Autor: Pilar Valera |
Fuente: Herramientas para padres
“Piensa bien las cosas antes de decirlas”
Herramientas para la Formación de la Inteligencia y la virtud de la prudencia.
Herramientas para formar
en las virtudes
1. Formación de la Inteligencia. Virtud: La prudencia
1. La inteligencia
La inteligencia humana como capacidad de captar la
esencia de las cosas, constituye la ventana del espíritu. Ella es el auriga
(chofer) de la personalidad. Podemos decir que la madurez de la inteligencia
lleva necesariamente a la madurez humana, ya que el desarrollo de la
inteligencia implica el desarrollo de sus cuatro principales funciones:
analizar, sintetizar, relacionar y juzgar.
Analizar: descomponer con acierto un todo en
sus partes. Analiza bien quien reconoce el lugar al que pertenece una parte
del todo. Por ejemplo al ver una película, se pone atención a los personajes,
las acciones, los diálogos…por separado para llegar después a la conclusión.
Sintetizar: Recomponer lo analizado; decir con
exactitud y concisión una idea que se encuentra expresada en muchas páginas.
Sintetiza bien quien sabe formar un conjunto a partir de elementos hallados en
distintas fuentes y quien con agilidad sabe distinguir lo esencial de lo
accidental y periférico.
Relacionar: Comparar, distinguir y unir los
diversos aspectos de una realidad hasta formar en su mente un todo unitario.
Juzgar: es el culmen de la actividad del
entendimiento. Juzga bien quien capta y valora con objetividad la verdad
encerrada en mensajes, problemas, situaciones humanas, actividades; quien no
se precipita en sus opiniones, quien no se contenta en pensar como la mayoría,
quien supera los prejuicios personales, familiares, ambientales, culturales o
sociales; quien busca la verdad de las cosas por encima de su propio juicio.
2. Cualidades de la inteligencia
Es importante formar en los alumnos las cualidades que
mejor definen una inteligencia rica y potente como son:
• Capacidad de pensar con profundida d, de reflexionar
para penetrar en la esencia de las cosas.
• Claridad, precisión y rigor lógico
• Mente rápida, intuitiva y dinámica
• Pensar con objetividad e independencia sin que los
sentimientos y emociones influyan indebidamente sobre la capacidad de juicio
• Cultivar la flexibilidad contraria a la rigidez y a
la terquedad.
No podemos pretender que todas las personas tengan
parecida capacidad intelectual, hay diversos grados y distintas
características. Lo interesante es que cada quien alcance el máximo desarrollo
de sus propias cualidades intelectuales y que la inteligencia se encause a la
búsqueda de la verdad. Para ello debemos procurar una preparación sólida,
profunda y selecta, que nos permita conocer adecuadamente las verdades de la
fe y de la moral cristiana, los problemas del mundo y las corrientes
culturales de la época. A demás es necesario combatir la pereza y la
mediocridad intelectual, que restan eficacia a nuetro trabajo y formación.
La inteligencia se mide por la consistencia de las
ideas. Bajo este parámetro podemos comparar al hombre con el barro y la roca.
• Los hombres los débiles, no tienen una estructura
mental propia. Como el barro, adquieren una forma esculpida por un agente
exterior, se moldean bajo cualquier forma, quedan marcados por cualquier
huella; se asemejan al recipiente donde lo depositan, sufren el desgaste de
cualquier viento de la opinión , las circunstancias (tiempo, lugar, ambiente)
pesan más que ellos mismos y se resignan a no tener voz, a ser apenas un eco.
Los hombres de barro no deciden, son manipulados, son borregos.
• Los hombres fuertes son siempre iguales, son siempre
ellos idénticos consigo mismos; no se dejan manipular. Ellos son los
protagonistas de su propia biografía.
¿A qué tipo de persona perteneces tú?
¿A qué tipo de personas pertenecen tus alumnos?
¿Tienes un punto sólido y convicciones fundamentales?
3. Formación de la inteligencia
No se puede enseñar sino en gerundio, es decir,
llevando a la persona a hacer por sí misma la experiencia. Debe aprender a
pensar, pensando; a analizar, analizando, etc. Y nuestra tarea principal como
formadores es ayudarles a reflexionar continuamente.
Sin embargo, la finalidad de la formación de la
inteligencia, es que esta se convierta en la facultad que guíe a la persona.
Si analizamos el ambiente que nos rodea, sobre todo, el ambiente con que se
tienen que enfrentar nuestros alumnos, nos damos cuenta que vivimos en un
ambiente donde todo se capta mediante los sentidos, así, lo que más llama la
atención, lo que más agrada, lo que más gusta o satisface, lo que provoca
cierto placer, lo que se antoja en el momento, eso, eso es lo que se elige.
