Rosa Elena Cálcena, stj

¿QUÉ es la ORACIÓN?

 

 

Orar es tratar de amistad,
estando muchas veces,
tratando a solas,
con quien sabemos nos ama".
Sta. Teresa

 

La oración es "un trato de amistad", en la que aprendemos a mirarnos como nos mira Dios, en la que aprendemos a amarnos como nos ama Dios y a amar como Él, en la que descubrimos dónde está nuestro verdadero valer. Dios es un amigo que nos quiere, nos cuida, nos interpela y confronta, nos sana y saca de nosotros nuestro mejor "yo" para que nosotros podamos hacer lo mismo y ayudar a otros.

Tratar de amistad: orar es hablar con Dios, con Jesús, pero Él mismo nos enseñó que no se trata de hablar por hablar. Se trata de hablar con Jesús para hacer amigos, amigos que se conocen a fondo y se quieren con locura. Es ESTAR, escuchar, hablar, dialogar, mirar, compartir….

"Como habláis con otras personas, ¿por qué os han de faltar palabras para hablar con Dios?... Familiaridad y amistad se pierden con la falta de comunicación". (CP.26,9)

"Es muy buen amigo Jesús, porque le vemos humano". (V.22,10)

"Con tan buen amigo presente… todo resulta fácil. Es ayuda y esfuerzo, nunca falta, es amigo verdadero". (CP. 22,6)

Estando muchas veces: orar no es un ejercicio de soledad. Se está con ALGUIEN que es más íntimo que nosotros mismos, con alguien que siempre está presente… orar no es cosa de momentos aislados, cuando lo necesito, en una emergencia… hay que orar todos los días, porque cuando se ama a alguien, no se puede vivir sin comunicarse…

"Procurad traer una imagen o retrato de Jesús que sea a vuestro gusto,

para hablar muchas veces con Él". (CP. 26,9)

"He visto claro, Jesús, que todos deberíamos procurar tu amistad y estar contigo algún rato cada día aunque sea con distracciones". (CP. 8,6)

Tratando a solas… solas dos personas… los que se aman… Dios y yo. Para ello necesito silencio, por dentro y por fuera. Centrarnos en una persona que está dentro de nosotros.

"No son necesarias alas para ir a buscar a Dios sino ponerse en soledad y mirarle dentro de sí". (CP. 28,2)

"Procuremos estar a solas para que entendamos con quién estamos

y lo que nos responde el Señor a nuestras peticiones. Aunque no le oigamos, bien habla Dios al corazón cuando se lo pedimos de corazón". (CP. 24,5)

Con quien sabemos nos ama…el amor no se cuenta, se experimenta… Sabernos y sentirnos amados por Dios…

"Dios nos tiene un amor muy grande". (V. 29,11)

"Pensaba el amor que Dios me tenía y me volvía a animar". (V. 9,2)

"Para aprovechar mucho en este camino de oración… no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho, y así lo que más os despertare a amar, eso haced". (M IV, 1,7)

 

PRESUPUESTOS para la ORACIÓN

Somos capaces de gozar de Dios y Dios se goza con nosotros: somos su delicia.

Dios está en lo más íntimo de nosotros mismos. Tenemos un espacio reservado para Dios que quizá otros pueden usurpar pero no lo pueden llenar.

Si no descubrimos por experiencia el gozo y la alegría que nada ni nadie nos puede robar, es porque no queremos y nos conformamos con esas alegrías –con minúscula- que dependen del exterior y cualquier cosa nos las quita.

A su hora y en su momento… Dios tiene su tiempo para cada uno.

Requisitos

Determinarme, querer con todo el corazón, con toda el alma, con todas las fuerzas.

Quitarme las sandalias: el lugar es sagrado.

Postura de verdad: ponerse al desnudo, sin adornos, sin máscaras

Dejarse transformar por Dios: entrar en su ritmo, en su gratuidad…

Hacer silencio interior y exterior. El silencio es el lenguaje de Dios: "la llevaré al desierto y le hablaré al corazón".

No ponerle condiciones a Dios, dejarme querer, interpelar, conquistar: "no se da este Rey del todo, hasta que nos damos del todo".

Aceptar el reto de conocerme: descubrir cómo me mira Dios, dejar que me descubra y saque mi mejor yo.

"Sólo busca a Dios el que lo ha encontrado".

 

 

¿QUÉ DEBO HACER?

Es necesario preparar el rato de la oración. Saber qué voy a hacer, qué voy a meditar… No puedo improvisar la oración y menos cuando la voy a dirigir para otros. Es bueno tener en cuenta

Los tiempos litúrgicos

Las fiestas de la Virgen

Las fiestas de la Iglesia

Los Santos significativos

Acontecimientos importantes o significativos: (la conmemoración de los días a nivel internacional…) Puedo orar la naturaleza…, cualquier situación cotidiana…, los niños abandonados… la enfermedad…, los presos…, los pobres… También puede haber temas nucleares como: las bienaventuranzas, las parábolas de Jesús, la vida de los apóstoles… y pensar en los recursos que voy a utilizar.

Nos podemos servir de:

La Biblia o Palabra de Dios

Textos de Santa Teresa o San Enrique

Libros

Canciones

Mantras

Iconos, imágenes, estampas, etc.

Preparación: La Palabra esperada. Estoy a la espera. Me pongo a la escucha. Disposición interior. Silencio.

Lectura: La Palabra escuchada. Leo el texto con atención. Leer bien es escuchar con profundidad.

Meditación: La Palabra comprendida. El significado de la Palabra. ¿Qué dice, qué me dice? ¿Quién me dice?

Oración: Mi palabra responde a la Palabra. Se inicia mi diálogo con la Palabra: oro el texto, brota viva la oración.

Contemplación: La Palabra encarnada. Epifanía. Ante la manifestación de Dios, me postro, adoro. Silencio ante la Palabra.

Discernimiento: La Palabra confrontada. Prolongo la escucha, discierno. Analizo. Distingo cuál es la voluntad de Dios.

Intercomunicación: La Palabra compartida. Sopeso con otros mi respuesta a la Palabra. Diálogo con los hermanos.

Respuesta: La Palabra en acción. La Palabra da frutos. Se cumple, se realiza. Vida. Testimonio. Anuncio. Compromiso.

 

DISTINTOS MODOS de ORAR

Oramos desde la vida y para la vida, por lo tanto, TODO puede y debe ser motivo de ORACIÓN: una experiencia dolorosa, una buena noticia, la naturaleza, lo mismo que un texto bíblico, una canción o la presencia de Jesús Sacramentado.

Como normalmente oramos con la Palabra de Dios, a continuación se sugieren cuatro momentos para realizar la oración:

1. Lectura: El objetivo sería leer hasta que el texto se convierta en espejo de nosotros y nos refleje algo de nuestra propia experiencia de vida. La lectura responde a la pregunta: ¿Qué dice el texto?

2. Meditación: Este momento responde a la pregunta: ¿qué dice el texto para mí? Es el esfuerzo de llevarlo al interior de nuestra vida y realidad. Una buena manera de meditar es hacerle preguntas al texto. A través de la meditación, Dios se comunica con nosotros, nos inspira y crea en nosotros los sentimientos de Jesús.

3. Oración: ¿Cómo se pasa de la meditación a la oración? Cuando tenemos claro lo que Dios nos pide, surge, entonces, la oración de petición; cuando descubrimos lo que Dios hace, la gratitud. En la oración nos preguntamos: ¿Qué es lo que me hace decirle a Dios este texto? En los dos primeros momentos era Dios el que hablaba, ahora nos toca a nosotros.

4. Contemplación: Es lo que queda en los ojos y en el corazón después de la oración. Comenzamos a tener ojos nuevos para observar y evaluar la vida. Por la contemplación descubrimos y saboreamos la presencia activa y creativa de Dios y nos comprometemos con el proceso de transformación que esta Palabra ha provocado en la historia.

 

 

MÉTODO de ORACIÓN

La meta de todo orante es irse liberando en forma progresiva de fórmulas, métodos y técnicas de otros y abandonarse con sencillez y confianza al impulso del Espíritu Santo para descubrir su propio método.

Modelo 1

1. Oración inicial invocando al Espíritu Santo

Lectura lenta y atenta del texto elegido

3. Momento de silencio interior recordando lo que he leído

4. Ver bien el sentido de cada frase

5. Actualizar y rumiar la Palabra, llevándola a la vida

6. Alargar la visión relacionando el texto con otros

7. Leer de nuevo, rezando el texto y respondiendo a Dios

8. Formular un compromiso de vida

9. Rezar un salmo apropiado

10. Escoger una frase o una palabra como resumen para memorizar

Modelo 2 (Con palabras de Sta. Teresa, CP. 26, 3-5)

1. Pedirle perdón al Señor por las faltas.

2. Representar a Jesús junto a ti y mirar con qué amor te está enseñando a rezar.

3. No te pido que pienses en Él, ni que saques muchos conceptos, no quiero más que le mires. Él no quita los ojos de ti y ha sufrido tus pecados y eso no lo le ha hecho dejarte de mirarte.

4. Como lo necesites, lo hallarás. Tiene en tanto que le mires, que no dejará nada por hacer.

5. Si estás alegre, mírale resucitado, si estás con trabajos o triste, mírale atado a la columna, hecho pedazos por lo mucho que te ama, o mírale en el huerto... o en la cruz...

6. Háblale, pero no uses oraciones compuestas, dile lo que siente tu corazón, así, sencillamente, estate con Él.

7. Para terminar tu oración, puedes decirle: Juntos andamos, Señor. Acostúmbrate a tenerle siempre contigo, te ayudará en tus trabajos, no te faltará en ningún momento, lo encontrarás en todas partes.

"Procuraba representar a Jesucristo dentro de mí;

y me encontraba mejor adonde le veía más solo. …allí era mi acompañarle.

Estábame allí lo más que me dejaba mis pensamientos". (V.9,4)

 

 

El CUERPO en la ORACIÓN

Toda la persona es la que ora, por lo tanto oramos con el cuerpo también. Por eso es necesario hacer un mínimo de relajación, para volvernos del todo apertura y acogida, para despojarnos de todo lo que nos impide encontrarnos con Jesús: tensiones, preocupaciones, sueño, cansancio, dolor, etc.

Antes de la oración:

Tensa y afloja los músculos, estíralos lo más que puedas.

Toma una posición corporal correcta, asegura una buena respiración, suelta recuerdos e imágenes, si tienes alguna preocupación, nómbrala y ponla ante el Señor, haz silencio... Ayuda mucho cerrar los ojos en este momento...

Ejercicio 1

Crea unas condiciones, lo más idóneas posible. Es importante que te sientas a gusto, sin tensiones... Apacigua tu cuerpo, tu mente y tu espíritu. Consigue la tranquilidad, el silencio, la quietud y la paz, en definitiva, la escucha.

Cierra los ojos

Siéntate adoptando una postura cómoda... La espalda recta, sin forzar la columna..., los hombros sueltos, sin tensión..., los brazos sueltos, se dejan caer sobre las piernas..., manos flojas, sobre las piernas, en el regazo...

Respira lenta y profundamente... inspira por la nariz, dejando entrar el aire en los pulmones, lo más profundo que puedas, retener el aire un momento e irlo exhalando por la boca, despacio, muy despacio... Procura que la respiración sea más larga que la inspiración. (Dos o tres veces)

Ejercicio 2

Cierra los ojos… relájate… trata de captar el mayor número de sonidos que lleguen a ti sin tratar de identificarlos ni de saber de dónde provienen... Escucha los sonidos sin darles nombre...

A medida que avanzas en este ejercicio notarás que te invade una gran calma... un silencio profundo... Sé consciente de percibir por un momento esta actitud y este silencio…

Experimenta lo bien que se está aquí y ahora. No tener nada que hacer, simplemente ser. Percibe cómo llega Dios a tu alma en este silencio... ¡Quédate!

Ejercicio 3

Respira lenta y profundamente

Siéntate cómodo... inmóvil, tranquilo, en paz...

Cierra los ojos... siente tu cuerpo tal como estás... Estás presente en tu cuerpo... Comienza por descartar tus problemas y preocupaciones, siéntelos como un peso muerto en tus manos... déjalos que se vayan...

Ahora te sientes ligero, libre... como si todo se hubiera parado a tu alrededor...

Tus manos se apoyan sobre las rodillas, con los dedos ligeramente separados y extendidos... siente tus manos y recoge todas las sensaciones que te ofrecen...

Tus pies están apoyados en el suelo, toma conciencia de ellos, relaja tus dedos... siente el peso de las piernas sobre el suelo...

Quédate unos minutos respirando las sensaciones que te ofrece tu cuerpo... suelta tensiones que te llegan... tú estás en paz, transparente... en calma... en silencio...

Vive la placidez de este momento... gusta la alegría de vivir... Dicha y paz... paz... paz...

Ejercicio 4

Cierra los ojos... respira con naturalidad, sin violencia... si te sientes con ansiedad, respira durante unos minutos profundamente, pero vuelve enseguida a tu respiración normal... toma conciencia del paso del aire a través de las ventanillas de la nariz... siente el contacto del aire... la sensación de calor o de frío del aire...

Siente la purificación que produce la respiración dentro de ti... ahora al aspirar y expirar vas a respirar a Dios... toma conciencia de tus sentimientos... paz... alegría... ganas de vivir... el aire está empapado de la presencia de Dios...

Cuando inspiras el aire, toma conciencia de que está entrando en ti la gracia de Dios, su cariño... su amor... su misericordia... su grandeza... Él te está llenando de su paz... paz...

Cuando expiras el aire, sale de ti la entrega... la generosidad... el amor... tus ganas de vivir... todo lo bueno que Dios ha puesto en ti. Al expirar esos sentimientos, estás contribuyendo con Dios a crear un mundo mejor...

Al inspirar, puedes acompañarte de alguna palabra que te llene, por ejemplo: Padre... Jesús... mi amor... y cuando expires, puedes terminar la frase: te amo... no me dejes... tú eres mi Dios...., etc.

Ejercicio 5

Trata de serenarte, tranquilizarte por medio de la percepción de sensaciones en las diversas partes de tu cuerpo... Agudiza esta toma de conciencia recogiendo incluso las sensaciones más sutiles, no sólo las más evidentes...

Ahora, suavemente, menea tus manos y dedos de manera que lleguen a descansar sobre tu regazo... las palmas hacia arriba, los dedos juntos... el movimiento debe ser muy, muy lento... imitando la apertura de los pétalos de la flor... y mientras realizas este movimiento, hazte consciente de cada una de sus partes...

Una vez que tus manos reposen en tu regazo, las palmas hacia arriba, percibe las sensaciones de las palmas... A continuación, conciencia el gesto: es un gesto de orar a Dios... ¿Qué significado tiene este gesto para ti?... ¿Qué quieres decir a Dios por medio de él?... Exprésalo en palabras, únicamente identificándote con él...

 

MODELO para el rato de ORACIÓN

Crear un clima de oración:

Intentar hacer silencio

Relajación física y mental

Postura de recogimiento, concentración, sugerir ojos cerrados en algún momento...

Serenidad, paz…

Ser conscientes de la presencia de Dios

Disponer para el encuentro con Jesús

Empezar siempre con la Señal de la Cruz...

Alguna breve oración espontánea que nos ponga en la presencia de Dios. (No te olvides de la oración del Padre Enrique).

Introducir el tema: Lectura, comentario, hecho de vida…

Silencio. reflexión orante (2 ó 3 minutos)...

Se puede ir meditando en voz alta, orientando y dirigiendo la reflexión...

Repetir alguna palabra o frase significativa

Peticiones y/o acción de gracias

Terminar la oración con una conclusión:

Hecha por el maestro

Rezando el Padre nuestro…

Leyendo una oración juntos

Cantando

(No te olvides de la oración del Padre Enrique)

Motivar el compromiso desde el mensaje recibido

Oración inicial

Omnipotente Dios y Señor y Padre mío que me amas,

yo creo que por tu inmensidad estás presente en todo lugar,

que estás aquí, dentro de mí, en medio de mi corazón,
viendo los más ocultos pensamientos y afectos de mi alma,
sin poder esconderme de tus divinos ojos.

Te adoro con la más profunda humildad y reverencia,

desde el abismo de mi miseria y de mi nada,

y te pido perdón de todos mis pecados que detesto con toda mi alma, y te pido gracia para hacer con provecho este "cuarto de hora de oración"

que ofrezco a tu mayor gloria.

Oh Padre eterno, enséñame a orar para conocerme y conocerte, para amarte siempre y hacerte siempre conocer y amar. Amén.

Oración final

Te doy gracias, Dios mío, por los buenos pensamientos, afectos y propósitos que me has inspirado en este rato de oración. Todo lo ofrezco a tu mayor honra y gloria, y te pido gracia eficaz para ponerlo por obra. ¡Oh, Padre eterno!, por Jesús, por María, por José y Teresa de Jesús, dame gracia ahora y siempre para cumplir en todas las cosas tu santísima voluntad. Amén.

 

 

 

Orientaciones para las distintas

TÉCNICAS de ORACIÓN

Orar con la Palabra de Dios

Objetivo: Descubrir la oración como amistad con Jesús, una relación personal con Él.

Ambientación del lugar: Una Biblia y una lámpara

Material: La Biblia: seleccionar el pasaje correspondiente

Proceso: Introducción. Comentario de la oración como relación personal con un amigo.

Si se trata de identificarse con algún personaje, por ejemplo, Pedro. Preguntar:

¿En qué me parezco a Pedro? ¿Qué le digo yo a Jesús? (Mt.26,30-35)

Orar con la vida

Objetivo: Saber descubrir a Dios en nuestra vida y aprender qué es la oración de intercesión.

Ambientación del lugar: Fotografías-palabra

Material: Noticias

Proceso: Repartir las noticias. Cada una la lee en silencio y piensa qué le diría a Dios sobre esa situación. Participación espontánea sobre la noticia. Termina el profesor con una conclusión sobre lo que han dicho y dirigiendo adecuadamente el mensaje. Motivar la oración de intercesión.

Pudiera añadirse la explicación de la oración de intercesión.

Orar con la mirada

Objetivo: Descubrir el sentido del "mirar en silencio"

Ambientación del lugar: Iconos, imágenes, lamparitas

Material: Cristo crucificado. Virgen. Iconos. Poster de Jesús.

Proceso: Comentar situaciones de la vida en las que miramos una cosa sin decir nada porque es evidente. Presentar la o las imágenes. Introducir la oración: elegir una imagen, mirarla un rato, ¿qué me pasa cuando la miro?…

Orar escribiendo

Objetivo: Descubrir la importancia de la oración personal.

Material: Folios con el inicio de una plegaria

Proceso: Ambientación: comentario de la oración personal cuando estamos solos. Explicar la técnica de la oración. Escriben su oración.

(Se pueden quedar con las hojas. En otro momento se pueden quemar como ofrenda).

Orar cantando

Objetivo: Descubrir la música como expresión de oración

Ambientación del lugar: Instrumentos

Material: Una canción y hojas con la letra

Proceso: Introducción: orar cantando es ya una costumbre antigua. Los salmos de David se recitaban acompañados con música. La música era un medio para acercar el hombre a Dios.

Sentido de cantar con otras personas.

Se canta la canción. Momento de silencio para pensar qué nos dice la canción. Se comparte. Se termina cantando de nuevo la canción en ambiente de oración.

 

MODALIDADES

"Yavé te bendiga y te guarde.

Yavé haga resplandecer su rostro sobre ti

y te conceda lo que pidas,

vuelva hacia ti su rostro y te dé la paz". (Núm.6,24-26)

1. Lectura rezada

Se toma una oración escrita, por ejemplo un salmo u otra oración cualquiera. Atención, pues. No se trata de leer un capítulo de la Biblia o un tema de reflexión, sino de una oración.

Tomar posición exterior y actitud interior orantes. Sosegarse e invocar al Espíritu Santo.

Comienza a leer despacio la oración. Muy despacio. Al leerla, trata de vivenciar lo que lees. Quiero decir, trata de asumir aquello, decirlo con "toda el alma", haciendo "tuyas" las frases leídas, identificando tu atención con el contenido o significado de las frases.

Si te encuentras con una expresión que "te dice" mucho, parar ahí mismo. Repetirla muchas veces, uniéndote mediante ella al Señor, hasta agotar la riqueza de la frase, o hasta que su contenido inunde tu alma. Piensa que Dios es como la Otra Orilla. Para ligarnos con esa Orilla no necesitamos de muchos puentes, basta un solo puente, una sola frase para mantenernos enlazados.

Si no sucede esto, proseguir leyendo muy despacio, asumiendo el significado de lo que lees. Parar de vez en cuando. Volver atrás para repetir y revivir las experiencias más significantes.

Si en un momento dado te parece que puedes abandonar el apoyo de la lectura, deja a un lado la oración escrita y permite al Espíritu Santo manifestarse dentro de ti con expresiones espontáneas e inspiradas.

Esta modalidad, fácil y eficaz siempre, ayuda de manera particular para dar los primeros pasos, para las épocas de sequedad o aridez, o simplemente en los días en que a uno no le sale nada por la dispersión mental o la agitación de la vida.

2. Lectura meditada

Es necesario escoger un libro cuidadosamente seleccionado, que no disperse sino que concentre, y de preferencia absoluta la Biblia. Es conveniente tener conocimiento personal sobre ella sabiendo dónde están los temas que a ti te dicen mucho, por ejemplo, sobre la consolación, la esperanza, la paciencia... para escoger aquella materia que tu alma necesita en ese día. También se puede seguir el orden litúrgico, mediante los textos que la liturgia señala para cada día.

En principio no es recomendable el sistema de abrir al azar la Biblia, aunque sí alguna vez. En todo caso, es conveniente saber, antes de iniciar la lectura meditada, qué temas vas a meditar y en qué capítulo de la Biblia.

Toma la posición adecuada. Pide la asistencia al Espíritu Santo y sosiégate.

Comienza a leer despacio, muy despacio. En cuanto leas, trata de entender lo leído: el significado directo de la frase, su contexto, y la intención del autor sagrado. Aquí está la diferencia entre la lectura rezada y la lectura meditada: en la lectura rezada se asume y se vive lo leído (fundamentalmente es tarea del corazón) y en la lectura meditada se trata de entender lo leído (actividad intelectual, principalmente, en que se manejan conceptos explicitándolos, aplicándolos, confrontándolos para profundizar en la vida divina, formar criterios de vida, juicios de valor; en suma, una mentalidad cristiana).

Sigue leyendo despacio, entendiendo lo que lees. Si aparece alguna idea que te llama fuertemente la atención, para ahí mismo; cierra el libro; da muchas vueltas en tu mente a esa idea, ponderándola; aplícala a tu vida; saca conclusiones.

Si no sucede esto (o después que sucedió), continúa con una lectura reposada, concentrada, tranquila.

Si aparece un párrafo que no entiendes, vuélvete atrás; haz una amplia relectura para colocarte en el contexto; y trata de entenderlo en éste.

Prosigue leyendo lenta y atentamente.

Si en un momento dado se conmueve tu corazón y sientes ganas de alabar, agradecer, suplicar... hazlo libremente.

Si no sucede esto, prosigue leyendo lentamente, entendiendo y ponderando lo que lees. Es normal y conveniente que la lectura meditada acabe en oración. Procura, también tú, hacerlo así.

Es de desear que la lectura meditada se concretice en criterios prácticos de vida, para ser aplicados en el programa del día.

3. Ejercicio auditivo

Tomar una expresión fuerte que te llene el alma (por ejemplo "mi Dios y mi Todo") o simplemente una palabra (por ejemplo "Jesús", "Señor", "Padre"). Comienza a pronunciarla, con sosiego y concentración, en voz suave, cada diez o quince segundos. Al pronunciarla, trata de asumir vivencialmente el contenido de la palabra pronunciada. Toma conciencia de que tal contenido es el Señor mismo.

Comienza a percibir cómo la "presencia" o "Sustancia", encerrada en esa expresión va lenta y suavemente inundando tu ser entero, impregnando tus energías mentales.

Ve distanciando poco a poco la repetición, dando lugar, cada vez más al silencio. Siempre debes pronunciar la misma expresión.

Variante: Cuando aspiramos, el cuerpo queda tenso, porque se inflan los pulmones. Al contrario, cuando espiramos (expulsamos el aire de los pulmones) el cuerpo se relaja, se afloja.

En esta variante aprovechamos la frase de la espiración (momento natural de descanso) para pronunciar esas expresiones. De esta manera, el cuerpo y el alma entran en una combinación armónica. La concentración es más fácil porque la respiración y la irrigación son excelentes. Y así, los resultados son sumamente benéficos tanto para el alma como para el cuerpo.

4. Oración escrita

Se trata de escribir aquello que el orante quisiera decir al Señor.

Para momentos de emergencia puede resultar la única manera de orar; en tiempos de suma aridez o de aguda dispersión, o en los días en que uno se siente despedazado por graves disgustos.

Tiene la ventaja de concentrar mucho la atención; y la ventaja también de que puede servirme para orar tiempos más tarde.

5. Ejercicio visual

Se toma una estampa expresiva, por ejemplo una imagen de Jesús o de María u otro motivo, estampa que exprese fuertes impresiones, como paz, mansedumbre, fortaleza... Lo importante es que a mí me diga mucho.

Toma la estampa en la mano y, después de sosegarte e invocar al Espíritu Santo, quédate quieto mirando simplemente la estampa, en su globalidad, en sus detalles.

En segundo lugar, capta como intuitivamente, con concentración y serenidad las impresiones que esa imagen evoca para ti. Qué te dice a ti esa figura.

