam 21:2. Los amorreos eran los habitantes de la zona sirio-fenicia (los Amuríu de las inscripciones cuneiformes). — 8 Cf. Núm 13:33; Dt 1:28. — 9 En la inscripción del rey de Sidón Eschmunazar encontrarnos una frase similar: (el que viole la tumba) "que no tenga raíces abajo ni fruto en lo alto." — 10 Cf. Dt 18:18. — 11 Cf. Núm 6:1s; Jue 13; 1 Sam 1:11.28.

 

 

3. Crímenes de Israel.

 

Anuncio del castigo (1-8).

1 Oíd esta palabra que Yahvé ha pronunciado sobre vosotros, hijos de Israel; sobre todas las familias que hice subir de la tierra de Egipto, diciendo: 2 Sólo a vosotros conocí yo de entre todas las estirpes de la tierra; por eso he de hacer justicia de todas vuestras iniquidades. 3 ¿Podrán caminar dos juntos sin estar de acuerdo? 4 ¿Rugirá el león en el bosque no habiendo presa? ¿Dejará oír su rugido el leoncillo en su cubil sin haber despojos? 5 ¿Se dejará caer el ave sobre la red en tierra si no hubiere lazo? ¿Se levantará del suelo la red sin haber cazado nada? 6 ¿Tocarán la trompeta en la ciudad sin que se alarme el pueblo? ¿Habrá en la ciudad calamidad cuyo autor no sea Yahvé? 7 Porque no hace nada el Señor, Yahvé, sin revelar su designio a sus siervos los profetas. 8 Rugiendo el león, ¿quién no temerá? Hablando el Señor, Yahvé, ¿quién no profetizará?

 

El oráculo se refiere a Israel, si bien puede aplicarse también al reino de Judá, ya que la recriminación se basa en la falta de fidelidad a Yahvé, que los sacó de Egipto con toda liberalidad. El pueblo israelita es un pueblo excepcional, pues es el único que ha sido elegido entre todos los pueblos para ser amigo y aliado de Yahvé: sólo a vostros conocí de entre todas las estirpes de la tierra. (v.2). Pero este honor fuera de serie suponía obligaciones; de ahí que las iniquidades de Israel revistan la particular malicia de ingratitud e infidelidad; por ello que el castigo para ellos será duro e inexorable.

La culpabilidad reiterada de Israel ha roto las relaciones con su Dios; por eso no es posible que caminen de acuerdo en adelante: ¿Podran caminar dos juntos sin estar de acuerdo? (ν.3). Israel, pues, no puede pretender gozar de la protecciσn divina mientras siga sus perversos caminos. Es más, como pueblo rebelde, que no ha cumplido sus compromisos, debe sufrir los rigores de la justicia divina. El castigo es inminente, e Israel puede ya columbrar su trágico destino por las amenazas que Yahvé lanza por sus profetas; como el león no ruge sino cuando tiene la presa delante (¿rugirá el león. no habiendo presa.? v.4), así, cuando Yahvé lanza sus rugidos y amenazas, es que la presa (Israel) está ya al alcance de su mano.

Con una nueva comparación expresa el profeta la inminencia del castigo. Yahvé ha extendido una red para que caiga en ella Israel, y no levantará el lazo hasta que haya hecho presa, como el cazador no quita la trampa hasta que haya logrado cazar: ¿se levantará del suelo la red sin haber cazado nada? (v.5). Un nuevo símil recalca la inminencia del castigo: cuando se toca la trompeta en la ciudad, es que el peligro es inminente, y, en consecuencia, el pueblo se alarma y se apresta a la defensa (v.6). Amos, como profeta, es el centinela de su pueblo, que anuncia la inminencia del castigo enviado por Yahvé, y todos deben aprestarse al arrepentimiento, alarmados ante la próxima manifestación de la inexorable justicia divina.

La calamidad que se abate sobre la ciudad no es de un enemigo cualquiera, del cual puedan librarse: ¿Habrá en la ciudad calamidad cuyo autor no sea Yahvé? (v.6b). Los que desprecian al profeta y sus amenazas deben pensar que los castigos y calamidades que anuncia vienen, en definitiva, de Dios, y, por tanto, no deben burlarse de ellos, porque la venganza será inexorable. La idea está expresada en sentido interrogativo para dar un carácter enigmático al enunciado. No deben, pues, los israelitas jugar con sus amenazas, porque, en definitiva, están jugando con la justicia divina.

Deben tener en cuenta que los profetas son los mensajeros de los designios divinos, pues Dios les comunica de antemano sus planes de destrucción y de bendición: Porque no hace nada Yahvé sin revelar' sus designios a sus siervos los profetas (ν.7). Amos, pues, se presenta como enviado de Yahvι y siente una fuerza secreta interior que le obliga a anunciar estas amenazas: Rugiendo el león, ¿quién no temerá? hablando Yahvé, ¿quién no profetizará? (v.8). Como es inevitable sentir escalofríos de temblor al oír el rugido de un león enfurecido, así el profeta, al oír los vaticinios conminatorios de Yahvé, no puede menos de profetizar, comunicándolos a sus destinatarios.

 

La ruina de Samaria (9-15).

9 Echad pregón en los palacios de Asdod 1 \ y en los palacios de Egipto, diciendo: Reunios en los montes de Samaría para ver los grandes desórdenes que hay en ella y las violencías de su interior. 10 No saben obrar rectamente, dice Yahvé, atesorando en sus palacios rapiñas y despojos. 11 Por eso así dice el Señor, Yahvé: Rodeará la tierra el enemigo, que robará tus fuerzas y saqueará tus palacios. 12 Así dice Yahvé: Como rescata el pastor de las fauces del león un par de patas o la punta de una oreja, así escaparán los hijos de Israel. Vosotros, los que estáis sentados en Ascalón en el ángulo de un diván, o en Damasco sobre un lecho 2, 13 escuchad y dad testimonio contra la casa de Jacob, dice Yahvé, Dios de los ejércitos. 14 Porque el día que haga yo justicia sobre Israel por sus crímenes, haré justicia de los altares de Bet-El y serán derribados los cuernos del altar y caerán a tierra. 15 Y derribaré las casas de invierno sobre las casas de verano, y serán destruidos los palacios de marfil, y desaparecerán muchas casas, oráculo de Yahvé.

 

El profeta, con énfasis, convoca a las naciones paganas (Asdod y Egipto) para que sean testigos de los desórdenes y abusos que se cometen en Samaría, de forma que quede justificada la intervención punitiva de Yahvé (v.9). Las opresiones sociales se acumulan, como lo prueban las rapiñas y despojos que han atesorado oprimiendo al débil (v.10). Por tales abusos son merecedores del máximo castigo, y por eso Yahvé les enviará un enemigo que les robará sus fuerzas, destruyendo sus fortalezas, y después saqueara sus palacios (v.11). El exterminio será de tales proporciones, que apenas se salvarán algunos de la catástrofe (como rescata el pastor de las fauces del león un par de patas, v.12). Amos, como pastor, había tenido que luchar más de una vez con las fieras para rescatar sus ovejas de sus garras 3. La imagen es expresiva para describir la situación de angustia en que se hallarán los hijos de Israel cuando llegue el invasor asirio.

El profeta, en un arranque oratorio, invita a los ricos (sentados en el diván) de Ascalón y de Damasco a que den testimonio del castigo a que ha sido sometido Jacob (Israel) por sus pecados (v.15). La destrucción del reino de Israel alcanzará a los altares de los ídolos de Bet-El (v.14) y a los palacios de invierno y de verano de las clases dirigentes y opulentas (v.15). Los palacios de marfil4, o construcciones con decoraciones en marfil, han sido encontrados en las excavaciones recientes de Samaría, precisamente en los estratos arqueológicos correspondientes a esta época del profeta Amos.

Algunos autores creen que la mención de los altares de Betel (v.14) se debe a una glosa, o está fuera de lugar, pues no se ha hecho mención de este lugar de culto en estos tres capítulos primeros. Parece que su lugar propio debiera ser después de 4:4. Los cuernos del altar son los ángulos del mismo, que eran ungidos con la sangre de las víctimas 5 y tenían un carácter propiciatorio, de forma que los perseguidos que se acogían a dichos cuernos o ángulos del altar debían ser preservados de la muerte6.

