Por Bill Clinton, presidente de los Estados Unidos
Condensado de un discurso pronunciado en la escuela secundaria James Madison, Vienna, Virginia, el 12 de julio de 1995. James Madison, uno de los firmantes de la Constitución, fue uno de los principales forjadores de las primeras actitudes sobre la libertad religiosa. El secretario de educación Richard Riley acompañó al presidente en su visita.
Hoy quiero hablarles de un tema que puede provocar una pelea en casi cualquier pueblo o en cualquier esquina de una ciudad en Norteaméricas: la religión. Es un tema que no debería separarnos. Y tenemos un mecanismo tan antiguo como nuestra Constitución para que nos una.
Después de todo, este país fue fundado por gente de profunda fe religiosa que mencionó a la Divina Providencia y la guía de Dios dos veces en la Declaración de la Independencia. Buscaban un lugar para expresar su fe libremente, sin persecución. Hoy damos por sentado que eso es así en este país, pero no siempre lo fue. Y ciertamente no siempre ha sido así en todo el mundo. Muchas de las personas que fueron nuestros primeros colonos vinieron aquí principalmente porque estaban buscando un lugar donde pudieran practicar su fe sin ser perseguidos por el gobierno.
Aquí, en suelo de Virginia, se pueden encontrar las raíces más antiguas y profundas de la libertad religiosa. La Primera Enmienda tuvo como modelo los Estatutos de Libertad Religiosa para Virginia de Thomas Jefferson. Pensaba tanto de ello que pidió que en su lápida no se escribiera que había sido presidente, ni que había sido vicepresidente o secretario de estado, sino que fue el fundador de la Universidad de Virginia, el autor de la Declaración de la Independencia y el autor de los Estatutos de Libertad Religiosa para el estado de Virginia. Y desde luego nadie hizo más que James Madison para poner toda la Declaración de Derechos en nuestra Constitución, y especialmente la Primera Enmienda.
La libertad religiosa es literalmente nuestra primera libertad. Es lo primero que se menciona en la Declaración de Derechos, la cual comienza diciendo que el Congreso no puede promulgar una ley que establezca una religión o que restrinja el libre ejercicio de la religión.. Ahora bien, al igual que con toda provisión de nuestra Constitución, esa ley ha tenido que ser interpretada en el curso de los años, y lo ha sido de diversas maneras con las que algunos de nosotros estamos de acuerdo y algunos de nosotros discrepamos. Pero una cosa es indiscutible: la Primera Enmienda ha protegido nuestra libertad de ser religiosos o no religiosos, como decidamos, con la consecuencia de que en esta era altamente secular Estados Unidos es claramente el país convencionalmente más religioso en todo el mundo, por lo menos en todo el mundo industrializado. (Letras en bastardilla agregadas)
Tenemos más de 250.000 lugares de culto. Cada semana más gente va aquí a la iglesia, o a la sinagoga, o a la mezquita o a otros lugares de culto que en cualquier otro país del mundo. Más gente cree que la religión es directamente importante par sus vidas que en cualquier otro país avanzado e industrializado del mundo. Y esto no es un accidente. Es algo que siempre ha sido parte de nuestra vida.
Yo crecí en Arkansas, que con la excepción de Virginia Occidental es probablemente el estado sureño más fuertemente protestante bautista del país. Pero en mi ciudad teníamos dos sinagogas y una iglesia ortodoxa griega. No hace mucho tiempo en el corazón de nuestro campo agrícola en el este de Arkansas, una de nuestras universidades desarrolló un gran programa de difusión para alcanzar a los estudiantes procedentes del Oriente Medio, y antes de que nadie se diera cuenta surgió una gran mezquita en esta tierra chata donde ningún edificio tiene más de dos pisos. Y todos los granjeros desde kilómetros a la redonda vinieron a ver cómo era la mezquita y a tratar de ver lo que ocurría allí.
Este es un país notable. Y yo he tratado de ser fiel a la tradición que tenemos en la Primera Enmienda. Se trata de algo muy importante para mí.
La Universidad de georgetown (en la ciudad de Washington) es una escuela jesuita, una escuela católica. El secretario Riley mencionó que cuando estuve allí se requería que todos los católicos tomasen teología, y quienes no éramos católicos tomábamos un curso en religión mundial, al que llamábamos Budismo para Bautistas. Y comencé una especie de romance con religiones sobre las cuales no sabía nada antes de ese momento.
