Jesucristo

Jesús, Hijo único de Dios

 

¿No te has preguntado quién es el padre y la madre de este hombre tan excepcional como es Jesús de Nazaret, Jesús el llamado Cristo? ¿No crees que, para conocerle, tendrías que conocer quién es su padre y quién es su madre? Sin duda alguna, ellos nos podrán decir mucho sobre él.

Aparentemente y a primera vista, José, hombre justo, bueno y de la estirpe de David (Lc 2, 4), que era el esposo de María, de la cuál nació Cristo (Mt 1, 16), es el padre de Jesús, el Cristo. Pero, si ahondamos un poco en la cuestión, vemos que la cosa no es tan fácil. En el momento de la anunciación del ángel a María descubrimos que Jesús, el Cristo, no tiene por padre a José, sino a Dios mismo. Es decir, que Jesucristo no ha sido el fruto de unas relaciones conyugales entre José y María, sino que él es fruto de la acción directa de Dios sobre el seno de María:

«María dijo al ángel: ¿cómo será esto si yo no tengo relaciones con ningún hombre? El ángel le contestó: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que va a nacer se llamará Hijo de Dios...»

Lc 1, 34-35

De este modo, los cristianos creemos que Jesús, el Cristo, fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo; y que, por ello, él no es hijo de José, sino Hijo de Dios. Por lo tanto, el Padre de Jesús es Dios mismo, el Todopoderoso, el Creador del cielo y de la tierra, el tres veces Santo. Ante ello, los cristianos confesamos con rotundidad que Jesús es el Hijo de Dios Altísimo, así que lo proclamamos públicamente.

«Creemos en Dios Padre... y en Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza que el Padre, por quien todo fue hecho».

(Credo niceno-constantinopolitano)

Para concluir, podemos decir que el Nuevo Testamento y la fe de la Iglesia nos muestran a Jesucristo no como un hombre extraordinario en el que Dios está presente de un modo singular, sino como aquel hombre irrepetible, que, al mismo tiempo, es el Hijo eterno de Dios, Dios de Dios y Luz de Luz, de la misma naturaleza que el Padre.