 

1 En los LXX, en vez de Asdod, se lee Asiría, lo que hace buen paralelo con Egipto del mismo dístico. — 2 La inserción de Ascalón en vez de Samaría es una suposición de Hoonacker por paralelismo con el Asdod del v.9. Otros prefieren traducir: "así serán librados los hijos de Israel que están sentados en Samaría, ya en el ángulo de un diván, ya en cojinetes de Damasco de una cama" (Cantera). Esta es más o menos la traducción de la Bib. de Jér. — 3 Según la Ley, si el pastor lograba presentar alguna parte de una oveja muerta con la señal de los dientes de la ñera, quedaba libre de restitución. Cf. Ex 22:13. — 4 Sobre las "casas de marfil" cf. Sal 45:8; 1 Re 22:39. — 5 Cf Ex 29:12; Lev 4:7; 18:25. — 6 Cf. 1 Re 1:50; 2:28.

 

 

4. La Corrupción de la alta sociedad de Samaria.

 

Lujo y desenfreno de las Mujeres (1-5).

1 Oíd esto, vacas de Basan, que moráis en la montaña de Samaría, las que oprimís a los débiles, maltratáis a los pobres y decís a vuestros señores: ¡Traed que bebamos! 2 Yahvé, el Señor, ha jurado por su santidad que vendrán días sobre vosotros en que os levantarán con bicheros, y a vuestros descendientes con arpones, 3 y saldréis por las brechas cada una frente a sí, y seréis arrojadas hacia el Hermón, oráculo de Yahvé. 4 Id a Betel a prevaricar, a Guilgal a multiplicar vuestras prevaricaciones. Ofreced vuestros sacrificios matinales y cada tres días vuestros diezmos. 5Pregonad el sacrificio de alabanza i. Proclamad las ofrendas voluntarias, pregonadlas, pues que así lo queréis, hijos de Israel, oráculo de Yahvé.

 

El profeta se encara con las mujeres disolutas y lascivas de Samaría, a las que despectivamente llama vacas de Basan (v.1), la región fértil de TransJordania, famosa por sus pastos y ganados bien alimentados 2. Estas mujeres opulentas de Samaría oprimen a los débiles y se entregan ininterrumpidamente a la bebida con sus señores o amantes: ¡Traed que bebamos! Este estado de cosas no puede continuar indefinidamente, pues se colma la copa de la ira divina y se acercan días en que serán enterradas entre las ruinas de sus palacios, de donde tendrán que sacarlas con bicheros. y arpones (v.2). Tendrán que salir por las brechas de los muros de la ciudad o de su casa cada una delante de sí (v.3), es decir, sin poder volverse ni a derecha ni a izquierda. Y después no les quedará otro camino que el cautiverio en Asiría (seréis arrojadas hacia el Hermón). El monte Hermón se hallaba en la ruta caravanera que por Damasco se dirigía hacia Mesopotamia.

Irónicamente, el profeta les invita a asistir a los tradicionales lugares de culto cismáticos del reino del norte: Id a Betel., a Guilgal. (v.4). Esas mujeres son tan cumplidoras de sus deberes religiosos en esos lugares de culto, que ofrecen sacrificios matinales, es decir, todos los días, cuando sólo estaban obligadas a hacerlo algunas veces al año, y lo mismo presentan sus diezmos cada tres días (v.4), cuando sólo les obligaba hacerlo cada tres años 3. Irónicamente les dice que proclamen los sacrificios de alabanza y ofrendas voluntarias que prescribía la Ley, puesto que son muy propensos a guardar los actos de culto: pues que así lo queréis (v.5).

 

Ceguera del pueblo israelita (6-13).

6 Pero yo os he hecho estar a diente limpio en vuestras ciudades, y a falta de pan en todos vuestros lugares, y no os habéis vuelto a mí, oráculo de Yahvé. 7 También os negué la lluvia desde tres meses antes de la siega; hice llover en una ciudad y no hice llover en otra, llovió en una parte y en otra no llovió y se secó. 8 Venían dos o tres ciudades a otra para beber el agua, sin poder saciarse, y, con todo, no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé. 9 Os herí con añublo y con tizón, devasté vuestras huertas y vuestras viñas, la langosta devoró vuestras higueras y vuestros olivos, pero no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé. 10 Os castigué con plagas a modo de las de Egipto, maté a vuestros mancebos a la espada, di al cautiverio a vuestros caballeas, y en mi furor abrasé con el fuego vuestros campos, pero no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé. 11 Os trastorné como cuando Dios trastornó a Sodoma y Gomora; fuisteis como tizón sacado del fuego, pero no os convertisteis a mí, oráculo de Yahvé. 12 Por tanto, mira lo que voy a hacerte, Israel; mira lo que te haré. Apréstate a comparecer ante tu Dios, Israel, 13 el que formó los montes y creó los vientos y pone al desnudo ante el hombre los pensamientos de éste; el que del alba hace tinieblas y marcha por las alturas de la tierra; Yahvé, Dios de los ejércitos, es su nombre.

 

Yahvé ha probado con diversas adversidades a su pueblo para hacerle volver al buen camino, pero ha sido todo en vano. Les ha enviado la sequía y el hambre (v.6-8); y los moradores de una ciudad han tenido que ir a otra en busca del agua, que se les acabó en las propias cisternas. Además, les envió toda clase de plagas: el añublo, el tizón, las langostas (v.9), y por fin los sometió a la terrible prueba de la guerra (v.10). Y aún les envió terremotos (1:1), trastornando el país, como en otro tiempo lo hizo con Sodoma y Gomorra (v.10) 4.

Israel se ha escapado de la ruina total a duras penas, como un tizón sacado del fuego (v.11). Todo ha sido en vano, y por eso Yahvé va a someter a Israel a un castigo definitivo y supremo: apréstate a comparecer ante tu Dios, Israel (v.12). El Dios de los ejércitos, cuyo poder es sin límites, es el mismo que formó los montes y los vientos y que dirige el curso de la naturaleza (hace del alba tinieblas., v.13) y en su majestad se pasea sobre las alturas de la tierra. El profeta describe enfáticamente a Yahvé como Señor del universo para infundir mayor terror a Israel, que debe presentarse ante el juicio divino 5. Yahvé es Dios de los ejércitos, es decir, Señor de las constelaciones celestiales, que avanzan como un ejército en orden, y el Señor de las batallas, cuya victoria está garantizada por mil gestas de la historia del pueblo hebreo. La expresión les recordaba a los israelitas la protección que en otro tiempo les había dispensado Yahvé frente a los enemigos tradicionales del pueblo elegido. Amos acumula los epítetos y los títulos de la grandeza divina para impresionar al auditorio, que sigue impenitente. La ira divina será terrible, pues proviene del Señor de todo lo creado; por tanto, es una locura desafiarla insolentemente con una conducta depravada.

 

1 Así según una reconstrucción de Hoonacker. El TM dice: "sacrificad del fermento, la alabanza." Según Lev 7:12, el sacrificio de alabanza era a base de pan sin levadura. Supuesta la lectura del TM, el profeta les echaría en cara que ofrecieran esos sacrificios con panes fermentados, lo que era ilegal. — 2 Cf. Dt 32:14; Ez 39:18; Is 2:13, etc. — 3 Cf. Dt 14:28-29; 26:12-13. — 4 La misma comparación aparece en Dt 29:22; Is 13:19; Jer 49:18: 50:4. — 5 Cf. Miq 1:3; Is 19:1; Sal 104:3; Am 5:8-9; 9:5-6.

 

 

5. Las Prevaricaciones de Israel.

 

Exhortación a la conversión sincera (1-6).

1 Escuchad esta palabra: Es la lamentación que entono sobre vosotros, casa de Israel: 2Cayó la virgen de Israel, no podrá ya levantarse; yace en tierra abandonada, no hay quien la levante. 3 Porque así dice el Señor, Yahvé: La ciudad que salía en campaña con mil (guerreros), se quedará con ciento; la que salía con cien, se quedará con diez en la casa de Israel. 4 Así, pues, dice Yahvé a la casa de Israel: ¡Buscadme y viviréis! 5 No busquéis a Betel, ni vayáis a Guilgal, ni paséis a Bersabé, porque Guilgal será llevada al cautiverio y Betel será destruida. 6 Buscad a Yahvé y vivid, no sea que abrase la casa de José con fuego devorador, sin que tenga Betel quien lo apague.

 

Después de invitar a Israel a comparecer ante la majestad cegadora de Yahvé, el profeta presenta la catástrofe del pueblo elegido cumplida el día de la manifestación de la ira divina desencadenada. Conmovido ante tanta desgracia, entona una elegía sobre la suerte de Israel. La nación castigada (reino del norte: Samaría) es personificada en una virgen que yace en tierra abandonada de todos, sin poder levantarse (v.2).

