DIOS TE BENDIGA Y TE CONCEDA LA PAZ EN ESTA NAVIDAD

 

DE LA MISIÓN DEL JAPÓN

 

Pensando en la paz que todos buscamos, recuerdo unas sugerencias que leí hace unos días del Cardenal Godfried DANNEELS, que nos pueden ayudar a conseguir esa paz con nosotros mismos, y con los que nos rodean; es ahí, donde realmente empieza la verdadera paz, y quiero compartirlas con vosotros. Dice así:

 Aceptémonos como somos.

Consideremos más lo que hemos recibido que lo que nos falta y demos gracias más que quejarnos.

Aceptemos a los otros como son, empezando por los más cercanos nuestra familia, nuestros vecinos...

 Hablemos bien de los otros y digámoslo en alta voz.

No nos comparemos nunca con los otros, pues eso no nos lleva más que a la soberbia o desesperación sin jamás hacernos felices.

Vivamos en la verdad sin miedo a llamar "bueno" a lo que es bueno y "malo" a lo que está mal.

Resolvamos los conflictos por medio del diálogo; guardar un rencor no es sino retirarse uno en su propia tristeza.

En ese diálogo empecemos por lo que nos une y sólo después pasemos a tocar lo que nos divide.

Da el primer paso antes de esta noche: "No se ponga el sol mientras dura vuestra ira" (EF.4:26).

 Convéncete de que "perdonar" viene antes de "tener razón".

 

¿Verdad que es un buen programa de vida, no sólo para estos tiempos que nos toca vivir sino para toda la vida? Todo está a nuestro alcance y podemos practicarlo cada día y a cada hora.

En Adviento todo está orientado hacia la Navidad. Los distintos grupos parroquiales preparan sus días de oración, de trabajo y celebración. La Navidad, más que fiesta de familia, es fiesta de parroquia, ya que hay muy pocas familias en las que todos sus miembros sean cristianos. Lo bueno es que aunque sólo uno sea católico, todos se respeten y sean libres.

 

Oración por la Paz Papa Pablo VI

Señor, Dios de la paz, Tu que creaste a los hombres para ser herederos de tu gloria, Te bendecimos y agradecemos porque nos enviaste a Jesús, tu hijo muy amado. Tu hiciste de El, en el misterio de su Pascua, el realizador de nuestra salvación, la fuente de toda paz, el lazo de toda fraternidad. Te agradecemos por los deseos, esfuerzos y realizaciones que tu Espíritu de paz suscitó en nuestros días, para substituir el odio por el amor, la desconfianza por la comprensión, la indiferencia por la solidaridad. Abre todavía mas nuestro espíritu y nuestro corazón para las exigencias concretas del amor a todos nuestros hermanos, para que seamos, cada vez mas, artífices de la PAZ. Acuérdate, oh Padre, de todos los que luchan, sufren y mueren para el nacimiento de un mundo mas fraterno. Que para los hombres de todas las razas y lenguas venga tu Reino de justicia, paz y amor. Amen.