Soy sacerdote diocesano católico desde el aqo 1979. Diez años después de mi ministerio sacerdotal recibí el don de pintar iconos. Otro ministerio con la misma finalidad el entregar a Cristo. Pintar iconos es un carisma y como don lo he recibido. Me sentía profundamente atraído por la Belleza que irradia el icono. Y un día, sin darme cuenta de mi atrevimiento, impulsado por un deseo profundo, me puse a "escribir" un icono con pigmentos y huevo tal como lo describía un libro que encontré en Roma y que posteriormente comprobé tenia grandes lagunas y muchos errores. Fueron muchos los comienzos. Lo último que se hace en la ejecución del icono es ponerle el nombre. Bíblicamente el nombre Dios es uno de los lugares su Presencia. A quien yo  podía ponerle el nombre era un trabajo de gran belleza, vida y fuerza. La técnica tenía mucho que desear. Seguramente si   hubiera conocido la    responsabilidad de lo que significa pintar un icono. Con toda seguridad, hoy no me hubiera atrevido a realizarlo con la ligereza que lo hice.
Como un nuevo regalo, conocí en Tierra Santa una  iconografa que me enseqó muchas claves técnicas y espirituales. Esas claves fueron llaves fundamentales para pintar iconos. Después pude enterarme que esta persona tenia fama de no enseqar a nadie. Conmigo, en unos pocos d´as y en algunas horas, mostró una gran generosidad aclarándome muchas dificultades que yo tenia. Agradezco al Seqor esta nueva confirmación del carisma que en el momento pone las personas y las circunstancias propicias.   Cuando comienzo un icono lo hago con " temor y temblor " y siempre desde la oracisn. Vivo cada momento de la ejecucisn como momento de Dios. Me siento en sus manos. No puedo pensar en el resultado final. Si así lo hago vivo la sensación de que no seré capaz de terminarlo. Durante la ejecución del icono oro y pido al Divino Iconógrafo, al Espíritu de la Verdad

  que yo sea dócil que dirija mi corazón y mis manos. Les presento a todos los que - si es su Voluntad - van a orar No se como será. Y si me situo en "mis expectativas" inmediatamente tengo la ante el "altar" que tengo ante mi. Pido que se haga la luz en mi vida, en sus vidas, en la humanidad entera. Siento como si las lmneas finas y agudas y el color que pongo fueran como un canto de alabanza, como una canción para el Seqor.

 

Un icono es Luz. Me sorprende siempre su luz. Es un misterio. Es la luz de Dios, la luz del Tabor que viene a iluminar nuestras sombras. Nos habla de Dios. La misma ejecución  técnica tiene como procedimiento el llamado "esclarecimiento", es decir, sacar de la oscuridad, la luz. Lo que será icono comienza siempre en un altar donde la ofrenda es la materia marcada por la oscuridad, la disponibilidad del iconógrafo y la obra del Espíritu de Verdad que va a transformar todo en materia redimida, arco iris de Luz, el Icono. La luz surge desde la profundidad de la materia, desde el fondo del icono, desde  la profundidad del alma. En una conjunción de profundidades clama el Espíritu, "aBBa Padre" y canta un cántico nuevo, una canción de alabanza antigua pero siempre nueva y distinta: el icono.

   La luz del Tabor ha sido sembrada en mi, se me ha regalado para que sea cauce de una entrega, la de la Belleza Inagotable que se derrama hasta hacerse Presencia por su semejanza con el Arquetipo en los santos iconos. Desde que comencé a pintar nunca he firmado un icono. Conozco  quien es el autor. Algunos de mis amigos me han pedido que firmara los iconos. Siempre me he negado. Quien contemple la obra terminada sabrá que está firmada por el Iconógrafo Divino que me utiliza a mi como un medio.- Esa es precisamente la razón de mi alegría, cuando en el "arte" del icono yo me convierto en fin, la obra queda milagrosamente desdibujada, pierde su luz.

No todo lo que se nos ofrece hoy en el mercado son iconos. A unos les falta la luz física signo de una técnica que desconoce la tradición. Así he visto como en escuelas de Bellas artes de Grecia buscan el camino mas corto como si se tratara de pintar un fresco o una  tabla al temple.   Pero les falta sobre todo la luz espiritual, la luz que viene cuando uno se siente  "instrumentos pobres" en las manos del Espíritu.    El iconógrafo pinta allá donde pierde pie, donde su arte no lo posee sino que es poseido, allá donde se deja hacer, allá donde se refleja la imagen icónica de Dios, la belleza del Seqor. Allá donde hay un mundo que se me da y que yo no lo puedo forzar. Solo desde aqui puedo comprender que un icono es "imagen sagrada". A diferencia de la "imagen religiosa" en la que el artista expresa su fantasía y visisn personal el iconógrafo adapta su sensibilidad personal a la obra del Espiritu Santo y por lo mismo a la Iglesia quien lo consagra.

      La imagen religiosa es utilizada como elemento ornamental, el icono es "imagen sagrada" por la que "recordamos todos los prototipos y somos conducidos ante ellos" (Horos de Nicea, Nicea II) como forma de lenguaje es comparable a la Escritura "lo que el libro nos dice por la palabra, el icono nos lo anuncia por el color y nos lo presencializa (Smnodo del 861) Pero son ademas símbolos de la realidad viva y omnipresente que representan, no sólo por las formas, los  colores y las lmneas que hablan y que tienen sus propias reglas, 

las del más allá y por lo mismo de extraordinaria belleza, revela la eternidad , visión mas objetiva, plena y rica que la de nuestros ojos. Abarca toda la experiencia terrestre y llega a ser símbolo del mundo espiritual, el lugar donde Dios se une al hombre y el hombre a Dios, el lugar de la semejanza. Templo de oración. A través de ellos Cristo eleva nuestros corazones, de modo que Dios comulga con nosotros y nosotros con EL. Son  como un sacramento - sacramental - que hace presente el misterio de Dios, ventanas que unen cielo y tierra. Ojos que me miran y a su vez ojos que pueden ser mirados por mi.Por el hecho de mirarlo, de exponerme a su mirada soy transformado porque el icono no solamente es el medio de hacer presente el modelo representado sino
que participando  del arquetipo se posesiona de la  fuerza divina. Y como energía divina se transmite,  Independientemente de quien las mira el icono consagrado tiene energía, es decir, gracia del Espmritu Santo, capacidad y fuerza milagrosa como p.ej. curar enfermedades. Esta fuerza es la que adoramos cuando besamos y veneramos un icono, rindiendo culto al único Dios Trinidad. Si nos dejamos mirar por el icono notaremos como nos llena de paz y de gozo verdaderos que invaden todo el ser, la alegría de la resurreccisn entra en el corazón y gustamos ya las primicias del paraímso. Representan el Reino de los Cielos. Son imágenes de la nueva creación, las del 8: dma, las del  mundo perdurable y eterno. Detrás de la humilde materia del icono se oculta la fuerza de Dios, que ha santificado a los santos y que por medio de ellos ha hecho milagros.

Quien descubre los iconos quedan fascinados por lo que  se les presenta. Los efectos son fulgurantes: la paz y el gozo verdaderos invaden todo el ser, las alegría de la resurreccisn entre en el corazán y gustamos ya las primicias del paraíso La técnica del icono se inspira en el Génesis, en el paso del caos a la vida. La pintura del icono se convierte en un reflejo exterior de la iluminacisn de nuestras tinieblas interiores.                

Josi Rafael Prieto
        Sacerdote Iconsgrafo