Israel se sentía orgullosa de su fuerza militar, pero no debe estar confiado en ella, porque va a ser diezmada su población, de forma que sus ciudades no podrán aportar el censo de soldados normal para el alistamiento: La ciudad que salía en campaña con mil (guerreros) se quedara con ciento. (v.3). Y todo ello como consecuencia del castigo enviado por Yahvé por su infidelidad. Por tanto, si quiere librarse de la catástrofe total, debe volver a su Dios: Buscadme y viviréis (v.4).

Se han ido tras de los ídolos en los dos lugares de culto tradicionales en el reino del norte: en Betel y Guilgal ! Pero es inútil que frecuenten estos lugares, porque llega la hora en que desaparecerán, sin que sus ídolos les puedan librar del turbión de la guerra y de la cautividad: Guilgal será llevado al cautiverio. (v.5). El profeta juega con la palabra Guilgal y cautiverio (en hebreo galah) para anunciar el exilio a la población de Israel, que se irá con sus ídolos, en los que confió. Y de nuevo les invita al retorno a Yahvé como único medio de librarse del incendio en que sería abrasado José (v.6), es decir, Efraím (hijo de José), la principal tribu del reino del norte.

 

Torcida conducta de Israel (7-13).

7 Tornan el juicio en ajenjo y echan por tierra la justicia. 8 El hizo las Pléyades y el Orion, El torna las tinieblas en aurora y del día hace noche oscura, llama las aguas del mary las derrama sobre la haz de la tierra. Yahvé es su nombre. 9 El desencadena la ruina sobre la fortaleza y trae la destrucción sobre la ciudadela 2. 10 En las puertas detestan al censor y aborrecen al que habla rectamente. 11 Pues, porque pisoteáis al pobre y le exigís la carga del trigo, las casas que de piedras talladas os habéis construido no las habitaréis; de las deleitosas viñas que habéis plantado no beberéis el vino. 12 Porque yo sé que son muchas vuestras prevaricaciones y cuan grandes son vuestros pecados, opresores del justo, que aceptáis soborno y en las puertas hacéis perder al pobre su causa. 13 Por eso el hombre prudente ahora tiene que callarse, porque son malos tiempos.

 

La invectiva contra los habitantes del reino del norte es mordaz y despiadada. La injusticia está a la orden del día: Tornan el juicio en ajenjo (ν.7), es decir, con sus inicuos juicios y decisiones, en vez de ser equitativos y con ello sembrar la paz social y el bienestar, fomentan el malestar general, y así, sus decisiones o juicios se convierten en veneno corrosivo y amargo como el ajenjo. La situación social está tan pervertida, que no toleran en las puertas (lugares tradicionales de juicio) al censor que sale por los fueros de la verdad: aborrecen al que habla rectamente (v.10). Las exacciones se multiplican, y los tributos sobre los pobres (cargas de trigo) resultan insoportables para quienes tienen que vivir de su modesto trabajo (v.11).

Por eso, Dios enviará el castigo sobre las altas clases sociales que viven del soborno, de la injusticia y de las exacciones. Se han enriquecido indebidamente, fabricándose casas de piedras talladas y plantando deleitosas viñas; pero no las podrán usufructuar, porque se está colmando la copa de la ira divina. Dios no puede dejar impunes tanta prevaricación y opresión, sobre todo las arbitrariedades en las puertas o lugares de juicio, donde el pobre es condenado sin defensa (v.12). La situación de injusticia y opresión ha llegado a tal estado, que el hombre prudente (o astuto y calculador) tiene que callarse, porque son malos los tiempos. En el v.10 se decía que se odiaba al que levantase la voz de censura sobre el injusto estado de cosas social; de ahí que nadie se atreva ya a protestar, pues cada uno mira a su interés y nadie mantiene los derechos de Dios y de los pobres.

Los v.8-9 parecen desplazados, y generalmente son trasladados al final del capítulo anterior, donde se habla del poder de Dios sobre los elementos de la naturaleza: señorea sobre las montañas, rige la marcha de las constelaciones celestes y hace que la aurora y las tinieblas se sucedan intermitentemente. Es una especie de doxología oratoria para encarecer el poder de Yahvé, a quien nadie puede oponerse. Por eso, cuando llega el caso, desencadena la ruina sobre la fortaleza y la ciudadela. (v.8), pulverizando toda resistencia humana, basada en las ciudades amuralladas y fortalezas. Nada puede hacer frente al enojo divino desencadenado cuando se trata de reivindicar los derechos de la justicia.

 

El día de Yahvé (14-20).

14 Buscad el bien y no el mal, para que viváis, y así Yahvé, Dios de los ejércitos, será con vosotros, como afirmáis. 15 Aborreced el mal y amad el bien y haced justicia en las puertas; quizá Yahvé, Dios de los ejércitos, tenga piedad del resto de José. 16 Por tanto, así dice Yahvé, Dios de los ejércitos, el Señor: Habrá llanto en todas las plazas,y en todas las calles clamarán: ¡Ay, ay! y convocarán al labrador a duelo y a la lamentación en las filas de las plañideras, 17 Y habrá llanto en todas las viñas cuando pase yo por medio de vosotros, dice Yahvé. 18 Ay de aquellos que desean el día de Yahvé ¿De qué os servirá el día de Yahvé? Será día de tinieblas, no de luz. 19 Es como quien, huyendo del león, diera con el oso; como quien, al entrar en casa y poner su mano sobre la pared, fuera mordido por la serpiente. 20 ¿No es tinieblas el día de Yahvé y no luz, oscuridad sin resplandor?

 

Después de una exhortación al arrepentimiento, como único medio de librarse de los rigores de la justicia divina (v.15), el profeta describe dramáticamente el duelo general por la ruina y devastación del país (v.16). El duelo será tan universal, que hasta los labradores, y no sólo las plañideras de oficio, tomarán parte en él. Hasta en las viñas, donde reina habitualmente la alegría por la vendimia, habrá manifestaciones de llanto (ν.17). Tan terrible será el día de Yahvé, en que se desencadenará la cólera de Dios.

Muchos esperaban, presuntuosos, en el día de Yahvé como un día de triunfo sobre los enemigos. Pero, lejos de ser un día de radiante esperanza y alegría, será un día de tinieblas (v.18), porque Yahvé sembrará la destrucción y la ruina en la sociedad israelita pecadora. Serán tantas las calamidades que en ese día se darán cita, que será difícil escapar de ellas: como quien, huyendo del león, diera con el oso. (v.18). Las calamidades se sucederán unas a otras y no será fácil huir de una sin caer en otra: quien se salve de la ruina material caerá a la espada, y quien se salve de ésta irá a parar al cautiverio. El profeta piensa en la invasión asiría que se cierne sobre el reino de Samaría.

 

Los sacrificios no bastarán para apartar la ira de. Dios (21-27)

21 Yo odio y aborrezco vuestras solemnidades y no me complazco en vuestras congregaciones. 22 Si me ofrecéis holocaustos y me presentáis vuestros dones, no me complaceré en ellos ni pondré mis ojos en los pacíficos de vuestras cebadas víctimas. 23 Aleja de mí el ruido de tus cantos, que no escucharé el sonar de tus cítaras. 24 Como agua impetuosa se precipitará el juicio; como torrente que no se seca, la justicia. 25 ¿Me ofrecisteis sacrificios y oblaciones en el desierto en cuarenta años, casa de Israel? 26 Mas llevaréis a "Sikkut," vuestro rey, y a "Kewan," vuestros ídolos, la estrella de vuestro dios que os habéis fabricado. 27 Y os deportaré más allá de Damasco, dice Yahvé, cuyo nombre es Dios de los ejércitos.

 

El profeta quiere dejar bien asentado que sólo una conversión sincera del corazón puede conjurar los peligros que se ciernen sobre la sociedad israelita, y de nada servirán las manifestaciones de culto en los lugares no reconocidos por Yahvé como legítimos. Las puras manifestaciones externas de culto, lejos de agradar a Yahvé, le enojan, pues no tolera la doblez de corazón 3. Ni los sacrificios (holocaustos en los que se quemaba toda la víctima en honor de Yahvé) ni los dones u ofrendas (de harina y otras sustancias vegetales)4 servirán para aplacar a Dios. Los pacíficos son los sacrificios en que no se quemaba toda la víctima, sino sólo sus partes grasas, sobre el altar; el resto era consumido por los sacerdotes y los oferentes5. Amos enumera las distintas clases de sacrificios y de ofrendas según el orden en que están en el Levítico, lo que indica que conocía la legislación mosaica6.