Para mí es algo personal debido a mi propia fe religiosa y a la fe de mi familia. Siempre he considerado que a fin de que yo pudiera ser libre de practicar mi credo en este país, tenía que dejar que otras personas tuvieran tanta libertad como fuera posible para practicar la suya, y que el gobierno tenía una obligación extraordinaria de esforzarse para no hacer nada que impusiera ningún conjunto de opiniones sobre ningún grupo de personas ni permitiera que otros lo hicieran bajo la protección de la ley.
Esa es la razón por la cual una de las cosas que tengo más orgullo de haber hecho como presidente fue sancionar con mi firma la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa de 1993. Fue diseñada para revertir la decisión de la Corte Suprema que esencialmente hizo muy fácil para el gobierno, en seguimiento de sus objetivos legítimos, restringir el ejercicio de las libertades religiosas de las personas. Esta ley decía básicamente --y no usaré la jerga legal-- que si el gobierno va a restringir el legítimo ejercicio de la religión por alguien, tiene que tener una razón extraordinariamente buena y que no hay otra manera de lograr su objetivo convincente que hacer esto. Hay que esforzarse para no entrometerse en la manera en que la gente ejerce legítimamente sus convicciones religiosas.
Con la Ley de Restauración de la Libertad Religiosa claramente hemos hecho posible, en áreas que previamente eran ambiguas para los estadounidenses nativos, judíos, musulmanes, que practiquen toda la gama de sus prácticas religiosas cuando de otra manera podrían entrar en contacto con alguna reglamentación gubernamental.
El secretario Riley y yo hemos aprendido al avanzar en esta obra que todas las religiones obviamente comparten una cierta devoción hacia un cierto conjunto de valores que hacen una gran diferencia en las escuelas. Deseo elogiar al secretario Riley por su incansable apoyo al llamado movimiento de educación del carácter en nuestras escuelas, que claramente ha conducido a muchas escuelas que tenían grandes problemas a reducir sus tasas de deserción escolar, aumentar el rendimiento en las escuelas, y mejorar la ciudadanía en maneras que no promueven ninguna opinión religiosa en particular pero por lo menos abogan sin disculparse valores compartidos por todas las religiones principales.
Una de las razones por las cuales deseaba venir aquí es porque reconozco que esta tarea se ha efectuado aquí, en esta escuela. En esta escuela hay un curso llamado "Lucha contra la Intolerancia," que no solo trata con cuestiones raciales sino también con diferencias religiosas y estudia las épocas del pasado en que la gente ha sido perseguida y muerta en grandes cantidades debido a sus creencias religiosas.
Nuestro sentido de nuestra propia religión y nuestro respeto por otras ciertamente nos ha ayudado a trabajar juntos durante dos siglos. Ha hecho una gran diferencia en la forma en que vivimos y la manera en que funcionamos y nuestra habilidad para superar a la adversidad. La Constitución no sería lo que es sin los valores religiosos de James Madison. Pero también nos ha dado, francamente, mucha libertad de maniobra. Por ejemplo, recuerdo que sus opositores se burlaban de Abraham Lincoln porque no pertenecía a una iglesia organizada. Pero si ustedes leen sus escritos y estudian lo que le ocurrió, especialmente después que llegó a la Casa Blanca, él podría haber tenido más profundidad espiritual que cualquier persona que jamás haya desempeñado el cargo que yo tengo ahora el privilegio de ocupar.
De manera que hemos mantenido este equilibrio, y ello nos ha servido bien.
Nuestros Fundadores comprendieron que la libertad religiosa era básicamente una moneda con dos lados. La Constitución protegía el libre ejercicio de la religión, pero prohibía el establecimiento de una religión. Ese equilibrio cuidadoso es lo que es únicamente estadounidense. Ese es el genio de la Primera Enmienda. No nos hace un país sin religión, como han implicado algunos. Nos ha hecho el país más religioso del mundo. (Letras en bastardilla agregadas).
