LA RELIGIOSIDAD POPULAR

EN EL DOCUMENTO DE PUEBLA

Pbro. Javier HERNÁNDEZ

La religiosidad popular es un aspecto  importante de la evangelización. La temática es de gran actualidad, ya que hace más de un siglo se ha anunciado la desaparición de lo sagrado, y hoy esto es un fenómeno en crecimiento.  

El interés por los nuevos fenómenos religiosos desafía a nuestra sociedad racionalizada, materialista y consumista, a la cual la pastoral católica no ha sabido dar una respuesta religiosa adecuada. He aquí un desafío al que -en cierta medida-, la religiosidad popular está respondiendo.

INTRODUCCIÓN

Qué es religión

La absolutización de la razón negó todo fenómeno que apareciera más allá de lo experimentable pero la sociología moderna se ha vuelto a interesar en el fenómeno de la religión.

Si bien el cristianismo en sentido estricto no puede ser definido como religión, su fe en la intervención de Dios en la Historia por la encarnación del Verbo hace que solamente exista encarnado en diversas formas religiosas.

La religión relaciona al hombre consigo mismo, con las demás personas, con las cosas y con aquello que invisiblemente está más allá de ellas; con lo trascendente,  que es la razón última de su existir.

Una religión es una manera de estructurar el mundo con Dios o con lo absoluto.

El mensaje de Jesús anunciado a los diversos pueblos y culturas integró expresiones religiosas diversas que fueron cambiando las manifestaciones cultuales, las normas morales, la manera de entender el mensaje.

CAPÍTULO I

EN LA BIBLIA

Religiosidad

El culto bíblico exterioriza la fe en la elección, siendo una respuesta de un Pueblo penetrado por la religiosidad.

En el decálogo no encontramos ninguna prescripción ritual. En la tradición primitiva nada hay de sacrificios de animales, ni de lugares oficiales de culto. Los profetas tendrán que luchar contra un culto que suplanta el servicio fiel a la enseñanza de Yahveh. El culto no es lo esencial de una verdadera religión (Os. 6, 6).

Jesús también se confronta duramente contra la religión legalista de su tiempo. Discute o rechaza las normas morales de los fariseos, ubica el sábado, y por lo tanto toda la ley al servicio del hombre (Mt. 15, 1-9).  

Jesús dice que el culto verdadero al Dios verdadero, se realiza en espíritu y en verdad (Jn. 4, 21-24).  Esta idea la plasma muy bien la carta a los Romanos (Rom. 12, 1-2).

La religiosidad paralela en la Biblia

Los profetas y sacerdotes lucharon contra la religiosidad paralela: el pueblo tiende siempre a realizar su culto en lugares no oficiales, introduciendo ritos, dogmas y normas morales inaceptables para los fieles del único Dios. Un ejemplo: los lugares altos.

Antes del culto centralizado en Jerusalén no se ponían dificultades a estos santuarios locales pero el pueblo israelita fue tentado siempre por el culto cananeo, de manera que el culto popular terminó identificado como culto idólatra.

CAPITULO II

LA HISTORIA DE LA IGLESIA

Los primeros siglos

Pablo proclama que el templo verdadero es aquel en el que Dios habita; y ese templo es la comunidad cristiana, como cuerpo de Cristo que ella es. La entrega de Jesús en la Cruz, que sella la Nueva Alianza, da su pleno sentido y supera ampliamente al culto antiguo. En los primero siglos el culto parece haber sido muy simple, hasta que en el siglo IV Constantino trajo al cristianismo el culto y la cultura del imperio.

Inculturación del cristianismo

Las imágenes fueron importantes en el culto cristiano y asumieron por ley de encarnación las reglas estéticas de pueblos y épocas diversas. Lo mismo digamos de las vestiduras litúrgicas, que nacen de los vestidos usados por la población en su vida social; y de los edificios: los cristianos al principio se reunían en las casas para celebrar la Eucaristía.

En el siglo IV, en que el edicto de Milán (313) selló el triunfo de la Iglesia sobre el paganismo cambió radicalmente las perspectivas del culto cristiano.

En la Edad Media

Las procesiones y peregrinaciones

Uno de los rasgos característicos del catolicismo popular del Medioevo es la procesión y la peregrinación. La peregrinación es una forma privilegiada de la piedad popular, expresión de la fe cristiana en lo que ella tiene de camino hacia la patria prometida.

Los "autos sacramentales"

Los autos sacramentales eran una modalidad de teatro eclesiástico de la Edad Media. Instruían al pueblo, representando el dogma por medio del teatro, haciendo más inteligibles las verdades de fe.

La veneración de las reliquias

La veneración de las reliquias de los santos, es otro de los rasgos destacados de la religiosidad popular del medioevo. La reliquia y su culto, por un lado es signo de la cercanía a lo sagrado. Por otro es expresión de una religiosidad concreta; de una fe que huye de lo abstracto y rechaza todo espiritualismo.

