Autor: Gustavo Daniel
D´Apice | Fuente: Ediciones "Dialogando"
¿Por qué las Iglesias ungen con aceite a los enfermos?
Los cuidados a los enfermos, las oraciones de intercesión, y las unciones con aceite son alivios para la enfermedad.
¿POR QUÉ LAS IGLESIAS
UNGEN CON ACEITE A LOS ENFERMOS?
JESÚS de Nazareth.
Jesús curaba por medio de signos: imponía las manos,
mezclaba saliva con tierra, lo tocaban y salía de Él una fuerza misteriosa que
curaba a todos.
Él continúa tocándonos por medio de los sacramentos.
Se compadecía y perdonaba: “-Para que vean que el Hijo
del hombre tiene en la tierra poder de perdonar los pecados, dijo al
paralítico: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!”. Y así sucedió.
No vino a llamar a los sanos, sino “a los enfermos”.
Jesús se identificaba con los enfermos: “-Estuve
enfermos y me visitaron...”.
Sin embargo, sus curaciones eran signos. De hecho, no
curó a todos. Esa dicha está preparada para el cuerpo y la psiquis en la
escatología final, en el tiempo de la Resurrección corporal, plenitud de salud
y salvación total.
Sus curaciones eran signos para rec onocer en Él al
Mesías esperado, al Enviado del Padre Dios.
Él trae una victoria y una curación total y superior:
La victoria sobre el pecado y sobre la muerte, que es la supresión total de la
salud y el sufrimiento más atroz, en el mismo momento en que este llega a su
clímax y culmina.
Es el momento de otorgar plenamente la Vida, y la Vida
en abundancia, que ya comenzamos a anticipar desde aquí.
JESÚS ENVÍA A CURAR.
“-¡Sanen a los enfermos!”, dice a sus discípulos (Mt.
10, 8).
Ellos brindaban sus cuidados a los enfermos, oraban
por ellos, y los ungían con aceite (Mc. 6, 12-13), símbolo de belleza y de
salud.
Jesús les asegura que “impondrán las manos sobre los
enfermos y los sanarán” (Mc. 16, 17-18).
Algunos tienen el “carisma” de curación por el poder
del Espíritu de Jesús Resucitado. El carisma es un “signo” de Dios Padre para
construir la Iglesia de su Hijo. De hecho, no todos son curados, sino que es
un “signo” (pobre, en última instancia, como pobres somos nosotros), para
creer.
De hecho, a Pablo, que padecía, le dice: “-Mi gracia
te basta..., que en la tribulación se muestra perfecto Mi poder” (2 Co 2, 9).
Y el mismo apóstol decía que se “alegraba” en sus
padecimientos, pues así completaba “lo que falta a los padecimientos de
Cristo, a favor de su Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1, 24).
LA EUCARISTÍA.
La Eucaristía es un sacramento vinculado con la vida y
la salud total (Jn. 6 – 54-58). Siendo el Pan de Vida.
LOS VOLUNTARIADOS.
Distintos miembros de iglesias cristianas brindan
atención, escucha, oración y bienes a los enfermos, visitándolos en los
hospitales individualmente y en grupos, en una pastoral de la salud más o
menos organizada, según los lugares y circunstancias.
Allí se ve a Jesús en el enfermo, como solían decir
los fundadores de las órdenes hospitalarias, como San Camilo de Lellis y
otros, que contemplaban al mismo Pobre de Nazareth en el hermano sufriente
presa del dolor.
O al Cristo Resucitado con Poder, que sana y salva,
brindando con sus cuidados y atenciones, y con esa oración de intercesión,
acción de gracias y alabanza, la curación al que hasta hacía poco tiempo
carecía de la salud.
UN SACRAMENTO PARA LOS ENFERMOS.
Como decíamos antes, Jesús sigue “tocándonos” por
medio de los sacramentos.
Además de sus dichos evangélicos con referencia a la
salud, la oración y la unción con óleo o aceite, se desprende de Santiago que
de la comunidad apostólica (formada por Jesús y los Apóstoles), surge un rito
para el caso de los que sufren la falta de salud de una u otra manera: “llamar
a los ancianos de la comunidad (presbíteros –del griego-), para que oren sobre
(¿indica imposición de manos?) el enfermo y lo unjan con aceite, invocando el
Nombre de Jesús (St. 5, 14).
Es más, dice que la oración hecha con fe CURARÁ al enf
ermo, el Señor lo hará LEVANTARSE, y se le PERDONARÁN los pecados (St. 5, 15).
¡Qué poder!.
En la Iglesia católica, esta práctica ha quedado como
uno de los siete sacramentos, no relegado solamente al momento de la muerte,
sino cuando las fuerzas comienzan a flaquear por la enfermedad o la vejez, o
por alguna intervención quirúrgica de riesgo (que lo son casi todas).
Los hermanos cristianos evangélicos, tienen en gran
aprecio la visita al enfermo, la oración de intercesión por él, y la unción
con el aceite, lo practican frecuentemente y, por defecto del sacramento del
orden, ha quedado solamente como un sacramental en sus comunidades.
Todas las religiones cuidan a sus enfermos y rezan por
ellos, y aún los no creyentes, pero con un corazón noble y sincero, de buena
voluntad, brindan sus atenciones a los que sufren.
¿Cuál es tu actitud ante el que sufre enfermedad y
dolor, y cuál es tu actitud cuando sufres enfermedad y dolor?