Autor: cristiandad.org
Fuente:
www.cristiandad.org
Psicología Pop
Consejos que invaden librerías de autoayuda y envenenan bienintencionados cursos de superación personal .
Cuando uno entra en una
librería cualquiera, se encuentra en los estantes de autoayuda con numerosos
libros que promueven, entre otras muchas cosas, una suerte de "psicología
pop". Estos libros, que son el éxito editorial absoluto de los últimos años,
están llenos de medias verdades y de mitos. Observemos algunas de estas
mentiras:
Mito 1: Los seres humanos son básicamente buenos
El primer mito que abordaremos es la creencia de que
las personas son básicamente buenas. Melody
Psicología-pop Beattie, autora del exitoso "Codependent
No More" (No más co-dependencia), dice que nosotros "sufrimos de una vaga pero
penetrante aflicción: la baja auto-estima". Ella sugiere que dejemos de
torturarnos e intentemos levantar nuestra auto-imagen. ¿Cómo hacemos eso? Ella
dice: "Ahora mismo, podemos darnos un gran abrazo emocional y mental. Estamos
bien. Es maravilloso ser quienes somos. Nuestros pensamientos están bien.
Nuestros sentimientos son apropiados. Estamos exactamente donde debemos estar
hoy, en este momento. No hay nada malo en nosotros. No hay nada
fundamentalmente malo en nosotros".
En otras palabras, Beattie está diciendo que nosotros
somos básicamente buenos. No hay nada malo en nosotros. Al menos no hay nada
fundamentalmente malo. No hay ninguna falla que deba ser corregida.
Peter McWilliams, en su bestseller Vida 101, está a la
cabeza del tema que tratamos. Esto es lo que él dice en la breve sección
titulada, "Los seres humanos ¿son fundamentalmente buenos o fundamentalmente
malos?"
En principio, todos tendemos a responder que el ser
humano es fundamentalmente bueno, pero ¿es así? Cuando observamos los defectos
que deforman desde edad muy temprana la virtud de muchos niños nos preguntamos
a qué puede deberse este rasgo de egoísmo, aquel otro de capricho, uno más de
maldad abierta y declarada. Los niños, no nos engañemos, tienen muchas veces
gran des defectos que, para su escala, son tan graves como los que padecen los
adultos. Y creer que todo el mal estriba en una mala educación es no querer
reconocer las inclinaciones naturales de muchos chicos que disfrutan haciendo
algo que entienden que es dañino, aún habiendo recibido cariño, contención, y
una buena guía paterna.
Un buen ejemplo desmitificador lo encontramos en la
vida de Santa Teresita del Niño Jesús, quien habiendo sido educada en una
familia ejemplarmente cristiana (prácticamente toda en proceso de
beatificación), mostró desde pequeña graves defectos y malas inclinaciones,
como un orgullo desmedido, desobediencia, etc. En su autobiografía describe
cómo ella comprendía que las cosas estaban mal y pese a ello deseaba hacerlas.
Esto debe llevarnos a una profunda reflexión.
Cuando leemos la Sagrada Escritura, comprendemos algo
radicalmente distinto a lo descrito por los psicólogos "pop". Adan y Eva
cometieron el primer pecado, y la raza humana ha n acido moralmente corrupta
desde entonces. Según las Escrituras, incluso un infante aparentemente
inocente nace con una naturaleza del pecado. David dice en Salmo 51:7: "Mira
que en maldad fui formado y en pecado me concibió mi madre". El bebé recién
nacido ya tiene una naturaleza de pecado y empieza a demostrar esa misma
naturaleza temprano en su vida. Romanos 3:23 nos dice que: "Todos han pecado y
todos están privados de la gloria de Dios". Nosotros no somos, en principio,
buenos como enseñan los psicólogos pop, y tampoco somos dios como los
promotores del New Age (y demás gnósticos) nos quieren hacer creer. Ni tampoco
somos esencialmente malos como algunas corrientes protestantes desean hacernos
creer. Nosotros somos pecadores y podemos corregir nuestro pecado original
sólo a través del bautismo y luego de la coherencia en la fe, es decir, sólo a
través del Único Dios.
Mito 2: Necesitamos más autoestima y
auto-valoración
El siguiente mito a examin ar es el que declara que lo
que nosotros realmente necesitamos es más autoestima y auto-valoración. En el
libro titulado "Autoestima", Matthew McKay y Patrick Fanning afirman: "La
autoestima es esencial para la supervivencia psicológica". Ellos creen que
necesitamos dejar de juzgarnos y empezar a aceptarnos como somos.