Tomemos ahora sólo las áreas de mayor controversia. Todas las pugnas durante los 200 años transcurridos han sido sobre lo que significan esas dos cosas: ¿Qué significa para el gobierno establecer una religión, y qué significa que un gobierno interfiera con el libre ejercicio de la religión? La Ley de Restauración de la Libertad Religiosa fue diseñada para aclarar la segunda provisión --la interferencia del gobierno con el libre ejercicio de la religión-- y decir que eso no se puede hacer casi nunca.
Hemos tenido muchas más pugnas en los últimos 30 años sobre lo que significa el establecimiento de una religión por el gobierno. Y de eso trata ahora todo el debate sobre la cuestión de las plegarias en las escuelas, las prácticas religiosas en las escuelas y cosas de esa clase. Quiero hablar sobre esto porque las escuelas son donde están muchos de nuestros corazones aquí en Estados Unidos, y donde están todos nuestros futuros.
Primero, permítanme hablarles un poco de mi historia personal. Antes de la decisión de la Corte Suprema en Engel v. Vitale (1962), que decía que el estado de Nueva York no podía escribir una plegaria que iba a recitarse en todas las escuelas de Nueva York todos los días, la plegaria en las escuelas era tan común como la torta de manzana en mi pueblo. Y cuando estuve en los primeros años de la escuela secundaria, yo tenía la responsabilidad de iniciar cada día leyendo la Biblia o de conseguir a alguien que lo hiciera. No hace falta decir que yo usaba un montón de energía buscando a algún otro para que lo hiciera de vez en cuando, siendo un muchacho normal de 13 años.
Ahora bien, ustedes podrían decir, bueno, eso ciertamente no hacía ningún daño; hasta podría haber hecho algún bien. Pero recuerden lo que les dije. Teníamos dos sinagogas en mi pueblo. También pretendíamos ser profundamente religiosos, mientras que no había negros en mi escuela porque ellos estaban en una escuela segregada. Y puedo decirles que todos nosotros que hacíamos eso allí nunca pensamos dos veces la mayor parte del tiempo sobre el hecho de que no teníamos negros en nuestras escuelas y que había judíos en la clase que probablemente se sentían profundamente ofendidos por la mitad de las cosas que decíamos o hacíamos, o que quizás los hicieran sentirse inferiores.
Digo eso para puntualizar que no nos hemos hecho menos religiosos durante los últimos 30 años por decir que las escuelas no pueden imponer una religión en particular, incluso si se trata de una religión cristiana y el 98 por ciento de los niños en las escuelas son cristianos y protestantes. Tampoco estoy seguro de que los cristianos se sintieran siempre cómodos con lo que hacíamos. Teníamos una gran población católica en mi escuela y en mi pueblo. De manera que yo he sido una parte de este debate del que estamos hablando. Esta es una parte de la experiencia de mi vida personal. He visto que se ha hecho mucho progreso y estoy de acuerdo con la decisión original de la Corte Suprema en Engel v. Vitale.
Ahora bien, desde entonces, no siempre he estado de acuerdo con todas las decisiones que ha tomado la Corte Suprema en el área de la Primera Enmienda.
Pero creo que al final, la dirección de la Primera Enmienda ha sido muy buena para Estados Unidos y nos ha hecho el país más religioso del mundo al mantener al gobierno fuera de la religión, sin apoyar religiones particulares y sin interferir en las prácticas religiosas de otras personas.
De manera que ¿cuál es la gran pugna sobre la religión en las escuelas y lo que eso significa para nosotros y por qué la gente está tan molesta por ello? Primero, la mayoría de los estadounidenses creen que si uno es religioso, religioso personalmente, debería poder manifestarlo en cualquier parte, en cualquier momento, en un lugar público o privado. Segundo, creo que a la mayoría de los estadounidenses les perturba si creen que nuestro gobierno se está tornando contra la religión, en vez de adherir al espíritu firme de la Primera Enmienda: no establecer, no interferir, pero respetar. Y tercero, la gente se preocupa por la manera en que se manifiesta nuestro carácter nacional en las vidas de nuestros hijos. La tasa de delincuencia está bajando en casi todas las áreas importantes de Estados Unidos en la actualidad, pero sigue habiendo entre los jóvenes una tasa de delincuencia violenta al azar.