Todo el sonoro esplendor de las manifestaciones religiosas no es sino un ruido molesto a Yahvé. Ni los cantos ni las citaras podían agradar a un Dios que busca ante todo la entrega del corazón. Por consiguiente, estas manifestaciones de culto puramente externas no pueden aplacarle; de ahí que como agua impetuosa se precipitará el juicio; como torrente que no se seca, la justicia (v.24). Se trata del juicio vindicativo de Dios y de su justicia inexorable, que se desbordará como un torrente impetuoso, que lo arrastrará todo consigo. El profeta vuelve a indicar que los sacrificios solos, sin conversión sincera, no sirven para hacer frente a la manifestación de la ira-divina, como no sirvieron los sacrificios de los padres en él desierto durante cuarenta años para acelerar la entrada en la tierra dé-pro-, misión: ¿Me ofrecisteis sacrificios y oblaciones en el-desierta en cuarenta años, casa de Israel? (v.25). La'respuesta no es negativa, sino concesiva: a pesar de los sacrificios ofrecidos durante tanto tiempo, la entrada en Canaán se retrasó por la pésima conducta de los israelitas 7.

En la situación actual tampoco los sacrificios servirán para liberarlos de la ruina y de la cautividad más vergonzosa.

Se han entregado a la idolatría más crasa, admitiendo dioses extranjeros; por eso Yahvé les hará ir al cautiverio con sus dioses queridos: Mas llevaréis a Sakkut, vuestro rey, y a Kewan,., la estrella de vuestro dios que os habéis fabricado (v.26). El profeta alude a los cultos astrales, que por influencia asiría habían penetrado en el reino del norte. Sakkut es un epíteto del dios asirio Kewan (en asirio ka-ai-va-nu), que no es otro que el planeta Saturno (la estrella de vuestro dios). Los israelitas irán con sus dioses postizos más allá de Damasco (ν.17), es decir, a Mesopotamia.

 

1 La frase ni paséis a Bersabé es considerada por muchos autores como glosa, ya que no encaja la mención de una localidad tan meridional como Bersabé (que pertenecía al reino de Judá), junto a las norteñas Betel y Guilgal. — 2 Hemos seguido en este verso la versión de los LXX, que también es aceptada por la Bib. de Jér. — 3 Cf. Is 1:10ss; Os 5:6; 6:6; 8:13. — 4 Cf. Lev 2. — 5 Cf. Lev 3:7.nss; Núm 18:18; Dt 18:1-3. — 6 Cf. Lev 0.1-3. — 7 Algunos autores dan a la frase una contestación negativa, como si Amos quisiera acusar a sus compatriotas de no haber ofrecido sacrificios en el desierto.

 

 

6. Anuncio de la invasión asiria.

 

Conducta disoluta e insolente de los ricos (1-6).

1 Ay de los descuidados en Sión! Ay de los confiados en Samaría ! Atended a las más antiguas de las naciones e id a ellas, casa de Israel. 2 Pasad a Calne y ved; id desde allí a Jamat la grande, bajad a Gat de los filisteos. ¿Son mejores que estos reinos o su territorio es más vasto que vuestro territorio? 3 Pretendéis lejano el día de la calamidad, agarrándoos al presente de un reposo pernicioso. 4 Ved cómo se tienden en marfileños divanes, e, indolentes, se tumban en sus lechos. Comen corderos del rebaño y terneros sacados del establo. 5 Bailan al son de la cítara e inventan — como David — instrumentos músicos. 6 Beben vino en copas y se ungen con el más exquisito óleo, y no sienten preocupación alguna por la ruina de José.

 

El profeta se encara resueltamente con los principales responsables de la catástrofe, las clases dirigentes de Samaría y de Jerusalén: ¡Ayde los descuidados en Sión! ¡Ay de los confiados en Samaría! (v.1). En su inconsciencia y fatuidad, se entregan, sin preocupaciones, a gozar de sus riquezas, suponiendo que su situación privilegiada ha de durar siempre. Deben tener en cuenta la suerte que han sufrido otros pueblos más antiguos que Israel, y que ahora se hallan en la miseria: Atended a las mas antiguas naciones. (v.1). Calne debe de ser la Kullanu de los textos cuneiformes, en el nordeste de Siria. Jamat es la. conocida ciudad junto al Orontes, en la Alta Siria, pompada por. Jeroboam II poco antes de la predicación de Amos2·. Qatt p.Geth,.es una de las cinco ciudades de los filisteos,: no mencionada en el c.1 quizá por estar anexionada a Judá.

El profeta parece que cita estas tres localidades para advertir a Samaría que no debe confiarse demasiado, pues aunque ahora es fuerte, como lo fueron estas ciudades, le puede ocurrir lo que les acaeció a ellas: ¿Son mejores que estos reinos, o su territorio es más vasto que vuestro territorio? (v.2); e.d., estos reinos, que en otro tiempo han sido grandes pueblos, han quedado reducidos a una situación inferior a la de Israel en cuanto a delimitación de sus fronteras y a independencia política. Son, pues, una advertencia para el confiado Israel, que se cree suficientemente fuerte para hacer frente al porvenir. Su situación próspera actual es inestable y efímera.

Las clases adineradas se creen seguras en su situación social, y no esperan que les amenace ninguna desgracia (Pretendéis lejano el día de la calamidad., v.5), siguiendo confiados en un reposo pernicioso, por las consecuencias que les traerá esta inconsciencia buscada. Llevan una vida apoltronada y lasciva, en marfileños divanes (v.4) 3, entregándose a la bebida y a la frivolidad, y aun pretenden rivalizar con el mismo David al querer inventar instrumentos músicos (v"5). La frase es irónica y despectiva: los ricos de Samaría quieren emular las fiestas cortesanas del tiempo de David, el gran rey músico y poeta de Israel.

 

Anuncio de la invasión y de la cautividad (7-15).

7 Por eso irán ahora al cautiverio a la cabeza de los deportados, y cesará el clamoreo de los disolutos. 8 Por su vida ha jurado el Señor, Yahvé; lo afirma Yahvé, el Señor de los ejércitos: Yo abomino la soberbia de Jacob, detesto sus palacios, y entregaré la ciudad con todo cuanto encierra. 9 Y sucederá que, si de una casa quedaren diez hombres, morirán también. 10 Y quedará un corto número de escapados 4 para llevarse de la casa los huesos, y el uno dirá al otro que está en el fondo de la casa: ¿Queda alguno más contigo? 11 Υ responderα: Ninguno. El otro le dirá: ¡Calla, que no ha de mentarse el nombre de Yahvé! 12 (11) Porque he aquí que va a dar Yahvé la orden; en las casas grandes abrirá brechas, y grietas en las pequeñas. 13 (12) ¿Galopan los caballos por las rocas? ¿Se ara el mar con bueyes? 5 Pues vosotros hacéis del juicio veneno, y del fruto de la justicia, ajenjo. 14 (13) Os envanecéis por lo de Lodebar, y decís: ¿No hemos tomado con nuestra fuerza Qarnayim? 15 (14) Pero he aquí que voy a suscitar contra vosotros, ¡oh casa de Israel! dice Yahvé, Dios de los ejércitos, un pueblo que os oprimirá desde la entrada de Jamat hasta el torrente del Araba.

 

Las orgías y desenfrenos de los ricos de Samaría van a terminar trágicamente, ya que éstos tendrán que encabezar las filas de los deportados al exilio (v.7). Yahvé no puede tolerar más la insolencia y orgullo de Jacob (Israel) y los palacios fastuosos de Samaría (v.8); por eso va a entregar al enemigo la ciudad con cuanto encierra.

La destrucción será general, de forma que morirán todos (v.9). La expresión del profeta es radical e hiperbólica, y no ha de entenderse al pie de la letra, ya que a continuación habla de un corto número de escapados de la catástrofe (v.10).

El profeta dramatiza la situación para dar una impresión de la ruina. Supone que la casa de diez hombres se ha desmoronado con los que en ella había y que se acercan algunos supervivientes amigos a buscar entre las ruinas por si alguno queda con vida; y finge un diálogo: uno preguntará si aún hay supervivientes. Ante la respuesta negativa del que se halla indagando entre las ruinas, el que está afuera le dice taxativamente: ¡Calla, que no ha de mencionarse el nombre de Yahvé! (v.11). Esta frase misteriosa e incoherente parece suponer que el que había dicho que no quedaba ninguno vivo, iba a iniciar manifestaciones de duelo invocando el nombre de Yahvé. Pero el que está fuera le dice que se calle, pues la ciudad está como maldita bajo el peso del castigo divino, y, por tanto, no debe recordarse el nombre de Yahvé, ya que es El quien ha causado la ruina, pues por orden suya se abrirá brecha en las casas grandes. (v.12).

