Autor: Radio Vaticano
Fuente:
www.oecumene.radiovaticana.org
Qué grande es ser cristiano
Mensaje de Benedicto XVI en la entrevista concedida a Radio Vaticano
Lunes, 15 ago (RV).- A
continuación les ofrecemos la traducción de la entrevista que el Santo Padre,
Benedicto XVI, ha concedido en exclusiva a Radio Vaticano. Durante la misma,
el Pontífice señala la importancia de recuperar las raíces cristianas en
Europa y de que los jóvenes del todo el mundo se den cuenta de lo grande que
es ser cristiano, sobre todo hoy que ha dado inicio oficial la Jornada Mundial
de la Juventud en Alemania.
Radio Vaticano.- Santo Padre, el 25 de abril
usted manifestó sentirse contento de poder ir a Colonia. ¿Puede explicarnos el
porqué de esta alegría?
Benedicto XVI.- Si, por muchos motivos… Ante
todo, he transcurrido años muy bonitos en Renania, y me complace poder sentir
nuevamente el carácter de esta región, de esta ciudad abierta al mundo, y de
todo lo relacionado a ella. Además porque la Providencia ha querido que mi
primer viaje al exterior sea justamente a Alemania. Y o mismo no habría podido
jamás disponerlo de esta manera. Pero si es justamente Dios a disponerlo así,
con certeza, tenemos el derecho de alegrarnos. Y también por el hecho de que
este primer viaje al extranjero es un encuentro con los jóvenes de todo el
mundo... Encontrar a los jóvenes es siempre bonito, porque quizá, a pesar de
tantos problemas, traen seguramente consigo tanta esperanza, tanto entusiasmo,
y tantas expectativas: en los jóvenes se encuentra la dinámica del futuro.
Además, de un encuentro con los jóvenes se sale siempre con una fuerza nueva,
más alegres, más abiertos. Estos son algunos de los motivos que luego, con el
pasar del tiempo han reforzado ulteriormente, y seguramente, no han hecho
disminuir mi alegría.
RV.- Santidad ¿Cuál es el mensaje específico
que usted desea llevar a los jóvenes que, desde todas partes de mundo llegan a
Colonia?. ¿Qué mensaje les quiere transmitir?
Benedicto XVI.- Quisiera mostrarles lo bonito
qu e es ser cristianos, ya que existe la idea difundida de que los cristianos
deban observar un inmenso número de mandamientos, prohibiciones, principios,
etc, y que por lo tanto el cristianismo es, según esta idea, algo que cansa y
oprime la vida y que se es más libre sin todos estos lastres. Quisiera en
cambio resaltar que ser sostenidos por un gran Amor y por una revelación no es
una carga, sino que son alas, y que es hermoso ser cristianos. Esta
experiencia nos da amplitud, pero sobre todo nos da comunidad, el saber que,
como cristianos, no estamos jamás solos: en primer lugar encontramos a Dios,
que esta siempre con nosotros; y después nosotros, entre nosotros, formamos
siempre una gran comunidad, una comunidad en camino, que tiene un proyecto de
futuro: todo esto hace que vivamos una vida que vale la pena vivir. El gozo de
ser cristianos, que es también bello y justo creer.
RV.- Santo Padre, ser Papa significa ser
‘constructor de puentes’ – ‘pontifex’. La I glesia se basa en una sabiduría
antigua, y usted se encuentra hoy a punto de reunirse con la juventud que
seguramente está muy entusiasmada, pero que en lo que se refiere a sabiduría
tiene aún mucho camino que recorrer... ¿Cómo se puede construir un puente
entre esta antigua sabiduría – incluida también aquella del Papa, que tiene
una cierta edad – y la juventud? ¿Es posible?
Benedicto XVI.- (Risas) Si, veremos cuánto me
ayudará el Señor en esta obra. De todos modos, la sabiduría no es algo con
sabor rancio – en alemán, se asocia a esta palabra connotaciones de sabor -
Entiendo por sabiduría la comprensión de aquello que es importante, la mirada
que recoge lo esencial. Es obvio que todavía los jóvenes deben aprender a
vivir la vida, quieren descubrirla por si solos, no quieren encontrarse con
“la mesa servida”… Es aquí, que tal vez, se podría ver un poco la
contradicción. Contemporáneamente, la sabiduría ayuda a interpretar el mundo,
que es siempre nuevo porque, aún incluso en medio de nuevos contextos, regresa
siempre y de todos modos a lo esencial y a como lo esencial pueda ser puesto
en práctica. En este sentido, creo que hablar, creer y vivir partiendo de algo
que ha sido donado a la humanidad y la ha iluminado, no es algo “rancio”, sino
mas bien adecuado justamente al dinamismo de la juventud, que pide cosas
grandes y totales. He aquí qué cosa es la sabiduría de la fe: no el hecho de
reconocer gran cantidad de detalles –característica en cambio necesaria en una
profesión- sino reconocer, más allá de todos los detalles, lo esencial de la
vida, cómo ser persona, cómo construir el futuro.