Para esto, los autores proporcionan una serie de
afirmaciones que necesitamos decirnos para reforzar nuestra autoestima.
Primero, "yo valgo la pena porque respiro y siento y estoy consciente". Bien,
¿no se aplica también esto a los animales? ¿Y pierdo mi autoestima si detengo
la respiración? En cierto sentido, esta afirmación está tomada de la
declaración de René Descartes, "pienso, luego existo". Ellos parecen decir:
"yo soy, por consiguiente, valgo la pena".
En segundo lugar dicen: "estoy básicamente bien como
soy". Pero ¿es eso verdad? ¿Es verdad para Charles Manson? No algunos de
nosotros, sino de hecho todos nosotros, ¿no necesitamos algún ca mbio? Una
tercera afirmación es "está bien satisfacer mis necesidades cuando las
siento". ¿De verdad? ¿Qué pasa si satisfago mis necesidades a costa de dañar a
otros? ¿No puedo acaso justificar toda clase de males para satisfacer mis
supuestas necesidades?
Bien, podemos ver el problema sobre autoestima de la
psicología pop. Es muy común que se den este tipo de "consejos", que pueden
llevar fácilmente al mal y todo tipo de pecados.
William James, a menudo considerado como el padre de
la psicología norteamericana, definió la autoestima como "la suma de los
éxitos y pretensiones". En otros términos, la autoestima es un reflejo de cómo
la persona se está desenvolviendo en comparación a cómo piensa que se debería
estar desenvolviendo. Así, la autoestima realmente puede fluctuar de día a
día.
Si nos fijamos en estas últimas consideraciones, la
persona, totalmente llevada por la consecución de sus deseos (buenos o malos)
y por el nivel de su autoestima (vari able como hemos comentado) se convierte
en una bomba de tiempo para quienes están a su alrededor. ¿Dónde queda la
caridad, el interés por las necesidades del prójimo, el olvido de sí mismo, el
amor a Dios por sobre todas las cosas, etc.? Son ahogados por libros como esos
en los que creemos que estamos siendo ayudados a superar nuestros "errores" de
comprensión y acción.
La auto-valoración, sin embargo, es diferente. Nuestro
valor como seres humanos tiene que ver con el hecho de que fuimos creados a
imagen y semejanza de Dios. Nuestro valor nunca fluctúa porque está anclado en
el hecho de que el Creador nos hizo. Somos seres espirituales y físicos, con
conciencia, voluntad, inteligencia, sentimientos... Esto es una visión
completamente diferente a la que estos "psicólogos" nos enseñan.
Mito 3: No puedes amar a otro hasta no amarte a ti
mismo
En este caso, recordemos la canción de Whitney Houston
"El amor más grande de todos". Su letra dice : "Aprender a amarse a uno mismo
es el más grande amor de todos".
Peter McWilliams, el autor de Vida 101, promueve esta
idea en su libro Amor 101 que lleva el subtítulo: "Amarse a sí mismo es el
principio de un romance para toda la vida". Él pregunta, "¿Quién es más
calificado para ser amado que uno mismo? ¿Quién más sabe que quieres,
precisamente cuando lo quieres y está siempre alrededor para proporcionarlo?".
Obviamente, para él la respuesta a estas preguntas es: yo.
Y continúa diciendo: "Si, por otro lado, has llegado
gradualmente a la conclusión aparentemente prohibida de que antes de que
realmente podamos amar a otro de verdad, o permitir a otro amarnos
apropiadamente, nosotros debemos aprender primero a amarnos a nosotros
mismos... entonces este libro es para ti". Notemos que él no sólo está
diciendo que no podemos amar a otros hasta no amarnos a nosotros, sino que
tampoco podemos dejarnos amar hasta no aprender a amarnos a nosotros mismos.
Mel ody Beattie, autora de "No más co-dependencia",
cree lo mismo. Uno de los capítulos de su libro se titula: "Tenga una aventura
amorosa con usted". Jackie Schwartz, en su libro "Dejando ir la tensión",
incluso sugiere que al lector se escriba a sí mismo una carta de amor y
"dígase todos los atributos que le gustan, le agradan, le excitan de usted".
La Iglesia con la Sagrada Escritura desaprueba este
tipo de "amor" a nosotros mismos. Hasta el punto de está asumido que en
realidad nos amamos demasiado y debemos aprender el sacrificio, la
autoabnegación, la caridad, etc. También enseña que ese amor es un acto de la
voluntad, y que al amar en Dios siempre queremos perfeccionarnos en servirlo a
El y a sus criaturas. Por eso podemos escoger amar a alguien aún cuando en
principio no acompañen los sentimientos a nuestra resolución.
