37. ¿Quién fue Caifás?
Francisco Varo
Caifás (Joseph Caiaphas) fue un sumo
sacerdote
contemporáneo de Jesús. Es citado varias veces en el Nuevo
Testamento (Mt 26,3; 26,57; Lc 3,2; 11,49; 18,13-14; Jn
18,24.28; Hch 4,6). El historiador judío Flavio Josefo dice que
Caifás accedió al sumo sacerdocio alrededor del año 18, nombrado
por Valerio Grato, y que fue depuesto por Vitelio en torno al
año 36 (Antiquitates iudaicae, 18.2.2 y 18.4.3). Estaba
casado con una hija de Anás. También según Flavio Josefo, Anás
había sido el sumo sacerdote entre los años 6 y 15 (Antiquitates
iudaicae, 18.2.1 y 18.2.2). De acuerdo con esa datación, y
conforme a lo que señalan también los evangelios, Caifás era el
sumo sacerdote cuando Jesús fue condenado a morir en la cruz.
Su larga permanencia en el sumo sacerdocio es un indicio más que
significativo de que mantenía unas relaciones muy cordiales con
la administración romana, también durante la administración de
Pilato. En los escritos de Flavio Josefo se mencionan en varias
ocasiones los insultos de Pilato a la identidad religiosa y
nacional de los judíos y las voces de personajes concretos que
se alzaron protestando contra él. La ausencia del nombre de
Caifás —que era el sumo sacerdote precisamente en ese momento—
entre los que se quejaron de los abusos de Pilato, pone de
manifiesto las buenas relaciones que había entre ambos. Esa
misma actitud de cercanía y colaboración con la autoridad romana
es la que se refleja también en lo que cuentan los evangelios en
torno al proceso de Jesús y su condena a muerte en la cruz.
Todos los relatos evangélicos coinciden en que tras el
interrogatorio de Jesús, los príncipes de los sacerdotes
acordaron entregarlo a Pilato (Mt 27,1-2; Mc 15,1; Lc 23,1 y Jn
18,28).
Para conocer cómo entendieron los primeros cristianos la muerte
de Jesús, es significativo lo que narra San Juan en su evangelio
acerca de las deliberaciones previas a su condena: «Uno de
ellos, Caifás, que aquel año era sumo sacerdote, les dijo:
—Vosotros no sabéis nada, ni os dais cuenta de que os conviene
que un solo hombre muera por el pueblo y no que perezca toda la
nación. Pero esto no lo dijo por sí mismo [señala el
evangelista], sino que, siendo sumo sacerdote aquel año,
profetizó que Jesús iba a morir por la nación; y no sólo por la
nación, sino para reunir a los hijos de Dios que estaban
dispersos» (Jn 11,49-52).
En 1990 aparecieron en la necrópolis de Talpiot en Jerusalén
doce osarios, uno de los cuales lleva la inscripción «Joseph bar
Kaiapha», con el mismo nombre que Flavio Josefo atribuye a
Caifás. Se trata de unos osarios del siglo I, y los restos
contenidos en ese recipiente bien podrían ser los del mismo
personaje mencionado en los evangelios.
Bibliografía: Bruce Chilton, Caiaphas en The Anchor
Bible Dictionary, vol. I (Doubleday, New York, 1992)
803-806¸ Zvi Greenhut, «The Caiaphas Tomb in Northern Talpiyot,
Jerusalem»: Atiqot 21 (1992) 63-71.