RV.- Santidad, usted también ha dicho que “la
Iglesia es joven”, no es algo viejo. ¿En qué sentido?
Benedicto XVI.- Sí, para comenzar, lo es en
sentido estrictamente biológico, porque de ella forman parte tantos jóvenes;
pero es también joven porque su fe brota de la fuente de Dios, por lo tanto de
la fuente de la cu al proviene todo aquello que es nuevo y renovador… No se
trata de un alimento cocinado, calentado y recalentado, que se nos vuelve a
proponer desde hace dos mil años. Porque es el mismo Dios el origen de la
juventud y de la vida. Y si la fe es un don que nos viene de Él – el agua
fresca que nos viene donada siempre – aquella que nos permite vivir y de la
que después nosotros podemos tomar como fuerza vivificadora por los caminos
del mundo, quiere decir entonces que la Iglesia tiene la fuerza de
rejuvenecer. Uno de los Padre de la Iglesia, observándola, había considerado
que, con el paso de los años, sorprendentemente la Iglesia no envejecía sino
que cada vez se volvía mas joven, porque siempre va al encuentro del Señor,
cada vez va más al encuentro de aquella fuente de la cual brota la juventud,
la novedad, el restauro, la fuerza fresca de la vida.
RV.- Usted conoce la Iglesia alemana mejor que
yo. Una de las cuestiones fundamentales es el ecumenismo, la unida d de la
Iglesia entre la Iglesia católica y las Iglesias evangélicas. ¿Existe quizás
la esperanza utópica de que la Jornada Mundial de la Juventud pueda imprimir
un cambio en la cuestión del ecumenismo? ¿Ocupa el ecumenismo algún papel en
Colonia?
Benedicto XVI.- Sí, y existe en cuanto a que la
tarea de la unidad permeabiliza toda la entidad de la Iglesia y no es una
tarea cualquiera que quede al margen. Cuando la fe es vivida y tratada de
forma “central”, ella misma representa un impulso hacia la unidad. Obviamente,
el diálogo ecuménico como tal no se encuentra dentro del orden del día en los
próximos eventos de Colonia, porque Colonia es, en sustancia, un encuentro
entre jóvenes católicos de todo el mundo, y también entre aquellos jóvenes que
no son católicos, pero que quieren encontrar entre nosotros respuestas a sus
preguntas. Por lo tanto, imagino que esta dimensión del ecumenismo pueda estar
presente en los encuentros entre los jóvenes: los jóvenes no sólo hab lan con
el Papa sino principalmente celebran encuentros entre ellos. Tendré una
reunión con nuestros amigos de la Iglesia evangélica: lamentablemente, no
tendremos mucho tiempo porque la agenda del día es muy apretada; pero será el
tiempo suficiente para reflexionar sobre cómo queremos ir adelante. Recuerdo
muy bien y con gran gozo la primera visita de Juan Pablo II a Alemania: en
Maguncia, se sentaban alrededor de la misma mesa, él y los representantes de
las Comunidades evangélicas, a razonar sobre cómo proceder. Después de aquel
encuentro fue instituida aquella Comisión de la cual surgió después la
Declaración de Augusta sobre la Justificación. Creo que sea importante que
todos nosotros tengamos siempre presente la unidad, justamente en la
centralidad de nuestro ser cristianos y no sólo en ocasión de determinados
encuentros; por ello, cualquier cosa que podamos hacer a partir de nuestra fe,
tendrá un significado ecuménico.
RV.- Santidad, lamentablemente en nuestros
ricos países del Norte, se manifesta un alejamiento de la Iglesia y de la fe
en general, sobre todo por parte de los jóvenes. ¿Cómo se puede contrarrestar
esta tendencia? O mejor dicho, ¿Cómo se puede dar una respuesta a la búsqueda
del sentido de la vida por parte de los jóvenes, para hacer que éstos digan:
“¡la Iglesia es la respuesta, nuestra respuesta!”?.
Benedicto XVI.- (Sonríe) Sí, todos estamos
obviamente tratando de presentar el Evangelio a los jóvenes de manera que
éstos comprendan y digan: “Este es el mensaje que esperábamos”. Es también
verdad que en nuestra moderna sociedad occidental existen muchas falsas
situaciones que nos alejan del cristianismo; la fe aparece como algo muy
lejano, por lo que también Dios aparece muy lejano ... En cambio la vida
aparece llena de posibilidades y de objetivos ... Y tendencialmente el deseo
de los jóvenes es el de ser los arquitectos de la propia vida, de vivirla al
máximo de sus posibilidades ... Pienso al Hij o Pródigo que consideraba su
vida en la casa paterna aburrida: “Quiero vivir la vida totalmente, gozármela
hasta el final”. Y luego se da cuenta que su vida está vacía, y que en
realidad era libre y grande cuando vivía en la casa de su padre. Creo que
entre los jóvenes se está difundiendo la sensación de que todas las
diversiones que se les ofrecen, todo el mercado construido sobre el tiempo
libre, todo aquello que se hace, que se puede hacer, que se puede comprar y
vender, al final no puede ser el todo ... Por algún lado tiene que estar lo
mejor. Aquí encontramos la gran pregunta: ¿Qué es por lo tanto lo esencial?.