De manera que estas cuestiones asumen hoy una cierta urgencia por razones personales y por razones sociales más grandes. Y este viejo debate que iniciaron Madison y Jefferson hace 200 años todavía da vueltas hoy básicamente en lo que se refiere a lo que se puede hacer y a lo que no se puede hacer en nuestras escuelas, y toda la cuestión, la cuestión específica de las plegarias en las escuelas, aunque yo argumentaría que va mucho más allá de eso.
De manera que permítanme decirles lo que yo creo que es la ley y lo que estamos tratando de hacer al respecto, puesto que me gusta la Primera Enmienda y creo que estamos mejor gracias a ella. Y creo que si tenemos dos grandes pilares --el gobierno no puede establecer una religión, y el gobierno no puede interferir con las prácticas religiosas-- obviamente va a haber mil casos concretos diferentes que se plantearán en un momento dado, y los tribunales tomarán decisiones de vez en cuando con las cuales no todos nosotros estaremos de acuerdo. Pero la pregunta es, ¿son los pilares los pilares correctos, y salimos más o menos en el lugar correcto a largo plazo?
La Corte Suprema es como todo el mundo, es imperfecta y también lo somos nosotros. Quizás ellos tengan razón y nosotros estamos equivocados. Pero vamos a tener estas diferencias. Me parece que el equilibrio fundamental que se ha logrado ha sido muy bueno para Estados Unidos, pero lo que no es bueno hoy es que la gente supone que hay un prejuicio contra la religión en el impacto acumulativo de estas decisiones judiciales con las cuales nuestra administración --el Departamento de Justicia, el secretario de educación y el presidente-- discrepamos enérgicamente. De manera que déjenme decirles lo que creo que es la ley en la actualidad y las instrucciones que les he dado al Departamento de Educación y al Departamento de Justicia sobre lo que tienen que hacer al respecto.
La Primera Enmienda no convierte nuestras escuelas --lo diré nuevamente-- en zonas libres de religión. Por ejemplo, si a un estudiante le dicen que no puede ponerse una yarmulka, tenemos la obligación de decirle a la escuela que las leyes dicen que el estudiante, de la manera más definitiva, puede usar una yarmulka en la escuela. Si a una estudiante le dicen que no puede llevar una Biblia a la escuela, tenemos que decirle a la escuela, no, la ley le garantiza el derecho de llevar la Biblia a la escuela.
Hay quienes creen que nuestras escuelas deberían ser neutrales con respecto a los valores y que la religión no tiene lugar dentro de las escuelas. Pero creo que eso interpreta erróneamente la idea del muro entre la iglesia y el estado. Esos no son los muros de la escuela.
Hay quienes dicen que los valores, la moral y la religión no tienen lugar en la educación pública; creo que eso está equivocado. Antes que nada, las consecuencias de no tener valores no son neutrales. La violencia en nuestras calles no tiene neutralidad de valores. Las películas que vemos no son neutrales de valores. Con demasiada frecuencia vemos expresiones de degradación humana, inmoralidad, violencia y degradación del alma humana que tienen más influencia, toman más tiempo y ocupan más lugar en la mente de nuestros jóvenes que cualquiera de las influencias que se sienten en la escuela de cualquier manera. Por lo tanto, nuestras escuelas deberían ser una barricada contra esta clase de degradación. Y podemos hacerlo sin violar la Primera Enmienda.
Me preocupa profundamente que tantos estadounidenses sientan que su fe está amenazada por los mecanismos dirigidos a proteger su fe. Durante la última década hemos visto un verdadero aumento en esta clase de tensiones culturales en Estados Unidos. Algunas personas dicen incluso que tenemos una guerra cultural. Se han escrito libros sobre la guerra cultura, la cultura del descreimiento, toda esta clase de tendencias que sostienen que muchos estadounidenses creen genuinamente que muchos de nuestros problemas sociales de hoy se han planteado en gran medida porque el país dirigido por el gobierno ha lanzado un asalto contra las convicciones religiosas. Eso está alimentando mucho de este debate de hoy sobre lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer en la escuelas. Mucha de la tensión deriva de la idea de que la religión simplemente no es bien recibida en lo que el profesor (Stephen) Carter de Yale ha llamado "la plaza pública". Los estadounidenses creen que en vez de celebrar su amor por Dios en público, están siendo forzados a ocultar su fe detrás de puertas cerradas. Eso está mal.