En tercer lugar, con suma tranquilidad trasladarme mentalmente a esa imagen, como si yo fuera esa imagen, o me pusiera yo en el interior de ella. Y, reverente y quieto, hacer "mías" las impresiones que la figura despierta para mí. Y así, identificado yo mentalmente con esa figura, permanecer largo rato, impregnada toda mi alma con los sentimientos de Jesús que la estampa expresa. Es así como el alma se reviste de la figura de Jesús y participa de su disposición interior.

Finalmente, en este clima interior, trasladarme mentalmente a la vida, imaginar situaciones difíciles y superarlas con los sentimientos de Jesús. Y así ser fotografía de Jesús en el mundo.

Esta modalidad se presta especialmente para personas que tienen facilidad imaginativa.

6. Oración de abandono

Es la oración (y actitud) más genuinamente evangélica. La más libertadora. La más pacificadora. No hay anestesia que tanto suavice las penas de la vida como un "yo me abandono a Ti".

Se aconseja aprender de memoria la oración de Abandono, del P. Foucauld, para rezarla como el Padrenuestro cuando uno se topa con grandes o pequeñas contrariedades.

Ponte en la presencia del Padre, que dispone o permite todo, en actitud de entrega. Puedes utilizar como fórmula la misma oración o cualquier frase de la misma u otra fórmula más simple como: hágase tu voluntad o también en tus manos me entrego.

Como disposición incondicional, debes reducir a silencio la mente que tiende a rebelarse. El abandono es un homenaje de silencio en la fe.

Vete depositando, pues, en silencio y paz, con una fórmula, todo aquello que te disguste: tus progenitores, aspectos de tu figura física, las enfermedades, la ancianidad, las impotencias y limitaciones, los rasgos negativos de tu personalidad, personas próximas que te desagradan, historias dolientes, memorias dolorosas, fracasos, equivocaciones...

Puede ser que, al recordarlos, te duelan. Pero, al depositarlos en las manos del Padre, te visitará la paz.


Oración de abandono

Padre, en tus manos me pongo. Haz de mí lo que quieras.

Por todo lo que hagas de mí, te doy gracias.

Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo,

con tal de que tu voluntad se haga en mí

y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi alma entre tus manos, te la doy, Dios mío,

con todo el ardor de mi corazón, porque te amo,

y es para mí una necesidad de amor el darme,

el entregarme entre tus manos, sin medida,

con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre. Amén.

7. Oración de acogida

Así como en el ejercicio Salida y quietud, el "yo" sale y se fija en el TÚ, en este ejercicio de acogida, yo permanezco quieto y receptivo, y el TÚ sale hacia mí y yo acojo, gozoso, su llegada. Es conveniente efectuar este ejercicio con Jesús Resucitado.

Utilizamos el verbo sentir. Sentir no en el sentido de emocionarse, sino de percibir. Se pueden sentir tantas cosas sin emocionarse. Siento que el suelo está frío, siento que la cabeza me duele, siento que hace calor, siento tristeza.

Ayúdate de ciertas expresiones (que al final indicaré), comienza a acoger, en la fe, a Jesús resucitado y resucitador que llega a ti. Deja que el espíritu de Jesús entre e inunde todo tu ser. Siente que la presencia resucitada de Jesús llega hasta los últimos rincones de tu alma mientras vas pronunciando las expresiones. Siente cómo esa Presencia toma plena posesión de lo que eres, de lo que piensas, de lo que haces; cómo Jesús asume lo más íntimo de tu corazón. En la fe, acógelo sin reservas, gozosamente.

En la fe, siente cómo Jesús toca esa herida que te duele; cómo Jesús saca la espina de esa angustia que te oprime; cómo te alivia esos temores, te libera de aquellos rencores. Hay que tomar conciencia de que esas sensaciones generalmente se sienten en la boca del estómago como espadas que punzan. Por eso se habla de la espada del dolor.

Luego salta a la vida. Acompañado de Jesús y revestido de su figura, haz un paseo por los lugares donde vives o trabajas. Preséntate ante aquella persona con quien tienes conflictos. Imagínate cómo la miraría Jesús. Mírala con los ojos de Jesús. Cómo sería la serenidad de Jesús si tuviera que enfrentarse con aquel conflicto, afrontar esta situación, qué diría a esta persona, cómo serviría en aquella necesidad. Imagina toda clase de situaciones, aun las más difíciles, y déjale a Jesús actuar a través de ti: mira por los ojos de Jesús, habla por su boca, que su semblante aparezca por tu semblante. No seas tú quien viva en ti sino Jesús.

Es un ejercicio transformante o cristificante.

Toma una posición orante. Igual que en el ejercicio Salida y quietud, después de pronunciar y vivir la frase quédate un tiempo quieto y en silencio, permitiendo que la vida de la frase resuene y llene el ámbito de tu alma.

Jesús, entra dentro de mí. Toma posesión de todo mi ser.

Tómame con todo lo que soy, lo que pienso, lo que hago.

Toma lo más íntimo de mi corazón. Cúrame esta herida que tanto me duele.

Sácame la espina de esta angustia.

Retira de mí estos temores, rencores, tentaciones...

Jesús, ¿qué quieres de mí? ¿Cómo mirarías a aquella persona?

¿Cuál sería tu actitud en aquella dificultad?

¿Cómo te comportarías en aquella situación?

Los que me ven, te vean, Jesús. Transfórmame todo en ti.

Sea yo una viva transparencia de tu persona.

 

8. Salida y quietud

En este ejercicio se pronuncia mentalmente o en voz suave alguna expresión (que más tarde señalaré).

Apoyado en la frase, el yo sale hacia el TÚ. Al asumir y vivenciar el significado de la frase, ésta toma tu atención, la transporta y deposita en un TÚ. Hay, pues, un movimiento o salida. Y así, todo yo queda en todo TÚ. Queda fijo, inmóvil. Hay, pues, también una quietud.

Quiero decir: no debe haber movimiento mental. Es decir, no debes preocuparte de entender lo que la frase dice. En todo entender hay un ir y venir. Nosotros, ahora, estamos en adoración. No debe haber, pues, actividad analítica.

Al contrario, la mente, impulsada por la frase, se lanza hacia un TÚ, quieta y adherida, admirativamente, contempladora posesivamente, amorosamente. Por ejemplo, si dices "Tú eres la Eternidad Inmutable" no debes preocuparte de entender o analizar cómo y por qué Dios es eterno, sino mirarlo y admirarlo estáticamente como eterno.

Después de silenciar todo el ser, haz presente en la fe a Aquel en quien existimos, nos movemos y somos.

Comienza a pronunciar las frases en voz suave. Trata de vivir lo que la frase dice hasta que tu alma quede impregnada de la sustancia de la frase.

Después de pronunciarla, quédate en silencio unos treinta segundos o más, mudo, quieto, como quien escucha una resonancia, estando la atención inmóvil, compenetrada posesivamente, identificada adhesivamente con la sustancia de la frase, que es Dios mismo.

En este ejercicio tienes que dejarte arrebatar por el TÚ. El "yo" prácticamente desaparece mientras que el TÚ domina toda la esfera.

He aquí algunas expresiones que pueden servir para este ejercicio:

Tú eres mi Dios. Desde siempre y para siempre Tú eres Dios.

Tú eres eternidad inmutable. Tú eres inmensidad infinita.

Tú eres sin principio ni fin. Estás tan lejos y tan cerca.

Tú eres mi todo. Oh, profundidad de la esencia y presencia de mi Dios.

Tú eres mi descanso total. Sólo en Ti siento paz.

Tú eres mi fortaleza. Tú eres mi seguridad. Tú eres mi paciencia.

Tú eres mi alegría. Tú eres mi vida eterna, grande y admirable Señor.

9. "En lugar de" Jesús

Imaginar a Jesús en adoración, por ejemplo de noche, en la mañana, bajo las estrellas.

Con infinita reverencia, en fe y paz, entra en el interior de Jesús. Trata de presenciar y revivir lo que Jesús viviría en su relación con el Padre, y así participa de la experiencia profunda del Señor.

Trata de presenciar y revivir los sentimientos de admiración que Jesús sentiría por el Padre. Decir con el corazón de Jesús, con sus vibraciones, por ejemplo, "glorifica tu nombre"; "santificado sea tu nombre".

Colocarse en el interior de Jesús, revivir aquella actitud de ofrenda y sumisión que Jesús experimentaría ante la voluntad del Padre cuando decía: "No lo que yo quiero sino lo que quieras Tú". "Hágase tu voluntad".

Qué sentiría al decir "como Tú y yo somos una misma cosa", al pronunciar "Abba", tratar de experimentarlo. Ponerse en el corazón de Jesús para pronunciar la oración sacerdotal, cap. 17 de S. Juan.

Todo esto (y tantas cosas) hacerlo "mío" en la fe, en el espíritu, para revestirme de la disposición interior de Jesús. Y regresar a la vida llevando en mí la vida profunda de Jesús.

Esta modalidad de oración sólo será posible en el Espíritu Santo "que enseña toda la verdad".

10. Oración de contemplación

Las señales de que el alma entró en la contemplación, según San Juan de la Cruz, son las siguientes:

Cuando el alma gusta de estar a solas con atención amorosa y sosegada en Dios.

Dejar estar el alma en sosiego y quietud, atenta a Dios, aún pareciéndole estar perdiendo el tiempo, en paz interior, quietud y descanso.

Dejar libre al alma sin preocuparse de pensar o meditar. Sólo una advertencia sosegada y amorosa a Dios.

a) Silencio. Hacer vacío interior. Suspender la actividad de los sentidos. Apagar recuerdos. Desligar preocupaciones.

Aislarse del mundo exterior e interior. No pensar en nada. Mejor, no pensar nada.

Fuera de mí, nada. Dentro de mí, nada. ¿Qué queda? Una atención de mí mismo a mí mismo, en silencio y paz.

b) Presencia. Abrir la atención al Otro, en fe, como quien mira sin pensar, como quien ama y se siente amado.

Evitar "figurarse" a Dios. Toda imagen o forma de Dios debe desaparecer. Es preciso "silenciar" a Dios de cuanto signifique localidad. A Dios no corresponde el verbo estar, sino el verbo ser. Él es la Presencia pura y amante y envolvente y compenetrante y Omnipresente.

Sólo queda un Tú para el cual yo soy una atención abierta, amorosa y sosegada.

Practicar el ejercicio auditivo hasta que la palabra "caiga" por sí misma. Quedar sin pronunciar nada con la boca, nada con la mente.

Mirar y sentirse mirado. Amar y sentirse amado.

Yo soy como una playa. Él es como el mar.

Yo soy como el campo. Él es como el sol.

Dejarse iluminar, inundar, AMAR. DEJARSE AMAR.

 

Lectura dinámica general

 

 

Formamos grupos y vamos siguiendo los pasos de la lectura dinámica.

Entendemos cada paso, hacemos un momento de silencio para contactar con uno mismo, luego compartimos y pasamos al siguiente paso: Es decir:

Enunciamos el paso – silencio personal – compartimos

LECTURA DENOTATIVA:

Se realiza una percepción directa de lo sucedido a través de los sentidos o de lo escrito. Es una lectura objetiva. Se pretende enumerar todo y sólo lo que se observa, sin aportar la impresión personal.

o Recuerdo lo sucedido, lo que vi, lo que escuché, lo que leí en la prensa desde el primero hasta el día de hoy con relación al suceso

o ¿Qué vi? ¿qué escuché? ¿Qué leí? Sobre objetos, lugares, personas.

o ¿Qué dice el texto?

LECTURA CONNOTATIVA:

Se desarrolla la intuición, se entra en contacto con lo que se experimentó en lo interior. Es una lectura subjetiva. Se citan sentimientos que se produjeron con el hecho o con la primera lectura del texto. Es compartir lo que me dijo a mí la situación o el texto.

o Entro en contacto conmigo misma/mismo y reconozco los múltiples sentimientos que fui experimentando, les pongo nombre.

o ¿Qué sentí? ¿qué siento? ¿qué me dice a mí lo sucedido?

LECTURA REFLEXIVA Y ORANTE

Es una toma de conciencia crítica y ayuda a descubrir "la verdad". Una actitud crítica cuestiona, formula preguntas, busca respuestas argumentadas. Se desarrolla la capacidad pensante y la relación responsable de sí misma. Es mirar la realidad contemplativamente y empezar a intuir lo que Dios me pide.

o Asocio lo sucedido o el texto con algún otro acontecimiento y dejo que surjan cuestionamiento, preguntas que me hago a mí, que le hago a la realidad, que le hago a Dios. Dejo que el Espíritu Santo me sople una Palabra y Evoco una Palabra de Dios, un canto, una poesía, una oración….

o ¿A qué me recuerda? ¿con qué asocio lo sucedido? ¿qué preguntas me surgen? ¿a quién cuestiono? ¿qué Palabra de Dios me surge?

LECTURA ACTIVA:

Me involucra en lo que leo y me conduce hacia un compromiso

o Cierro los ojos e imagino una realidad diferente, sueño algo nuevo y distinto.

o ¿Qué tiene que cambiar para que sea más constructiva la realidad? ¿qué tiene que ser de otra manera para que se realice el proyecto de Dios?

o El texto ¿qué sueños, anhelos, deseos despierta en mí?

LECTURA COMPROMETIDA Y CREATIVA:

Es la acción comprometida en el que se ejerce la plenitud de la persona libre, es asumir en forma dinámica el entorno y comprometerse como agente constructivo. Es la etapa desafiante, supone desinstalarse, salir de la rutina, de la mediocridad, ponerse en camino. Supone tomar sobre sí la responsabilidad de aquí y ahora y producir expresiones originales que hagan una historia más digna. El compromiso puede ser personal o grupal.

o Es dar respuestas nuevas, creativas, pequeñas o grandes, personales o grupales, para mí y los demás en concordancia con lo que fui experimentando, sintiendo, relacionando y soñando.

o ¿A qué me mueve? ¿qué tengo que hacer? ¿qué compromiso me hago a mí misma/mismo? ¿qué acción es la consecuencia necesaria de lo que percibo, intuyo y reflexiono? ¿qué me pide el Señor?

o ¿Cómo puedo recrear el texto de forma personal, creativa y de acuerdo a mis habilidades, capacidades y gustos?

 

 

 

 

 

La ORACIÓN en TERESA de JESÚS

Con Teresa nos vamos a introducir en este proceso de oración, desde su propia experiencia. Teresa intuye a Dios desde su niñez. Así comenzó en Teresa el proceso de búsqueda y encuentro con el Dios del amor y de las misericordias.

Nos ponemos en presencia del Señor

Tratamos de visualizar la imagen del texto

Proyectamos el mensaje en nuestra propia vida

El Señor siempre me favoreció para ser buena: padres, virtuosos y temerosos de Dios... y mis hermanos en ninguna cosa me desayudaban para servir a Dios. Tenía uno casi de mi edad, nos juntábamos para leer vidas de santos. Como veía los martirios que por Dios los santos pasaban, parecíame que compraban muy barato el ir a gozar de Dios, y deseaba yo mucho morir así para gozar tan en breve de los grandes bienes que leía haber en el cielo, y así juntábame con este mi hermano a tratar qué medio habría para esto. Concertábamos irnos a tierra de moros, pidiendo por amor de Dios, para que allá nos descabezasen. Y paréceme que nos daba el Señor ánimo en tan tierna edad.

Espantábanos mucho el decir que pena y gloria era para siempre en lo que leíamos. Estábamos muchos ratos tratando de esto y nos gustábamos de decir muchas veces: ¡Para siempre, siempre, siempre! En pronunciar esto mucho rato era el Señor servido me quedase en esta niñez impreso el camino de la verdad. (V.2,4)

 

Reflexión:

Aspectos más significativos en la intuición de Teresa sobre el destino de la persona humana.

Qué significa para mí que todo se acaba: cielo e infierno son para siempre.

Qué verdades me mueven a tener este contacto con Dios

Pensemos en palabras "clave" que me pueden ayudar a buscar a Jesús y tener este trato de amistad.

Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda.

La paciencia todo lo alcanza,

quien a Dios tiene, nada le falta. SOLO DIOS BASTA

 

 

 

 

La CONVERSIÓN de TERESA de JESÚS

Teresa de Jesús llega a la conversión definitiva después de una trayectoria larga de lucha entre sus inclinaciones naturales, los placeres y pasatiempos del mundo y conversaciones vanas, que le impidieron "darse del todo al TODO". Nos lo cuenta así:

Comencé de pasatiempo en pasatiempo, de vanidad en vanidad, de ocasión en ocasión, a meterme tanto en muy grandes ocasiones, y andar tan estragada mi alma en muchas vanidades, que ya yo tenía vergüenza de en tan particular amistad, como es tratar de oración, tornarme a llegar a Dios... Estuve un año, y más, sin tener oración, pareciéndome más humildad. Y ésta fue la mayor tentación que tuve, que por ella me iba a acabar de perder... (V.7,1.11)

Teresa, dándose cuenta de su situación, entra en una etapa de lucha constante entre sus inclinaciones naturales y las exigencias de Dios, porque quería ser FIEL al que tantas gracias le había dado.

Comencé a tornar a la oración, aunque no a quitarme de las ocasiones, y nunca más la dejé. Pasaba una vida trabajosísima, porque en la oración entendía más mis faltas. Por una parte me llamaba Dios; por otra, yo seguía al mundo. Dábanme gran contento las cosas de Dios, teníanme atada las del mundo. Parece que quería concertar estos dos contrarios tan enemigos uno de otro, como es vida espiritual y contentos y gustos y pasatiempos sensuales

En la oración pasaba gran trabajo porque no andaba el espíritu señor, sino esclavo; y así no me podía encerrar dentro de mí, que era todo el modo de proceder que llevaba en la oración, sin encerrar conmigo mil vanidades. (V.7, 17)

Así refleja Teresa su falta de respuesta a un Dios que, en su historia de amor, la andaba siempre buscando, persiguiendo, y al que ella se resistía. Descubierto el motivo de su estancamiento, se arroja en la misericordia divina y espera su ayuda. Experimentó que sólo apoyándose en Dios podría triunfar en la empresa, sentía que Dios no le era lejano, sino Alguien dentro de sí, que la impulsaba a la entrega y ésta algo más que el fruto de su entrega personal. Estaba preparada para una conversión profunda. Ella nos lo cuenta así:

Acaecióme que entrando un día en el oratorio, vi una imagen que habían traído allí a guardar, que se había buscado para cierta fiesta que se hacía en casa. Era de Cristo muy llagado y tan devota que, en mirándola, toda me turbó de verle tal, porque representaba muy a lo vivo lo que pasó por nosotros. Fue tanto lo que sentí de lo mal que había agradecido aquellas llagas, que el corazón me parece se me partía, y arrojéme cabe Él con grandísimo derramamiento de lágrimas, suplicándole me fortaleciese ya de una vez para no ofenderle". (V.9,1)

 

 

El ALMA es un HUERTO

Santa Teresa, describe cuatro grados de oración, comparando el alma a un huerto y el proceso se describe a través de las cuatro maneras de regar el huerto. Para los que se determinan a seguir este camino de oración, será muy provechosa la comparación.

Ha de hacer cuenta el que comienza oración, que comienza a hacer un huerto en tierra muy infructuosa, que lleva muy malas hierbas, para que se deleite el Señor. Su Majestad arranca las malas hierbas y ha de plantar las buenas.

Pues hagamos cuenta que está ya hecho esto cuando se determina a hacer oración un alma, y lo ha comenzado a usar; con ayuda de Dios hemos de procurar, como buenos hortelanos, que crezcan estas plantas y tener cuidado de regarlas, para que no se pierdan, sino que vengan a echar flores, que den de sí gran olor, para dar recreación a este Señor nuestro, y así se venga a deleitar muchas veces a esta huerta y holgarse entre estas virtudes. (V.11,6)

Reflexión:

Disposición para comenzar una vida de oración

Reconocimiento de mis fallas y debilidades

Saber con quién, a quién me voy a dirigir y le voy a pedir

Qué voy a hacer para ayudar a que crezcan las plantas

Qué bueno poder preparar mi alma para que se deleite en ella Jesús.

Podemos terminar dando gracias a Dios por su gran misericordia y bondad, por su amor, que ha querido deleitarse en mi jardín.

¿Sabes tú lo que hay dentro del alma?
Sabes tú, hay un huerto que cuidar.

Y sacar las malas hierbas, y preparar la tierra para sí poder sembrar.

¿Sabes tú cómo se cuida este huerto?

Sabes tú, con Jesús tienes que hablar.

Y poner todo tu esfuerzo para ser siempre más bueno

y poderlo imitar.

¿Sabes tú cómo se riega este huerto?

Sabes tú, hay cuatro formas de regar.

Sacar agua del pozo, o la noria utilizar, aunque me pueda cansar.

¿Sabes tú con el río y con la lluvia? Sabes tú, casi todo lo hace Dios.

Él es el hortelano y siempre en ti estará para poder descansar.

Sabes tú que si cuidas de tu huerto, sabes tú, a Jesús en ti veras.


ALEGORÍA del GUSANO de SEDA

(Nace con el calor del Espíritu Santo)

Ya habréis visto cómo se cría la seda, que sólo el Señor pudo hacer semejante invención, y cómo de una simiente, que dicen que es a manera de granos de pimienta pequeños, con el calor, en comenzando a haber hoja en los morales, comienza esta simiente a vivir; que hasta que hay este mantenimiento de que se sustentan se está muerta; y con las hojas del moral se crían, hasta que después de grandes les ponen unas ramillas y allí con las boquitas van de sí mismos hilando la seda y edificar la casa adonde se encierra y acaba este gusano, que es grande y feo, y sale del mismo capucho una mariposica blanca y muy graciosa.

Esta casa querría dar a entender aquí que es Cristo, pues veis aquí lo que podemos hacer con el favor de Dios: que Su Majestad mismo sea nuestra morada… labrándola nosotros, pues digo que Él es la morada y la podemos nosotros fabricar para meternos en ella.

Pues veamos qué se hace este gusano, que es para lo que he dicho todo lo demás; que cuando está en la oración, bien muerto está al mundo y sale una mariposica blanca.

¡Oh, grandeza de Dios, y cuál sale un alma de aquí, de haber estado un poquito metida en la grandeza de Dios y tan junta con Él…!

Yo os digo de verdad que la misma alma no se conoce a sí; porque, mirad la diferencia que hay de un gusano feo a una mariposica blanca, que la misma hay acá. No sabe de dónde pudo merecer tanto bien; de dónde le pudo venir, quise decir, que bien sabe que no le merece. Se ve con deseo de alabar al Señor, que se querría deshacer y morir por Él mil muertes… (5M. 2,7)

Reflexión-ORACIÓN

Señor, tu gusano sueña ser mariposa,

ya no quiero arrastrarme, tengo ansias de volar.

Busco tu rostro, ando en deseos de contemplarte,

suelta ya mis cadenas, hazme sentir tu verdad.

 

TRANSFÓRMAME Y REINA EN MI VIDA,

MI DIOS Y SEÑOR, CONVIÉRTEME A TI.

TRANSFÓRMAME Y QUEMA MIS ALAS,

QUE YA NO VIVA YO, QUE TÚ VIVAS EN MÍ.

Ser como vela, poner mi llama junto a la tuya,

que se fundan en una para más claridad.

Ser como río adonde caiga agua del cielo,

sin que nadie las pueda dividir ni separar.

Muera ya este yo y viva en mí otro que es más que yo,

para que yo le pueda servir. Que Él vida y me dé vida.

Que Él reine y sea yo su cautiva que no quiere mi alma otra libertad.

 

DIOS tiene su TRONO en el CORAZÓN


Hagamos cuenta que dentro de nosotros está un palacio de grandísima riqueza, todo su edificio de oro y piedras preciosas, en fin como para tal Señor; y sois vos parte para que este edificio sea tal, como a la verdad es así –que no hay edificio de tanta hermosura como un alma limpia y llena de virtudes-, y mientras mayores, más resplandecientes las piedras- y que en este palacio está este gran Rey, que ha tenido por bien ser vuestro Padre, y que está en un trono de grandísimo precio, que es vuestro corazón.

Dirán que bien claro está esto, y tendrán razón, porque para mí fue oscuro algún tiempo. Bien entendía que tenía alma; mas lo que merecía esta alma, y quién estaba dentro de ella, si yo no me tapara los ojos con las vanidades de la vida para verlo, no lo entendía.

Que si, como ahora entiendo que en este palacio pequeñito de mi alma cabe tan gran Rey, que no le dejara tantas veces solo: alguna me estuviera con Él y más procurara que no estuviera tan sucia esta alma… CP. 28,9 y 11)

Reflexión:

Gracias, Teresa, por darme a entender hoy qué cosa tan grande es mi alma que contiene a Dios. Quiero ser consciente, como tú, de esta presencia de Dios en mi alma, para no dejarlo solo tantas veces. Y también para procurar que este "trono" sea digno de un tan gran Rey y mantenerlo limpio y lleno de virtudes.

¿Qué haré, Jesús, para que puedas estar siempre en mi corazón?… No te vayas, tenme paciencia y dame tu gracia para que siempre tenga preparado tu lugar en mi alma.

ORACIÓN:

¡Oh bondad grandísima de Dios! ¡Qué verdad es, Señor, que Tú tienes paciencia con el que quiere pasar ratos contigo!

¡Oh, qué buen Amigo eres!

¡Cómo vas esperando a que yo cambie…!

Mientras tanto, Tú me quieres como soy.

Tomas en cuenta los ratos en que yo te quiero

y cuando me porto mal, olvidas enseguida todo lo que te he ofendido.

¡Qué buen Amigo eres, Jesús! Veo claro tu misericordia y tu ternura.

Todos tendríamos que hacer lo posible para tener amistad contigo.