Y esto es absolutamente coherente. Hemos sido creados
para conocer, servir y amar a Dios. Si nos dedicamos a conocernos a nosotros
mismos en la búsqueda de nuestra supuesta divinidad interior, si nos servimos
a nosotros en cuanto capricho tenemos, si nos amamos a nosotros por encima de
Dios y del prójimo, entonces somos una perfecta caricatura del infierno, es
decir, de todo lo contrario a lo que da razón de ser a nuestra existencia. Esa
es una de las "auto-ayudas" que nos dan estos libros...
Mito 4: No debemos juzgar a nadie
Discutamos este mito. Muchos psicólogos "pop" creen
que no debemos juzgar a nada ni a nadie. En su libro titulado "Autoestima",
Matthew McKay y Patrick Fanning sostienen que los juicios morales sobre la
gente son inaceptables. Ellos escriben: "Duro como suena, usted debe abandonar
las opiniones morales sobre las acciones de otros. Cultive, en cambio, la
actitud de que ellos han elegido la mejor opción disponible, dado su
conocimiento y necesidades del momento. Comprenda que, aunque su conducta
puede no parecer o ser buena para usted, no es mala".
Así que no se permiten los juicios morales. Usted no
puede juzgar las acciones de otra persona, aun cuando usted comprende que lo
que se está haciendo es malo. McKay y Fanning siguen diciendo: "¿Qué significa
que las personas escogen su mayor bien? Significa que usted está haciendo lo
mejor que puede en este momento dado. Significa que las personas siempre
actúan según su conocimiento, necesidades y valores. Incluso los terroristas
al poner bombas para herir a inocentes están tomando una decisión basada en su
mayor bien. Significa que usted no puede culpar a las personas de lo que
hacen. Ni tampoco puede reprocharse a usted. No importa cuán distorsionado o
torcido es el conocimiento de una persona, él o ella es inocente y sin culpa."
Agreguemos entonces a los deseos desatados y al amor
propio inconmensurable el gran aporte de la absoluta amoralidad. Al parecer,
no existe el mal salvo en tratar de distinguir lo que está mal de lo que no.
Por eso, esto debe ser erradicado dejando la más completa "libertad" a los
"errores" del prójimo. Es decir, en nuestras palabras, dejando al mal campear
tranquilo, ya que desde una visión totalmente relativista, lo que para mí es
malo, para él/ella puede ser bueno.
Obviamente, debemos evitar caer en una constante
crítica de los defectos del prójimo, eso no es caritativo y está completamente
mal. Pero esa crítica desmesurada de la que debemos escapar, es muy diferente
a la comprensión cabal de qué está bien y qué no para intentar eliminar todo
aquello que es contrario al Espíritu de Dios y, por consiguiente, a todos
nosotros.
Aunque los amigos antes citados no deseen reconocerlo,
existe el mal objetivo. El mal que no es un "poder" contrario al bien, sino
una falta de bien. Allí donde debería haber amor, hay auto-idolatría. Donde
debería haber cuidado al prójimo, están sólo "mis" necesidades. Donde debería
haber defensa de la Verdad, hay relativismo en donde todo es bueno sin
importar Dios ni ninguna de Sus consideraciones, etc., etc.
El mal existe, y es muy diferente al error. Puedo
indicar a una persona que siga un camino para llegar a un lugar, y luego darme
cuenta de que me equivoqué. Intentaré reparar si puedo, y si no al menos me
disculparé con Dios. Pero también puedo mandar, a propósito, a la persona en
otra dirección, por el solo hecho de divertirme con el daño que le provoco.
Este ejemplo pequeño, ilustra lo que hacemos día a día cuando sabemos que una
cosa debe o no debe hacerse y ejecutamos lo contrario, con conocimiento y
consentimiento de lo que estamos haciendo. Eso es lo que un cristiano llama
pecado, y es lo que los "psicólogos pop" se esfuerzan por eliminar con
consejos malvados (y no erróneos) como éstos.
Dios es el Bien, es la afirmación de todo lo bueno.
Todo lo que niega en algún punto tan siquiera al bien, está negando a Dios. Es
así de sencillo, y así de radicalmente contrario al mandato asesino de la
virtud de la Nueva Era.
Mito 5: Toda culpa es mala
En su exitoso, "Tus zonas erróneas", Wayne Dyer dice
que él cree que hay dos emociones inútiles: la culpa y la preocupación. No
vamos a detenernos a discutir si la preocupación es una emoción o una forma de
reacción, pero el tema de la culpa no puede pasar por alto. Empecemos
entendiendo por qué él dice que la culpa "es la más inútil de todas las
conductas de zonas erróneas."
