Jesucristo

Jesús el Señor

«Cuando las primitivas comunidades cristianas reconocieron a Jesús como "Señor", afirmaron también que no hay más Señor que Jesús, al que deberán someterse todos los poderes de la tierra. Sólo Él y no el Emperador de Roma, garantiza la paz, el concierto, el orden de los pueblos. Ellos se negarán a adorar al Emperador y a reconocerle como "Señor". El fundamento de la libertad propia del cristiano reside en reconocer que no hay más que un solo Señor, que es Jesucristo, por quien vive el universo y existimos nosotros.»

(Catecismo, Ésta es nuestra fe)

El Nuevo Testamento utiliza en este sentido fuerte
el título «Señor» para el Padre,
pero lo emplea también, y aquí está la novedad,
para Jesús, reconociéndolo como Dios:

«... sino que hablamos de una sabiduría de Dios, misteriosa, escondida; destinada por Dios desde antes de los siglos para nuestra gloria, desconocida de todos los príncipes de este mundo, pues, de haberla conocido, no hubieran crucificado al Señor de la Gloria» (1 Co 2, 8) Junto a este precioso texto no podemos olvidar todos los salidos que los primeros cristianos se hacen en donde se presenta una referencia explícita a Jesucristo como Señor: «Pablo, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros gracia y paz»

1 Ts 1, 1

Por lo tanto, cuando las primitivas comunidades cristianas proclamaban «Jesús es el Señor», estaban reconociendo que a Jesús le corresponden el honor y la gloria debidos a Dios mismo, porque, en Él, Dios ejerce todo su señorío y su poder salvador. Los primeros cristianos confesaban con esta exclamación que:

  • Jesús era más que un hombre, era de naturaleza divina.

  • Dios, en Jesús, salva a todos los hombres venciendo los poderes del mal, del pecado y hasta la misma muerte.

  • Para conseguir la vida y la salvación, era necesario seguir a Jesucristo, causa, fundamento y meta de todo ser, de toda verdad y de todo bien.