 

A SOLAS con el MAESTRO

(Dios nos habla y escucha en la soledad)

Lo que podemos hacer nosotros es procurar estar a solas… para que entendamos con quién estamos y lo que nos responde el Señor a nuestras peticiones.

¿Pensáis que se está callando? Aunque no le oímos bien, habla al corazón, cuando le pedimos de corazón. Y bien es consideremos somos cada una de nosotras a quien enseñó esta oración del Padrenuestro y que nos la está mostrando, pues nunca el maestro está tan lejos del discípulo que sea menester dar voces, sino muy junto.

Poneos junto a este buen Maestro muy determinadas a aprender lo que os enseña, y Su Majestad hará que no dejéis de salir buenas discípulas, ni os dejará si no le dejáis.

Mirad las palabras que dice aquella boca divina, que en la primera entenderéis luego el amor que os tiene, que no es pequeño bien y regalo del discípulo ver que su maestro le ama. (C 27,10)

¡Oh amor que me amas
más de lo que yo no puedo amar ni entiendo!

 

El CASTILLO INTERIOR
Introducción

Teresa de Jesús, modelo de oración y de vida, plenamente enamorada de Jesús y que vivió para él,  te propone un itinerario de oración, de transformación en Dios, en 7 procesos, que ella llama 7 moradas, hasta llegar al centro en el que tiene lugar el encuentro de Dios y el alma.
Este proceso ella lo expone a través del símbolo de un castillo, con sus guardas, alcaides, mayordomos, maestresalas, que son las potencias del alma. Las sabandijas y bestias, las cosas ponzoñosas y el demonio son los enemigos del alma y fuera del castillo es la zona de oscuridad, de tinieblas y muerte.
Hay otros símbolos como el agua, las dos fuentes, el gusano de seda, etc. que corresponden o simbolizan el momento o proceso espiritual.
 Las Moradas o Castillo Interior es la historia de lo que Dios hace en el alma que se allega a Él.  

Decídete a comenzar este camino orante,  este encuentro hacia Dios en tu mismo centro... Conócete, conoce a Dios para que puedas conocerte en verdad, ámate... considera tu valor, tu dignidad... Todo vas a aprenderlo en la escuela de oración de Teresa de Jesús. 

 

 

 

Primera Morada

Estás empezando el viaje al centro de tu alma. ¿Qué tienes que tener en cuenta? Aquí se te dice que: cada persona es como un castillo, todo de un diamante o muy claro cristal, adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas. No es otra cosa el alma del justo sino un paraíso adonde dice Él tiene sus deleites, (M.I, 1,1). Que lo interior del castillo es el alma. Que la puerta para entrar es la oración. Y que hay unos primeros pasos en este proceso orante: conocimiento de sí mismo, de la propia dignidad, desarrollar el sentido de Dios y del pecado. Y cuidar la propia interioridad.

Considera que este castillo tiene muchas moradas, unas en lo alto, otras en bajo, otras a los lados. Y en el centro y mitad de todas éstas tiene la más principal, que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma. (M.I, 1,3). No habéis de entender estas moradas una en pos de otra, como cosa enhilada, sino poned los ojos en el centro, que es la pieza principal o palacio, adonde está el rey...-porque las cosas del alma siempre se  han de considerar con plenitud y anchura y grandeza...  (M.I, 2,8).

Entrar en el castillo es la clave de la primera morada. ORAR es entrar al castillo y relacionarse con Dios. Y Teresa te dice:

Tornando a nuestro hermoso y deleitoso castillo, hemos de ver cómo podremos entrar en él. Parece que digo algún disparate, porque si este castillo es el ánima, claro está que no hay para qué entrar, pues se es él mismo; (...). Mas habéis de entender que va mucho de estar a estar. Que hay muchas almas que se quedan en la ronda del castillo... y no se les da nada de entrar dentro, ni saben qué hay en aquel tan precioso lugar, ni quién está dentro, ni aun qué piezas tiene. (M.I, 1,5).

La puerta para entrar en este castillo es la oración y consideración. (...) Porque quien no advierte con quién habla, y lo que pide,  y quién es quien pide, y a quién pide, no la llamo yo oración, aunque mucho menee los labios. (M.I, 1,7).

   Hasta aquí el preámbulo para situarte en lo que sucede en esta primera morada.
       Reflexiona cada una de las frases, palabras... Subraya las que más te hayan llegado al corazón... Repítelas... Date tiempo de entrar en tus propias reflexiones, consideraciones...
      No olvides aspectos importantes: Repite hasta que sientas que interiorizas las palabras más significativas como:
castillo (alma) - puerta - oración - propio conocimiento - pecado - luz - tinieblas...    

 

   Recita o canta en actitud orante el siguiente texto:

El alma es como un castillo todo de un diamante o muy claro cristal
adonde hay muchos aposentos, así como en el cielo hay muchas moradas.
En el centro y mitad tiene la más principal, que es adonde pasan
las cosas de mucho secreto entre Dios y el alma.

El alma es un castillo donde mora Dios.
El alma es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
Palacio real, con inmensas moradas donde morar, centro y mitad,
está en medio del alma, la principal.
En ella pasan las cosas más secretas de Dios y el alma.
Es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
Siempre obligada la oración es la puerta de las moradas.

Mira que estoy a la puerta llamando, si alguno me oye y me abre, entraré y cenaremos juntos. Le comunicaré todos mis secretos. Amén.
Maran Atha. Ven, Señor Jesús. Tengo la puerta abierta para ti.

El alma es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
En ella habita el Rey que da a la esposa vida infinita.
 Es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
Hay una fuente y el árbol de la vida y Dios viviente.

Vi bajar del cielo de junto a Dios a la ciudad santa,
la Nueva Jerusalén, ataviada como una novia
que se adorna para su esposo Jesucristo.
Esta es la morada de Dios con los hombres.
Brillaba como una piedra preciosísima parecida a jaspe claro,
como cristal, y las calles y la plaza de la ciudad son de oro puro,
como vidrio transparente. Y toda la ciudad
Es de cristal, castillo luminoso, perla oriental.
En ella pasan las cosas más secretas de Dios y el alma.

Es indispensable comenzar a caminar sin volver la vista atrás. Siempre adelante.
La segunda consideración importante en este proceso es el propio conocimiento. Conocerse a sí mism@ es la tarea de esta primera morada. Es necesario para cimentarse en la humildad. Teresa te dice:

No es pequeña lástima y confusión que, por nuestra culpa, no (nos) entendamos a nosotros mismos, ni sepamos quién somos. ¿No sería gran ignorancia que preguntasen a uno quién es, y no se conociese, ni supiese quién fue su padre, ni su madre, ni de qué tierra? Pues si esto sería gran bestialidad, sin comparación es mayor la que hay en nosotros cuando no procuramos saber qué cosa somos, sino que nos detenemos en estos cuerpos, y así a bulto -porque lo hemos oído y porque nos lo dice la fe- sabemos que tenemos almas. Mas qué bienes puede haber en esta alma, o el gran valor de ella, pocas veces lo consideramos. (M.I, 1,2).

...hablemos de otras almas que, en fin, entran en el castillo. Porque, aunque están muy metidas en el mundo, tienen buenos deseos y alguna vez, aunque de tarde en tarde, se encomiendan a Nuestro Señor, y consideran quién son... es gran cosa el propio conocimiento. (M.I, 1,8).

Jamás nos acabamos de conocer, si no procuramos conocer a Dios: mirando su grandeza, acudamos a nuestra bajeza; y mirando su limpieza, veremos nuestra suciedad; considerando su humildad, veremos cuán lejos estamos de ser humildes. (M.I, 2,9)

   Teresa te ha introducido en el núcleo de esta primera morada: considerar el sentido de la propia dignidad, y el sentido de Dios. No puede avanzar en este proceso de interioridad quien no se conoce ni procura conocer a Dios para conocerse mejor.
       Medita en tu interior todos estos textos, óralos con calma... El propio conocimiento nos lleva a nuestra propia verdad.

  Profundiza la maravilla de esta inspirada poesía de la misma Santa Teresa en la línea del propio conocimiento, de entrar en Dios y hallarse en Él.

Alma, buscarte has en Mí, y a Mí buscarme has en ti.

De tal suerte pudo amor,

Y si acaso no supieres

alma, en Mí te retratar,

dónde me hallarás a Mí,

Que ningún sabio pintor

No andes de aquí para allí,

supiera con tal primor

sino, si hallarme quisieres,

tal imagen retratar.

a Mí, buscarme has en ti.

Fuiste por amor criada

Porque tú eres mi aposento,

hermosa, bella, y así

eres mi casa y morada,

En mis entrañas pintada,

y así llamo en cualquier tiempo,

si te perdieres, mi amada,

si hallo en tu pensamiento

Alma, buscarte has en Mí.

estar la puerta cerrada.

Que yo sé que te hallarás

Fuera de ti no hay buscarme,

En mi pecho retratada,

porque para hallarme a Mí

Y tan al vivo sacada,

bastará sólo llamarme,

Que si te ves te holgarás

que a ti iré sin tardarme,

viéndote tan bien pintada.

y a Mí buscarme has en ti.

 El tercer aspecto importante de esta morada es la consideración del sentido del pecado. El pecado amenaza el castillo, rompe la relación del hombre con Dios, le incapacita para seguir adelante en este proceso de intimidad con él y de hacer buenas obras: todos quedan hechos una oscuridad y así son sus obras, (M.I, 2,2). Teresa te dice que aunque esto suceda, Dios permanece, pero que no hay cosa más horrible que un alma en pecado. Lee con atención sus textos.

Considerad qué será ver este castillo tan resplandeciente y hermoso, esta perla oriental, este árbol de vida que está plantado en las mismas aguas vivas de la vida, que es Dios, cuando cae en un pecado mortal. No hay tinieblas más tenebrosas, ni cosa tan oscura y negra, que no lo esté mucho más. No queráis más saber de que, con estarse el mismo sol, que le daba tanto resplandor y hermosura, todavía en el centro de su alma, es como si allí no estuviese para participar de él con ser tan capaz de gozar de Su Majestad como el cristal para resplandecer en él el sol. Ninguna cosa le aprovecha, y de aquí le viene que todas las buenas obras que hiciere, estando así en pecado mortal, son de ningún fruto para alcanzar gloria. Porque no procediendo de aquel principio, que es Dios, de donde nuestra virtud es virtud, y apartándonos de Él, no puede ser agradable a sus ojos. Pues, en fin, el intento de quien hace un pecado mortal no es contentarle, sino hacer placer al demonio, que como es las mismas tinieblas, así la pobre alma queda hecha una misma tiniebla. (M.I, 2,1)

¡Qué es ver a un alma apartada de la luz! ¡Cómo quedan los pobres aposentos del castillo! ¡Qué turbados andan los sentidos, que es la gente que vive en ellos! Y las potencias, que son los alcaides y mayordomos y maestresalas... (M.I, 2,4)

Habéis de notar que en estas moradas primeras aún no llega casi nada la luz que sale del palacio adonde está el Rey. Porque, aunque no están oscurecidas y negras como cuando el alma está en pecado, está oscurecida en alguna manera, para que no la pueda ver, el que está en ella digo, y no por culpa de la pieza -que no sé darme a entender-, sino porque con tantas cosas malas de culebras y víboras y cosas ponzoñosas que entraron con él, no le dejan advertir a la luz. (M.I, 2,14)

Te digo en pocas palabras los aspectos más importantes de esta morada:

· La puerta para entrar en este castillo es la oración.

· Es necesario conocerse a sí mism@. Pero no nos podremos conocer si no procuramos conocer a Dios.

· Hay personas que llegan a entrar pero las preocupaciones terrenales les impiden seguir adelante.

· Los que entran aquí todavía no pueden captar toda la grandiosidad del castillo porque tienen los ojos llenos de polvo (intereses terrenales) que les impiden ver la realidad.       

· Este castillo está lleno de luz -Dios-, pero se vuelve tinieblas con el pecado, no pierde el sol su hermosura pero no se hace visible al alma.

· Tenemos un enemigo (el maligno) que trata, por todos los medios, de apartarnos del castillo interior.

  Reflexiona los textos con calma. Considera tus acciones, las motivaciones de tus actos. Imagínate el castillo en su centro... Trata de quitar las tinieblas, las sombras, la oscuridad... ¿Qué debes hacer? ¿Cómo has de cuidar tu castillo para que en él entre la Luz?

  Realiza una oración sugestiva, significativa, de este primer paso en tu camino de encuentro con el Señor en tu propio centro.

¿Estás preparad@ para entrar en las segundas moradas? Ánimo en este viaje de interioridad. Date tiempo para proseguir. ORA todo lo necesario esta primera parte. Te invito a entusiasmarte con la doctrina de Teresa. Puedes comenzar a leer El Castillo Interior o Las Moradas.

 

Segunda Morada

 Esta es la morada de l@s que han comenzado a tener oración. Por lo tanto, la morada de la lucha y de la perseverancia, porque acecha el pecado. Hay que tomar una opción radical y determinarse a seguir perseverantes en el camino emprendido. Dios será nuestra fortaleza, el manantial donde saciemos la sed.

Teresa nos dice quién o quiénes entran en estas moradas:

Son los que ya han comenzado a tener oración, y entendido lo que les importa no quedarse en las primeras moradas. Mas no tienen aún determinación para dejar muchas veces de estar en ella; porque no dejan las ocasiones, que es harto peligro. Mas harta misericordia es que algún rato procuren huir de las culebras y cosas ponzoñosas, y entiendan que es bien dejarlas. Estos, en parte, tienen harto más trabajo que los primeros, aunque no tanto peligro; porque ya parece los entienden, y hay gran esperanza de que entrarán más adentro. (M.II, 2)

(...) Éstos entienden los llamamientos que les hace el Señor; porque, como van entrando más cerca de donde está Su Majestad, es muy buen vecino, y tanta su misericordia y bondad, que aun estándonos en nuestros pasatiempos y negocios, y contentos y baraterías del mundo, y aun cayendo y levantando en pecados, con todo esto, tiene en tanto este Señor nuestro que le queramos y procuremos su compañía, que, una vez u otra, no nos deja de llamar para que nos acerquemos a Él; y es esta voz tan dulce, que se deshace la pobre alma en no hacer luego lo que le manda. (M.II, 2)

  Primera consideración de lo que significa entrar en las segundas moradas.

      Relee despacio los textos y ve profundizando mirando tu propia vida. Importa muy mucho no quedarse en las primeras moradas...  Éstos no dejan las ocasiones... Hay harto peligro... Es tanta la misericordia del Señor... En el castillo interior se requiere un cambio.

  Déjate empapar por la lección que se desprende de esta experiencia de Teresa y que te invita a tener en cuenta para seguir en el camino emprendido. Prepárate para la lucha. Ármate con la armadura del Señor... CONFÍA... La perseverancia es de los fuertes.

Teresa prosigue la historia diciéndonos la serie de impedimentos que pone el demonio para estorbar este camino de oración, porque no le conviene perder ninguna alma. Atención al trabajo del entendimiento y la voluntad. Las voces del exterior llaman a vivir fuera del castillo. La voz de Dios tiende a persuadirte a entrar porque fuera del castillo no hallará seguridad ni paz el alma.

¡Oh, Jesús, qué es la barahúnda que aquí ponen los demonios, y las aflicciones de la pobre alma, que no sabe si pasar adelante o tornar a la primera pieza! Porque la razón le representa el engaño que es pensar que todo esto vale nada en comparación de lo que pretende. La fe le enseña cuál es lo que le cumple. La memoria le representa en lo que paran todas estas cosas ... La voluntad se inclina a amar adonde tan innumerables cosas y muestras ha visto de amor, y querría pagar alguna; en especial se le pone delante cómo nunca se quita con él este verdadero Amador, acompañándole, dándole vida y ser. Luego el entendimiento acude con darle a entender, que no puede cobrar mejor amigo, aunque viva muchos años... que fuera de este castillo no hallará seguridad ni paz... (M.II,4)

Razones son éstas para vencer los demonios. Mas, ¡oh Señor y Dios mío, que la costumbre en las cosas de vanidad, y el ver que todo el mundo trata de esto, lo estraga todo! Porque está tan muerta la fe, que queremos más lo que vemos, que lo que ella nos dice. (M.II,5)

Toda la pretensión de quien comienza oración -y no se os olvide esto, que importa mucho- ha de ser trabajar y determinarse y disponerse, con cuantas diligencias pueda, a hacer su voluntad conformar con la de Dios. (M.II, 8)

  Este es el panorama que se te presenta para conducirte con seguridad y éxito en el proceso. El camino es difícil, pero claro, transparente, ya sabes lo que tienes que hacer.

       Quédate rumiando esas frases de las que más necesitas apropiarte porque sintonizan con lo que tú vives, con lo que te pasa... Son palabras inspiradas y basadas en una firme y radical experiencia de vida de Teresa de Jesús.

Teresa continua avisando el cuidado que hay que tener para no volver atrás. Se necesita la ayuda del Señor pero hay unos presupuestos para ello: mirarle... estar con él... pedirle... confiar...

¡Ah, Señor mío!, aquí es menester vuestra ayuda, que sin ella no se puede hacer nada. Por vuestra misericordia, no consintáis que esta alma sea engañada para dejar lo comenzado. Dadle luz para que vea cómo está en esto todo su bien y para que se aparte de malas compañías. (...). Siempre esté con aviso de no dejarse vencer. Porque si el demonio la ve con determinación de que antes perderá la vida y el descanso y todo lo que le ofrece, que tornar a la pieza primera, muy más presto le dejará. (...) se determine que va a pelear con todos los demonios y que no hay mejores armas que las de la de la cruz. (M.II, 6)

…no os desaniméis si alguna vez cayereis, para dejar de ir adelante; que aun de esa caída sacará Dios bien.  (...) A los que han comenzado, que no baste para hacerlos tornar atrás. Miren que es peor la recaída que la caída; ya ven su pérdida. Confíen en la misericordia de Dios, y no nada en sí, y verán cómo Su Majestad le lleva de unas moradas a otras,  y le mete en la tierra, adonde estas fieras ni le pueden tocar ni cansar. (M.II, 9)

  Gran doctrina la que te presenta Teresa para perseverar en el camino emprendido. Teresa te asegura un feliz desenlace: llegar a la meta. 
       Considera todos los aspectos de los textos anteriores, óralos y puedes escribir tus conclusiones. Puedes elaborar también el itinerario de tu vida espiritual a partir de ahora.

  La lucha tiene un objetivo bien definido: mirarLE, no  mirarnos; hacer su voluntad, no pretender que se haga la nuestra. Por trabajos y dificultades que se encuentren no se ha de dejar lo comenzado.

Procura apuntalar el castillo para que no se te venga abajo, sobre la confianza en Dios y desconfianza ti mism@.

  Puedes terminar también con la recitación contemplada del canto El castillo de cristal. (Lo tienes copiado en la Primera Morada)

Recita desde el corazón la letrilla de la Santa. Que esta oración se convierta en guía para tu vida.

Nada te turbe, nada te espante,
todo se pasa, Dios no se muda.
La paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene, nada le falta.
SOLO DIOS BASTA
.

 

 

Tercera Morada

En el castillo se lucha. La entrada en la tercera morada, después del esfuerzo y la lucha en la segunda, no proporciona la victoria, todavía se te pide lucha, esfuerzo, vigilancia... Es la travesía de la prueba, la prueba del amor, la certeza de haberte dado del todo a Jesús en obras de entrega y caridad.

El alma que Dios, por su misericordia, la ha traído hasta aquí puede estar gozosa y tranquila de que llegará a la meta si continúa dándose al Dios todopoderoso en obras y palabras. Teresa te dice:

A los que por la misericordia de Dios han vencido estos combates, y con la perseverancia entrado a las terceras moradas, ¿qué les diremos, sino «bienaventurado el varón que teme al Señor» (Ps.111,1). Por cierto, con razón le llamaremos bienaventurado; pues si no torna atrás, a lo que podemos entender, lleva camino seguro de su salvación. (M.III, 1,1)

Que no les ha hecho el Señor pequeña merced en que hayan pasado las primeras dificultades, sino muy grande. (M.III, 1,5)

  Es un gran regalo haber entrado hasta aquí, haber soportado los primeros combates y perseverado en la oración.
      T
ente por bienaventurad@ porque no tod@s llegan a la tercera morada. Considera lo que has hecho hasta ahora y lo que ha hecho Dios contigo. Qué es lo que te pide... Qué es lo que te da... En un acto de fe y amor, prepárate para continuar la travesía. List@ para la prueba. Deseos@. Animos@. Con determinada determinación...

  Recita con devoción el Salmo 111 donde se perfilan las características de este varón bienaventurado.

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra. La descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia. Su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo,
clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias, su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor.

Reparte limosna a los pobres; su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

       ¿Qué características tienen l@s (almas) que han llegado hasta aquí? Teresa te lo explica así:

Son muy deseosas de no ofender a Su Majestad, aun de los pecados veniales se guardan, y de hacer penitencia amigas... ejercítanse en obras de caridad con los prójimos... No hay por qué se les niegue la entrada hasta la postrera morada, ni se las negará el Señor, si ellas quieren. (M.III, 1,5)

En realidad llegan aquí los que desean complacer a Dios en todo. Pero hay rasgos positivos y negativos en est@s morador@s del castillo. Sus obras son muy concertadas, egoístas, cuadriculadas, les falla el amor y como el joven del Evangelio, le volvemos las espaldas (a Dios) y nos vamos tristes cuando nos dice lo que hemos de hacer para ser perfectos. (M.III, 1,7)

¿Qué queréis que haga Su Majestad, que ha de dar el premio conforme al amor que le tenemos? Y este amor, no ha de ser fabricado en nuestra imaginación, sino probado por obras. Y no penséis que ha menester nuestras obras, sino la determinación de nuestra voluntad. (M.III, 1,7)

Por eso interviene Dios, actúa, responde a los esfuerzos que el alma hace, pero la repuesta de Dios no es la que el alma espera. Dios no se hace presente "premiando", aprobando, sino probando. El morador de las terceras moradas no está seguro en su castillo, sólo Dios es la garantía de seguridad y debe demostrárselo con las obras del amor, de la generosidad.

  Te vendrá bien reflexionar el pasaje evangélico del Joven rico. (Mt. 19,16-22)

Se le acercó a Jesús uno que le dijo: «Maestro, ¿qué obras buenas debo hacer para conseguir la vida eterna?» Jesús contestó: «¿Por qué me preguntas sobre lo que es bueno? Uno solo es el Bueno. Si quieres  entrar en la vida eterna, cumple los mandamientos». El joven dijo: «¿Cuáles?» Jesús respondió: «No matar, no cometer adulterio, no hurtar, no levantar falso testimonio, honrar a padre y madre y amar al prójimo como a sí mismo.» El joven le dijo: «He guardado todos esos mandamientos, ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: «Si quieres llegar a la perfección, anda a vender todo lo que posees y dáselo a los pobres. Así tendrás un tesoro en el Cielo, y luego vuelves y me sigues.» Cuando el joven oyó esta respuesta, se fue triste, porque era muy rico.

  Ora los textos desde tu propia experiencia. Haz un recuento breve de tus acciones, de tus motivaciones... Entrénate en la tarea de la generosidad, de cara a Dios y a l@s herman@s. No te contentes con dar, ofrecer... DaTE, ofréceTE y acepta en tu vida los imprevistos de Dios, deja que Él tome la iniciativa aun cuando esto no coincida con tus planes previstos y generosamente delineados.

La prueba es necesaria, es necesario que el Señor que sabe nuestras verdades, nos someta a la prueba del amor, pruébanos Tú, Señor, que sabes las  verdades. Teresa tiene experiencia de gentes que han llegado aquí, pero que no logran pasar la barrera de la prueba.

Pero en la prueba se hace presente el Señor, nos prueba para ayudarnos a poner los ojos por encima de los engaños que nos pone nuestra condición humana y a forzarnos a caminar con decisión. Es necesario que te des cuenta de que todos tus esfuerzos son buenos y necesarios pero... insuficientes. El secreto está en que te abras a la acción de Dios.

Muchas veces quiere Dios que sus escogidos sientan su miseria, y aparta un poco su favor, para que nos conozcamos más presto. (M.III, 2,2)
Os parece que si yendo a una tierra desde otra pudiésemos llegar en ocho días, que sería bueno andarlo en un año, por ventas, y nieves, y aguas y malos caminos? ¿No valdría más pasarlo de una vez? (M.III, 2,7)

  Piensa en tu situación concreta: qué tipo de prueba puede permitir el Señor en tu vida: puede ser un revés económico... una situación de falta de salud...  la pérdida de un ser querido... preocupación por la propia vida... algún aspecto relacionado con la fama, el poder, la amistad...  (Teresa te explica algunos aspectos en los números 4 y 5 del capítulo segundo).

La clave de todo esto está en ejercitar las virtudes, y rendir nuestra voluntad a la de Dios en todo, y que el concierto de nuestra vida sea lo que Su Majestad ordenare de ella, y no queramos que se haga nuestra voluntad sino la suya. (M.III, 2,6)

  Ya has llegado al final de las terceras moradas. El paso para las siguientes es pasar la prueba del amor. Ponte en manos de Teresa de Jesús, su experiencia te lleva de la mano. Adelante. Tuyo es el camino. No te quedes al pie del monte pudiendo subir a la cumbre.

Recita desde el corazón la letrilla de la Santa. Que esta oración se convierta en guía para tu vida.

Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa,
Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene, nada le falta.
SOLO DIOS BASTA
.

