La Eucaristía, presencia del Señor resucitado

(Esquema de catequesis)

 'Jesús tomó pan y dijo: Tomen y coman; esto es mi cuerpo'. Tomó luego un cáliz y dijo: Beban todos de él, porque ésta es mi sangre".

(Mt 26, 26-28).

OBJETIVO

Ayudar al niño a reconocer y valorar el sacramento de la Eucaristía como la principal y más importante presencia de Cristo entre nosotros, para que, con alegría, participe de ella.

NOTAS PEDAGÓGICAS

1.       Los niños de esta edad se encuentran en una etapa de socialización en que son muy alegres, extrovertidos y sociables. Les gusta el ambiente de fiesta.

2.       Aceptan con seriedad las afirmaciones de fe, siempre y cuando estén fundamentadas en el testimonio de sus papas y de las personas mayores.

3.       El catequista orienta para encaminarlos hacia la participación en el sacramento de la Eucaristía, y de los demás sacramentos, pero no forzándolos físicamente ni presionándolos moral o psicológicamente sino con amabilidad, aliento y ejemplo.

TEXTOS PARA ORAR Y PROFUNDIZAR

Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y, partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente.

(Mt 14, 19)

Y recibiendo una copa, dadas las gracias, dijo: «Tomad esto y repartidlo entre vosotros;  porque os digo que, a partir de este momento, no beberé del producto de la vid hasta que llegue el Reino de Dios.»  Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mío.»

(Lc 22, 17-19)

Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.

(Lc 24, 35)

Acudían asiduamente a la enseñanza de los apóstoles, a la comunión, a la fracción del pan y a las oraciones.

(Hch 2, 42)

1322    La Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor.

1323    "Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura"
(SC 47) .

I           LA EUCARISTIA - FUENTE Y CUMBRE DE LA VIDA ECLESIAL

1324    La Eucaristía es "fuente y cima de toda la vida cristiana" (LG 11). "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (PO 5).

1325    "La Eucaristía significa y realiza la comunión de vida con Dios y la unidad del Pueblo de Dios por las que la Igle sia es ella misma. En ella se encuentra a la vez la cumbre de la acción por la que, en Cristo, Dios santifica al mundo, y del culto que en el Espíritu Santo los hombres dan a Cristo y por él al Padre" (CdR, inst. "Eucharisticum mysterium" 6).

1326    Finalmente, la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna cuando Dios será todo en todos (cf 1 Co 15,28).

1327    En resumen, la Eucaristía es el compendio y la suma de nuestra fe: "Nuestra manera de pensar armoniza con la Eucaristía, y a su vez la Eucaristía confirma nuestra manera de pensar" (S. Ireneo, haer. 4,
18, 5).

Números de párrafo del Catecismo de la Iglesia Católica.

DESARROLLO DE LA SESIÓN

EXPERIENCIA HUMANA

Vamos a escuchar un relato, en la que descubrimos el sentido profundo de la Eucaristía, regalo de Jesús para todos los hombres y mujeres. Escuchemos un relato de un sacerdote que va de viaje: "El avión hizo escala en el aeropuerto de Moscú. Era domingo. No me sería posible celebrar la Misa por no disponer de capilla. Mas pensé: "quizá pueda arreglármelas". En el restaurante quise comprar una botellita de vino. "¡No tenemos vino!", me respondieron. Ya no era posible celebrar una Misa real. ¿Y por qué no celebrar una Eucaristía "espiritual"?. Comencé mi cele bración particular. Todo transcurría a las mil maravillas. Pero mi estremecimiento fue grande cuando llegué al momento de la consagración. ¡No tenía ofrenda... ni cuerpo ni sangre que entregar! ¿Era, tal vez, el momento de entregar mi propia vida, mi propio cuerpo, mi propia sangre? Temblé. ¡Qué fácil es celebrar la entrega de los demás! Todo cambia cuando la muerte afecta a uno mismo" (J.M. Viñas). La entrega es indispensable en la Eucaristía.

¿Qué nos enseña este relato? La Eucaristía nos lleva a la entrega, al servicio.

 ILUMINACIÓN

Jesús, como buen judío, celebraba la pascua del Antiguo Testamento. Los evangelistas dicen que la última Cena fue esa Cena de Pascua, pero en ella Jesús celebró su propia Pascua, su Muerte y Resurrección, o
sea, su paso de este mundo al Padre.

