SIGNOS/GESTOS: LOS SIGNOS SON SEÑALES DE LO QUE SOMOS O QUEREMOS SER. LOS GESTOS ENCUBREN REALMENTE LO QUE SOMOS.

No es lo mismo un gesto que un signo. Un gesto generalmente suele ser la ostentación externa de una buena disposición interior. Un gesto es el cheque que entregamos a una personalidad que pide para los pobres. Una señal es la atención que prestamos al que necesita de nosotros. Gestos pueden ser la paga extraordinaria, el indulto, el olvido de la ofensa, el ir a misa. Signos serían la participación en los beneficios, la amnistía, el perdonar al que nos ofende, el partir el pan. Los signos son señales de lo que somos o tratamos de ser. Los gestos encubren lo que realmente somos. Estos cubren las apariencias, pero no cambian las cosas; aquéllos indican que las cosas están cambiando. Los signos denotan sinceridad. Los gestos denuncian la hipocresía.

SOS/RUTINA:Los cristianos, quizá por la fuerza de la costumbre, corremos el riesgo de degradar los signos (los sacramentos) a la banalidad de gestos (rutina, convencionalismos). Nos estamos acostumbrando a una vida de gestos religiosos, de culto vacío, sin trascendencia y significatividad. ¿Por qué nos damos la paz en la misa, si en la vida no estamos en paz los unos con los otros? ¿Por qué nos decimos hermanos al invocar al mismo Padre, si luego nos explotamos como primos? ¿Por qué prodigamos las colectas por lo que sea, si no hacemos lo que sea para remediar los problemas en su raíz? Nuestra hipocresía va más lejos. Primero definimos como pecado los pecados que no hacemos nosotros (no robo, ni mato) y luego definimos pecadores a los que hacen los pecados que no hacemos nosotros. Y entonces nos consideramos buenos, simplemente porque no somos como los otros, los pecadores. Y a éstos los despreciamos, los esquivamos, los marginamos y excomulgamos de nuestra convivencia. ¡Y nos creemos buenos! ¿Buenos... qué? Desde luego, cristianos buenos ¡no! Para ser buen cristiano no basta con no ser como los otros. Hace falta ser como Cristo.

EUCARISTÍA 1975/35