 

Cuarta Morada

Ya estás en las cuartas moradas. Aquí se da un cambio de panorama. Termina la fase donde la persona ha sido la protagonista en este proceso y comienza la acción de Dios. En términos de espiritualidad, se pasa de la fase ascética (el esfuerzo predominante es de la persona) a la mística (la iniciativa la tiene Dios). Entramos por el camino de la oración con la ayuda de Dios y perseveramos en ella con su apoyo. Comienza la oración "sobrenatural", superior a nuestras fuerzas.

Para que no te pierdas, te explico un poco en qué va a consistir estar en estas moradas, según explica Teresa en su libro. Nos dice que como nos acercamos al centro de este magnífico castillo interior, donde habita el Maestro, la hermosura y delicadeza que se ven, son difíciles de traducir en palabras, como que es oscuro para los que tienen experiencia de esta oración.

Parecería lógico pensar que los que llegan hasta aquí han caminado por las etapas anteriores mucho tiempo. Pero no es así. No es necesario haber vivido en las moradas anteriores mucho tiempo, ya te decía Teresa que no hay que considerar estas moradas una en pos de otra, (primera morada) aunque es lo ordinario haber pasado por la anterior, pero como da el Señor cuando quiere y como quiere, y a quien quiere es posible ir saltando estas moradas.

Sin embargo, en esta etapa, Teresa te dice que

... para aprovechar mucho en este camino y subir a las moradas que deseamos, no está la cosa en pensar mucho, sino en amar mucho. Y así, lo que más os despertare a amar, eso haced. Quizá no sabemos lo que es amar, porque no está en el mayor gusto (espiritual), sino en la mayor determinación de desear contentar a Dios en todo, y procurar no ofenderle. (M.IV, 1,7)

 Vas a experimentar variantes en cuanto a la oración. Vas a tener gustos y contentos, Teresa de Jesús explica su diferencia, y puedes experimentar en esta morada dos tipos de oración: puedes tener oración de recogimiento, de quietud... que tienen unos efectos bien determinados... y vas a experimentar cómo Dios va haciendo su acción en tu alma, en tu vida, porque te va cogiendo, te va posesionando, enamorando... Lo importante es dejarse hacer por el Amor.

Disponte a penetrar en esta fase de oración, concéntrate, déjate experimentar por la acción de Dios en ti y quédate meditando siempre en aquello donde tu corazón encuentre sosiego y paz. Teresa te dice:

En estas moradas pocas veces entran las cosas ponzoñosas, y si entran no hacen daño, antes dejan con ganancia. (M.IV, 1,3)

Comienzas sabiendo tu poder sobre las tentaciones del demonio, aquí está Dios mucho más presente que en las anteriores, te hace saborear su presencia, pero esta sensación de más paz y sosiego interior no consiguen aquietar las fuerzas internas que se agitan dentro de ti, sobre todo, la imaginación, o pensamiento (para ella), aunque Teresa dice: no os traiga inquietas y afligidas, sino que dejemos andar esta tarabilla de molino, y molamos nuestra harina, no dejando de obrar la voluntad y el entendimiento. (M.IV, 1,13)

  No tengas prisa por seguir adelante. Piensa qué es lo que a ti personalmente te puede dañar o te puede impedir avanzar en el camino de la oración. Qué nombre puedes dar a tu imaginación... En qué se entretiene... Qué busca... Qué necesita... Comparte todo esto con Jesús en silencio y amor.

 

Conforme vayas avanzando en la oración, en esa relación amorosa de tu alma y Dios, experimentarás gustos y/o contentos, lo mismo que en la vida se experimentan dolores y gozos. Teresa te lo diferencia así.

Los contentos me parece a mí se pueden llamar los que nosotros adquirimos con nuestra meditación y peticiones a Nuestro Señor, que procede de nuestro natural, aunque, en fin, ayuda para ello Dios, que no podemos nada sin Él. Nacen de la misma obra virtuosa que hacemos, y parece a nuestro trabajo lo hemos ganado, y con razón nos da contento habernos empleado en cosas semejantes. (...) ...estos contentos son naturales... comienzan de nuestro natural mismo y acaban en Dios. Los gustos comienzan de Dios, y siéntelos el natural. (M.IV, 1,4) (Estos últimos se dan en la oración de quietud, es obra de Dios).

Teresa te avisa para que no caigas en la presunción de creer que eres mejor por estas gracias recibidas: no eres mejor por eso... Porque la esencia de la oración está en el Amor, el amor no está en el mayor gusto, sino en la mayor determinación de desear contentar del todo a Dios, y procurar no ofenderle... (M.IV, 1,7)

Una vez hecha esta diferencia Teresa entra en el campo de los tipos de oración. ¿Qué dice sobre la oración de recogimiento?

La oración de recogimiento es un fortalecimiento del alma y del mundo interior y por lo tanto, debilitamiento del poder de los sentidos.  Estos sentidos y cosas exteriores parece que van perdiendo de su derecho, porque el alma vaya cobrando el suyo, que tenía perdido. (M.IV, 3,1)

El recogimiento es centramiento en la Persona, convocación a lo interior. Quien recoge es Dios que nos vive dentro. No es cuestión sicológica, sino actitud teologal, atención fuerte a la Persona de Dios. El alma se entra dentro de sí.

Hagamos cuenta que estos sentidos y potencias -que ya he dicho son la gente de este castillo- se han ido fuera y andan con gente extraña, enemiga del bien de este castillo, días y años. Y que ya se han ido, viendo su perdición, acercando a él, aunque no acaban de estar dentro y andan alrededor. Visto ya el gran Rey, que está en la morada de este castillo, su buena voluntad, por su gran misericordia quiérelos tornar a Él, y como buen pastor, con un silbo tan suave, que aún casi ellos mismo no le entienden, hace que conozcan su voz y no anden tan perdidos, sino que se tornen a su morada. Y tiene tanta fuerza este silbo del pastor que desamparan las cosas exteriores, en que estaban enajenados, y métense en el castillo. (M.IV, 3,2)

¿Qué vas a hacer en este momento? Procura no discurrir, sino estarse atento a ver qué obra el Señor en el alma... y que esté despierto el amor. (M.IV,3,4)

  En esta oración está claro que las potencias se aquietan, se recogen y la voluntad goza ante Su presencia y amor. El Señor del castillo es el que seduce y fascina, apacigua y engolosina. ¿Qué se te pide?

     Se te pide que te apartes de la gente extraña, enemiga del castillo... ¿Qué es lo que puede descentrarte, desunificarte, distraerte de entrar dentro de ti?... Estás en el primer estadio de la experiencia mística. ¿Qué hacer? GOZA de la presencia del Amado... Estate atent@ a su acción, a su gracia... AlábaLE... ÁmaLE...

En la oración de quietud la comunicación se hace más intensa y profunda. Es una comunicación divina sólo se da a quien Dios quiere. La explica a través de la comparación de los dos pilones de agua.

Hagamos cuenta, para entenderlo mejor, que vemos dos fuentes con dos pilas que se hinchen de agua... Estos dos pilones se llenan de agua de diferentes maneras: el uno viene de más lejos por muchos arcaduces y artificio; el otro está hecho en el mismo nacimiento del agua, y vase hinchendo sin ningún ruido...

En la oración de quietud viene el agua de su mismo nacimiento, que es Dios, y así como Su Majestad quiere, cuando es servido, hacer alguna merced sobrenatural, produce con grandísima paz y quietud y suavidad de lo muy interior de nosotros mismos, yo no sé hacia dónde, ni cómo, ni aquel contento y deleite se siente como los de acá en el corazón; vase revertiendo esta agua por todas las moradas y potencias, hasta llegar al cuerpo; que por eso dije que comienza de Dios y acaba en nosotros. (M.IV, 2,4)

Sigue explicando que la acción de Dios es creadora y se localiza en una cosa profunda, en el centro del alma. Parece que, como comienza a producir aquella agua celestial de este manantial que digo, de lo profundo de nosotros, parece que se va dilatando y ensanchando todo nuestro interior y produciendo unos bienes, que no se pueden decir, ni aun el alma sabe entender qué es lo que se le da allí.

Y continúa queriéndose dar a entender mejor, recurriendo al símbolo del fuego: Entiende una  fragancia como si en aquel hondón interior estuviese un brasero adonde se echasen olorosos perfumes: ni se ve la lumbre, ni dónde está; mas el calor y humo oloroso penetra toda el alma, y aun hartas veces participa el cuerpo. (M.IV, 2,6)

La fuente (el agua) que tiene su origen en el Señor del castillo, está situada dentro, en lo más hondo del castillo mismo. La acción de Dios para dar vida al hombre no es algo extraño o externo, sino que tiene la fuente manantial en la entraña del espíritu humano.

  Teresa ha expuesto la naturaleza de la oración de quietud, pero, ¿cómo alcanzaremos esta merced? Y prosigue: Humildad... Imitar al Señor... Guardarse de ponerse en ocasiones de ofenderle... No apartarse de la oración.          

  Agradece este tipo de oración, no es algo que tú puedas conseguir a base de esfuerzo, sino que es un don que se te da por amor. Este tipo de experiencia religiosa se alcanza no procurándolo. No sirven ciertas técnicas. Sólo se da a quien Dios quiere, y cuando más descuidada está muchas veces el alma. (M.IV, 2,9)

  La relación con Dios se va acercando, en esta relación juegan un papel muy importante el amor y la voluntad. Déjate amar por Dios y crece en su amor correspondiendo al suyo.

Teresa te dice cuáles son los efectos y señales a quienes Dios nuestro Señor da esta oración:
claro dilatamiento o ensanchamiento del alma... gran confianza... más viva fe... gran voluntad de hacer algo por Dios... (Cfr. M.IV, 3,9)

  Te vendrá bien escribir tus experiencias de las cuartas moradas, tu experiencia de contemplativ@. ¿Qué ha hecho Dios en ti? ¿Qué ha cambiado? ¿Cómo? ¿Por qué?...

Puedes apoyar tu oración con esta poesía de Santa Teresa:
Si el amor que me tenéis, Dios mío,
es como el que os tengo, decidme, ¿en qué me detengo?
O Vos ¿en qué os detenéis?
-Alma, ¿qué quieres de mí? -Dios mío, no más que verte.
-Y ¿qué temes más de mí? Lo que más temo es perderte.
Un alma en Dios escondida, ¿qué tiene que desear
sino amar y más amar y en amor toda encendida
tornarte de nuevo a amar?
Un amor que ocupe os pido, Dios, mío,
mi alma os tenga, para  hacer un dulce nido adonde más le convenga
.

 

 

Quinta Morada

  A lo largo de las restantes moradas del castillo, el contemplativo místico irá adquiriendo rasgos y maneras bien definidos: ojos nuevos y nueva mirada, nueva escala de valores... Ahora se te va a cambiar la manera de pensar y la forma de amar.

En esta oración el alma queda transformada. Dios la une a Él y se imprime en el interior de esa alma de manera que no puede dudar que estuvo él en ella y el gozo y la paz y suavidad que la inundan tienen el sello inconfundible de Dios, de manera que no puede dudar que Dios estuvo en ella.

Estás en las moradas del derroche de amor de Dios. Dios es el protagonista. Comienza la fase mística, la oración de UNIÓN, oración en la que Dios hace todo, la persona sólo ha de disponerse para recibir. Dios es amigo de dar y se comunica para que le conozcamos. Es muy difícil de explicar este proceso, por eso, la Santa recurre a varias comparaciones, una de las más bellas es la llamada alegoría del gusano de seda. ¿Qué sucede?

Habréis oído en cómo se cría la seda y cómo de una simiente, que es a manera de granos de pimienta pequeños, con el calor, en comenzando a haber hoja en los morales, comienza esta simiente a vivir; que hasta que hay este mantenimiento de que se sustenta, se está muerta; y con hojas de moral se crían, hasta que, después de grandes, les ponen unas ramillas, y allí, con las boquillas, van de sí mismos hilando la seda, y hacen unos capuchillos muy apretados, adonde se encierran; y acaba este gusano, que es grande y feo, y sale del mismo capucho una mariposa blanca y muy graciosa. (M.V,2,2)

Es menester ayudar a que crezca este gusano para que construya la casa adonde va a morir. Teresa nos dice que esta casa es Cristo. Qué maravilla que puedas edificar la morada para Él, es decir, Él mismo es la morada, pero tú puedes hacer que more en ti con el favor de Dios. ¿Cómo podrás crecer? Teresa te lo dice así:

...priesa a hacer esta labor y tejer este capuchillo, quitando nuestro amor propio y nuestra voluntad, el estar asidas a ninguna cosa de la tierra, poniendo obras de penitencia y oración, mortificación, obediencia... Muera, muera este gusano, como lo hace en acabando de hacer para lo que fue criado, y veréis cómo vemos a Dios, y nos vemos tan metidas en su grandeza, como lo está este gusanillo en este capucho. (M.V,2,6)

Haciendo la comparación con la oración, Teresa nos dice que al igual que el gusano, cuando estamos en esta oración de UNIÓN, estamos como muertos para el mundo, ninguna otra cosa nos puede satisfacer ni atraer... Cuando esto sucede... sale una mariposita blanca.  Es necesario morir para dar vida. El alma sale transformada, deseosa de hacer grandes cosas por su Dios.

¡Oh grandeza de Dios, y cuál sale un alma de aquí de haber estado un poco metida en la grandeza de Dios y tan junta con Él... (M.V,2,7)

No hay que perder la esperanza de alcanzar esta gran unión con Dios, si nos esforzamos, con la gracia del Señor, lograremos la unión de nuestro querer con el de Dios. La señal inequívoca de que esta unión con Dios es cierta, se detecta en el verdadero amor al prójimo.

  Recrea los textos, considera que para llegar a esta oración de UNIÓN es necesario recogerse en Dios, disponerse para que Dios haga grandezas en tu alma.

     Revisa la calidad de tus relaciones con las otras personas. Hay que ayudar y servir a los demás, porque obras quiere el Señor. Obras de amor, en primer lugar, para los que están más próximos a ti, atendiendo a sus pequeñas o grandes necesidades.

  Es el momento de pedirle a Jesús que te haga disfrutar estos momentos de intimidad con Él para que salgas transformad@ de esta experiencia.

Recita o canta este texto de Santa Teresa:  

Entonces alma mía entrarás en tu descanso cuando te entrañares con este sumo Bien y entendieres lo que entiende y amares lo que ama
y gozares lo que goza.

Entonces alma mía entrarás en tu descanso ya que vieres perdida tu mudable voluntad, porque la gracia de Dios ha podido tanto en ti
que te ha hecho particionera de su divina misericordia.

Entonces alma mía entrarás en tu descanso con tanta perfección
que no puedas ya poder olvidarte del Sumo Bien
y dejarle de gozar junto con su amor.

 

De este encuentro se desprenden unos EFECTOS que un@ ve claramente que no vienen de su propio esfuerzo, sino de Dios. Se dan en lo interior y se manifiestan en lo exterior. Teresa te dice:

Ya no tiene en nada las obras que hacía siendo gusano, que era poco a poco tejer el capucho; halen nacido alas, ¿cómo se ha de contentar, pudiendo volar, de andar paso a paso? (M.V,2,8)

Ya tienes alas para volar, no te conformes con arrastrarte. Determínate con valentía a romper con tus esclavitudes y lánzate con gozo a servir a Dios. Sólo dos cosas te pide: amor de su Majestad y del prójimo. (M.V,3,7)

   ¿Cómo sabrás si amas a Dios? Amando al prójimo. La más cierta señal que -a mi parecer- hay de si guardamos estas dos cosas, es guardando bien la del amor del prójimo. (M.V,3,8)

   ¿De dónde nace el amor? Si no es naciendo de raíz del amor de Dios, no llegaremos a tener con perfección el del prójimo. (M.V,3,9)

Aprovecha este momento de intimidad con Dios para armarte de valor y determinación en proseguir este camino de profundización en Dios. Se te piden OBRAS, esta es la más clara señal de este encuentro. A partir de aquí debes andar con particular cuidado y aviso, mirando cómo vas en las virtudes... Hay que procurar ir siempre adelante... No es posible que habiendo llegado a tanto, deje de ir creciendo, que el amor jamás está ocioso. (M.V,4,10)

 Sería bueno, en este punto, concretar una línea de crecimiento espiritual.

Escribe tus conclusiones, pide ayuda y...
que Dios te lleve a feliz término.

Recita y repite desde el corazón:

Sólo estas dos cosas nos pide el Señor:
 amor de su Majestad y del prójimo.

 

Sexta Morada

Las sextas moradas son moradas de la luz, del enamoramiento, del amor. Es un encuentro que tiene un matiz purificador, es una preparación, la antesala para el encuentro definitivo en las séptimas moradas. Ahora en las sextas moradas, Dios ejerce un poderoso imán sobre la persona, la posee y la plenifica y el alma, le desea.

Conforme nos vamos adentrando en las moradas vemos a un Dios cada vez más protagonista, que va poco a poco apoderándose del alma, que se da y ofrece. El mayor bien que hace es purificar: arranca las malas hierbas, todo lo que pueda impedir esta fiesta de la LUZ y del AMOR.

Aquí la comunicación de Dios se sitúa en lo muy interior... parece que Su Majestad, desde lo interior del alma, hace crecer la centella... (M.VI, 4,3). Coge y domina todo el ser de la persona, de tal modo que nuestros sentidos y potencias están dormidas para todo lo que no es Él. Tan sublime es este encuentro que dice Santa Teresa que no se desea sino ver a Dios.

En esta etapa de oración, Dios tiene todavía otra forma de acercarse al alma para ir preparándola para la comunión definitiva. Como el alma todavía no se encuentra del todo despierta para recibirlo, viene Dios a manera de éxtasis, en el que le muestra cosas maravillosas y las verdades de fe quedan como impresas en el corazón. De estos momentos el alma queda encendida en amor de Dios y con grandes deseos de hacer grandes cosas por Él (trabajos), y de querer que todos lo conozcan.

Se pueden sintetizar estas moradas como en tres núcleos:
               * Dios que se comunica, que enamora al alma.
               * Trabajos (interiores) que se pasan, que fortalecen el alma.
               * Efectos - Inclinación hacia Dios y nueva luz sobre Dios, el mundo y la persona.

Prepárate para tener este "encuentro" vivo con Jesús en esta oración de mayor interioridad. La doctrina de Teresa sobre la oración se articula en tres etapas: la meditación del misterio de Cristo, la contemplación del mismo y la unión con Él.      

Visto ya el gran Rey, que está en la morada de este castillo, su buena voluntad (los que entran dentro de sí), por su gran misericordia quiérelos tornar a Él, y como buen pastor, con un silbo tan suave, que aún casi ellos mismos no le entienden, hace que conozcan su voz y que no anden tan perdidos, sino que se tornen a su morada. Y tiene tanta fuerza este silbo del pastor, que desamparan las cosas exteriores, en que estaban enajenados, y métense en el castillo. (M.VI, 3,2)

El alma nunca estuvo tan despierta para las cosas de Dios, ni con tan gran luz y conocimiento de Su Majestad. (M.VI, 4,4)

(En este estado) el Señor tiene por bien de mostrarle algunos secretos, como de cosas del cielo y visiones imaginarias, de tal manera que queda impreso en la memoria, que nunca jamás se olvida. (...) Y quedan unas verdades en el alma tan fijas de la grandeza de Dios, porque se las representa el entendimiento y estámpanse en la memoria, que ya no puede dejar de creer. (M.VI, 4,5.6; 7,11)

Cuando Nuestro Señor es servido de regalar más a esta alma, muéstrale claramente su sacratísima Humanidad de la manera que quiere, o como andaba en el mundo, o después de resucitado. Y aunque es con tanta presteza, que lo podríamos comparar a la de un relámpago, queda tan esculpida en la imaginación esta imagen gloriosísima, que tengo por imposible quitarse de ella hasta que la vea adonde para sin fin la pueda gozar. (M.VI, 9,3)

...lo que sabía era, que era Él el que la hablaba... no podía dudar, en especial cuando le decía: No hayas miedo, que Yo soy. Tenían tanta fuerza estas palabras, que no lo podía dudar por entonces, y quedaba muy esforzada y alegre con tan buena compañía. (M.VI, 8,3)

 Repite una y otra vez estos textos, de forma que te vayan impregnando el corazón y puedas experimentar cómo Dios hace grandes cosas en los que le aman. A Teresa, Dios se le representa humano, divino... y no puede dejar de creer que es Él por los grandes efectos que le deja. ...viene con grandes ganancias y efectos interiores, anda el alma con tanta paz, con tan continuos deseos de contentar a Dios y desprecio de todo lo que no la llega a Él... (M.VI, 8,3)

Aunque es verdad que son cosas que las da el Señor a quien quiere, si quisiéramos a Su Majestad como Él nos quiere, a todos las daría. No está deseando otra cosa, sino tener a quién dar, que no por eso se disminuyen sus riquezas. (M.VI, 4,12)

No es de extrañar que ante tanto desbordamiento del amor de Dios, que no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen, que no tiene en cuenta las veces que le hemos fallado sino el deseo de volvernos a Él de todo corazón, Teresa se sienta inundada de su gracia y exclame:

¡...cuánta es la confusión que le queda, y los deseos tan grandísimos de emplearse en Dios, de todas cuantas maneras se quisiere servir de ella! (...). Querría tener mil vidas para emplearlas todas en Dios, y que todas cuantas cosas hay en la tierra fuesen lenguas para alabarle por ella. Los deseos de hacer penitencia, grandísimos; y no hace mucho en hacerla, porque con la fuerza del amor siente poco cuanto hace, y ve claro que no hacían mucho los mártires en los tormentos que padecían. (M.VI, 4,15)

Aquí queda el alma con la certeza de que es basura todo lo del mundo comparado con estos tesoros que se han de gozar sin fin. (M.VI, 4,10)

Estos son los efectos de este encuentro con el amor de Dios, porque cuanto más se recibe, más se siente uno inclinado a dar. Porque ¡no es nada cuanto hacemos, ni cuanto pudiéramos hacer, por un Dios que así se quiere comunicar a un gusano! (M.VI, 4,10)

Es la causa, que como va conociendo más y más las grandezas de su Dios, y se ve estar tan ausente y apartada de gozarle, crece mucho más el deseo; porque también crece el amar, mientras más se le descubre lo que merece ser amado este gran Dios y Señor. (M.VI, 11,1)

 Recrea todos los textos, con calma, se trata de que vayas interiorizando la palabra de Teresa y puedas hacerla tuya, que Dios pueda obrar en ti.

 Esta morada es para dejarse hacer por el Señor. No pongas obstáculos a su acción, no pretendas tampoco que te dé lo que no mereces, todo es gracia, Dios da a quien quiere y como quiere, pero es necesario disponerse. Es de gran importancia reconocer que sólo cuando Dios actúa en la persona, cuando le dejamos actuar, se produce la reforma, el cambio.

 Recita esta poesía de Teresa, salida de un corazón enamorado. (P. 4)

  Dichoso el corazón enamorado que en solo Dios ha puesto el pensamiento, por Él renuncia todo lo criado,
y en Él halla su gloria y su contento.
Aun de sí mismo vive descuidado, porque en su Dios está todo su intento, y así alegre pasa y muy gozoso
las ondas de este mar tempestuoso.

 

Cuando un alma se ha determinado a servir al Señor con su vida, le esperan momentos difíciles, Teresa los llama trabajos, porque en el colmo de la misericordia de Dios, el alma ve más sus defectos. Y es grande la pena que sienten de sus pecados las almas a quien Dios hace estas mercedes. El dolor de los pecados crece más mientras más se recibe de nuestro Señor. (M.VI, 7,1)

Verdad es que unas veces aprieta más que otras, y también es de diferente manera; porque no se acuerda de la pena que ha de tener por ellos (los pecados), sino de cómo fue tan ingrata a quien tanto debe, y a quien tanto merece ser servido, porque en estas grandezas que le comunica, entiende mucho más la de Dios. Espántase cómo fue tan atrevida; llora su poco respeto; parécele una cosa tan destinada su desatino, que no acaba de lastimar jamás, cuando se acuerda por las cosas tan bajas que dejaba una tan gran Majestad. (M.VI, 7,2)

 Haz en estos momentos una especie de examen, de reconocimiento de tu vida para con Dios, qué cosas tienes que mejorar... de qué tienes que arrepentirte... qué compromisos puedes ofrecer... Recuerda que el AMOR es el motor de una vida de entrega, el que dará sentido a tu recto caminar. Dispón tu vida para que el Señor pueda encontrarse contigo y te lleve a las siguientes moradas, las moradas de la UNIÓN definitiva.

 Procura no dejar pasar las buenas inclinaciones que en la oración te regala el Señor. No dejes de formularte algún compromiso, un propósito firme que puedas realizar para fortalecer tu vida espiritual. Podrías escribir las hablas de Dios en estos momentos de encuentro con Él. Prepárate para la entrada a las últimas moradas, allí donde está el Rey.

 Llegado a este momento, si te has enamorado de la doctrina de la Santa en su itinerario hacia el interior de ti mism@, no dejes de procurar profundizar en este libro de Las Moradas o El Castillo Interior. Es un tratado de vida espiritual, para ti.

 Termina recitando este fragmento de una poesía de Santa Teresa. (Cfr. Poesía 7)

¡Cuán triste es Dios mío la vida sin ti!
Ansiosa de verte, deseo morir.
Carrera muy larga es la de este suelo, morada penosa, muy duro destierro.
¡Oh, dueño adorado! Sácame de aquí. Ansiosa de verte deseo morir.

El amor mundano apega a esta vida; el amor divino por la otra suspira.
Sin Ti, Dios eterno, ¿quién puede vivir? Ansiosa de verte deseo morir.

 

Séptima Morada

Llegamos a las séptimas moradas, las moradas del centro del castillo, el centro del alma, el centro de uno mismo y aquí se goza al Señor. Es la UNIÓN plena del espíritu humano con el espíritu divino. Dios se hace donación para darnos vida.