Los estadounidenses nunca deberían tener que ocultar su fe. Pero a algunos estadounidenses se les ha negado el derecho de expresar su religión, y eso tiene que detenerse. Eso ha ocurrido y tiene que parar. Es crucial que el gobierno no dicte o exija opiniones religiosas específicas, pero también es igualmente crucial que el gobierno no impida la expresión de opiniones religiosas específicas.
Cuando se invoca la Primera Enmienda como un obstáculo para la expresión privada de la religión se la está usando mal. La religión tiene un lugar apropiado en la intimidad y un lugar apropiado en público, porque "la plaza pública" pertenece a todos los estadounidenses. Es especialmente importante que los padres sientan confianza en que sus hijos pueden practicar la religión. Esa es la razón por la cual algunas familias se han sentido frustradas al ver que se les niega a sus hijos incluso las formas más privadas de expresión religiosa en las escuelas públicas. Es raro, pero estas cosas han ocurrido en realidad.
Se que la mayoría de las escuelas hacen una buena tarea para proteger los derechos religiosos de los estudiantes, pero en Estados Unidos se les ha prohibido a algunos estudiantes que lean la Biblia silenciosamente en las salas de estudio. A algunos grupos religiosos estudiantiles no se les ha permitido que den a publicidad sus reuniones de la misma manera en que pueden hacerlo los grupos laicos. A algunos estudiantes se les ha impedido incluso recitar una oración de agradecimiento antes del almuerzo. Es raro, pero ha ocurrido y está mal. Donde quiera y cuando quiera que sean amenazados o suprimidos los derechos religiosos de los niños debemos actuar rápidamente para corregirlo. Queremos facilitar y hacer más aceptable que la gente exprese y celebre su fe.
Ahora bien, sólo porque personas específicas en decisiones específicas tienen a veces un poco equivocado el equilibrio de la Primera Enmienda, eso no significa que haya nada malo con la Primera Enmienda. Todavía creo que la manera en que está escrita actualmente la Primera Enmienda le permite al pueblo estadounidense hacer lo que necesita hacer. Eso es lo que creo. Permítanme darles algunos ejemplos y ustedes verán si están de acuerdo.
Antes que nada, la Primera Enmienda no requiere que los estudiantes dejen su religión en la puerta de la escuela, No nos gustaría que los estudiantes dejen los valores que aprenden de la religión, como la honestidad, la generosidad y la bondad, detrás de la puerta de la escuela, y reforzar esos valores es una parte importante de la misión de cada escuela.
Algunos funcionarios escolares, maestros y padres creen que la Constitución prohíbe toda expresión religiosa en absoluto en las escuelas públicas. Eso es erróneo. Nuestras cortes han dejado en claro que esto está equivocado. Tampoco es una buena idea. La religión es demasiado importante en nuestra historia y en nuestra heredad para que la mantengamos fuera de las escuelas. Una vez más, no debería exigírsela, pero mientras no sea auspiciada por funcionarios escolares y no interfiera con los derechos de otros niños, no debería negársela.
Por ejemplo, los estudiantes pueden orar privada e individualmente cuando quiera que deseen hacerlo. Pueden dar las gracias mentalmente antes del almuerzo. Hay ocasiones en las que pueden orar juntos en voz alta. Los clubes religiosos de estudiantes en las escuelas secundarias pueden y deberían ser tratados de la misma manera que cualquier otro club extracurricular. Pueden publicitar sus reuniones, reunirse en terrenos de la escuela y usar las instalaciones de la escuela de la misma manera en que lo pueden hacer otros clubes. Cuando los estudiantes pueden decidir leer un libro en voz baja, tienen el derecho a leer la Biblia o cualquier otro texto religioso que quieran.
Los maestros pueden enseñar, y ciertamente deberían hacerlo, sobre la religión y las contribuciones que ella ha hecho a nuestra historia, nuestros valores, nuestro conocimiento, nuestra música y nuestro arte en nuestro país y en todo el mundo, y al desarrollo de la clase de gente que somos. Los estudiantes también pueden rezar mentalmente, preferiblemente antes de los exámenes, como yo solía hacerlo.
