Para conocer la Cuaresma

I. CUARENTA DÍAS DE TRABAJO

1. Cuaresma significa "cuarenta" y se aplica a los 40 días de intensa preparación a la fiesta de PASCUA.

2. Jesús se retiró durante 40 días. Moisés aguardó 40 días antes de subir al Sinaí. Elías caminó durante 40 días hacia el Horeb. Y la marcha de los judíos por el desierto duró 40 años.

3. "40" es pues, un número simbólico que expresa víspera, "preparación" intensa de algo importantísimo que, para nosotros, es la PASCUA

4. No se entiende la Cuaresma si no es en función de la PASCUA.

5. El tiempo de Cuaresma empieza el Miércoles de Ceniza y acaba el Jueves Santo. En ese período no se canta el "Aleluya" ni se recita el "Gloria".

6. En los primeros tiempos, la Cuaresma era un período de preparación intensiva al Bautismo, que se celebra en la noche de Pascua.

7. El ser bautizado exige una coherencia y un cambio de mentalidad.

 

II. TIEMPO DE CAMBIO

1. El Miércoles de Ceniza se nos dice: "Convertíos y creed el Evangelio". La Cuaresma es pues, un tiempo de conversión.

2. Convertirse significa "volver", "cambiar", "corregir el camino" "Renovarse"

3. El cambio que queremos es pasar del "hombre viejo" al "hombre nuevo"

4. "Hombre viejo" es el que vive a espaldas de Cristo y del Evangelio. "Hombre nuevo" es el que sigue a Jesús y vive según el Evangelio.

5. ¿Tú eres un "hombre viejo" o un "hombre nuevo"? Piénsalo bien, ¡hombre!

6. Algunos cristianos creen que la conversión es sólo para los paganos y herejes.. Y, claro, no necesitan la Cuaresma.

7. Otros piensan que con no comer carne los viernes o dejar de fumar ya han cumplido... ¡No! Si no hay cambio, no hay Cuaresma.

8. Cuaresma es cambiar de vida.

 

III. CAMBIAR EL CORAZÓN

1. El Miércoles de Ceniza es día de ayuno y abstinencia. Los Viernes de Cuaresma son días de abstinencia.

2. Ayunar por ayunar no tiene sentido y no hace a la gente mejor... Sobre todo en un mundo en que muchos ayunan, no porque es Cuaresma, sino porque no tienen qué comer.

3. Abstenerse de comer carne es un signo que tiene su importancia por lo que significa.

4. El ayuno y la abstinencia son "signos de conversión". No son "la conversión".

5. El ayuno es signo de que tú:
- quieres "ayunar de pecados"
- te solidarizas con los hambrientos
- prefieres el pan de la Palabra
- frenas el consumismo
- quieres compartir lo tuyo.

6. La abstinencia es signo de que tú:
- quieres abstenerte del pecado
- no te comes el pan de los pobres
- te "mantienes en forma" por dentro.

7. Lo que interesa es cambiar el corazón.

 

IV. "CONVERTÍOS Y CREED EL EVANGELIO"

1. La Cuaresma es un tiempo de renovación para la comunidad. 0 la hacemos todos juntos o no es Cuaresma.

2. Hace Cuaresma: la pareja, la familia, el grupo, la parroquia, la comunidad. Nadie hace la Cuaresma solo

3. Si los creyentes de este país cambian, todo el país hará el cambio. La Cuaresma ayuda a cambiar la sociedad.

4. El modelo del cambio está en el Evangelio, la Palabra de Dios. Cuaresma es un tiempo favorable para el anuncio y la escucha de la Palabra.

5. San Jerónimo decía: "Ignorar el Evangelio es ignorar a Cristo".

6. Jesús decía: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de mi Padre".

7. La lectura del Evangelio en familia, las convivencias, los Ejercicios Espirituales, los cultos de las Hermandades... son momentos privilegiados para escuchar la Palabra de Dios. No cierres tus oídos a la Palabra.