La devastación será general, y esto es una exigencia de la justicia, pues el estado social actual de Israel es tan caótico, que no puede continuar, como no es posible caminar rápidamente sobre una superficie rocosa: ¿Galopan los caballos por las rocas? tampoco es posible abrir surcos permanentes en el mar: ¿Se ara el mar con bueyes? (v.13). No puede, pues, continuar el estado actual de Samaría, ya que se pisotean los derechos más elementales: Vosotros hacéis del juicio veneno, y del fruto de la justicia, ajenjo (v.14). La justicia, por definición, está destinada a mantener el equilibrio y los respectivos derechos de cada uno, fomentando así una paz saludable; pero han corrompido la justicia, administrándola caprichosamente, conforme a sus intereses y caprichos, y así se convierte en veneno corrosivo que destruye el mismo orden social. Querer, pues, que las cosas continúen mucho tiempo así, es pretender arar en el mar o galopar por las rocas con caballos.

Se creen los israelitas seguros porque han reportado ciertas victorias políticas contra Siria (Os envanecéis por lo de Lodebar y decís: Hemos tomado Qarnayim, v.14); pero ¿qué es eso en comparación con el desastre general que les espera?6 En efecto, Yahvé suscitará un pueblo que les oprimirá (v.15); es la nación asiría, que con sus ejércitos los aplastará, dominando toda Siria y Palestina de norte a sur: desde la entrada de Jamat (en la Alta Siria) hasta el torrente del Araba, en los confines de Egipto. Es el territorio que se atribuye (con evidente exageración) a Israel durante el reinado de Jeroboam II, contemporáneo de Amos 7.

 

1 El TM es oscuro. La Bib. de Jér.: "Creéis retrasar el día de la desgracia, mientras que aceleráis el reino de la violencia." Cantera: "aproximáis el imperio de la violencia". — 2 Cf. 2 Re 14:25.28. — 3 En el prisma de Senaquerib, o cilindro de Taylor, se habla de los "divanes de marfil" cogidos a Ezequías, rey de Judá, como botín. — 4 Así según una plausible reconstrucción de Hoonacker. El TM es traducido literalmente por la Vg.: "et tollet eum patruus suus et combustor suus." Cantera: "Y le alzará a uno su tío paterno y le quemará." — 5 Lit. el TM: "¿se ara con ganado vacuno?" (sin determinar el sujeto). — 6 Lodebar y Qarnayim son dos localidades de la alta TransJordania (en Galaad), que pudieron ser conquistadas por Jeroboam II, de lo que los compatriotas de Amos estarían muy orgullosos. Cf. Jos 13:26; 2 Sam 9:4; 17:27; 1 Mac 5:42; Gen 14:5: en los LXX. — 7 Cf. 2 Re 14:25.

 

 

7. Visiones Proféticas.

 

Inminencia del castigo (1-9).

1 El Señor, Yahvé, me dio a ver esto: he aquí que criaba langostas al tiempo que comenzaba a crecer la hierba primaveral, y que venía después de la corte del rey, 2 e iban a acabar de devorar el verdor de la tierra. Yo dije: ¡Oh Señor, Yahvé, ten piedad! ¿Cómo va a sostenerse Jacob, siendo tan pequeño? 3 Y Yahvé se compadeció por esto, y dijo: No será así. 4 Hízome ver también esto Yahvé, el Señor; y he aquí que Yahvé se aprestaba a castigar con fuego i, que había de devorar el gran abismo e iba a consumir la heredad. 5 Yo dije: ¡Oh Señor, Yahvé! ¡Detente, por favor! ¿Cómo va a sostenerse Jacob siendo tan pequeño ? 6 Yahvé se compadeció por esto y dijo: Tampoco será esto. 7 También me dio a ver esto: Estaba Yahvé cerca de un muro y en su mano tenía la plomada. 8 Yahvé me preguntó: ¿Qué es lo que ves, Amos? Yo respondí: Una plomada. Y dijo el Señor: He aquí que yo pongo la plomada en medio de mi pueblo, Israel. Ya no le perdonaré más tiempo. 9 Los altos de Isaac serán devastados, y destruidos los santuarios de Israel. Me alzaré con la espada contra la casa de Jeroboam.

 

Los c.7-9 incluyen una serie de visiones simbólicas en las que se destaca la longanimidad y paciencia de Yahvé para con su pueblo y el castigo que infaliblemente vendrá sobre Israel como consecuencia de su obstinación en el pecado 2.

En la primera visión, el profeta contempla un enjambre de langostas, criado por Dios para enviarlo sobre el país de Israel, precisamente cuando comenzaba a brotar la hierba primaveral (v.1), de cuyas reservas habían de vivir los ganados durante el estío. La amenaza de invasión de langostas para consumir esta preciosa reserva queda agravada por el hecho de que este año la recolección de heno seguía a un año en que se había hecho la corta del rey, es decir, se había dado como tributo real la última cosecha de heno. Así, la situación deficiente del pueblo era mayor, y, en consecuencia, la desaparición de la nueva hierba primaveral revestía los caracteres de una verdadera catástrofe 3.

El profeta intercede ante Yahvé para que no envíe tan gran castigo, ya que entonces no podría sostenerse como nación Jacob-Israel, pues es pequeño o débil, incapaz de sufrir grandes pruebas. Yahvé accede a su ruego y no envía el castigo que tenía preparado, esperando que Israel cambie de conducta.

La segunda visión es paralela a la primera. Yahvé quiere enviar una sequía general como castigo para consumir su heredad, la tierra de Israel. Llama al fuego como instrumento de su justicia para litigar con el pueblo pecador. Yahvé, pues, quiere enviar el fuego sobre el abismo, o depósito de aguas subterráneas, de donde provenían los ríos y las fuentes, para secarlo y así privar de agua a la heredad o tierra de Palestina (v.4). Amos, aterrado por el castigo, suplica en los mismos términos compasión para su pueblo, que es pequeño e incapaz de subsistir a tal prueba. Yahvé accede de nuevo a las súplicas del profeta en un último arranque de longanimidad (v.6).

En una tercera visión, Yahvé estaba junto a un muro con una plomada en la mano, como si fuera un constructor que cuidadosamente mide las proporciones del muro, que parece ser Israel (v.8). El pueblo de Dios ha sido edificado como nación por Yahvé, pero ahora su edificio está desnivelado, y Yahvé está comprobando con su plomada lo defectuoso del mismo. Descontento por su situación, decide destruirlo totalmente con el cuidado con que antes lo había hecho, tomando las medidas a plomada: He aquí que yo pongo la plomada en medio de mi pueblo, Israel (v.8); pero ahora, para destruirlo sistemáticamente hasta los cimientos, con el cuidado con que un constructor mide y ajusta los niveles del edificio a levantar 4.

En efecto, Yahvé va a enviar la devastación y la ruina contra la casa de Jeroboam (v.9), fundador del reino cismático del norte después de la muerte de Salomón. Los altos de Isaac son santuarios de Israel o lugares de culto en el reino cismático de Samaría. Isaac aquí está en vez de Jacob. Sólo en este verso y en el v.16 se encuentra la designación casa de Isaac en vez del usual casa de Jacob, equivalente a la de pueblo de Israel.

 

Disputa con Amasias, sacerdote de Betel (10-17).

10 Amasias, sacerdote de Betel, mandó a decir a Jeroboam: Amos está conspirando contra ti en medio de la casa de Israel. La tierra no puede ya soportar sus palabras. 11 Pues Amos va diciendo: Jeroboam morirá a la espada, e Israel irá al cautiverio, lejos de su tierra. 12 Amasias dijo a Amos: Vidente, ve y escapa a la tierra de Judá y come allí tu pan, haciendo el profeta. 13 Pero guárdate de volver a profetizar contra Betel; mira que éste es un santuario del rey y una casa real. 14 Amos respondió a Amasias, diciendo: Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino que soy boyero y cultivador de sicómoros. 15 Yahvé me tomó detrás del ganado y me dijo: Ve a profetizar a mi pueblo, Israel. 16 Escucha, pues, ahora la palabra de Yahvé: Tú me dices: No profetices contra Israel ni hagas predicciones contra la casa de Isaac 17 Por eso así dice Yahvé: Tu mujer será deshonrada en la ciudad, tus hijos caerán a la espada, tu tierra será repartida a cordel, tú morirás en una tierra contaminada, e Israel irá al cautiverio lejos de su tierra.