Los estudiantes deberían tener la libertad de expresar su religión y sus creencias en las tareas escolares, a través del arte y durante las presentaciones en la clase, mientras sea pertinente a la tarea asignada. Si los estudiantes pueden distribuir volantes o panfletos que no tienen nada que ver con la escuela, pueden distribuir volantes o panfletos religiosos sobre la misma base. Si los estudiantes pueden ponerse camisetas publicitando equipos deportivos, grupos de rock o políticos, también pueden ponerse camisetas que promuevan su religión. Si ciertos temas o actividades son objetables para los estudiantes o sus padres debido a sus creencias religiosas, entonces las escuelas podrían, y algunas veces deben, excusar a los estudiantes de esas actividades.
Finalmente, aunque las escuelas no pueden abogar por creencias religiosas, como he dicho antes, deberían enseñan valores y virtudes corrientes. El hecho de que algunos de esos valores sean valores religiosos no significa que no se puedan enseñar en nuestras escuelas.
Todas estas formas de expresión religiosa y culto están permitidas y protegidas por la Primera Enmienda. Eso no cambia el hecho de que a algunos estudiantes no se les ha permitido expresar sus creencias de estas maneras. Lo que tenemos que hacer es trabajar juntos para ayudar a todos los estadounidenses a comprender exactamente lo que hace la Primera Enmienda. Protege la libertad de religión al permitir rezar a los estudiantes, y protege la libertad de religión impidiendo que las escuelas les digan cómo, cuando y a quién orar. La Primera Enmienda nos mantiene a todos en terreno común. Se nos permite creer y orar como queramos hacerlo sin que el gobierno nos diga a cualquiera de nosotros lo que podemos y no podemos hacer.
Lo diré nuevamente; la Primera Enmienda es un regalo para nosotros. Y los Padres Fundadores redactaron la Constitución de manera amplia a fin de que pudiera crecer y cambiar, pero mantenerse firme en ciertos principios. Sabían que la gente era falible y cometería errores de vez en cuando. Como dije, hay momentos en que la Corte Suprema toma una decisión, y si yo no estoy de acuerdo con ella, uno de los dos está equivocado. También hay otra posibilidad: los dos podemos estar equivocados. Así es como ocurre en los asuntos humanos.
Pero lo que yo deseo decirle al pueblo estadounidense y lo que quiero decirles a ustedes es que James Madison y Thomas Jefferson no tuvieron la intención de clavar una estaca en el corazón de la religión y sacarla de nuestra vida pública. Los que se propusieron hacer fue crear un sistema por el cual pudiéramos traer la religión a nuestra vida pública a nuestra vida privada sin que ninguno de nosotros le dijera al otro qué hacer.
Esto es muy importante hoy. Un condado de Estados Unidos, el condado de Los Angeles, tiene más de 150 grupos raciales y étnicos diferentes... más de 150 grupos diferentes. ¿Cuántas religiones creen ustedes que hay en esos grupos? ¿Cuántas? Cada religión importante del mundo está representada en cantidades importantes en un condado de Estados Unidos... todas ellas en un condado de Estados Unidos.
Tenemos que comprender esto bien. Y tenemos que mantener este equilibrio. Este país necesita ser un lugar donde la religión crezca y florezca.
¿No creen ustedes que si cada chico en cada vecindario difícil de Estados Unidos se encontrase en una institución religiosa durante los fines de semana, en la sinagoga los sábados, en una iglesia los domingos, en una mezquita los viernes, no creen realmente que la tasa de drogas, la tasa de delincuencia, la tasa de violencia, el sentido de autodestrucción se reduciría mucho y la calidad del carácter de este país aumentaría mucho?
¿Pero no creen también ustedes que si en los últimos 200 años hubiéramos tenido un estado gobernado por la religión la gente estaría aburrida de ella, y pensarían que ha sido comprometida por los políticos, recortada en los bordes, impuesta por gente que realmente no se ajustaba a ella, y no tendríamos 250.000 casas de culto en Estados Unidos? Quiero decir, no las tendríamos.
Es posible que la Primera Enmienda sea imperfecta, pero es lo más aproximado a la perfección que haya sido creado jamás por sociedad humana alguna para la promoción de la religión y de los valores religiosos. (Letras en bastardilla agregadas).