TEMA 60

LOS MEDIOS EN LA CATEQUESIS   
 

3. ELEMENTOS DE REFLEXIÓN

3.1. Una aclaración inicial

Cuando aquí utilizamos la expresión medios en la catequesis, nos estamos refiriendo a los libros de catequesis que están a disposición de los catequistas para dar la catequesis.

Ordinariamente los libros de catequesis, los métodos, nos exigen trabajar con instrumentos: un póster, un audiovisual, un gesto, un dibujo, etc. En vez de hablar de libros, se suele, en el lenguaje coloquial, aludir a métodos, a planes; así, por ejemplo, se usan expresiones como: <<Estoy siguiendo el método de...>> <<Estoy siguiendo el plan de...>>

Para clarificarnos: por medios en la catequesis, podemos entender tres realidades diversas, aunque complementarias: los libros u obras catequéticas; los métodos empleados y los diferentes objetos que se utilizan en una actividad concreta.

3.2. Los libros de catequesis

Es el medio más normal y que, de ordinario, incluye métodos y objetos. El libro catequético más extendido y conocido es el catecismo. Este nace en el siglo XVI. Por lo general, en la actualidad, los catecismos son libros de fe con autoridad de los Pastores de la Iglesia. En estos catecismos beben y se inspiran los autores de obras catequéticas.

Características de las obras catequéticas.

Juan Pablo II, en el importante documento sobre la catequesis, titulado Catechesi tradendae, describe cuáles tienen que ser las condiciones de las obras catequéticas:

- <<que conecten con la vida concreta de la generación a la que se dirigen, teniendo bien presentes sus inquietudes y sus interrogantes, sus luchas y sus esperanzas;

- que se esfuercen por encontrar el lenguaje que entiende esa generación;

- que se propongan decir todo el mensaje de Cristo y de su Iglesia, sin pasar por alto ni deformar nada, exponiéndolo todo según un eje y una estructura que hagan resaltar lo esencial;

- que tiendan realmente a producir en sus usuarios un conocimiento mayor de los misterios de Cristo en orden a una verdadera conversión y a una vida más conforme con el querer de Dios>> (CT 49).

Importancia de las obras catequéticas

La importancia destacada de las obras catequéticas sobre los demás medios nace de la síntesis y de la coherencia de elementos que conjugan. Así las opciones metodológicas que toman, los medios que aconsejan utilizar, el lenguaje que emplean, están condicionando el quehacer del catequista.

Una obra catequética (los libros para la catequesis) influye y condiciona al catequista y a la misma catequesis, al señalar los cauces por los que se tiene que desarrollar el acto catequético, los contenidos que hay que exponer y la vida cristiana que se debe resaltar y poner en ejercicio. Por eso, el libro de catequesis tiene importancia, sobre todo cuando el grado de formación de los catequistas no es muy profundo. En estos casos, es posible que el catequista se sienta más ligado y condicionado por lo que propone el libro.

Situarse ante una obra catequética

Qué hay que tener en cuenta ante una obra catequética:

* Conocer cuáles son sus opciones metodológicas, no sea que pidamos a unos libros lo que ellos no se proponen. Cada autor, al escribir una obra, se dirige a unos destinatarios, toma una opción metodológica, emplea una manera de narrar, da (o calla) orientaciones al catequista para realizar las actividades, etc. Todo esto tiene que ser sabido por los animadores que utilizan una determinada obra catequética.

Ordinariamente los autores suelen hablar de estas cosas en las introducciones de la obra. Bien es verdad que no siempre lo que se dice en la introducción se ve reflejado, después, en el desarrollo de los temas...

* Conocer el nivel en que aborda los contenidos y la selección realizada. Pueden haber obras muy buenas que no sirven para la situación religiosa concreta de un determinado grupo. El catequista tiene que saber cuál es el nivel religioso de los miembros de su grupo, antes de adquirir para ellos una obra de catequesis.