Dios introduce a la persona en su morada, ahora se produce una plena comunicación. Aquí se le comunican al alma las Tres Divinas Personas y le dan a entender aquellas palabras de Jesús: que Él y el Padre y el Espíritu Santo vendría a habitar en el alma de quienes lo aman y guardan sus mandamientos.

Las gracias que se reciben aquí son de mayor profundidad e intensidad y las visiones de esta morada son también muy diferentes a las anteriores. Teresa no se cansa de decir que las gracias de Dios son incontables, interminables y que se deleita con sus criaturas. La consecuencia inmediata es el valor que debemos a cada hombre y mujer por el hecho de ser templo y morada de Dios.

...mientras más supiéremos que se comunica con las criaturas, más alabaremos su grandeza y nos esforzaremos a no tener (uno) en poco almas con que tanto se deleita el Señor. (...). ...como no las preciamos como merece criatura hecha a la imagen de Dios, así no entendemos los grandes secretos que están en ella. (M.VII, 1,1)

En esta morada se produce lo que Teresa llama matrimonio espiritual porque queda el alma hecha una cosa con Dios. Teresa nos dice:

...entended lo que os importa, que no quede por vosotras (le habla a sus monjas) el celebrar vuestro Esposo este espiritual matrimonio con vuestras almas, pues trae tantos bienes consigo. (M.VII, 1,2)

Cuando Su Majestad es servido de hacerle la merced de este divino matrimonio, primero la mete en su morada y la junta consigo. (...). ...lo que tenemos por fe allí lo entiende el alma, podemos decir, por vista... Aquí se le comunican las Tres Personas y la hablan,  y la dan a entender aquellas palabras que dice el Evangelio que dijo el Señor: que vendría a Él y el Padre y el Espíritu Santo a morar en el alma, que le ama y guarda sus mandamientos. (M.VII, 1,6)

Es un secreto tan grande y una merced tan subida lo que comunica Dios allí al alma en un instante, y el grandísimo deleite que siente el alma, que no sé a qué compararlo, sino a que quiere el Señor manifestarle por aquel momento la gloria que hay en el cielo, por más subida manera que por ninguna visión ni gusto espiritual. ...queda el alma, digo el espíritu de esta alma, hecho una cosa con Dios. (M.VII, 2,3)

En esta merced siempre queda el alma con su Dios en aquel centro. Es como si cayendo agua del cielo en un río o fuente, adonde queda hecho todo agua, que no podrán ya dividir ni apartar cuál es el agua del río o lo que cayó del cielo; o como si un arroyico pequeño entra en la mar, no habrá remedio de apartarse; o como si en una pieza estuviesen dos ventanas por donde entrase gran luz; aunque entra dividida, se hace toda una luz. (M.VII, 2,4)

Recuerda la metáfora de la mariposa en las quintas moradas. Aquí dice que la mariposilla muere, y con grandísimo gozo, porque su vida es ya Cristo. (M.VII, 2,5)

  Llegado a este punto, no hay otra cosa que hacer que gozar de esta presencia y de las obras que se operan en el alma. Repasa los textos con calma, con devoción, con agradecimiento... El Señor puede hacer en ti las mismas maravillas que obró en Teresa. Déjate penetrar por la doctrina y la unción de esta experiencia de la Santa y procura que no quede por ti encontrarte con Dios en esta morada.

 Canta o reza este texto teresiano.

Señor, tu gusano sueña ser mariposa, ya no quiero arrastrarme, tengo ansias de volar. Busco tu rostro, ando en deseos de contemplarte, suelta ya mis cadenas, hazme sentir tu verdad.

TRANSFÓRMAME y reina en mi vida, mi Dios y Señor,
conviérteme a ti. TRANSFÓRMAME y quema mis alas, que ya no viva yo, que tú vivas en mí.

Ser como vela, poner mi llama junto a la tuya, que se fundan en una para más claridad. Ser como río adonde caiga agua del cielo, sin que nadie los pueda dividir ni separar.

En esta morada, en esta oración, también el alma queda con unos efectos, bien diferentes de la anterior. Parece que el Señor no tiene medida en su obrar.

· Olvido de sí, porque toda está de tal manera, que no se conoce ni se acuerda que para ella ha de haber cielo, ni vida, ni honra, porque toda está empleada en procurar la de Dios. (M.VII, 3,2)
 

· Deseo grande de padecer: es en tanto extremo el deseo que queda en estas almas de que se haga la voluntad de Dios en ellas, que todo lo que Su Majestad hace tienen por bueno. (M.VII, 3,4)
 

· Deseo grande de servirle: Ahora es tan grande el deseo que tienen de servirle, y que por ellas sea alabado, y de aprovechar algún alma si pudiesen, que no sólo no desean morirse, mas vivir muy muchos años padeciendo grandísimos trabajos, por si pudiesen que fuese el Señor alabado por ellos, aunque fuese en cosa muy poca. (M.VII, 3,6)
 

· Desasimiento grande de todo, y deseo de estar siempre, o solas, u ocupadas en cosa que sea provecho de algún alma. (M.VII, 3,8)

La verdadera señal de una vida de oración la dan los dejos, los deseos probados con las obras. La oración es para que nazcan obras. Estos efectos te pueden dar la clave de cómo estás en relación con Dios. Teresa te dice que Dios da estas mercedes para fortalecer nuestra flaqueza para poder imitar (a Jesús) en el mucho padecer. (M.VII, 4,4)

 Reflexiona estas frases de Teresa que ella pone en estas séptimas moradas. Ella te enseña el verdadero sentido de la oración, el sentido de una vida entregada a Dios por amor. Cualquiera lo puede hacer, no hay más que querer y... AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS.

· Para esto es la oración, de esto sirve este matrimonio espiritual: de que nazcan siempre obras, obras.

· Vaya doblando su voluntad, si quiere que le aproveche la oración.

· Poned los ojos en el Crucificado, y se os hará todo poco.

· ¿Cómo queréis contentarle con sólo palabras?

· Si no procuráis virtudes y hay ejercicio de ellas, siempre os quedaréis enanas.

· Estando hecha una cosa con el fuerte por la unión tan soberana de espíritu con espíritu, se le ha de pegar fortaleza.

· Para tener estas fuerzas para servir, deseemos y nos ocupemos en la oración.

· El Señor no mira tanto la grandeza de las obras como el amor con que se hacen.

 Algunas de las oraciones que salieron del corazón enamorado de Teresa están recopiladas con el nombre de Exclamaciones del Alma a Dios. Que sea para ti un momento de levantar tu corazón al Dios del amor y ofrecerte a Él.

        ¡Oh, amor que me amas más de lo que yo me puedo amar ni entiendo! ¿Para qué quiero, Señor, desear más de lo que Vos quisiereis darme? ¿Para qué me quiero cansar en pediros cosa ordenada por mi deseo, pues todo lo que mi entendimiento puede concertar, y mi deseo desear, tenéis Vos ya entendido sus fines, y yo no entiendo cómo aprovecharme? En esto que mi alma piensa salir con ganancia, por ventura estará mi pérdida.

        Que no, mi Dios, no, no más confianza en cosa que yo pueda querer para mí. Quered Vos de mí lo que quisiereis querer, que eso quiero, pues está todo mi bien en contentaros.

        Muera ya este yo, y viva en mí otro que es más que yo y para mí mejor que yo, para que yo le pueda servir. Él viva y me dé vida; Él reine, y sea yo su cautiva que no quiere mi alma otra libertad. (Cfr. Exc.17).

 

 El final de esta experiencia de oración, como ves, es la identificación con el mismo Jesús, el Señor. Así le pasó a Teresa y así te puede pasar a ti. Termina con esta poesía de Teresa.

Vivo sin vivir en mí, y tan alta vida espero que muero porque no muero.

Vivo ya fuera de mí, después que muero de amor;
porque vivo en el Señor que me quiso para sí.
Cuando el corazón le di puso en él este letrero:
qué muero porque no muero.

¡Hay que larga es esta vida! ¡Qué duros estos destierros!
Esta cárcel y estos hierros en que el alma está metida.
Sólo esperar la salida me causa un dolor tan fiero,
que muero porque no muero.
Aquella vida de arriba, que es la vida verdadera,
hasta que esta vida muera, no se goza estando viva;
muerte, no me seas esquiva; viva muriendo primero,
que muero porque no muero.

Vida, ¿qué puedo yo darle a mi Dios que vive en mí,
si no es el perderte a ti para mejor a él gozarle?
Quiero muriendo alcanzarle, pues a Él sólo es al que quiero,
que muero porque no muero.




"CARTA"
de ENRIQUE DE OSSÓ

Queridos amigos: Me preguntan a menudo sobre la oración, yo, en este desierto les digo:

Nada les podrá hacer mayor bien que entrar por el camino de la oración.

Atiendan a la oración de Cristo: busca Cristo la soledad para orar.

Si buscan esta soledad de la oración, se encontrarán a ustedes mismos, después encontrarán a Dios, y quien a Dios tiene, no está solo.

Sin la oración serán como cuerpos sin alma, barcos sin timón, aves sin alas, árboles sin raíces, flores sin aroma.

Cuando estamos cansados e inquietos, la paz y el sosiego nos llegan por la oración. Dios es tu CENTRO. Dios es tu PRINCIPIO. Dios es tu último FIN.

Tan sencillas que son estas verdades, tan fáciles de comprender, y no obstante, ¡qué poco nos penetramos de ellas!

Conocemos la verdad, amamos la felicidad, pero ¿dónde están los medios que ponemos en práctica para alcanzarla? Vemos lo mejor, lo aprobamos, pero en la práctica, seguimos lo cómodo.

Haz aquella determinada determinación que dice Santa Teresa, DECÍDETE a entrar y a profundizar en el camino de la oración. Este es el camino más fácil más indispensable, más universal y más eficaz para CREAR UN MUNDO NUEVO.

Al menos UN CUARTO DE HORA AL DÍA, es camino para ser dueño del alma en la soledad. Hasta pronto, tu amigo

Enrique de Ossó

REFLEXIONA:

¿Cómo es tu encuentro con Jesús?

¿Qué a menudo te encuentras con Él?

¿Qué dificultades encuentras?

¿Qué puede facilitarte este encuentro?

Determínate a andar este camino si quieres SER FELIZ.

 

"CARTA"
de ENRIQUE DE OSSÓ

Yo, Enrique de Ossó, les lanzo HOY esta URGENTE llamada:

Ustedes son quienes deben decidir si el mundo ha de ser de Dios por su amor.

Sé que los jóvenes son generosos y valientes, y que en ustedes late un corazón de fuego capaz de grandes empresas. Por eso les propongo

un proyecto de vida cristiana capaz de renovar el mundo.

LUCHEN contra toda clase de mal en el mundo para hacer lugar al Espíritu de Jesús.

LUCHEN para liberar al hombre y a la mujer de la esclavitud, para que Jesús sea el centro estabilizador de cada persona.

Enrique de Ossó

 

 

REFLEXIONA:

¿En qué soy generosa y valiente?...

¿Me preocupa el mundo en el cual me toca vivir?...

¿Qué estoy haciendo por él?...

¿Qué males están matando al mundo?...

¿Contra qué males puedo yo luchar?...

¿Qué puedo hacer yo por Venezuela?...

COMPROMISO...

 

 

 

"CARTA"
de ENRIQUE DE OSSÓ

Algunas brasas del Fuego de Dios, ocultas bajo las cenizas del mal, esperan que un soplo poderoso las anime, que una mano generosa acerque combustible.

¿Dónde está esa mano? ¿Dónde ese soplo? ¿Quién renovará esos carbones que van apagándose hasta que brote Fuego Nuevo que recorra la tierra y la incendie de nuevo?

¡Ustedes son, jóvenes cristianas, quienes deben avivar el fuego del Espíritu por su Amor!

Él quiere encender de nuevo en el mundo el Fuego del Amor, pero quiere hacerles a ustedes conductoras de esa Es por ustedes por quienes ese Fuego del amor se comunicará al mundo.

Enrique de Ossó

 

 

REFLEXIONA:

¿Estoy dispuesta a ser yo una de las que lleve a cabo la utopía de un mundo más humano?

¿Cómo puedo HOY hacer que el mundo sea más justo, más solidario, más lleno de VIDA?

¿Puedo decirle a Jesús que puede contar con mi justicia, mi solidaridad, mi amor?...

VENEZUELA, hoy más que nunca, me necesita... ¿Puedo decirle a mis hermanos, AQUÍ ESTOY, CUENTA CONMIGO...?

COMPROMISO...

"CARTA"
de ENRIQUE DE OSSÓ

No se trata de que se impongan nuevas obligaciones. Solo se trata de que sean CRISTIANAS DE VERDAD, de que se tomen en serio la radicalidad del Evangelio de Jesús.

Nuestro mundo va envejeciendo. El mal va extinguiendo la luz del BIEN. El egoísmo ahoga la llama del Amor. Pero nuestro Dios es un Dios de VIDA y no quiere la muerte del hombre, sino que cambie y que viva.

Dios ha dado al mundo capacidad de VIDA, ha dejado en su seno gérmenes de VIDA y RESTAURACIÓN.

Enrique de Ossó

REFLEXIONA:

¿Qué significa HOY ser cristiana de VERDAD?

¿Cómo lo puedo ser?

¿Qué gérmenes de vida veo en el mundo que me rodea?...

¿En mi familia?...

¿En mi clase?...

¿En mí?...

¿Qué estoy dispuesta a hacer para que en mi ambiente haya VIDA?...

 

COMPROMISO…

 

"CARTA"
de ENRIQUE DE OSSÓ

Manos a la obra, que es urgente vivir de la LUZ.

Miren que hay muchos para quienes Jesús no es nada importante en su vida.

¡JÓVENES, tiempo es ya de dar la cara por Él!

Tiempo es de demostrar que con tan buen Amigo al lado, todo se puede pasar.

Únanse, jóvenes cristianos, y defiendan los derechos de su Amigo.

Procuren vivir de tal forma que ayuden a otros a vivir según el Evangelio de Jesús.

Tengan buenas actitudes en el corazón y OREN. Que su alimento sea su Palabra, y su estímulo, el saber que alguien ha recorrido por delante de ustedes el mismo camino.
Que Teresa de Jesús les sostenga en su camino les aliente en su lucha y les confirme en su amor. Que María les acoja como Madre y les guarde del mal, y que Jesús sea el Amor de sus corazones y el centro que estabilice todo su ser.

Enrique de Ossó

REFLEXIONA:

Jesús te llama a un compromiso concreto...

Confía en tu generosidad y en tu capacidad de servicio...

Cuenta con la fuerza de tu espíritu...

Te necesita...


COMPROMISO...

 

 

 


Este tiempo litúrgico nos ofrece la oportunidad para plantar nuestra semilla de BIEN. Cuando Adviento nos visita todo se ilumina y colorea; todo se llena de sentido; la vida estalla victoriosa. Si cultivamos el Adviento, nos sonreirá la esperanza. Si vivimos el Adviento, en espera confiada y fecunda, recibiremos al Rey y Salvador de todos los pueblos.

Preparemos estas cuatro semanas encendiendo progresivamente, junto a la luz de las velas, nuestro compromiso:

Se puede encender primero la lámpara de la FE, porque sólo el hombre que confía puede abrirse a la esperanza. Y si la esperanza se personaliza y se llama JESÚS, hemos de creer en sus promesas de Salvación.

Encenderemos la segunda semana la luz de la PACIENCIA, porque sin ella tampoco hay esperanza. La paciencia y la esperanza se necesitan y se condicionan mutuamente. La esperanza engendra paciencia y la paciencia sostiene la esperanza. "El Señor no tarda en cumplir sus promesas".

La tercera semana, podríamos encender la lámpara de la ORACIÓN, porque lo que esperamos viene de muy alto. No podemos conseguirlo con solas nuestras fuerzas. No podemos tampoco merecerlo. Por eso, presentamos humildemente nuestras súplicas a aquel que puede colmar en plenitud nuestros deseos.

La cuarta y última semana, encendemos la lámpara del AMOR, que adorna, enriquece, orienta y alimenta la esperanza. El amor hace a la esperanza más desinteresada, más abierta, más limpia y más fuerte. Esperamos lo que amamos y, según va creciendo el amor, crece también la esperanza. Esperamos también al que amamos y, si le amamos apasionadamente, la esperanza termina ardiendo. El amor todo lo espera.

Ven, SEÑOR JESÚS… TE ESPERAMOS

 

 

SIMBOLOGÍA del ADVIENTO
(Preparación a la Navidad)

La alegría y entusiasmo de este tiempo litúrgico se vive en la Iglesia con unas características determinadas. Nos señala, con sus ornamentos, que estamos preparándonos para vivir un tiempo nuevo. Este "tiempo nuevo" se llama "Adviento" y es precisamente el momento cuando la Iglesia nos invita a prepararnos para recibir a Jesús en medio de nosotros. Es un tiempo de espera alegre y de vigilancia con las "lámparas encendidas".

Durante este tiempo son muchos los elementos que nos ayudan a vivir el Adviento y a prepararnos para la Navidad: las lecturas, los aguinaldos, el pesebre, etc. todos ellos constituyen un factor interesante de vivencia en la Iglesia, en nuestras propias familias y hasta en las escuelas cristianas.

El Adviento es tiempo de ideales y utopías, en el que soñamos con un mundo sin odios, sin hambre, sin dolor y sin egoísmos; soñamos con un mundo de AMOR, de PAZ, de VIDA, de una vida nueva que va a tener sus primicias con el nacimiento del Niño Dios en el pesebre de Belén.

LA FAMILIA es el lugar más apto para la vivencia del ADVIENTO. No sólo por que cada uno de sus componentes es miembro de la Iglesia, sino por ser en sí misma IGLESIA DOMÉSTICA. El hecho cultural de que la NAVIDAD se celebre en familia, es una consecuencia de esta concepción. La realidad concreta de ser la familia el espacio vital donde se espera a los hijos, hace que la "espera" del nacimiento de JESUS, sea en la familia especialmente vivido.

La preparación que tengamos durante el ADVIENTO "esperando" el nacimiento de Jesús en nuestros corazones en la Navidad, simboliza la realidad de cada FAMILIA y encarna en cada uno de nosotros la BUENA NUEVA del DIOS CON NOSOTROS.

De todos los gestos simbólicos que encontramos durante este tiempo, es muy típico la realización de la Corona de Adviento. En medio de nuestra realidad, donde la Navidad cada vez más se tiende a celebras desde una óptica meramente humana y comercial, en una realidad donde la justicia y el egoísmo opacan la luz y la alegría, la corona de Adviento puede convertirse en un pequeño símbolo de aquellos valores que los cristianos consideramos fundamentales en la Navidad.

La Corona de Adviento – Consiste en una corona, a la cual se le colocan 4 velas, representativas de los correspondientes 4 domingos de Adviento. Representa la Esperanza en el advenimiento del AMOR, en el incesante fluir de los tiempos. Las veles encendidas anuncia a CRISTO, "fuente de eterna luz".

La víspera del 1er. Domingo de Adviento, en presencia de toda la familia, se coloca la corona en un lugar destacado de la casa. Se enciende la primera vela, y el cabeza de familia dirige la oración inicial. Esta oración es seguida por las lecturas bíblicas correspondientes al 1er. Domingo de Adviento. En el segundo sábado, se encienden dos velas, en el tercero, tres velas y el cuarto sábado se encienden las cuatro velas. Cada vez se procede de manera similar, leyendo las lecturas correspondientes a cada domingo de Adviento.

Los actos de encender las velas y leer los textos bíblicos lo pueden hacer los diferentes miembros de la familia, a los que corresponderá también hacer los comentarios, reflexiones y aplicaciones a la vida.

La práctica de la corona de Adviento es una preparación familiar de la Eucaristía del día siguiente y crea en la familia el ambiente propicio para recibir adecuadamente a CRISTO.

 

1. Viene el Señor

1. Ambientación

Preparamos la venida del Señor, que ha querido hacerse como uno de nosotros.

El, como nosotros, desciende de una familia humana enraizada en la tierra, con su historia concreta. Él ha tomado carne en el seno de María, la Virgen, la elegida por Dios para ser su Madre. Se hace hombre para transformarnos de una manera plena en hijos de Dios.

Por eso debemos hacer muy honda nuestra preocupación por preparar su venida. Nuestro corazón debe sentirse lleno de alegría ante la grandeza y sencillez de Dios que viene a nosotros.

Nuestra mejor preparación consistirá en cambiar lo que en nosotros es viejo: tristeza, egoísmo, envidias, injusticias… dando paso a lo nuevo: alegría, donación, comprensión, justicia…

Sólo así podremos hacer un hueco a Dios que viene a nuestro corazón.

2. Oración

Ven, ven, ven, ven Señor y salva a tu pueblo.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la paz.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la esperanza.

A este mundo que te busca, ven Señor.

1. A los que viven sin luz y sin fe: VEN, SEÑOR.

A los que viven sin techo ni hogar: VEN, SEÑOR.

A los que el hambre no deja vivir: VEN, SEÑOR.

A los que dudan en su caminar: VEN, SEÑOR.

2. A los que sufren la herida del mal: VEN, SEÑOR.

A los que viven en odio y rencor: VEN, SEÑOR.

A los que pierden la fe y la ilusión: VEN, SEÑOR.

A los que nunca encontraron amor: VEN, SEÑOR.

3. Contestamos: VEN, SEÑOR JESÚS.

Señor, estamos preparando tu venida y somos conscientes de que es necesario renovar nuestra vida para que puedas venir a nosotros. Por eso te decimos que vengas:

Tu venida al mundo es una llamada constante a la autenticidad, a ser lo que debemos ser, superando dificultades y obstáculos. Por eso te decimos que vengas:

Tu llegada a nosotros nos está diciendo que nuestro puesto está ahí, entre los nuestros, para que juntos podamos caminar con alegría y hacer este mundo mejor. Por eso te decimos que vengas:

La espera siempre es dura, pero confiamos en ti, que te das de una manera total a nosotros, sin examinar nuestro corazón, sin buscar excusas, sin recortar tu amor. Por eso te decimos que vengas:

4. Isaías 4, 2-6.

. Con la venida del Señor, todo se renovará. Cuando el señor esté entre nosotros será posible la realidad del mundo nuevo.

. Con la llegada del Señor, se abre paso una nueva primavera: hay que romper ataduras, hay que liberarse, hay que salir de la oscuridad, hay que buscar la luz.

5. Canción-Respuesta

1. La tierra que hoy pisamos mañana, será otra:

un campo roturado, un dorado trigal.

Reguemos los desiertos, sembremos las montañas,

que empiece a ser la tierra la casa que podamos habitar.

PORQUE EN LA TIERRA BROTARÁ MAÑANA

LO QUE SEMBREMOS PARA LOS QUE VIENEN

Y ABREN SUS MANOS ESPERANDO EL PAN.

2. La tierra que hoy pisamos mañana, será otra:

morada de trabajo construida en la paz.

Seguemos la cizaña, quememos sus raíces,

que nazca el nuevo fruto del árbol de la nueva humanidad.

3. La tierra que hoy pisamos mañana, será otra:

un pueblo para todos, una sola ciudad.

Quitemos alambradas, rompamos las fronteras

que aíslan a los pueblos dejándolos en seca soledad.

6. Salmo 32

NUESTRO DIOS VIENE Y NOS SALVARÁ

1. Voy a escuchar lo que dice el Señor: Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.

La salvación está ya cerca de sus fieles y la gloria habitará en nuestra tierra.

2. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan, la fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo.

3. El Señor nos dará la lluvia y nuestra tierra dará su fruto,

la justicia marchará ante Él, la salvación seguirá sus pasos.

 

Reflexionar:

Leyendo y comentando

Repitiendo la palabra y/o frase que más me dice

Creando nuestras propias oraciones.

Terminar con una oración común.

 

2 Nos trae la libertad

1. Ambientación

La venida del Señor aporta a la vida humana uno de los valores por el que lucha constantemente la libertad.

Toda persona busca con ansiedad la libertad, lleva dentro de sí anhelos grandes de liberación, de romper ataduras. Pero también experimenta la triste realidad de la esclavitud, que se hace presente en su vida marcándole visiblemente y atando sus ilusiones de libertad.

Y viene a nosotros Jesús, el Salvador, el que ha roto nuestras cadenas y nos ha dado la oportunidad de escoger entre seguir atados o sentirnos liberados. Él tomó partido a nuestro favor para que sintiéramos dentro de nosotros el gozo de la libertad.

Tenemos medio camino andado. Queda poner nuestro granito de arena y colaborar en nuestra propia liberación. La salvación, nuestra salvación depende prácticamente de nuestro empeño por trabajar en ir haciéndonos cada día más libres.

Por eso pedimos al Señor que con su venida nos traiga la libertad y nos dé fuerzas para trabajar por conseguir la liberación.

2. ORACIÓN

Ven, ven, ven, ven Señor y salva a tu pueblo.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la paz.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la esperanza.

A este mundo que te busca, ven Señor.

 

 

1. A los que viven sin luz y sin fe: VEN, SEÑOR.

A los que viven sin techo ni hogar: VEN, SEÑOR.

A los que el hambre no deja vivir: VEN, SEÑOR.

A los que dudan en su caminar: VEN, SEÑOR.

2. A los que sufren la herida del mal: VEN, SEÑOR.

A los que viven en odio y rencor: VEN, SEÑOR.

A los que pierden la fe y la ilusión: VEN, SEÑOR.

A los que nunca encontraron amor: VEN, SEÑOR.