 

Amos acaba de anunciar la ruina de Israel y de la dinastía de Jeroboam. Es una denuncia valiente, que se atrae las iras de los que gozaban de los privilegios de la situación. Un sacerdote de Betel llamado Amasias le acusa al rey de conspirador contra la casa real, pues la tierra no puede soportar sus palabras (v.10). Los vaticinios del profeta de Tecoa resultaban una insolencia y un desafío para los poderes constituidos, ya que sembraban el derrotismo en el pueblo. Después de denunciarle ante el rey, Amasias habla personalmente a Amos para convencerle por las buenas de que no debe continuar su predicación. A su entender, es un intruso que ha querido venir al reino de Samaría a ganar su pan dándoselas de profeta. Lo mejor que puede hacer es volver a Judá y allí continuar su labor de profeta: Vidente (término entonces despectivo), escapa a tu tierra y come allí tu pan haciendo de profeta (v. 12).

La insinuación es injuriosa, pues Amasias considera a Amos como uno de tantos ganapanes que se presentaban como profetas al pueblo, embaucándolos con sus promesas y lucrándose de su profesión. Ya en tiempos de Elíseo se habían organizado unas asociaciones de profetas (los hijos de los profetas), con vida común, los cuales se reunían para vivir mejor los postulados del yahvismo, conforme a la predicación de los grandes profetas, como Elias y Elíseo 5; pero estas asociaciones degeneraron, y así, no pocos vagos se alistaban en ellas para vivir sin trabajar. De ahí que el término hijo de profeta llegó a tener un sentido despectivo e injurioso. En este sentido se expresa el sacerdote de Betel, que ve comprometidas sus ganancias en los ricos santuarios de Betel, considerado como santuario nacional (santuario del rey, v.15), y, como tal, tenía pingües ingresos pecuniarios. Por otra parte, su culto es el oficial del Estado de Israel, y atentar contra el santuario es atentar contra los intereses del Estado.

Las palabras de Amasias indignaron al celoso profeta de Dios, Amos, que había venido a predicar sin buscar ningún provecho de su ministerio. Amasias debe tener en cuenta que él no es un profeta de profesión ni hijo de profeta (v.14), es decir, perteneciente a las asociaciones de profetas. El tenía su modo de vivir asegurado como boyero y cultivador de higos de sicómoros, especie de higuera salvaje, que abunda en las zonas semidesérticas6. Amos, pues, al mismo tiempo que cuidaba de sus rebaños, se dedicaba a recoger y preparar los higos de los sicómoros para venderlos después en las localidades inmediatas, como Belén y Hebrón. Pero por inspiración divina dejó su negocio y se fue a predicar al reino del norte, en contra de sus intereses materiales: Yahvé me tomo detrás del ganado y me dijo: Ve a profetizar a mi pueblo, Israel (v.16). Su vocación profética, pues, procede exclusivamente de Dios, y se siente revestido de una autoridad especial para predicar donde Dios le manda.

Es el representante de los intereses de Yahvé, y, por tanto, oponerse a su predicación es oponerse a los designios divinos.

Y precisamente por no haberle reconocido como enviado de Dios," Amasias será el primero en sentir la prueba de la autenticidad de que Amos es profeta, ya que en nombre de Yahvé le anuncia la ruina de su posición y familia: su mujer será deshonrada; sus hijos,, pasados a la espada, y sus posesiones, repartidas a cordel a manos de los invasores asirios, y él será llevado cautivo a tierra contaminada (v.17), es decir, al país idolátrico de Asiría. En efecto, sabemos que Teglatfalasar III inició la deportación de los habitantes del reino del norte antes del 734, y, finalmente, con la ocupación de Samaría por Sargón en 721, lo más escogido de la población de Israel fue camino del destierro mesopotámico. Es el cumplimiento de la profecía de Amos.

 

1 Lit.: "He aquí que llamaba para litigar con fuego," e.d., defender su causa, enviando fuego como castigo. — 2 Sobre símiles parecidos acerca del futuro de la nación cf. Jer i,n; 24,iss. — 3 Sobre los diezmos debidos al rey cf. 2 Sam 8:15. — 4 Condamin lee hierro en vez de plomada, y supone que se alude al hierro de la espada asiría, que caería en Israel para devastarla. Cf. RB 9 (1900) 5865. — 5 Cf. 1 Sam 10:3.ios; 10:208; 1 Re 17; 2 Re 1; 2 Re 3:383; 6:1; 2 Re 4:8. — 6 Cf. Is 9:9; 1 Re 10:27; 1 Grón 27:28; Sal 78:47.

 

 

8. Nuevos anuncios de castigo.

 

Israel, maduro para el castigo (1-3).

1 El Señor, Yahvé, me dio a ver esto: He aquí que había un cestillo de fruta madura, 2 y me dijo: ¿Qué es lo que ves, Amos? Yo le respondí: Un cestillo de fruta madura. Yahvé me dijo: Ha llegado el fin a mi pueblo, Israel. No le perdonaré ya más tiempo. 3 En aquel día se trocarán en lamentaciones los cantos del templo1 — oráculo del Señor, Yahvé — ; serán muchos los cadáveres, que serán arrojados en silencio en cualquier lugar.

 

Esta visión sigue la línea de las anteriores del c.7. En éstas se había hecho resaltar la longanimidad de Yahvé, que pacientemente perdona a su pueblo; pero la medida de la prevaricación de Israel se ha colmado, y, por tanto, no puede tardar la intervención de la justicia divina, ya que Israel está maduro para su castigo. La suerte de Israel es expresada en un juego de palabras en hebreo. El profeta ve un cestillo de fruta (qayis), que simbolizará el fin (qés) de Israel: Ha llegado el fin a mi pueblo (v.2). Que pudiéramos parafrasear con un juego aproximado en nuestra lengua: el profeta ve un cestillo de frutas maduras (es la significación exacta de qayis), porque maduro está Israel para el castigo.

Yahvé no puede soportar más sus reiterados pecados: No le perdonaré ya mas tiempo. Es el anuncio de la venganza divina, que se manifestará trayendo la ruina al pueblo de Israel. Días de duelo esperan a Israel por sus continuas transgresiones: se trocaran en lamentaciones los cantos del templo (ν.3). Desaparecerαn las solemnidades gozosas, porque por doquier se encontrará el macabro espectáculo de los cadáveres. arrojados en silencio en cualquier lugar 2. La consternación será general, y aun faltarán los tradicionales lamentos de las plañideras. Un silencio trágico sustituirá las ruidosas solemnidades de los entierros, pues los cadáveres serán arrojados en cualquier lugar por el invasor asirio.

 

Voracidad insaciable de los ricos (4-7).

4 Escuchad esto los que aplastáis al pobre y aniquiláis a los desgraciados del país, 5 diciendo: ¿Cuándo pasará el novilunio para que vendamos el trigo, y el sábado para que abramos los graneros, achicaremos el "efá," y agrandaremos el siclo, y falsearemos fraudulentamente las balanzas, 6 compraremos por dinero a los débiles, y a los pobres por un par de sandalias, y venderemos hasta las ahechaduras del trigo? 7 Yahvé ha jurado por el orgullo de Jacob: ¡No olvidaré jamás vuestras obras!

 

El profeta vuelve de nuevo a la carga contra las injusticias sociales, como en los primeros capítulos, y presenta a los ricos insaciables de Israel nerviosos por adquirir nuevas ganancias. En su impaciencia por acumular riquezas, se les hacen largos los días feriados del novilunio (primero de mes) y del sábado, en que estaban prohibidas las transacciones 3. Además, procuraban hacer todos los fraudes posibles: achicaremos el "efá" (medida de áridos, equivalente a unos 39 litros), para dar menos de lo debido, y agrandaremos el siclo (unos 13 gramos), para exigir más a los compradores (dar menos cantidad a más precio); además se proponen falsear las balanzas (v.5).

No se puede reflejar mejor la avaricia sin conciencia de las clases pudientes. Abusando de su situación privilegiada, trafican con las conciencias de los pobres, comprándoles por un par de sandalias (v.6). Aprovechándose de la situación angustiosa de los desheredados por deudas mínimas, les embargan los pocos bienes que tienen y aun los someten a la esclavitud: compraremos por dinero a los débiles. En contraste con este crimen de pisar la personalidad de los demás comprándola al precio mínimo, se atreven a vender hasta las ahechaduras del trigo. Todo esto está clamando por la intervención de la mano justiciera de Dios. Por eso ha jurado por el orgullo de Jacob 4, es decir, a causa de la insolencia y obstinación pecadora de Israel, que no echará en olvido sus obras pecaminosas. Su paciencia se está agotando, y aunque aparentemente parece que olvida las transgresiones de Jacob-Israel, sin embargo, todo, es tenido en cuenta. para el día de la ira"

 

El día del duelo nacional (8-14).