Francisco de Asís

Francisco de Asís es un gran testigo de la religiosidad popular de la plenitud de la Edad Media (siglos XII-XIII). Un ejemplo: el pesebre de Greccio nos ofrece un ejemplo claro de lo que fue para Francisco una religiosidad en sintonía con el pueblo.

En América Colonial

América Indígena

La religiosidad popular latinoamericana tiene raíces indígenas. En los inicios de la evangelización llama mucho la atención lo audaz de sus métodos.

La postura de la Iglesia, frente a las culturas indígenas fue doble. Por un lado, aprovechar todo lo que se pudiera, sobre todo lo que tenían de religiosidad y sentido trascendente; y por otro, borrar todo lo que se opusiera, complicara  o confundiera la transmisión del mensaje en forma clara.

CAPITULO III:

PUEBLA

Un poco de historia

Medellín afirma que la religiosidad popular no se explica sin la historia de la evangelización realizada desde el tiempo de la Conquista; y la describe cómo una religiosidad de votos y promesas, de peregrinaciones y de un sinnúmero de devociones, basada en la recepción de los sacramentos.

Luego de Medellín, en 1975, aparece la Evangelii Nuntiandi, que sería la fuente de inspiración y de programa de Puebla.

Puebla

La III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano dedica un buen espacio a la Religiosidad popular.

Las referencias a Medellín y Santo Domingo las hago sin mucho orden y relacionamiento. Es un trabajo que me queda por hacer.

Para Puebla la religiosidad popular configura la identidad histórica de América latina, que tiene un “real sustrato católico” y la fe de la iglesia es la matriz cultural del Continente.

Puebla define la religiosidad popular como el conjunto de hondas creencias selladas por Dios, las actitudes básicas que de esas convicciones derivan, y las expresiones que las manifiestan, la forma o la existencia cultural que la religión adopta en un pueblo determinado. Termina identificando religiosidad popular con catolicismo popular.

Elementos positivos

Puebla ve positivamente la religiosidad popular en América Latina: es un acervo de valores que responden con sabiduría cristiana; es sapiencia popular católica; conlleva creadoramente lo divino y lo humano; es un humanismo cristiano que afirma radicalmente la dignidad de toda persona como hijo de Dios, establece una fraternidad fundamental, enseña a encontrar la naturaleza y a comprender el trabajo, y proporciona las razones para la alegría y el humor, aún en medio de una vida muy dura. Para el pueblo es  un principio y un instinto evangélico de discernimiento.

La Religiosidad Popular está “penetrada de un hondo sentido de la trascendencia y, a la vez, de la cercanía de Dios”, posee una sabiduría popular con rasgos contemplativos, que orienta la relación con la naturaleza y con los demás hombres, un sentido del trabajo y de las fiestas, de la solidaridad, de la amistad y el parentesco, y un el sentimiento de su propia dignidad, que no ven disminuida por su vida pobre y sencilla.

La piedad popular conduce al amor de Dios y de los hombres y ayuda a las personas y a los pueblos a tomar conciencia de su responsabilidad en la realización de su propio destino.

Elementos negativos

Algunos son de origen ancestral como la superstición, la magia, el fatalismo, la idolatría del poder, el fetichismo y el ritualismo.

Otros pueden provenir por deformación de la catequesis: el arcaísmo estático, la falta de información e ignorancia, la reinterpretación sincretista, el reduccionismo de la fe a un mero contrato en la relación con Dios.

Actitudes Pastorales

La religiosidad popular no solamente es objeto de evangelización sino que es una forma activa con la cual el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo".

Hay que “desarrollar la pedagogía de la evangelización”: amor y cercanía al pueblo, prudencia y firmeza, constancia y audacia.

Las formas concretas y los procesos pastorales "deberán evaluarse según esos criterios característicos del Evangelio vivido en la Iglesia”.

Puebla constata que la religiosidad está amenazada por el cambio de una sociedad agraria a una urbano-industrial, que nos enfrenta a varias tareas pastorales, dado que si la Iglesia no reinterpreta la religiosidad popular latinoamericana, se producirá un vacío que será ocupado por los mesianismos políticos secularizados, por la indiferencia o el pansexualismo pagano.

CAPITULO IV:

APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA

El hombre abierto a lo trascendente

Para valorar positivamente la religiosidad popular, tenemos que partir de una antropología radicalmente optimista. El hombre no puede ser definido, si no es por su apertura a lo trascendente. Debemos partir de una antropología desde la que el hombre como una unidad de cuerpo-espíritu, está abierto al infinito. El hombre descubre a Dios, a partir de lo que es y hace en su realidad concreta de vida. El Dios de la revelación cristiana,  se manifiesta en estas realizaciones, abriéndolas siempre hacia el infinito.

Antropologías y religiosidad popular

El Documento de Puebla nos dice que hay antropologías insuficientes y que no son compatibles con la dimensión religiosa del hombre: el determinismo, el  psicologismo, el economicismo, el estatismo, el cientismo... .

