¿POR QUÉ ESTA EN CRISIS EL DERECHO?
Responde el cardenal Joseph Ratzinger

ROMA, 12 (ZENIT).- La Facultad de Derecho de la Universidad LUMSA de Roma
entregó el 10 de noviembre el doctorado «honoris causa» al cardenal Joseph
Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

«La decisión no debe causar sorpresa --explicó el profesor Francesco
D'Agostino, rector de esta universidad-- sobre todo si se tiene en cuenta
que el proceso de fragmentación ética que afecta a nuestra sociedad
occidental, así como el relativismo y el individualismo que caracterizan
decisivamente el espíritu de nuestro tiempo, han afectado profundamente a
las raíces del derecho».

El cardenal Ratzinger consagró su ponencia a explicar la crisis que en
estos momentos atraviesa el derecho, causada por «el final de la
metafísica» que ha llevado a ese «positivismo jurídico» que «hoy ha asumido
predominantemente la forma de la teoría del consenso».

Derecho y consenso
«Si la razón ya no es capaz de encontrar el camino de la metafísica
--explicó Ratzinger-- el Estado sólo puede basarse en las declaraciones
comunes sobre los valores de los ciudadanos, convicciones que se reflejan
en el consenso democrático». De este modo, «quien crea consenso no es la
verdad, y el consenso no puede crear más que ordenamientos comunes. La
mayoría determina lo que es verdadero y justo. Esto significa que el
derecho queda expuesto al juego de las mayorías y depende de la conciencia
de los valores de la sociedad del momento, que a su vez está determinada
por múltiples factores».

Síntomas de la crisis
Para ilustrar su pensamiento, el cardenal recordó cómo «el matrimonio y la
familia dejan de ser la base de la comunidad y son sustituidos por
múltiples y con frecuencia frágiles y problemáticas formas de convivencia.
La relación entre el hombre y la mujer se hace conflictiva, al igual que la
relación entre las generaciones».

«El orden cristiano del tiempo se disuelve --añade el purpurado bávaro--;
el domingo desaparece y es sustituido por formas móviles de tiempo libre.
El sentido de lo sagrado ya no tiene casi significado para el derecho, el
respeto de Dios y de lo que es sagrado para los demás difícilmente se
convierte en un valor jurídico; se le antepone el valor de la libertad sin
confines a la hora de hablar y juzgar. La vida humana se convierte también
en algo de lo que se puede disponer: el aborto y la eutanasia ya no quedan
excluidos de los ordenamientos jurídicos. En el ámbito de los experimentos
sobre los embriones y de la medicina de los transplantes, se delinean
formas de manipulación de la vida humana, en las que el hombre se atribuye
no sólo el derecho a disponer de la vida y de la muerte, sino también de su
devenir y de su ser. De este modo, recientemente se ha llegado a reclamar
incluso la selección y el cultivo programado de embriones para el
desarrollo continuo del género humano, poniendo en discusión la diversidad
esencial entre el hombre y el animal».

Crisis metafísica
En definitiva, «dado que en los Estados modernos la metafísica y con ella
el derecho natural parecen desaparecer, tiene lugar una transformación del
derecho, cuyos ulteriores pasos son todavía imprevisibles: el mismo
concepto de derecho pierde sus precisos contornos».

«La denigración del derecho --aclaró Ratzinger-- nunca es un servicio a la
libertad, sino un instrumento de la dictadura. La eliminación del derecho
es desprecio del hombre. Donde no hay derecho no hay libertad».

Respuesta cristiana
Al llegar a este momento, Ratzinger se preguntó hasta qué punto la fe y la
teología pueden y deben defender el derecho. Respondió afirmando que «la fe
cristiana respeta la naturaleza propia del Estado, sobre todo del Estado de
una sociedad pluralista, pero siente también su responsabilidad para que
los fundamentos del derecho sigan siendo visibles y el Estado no quede
expuesto solamente al juego de las corrientes que cambian».