No puede ser todo aquello que tenemos y que podemos comprar. He aquí el
llamado mercado de las religiones que de alguna manera ofrece la religión como
una mercancía y por lo tanto la degrada. Pero se nos plantea una pregunta, por
lo que es necesario reconocer esta duda y no ignorarla, no considerar el
cristianismo como algo de concluido y experimentado suficientemente, si no
contribuir para que pueda ser reconocido como aquella posibilidad siempre
fresca, justamente porque se origina en Dios, que guarda y revela en sí
dimensiones siempre nuevas ... En realidad, el Señor nos dice: “El Espíritu
Santo los introducirá en cosas que hoy no les puedo decir”. El cristianismo
está lleno de dimensiones aún no reveladas y se muestra siempre fresco y
nuevo. Si la pregunta se plantea desde los más profundo; en un cierto sentido,
la pregunta que existe se encuentra con la respuesta que vivimos y que
nosotros mismos, justamente, a través de aquella pregunta, recibimos siempre
de nuevo. Este debería ser el acontecimiento en el encuentro entre el anuncio
del Evangelio y el ser jóvenes.
RV.- Tengo la sensación de que Europa está
renunciando a si misma, a sus valores, a aquellos valores fundados sobre el
cristianismo y también a los valores humanos, los cuales cuentan siempre
menos. Nosotros, europeos, vivimos con un cierto cansancio, mientras p or
ejemplo chinos e indios muestran una gran vitalidad. Hablamos de las raíces
cristianas, en referencia también al Tratado Constitucional de la Unión
Europea. Europa se encuentra en crisis. Ahora, un evento como la Jornada
Mundial de la Juventud, a la cual se espera la participación de casi un millón
de personas, ¿cree Santidad que puede dar un impulso a la búsqueda de las
raíces cristianas, sobretodo por parte de los jóvenes, para que puedan
continuar a vivir de manera “humana”?.
Benedicto XVI.- Lo esperamos, porque justamente
un encuentro de este tipo entre personas que vienen de todos los continentes,
debería dar también un nuevo impulso al viejo continente que los recibe;
debería ayudarnos no sólo a mirar aquello que tiene de negativo, de agotado,
de dejado de lado en la historia europea – no olvidemos que nos encontramos en
una fase de autocompasión y de auto-condena. Pero en toda historia ha existido
algo de enfermo. En la nuestra, que también ha desarrollado posibilidades
técnicas tan grandes, esto asume un significado aún más dramático. Debemos
también mirar a las cosas grandes que han surgido en Europa. De forma diversa
no sería posible hoy que todo el mundo experimente de alguna manera la
civilización que en Europa se ha desarrollado, si esta civilización no tuviese
raíces profundas. Hoy en día tenemos sólo éstas para ofrecer. En cambio
asumiendo esta civilización, pero buscando otras raíces, se cae al final en la
contradicción ... Creo que esta civilización, con todos sus peligros y sus
esperanzas, pueda ser dominada y conducida a su grandeza sólo si aprenderá a
reconocer las fuentes de su fuerza; si de nuevo lográramos ver esta grandeza,
de manera que restituya la orientación y la importancia a la posibilidad de
ser Hombre, tan amenazada; si lográramos de nuevo gozar del hecho de vivir en
este continente que ha determinado la suerte del mundo – en el bien y en el
mal... Precisamente por esto tenemos el deber constante de redescubri r la
verdad, la pureza, la grandeza y de determinar el futuro, para colocarnos por
tanto en manera nueva y mejor al servicio de la entera humanidad.
RV.- Una última pregunta: ¿Cuál es el objetivo
ideal a alcanzar con la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia?.
Benedicto XVI.- Seguramente que sobre la
juventud sople un viento de renovada fe, principalmente sobre la juventud de
Alemania y Europa. En Alemania existen grandes instituciones cristianas, los
cristianos llevan a cabo muchas obras de bien, pero existe también mucho
cansancio. Estamos, de este modo, enfrascados en resolver cuestiones
estructurales, por lo que luego falta el entusiasmo y el gozo que provienen de
la fe. Si éste viento lograse hacer revivir en nosotros el gozo de conocer a
Cristo, y lograse imprimir una nueva vitalidad a la Iglesia presente en
Alemania y en toda Europa, pienso que podremos decir que la Jornada Mundial de
la Juventud ha logrado su objetivo.
< br />RV.- Santidad, le agradecemos esta
entrevista, le deseamos todo bien y la Bendición de Dios para estos, si bien
fatigosos, preciosos días que le esperan en Colonia.
¡Gracias!