8 ¿No ha de estremecerse por esto la tierra? En duelo quedarán cuantos la habitan. Alzaráse toda ella como el Nilo, temblará y se abajará como el río de Egipto. 9 Aquel día, dice el Señor, Yahvé, haré que se ponga el sol al mediodía, y en pleno día tenderé tinieblas sobre la tierra. 10 Tornaré en duelo vuestras solemnidades y en elegías vuestros cantos; haré que todos cubran de saco sus ríñones y se rapen las cabezas. Será duelo como el duelo por unigénito, y su remate será un día amargo. 11 Vienen días, dice Yahvé, en que mandaré yo sobre la tierra hambre, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Yahvé, 12 y andarán errantes de mar a mar y de norte al oriente en busca de la palabra de Yahvé, y no la hallarán. 13 Aquel día las hermosas doncellas y los mancebos desfallecerán de sed. 14 Los que juran por el pecado de Samaría y dicen: "Vive tu Dios, ¡oh Dan!" y "Vive tu protector, ¡oh Bersabé!" sucumbirán para no levantarse jamás.

 

Los crímenes de Samaría están clamando justicia, y por eso no puede estar lejano el día de Yahvé en que se manifieste la ira divina: ¿No ha de estremecerse por esto la tierra? (v.8). Antes había aludido a un terremoto 5, y ahora afirma que esto es lo menos que puede suceder por tanta iniquidad. El profeta compara a la tierra con-mocionada por el terremoto a las ondulaciones del Nilo, que sube y baja en tiempo de las crecidas anuales. Estas convulsiones de la tierra irán acompañadas de otras conmociones cósmicas, como eclipses de sol. Los autores recuerdan a este propósito un eclipse total de sol visible en Palestina en el 784 a.C., poco antes de la predicación de Amos, que pudo sugerir la descripción del profeta. Según Driver, hubo también un eclipse de sol visible en Jerusalén en 763 a.C.

En todo caso, la descripción de Amos puede ser meramente literaria, presentando las cosas al estilo apocalíptico 6, sin que ello suponga necesariamente alusión a hechos reales históricos. El profeta lo que quiere destacar es el duelo general, del que participará hasta la misma naturaleza. Desaparecerán las solemnidades o fiestas bullangueras y todos los signos de alegría, que serán sustituidos por externas manifestaciones de duelo: todos se vestirán de saco y se rasurarán la cabeza, ritos externos tradicionales expresivos de máximo idolor7. Todos los habitantes se sentirán abandonados de Yahvé en medio de una orfandad glacial, y, al verse solos, andarán ansiosos buscando a su Dios: habrá no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Yahvé (v.11). Ahora rehúsan escuchar a los mensajeros de Dios, los profetas; pero llegarán días que pandarán en busca de un enviado de Yahvé que les comunique algo en su, nombre, y no lo encontrarán;

Como en tiempos de sequía las gentes andan sedientas en busca, de. agua, de un lugar a otro? así entonces andarán errantes dé mar a mar (del Mediterráneo.al mar Muerto: ,de oeste. a este) y. del norte al oriente (v.12). Hasta las nuevas generaciones, que constituyen la esperanza de la nación (las hermosas doncellas y los mancebos, v.13), sentirán la necesidad de la palabra de Yahvé, y, al no encontrarla, desfallecerán de sed. En estos términos, Amos anuncia que llegarán días muy críticos para la nación, y entonces buscarán consejos y aliento en algún profeta, que les transmita la palabra de Yahvé, pero no la hallarán.

Es la hora de la invasión del ejército asirio, escogido por Dios como instrumento de castigo sobre el reino infiel de Israel. Sobre todo, los pecados de idolatría reclaman el castigo divino; por eso, los que juran por el pecado de Samarla (v.14), es decir, el ídolo llamado en Os 8:6 el becerro de Samaría, y los que en general frecuentan los lugares de culto, como Dan (vive tu Dios, ¡oh Dan!), en el extremo norte, y de Bersabé (vive tu protector, ¡oh Bersabé!), en el sur de Palestina 9, sucumbirán para no levantarse jamás. Es el anuncio de la ruina total a los habitantes de Israel.

 

1 Hoonacker, siguiendo a los LXX y a la Vg, traduce: "los artesonados del templo se lamentarán en ese día, oráculo de Yahvé" (leyendo shoderot en vez de shirot). En ese caso, por prosopopeya, se asociarían los artesonados del templo en ruinas a la catástrofe de la ciudad. La Β ib. de Jér.: "los cantores del templo se lamentarán." — 2 La palabra hebrea Has, que hemos traducido por en silencio, como construcción adverbial, es traducida por otros comentaristas por ¡silencio! como imperativo. — 3 Cf. 2 Re 4:23. — 4 Algunos autores prefieren traducir por la gloria de Jacob; pero, como en 6:8 se trata abiertamente del orgullo de Jacob, parece que debemos mantener también aquí la misma traducción. — 5 Cf 1:1; 4:11. — 6 Cf. Sof 1:14; Is 13:10; Jl 2:2. — 7 Cf. Is 3:24; Miq 1:16; Jer 6:26; Zac 12:10. — 8 Cf. 4:8. — 9 Lit. el TM dice: "Vive el camino de Bersabé," aludiendo a la ruta de peregrinos que afluiría a este lugar. Hoonacker, corrigiendo derej en dodja, lee "tu patrón." Cf. lagrange: RB ίο (1901) p-533·

 

 

9. Intervención justiciera de Yahvé.

 

Imposibilidad de huir del castigo inexorable divino. (1-6)

1 Vi al Señor junto al altar, y dijo: Rompe los capiteles, que se estremezcan los umbrales, y abátelos sobre las cabezas de todos ellos, y a los que queden los mataré a espada. Nadie se salvará huyendo, nadie podrá escapar. 2 Aunque se oculten en el "seol," de allí los tomará mi mano; aunque subiesen hasta los cielos, de allí los haría bajar. 3 Aunque se escondieran en la cumbre del Carmelo, allí los buscaría y los tomaría; aunque se ocultaran a mis ojos en el fondo del mar, allí mandaría a la serpiente para que los mordiera. 4 Y aunque marcharen en cautiverio ante sus enemigos, daría a la espada la orden de asesinarlos; y tendré puestos mis ojos sobre ellos para mal, no para bien. 5 El Señor, Yahvé de los ejércitos, toca la tierra, y ésta se disuelve, y hacen duelo cuantos en ella habitan; se levanta toda entera como el Nilo y mengua como el río de Egipto. 6 El edificó en los cielos su morada y asentó sobre la tierra su bóveda. El llama las aguas del mar y las derrama sobre la haz de la tierra; Yahvé es su nombre.

 

El profeta describe la realización del castigo divino. Ve a Yahvé junto al altar (v.1), dispuesto a dar la orden de destrucción del templo de Betel mientras los adoradores de los ídolos están reunidos en su recinto. Yahvé da la orden de destrucción: Rompe los capiteles. y abátelos sobre las cabezas de todos ellos. ¿Quién recibe la orden destructora? ¿Un ángel, o agente de Yahvé, o el mismo profeta? En este casó, Amos sería el instrumento de la destrucción como mensajero de la voluntad divina, que decide traer la ruina sobre el lugar de culto idolátrico. Nadie podrá salvarse de la catástrofe, pues los que se libren en el primer momento caerán a la espada del invasor asirio.

Es inútil que quieran buscar refugio, pues aunque se vayan a los lugares más lejanos y recónditos, como el seol, morada subterránea de los muertos, o suban a los cielos, allí los alcanzaría la mano vengadora de Yahvé. La hipérbole es expresiva para indicar la imposibilidad de salvación. Ni la cumbre del Carmelo, con sus numerosas cavernas frente al mar, podría dar asilo a los escapados, pues hasta allí llegaría la mirada inquisidora de Yahvé. Ni siquiera el fondo del mar (en contraste con la cima del Carmelo, que se destaca sobre el Mediterráneo) podría dar albergue tranquilo a los fugitivos, ya que allí mismo mandaría Yahvé a la serpiente que les mordiera (v.3). Sin duda que el profeta alude aquí al monstruo marino Leviatán, el cual, según la imaginación popular, se paseaba en las profundidades del abismo. Amos, pues, como Isaías 1 se acomoda aquí al folklore mitológico del ambiente para expresar la imposibilidad de salvación para los fugitivos.

Tampoco la última alternativa del cautiverio podrá librarlos de la persecución divina, ya que Yahvé pondrá sobre los cautivos sus ojos para mal y no para bien (v.4); es decir, en lugar de mirarlos con ojos benevolentes y protectores 2, los perseguirá hasta hacerlos morir a la espada. Naturalmente, en todas estas expresiones hay mucho de hipérbole, y, por tanto, no han de entenderse en el radicalismo en que aparecen, sino que simplemente quieren encarecer la universalidad de la ruina.