* Saber si es un material que ha sido experimentado ya en grupos o se trata de proposiciones teóricas. Cuando unos materiales han sido previamente experimentados en grupos y escritos a continuación (es el caso de muchas obras catequéticas), hay una garantía inicial. Esta garantía no es un seguro infalible, porque es difícil muchas veces reflejar por escrito todos los detalles de la personalidad de los autores. Pero la experimentación anterior es indicativo de que lo que se propone conectará con la vida de los destinatarios. Aquí está uno de los escollos mayores de las obras catequéticas: si lo que se propone como anuncio incide en la vida de los destinatarios o resulta marginal.

Pauta de análisis para las obras catequéticas

- Datos sobre los autores.

- Opciones metodológicas que contiene la obra; si privilegia el grupo, la memoria, los métodos activos, la experiencia, actividades para las que no está capacitado el catequista o los catequistas, etc.

- Lenguaje que utiliza: sencillo, cercano.

- Conexión del tema con la vida, los interrogantes y las inquietudes de los destinatarios.

- Contenido que propone y teología que los sustenta.

- Orientación de vida cristiana que ofrece: es decir si se trata de una catequesis teórica o una catequesis que llega a toda la persona: conocimiento, expresión (oración y compromiso), actitudes evangélicas.

- Forma estética de presentación: maquetación, dibujos y fotografías que se presentan, esquema gráfico.

- Conexión entre las necesidades de los miembros del grupo que animamos y las necesidades de los destinatarios en los que el autor pensó.

- Posibilidades de los catequistas: ¿están capacitados para llevar adelante las opciones de la obra catequética?

- Opciones de fondo que se proponen los autores o tipo de creyente al que lanzan con la metodología escogida.

3.3. Los métodos

La palabra método indica el camino que un animador o una comunidad cristiana elige para ayudar a los hombres y mujeres de hoy a encontrarse con la Palabra de Dios y a entablar un diálogo personal con Dios.

Los métodos son muchos. Generalmente, la realidad de la vida nos hace eclécticos, es decir que tomamos un poco de cada sitio y hacemos nuestro método personal o nuestro camino. Se suele escuchar: <<En nuestra parroquia hacemos así...>> <<Nosotros tenemos por costumbre... >> <<Nuestro método es...>>

En general, el método que ponemos en acción refleja en la práctica la experiencia religiosa de encuentro con Dios que uno personalmente (o una comunidad cristiana) ha hecho. Hablar de método no es algo secundario, como algunos pudieran pensar. Apuntan a una experiencia y recorrido creyente ya realizado.

Se nota con frecuencia que existen animadores de catequesis que toman elementos de todas partes; además lo hacen de una manera novedosa, como para asombrar o sorprender a los demás. No se percibe en ellos una línea coherente y clara, no tienen un estilo. Cada vez salen por un lado. Es una manifestación de la ausencia de experiencia de un camino de encuentro con Dios, todavía no realizado o realizado de manera superficial, sin profundización. Quien está convencido de un método y él mismo lo ha seguido, sabe orientar en la misma dirección los elementos que emplea en la formación religiosa.

Método inductivo y método deductivo

Aun a costa de poder caer en simplicaciones, se habla en catequesis de dos métodos: inductivo y deductivo (cfr. DCG, 72). Estos métodos se enriquecen y adquieren, en la práctica, muchos matices de acuerdo con las personas que los utilizan.

Nos sirven ahora para aclarar ideas y como punto de partida para comprender cuanto se pueda decir sobre el método. En momentos de profundización, habrá que completar las nociones básicas que aquí se exponen.

MÉTODO INDUCTIVO

× El punto de partida es una realidad que circunda al sujeto, lo que él conoce, lo que le está más cercano.

× A través de la observación, de los datos, del análisis, de la reflexión, de las primeras conclusiones, se llega a formular preguntas, a buscar más allá de lo que aparece.

× Se aproxima a la Escritura y a la Tradición de la Iglesia para ver y escuchar una palabra nueva, diferente, portadora de otra manera de ver las cosas y de entenderlas.