Para integrar la religiosidad popular tenemos que partir de una concepción del hombre como el ser de lo trascendente, de lo sagrado. El hombre es la única creatura capaz de adorar, y demuestra su inteligencia si ésta llega a un reconocimiento adorante de la fe.

Además una antropología cristiana parte del presupuesto de la dignidad del hombre y todas sus manifestaciones; y por supuesto también todas las expresiones de la religiosidad popular.

También la Conferencia Episcopal Uruguaya trabajó un documento referido a la religiosidad popular: "Evangelización de la piedad popular".  Nuestros obispos, tomando como base la Evangelii Nuntiandi 48 afirman que la religiosidad popular tiene que ser tenida en cuenta por la evangelización dado que son expresiones propias de búsqueda de Dios y de la fe. Si bien la iglesia las juzgó como menos puras, y llegó a despreciarlas, hoy se asiste a un nuevo descubrimiento de estas manifestaciones populares.

Los obispos, sin embargo ven muchas deformaciones de la religión, supersticiones, reducción a las manifestaciones culturales, e incapacidad para llegar a una verdadera adhesión de fe.

CONCLUSIÓN

Termino mi trabajo convencido de que el tema de la Religiosidad Popular sigue vigente hoy más que nunca, dado que en nuestra sociedad no desaparece lo sagrado sino que, por el contrario, se exacerba.

El tema religioso interesa a un sector cada más grande de la población, aun entre personas antiguamente muy críticas. Esta nueva actitud religiosa aparece como la contrapartida de una sociedad racionalizada, materialista y consumista.

Algunas afirmaciones importantes de mi trabajo que quiero destacar como síntesis son:

·             El culto es la forma en que la persona o la comunidad, exteriorizan su vida religiosa o su fe; entrando de esa manera en relación con Dios.

·             Para Jesús

·       el culto no es lo esencial de una verdadera religión

·       se opone a la religión legalista de su tiempo

·       rechaza las normas morales de los fariseos

·       ubica el culto al servicio del hombre

·       el culto verdadero al Dios verdadero se hace en espíritu y en verdad.

·             El Espíritu es quien inspira un nuevo culto espiritual, porque los creyentes son los miembros de Cristo, quien en su cuerpo crucificado y resucitado, se ha hecho el lugar de una presencia nueva de Dios y de un culto nuevo.

·             El culto espiritual aceptado por Dios toma una forma concreta en la rectitud y el servicio a los débiles.

En la historia de la Iglesia la religiosidad fue asumiendo la cultura de los pueblos evangelizados y los cambios culturales de las diversas épocas: imágenes, edificios, vestiduras, ritos... .

En Latinoamérica la religiosidad popular configura su identidad histórica: es la decantación de una historia de evangelización que integra de modo más o menos conciente una multitud de elementos culturales y religiosos de muchos pueblos, razas y culturas.

En esta tensión entre religiosidad popular y evangelización ubicamos al Documento de Puebla. Esta religiosidad es uno de los elementos centrales del proyecto evangelizador de la Asamblea de Obispos y “es, a veces, uno de los pocos vínculos que reúne a los hombres en nuestras naciones políticamente tan divididas".

En continuidad con Medellín, los obispos de Puebla afirman que la religiosidad popular del pueblo latinoamericano puede convertirse "en un clamor por una verdadera liberación", respondiendo de ese modo a la objeción que tacha de alienantes a los fenómenos religiosos populares.

En el clima social y político que vive el Continente en épocas de Puebla, esta afirmación ubica a la religiosidad popular entre las posibles fuerzas capaces de liberar al Continente de su situación de miseria y opresión.

La religiosidad popular presenta también aspectos negativos: superstición, magia , fatalismo, idolatría del poder, fetichismo y ritualismo, arcaísmo estático, falta de información e ignorancia, reinterpretación sincretista, y reduccionismo de la fe a un mero contrato en la relación con Dios.

A pesar de todo la religiosidad popular "no solamente es objeto de evangelización sino que, en cuanto contiene encarnada la Palabra de Dios, es una forma activa con la cual el pueblo se evangeliza continuamente a sí mismo”.

Puebla dice que la religiosidad popular con toda la riqueza simbólica y expresiva que conlleva, “puede proporcionar a la liturgia un dinamismo creador”.

Nuestra sociedad uruguaya, profundamente laicizada, sin los fenómenos masivos de religiosidad de otros países latinoamericanos, cuenta con algunos fenómenos significativos en la expresión de la religiosidad popular.

Para valorar positivamente la religiosidad popular, tenemos que partir de una antropología radicalmente optimista. Suponemos que el hombre no puede ser definido, si no es por su apertura a lo trascendente; ya que el hombre no se agota absolutamente en nada.

Debemos partir de una antropología desde la que el hombre como una unidad de cuerpo-espíritu, está abierto al infinito. El hombre, en su mundo histórico y circunstancial, es un ser irreductible, sin límites; y este misterio, solo se explica en su apertura hacia el Absoluto.