Por haber sido fiel a su misión que le había encomendado el Padre (el amor, la entrega a los hombres), Jesús murió en la cruz. Nos dice el Evangelio: "Mientra s comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: Tomen y coman; esto es mi Cuerpo.' Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: 'Beban todos de ella: esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por una muchedumbre, para el perdón de sus pecados" (Le 22, 19-20).

El pan era ya el Cuerpo de Jesús, el vino era ya la Sangre de Jesús. Al día siguiente, lo mataron en la cruz. Su muerte fue el fruto maduro de una vida vivida 'en espíritu y verdad' (Jn 4, 23). Una vida convertida en "servicio de amor", en entrega continua, en sacrificio en bien de los demás; así también fue su muerte.

La palabra Eucaristía ha prevalecido en el uso cristiano para designar la acción instituida por Jesús la víspera de su muerte. Jesús hizo de su vida una oblación, una entrega sin reservas. Y esa entrega no era sino el sacramento del amor que el Padre nos tiene: "¡Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único " (Jn 3, 16). El Padre se volcó sobre la humanidad; derramó sobre ella su amor, misericordia y bondad. Las expresiones del amor de Jesús hacia los hombres y mujeres fueron múltiples: Su predicación, sus gestos simbólicos, sus acciones transformadoras, sus milagros, su estilo de vida, su servicio y solidaridad proclaman el amor del Padre hacia la humanidad. Lo importante de la Última Cena fue el encuentro por parte de Jesús; este encuentro alcanzó su máxima intimidad en el gesto de la entrega de su Cuerpo y Sangre y en el gesto del servicio al lavarles los pies a los discípulos. Jesús vivió acercándose cada vez más al hombre, a la mujer, a la gente; hizo de su vida un proyecto de cercanía, servicio y entrega, que no fue como el sacerdote o el levita que pasaron de largo al ver al hombre que habían asaltado, sino como el samaritano que se acerca, que toca, que cura... (ver Lc 10, 25-35). Se hizo cercano en el Cenáculo. Encontró en el pan y el vino los símbolos de sí mismo, entregándose por su pueblo, y en el gesto del lavatorio de los pies, un testimonio de que los seguidores de Jesús somos servidores que entregan su vida a favor de los demás. La Eucaristía nos fortalece, nos alimenta, nos comunica la vida de Dios en Jesús sacramentado, y nos capacita para hacer de la propia vida una vida entregada, donada al servicio de las demás personas. La Eucaristía nos impulsa a vivir este espíritu de servicio a todos los hombres y mujeres.

EXPERIENCIA CRISTIANA

Expresión de fe

En la Eucaristía, Cristo se entrega incondicionalmente; de igual modo, nosotros, al participar de la Misa, nos debemos dar a los demás.

Celebración

El grupo se reúne, de ser posible ante el sagrario o alrededor de una imagen de la Última Cena o de Jesús con el pan y el vino.

Catequista: Reunidos en torno al Señor, también hoy nos invita a recibirlo y a compartir su vida. Somos integrantes de la Iglesia y se nos ha entregado el mandato de ser signos de su Reino, eucaristías vivientes. Pensemos por un momento: ¿Cómo podemos ser eucaristías vivientes, es decir, cómo podemos ir dando nuestra vida en las situaciones de todos los días? (en silencio se sigue la siguiente oración).

Oración para servir

Oh Cristo, para poder servirte mejor, dame un noble corazón, un corazón fuerte para aspirar por los altos ideales y no por opciones mediocres. Un corazón generoso en el trabajo, viendo en él no una imposición, sino una misión que me confías. Un corazón grande para el sufrimiento, siendo valiente soldado ante mi propia cruz y sensible cireneo para la cruz de los demás. Un corazón grande para con el mundo, siendo comprensivo con sus fragilidades, pero inmune a todo lo que nos aparta de Ti. Un corazón grande para los hombres y mujeres, leal y atento para con todos, pero especialmente servicial y delicado con los pequeños y humildes. Un corazón nunca centrado sobre mí, siempre apoyado en Ti, feliz de servirte y servir a mis hermanos, ¡oh, mi Señor! todos los días de mi vida.

Amén.

Compromiso

Todos nosotros queremos ser signos eucarísticos, signos de salvación de Dios, signos de amor y de entrega. Cada uno va a pensar en un servicio que pueda hacer en su casa, colonia, con los amigos. Todos
tenemos en nuestra vida muchas ocasiones de servicio. ¿Qué servicio queremos hacer hoy para ser signos eucarísticos? Escribir en el cuaderno el servicio que va a realizar.