Wayne Dyers cree que la culpa se origina de dos
fuentes: los recuerdos de la niñez y el actual comportamiento desviado. Él
dice: "Así usted puede mirar todas sus culpas como las reacciones a las normas
impuestas en las que usted todavía está intentando agradar a una figura de
autoridad ausente, o como el resultado de intentar mantener las normas
auto-impuestas que usted realmente no obedece, pero que hace obedecer a otros.
En cualquier caso, es la conducta mas tonta, y – lo que es más importante - la
más inútil."
Sigue diciendo que "la culpa no es una conducta
natural" y que nuestras "zonas de culpa" deben ser "exterminadas, lavadas y
esterilizadas para siempre". Entonces, ¿cómo extermina uno sus "zonas de
culpa"? Él propone: "haga algo que usted sabe que provoca sentimientos de
culpa" y entonces luche por eliminar esos sentimientos".
Dyer cree que la culpa es "una herramienta conveniente
para la manipulación" y una "fútil pérdida de tiempo".
Agreguemos al relativismo, al auto-hedonismo, a la
satisfacción desatada, etc. que antes comentábamos este punto que estamos
tratando, y tendremos una bestia hecha y derecha.
La Sagrada Escritura hace una distinción entre dos
tipos de culpa: la culpa verdadera y la culpa falsa. Veamos en 2 corintios
7:10 donde el Apóstol Pablo dice "Pues la tristeza según Dios es causa de
penitencia saludable, de que jamás hay por qué arrepentirse; mientras que la
tristeza según el mundo lleva a la muerte".
El dolor mundano (a menudo llamado falsa culpa) nos
causa enfocarnos en nosotros, mientras que el dolor piadoso (la verdadera
culpa) nos lleva a enfocarnos en la persona o personas a las que hemos
ofendido. El dolor mundano (o la falsa culpa) nos lleva a ponernos en lo que
hemos hecho en el pasado, considerando que el dolor piadoso (o la verdadera
culpa) nos lleva a atender lo que podemos hacer en el presente para corregir
lo que hemos hecho. Las acciones correctivas que nacen del dolor mundano son
motivadas por el deseo de dejar de sentirse mal. Las acciones que salen del
dolor piadoso son motivadas por el deseo de ayudar a la persona ofendida o por
agradar a Dios o para promover el crecimiento personal. Finalmente, los
resultados del dolor mundano y los del dolor piadoso difieren. Los resultados
del dolor mundano son cambios temporales. Los resultados del dolor piadoso son
el verdadero cambio y el crecimiento.
Cuando no existe culpa, no hay arrepentimiento. Y
donde no hay arrepentimiento, no se da el cambio. Si una cosa es mala,
entendiéndose por mal lo que antes aclaramos, tiene que llegar a nuestra
comprensión el daño que hemos provocado, el dolor por haberlo hecho y, por
rechazo a lo anterior, el deseo de no volver a cometerlo. Si esta culpa no
existe, entonces puedo seguir cometiendo el mismo mal indefinidamente, muerto
a toda alarma interna (conciencia) y externa (Dios) para enmendarnos, dejar de
ofender, de lastimar y de destruir.
Conclusión
En este pequeño dossier, hemos visto apenas algunos de
los mitos que infestan las librerías de todo el mundo. Esos "mitos", si de
verdad se les puede llamar así, tienen el mismo origen y fin que el del
gnosticismo. Es decir: Dios está dentro nuestro, y en nuestro proceso de
descubrirlo iremos comprobando que vivimos en la ilusión. Por esto, todo lo
que decimos y hacemos es bueno (somos Dios después de todo) y todo lo malo no
existe (porque forma parte de la ilusión).
Frente al "místico" hindú o budista, que pue de
dejarse morir de hambre o prenderse fuego por "amor" a su creencia gnóstica de
ilusión y panteísmo, tenemos también el bando de quienes toman sólo los
elementos que pueden servirle para servirse indiscriminadamente a sí mismos.
La autoayuda es, básicamente, una guía para olvidarnos de Dios, del prójimo y
de la Creación y centrarnos absolutamente en nosotros mismos. El gnosticismo
es la religión del demonio. Si no vemos el mal o lo queremos igual que al
bien, si sólo nos amamos a nosotros mismos, si queremos alcanzar algo a costa
de lo que sea, si nos rebelamos ante quien nos muestre un defecto, si no
queremos ser regulados por la moral, etc., somos dignos hijos de quien se
dedica a la perdición de los hombres tras el velo de la libertad, la
relatividad y el desdén a la Obra de Dios.