MÉTODO DEDUCTIVO

× El punto de partida es la verdad, una afirmación, un principio.

× Se sacan conclusiones del principio enunciado y se aplican a la vida.

× Más que sacar conclusiones lo que el método deductivo pide es aprender y saber aplicar los principio a la vida. Todo está dicho y claro en los principios. La dificultad viene de la correcta aplicación de éstos a la realidad de la vida.

<<El llamado método inductivo ofrece grandes ventajas... Este método es conforme con la economía de la revelación (modo de actuar de Dios). Y es también conforme con la característica propia del conocimiento de fe, que es conocimiento por medio de signos... El método inductivo no excluye, antes bien exige el método deductivo... Pero la síntesis deductiva tendrá pleno valor sólo cuando se haya hecho el proceso inductivo>> (DCG 72).

Ya hemos dicho que lo ordinario hoy en las obras catequéticas es la presencia de los dos métodos. Hacemos, sin embargo, una llamada de atención a los animadores para que descubran cuál es el hilo conductor o que método tiene la primacía en una obra. No es tan infrecuente que se pongan algunas actividades inductivas como barniz para disfrazar unos principios muy deductivos; o que se lleve a tal extremo el método inductivo que se haga creer que la fe es pura conquista humana.

Siguiendo la orientación del Directorio Catequístico General (1971), la catequesis debe cultivar los dos métodos, con una primacía de la inducción, al menos en los momentos iniciales del acto catequético.

3.4. Instrumentos en la catequesis

La tercera acepción de medios en la catequesis, decíamos más arriba, son los elementos que se usan en una catequesis concreta: el lugar donde se da la catequesis, los materiales que se emplean para las diversas actividades, etc.

En el desarrollo de una catequesis todo tiene importancia. Y, sobre todo, el modo como usamos los materiales. Este podría ser el principio básico.

Hay instrumentos que tienen una identidad propia y la catequesis los usa; pero al utilizarlos no se puede torcer su propia identidad; así, por ejemplo, los audiovisuales en sus múltiples formas.

La categoría tiende a privilegiar aquellos medios que llevan más a lo narrativo, simbólico, poético, evocativo, porque facilitan más la apertura a lo trascendente y a una palabra que viene de fuera de la persona, como es siempre la Palabra de Dios que llueve de lo alto sobre la tierra reseca, que es el corazón de la persona.

Una palabra sobre el uso de los instrumentos

- Los instrumentos son instrumentos, no son el corazón de la catequesis.

- Los catequistas tienen que tener muy clara la finalidad para la cual los emplean .

- Un uso abusivo de instrumentos puede cerrar el camino de la apertura e impedir aquello mismo que se busca.

- Se necesita respetar la originalidad de cada medio (v. gr., poema gesto, audiovisual); por ello hay que conocer su identidad y unas mínimas normas de funcionamiento pedagógico.

- Es preciso discernir qué instrumento utilizar en un determinado momento y ante un tema específico. No es igualmente válido todo para todo y en todo momento.

- Por muy claro que una obra catequética indique al animador el uso de medios, éste tiene la obligación de analizar si las sugerencias del libro van bien con el grupo que anima, con la formación que él mismo tiene, con el lugar y hora en que dará la catequesis, etc. El buen uso de los medios comienza por el discernimiento que los catequistas hagan sobre la oportunidad o no de su utilización.

Cuadro de actividades más comunes

Tomamos de Formación de Catequistas 2 el siguiente cuadro que indica claramente las actividades más comunes en la formación religiosa y, por consiguiente, orienta sobre qué instrumentos son más usuales.

No se trata tanto de excluir cuanto de integrar armónicamente las actividades en un proceso que ha de ir facilitando la implicación cada vez más profunda de la persona/grupo. Y en todo caso no confundir la interpelación con la manipulación. Nunca es lícito forzar la libertad. Y menos en nombre del Espíritu