 

V. LA CUARESMA Y EL HOMBRE DE HOY

1. El hombre de hoy es un poco autosuficiente y algo olvidado de Dios. Confía demasiado en la razón y, a veces se cierra a la fe, ¿no te parece?

2. El hombre de hoy piensa que la Cuaresma es para los "carrozas" y los "carcas": "ya no se estila".

3. Dicen que el hombre de hoy ha perdido la conciencia de pecado. ¿Será verdad que ya no hay pecados?

4. ¿0 será que el hombre de hoy necesita más que ningún otro convertirse?

5. Lo que pasa es que convertirse es algo complicado.

6. Cuando el hombre de hoy comprenda lo serio que es cambiar de vida y poner en cuarentena el corazón, entonces se dará cuenta que necesita la Cuaresma.

7. El hombre de hoy es el hombre del evangelio, porque el evangelio siempre es de hoy.

8. Todos somos hombres de hoy, que necesitamos una Cuaresma de "hoy".

La cuaresma, camino hacia la Pascua

Ante un mundo que divide y enfrenta a los hombres, un mundo que se está deshumanizando y crea soledad, nos urge abrirnos y convertirnos más a Dios. La cuaresma es tiempo privilegiado para escuchar la Palabra de Dios, no con oídos sordos sino con apertura de corazón que nos lleve a convertirnos mediante el sacramento de la reconciliación, la vida sacramental y la solidaridad con quienes nos rodean.

La cuaresma tiene una meta, un punto de llegada que es la Pascua; no hay cuaresma auténtica sin Pascua; esta cuaresma nos invita a centrar los ojos en Jesucristo y a seguirlo hasta la Pascua, es decir, hasta la entrega de la propia vida; por eso para los católicos la cuaresma es tiempo fuerte de oración, ayuno y limosna; oración, ayuno y limosna son signos que muestran nuestra conversión y seguimiento fiel de Jesucristo.

¿Qué encierra para el católico la oración, el ayuno y la limosna? ¿Qué entiende, enseña y vive la Iglesia desde sus orígenes?

1- Oración cristiana.

Orar es hablar, relacionarse, tratar con Dios al estilo de Cristo; de ahí el nombre de oración cristiana; hoy es palpable, en no pocos, no solo la falta de relación y trato con Dios sino hasta el olvido de Dios. Buscar y hacer la voluntad de Dios constituye el corazón de la oración cristiana; de allí la enseñanza de Cristo “hágase tu voluntad”.

En la oración acudimos a Dios porque lo necesitamos para realizarnos y para vencer el mal solos nunca lo lograremos; el egoísta y orgulloso nunca es feliz, nunca logra su realización, nunca proyecta amor. La oración cristiana sostiene y fecunda las actividades y la misma vida humana..

Es necesario ejercitarnos en la oración personal, familiar y comunitaria; no olvidemos que la auténtica oración cristiana siempre culmina en la oración litúrgica, en la vida sacramental.

2- Ayuno.

El ayuno cristiano está muy lejos del masoquismo y de la protesta; no es difícil hoy constatar “ayunos” como medio de protesta social: huelgas de hambre; también se acude al ayuno para mejorar la salud o estar en forma: dietas médicas, ejercicios físicos, etc.

El ayuno cristiano es mucho más que todo esto y su diferencia es clara; ayunar cristianamente es abstenerse de alimentos, sacrificarse y ejercitar el cuerpo para estar siempre disponible al amor de Dios, para ser más sensible a la vida de amor y de caridad, para abrirse más a Dios y a los demás. El ayuno cristiano siempre está en función de la caridad; si es auténtico, siempre se proyecta en el compartir y en la solidaridad. El ayuno cristiano siempre va unido a la oración; fortalece la oración, dispone el cuerpo al querer de Dios; por esto, en los tiempos fuertes y en situaciones apremiantes, la Iglesia pide unir el ayuno a la oración, por ejemplo, el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo; de aquí las palabras de Jesucristo: “Esta clase de demonios no puede salir con nada, sino con oración y ayuno” (Mc 9, 29)..