La razón de ello es la omnipotencia y majestad divina; nadie puede enfrentarse con Yahvé, que es el Rey majestuoso, a cuyo paso tiembla la tierra, se disuelve como cera y se conmueve como el Nilo en sus crecidas y resacas (v.5). Yahvé tiene su morada en lo alto de los cielos, y domina majestuosamente la tierra, sobre cuya bóveda o firmamento extiende su trono (v.6). Esta doxología, similar a la de 4:13, no tiene otra finalidad que encarecer la indefectible acción punitiva de Dios sobre los pecadores como Señor del universo: Yahvé es su nombre. Es la gran garantía de todo lo que el profeta anuncia. Su palabra no se basa en cálculos humanos, sino en la del que dirige el curso de los elementos de la naturaleza: llama las aguas y las derrama sobre la haz de la tierra.

 

Israel, por ser pueblo elegido, no está inmune de la. destrucción (7-10).

7 Hijos de Israel, ¿no sois para mí como hijos de etíopes? ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, y a los filisteos de Caftor, y a los árameos de Quir? 8 He aquí que los ojos del Señor, Yahvé, están puestos sobre el reino pecador y los exterminaré de la haz de la tierra. Pero no destruiré del todo la casa de Jacob, oráculo de Yahvé. 9 Pues he aquí que yo daré orden y zarandearé a Israel entre todas las gentes como se zarandea (la arena) en la criba; ni una chinita caerá en tierra 3. 10 A la espada perecerán todos los pecadores de mi pueblo, los cuales dicen: "No se acercará ni nos sorprenderá la desdicha."

 

Israel se creía al abrigo de la destrucción porque se consideraba el pueblo elegido entre las naciones, sobre el que Yahvé tenía que tener una providencia particular en orden a su conservación como nación. Esta presunción era totalmente gratuita, ya que no existían vínculos naturales necesarios entre Yahvé e Israel. Había sido elegido líberrimamente por Dios, que dirige el curso de la historia de todos los pueblos, y hubiera podido escoger cualquier otro pueblo. En este sentido, los israelitas están en el mismo plan que los despreciados etíopes: Hijos de Israel, ¿no sois para mí como hijos de etíopes? (ν.7). Y si bien es cierto que Yahvι hizo subir a Israel de la tierra de Egipto, también lo es que trajo a los filisteos de Caftor y a los árameos de Quir4.

Todos los pueblos están igualmente sometidos a Yahvé, Señor de la historia universal. Por eso, si no hubiera intervenido una elección gratuita de Israel por parte de Yahvé, los israelitas estarían en el mismo plano que los etíopes, considerados de raza inferior, y los árameos, tradicionales enemigos de Israel. La elección de Israel por parte de Yahvé, lejos de garantizarles inmunidad contra sus transgresiones, crea nuevas obligaciones y vínculos5. La justicia divina tiene sus exigencias, y de ahí que Yahvé tenga puestos sus ojos sobre el reino pecador (Israel) para castigarlo debidamente y aun exterminarlos, si bien no destruirá del todo a la casa de Jacob (Israel), precisamente porque le hizo objeto de una particular elección.

Pero le someterá a una prueba para purificarlo, zarandeándolo entre las naciones como se zarandea (la arena) en la criba. (v.10). Israel será cribado en el destierro para probar lo que hay de bueno y de malo en él. Y como al cribar la arena sólo pasa ésta, quedando en la criba las piedrecillas, así, al probar Yahvé a Israel, hará que sólo subsistan los fieles, mientras que los pecadores quedarán en la prueba, sin que caiga una chinita (los pecadores indignos) en tierra (v.8). Los que prefieren ver en la comparación una alusión a la labor que se hace en la era con el trigo, suponen que el buen grano (los israelitas fieles) quedarán en el harnero, de forma que ningún grano (chinita) caiga en el suelo para perderse.

Yahvé tendrá especial providencia de los justos, pero los pecadores, obstinados en su presunción de inmunidad (no se acercará. la desdicha, v.10), perecerán a la espada. Sólo, pues, un resto se salvará para constituir el núcleo de restauración del pueblo elegido. Los profetas nunca pierden de vista, al anunciar sus vaticinios conminatorios, el destino glorioso de Israel como nación en los tiempos mesiánicos; por eso nunca anuncian la destrucción total del pueblo escogido.

 

Promesa de restauración (11-15).

11 Aquel día levantaré el tugurio caído de David, repararé sus brechas y alzaré sus ruinas y le reedificaré como en los días antiguos, 12 para que conquisten los restos de Edom y los de todas las naciones sobre las cuales sea invocado mi nombre, dice Yahvé, que cumplirá todo esto, 13 He aquí que vienen días — oráculo de Yahvé — en que sin interrupción seguirá al que ara el que siega, el que vendimia al que siembra. Los montes destilarán mosto, y se derretirán todos los collados. 14 Yo haré retornar a los cautivos de mi pueblo, Israel; reedificarán las ciudades devastadas y las habitarán, plantarán viñas y beberán su vino, harán huertos y comerán sus frutos. 15 Los plantaré en su tierra y no serán ya más arrancados de la tierra que yo les he dado, dice Yahvé, tu Dios.

 

Después de anunciar que en la catástrofe perecerán sólo los pecadores, el profeta se proyecta directamente hacia la realidad del futuro venturoso de los tiempos mesiánicos. Después de la destrucción de Israel vendrá la restauración, vinculada al resurgimiento de la casa de David, que ha sido convertida en un tugurio o choza de campaña, expuesto a todas las rapiñas. Volverán los días gloriosos de la dinastía davídica y de nuevo las doce tribus se reunirán en torno a la colina de Sión. Oseas, profeta oriundo del reino del norte, anunció la restauración de Israel (reino del norte), retornando a David 6. Amos había dicho que Yahvé ruge como un león desde Sión 7, y ahora termina con la atención puesta de nuevo en la colina de Sión, donde debía asentarse de nuevo el futuro trono de David.

Algunos autores creen que la frase restauraré las brechas y ruinas del tugurio de David alude a la derrota infligida a Judá por Joás de Israel 8; pero es mejor suponer que el profeta, conociendo por revelación la ruina futura del reino de Judá (casi dos siglos más tarde), la asociara a la de su hermano Israel, que había de perecer pronto bajo la invasión asiría, para resurgir ambos reinos, unificados de nuevo, bajo la égida de un descendiente de David. Será entonces cuando el pueblo elegido tomará la revancha sobre las naciones paganas, particularmente Edom (v.12), que se aprovecharon de su ruina. Todas las naciones serán patrimonio de Yahvé (sobre las cuales sea invocado mi nombre) 9, y el pueblo israelita, como representante de los derechos de su Dios, tendrá el dominio sobre todas ellas.

Los últimos versos nos presentan el idilio de los tiempos mesiánicos conforme a la desbordada imaginación oriental. Será tal la fertilidad de la tierra, que el que siega seguirá al que ara, y el que vendimia al que siembra.; los montes destilarán mosto. (v.15). Son las expresiones de abundancia y prosperidad material que encontramos en otros profetas de los cuales, para levantar los ánimos de los oyentes en tiempos de tribulación, presentan la felicidad de los tiempos mesiánicos con los colores más vivos. De hecho, todas estas descripciones se han quedado cortas al querer reflejar la realidad de la felicidad espiritual del nuevo Israel de los tiempos mesiánicos. Las realidades de la vida de la gracia, vividas con la intensidad que exige la vocación cristiana, superan a todo lo que podían soñar los profetas del A.T.

 

1 Cf. Is27:1. — 2 Cf. Gen 44:21; Jer 39:12; 40:4. — 3 AsílaBzb.defér. — 4 Sobre la identificación de Quir véase coment. a 1:55s. Caftor, probablemente Creta o Chipre. Cf. Gen 10:14; Dt 2:23; Jer 27.4. — 5 Cf. 3:1-2. — 7 Cf. Am 1:2. — 8 Cf. Os 3:5 — 9 "Invocar el nombre" sobre alguno equivale a dominarlo. Así, en 2 Re 12:28 se invita a David para que asedie Rabbat-Amón y no sea tomado por Joab: "que no sea mi nombre el que sea proclamado sobre ella." En Dt 28:10: "todos los pueblos de la tierra verán que el nombre de Yahvé es proclamado sobre ti" (Israel), e.d., que Israel pertenece a Yahvé (cf. Jer 7:10). — 10 Cf. Is 65:21; Sof 1:13; Jl 4:18; Os 14:10.