 

3. Contestamos: DANOS, SEÑOR, LA LIBERTAD

Señor, tu venida a nosotros aumenta la esperanza de que algún día los lazos que nos oprimen se romperán y nos dejarán libres para amar plenamente. Por eso te decimos:

Sentimos en nuestro interior algo que nos empuja a realizar lo que nuestro corazón no quiere, y nos llena de incertidumbre y sufrimiento. Por eso te decimos:

A la hora de amar, nuestro corazón se deja llevar por lo pasajero, por lo que brilla por lo que no tiene consistencia y sabemos que el amor es más grande. Por eso te decimos:

En nuestra vida también hemos intentado esclavizar a los que están a nuestro alrededor y hemos intentado imponer nuestros criterios, nuestros gustos, nuestras decisiones, aplastando la libertad de los otros. Por eso te decimos:

Aún sintiendo y conociendo los verdaderos caminos de la libertad, hemos torcido estos caminos y nos hemos desviado por sendas que nos han llenado de intranquilidad y de insatisfacción. Por eso te decimos:

Isaías 25, 6-10

- Dios, con su venida, transforma el rostro del mundo, poniendo alegría y libertad allí donde no hay felicidad ni vida.

- La venida del Señor al hombre le invita a trabajar por la libertad, intentando la experiencia de sentirse libre y así sentir plenamente su vida.

Canción-Respuesta

Caminamos hacia el sol, esperando la verdad.

La mentira, la opresión, cuando vengas, cesarán.

LLEGARÁ CON LA LUZ LA ESPERADA LIBERTAD

Construimos hoy la paz en la lucha y el dolor.

Nuestro mundo surge ya en la espera del Señor.

Te esperamos, Tú vendrás a librarnos del temor.

La alegría, la amistad, son ya signos de tu amor.

 

Salmo 95

NUESTRO DIOS VIENE Y NOS SALVARÁ

1. Voy a escuchar lo que dice el Señor: Dios anuncia la paz

a su pueblo y a sus amigos. La salvación está ya cerca de sus fieles

y la gloria habitará en nuestra tierra.

2. La misericordia y la fidelidad se encuentran, la justicia y la paz se besan.

La fidelidad brota de la tierra y la justicia mira desde el cielo.

3. El Señor nos dará la lluvia y nuestra tierra dará su fruto,

la justicia marchará ante Él, la salvación seguirá sus pasos.

Reflexionar:

Leyendo y comentando.

Repitiendo la palabra y/o frase que más me dice.

Creando nuestras propias oraciones.

Terminar con una oración común.

3 Preparemos el camino

1. Ambientación

En nuestro recorrido por el Adviento, vamos escuchando y reflexionando sobre diversas actitudes que hemos de tener en nuestra vida, para que el mensaje de esperanza pueda hacerse realidad en nosotros.

A lo largo de estos días se nos está repitiendo la necesidad de un cambio, de una revolución en nuestra manera de ser, de creer, de esperar y de amar.

No podemos quedarnos en un simple oír cosas, sino que hemos de llevarlas a la práctica, ponernos manos a la obra, "preparar el camino".

Este es el mensaje de Adviento, esto es lo que María, con su actitud receptiva a todo lo de Dios, lo que Juan Bautista nos predica, lo que Isaías nos va diciendo día a día.

Vamos a intentar quitar tropiezos, piedras, curvas… Vamos a trazar nuestro camino lo mejor que podamos. Dios tiene que venir.

2. ORACIÓN

Ven, ven, ven, ven Señor y salva a tu pueblo.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la paz.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la esperanza.

A este mundo que te busca, ven Señor.

1. A los que viven sin luz y sin fe: VEN, SEÑOR.

A los que viven sin techo ni hogar: VEN, SEÑOR.

A los que el hambre no deja vivir: VEN, SEÑOR.

A los que dudan en su caminar: VEN, SEÑOR.

2. A los que sufren la herida del mal: VEN, SEÑOR.

A los que viven en odio y rencor: VEN, SEÑOR.

A los que pierden la fe y la ilusión: VEN, SEÑOR.

A los que nunca encontraron amor: VEN, SEÑOR.

3. Contestamos: AYÚDANOS A PREPARARTE EL CAMINO

Señor, hemos descubierto en nuestra vida cosas que obstaculizan el que Tú puedas venir a nosotros. Hemos visto que hay muchas cosas que hemos de desterrar de nosotros. Por eso te decimos:

No podemos recibirte si nuestro mundo no nos importa, si el hermano que está a nuestro lado no nos preocupa, si los intereses de nuestra vida no se acomodan a los de Dios. Por eso te decimos:

Tú no puedes llegar hasta nuestro corazón si nuestro amor no es limpio, si las envidias no nos dejan vivir, si nos llenamos de cosas superfluas, si no pensamos en ti. Por eso te decimos:

Es inútil expresarte nuestros deseos de que vengas, si no somos consecuentes en nuestra forma de vivir y de esperar, si lo estamos diciendo únicamente de palabra. Por eso te decimos:

Señor, queremos que vengas, queremos que estés cerca de nosotros, queremos que compartas todo lo nuestro, queremos sentir tu calor. Por eso te decimos:

4. Isaías 40, 1-11

- Dios viene en persona a darnos la salvación. Oigamos y cumplamos la voz: Preparadle un camino al Señor.

- El mejor camino que podemos preparar es el de cambiar nuestras palabras por realidades: aplanar las cuestas, rebajar las colinas, rellenar las quebradas…

5. Canción-Respuesta

VAMOS A PREPARAR EL CAMINO DEL SEÑOR,

VAMOS A CONSTRUIR LA CIUDAD DE NUESTRO DIOS.

VENDRÁ EL SEÑOR CON LA AURORA,

ÉL BRILLARÁ EN LA MAÑANA, PREGONARÀ LA VERDAD.

VENDRÁ EL SEÑOR CON SU FUERZA,

ÉL ROMPERÁ LAS CADENAS, ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.

Él estará a nuestro lado, él guiará nuestros pasos,

ÉL NOS DARÁ LA SALVACIÓN.

Nos limpiará del pecado, ya no seremos esclavos,

ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.

2. Visitará nuestras casas, nos llenará de esperanza.

ÉL NOS DARÁ LA SALVACIÓN.

Compartirá nuestros cantos, todos seremos hermanos,

ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.

3. Caminará con nosotros, nunca estaremos ya solos,

ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.

Él cumplirá la promesa, y llevará nuestras penas,

ÉL NOS DARÁ LA LIBERTAD.

 

 

6. Salmo 95

ALÉGRESE EL CIELO Y LA TIERRA: VIENE EL SEÑOR.

Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad al Señor toda la tierra,

cantad al Señor, bendecid su nombre, proclamad día tras día su victoria.

Contad a los pueblos su gloria, sus maravillas a todas las naciones, decid a los pueblos: el Señor es rey, Él gobierna a los pueblos rectamente.

Alégrese el cielo, goce la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena, vitoreen los campos y cuanto hay en ellos, aclamen los árboles del bosque, delante del Señor que ya llega, ya llega a regir la tierra.

Reflexionar:

Importancia de preparar el camino. ¿Qué voy a hacer yo? Conciencia de lo que significa para mí este último Adviento del siglo XX.

Compromiso de vida.

 

4 Todo cambiará

1. Ambientación

El mundo necesita urgentemente un anuncio como éste para poder seguir viviendo con esperanza. Si esto no fuera posible, el mundo y todos los hombres no tendrían razón de ser.

Es por esto que día a día, momento a momento, vamos en pos de lo que sea mejor, más útil, que nos dé la felicidad que en el fondo vamos buscando y deseamos encontrar.

Y es Dios el que nos lo anuncia. Él, que nos ha creado y nos ha dado la vida, entra a formar parte de este gran proyecto de perfección del mundo, colocándose al lado del hombre para animarle y estimularle.

Y esto se realiza con la llegada del Mesías. Con su venida al hombre se va a empezar un cambio en el mundo, una revolución que tendrá su punto final al acabar los tiempos, cuando todo haya llegado a su plenitud.

Pongámonos en camino para realizar el cambio que Dios nos pide.

 

2. ORACIÓN

Ven, ven, ven, ven Señor y salva a tu pueblo.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la paz.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la esperanza.

A este mundo que te busca, ven Señor.

1. A los que viven sin luz y sin fe: VEN, SEÑOR.

A los que viven sin techo ni hogar: VEN, SEÑOR.

A los que el hambre no deja vivir: VEN, SEÑOR.

A los que dudan en su caminar: VEN, SEÑOR.

2. A los que sufren la herida del mal: VEN, SEÑOR.

A los que viven en odio y rencor: VEN, SEÑOR.

A los que pierden la fe y la ilusión: VEN, SEÑOR.

A los que nunca encontraron amor: VEN, SEÑOR.

Contestamos: VEN a CAMBIAR nuestra VIDA

Señor, al preparar tu venida, nos damos cuenta de que nuestro corazón es pequeño y lleno de muchas cosas, que impiden que Tú puedas entrar en él. Por eso te decimos:

Señor, nuestra convivencia con los demás es artificial y llena de desconfianzas, donde hay casi de todo menos el amor que Tú has venido a traernos. Por eso te decimos:

Señor, en nuestra vida privan los intereses creados de los mejores lugares, de qué dirán, de las posiciones sociales, del dinero, del poder… Nuestros intereses no son los tuyos. Por eso te decimos:

Señor, hemos olvidado tus palabras. Sabemos que son de verdad, pero preferimos las nuestras, porque nos alegran más y son menos duras. Por eso te decimos:

Señor, Tú nos enseñas el amor a todos, y nosotros nos empeñamos en hacer barreras y separaciones. Tu evangelio era para los necesitados y los pobres y nosotros no lo hemos entendido así. Por eso te decimos:

4. Isaías 11, 1-9

- La venida del Mesías da al mundo un nuevo color y un aspecto diferente que hasta nos puede parecer imposible.

Hay que poner amor en el mundo. El amor que nos trajo Jesús y no otro. Si queremos que todos podamos seguir mirándonos unos a otros y reconociéndonos hermanos, hay que poner más amor.

5. Canción-Respuesta

1. La paloma volverá, el buen tiempo anunciará,

la esperanza viviréis CUANDO DIOS VENGA CON SU PAZ.

Nueva tierra buscaréis, un sol nuevo lucirá,

todo nuevo lo veréis CUANDO DIOS VENGA CON SU PAZ.

2. Una rosa brotará, qué fantástico será,

todo resplandecerá CUANDO DIOS VENGA CON SU PAZ.

Rodeando la ciudad un gran bosque ha de crecer,

para todos los que estéis CUANDO DIOS VENGA CON SU PAZ.

3. Esta tierra construirás con tus manos y tu afán,

Vivirás en libertad, CUANDO DIOS VENGA CON SU PAZ.

Un cordero balará y un pequeño se reirá,

todo empezará otra vez ACUANDO DIOS VENGA CON SU PAZ.

 

 

6. Salmo 66

OH DIOS, TE CANTAMOS Y TE DAMOS GRACIAS

1. El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros, conozca la tierra tus caminos,

todos los pueblos tu salvación.

2. Que canten de alegría las naciones porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud

y gobiernas las naciones de la tierra.

3. La tierra ha dado su fruto, nos bendice el Señor, nuestro Dios, que Dios nos bendiga, que le teman hasta los confines del orbe.

Reflexionar:

Compartimos nuestras esperanzas. ¿Significa algo para nuestras vidas este nuevo Adviento?

¿Creo que el Señor es capaz de CAMBIAR mi corazón?

¿Cómo me comprometo YO a colaborar en este mundo nuevo que comienza para que el próximo siglo sea mejor?

 

5 Pregoneros de la verdad

1. Ambientación

Juan el Bautista es el pregonero de la verdad, el último profeta que anuncia a Jesús.

El cristiano está llamado a decir al mundo lo que ha visto en la persona de Jesús, a manifestar con sus obras la persona en la que dice que cree.

La vocación del cristiano es una vocación a la verdad, a decir lo que hay que decir, sin miedos, sin ocultar la verdad, sin decir verdades a medias.

Juan nos estimula a ser consecuentes con nuestra fe de creyentes.

Si el cristiano renuncia a decir la verdad, renuncia a ser discípulo de Jesús, a ser cristiano de verdad.

La lección que nos da Juan, precursor del que viene detrás, es de autenticidad y de compromiso sincero. Sabía a quién anunciaba. No temía dificultades, ni riesgos, ni miedos.

2. ORACIÓN

Ven, ven, ven, ven Señor y salva a tu pueblo.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la paz.

Ven, ven, ven, ven Señor y trae la esperanza.

A este mundo que te busca, ven Señor.

1. A los que viven sin luz y sin fe: VEN, SEÑOR.

A los que viven sin techo ni hogar: VEN, SEÑOR.

A los que el hambre no deja vivir: VEN, SEÑOR.

A los que dudan en su caminar: VEN, SEÑOR.

2. A los que sufren la herida del mal: VEN, SEÑOR.

A los que viven en odio y rencor: VEN, SEÑOR.

A los que pierden la fe y la ilusión: VEN, SEÑOR.

A los que nunca encontraron amor: VEN, SEÑOR.

3. Contestamos: HAZNOS PREGONEROS de la VERDAD

Señor, Tú te has presentado al mundo como el único camino que hay para llegar a Dios, y nos has enseñado el camino. Por eso te decimos:

Señor, eres la vida y das la fuerza a la nuestra, porque necesitamos de ti para vitalizar nuestra vida. Por eso te decimos:

Señor, eres la única verdad. Tus palabras son de fiar, no hay engaño en lo que nos dices. Y muchas veces hacemos que con nuestras palabras, la tuya pierda autenticidad. Por eso te decimos:

Somos testigos de tu vida y de tu palabra. A veces nos olvidamos de ello y hacemos que nuestra vida sea poco semejante con la tuya. Por eso te decimos:

Es duro sembrar, es doloroso quemarse, es ardua la entrega, pero sabemos que sembramos a ti, que nos gastamos por ti, y que nos entregamos a tu ejemplo. Porque queremos aprender tu lección de entrega a los hombres, te decimos:

4. Mateo, 3, 1-11

* Las palabras que salen de la boca de Juan, denuncian injusticias, anuncian la salvación que viene de Dios para todos. Que aprendamos esta lección. No tengamos miedo a nada ni a nadie.

* Hay que renovarse para que Dios pueda venir. Hay que cambiar la actitud del corazón para que le podamos aceptar plenamente.

5. Canción-Respuesta

PREPARAD EL CAMINO AL SEÑOR

Y ESCUCHAD LA PALABRA DE DIOS.

1. Voz que clama en el desierto: preparad el camino al Señor,
haced rectas todas las sendas, PREPARAD EL CAMINO DE DIOS.

2. Quiero un corazón generoso y que tenga sinceridad,

la doblez y el engaño detesto, PREPARAD EL CAMINO DE DIOS.

3. Ama al otro de corazón porque yo soy tu padre y el de él,

Si le quieres me amas a mí. PREPARAD EL CAMINO DE DIOS.

6. Salmo 23

EL DE MANOS INOCENTES ENTRARÁ EN TU CASA

Del Señor es la tierra y cuanto la llena, el orbe y todos sus habitantes, Él la fundó sobre los mares, Él la afianzó sobre los ríos.

¿Quién puede subir al monte del Señor? ¿Quién puede estar en el recinto sacro? El hombre de manos inocentes y puro corazón.

Ese recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de

salvación. Este es el grupo que busca al Señor,

que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Reflexionar:

Sobre nuestro "andar en verdad" para poder ser "profetas de la verdad".

Allí donde yo estoy, se puede decir que florece la verdad.

Examino mis actitudes de valentía por causa de la justicia y de la VERDAD.

 

 

 

¡¡FELIZ NAVIDAD!!

En Navidad celebramos uno de los acontecimientos centrales de nuestra fe: el Nacimiento del Hijo de Dios, la venida de la Luz. Dios hace realidad su promesa, se hace hombre demostrándonos que no es una idea o una leyenda, sino algo vivo, tangible, real. La Biblia nos narra los acontecimientos ocurridos hace miles de años.

Pero estos días nos encuentran con atareados con las "fiestas", las comidas, las visitas, los regalos, ¡¡¡las compras!!!! ... y las prisas. Todo esto nos hace perder la esencia de lo que celebramos: una promesa de amor de dios a los hombres y mujeres de nuestro mundo; un mensaje de esperanza y paz válido hasta el fin de los tiempos.

Es importante que los que conocemos y creemos en el mensaje, lo rescatemos con toda su fuerza; que al igual que los pastores, seamos testigos de esta realidad y transmitamos la "Buena Noticia" que nos llega. ¡Tenemos tanta necesidad de ella!

Reflexionemos:

Qué es para mí la Navidad

Cómo me he preparado para este acontecimiento

¿Soy consciente de lo que trae a mi vida el mensaje de Navidad?

¿Estoy preparada para ser testigo de lo que "he visto" porque Jesús ha llegado a mi vida?.

Oremos junto al Belén

Nacimiento de Jesús (Lc. 2,1-7)

Los pastores y los ángeles (Lc. 2,8-20)

Visita de los Magos (Mt. 2,1.2. 9-11)

ORACIÓN ANTE EL NACIMIENTO

"CUENTA LA TRADICIÓN que Francisco de Asís fue el iniciador de la extendida costumbre de colocar, en los hogares cristianos, el Nacimiento.

Unos días antes de la Navidad de 1223, Francisco y algunos compañeros visitaron la aldea de Greccio, asentada en una montaña sin vegetación.

Un habitante de la villa, conocedor del gusto del santo por los lugares solitarios, le ofreció un impresionante roquedal en el que estaba horadada una gruta. Ante su visión quedó Francisco extasiado. La cercanía del misterio del Nacimiento de Dios le inspiró una idea singular: "evocar de una manera realista el momento histórico de la primera Navidad".

Encargó acondicionar la gruta con un pesebre de tamaño natural y colocar un buey y un asno para lograr un ambiente apropiado. Después invitó a los eremitas de los alrededores y a todos los habitantes de la pequeña aldea.

La noche del 24 de diciembre, los vecinos de Greccio cantando alegres canciones y portando antorchas se acercaron hasta la gruta: era un espectáculo maravilloso el de la luz en la noche cerrada.

Francisco anunció al pueblo la buena noticia del Nacimiento de Jesús. Sus palabras se desgranaban como un bálsamo:

"Dios llega esta noche, hermanos. Dios llega para colmar todas nuestras expectativas. Dios vendrá sentado sobre un humilde burrito, dentro del seno de una Madre pura. Traerá una cajita de oro repleta de humildad y misericordia. La ternura vendrá colgando de su brazo. Dios vendrá esta noche".

Su discurso se mezcló con sus lágrimas. Sus expresiones perdieron coherencia gramatical y terminó repitiendo palabras sueltas como "amor", "paz", "pobreza", "salvación"… Y de pronto sucedió algo inesperado. Cesaron las lágrimas, recobró la serenidad y se traspuso. Olvidando a los asistentes, comenzó a charlar delicadamente con "alguien" que estuviera en el pesebre y sus palabras calcaban las expresiones de una madre hacia su bebé. Incluso le sonreía, hacía gestos y caricias y se inclinaba para besarlo.

Fue una noche inolvidable. Los habitantes de Greccio tuvieron la impresión de que la gruta era el portal de Belén y, algunos aseguraban haber visto en el pesebre al Niño Jesús dormido.

Esta experiencia se repitió, a partir de aquella memorable noche, en los conventos franciscanos. Fue copiada la costumbre en las parroquias y más tarde nació toda una imaginería que proporcionó elementos suficientes para ocupar un rincón en las casas de las familias cristianas".

ORACIÓN

Quiero felicitarte, JESÚS, porque dejaste el cielo y bajaste a la tierra.

Quiere felicitarte por ser como nosotros, por traernos a todos esperanza y salvación.

Quiero felicitarte porque naciste pobre, consagrando la pobreza.

Quiero felicitarte porque vienes al mundo como puerta y camino de total liberación.

Quiero felicitarte porque eres un amigo que se entrega en cuerpo y alma.

Quiero felicitarte porque sigues al lado de cuantos hoy soportan la miseria y el dolor.

Quiero felicitarte porque sigues amando al que te vuelve la espalda.

Quiero felicitarte porque tu voz denuncia a todos los que implantan la injusticia y la opresión.

FELICIDADES, SEÑOR, POR NACER.

FELICIDADES, SEÑOR, POR BAJAR.

HOY CADA PUEBLO DEL MUNDO ES BELÉN

Y TODO EL TIEMPO SERÁ NAVIDAD.

 

Cuando alguien acuna en su corazón y en sus brazos bellos sentimientos para todos,

alimenta sanas intenciones

y pare buenas acciones, entonces

HACE POSIBLE LA NAVIDAD

Cuando alguien CONFÍA e infunde confianza

Y cree que merece la pena entregarse,

arriesgarse a amar, a pesar de todo, entonces

HACE POSIBLE LA NAVIDAD

Cuando alguien VIVE

en estado permanente de buena esperanza

en un mundo desesperanzado,

cuando apuesta por un futuro mejor para todos

y se empeña en darlo a luz, entonces

HACE POSIBLE LA NAVIDAD

Cuando alguien está disponible

para que el Espíritu le fecunde

y decididamente se ofrece a implicarse e intervenir,

llevado por la urgencia del Espíritu, entonces

HACE POSIBLE LA NAVIDAD

Reflexión:

Repetimos las palabras y/o frases que más nos han llegado

Nos preguntamos cuál es nuestro compromiso de "hacer Navidad"

Podemos elaborar nuestra lista personal

Peticiones

 

 

ENCUENTRO con JESÚS RESUCITADO

1

"¡Por gracia han sido salvados! Nos resucitó con Cristo
para sentarnos con Él en los cielos", (Ef.2,5-6.)

PASCUA: es el tiempo de avivar la fe en el Dios que nos ha conseguido el Reino.

JESÚS TRIUNFÓ sobre el pecado y la muerte. Ya no hemos de temer, se han soltado las cadenas que nos mantenían esclavos. Nosotros también podemos triunfar sobre nuestras pasiones y egoísmos.

Celebrar la Resurrección de Jesús es entrar en una nueva esfera de vida, en la que la alegría es la característica.

¿Has tomado conciencia de lo que significa para un cristiano la Resurrección de Jesús?

¿Qué significa para ti que Jesús haya resucitado? ¿Ha cambiado algo tu vida? ¿En qué?...

Si Jesús ha resucitado, tú has resucitado con él, ¿qué cosas en tu vida han resucitado o estás dispuesto a que resuciten?...

Rompió el silencio.

Rompió la noche.

Rompió la muerte.

Rompió los esquemas.

Rompió el miedo.

El sol brilla:¡Aleluya!

Nos acompaña:¡Aleluya!

Nos empuja: ¡Aleluya!

Nos precede: ¡Aleluya!

Celebrar el tiempo de la PASCUA

o El tiempo pascual es el momento por excelencia del año cristiano cuando se proclama el mensaje fundamental: el anuncio de la alegría y la liberación.

o El tiempo pascual nos recuerda que "los sufrimientos de ahora no pesan lo que la gloria que un día se nos descubrirá". (Rom.8,18)

o El tiempo pascual nos dice que tenemos un Dios que VIVE, humano, cercano, que nos ama, que cuenta con nosotros, que nos acompaña...

REFLEXIONA

Combatir la muerte con la VIDA

donde hay corrupción, pongamos Espíritu,

donde hay violencia, pongamos ternura,

donde hay odio, pongamos amor,

donde hay división, pongamos comunión,

donde hay desencanto, pongamos esperanza,

donde hay tristeza, pongamos alegría,

donde hay miedo, pongamos fortaleza,

donde hay egoísmo, pongamos solidaridad,

donde hay vacío, pongamos plenitud,

donde hay soledad, pongamos cercanía,

donde hay duda, pongamos fe,

donde no está CRISTO, pongámosle.

Procura hacer este compromiso de vivir todos los días esta oración. ¿No crees que si todas las personas procuráramos el bien de los demás, este mundo sería distinto?

JESÚS RESUCITADO

consuela: "no pierdan la calma"

promete: "les llevaré conmigo"

revela: "Yo estoy en el Padre y el Padre en mí"

anima: "He venido para que tengan vida"

Si Jesús ha resucitado, yo tengo una vida nueva.

Si Jesús ha resucitado, mi fe tiene sentido.

Si Jesús ha resucitado, mi visión de la vida tiene que ser optimista y esperanzadora.

Si Jesús ha resucitado, toda la creación debe cantarme un canto de amor.

Si Jesús ha resucitado, llevo en el corazón a todas las criaturas.

Si Jesús ha resucitado...

ORACIÓN

JESÚS: tú me prometes una VIDA, una vida que ya puedo vivir aquí..., ahora..., con los míos... sin temor, si angustias, porque tú VIVES, tú vives en mí y en cada una de las personas a las que quiero y con las que me relaciono y... con todas las personas del mundo, porque desde tu resurrección, me has hecho hermano-a de todos los hombres y mujeres del mundo.

Que crezca en mí la solidaridad, el perdón, el cariño, el acercamiento hacia todos y, también, que sea LUZ y SALVACIÓN para ellos.

Esta será la mayor FELICIDAD EN MI VIDA.

Compromiso:

¿Seré capaz de devolver bien por mal y de procurar que donde yo esté reine la armonía, el perdón, la alegría, la felicidad...?

 

ENCUENTRO con JESÚS RESUCITADO

2

"El don de Dios es la vida eterna en Nuestro Señor Jesucristo", (Rom.6,23).

...

del tercer día: ¡Resucitó!

Cuando todos dormían: ¡Resucitó!
Cuando todos desconfiaban: ¡Resucitó!

Al amanecer del tercer día, Dios, en silencio, obraba, recreaba, resucitaba al Hijo humillado y despreciado.

