Jesucristo

Jesús Dios y hombre

 

Creemos y afirmamos que Jesucristo es el Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad, Él es el Hijo único de Dios, Dios de Dios Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado y no creado, de la misma naturaleza que el Padre. Él es verdadera y plenamente Dios.

Creemos, igualmente, que el Hijo de Dios bajó del Cielo y se hizo hombre, es decir, se encarnó en el seno de María, la Virgen.

« Cristo, a pesar de su condición divina no hizo alarde de su categoría de Dios, al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición humana pasando por uno de tantos.»

 FIp 2, 6ss

Quien existía desde siempre, el Hijo de Dios, Vida y Luz eternas, vino a ser en Jesús de Nazaret, hombre débil y mortal. El Hijo eterno de Dios es, en Jesús de Nazaret, verdadero Dios y verdadero hombre.

«En el principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios... Y la Palabra se hizo carne, y puso su casa entre nosotros ...»

Jn 1, 1-14

«Quiso someterse a las condiciones de debilidad de aquellos a quienes amaba, porque quería ponemos a nosotros a la altura de su propia grandeza.»

(San Clemente de Alejandría)

Con ello no afirmamos que Jesucristo sea algo así como mitad hombre y mitad Dios, ni que él sea una mezcla de lo divino y lo humano. Es a la vez Dios y hombre sin mezcla, confusión y separación.

¿Por qué la Palabra de Dios se hizo hombre?

 

 

  • Podemos decir también que el Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos el amor que Dios nos tiene, pues en Jn 3, 16 se nos dice que «tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único para que todo el que crea en él no muera sino que tenga vida eterna».

 

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

Los cristianos creemos que Jesucristo no fue engendrado en una relación íntima y conyugal de María con José, sino que, antes de vivir juntos, María se encontró encinta por obra del Espíritu Santo.

«La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José, y antes de empezar a vivir juntos, ella, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo»

Mt 1, 18

El Espíritu Santo fue enviado para santificar el seno de la Virgen María y fecundarla por obra divina, haciendo que ella concibiera al Hijo eterno del Padre en una humanidad tomada de la suya. Por ello, también Jesucristo es realmente hijo de María (ver Lc 1,26-38).