Como el atleta que no deja de hacer ejercicio y entrena hasta vencer los obstáculos para lograr las metas propuestas, el creyente no deja de hacer penitencia hasta mantenerse unido a Dios y ser capaz de vencer el mal. El ayuno fortalece el espíritu, eleva a Dios, abre a Dios y a los demás, debilita las fuerzas del mal: egoísmo, sensualidad, inclinaciones al mal, pasiones.

3- Limosna.

La limosna, en la tradición cristiana, es expresión de caridad, de solidaridad, de fraternidad; es un medio que muestra tomar con seriedad el mandamiento del Señor: “amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mc 12, 31). No hemos de reducir la limosna a dar de lo que sobra sino compartir de aquello que necesitamos, dar-compartir “hasta donde nos duela”. Aquí se inserta el espíritu cristiano del ayuno: dar a los necesitados lo que no comemos o ahorramos; como decía San Agustín: “que nuestros ayunos alimenten a los que no tienen que comer”.

La limosna no se reduce solo a compartir lo material. Es necesario dar limosna también compartiendo nuestro tiempo, nuestras cualidades, capacidades, influencia en bien de los más necesitados; en este sentido urge la limosna de parte de padres de familia, maestros, servidores públicos, sacerdotes, jóvenes, en el campo de la salud y de la justicia.

La Conversión.

La ceniza es un signo penitencial; expresa la disponibilidad del creyente para enderezar la vida según Dios, la decisión de emprender el camino de conversión que pasa por el sacramento de la Reconciliación y la participación activa y consciente de la Eucaristía. La oración, el ayuno y la limosna son medios concretos que mueven y sostienen al creyente a seguir de cerca a Cristo hasta la Pascua, es decir, hasta darse como Él.

En este espíritu exhorto a los sacerdotes, religiosas y fieles laicos a que en todas las comunidades se revisen, purifiquen y fortalezcan las expresiones religiosas para que sean realmente expresión del auténtico sentido de la cuaresma por el cual fueron instituidos.

Cuidemos que donde se celebra la fiesta del carnaval termine ésta antes del miércoles de ceniza; que las “fiestas” de los viernes de cuaresma se relacionen más a los sacramentos de la Confesión y de la Eucaristía para avanzar realmente en la reconciliación personal, familiar y social ya que, en el espíritu de la cuaresma, los viernes son momentos penitenciales fuertes de la comunidad cristiana; que los bailes de la noche de pascua reflejen la alegría sana de la Resurrección del Señor pero ténganse siempre después de la celebración de la Vigilia Pascual. Es también importante rescatar el sentido de los domingos de cuaresma como momentos que marcan los pasos graduales del proceso evangelizador tanto de los catecúmenos como de todo bautizado en la maduración de la fe y seguimiento fiel de Jesucristo..

Pido a mis hermanos sacerdotes dedicar más tiempo al sacramento de la Confesión; además del tiempo fuerte programado en la semana, hacerlo también diario antes y después de la misa en cuanto sea posible; estoy seguro que los fieles lo irán aprovechando cada vez más. Dada la escasez de sacerdotes y las distancias, con el fin de acercar la misericordia y el perdón de Dios a los fieles que, habiendo caído en censuras y penas como la prevista en el canon 1398, solicitan arrepentidos el sacramento de la penitencia, en el espíritu del canon 508 concedo a todos los sacerdotes de la arquidiócesis la facultad para absolver de censuras y penas no declaradas ni reservadas a la Santa Sede, exclusivamente desde el miércoles de ceniza a la Vigilia Pascual. Es importante que los sacerdotes nos preparemos para este ministerio, cuidemos las condiciones para absolver en estos casos y ofrezcamos la orientación y peniten cia medicinal adecuada.