Al amanecer de un día cualquiera, cuando tú no te lo imagines,

cuando tú no te lo esperes, cuando tú no te lo creas...

Dios hará maravillas: la vida triunfará sobre la muerte.

Al amanecer de un día tercero, o quizás cuarto... después de la cruz,

después del dolor, después del olvido, después de la soledad,

después de la desconfianza, después de la nada...

Dios creará de la nada la vida que todos pensaron sofocar

con dos maderos y cuatro clavos.

Al amanecer, siempre al amanecer, Dios despuntará

plantando la vida donde otros crucificaron una vida.

Al amanecer, lo de Dios siempre es al amanecer.

Dios es amanecer. Dios es vida. ¡Aleluya! ¡Aleluya!

Resucitó al amanecer del tercer día.

Cuando todos dormían... Dios renacía, al amanecer del tercer día.

REFLEXIÓN

HOY es el día de la GRAN FIESTA... la fiesta de la VIDA.

Después de acompañar a Jesús en el amor...en el dolor... en la soledad... ¡cómo no acompañarle HOY en la fiesta de la LUZ y de la VIDA!

Todo tiene sentido desde que Jesús ha resucitado.

¿Viviré con este gozo de resucitada todos los días?

Canto/Oración

¡Qué mañana de luz recién amanecida!

¡Resucitó Jesús y nos llama a la vida!

Despertad, es hora de nacer, es hora de vivir la vida nueva,

la gracia del Señor.

No lloréis, en la boca un cantar y un puesto para el gozo y la esperanza

en cada corazón.

Caminad al viento de la fe, sembrando de ilusión vuestro sendero,

viviendo del amor.

No temáis, que Cristo nos salvó, la muerte ya no hiere a sus amigos:

JESÚS RESUCITÓ.

¡EL SEPULCRO VACÍO!

Levántate, tú que duermes en medio de la noche, y vete al sepulcro donde lo enterraron.

Levántate, tú que duermes en medio de la noche, y vete a ver

los sellos que pusieron para que nadie lo robara.

Levántate, tú que duermes en medio de la noche, y abre los ojos del corazón

para leer el misterio en medio de la noche:

"Dios es Dios y ha resucitado al que enterraron sin vida,

JESÚS DE NAZARET"

Sí, Dios puede lo imposible. Sí, Dios puede a la muerte.
Sí, Dios puede al silencio.
Abre los ojos y asómbrate ante Dios... Ven a la luz.
Sal de tu cueva de muerte y contempla la vida, victoriosa, triunfante...
Ven a ver el sepulcro lacrado y los guardias que lo custodiaban.
Ven y pregunta a la muerte: ¿Dónde está el muerto?, ¿Dónde está el acallado, el silencioso?
Vayan al sepulcro y vean que la muerte no tiene palabras.
Vayan al sepulcro y comprenderán que Dios es la Vida y está entre los vivos;
que Dios es Palabra y cumple su palabra;
que Dios está vivo y brota como un almendro en la sencillez,
en la pobreza, en lo inesperado,
en lo más humilde, en lo escondido.
Vayan al sepulcro y callen... porque no se entiende el misterio a fuerza de palabras, ni a golpe de preguntas...
Vayan al sepulcro y callen... para escuchar la voz de la vida recién amanecida, resucitada al alba, vibrante y frágil en los hilos de la brisa matutina.
Vayan al sepulcro y entierren allí sus dudas.
Entonces hablará el sepulcro vacío, removerá la losa que les encierra
y aprisiona sin salida... y confesarán:
"Es verdad, ha resucitado de entre los muertos como había prometido.

Es verdad, VIVE EL SEÑOR DE LA VIDA".
¡Cristo VIVE! y Cristo es la respuesta que nos da el Padre
y la garantía de nuestra vida, y la esperanza para nuestra muerte grande
y nuestras muertes pequeñas de tantos momentos.
Dios ha dado la razón a Jesús de Nazaret, ha garantizado su doctrina,
su camino y su obra, su concepto de Dios y del hombre, su estilo de vida,
sus bienaventuranzas, su sermón de la montaña, su sermón de la cena...
Estás llamado, llamada a vivir con el gozo del Resucitado.

Compromiso:

¿Seré capaz de añadir a mi vida esa semilla de fe, esperanza y amor que me haga caminar con el rostro resplandeciente, alegre y resucitado?

 

 

ENCUENTRO con JESÚS RESUCITADO

3

"Dios nos ha llamado a la paz", (ICor. 7,15)

LECTURA: Mt. 28, 8-10

(...) Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: "No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán".

REFLEXIÓN

Jesús, a lo largo del Evangelio, manifiesta una marcada predilección por las mujeres. Aquí lo vemos en la primera aparición que nos narran las lecturas de Pascua, manifestándose a las mujeres que lo habían seguido y se habían mantenido fieles a Él.

El primer signo de la presencia de Jesús es la cercanía: lo abrazan, lo besan, lo adoran… Y con inmensa ternura Jesús las envía a comunicar la noticia de su resurrección.

Cuando una persona se ha encontrado con Jesús no puede callar lo que ha visto y oído y, llena de alegría, va a comunicar la Buena Noticia.

Puedes recordar los momentos en que sentiste una presencia especial de Jesús. ¿Fuiste consciente de que era Él?...

¿En qué momentos buscas a Jesús?... ¿Quién es para ti?... ¿Dónde lo buscas?... ¿Crees que Jesús es capaz de llenar "lo" que buscas?...

¿Te has sentido llamada a proclamar que ¡JESÚS VIVE!..., que la vida tiene un sentido..., que merece la pena seguir a Jesús...

ORACIÓN

¡Cuántas veces he sentido yo tu presencia, Jesús! Hoy, en la meditación de este pasaje, me lleno de alegría y me gozo como mujer. Hoy, actualizo mi fe y, como mujer, me siento privilegiada, distinguida, valorada… Gracias, Jesús, tú crees en mí, en mis posibilidades, en mis valores, en mi feminidad, en mi fe. Hoy, Jesús, celebro la Pascua, tu Resurrección, que es presencia, y con tu gracia me lanzo a comunicar la Buena Noticia… ¡JESÚS VIVE! ALELUYA.

COMPROMISO:

¿Puedes decirle a Jesús que puede contar contigo para ser portadora de Buenas Noticias, de la Buena Noticia del Evangelio?


ENCUENTRO con JESÚS RESUCITADO

4

"Su vida está escondida con Cristo en Dios", (Rom. 3,3).

Cuarenta días, dicen los evangelistas, que se quedó Jesús entre los apóstoles después de resucitar. Cuarenta días en los que se presentaba de vez en cuando sin anunciar su presencia.
Durante aquel periodo ejerce distintos oficios. Tal vez el principal es el de consolar, el de animar.
Los evangelistas nos explican algunos de esos momentos en los que Jesús se presenta para dar ánimos a aquellos hombres y mujeres que se han quedado en el más absoluto desamparo por "no haber entendido las Escrituras". Fue María Magdalena una de las primeras consoladas. Lo busca, se angustia al ver rodada la piedra... y Él se presenta como un "hombre cualquiera".

LECTURA: Jn. 20, 11-18

Jesús resucitado se aparece a María Magdalena

El día de la resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron: "¿Por qué estás llorando, mujer?". Ella les contestó: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo habrán puesto". Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces él le dijo: "Mujer, ¿por qué lloras?. ¿A quién buscas?". Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: "Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto". Jesús le dijo: "¡María!". Ella se volvió y exclamó: "¡Rabonni!", que en hebreo significa "maestro". Jesús le dijo: "Déjame porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: "Subo a mi Padre y a su Padre, a mi Dios y a su Dios". María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para darles su mensaje.

REFLEXIÓN

Otra vez la predilección de Jesús por las mujeres. Esta vez se trata de una pecadora, pero perdonada por Jesús con estas palabras: "a quien mucho se le perdona, mucho ama".

Tal vez recuerdas algún momento de tu vida en que Jesús te perdonó algo que creías demasiado grande para poder ser perdonado... Tal vez recuerdas haber cometido alguna falta que no querías que se enteraran tus familiares... Hubieras dado todo el oro del mundo por haberte podido librar de aquella pesadilla...

Si te has sentido alguna vez rechazada por tu estilo..., por tus modos..., por tu familia..., por tu condición social... Ahora es el momento de DAR GRACIAS a JESÚS porque sabes que él jamás te abandonó..., siempre pensó en ti. Hoy se te presenta de modo especial y te dice... ESCÚCHALE.

ORACIÓN

¡Qué grande eres, Jesús! Tú no tienes en cuenta el pecado, sino el arrepentimiento…tú conoces nuestra debilidad, tú te has acercado tanto al ser humano que entiendes todos sus caminos, sus desvíos e infidelidades… ¡Qué paciencia y amor! Y todavía más, eres capaz de seguir fiándote y te sigues haciendo presente en nuestras vidas y nos encargas la enorme misión, la delicada tarea de anunciar tu mensaje… te fías hasta el colmo… Gracias, Jesús, por contar conmigo, por fiarte de mí, y, especialmente, por haberme hecho un ser especial para ti. ¿Podré yo ser un instrumento eficaz? Con tu gracia, todo lo podré.

COMPROMISO:

¿Podré comprometerme a seguir a Jesús en confianza y seguridad, convirtiéndome en testigo de su presencia salvadora?

 

ENUENTRO con JESÚS RESUCITADO

5

"Quédate con nosotros", (Lc.24,29).

 

LECTURA: Lc. 24, 13-35


Jesús resucitado se aparece a los discípulos de Emaús

El mismo día de la resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús, situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: "¿De qué cosas vienen hablando, tan llenos de tristeza?". Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que ha sucedido estos días en Jerusalén?". Él les preguntó: "Qué cosa?". Ellos le respondieron: "Lo de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a muerte y lo crucificaran. Nosotros esperábamos que él sería el libertador de Israel y, sin embargo, han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles que les dijeron que estaba vivo. Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las mujeres, pero a él no lo vieron". Entonces Jesús les dijo: "¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para creer todo lo que anunciaron los profetas!. ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo esto y así entrara en su gloria?". Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a él. Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, él hizo como que iba más lejos, pero ellos le insistieron, diciendo: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer". Y entró para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición,, lo partió y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció. Ellos se decían el uno al otro: "¡Con razón nuestro corazón ardía mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!". Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén donde encontraron reunidos a los Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: "De veras ha resucitado el Señor y se le ha aparecido a Simón". Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

ESTA ES MI HISTORIA

"Ningún texto del Evangelio tiene sobre mí tanto poder de atracción como el relato de Emaús. Vuelvo a él una vez y otra sin cansarme porque en cada una de sus palabras, me está esperando siempre la novedad. A veces, porque siento tanto desánimo como ellos y no soy capaz de decir más que: "yo esperaba… pero ha pasado el tiempo…". Otras veces, porque lo que sé de Jesús se me convierte en algo aprendido de memoria que repito como un estribillo rutinario: "Jesús Nazareno, poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el pueblo..." , y nada vibra en mí cuando lo digo…

Pero esa es sólo "mi parte" en el relato y queda la más importante: la de un Jesús que siempre consigue sorprenderme con la novedad de su presencia, con esa manera suya de hacerse sentir sin que yo sepa cómo allí donde creía que sólo había ausencia.

Su palabra, a veces como un grito y otras como un susurro, llega hasta a través del silencio de una realidad que yo creía muda. Su rostro se da a conocer en los rostros más desfigurados; su fuerza me llega en la esperanza de los pobres y en el gesto fraterno de quien yo consideraba perdido. Sus pasos me dan alcance en medio del tráfico de la ciudad o en lo más hondo de mí misma.

Sé que no merezco su presencia: es el don de la Pascua que el Padre nos regala gratuitamente. Lo nuestro es seguir caminando, acoger al extraño y escucharle, partir con él el pan, sentarle a nuestra mesa. Lo que ocurre después, ya no nos pertenece, pero el que se ha encontrado con él, aunque sea una vez sola, sabe lo que es tener el corazón encendido y un anuncio exultante en los labios: "¡Verdaderamente, el Señor ha resucitado y lo hemos reconocido al partir el pan!".

Dolores ALEIXANDRE

REFLEXIÓN

Repite las palabras o frases que más te han impresionado con el fin de que se vayan grabando en tu corazón, aquellas de las que menos has sido consciente, aquellas que al leerlas has sentido arder tu corazón... yo esperaba..., o Quédate conmigo, Señor...

Pide a Jesús que también te abra los ojos... que te deje experimentar su presencia...

ORACIÓN

JESÚS, qué pena, qué vergüenza me da reconocer que no te paro, que no me fijo en las personas y en los acontecimientos que tú pones amorosamente en mi camino para acercarte a mí.

¡Cuántas veces saliendo a mi encuentro y cuántas otras sin reconocerte!…

Señor, ayúdame a ver, haz que pueda reconocerte siempre… Ya sé que es difícil porque yo siempre espero que tu presencia sea en momentos de gloria, de alegría y de felicidad… yo, también como tus discípulos espero otro tipo de manifestación, a lo grande…

no acabo de creerme que tú eres el Mesías de los pobres,

de los necesitados, de los humillados, de los marginados…

COMPROMISO:

¿Podré caer en la cuenta, ser consciente de tanta gente como hay a mi alrededor que necesita una mano y... podré VER EN ELLOS A JESÚS?

 

 

ENCUENTRO con JESÚS RESUCITADO

8

VEN, ESPÍRITU SANTO

AMBIENTACIÓN:

Prepárate para pedir a Jesús su Espíritu. El Espíritu Santo es el regalo que se nos dio en Pentecostés. Es intercesor entre nosotros y Dios. Santa Teresa dice: "Paréceme a mí que el Espíritu Santo debe ser medianero entre el alma y Dios, y el que la mueve con tan ardientes deseos, que la hace encender el fuego soberano, que tan cerca está", (CAD 5,5). Jesús se lo promete a sus discípulos cuando se despide de ellos antes de la Pasión.

Jesús, en repetidas ocasiones habla a sus discípulos del Espíritu Santo: él es el Abogado…, el Consolador…, el Espíritu de verdad…, el que nos lo enseñará todo… Y les promete que se lo enviará.

LECTURA: Jn. 14, 15-17. 26

Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y les dará otro intercesor que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de Verdad, que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes, y estará en ustedes.

En adelante el Abogado, el Espíritu Santo, que el Padre les enviará en mi Nombre, les va a enseñar todas las cosas y les recordará todas mis palabras.

Ven, Espíritu Santo, Llena los corazones de tus fieles.

Enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía, Señor, tu Espíritu y serán creadas todas las cosas

y renovarás la faz de la tierra.

REFLEXIÓN:


No hubiéramos conocido el amor infinito de Dios –su Espíritu- si no nos hubiera sido revelado por Jesús.

El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, igual al Padre y al Hijo. Es el amor sustancial de ambos, Padre e Hijo.

Así el Padre, enviándonos el Espíritu nos ha enviado su amor... "Os conviene que yo me vaya", les había dicho Jesús a los apóstoles, "porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Consolador...".

Dios no sólo ha querido darnos sus dones, sino al Espíritu dador de todo don para que nos santifique y consuma la obra que Jesús comenzó. El Espíritu de Jesús es puro, benigno, pacífico, caritativo... nos da vida, nos anima, nos fortalece, nos consuela y nos une al Padre. De pecadores nos hace justos; de débiles, fuertes; de fríos, fervorosos; de tristes, alegres; de ignorantes, sabios; de soberbios, humildes; de agresivos, mansos; de cobardes, valientes, animosos...

¿Quién es el Espíritu Santo para mí?

¿Creo en Él? ¿Cómo lo sé o lo demuestro?

¿Puedo decir con mi vida que tengo el Espíritu de Jesús?...

ORACIÓN:

Ven a habitar en nosotros, Espíritu de Dios, fuerza y esperanza en nuestro caminar.

Tú enciendes en nosotros el amor a los hermanos. Tú eres el calor de nuestra noche.

Fuerza y esperanza en nuestro caminar. Tú alientas en nosotros la alegría de la vida.

Tú eres plenitud de nuestro gozo. Fuerza y esperanza en nuestro caminar.

Tú avivas en nosotros el ansia del Reino y haces nuestro deseo fuerza y esperanza en nuestro caminar. AMÉN.

COMPROMISO:

Rezaré TODOS los días una oración al Espíritu Santo pidiéndole su luz, su fuerza, su poder...

 

Jesús, en repetidas ocasiones habla a sus discípulos del Espíritu Santo: él es el Abogado…, el Consolador…, el Espíritu de verdad…, el que nos lo enseñará todo… Y les promete que se lo enviará:

Si ustedes me aman, guardarán mis mandamientos, y yo rogaré al Padre y les dará otro intercesor que permanecerá siempre con ustedes. Este es el Espíritu de Verdad, que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes lo conocen, porque él permanece con ustedes, y estará en ustedes…

En adelante el Espíritu Santo Intérprete, que el Padre les enviará en mi Nombre, les va a enseñar todas las cosas y les recordará todas mis palabras

 

 

 

Ven, Espíritu Santo,

Llena los corazones de tus fieles.

Enciende en ellos el fuego de tu amor.

Envía, Señor, tu Espíritu y serán creadas todas las cosas
y renovarás la faz de la tierra.

 

Rom. 8, 26-27

El Espíritu nos viene a socorrer en nuestra debilidad, porque no sabemos pedir de la manera que se debe. Pero el propio Espíritu intercede por nosotros con gemidos que no se pueden expresar. Y Aquel que penetra los secretos más íntimos, conoce los anhelos del Espíritu cuando ruega por los santos según la manera de Dios.

 

 

Espíritu Santo, Tú que llenas de fuego el corazón de los que buscan a Jesús.

Tú que iluminas la mente de los pobres que escuchan la Palabra,

buscando la voluntad del Padre.

Tú que reúnes en tu amor a quienes se esfuerzan por amar,

siguiendo el ejemplo de Jesús.

Nosotros no sabemos cómo orar, ni qué pedir.

Pero Tú conoces nuestros deseos y suples nuestra pobreza.

Reafirma en nuestros corazones la certeza del amor del Padre, la seguridad de ser hijos suyos. Confírmanos en tu luz y tu amor,

infunde en nosotros tu aliento.

Tú que sin cesar creas y haces germinar un mundo nuevo, renueva nuestras mentes y corazones. Tú nos invitas a avanzar sin descanso, impulsados por tu aliento, haciendo brotar de tu amor la vida y la belleza.

Nuestras miradas se vuelven hacia el mañana. Lo mismo que la aurora triunfa de la noche con su luz naciente, danos la esperanza que disipa los temores y hace nacer la alegría.

Que rebosen nuestros corazones de la Buena Nueva para que nuestros labios la hagan resonar hasta los confines de la tierra. AMÉN.

I Cor. 12, 4-11

Hay diferentes dones espirituales, pero el Espíritu es el mismo; hay diversos ministerios, pero el Señor es el mismo; hay diversidad de obras, pero es el mismo Dios quien obra todo en todos.

En cada uno el Espíritu revela su presencia con un don que es también un servicio. A uno se le da hablar con sabiduría, por obra del Espíritu. Otro comunica enseñanzas conformes con el mismo Espíritu. Otro recibe el don de la fe, en que actúa el Espíritu. Otro recibe el don de hacer curaciones, y es el mismo Espíritu. Otro hace milagros; otro es profeta; otro reconoce lo que viene del buen o del mal espíritu; otro habla en lenguas y otro todavía interpreta lo que se dijo en lenguas. Y todo esto es obra del mismo y único Espíritu, el cual reparte a cada uno según quiere.

 

 

A nuestros corazones la hora del Espíritu ha llegado. La hora de los dones y del apostolado: lenguas de fuego y viento huracanado.

Oh, Espíritu, desciende, orando está la Iglesia que te espera; visítanos y enciende, como la vez primera, los corazones en la misma hoguera.

La fuerza y el consuelo, el río de la gracia y de la vida derrama desde el cielo; la tierra envejecida renovará su faz reverdecida.

Gloria a Dios, uno y trino: al Padre Creador, al Hijo amado y al Espíritu Divino que nos ha regalado, alabanza y honor le sean dado, Amén.

 

 

 

 

Ven, Espíritu Divino,

manda tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre;

don en tus dones, espléndido;

luz que penetra las almas;

fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo,

brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas

y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma,

divina luz, y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre

si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado

cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía

sana el corazón enfermo,

lava las manchas,

infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones

según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia

dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno.

 

 

 

UN MES CON MARIA...

 

 

María, Madre de Jesús y Madre de todos los hombres.

Yo sé que nos quieres mucho, porque estamos necesitados de cuidados.

Tú, que alimentabas y protegías a Jesús,

cuida también de nosotros, sus amigos.

Míranos con cariño y líbranos de todo peligro.

Yo te quiero muchísimo y te querré siempre.

EL OBJETIVO de los Cuartos de Hora de este mes es que los(as) alumnos(as) conozcan y quieran a María. Para ello es necesario crear una AMBIENTACIÓN:

- Un AMBIENTE FÍSICO que recuerde constantemente la presencia de María entre nosotros

Vamos a tener un rincón común para honrar a María cada mañana y donde pueda palparse la presencia de cada sección

( un lugar central, que pueda ser visto por todos).

Poner a disposición de todas (os) las(os) alumnas(os) una cartelera donde puedan ir poniendo sus cartas, dibujos, etc. y puedan ser vistos por todos.

- En cada salón hacer un "Rincón" especial para recibir, una vez a la semana, la visita de María. Que las alumnas (os) -con nuestra ayuda- decidan qué van a hacer para recibirla.

-Un AMBIENTE ESPIRITUAL - de tipo popular- que fomente la devoción a la Virgen: organizaremos algún Rosario breve, una Peregrinación por el Colegio, y... se aceptan sugerencias.

Algunos días de la semana, nuestro Cuarto de Hora lo haremos todos juntos alrededor de la Virgen, para sentirnos Iglesia.

Trataremos de que los alumnos participen activamente en la dirección del Cuarto de Hora cuando lo hagamos en común.

Sacaremos una hojita con un MES DE MAYO breve y sencilla y con el que los alumnos podrán participar en forma responsorial.

ORAMOS CON MARÍA

1. CANTO

2. ORACIÓN INICIAL:

Tod@s: Te saludamos, Virgen María, Madre de Jesús y de nosotros. Sabemos cuánto nos quieres porque nos cuidas y proteges, como lo hiciste con Jesús.

Míranos siempre con cariño, líbranos del peligro, protégenos del mal y pide a Jesús por nosotros. AMÉN.

3. LECTURA - REFLEXIÓN

4. SILENCIO. ORACIÓN PERSONAL (puede haber música)

5. PIDAMOS A MARÍA... (Por la familia, por el mundo, por Venezuela, etc.)

6. ORACIÓN FINAL.: ALABEMOS A MARÍA

+ Lector(a).

T Todos.

+ Porque siempre haces lo que Dios quiere...

T ¡Qué linda eres, María!

+ Porque nos amas mucho...

T ¡Qué linda ere, María!

+ Porque siempre sonríes...

T ¡Qué linda eres María!

+ Porque nunca nos dejas solos...

T ¡Qué linda eres María!

+ Porque nos diste a Jesús...

T ¡Qué linda eres María!

+ Por tu bondad y tu alegría...

T ¡Qué linda eres María!

+ Porque consuelas al que sufre y llora...

T ¡Qué linda eres María!

+ Porque hiciste una familia , muy unida...

T ¡Qué linda eres María!

+ Porque tú nos traes la paz...

T ¡Qué linda eres María!

+ Porque eres la Reina de Venezuela...

T ¡Qué linda eres María!

+ Porque nos enseñas a servir...

T ¡Qué linda eres María!

+ Porque nos llamas tus hijos...

T ¡Qué linda eres María!.

(Se pueden agregar otras alabanzas)

DIOS TE SALVE, MARÍA...

REFLEXIONES PARA CADA DÍA

REINA DE LA PAZ

¿Te has dado cuenta cómo está el mundo?. Lleno de guerras y violencia. María es la REINA DE LA PAZ. Pidámosle que traiga la paz al mundo, a nuestras familias y a los corazones y que los hombres nos tratemos como hermanos.

DIA 1: DIOS TE SALVE...

Este fue el saludo del Ángel... ¿qué quiso decir ella?... Antes que ponerse uno mismo se desea a la otra persona la presencia de Dios... en María está ya presente. Es un saludo solemne de que ella, con su presencia, nos da a Jesús... ¿Cómo le saludamos nosotros?

DÍA 2: ERES LA LLENA DE GRACIA...

María nunca dice que no a Dios, siempre estás dispuesta a hacer lo que Dios quiere... es como un cántaro vacío donde Dios hace lo que quiere y lo llena de luz, de bondad, de alegría... de gracia. ¿Hago lo que a Dios le gusta?.

DÍA 3: EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO...

María no teme porque Dios siempre la acompaña.

Sabe que nunca está sola, ni aún en las dificultades.

Dios también está contigo...

DÍA 4: BENDITA TÚ ERES ENTRE TODAS LAS MUJERES...

Sí, María es la mejor de las mujeres y ejemplo para todas ellas porque ha dejado, de tal manera, que Dios haga lo que quiera con ella, que es la más buena, la más amable, la más servicial y por eso el Señor la eligió para ser su madre...

DÍA 5: BENDITO EL FRUTO DE TU VIENTRE, JESÚS...

María, esperó el nacimiento de Jesús, como toda madre, durante nueve meses. Cuando estaba a la espera recibió ese elogio de su prima, pues aquel que llevaba en sus entrañas era justamente el Salvador...

DÍA 6: SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS...

María es la Madre de Dios. Dios es amor, es justicia, paz, alegría, comprensión, ¿cómo sería la mujer que Dios eligió para ser su Madre? Por eso María es Santa, buena, bondadosa, servicial, comprensiva...