Por ello es importante enseñar al alumno a que sea su razón, bien formada e
iluminada por la fe, la que señale el camino a seguir siempre y no los
sentimientos, los gustos o las pasiones.
Una acertada formación de la inteligencia no consiste
sólo en la adquisición cuantitativa del saber, lo que podríamos llamar la
acumulación de la información, sino, en el uso adecuado de la razón, en la
penetración de la verdad buscada por encima de todo, en la capacidad de emitir
juicios rectos y equilibrados sobre sí mismos, las demás personas, los
acontecimientos de la historia de la sociedad y de la cultura.
Tú labor principal como formador será:
• Presentar a los alumnos criterios claros que
iluminen su mente. Darle siempre razones, es decir, explicarles el porqué de
las decisiones que como adultos tomamos, de tal manera que ellos las
comprendan y las asimilen.
• Ayudarles y enseñarles a reflexionar e interiorizar
para que estén atentos en lo que deben hacer cada momento y sepan el por qué
deben hacerlo. El hábito de pensar en las causas y consecuencias de nuestros
actos es un hábito que se ha perdido actualmente.
• Enseñarles a buscar la verdad , que ellos sepan dar
razones de sus actos y encontrar la verdad.
4. Peligros
Algunos peligros o deformaciones en los que pudieran
caer nuestros alumnos.
Afán de intelectualismo : Es la característica
de las personas que prefieren convivir más con los libros que con sus
semejantes. Hay que encausar ese sano deseo de adquirir conocimiento para que
no caigan en le peligro de aislarse del mundo que les rodea, en una forma de
asilamiento personal.
Racionalismo autosuficiente:Características de
aquellos que buscan medir y valorar todo exclusivamente en función de sus
razonamientos y conocimientos, mostrándose autosuficientes y apegados a su
propio juicio.
Complejo cartesiano: Es la característica de
las personas que dudan de todo. Viven en la incredulidad, la confusión y la
desconfianza.
Pereza: Típico peligro en el adolescente. Es
simplemente evitar todo esfuerzo que implique razonar.
Mediocridad intelectual: no poner esfuerzo al
hacer las cosas.
Irreflexión:Creer todo aquello que se oye y se
ve sin reflexionar en la objetividad de las cosas.
Imprudencia: actuar precipitadamente impulsada
por la pasión o deseo de decir lo que se sabe o piensa sin considerar
personas, circunstancias y momentos.
Negligencia: perder el tiempo, no ejecutar lo
que se debe hacer en el momento.
La Virtud de la Prudencia
La prudencia es una virtud cardinal que se manifiesta
en un pensamiento o juicio maduro, no improvisado ni precipitado; con la
finalidad de evitar un mal o conseguir un bien, para el cual el hombre pone
todo su empeño.
Los grandes filósofos la llegaron a llamar ciencia y
sabiduría, alma y mente del mundo. El discernimiento entre el bien y el mal es
propio de los hombres maduros y experimentados.
Es la virtud que guía y encausa a las demás virtude s
cardinales. Y esto, evidentemente, es el acto de la razón, no del sentido ni
del apetito. El hombre prudente equivale al hombre hábil, competente, docto y
sabio.
La prudencia es como la fuente y raíz de todas las
virtudes, reside en la inteligencia. En ella se distinguen cinco etapas:
juicio, deliberación, ordenación, dispensación y moderación.
Juicio, mediante este distinguimos las cosas
lícitas de las ilícitas, segregando lo bueno de lo malo.
Deliberación, de lo mucho que hay lícito,
elegimos lo útil de lo inútil; discernimos entre lo cómodo y lo incómodo. Nos
retrae siempre de las cosas inútiles
Disposición, elegimos y ponemos todo en orden
sin dejar nada confuso.
Dispensación, distinguimos lo oportuno de lo
inoportuno, considerando las debilidades humanas.
Moderación, observamos en todo una digna
honestidad, distinguimos entre lo moderado y lo inmoderado
Algunos consejos prácticos que pueden ayudar a formar
esta virtud. De esta manera podemos ayudar a nuestros alumnos a dar paso a
realizaciones efectivas, al amor sincero, al servicio abnegado, siguiendo
siempre la consigna de “decir poco y hacer mucho”.
• Crear oportunidades para la buena lectura
• Vigilar el tipo de información que los alumnos
reciben a través de la televisión, películas, Internet. Tratar de presentar
los argumentos verdaderos ante las ideas recibidas por estos medios. Analizar
algunas escenas de los programas que ellos ven con mayor popularidad.
• Fomentar juegos de destreza mental
• Aprovechas los momentos de convivencia para
enseñarles a reflexionar antes de hablar, a medir las consecuencias de sus
palabras, a expresar sus comentarios con argumentaciones.
• Crear en torno a ellos un clima de confianza y
apertura para que no sientan temor de plantear sus ideas o manifestar sus
inquietudes.