DÍA 7: RUEGA POR NOSOTROS, PECADORES...

María, como buena mamá, siempre media, pide en lugar nuestro a Jesús (como lo hacen las mamás con los papás). ¿Qué le pedimos a María? Que le diga a Dios que nos perdone porque somos débiles y ofendemos a otros; que nos proteja porque somos débiles y pequeños...

DÍA 8: CANTO DE MARÍA

a) Sí, María canta de alegría porque Dios ha sido bueno con ella: "Proclama mi alma la grandeza del Señor. Se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador...".

¿Por qué Dios es grande? ¿Cuáles son sus maravillas? Como María cantamos al Señor, que es grande.

DÍA 9:

b) María canta a Dios: "Porque ha mirado la pequeñez de su sierva".Es maravilloso que Dios siendo tan grande se fije en lo pequeño y María junto a la inmensidad de Dios, se siente pequeña... ¿Te has dado cuenta que Dios también se fija en ti?

DÍA 10:

c) Y desde entonces todos los hombres de todos los pueblos felicitarían a María... ¿Por qué podemos alabarla y felicitarla nosotros? Podríamos decirle: Felicidades, María porque le dijiste SÍ a Dios... ¿Qué podemos decirle nosotros?

DÍA 11:

d) El nombre del Señor es Santo y su amor llega a todos los hombres a través de María. Ella se ha presentado muchas veces en distintos países para darnos a Jesús, su bondad, su protección y amor. Y hoy también, María está con nosotros...

DÍA 12:

e) Dios se fija en los sencillos... Por eso se fijó en María porque ella no se complica la vida ni se la complica a nadie, no es exigente; en cambio a Dios no le gustan los orgullosos, los que no piden ayuda, los que no reconocen que los otros también tienen cualidades.

DÍA 13: MARÍA ES NUESTRA MADRE...

¿Cuáles son las cualidades de una mamá? Podemos enumerarlas... María también ha querido ser nuestra Madre y nos cuida, nos guía, nos protege... Le pedimos que cada día la queramos más...

DÍA 14: MARÍA ES FIEL.

¿Qué quiere decir que se es fiel? Bueno, que cuando se promete una cosa se cumple, no se echa para atrás, es amiga siempre... ¿Y yo?

DÍA 15: MARÍA TIENE UN CORAZÓN SIEMPRE LIMPIO

¿Cómo hace María para mantener siempre limpio el corazón? Ella no deja que la envidia le invada, no guarda rencor, nunca le dice "no" a Dios. ¿Cómo está nuestro corazón?

DÍA 16: MARÍA ESCUCHA LA PALABRA DE DIOS CON ATENCIÓN

Ella siempre hace su cuarto de hora y más tiempo con toda atención: Dios siempre tiene algo importante que decirnos por eso María pone atención. Nosotros también tenemos ese encuentro diario con Jesús. ¿Cómo escuchamos? ¿Y cómo escuchamos a los demás?

DÍA 17: MARÍA ES FUERTE Y NOS HACE FUERTES

Ella sabe sufrir y sonreír al mismo tiempo, y mucho tuvo que sufrir. Ella no se queja de cualquier cosita porque sabe que Dios está con ella. ¿Y nosotros de qué nos quejamos? Pidámosle que nos haga fuertes...

ALABANZAS VENEZOLANAS A MARIA

ANTIFONA: Proclamemos bienaventurada a María, cuyo nacimiento trajo la alegría al mundo entero, pues de ella nació Cristo, nuestro Dios.

Lector: VIRGEN DE COROMOTO

Porque eres Madre de Dios y la Madre de la Iglesia;

Porque eres la gloria de nuestro pueblo y la garantía de nuestra identidad católica;

Porque eres la Madre que guías nuestros pasos por la tierra.

Todos. Los venezolanos te proclamamos bienaventurada.

Lector: VIRGEN DE LA CHIQUINQUIRÁ

Porque eres evangelio vivido y estrella de la nueva evangelización.

Porque eres ejemplo de esperanza de lo que Dios quiere hacer en nosotros,

Porque eres plenamente humana en tu cercanía a Dios.

Todos Con los zulianos te proclamamos bienaventurada

Lector: VIRGEN DE LA SOLEDAD

Porque nos enseñas a ser fuertes en la pobreza y en sufrimiento

Porque nos enseñas a ser fieles, hasta la cruz, a la palabra dada a Dios,

Porque nos enseñas a ser de la iglesia la familia, vivificada por el Espíritu Santo.

Todos. Con los caraqueños te proclamamos bienaventurada.

Lector: VIRGEN DEL VALLE

Porque eres lazo que une la historia de los hombres con la vida de Cristo,

Porque eres modelo de compromiso con Dios y con los hombres,

Porque eres vida, dulzura y esperanza nuestra en este valle de lágrimas.

Todos. Con los margariteños te proclamamos bienaventurada.

Lector: VIRGEN DE LA CONSOLACIÓN

Porque eres presencia cálida del amor que Dios tiene a los hombres,

Porque ere voz que invita a vivir en comunión con Dios y con los hermanos.

Porque eres consuelo de los que sufren.

Todos Con los tachirenses te proclamamos bienaventurada.

Lector: VIRGEN INMACULADA

Porque toda tú eres limpia de pecado y llena de gracia,

Porque toda tú eres resplandor de Dios entre nosotros.

Todos. Con los merideños te proclamamos bienaventurada.

Lector: VIRGEN DE LA PAZ

Porque estás unida a Cristo en su obra de reconciliación y salvación.

Porque desde el cielo alimentas la concordia en el corazón de los hombres.

Porque nos alientas a decir sí al plan salvador de Dios, para crear paz en los corazones.

Todos. Con los trujillanos te proclamamos bienaventurada.

Lector: VIRGEN DEL SOCORRO

Porque fuiste socorro y apoyo de Cristo, hijo del Padre y hermano nuestro,

Porque despiertas en nosotros la conciencia de ser hijos de Dios y hermanos entre nosotros.

Porque jamás olvidas a los que acuden a ti.

Todos. Con los carabobeños te proclamamos bienaventurada.

Lector: VIRGEN DIVINA PASTORA

Porque nos enseñas a conservar en el corazón la palabra de Dios y a meditarla.

Porque a todos nos dices : "hagan lo que Cristo les dice".

Porque cuidas de nosotros hasta que lleguemos a la plenitud de Cristo.

Todos. Con los larenses te proclamamos bienaventurada.

Lector: VIRGEN DE LAS NIEVES

Porque en tu blancura intacta eres recuerdo permanente de la acción de Dios en el mundo,

Porque eres lazo de unión entre el cielo y la tierra,

Porque en la tierra nos hablas del cielo de donde proviene todo bien.

Todos. Con los guayaneses te proclamamos bienaventurada.

ANTIFONA Proclamemos bienaventurada a María, cuyo nacimiento trajo la alegría al mundo entero, pues de ella nació Cristo, nuestro Dios.

ORACIÓN FINAL:

Señor, concédenos a tus hijos tu gracia, para que, al celebrar el nacimiento de la Virgen María, crezca en Venezuela y en el mundo la paz, la justicia y el amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

ORACIONES MARIANAS

EL ANGELUS

L: El ángel del Señor anunció a María

T: y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.

Dios te salve María llena eres…

Santa María Madre de Dios…

L: He aquí la esclava del Señor.

T Hágase en mí según tu palabra

Dios te salve…

Santa María…

L: Y el Verbo de Dios se hizo hombre

T: y habitó entre nosotros

Dios te salve…

Santa María..

L: Ruega por nosotros Santa Madre de Dios

T: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo Amén.

Te rogamos, Señor, que infundas tu gracia en nuestras almas, a fin de que, los que hemos conocido tu mensaje por el anuncio del ángel, lleguemos a la gloria de la Resurrección, por los méritos de su Pasión y Cruz, por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor, Amén

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti, celestial princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes Madre mía y dame tu bendición.

Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios, no desprecies las oraciones que te dirigimos en nuestras necesidades, antes bien líbranos, de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita

¡Oh, Señora mía! ¡Oh Madre mía!, yo me ofrezco del todo a ti, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día: mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra todo mi ser. Ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.

Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ni uno sólo de los que han acudido a tu ampara, implorado tu protección y reclamado tu auxilio, haya sido abandonado por ti. Animado con esta confianza a ti también yo acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro ante tu presencia para pedirte perdón. No deseches mis súplicas, oh Madre del Verbo. Antes bien óyelas y acógelas benignamente. Amén

Dulce Madre no te alejes, tu vista de mí no apartes. Ven conmigo a todas partes y nunca solo me dejes. Amén.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María. Ruga por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

Madre, alcánzanos el perdón del Señor y la gracia de vivir siempre en amistad con El. Adviértenos cuando equivocamos el camino. Ayúdanos a levantarnos de nuestras caídas. Consuélanos en nuestras tristezas. Fortalécenos en nuestra soledad. Serénanos cuando perdemos la calma. Enséñanos a ser humildes, generosos, puros, sinceros y serviciales. Te damos gracias porque quisiste ser nuestra Madre. Somos tus hijos y nos ponemos en tus manos, para que nos eduques y logres hacer de nosotros verdaderos cristianos, santos y alegres. Amén.

Reina del cielo, alégrate, aleluya, porque Cristo a quien llevaste en tu seno, aleluya, ha resucitado, según su palabra, aleluya. Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones porque el poderoso ha hecho obras grandes por mí, su nombre es Santo y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.

El hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel su siervo acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, a favor de Abraham y su descendencia por siempre.

 

MISTERIOS DEL ROSARIO

MISTERIOS GOZOSOS

La anunciación del Ángel Gabriel a María y Encarnación del Hijo de Dios.

La visita de la Virgen María a su prima Santa Isabel.

El nacimiento del niño Dios en Belén.

La presentación del niño Jesús en el templo.

El niño Jesús se pierde y es hallado en el templo.

MISTERIOS DOLOROSOS

La oración de Jesús en el Huerto.

La flagelación de Jesús.

La coronación de espinas.

La presentación del Niño Jesús en el templo.

La crucifixión y muerte de Jesús.

MISTERIOS GLORIOSOS

La Resurrección del Señor.

La Ascensión del Señor a los cielos.

La venida del Espíritu Santo sobre María y los Apóstoles.

La coronación de la Virgen María como Reina y Señora de todo lo creado.

MISTERIOS LUMINOSOS

El Bautismo de Jesús.

El milagro de las Bodas de Cana.

El anuncio del Reino de Dios.

La Transfiguración del Señor.

La Institución de la Eucaristía.

 

 

 

 

 

 

Salmo 5 ORACIÓN DE LA MAÑANA

Señor, amanece un día nuevo.

Un día al que ha hecho posible tu amor

vistiéndole con tu mirada de novedad renovada,

prestándole tu vida, tu esplendor,

le has dado así amanecer, a esta mañana de hoy

En ella toma vida mi vida Señor. En ella yo te alabo.

Al alba temprana se asoma mi oración,

para darte así las gracias por la luz de la mañana.

Para pedirte que en ella tus ojos a mis ojos presten su visión.

No dejes que en su transcurso mis pasos se extravíen no dejes que te olvide.

No dejes que termine perdida ente la trama de tanta bagatela,

de tanta componenda que teje mi enemigo.

Ven tú, Señor, conmigo en este día nuevo. Sé tú mi compañero.

Cuando te encuentre en los otros a lo largo de mi camino,

tu rostro escondido, descubre para mí tu rostro de hambre,

rostro sin rostro de tantos hombres rostro hundido de sufrimiento.

Tu rostro vivo, presente hoy a nuestro encuentro.

Da tú Señor, al día de hoy verdadero sentido,

Sea en ti un día pleno. En ella yo te alabo.

 

 

Salmo 7 SEÑOR DIOS

Señor Dios de mi refugio líbrame de los engaños.

De los miedos, de las cobardías, de los sustos feos, de los recelos,

de las mentiras. Líbrame.

Porque hay gente aviesa y perdedora que busca su ganancia, su interés

sin importarle los medios, ni las medidas,

sin importarle la fe ni las otras vidas.

Sólo su dinero es la ley.

Mira Señor y compadécete, de los hombres inválidos que caminan,

de las madres –Marías Dolorosas- que llevan a cuestas la vida,

de los jóvenes desorientados.

De tantos y tantos hombres con el dolor marcado

Señor ¡ponte de pie! Toma otra vez entre tus manos esas cruces

esos rostros atormentados y haz sitio la esperanza,

luz que avanza, florécela dura entre las espinas, dándole tu vida.

Dios, justo juez que te indignas con el mal,

sabrás a cada uno de los hombres -maltrechos y descalzos-

poner la medida del pie.

Eres la justicia: enséñanos la fraternidad te alabo porque eres justo.

Te alabo por tu bondad.

 

Salmo 8 GRANDEZA DEL SER HUMANO

Le has hecho grande al hombre, sin duda alguna.

Su inteligencia le hace descubrir en las entrañas de la tierra tus obras bellas.

Tus secretos escondidos para él,

de fuerza, de grandeza, de energía, de poder.

Le has dado al hombre grandeza

los satélites, inventos de su arte, de su técnica,

de su dedicación. le has puesto en relación constante,

con todos los mundos, con todo el orbe

transmitiéndole las noticias al instante, le hacen sabio, le hacen grande.

Es grande el ser humano, muy grande

su veloz carrera por los espacios siderales,

ha entrado en competencias con los astros, con galaxias,

con estrellas milenarias.

Veloz el hombre se ha vuelto.

Su grandeza en él ha quedado de manifiesto.

Y es muy fuerte el ser humano. Sus inventos son por cientos

pero en ellos la grandeza es sólo apariencia

con que recubre y oculta el corazón solidario

allí es grande el ser humano:

cuando siente, cuando sufre, cuando vive con el otro,

cuando en él se hace carne

el amor operativo, que lo empuja compasivo, a dar su mano al hermano,

al triste, al niño, al débil, al sufrido, a aquel hombre solitario

que se cruza en su camino.

Le has hecho grande al hombre porque has querido, no sólo trasmitir

tu amor y sabiduría a la humanidad,

sino que has enviado a tu hijo muy amado

a ser parte integrante de nuestra carne, a ser uno más entre nosotros

nuestro Hermano mayor.

El que va a la cabeza de los hombres. El que da a nuestra grandeza la clave.

 

Salmo 20 PEDIMOS A DIOS LA VIDA

Señor, llénanos de tu vida.

Nuestro odres están viejos, y en ellos el vino

poco a poco se va enmoheciendo.

Se Tú para nosotros, odre nuevo.

Tú le regalas al alba, cada mañana un nuevo amanecer.

Llénanos de luz temprana renuévanos como a las aguas de un torrente

empuja desde adentro nuestro ser.

Miro el ocaso donde tiembla solitaria una estrella perdida, sin compañía.

No nos dejes solitarios, no nos abandones en medio del inmenso espacio,

de ti necesitamos.

Tu cercana presencia nos llena de certeza.

Coge Señor, nuestra vida en tus manos llenas de grietas están.

Y el agua, aquél agua generosa de vida que en tu don eterno

nos regalas sin tiempos al pasar,

si tu manos divinas no arreglan nuestras grietas

sin dar germinación, se secará.

Tú, que siempre nos escuchas… a nosotros vendrás.

Y en tu paso, siempre nuevo de amor, siembra Señor, en nosotros la alegría.

Que germine cada día, una esperanza nueva.

Las alas gozosas de nuestro corazón se harán en ti:

paso, puente, camino, en un servicio constantemente ofrecido al hermano.

Eres tú Señor, ese peregrino.

Llénanos Señor de tu vida. Se tú, compañía gozosa paso de amor

en tu alegría, haznos testigos, y en tu donación eterna

arranca victorioso las barreras de nuestro corazón.

 

Salmo 22 ERES MI PASTOR

El Señor es mi Pastor si él me guía ¿Qué me puede faltar?

Año tras año, día tras día cercano, compañero, amigo

poniendo en mi hombro su mano, él me guía.

Los hombros poderosos ante la competencia, la ambición

el deseo eterno de posesión, aseguran sus vidas.

Repartiéndose el mundo en grandes potencias

fabrican armamentos poderosos y abarcándolo todo

convierten en multinacionales sus poderosas compañías.

En ellas ponen su empeño, mucha ilusión.

Pero Tú para mí eres el más cierto seguro de vida.

Tú eres mi Pastor, y entre el bullicio constante de la vida

reconozco nítida tu voz.

Y sé ciertamente, que tú a la mía la escuchas claramente.

Entre los tuyos me has llamado, el nombre de amigo me has dado

por un rasgo infinito de tu amor.

Tú eres mi Pastor y me conduces por prados donde la lluvia ha terminado

y aparece el arco iris, y los siete colores iluminan el espacio.

El agua fresca y pura me ofreces abundante y haces de mi corazón

una pradera de paz y de llanura.

Tú eres mi Pastor no temo a tu lado.

Tu sonrisa germina dentro de mí y la vida brinca en el sembrado

y grita tu amor. Tú eres mi Pastor.

 

Salmo 23 ¿QUIÉN ENTRARÁ EN TU CASA SEÑOR?

Del Señor es la tierra y sus riquezas abundantes.

Nos entregaste la tierra Señor, larga y honda, fértil, generosa, fiera;

el aire nos entregaste y los mares, los ríos, las nieves fecundantes.

Sus secretos metidos de riquezas milenarias

y todos los animales ingente multitud de plantas.

Esta tierra, seno inmenso, donde se encarna la vida

está esperando paciente la mano que la liberte.

Porque el hombre, egoísta, ambicioso, con sus luchas fraticidas

de tanta sangre vertida de un hermano contra otro

ha convertido la tierra en prostitución de muerte.

¿Quién subirá a tu monte Señor? El que en su palabra

hacer vivir Tu palabra portadora del amor.

Su mirar hondo, profundo nacido en tu trato deja asomar tu paz

y va contagiando a su paso, su serena reconciliación.

El profeta generoso que, dando su sangre en negra noche de ofrenda,

porque se sepulte y muera la violenta injusticia que a los hermanos afrenta;

sabe que está creando un verde corazón universal donde florecen unidas

la esperanza y la verdad

El que va dando a los hombres el calor de su corazón,

ese entrará en tu casa Señor.

 

Salmo 38 PEQUEÑEZ DEL HOMBRE ANTE DIOS

Mira mis días, sólo un palmo los hiciste cual nada ante ti mi duración.

Huella, paso, soplo, palmo precarizad caminante.

Provisional presencia del hombre en tu existencia.

Como "flor de heno", como cuarto menguante

próximo a oscura luna, a desaparición.

Como una droga, la vida exige más vida, el soplo más aliento

el corazón más amor.

Y así es la carrera del hombre, quien inspira su esperanza

dándole sentido le descubre la trama interna de su razón.

Su constante fuga a ese TODO constantemente buscado

-como las aguas de un río van surcando a la amplitud del mar-

le llevan a la trascendencia, le llevan a tu presencia.

A tus desconocidos y ocultos cuidados

a tu vasta, inmensurable, infinita eternidad.

Pequeños ante ti. ¡Oh Dios, siempre mayor!

Pero en Cristo -puesto en la limitación del pequeño hombre-

nos has construido un puente, que une a tu SER con nuestro sopio.

Nuestro "paso" en ti se hace permanente.

Brilla el sol en nuestra frente tu beso de amor,

tu amor consistente.

Salmo 50 SALMO PARA PEDIR PERDÓN

Yo sé que me quieres, Señor, porque eres bueno,

porque tienes un corazón sensible, perdóname.

Limpia mis bajos fondos de pecado,

y de mis caídas continuas, levántame.

Todos: DE MIS CAIDAS CONTINUAS LEVÁNTAME (pausa)

Me siento pecador ante ti, que eres Santo.

Mi pecado está agarrado a mí contra ti, contra ti sólo pequé.

Tus ojos han visto con pena mi corazón manchado.

Todos: TUS OJOS HAN VISTO CON PENA MI CORAZÓN MANCHADO

(se pueden hacer presentes, entre todos, las maldades que vivimos en el mundo, y que Dios aborrece porque son causa de dolor para muchos hombres)

Tú me miras fijamente y amas lo profundo y limpio dentro de mí.

Me amas suavemente como amigo en el silencio.

Abrázame y tu amor me cambiará el corazón.

Sé mi amigo y caminaré hacia la cumbre.

Todos: SE MI AMIGO Y CAMINARÉ HACIA LA CUMBRE (pausa)

Devuélveme, el gozo y la alegría que perdí.

Deja que mi vida sea como una fiesta.

Somos amigos: ¡olvida el mal que hice!

Ayúdame con tu amistad a renovarme.

Todos: AYÚDAME CON TU AMISTAD A RENOVARME.

(Reconcíliate interiormente con las personas con quienes te sientes enemistado)

Que nazca en mí, como una fuente, un corazón puro y una voluntad firme.

Quiero ver tu rostro alegre a mi lado,

y tu fuerza ante mí, me acompañe siempre.

Todos: TU FUERZA ANTE MÍ, ME ACOMPAÑE SIEMPRE (pausa)

¡Dámela, te lo pido, la alegría de tu salvación!

Dame un corazón sincero que se juegue todo por ti.

Diré a mis amigos que tus caminos son formidables.

Y a los que no te conocen, que prueben lo que eres Tú.

Todos: DIRÉ A LOS QUE NO TE CONOCEN QUE PRUEBEN LO QUE ERES TÚ.

Ya sé que tú no andas con hipocresías

y que no quieres de mis palabras vacías.

Lo que me pides es un corazón arrepentido,

un corazón sincero y noble es lo que quieres.

Todos: UN CORAZÓN SINCERO Y NOBLE ES LO QUE QUIERES.

…para interiorizar salmos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tengo los ojos puestos en ti, Señor.

Enséñame tu rostro, para que confíe en ti.

Yo busco tu rostro, Señor. No me escondas tu rostro.

Tengo el alma angustiada, y tú, Señor, ¿no me dices algo?

Tú, Señor; eres mi refugio de quien te busca.

De todo corazón busco tu amistad.

Acércate a mi, Señor.

Tengo sed de ti, Señor.

Soy tierra reseca, agostada, sin agua.

Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo.

Ayúdame a conocer tu voluntad, ya que tú eres mi Dios.

Señor, que no me arrastre la corriente.

Señor, en tus manos pongo mi vida.

Mi corazón se siente animado, Señor, porque tú estás conmigo.

El Señor es mi amigo, nada me falta.

… para interiorizar el evangelio

Señor, dame de esa Agua, para que no sienta yo más sed.

Señor, tú lo sabes todo. Tú sabes bien lo que te quiero.

Señor mío y Dios mío.

Maestro: ¿dónde vives?

Señor, yo no soy digno de que entres a mi casa.

Señor, que vea.

Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo.

Señor, a quién iremos? Tú tienes palabra de vida eterna.

Padre, te doy gracias porque me has escuchado.

Padre que no se haga como yo quiero, sino como quieres tú.

Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre.

Señor, auméntanos la fe.

 

 

¿Cuál es tu nombre? (Ex 3,12)

Yo soy…

Débil y de pocos años, demasiado pequeño/a para conocer tu voluntad (Sab 9)

Mi nombre es ……………

Soy tu servidor/a, a quien Tú elegiste, soy un gusano pero que no teme, porque tú vienes en mi ayuda (Isaías 41, 8.14)

Yo soy de gran precio a tus ojos, soy valiosa/o, y me amas. (Isaías 41, 4)

Yo soy Dios…

El Señor, el que creó el cielo y lo desplegó, el que extendió la tierra y lo que ella produce, el que da el aliento al pueblo que la habita y el espíritu a los que caminan por ella. (Is. 42,5)

Yo formo la luz y creo las tinieblas, hago la felicidad y creo la desgracia: yo, el Señor, soy el que hago todo esto. Soy yo el que hice la tierra y he creado al hombre sobre ella; mis manos extendieron el cielo y yo dirijo todo su ejército. (Isaías 45, 7.12)

Soy el Señor, tu Dios, el que te sostengo de la mano derecha y te digo: ¿No temas, yo vengo en tu ayuda, yo estoy contigo, no te inquietes, porque yo soy tu Dios; yo te fortalezco y te ayudo, yo te sostengo con mi mano". (Isaías 41,9.13)

¡Yo soy el Señor, este es mi Nombre! (Isaías 42,8)

Yo soy quien ha puesto su espíritu sobre ti para que lleves el derecho a las naciones. Yo, el Señor, te llamé en la justicia, te sostuve de la mano, te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, la luz de las naciones. (Isaías 42,1.6)

Yo te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú me perteneces. Yo soy el Señor, tu Dios, el Santo de Israel, tu salvador. (Isaías 43, 1)

Yo iré delante de ti y allanaré los cerros; romperé las puertas de bronce y haré saltar los cerrojos de hierro. Te daré tesoros secretos y riquezas escondidas, para que sepas que yo soy el Señor, el que te llama por tu nombre, el Dios de Israel, sin que tú me conocieras. Yo soy el Señor, y no hay otro, no hay ningún Dios fuera de mí. (Isaías 45,2-3)

SEÑOR, TÚ ERES NUESTRO DIOS, TE SALUDAMOS, DAMOS GRACIAS A TU NOMBRE. PORQUE TÚ HAS REALIZADO DESIGNIOS ADMIRABLES, PORQUE HAS SIDO UN REFUGIO PARA EL DÉBIL, UN REFUGIO PARA EL POBRE EN SU ANGUSTIA, UN RESGUARDO CONTRA LA TORMENTA, UNA SOMBRA CONTRA EL CALOR. (Isaías 25,1.4)

¡QUÉ SIEMPRE VIVAS EN NOSOTROS Y NOSOTROS SIEMPRE VIVAMOS EN TI!. AMÉN.