Glosario
P. Víctor Hugo S. Lapenta.Cssr
P. Manuel M.R. Losada, Om
P. Victoriano Baquero Miguel, Sj
Actitud: es la tendencia a responder a una realidad (persona,
objeto, situación) en forma positiva o negativa, de
acuerdo con el significado percibido en la realidad y con las
emociones que suscita. Son nuestras antipatías y simpatías,
gustos y aversiones, afinidades y rechazos, que pueden variar
de intensidad en conformidad con las variaciones de los
diferentes momentos.
Acto fallido: es el acto que no alcanza su objetivo
explícito, pero que deja aparecer el deseo inconsciente que
se manifiesta a través de la aparente falla. Son los actos que
el sujeto habitualmente realiza bien, pero que —por interferencia
del inconsciente— fracasan o fallan: lapsus en palabras,
gestos inadecuados, expresiones empleadas en otro
sentido, sin que el sujeto se dé cuenta de ello, y semejantes.
Autonomía: capacidad para dirigir la propia vida y proceder
de acuerdo con los deseos, percepciones, razonamientos
y valores personales, sin verse influenciado por determinaciones
o acondicionamientos externos. Es autónomo
quien es capaz de obrar conforme a su modo personal de
ver, de sentir y de pensar la realidad.
Compensación: satisfacción sustitutiva en lugar de otra
que no es posible obtener. Es un mecanismo de defensa y,
por consiguiente, inconsciente. El obstáculo que impide la
satisfacción directa puede ser externo o interno, real o imaginario.
La satisfacción compensatoria puede ser asimismo
real o simplemente imaginaria, cuando el sujeto alimenta
fantasías compensatorias.
Condicionamiento: aprendizaje de un nuevo comportamiento,
provocado por un estímulo nuevo que se sobrepone
al habitual. Pavlov enseñó a un perro a salivar al oír
una campanilla, ya que anteriormente cada vez que le proporcionaba
carne hacía sonar la campanilla. Los condicionamientos
son empleados en la formación de los hábitos,
en los entrenamientos deportivos, en el "lavado cerebral",
en la difusión de ideas, en la publicidad comercial y política.
El condicionamiento significa facilitar determinadas
respuestas, con disminución o, incluso, con la pérdida de la
conciencia y la libertad del sujeto.
Conducta: el obrar humano se llama conducta cuando
queremos al mismo tiempo referimos al acto externo—también
llamado comportamiento—y a los procesos mentales
que le imprimen significado: pensamientos, intuiciones,
introspección, voluntad, decisión, estado de ánimo... La
conducta es una manifestación de la personalidad del sujeto.
Dependencia: incapacidad o significativa disminución
de la capacidad para dirigir y orientar la vida propia; necesidad
de apoyo, de estímulo, de orientación. La dependencia
está en estrecha relación con la inseguridad, el miedo, la
ansiedad, la fragilidad real o imaginaria y la inhabilidad. El
recién nacido es dependiente incluso para sobrevivir; el adulto
que ha logrado un buen desarrollo es poco dependiente.
Determinismo: la acción humana sería determinada si
estuviera completamente delimitada y condicionada por factores
externos o internos de tal naturaleza que el sujeto no
tuviera libertad ninguna. La doctrina filosófica del determinismo
niega el libre albedn'o. Incluso poniendo a salvo la
libertad fundamental de la persona, no podemos dejar de
admitir que en algunos momentos y circunstancias esta libertad
se encuentra muy disminuida y hasta por completo
eliminada.
Dualismo: sistema de pensamiento que afirma la coexistencia
de dos principios eternos, opuestos y que son causa
original de todos los seres. Cuando el ser humano se entiende
en forma dualista, se le ve como un compuesto de dos partes
distintas —materia y espíritu— que no logran constituir una
unidad, pero que sí dan origen a un conflicto interno que forma
parte de la naturaleza humana. El bien estaría ligado al
espíritu y el mal al cuerpo.
Egocentrismo: disposición por la cual el sujeto está centrado
en sí mismo y es incapaz de ponerse en el lugar del
otro; no capta el pensamiento diferente del otro, no tiene la
capacidad para entender el sentimiento ajeno. En el niño el
egocentrismo es algo natural, pero en el adulto significa
inmadurez y es fuente permanente de desentendimientos y de
desamor. El egoísmo es una forma excesiva de egocentrismo.
Edípico: relativo al complejo de Edipo. Según Freud, el
complejo de Edipo se presenta entre los tres y los cinco
años; otros autores apuntan una fecha bastante anterior. En
la pubertad se presenta una nueva fase —ya más consciente—
cuando el individuo define mejor su sexualidad. En
teoría sicoanalítica, este complejo está constituido por el
amor —en parte consciente y en parte no consciente— que
el niño experimenta hacia el progenitor del otro sexo, y por
los consiguientes celos, aversión y rivalidad hacia el progenitor
de su propio sexo. El complejo de Edipo cumple un
papel fundamental en la estructuración de la personalidad,
especialmente en lo relativo a la capacidad para amar, en la
identidad sexual, en el aprendizaje de la conducta masculina
o femenina y en la relación con la autoridad, la ley y la libertad.
Fases del desarrollo: la teoría sicoanalítica afirma que
el desarrollo de la personalidad se produce a través de
diversas fases sicosexuales; en cada una, el sujeto encuentra
satisfacción en un área específica del cuerpo, la que da el
nombre a la correspondiente fase. Cuando el individuo atraviesa
adecuada y convenientemente las diferentes fases,
(oral, anal, fálica, período de latencia) alcanza la fase genital
o adulta, sin embargo, pueden presentarse alteraciones y
perturbaciones que impiden el paso de las fases posteriores,
determinando fijaciones. En situaciones más agudas de una
etapa ulterior—incluso en la vida adulta—puede producirse
una regresión a alguna fase anterior, lo que significa el
retorno del sujeto a obrar como si aún viviera en aquella
fase ya superada. Las frustraciones muy grandes, lo mismo
que las satisfacciones excesivas de los deseos, producen
fijaciones o regresiones.
Fase oral: es la primera fase: en ella, la actividad y el
placer del niño están centrados en la boca y en las actividades
orales, particularmente la alimentación. Esta fase se
extiende hasta el segundo año de vida. La fijación de esta
fase conduce a actividades orales que producen placer, corno
fumar, comer uñas, hablar o comer desmesuradamente.
Fase anal: se presenta aproximadamente entre los dos y
los cuatro años. La libido está en relación con la región
anal; en ella se aprende a dominar la defecación-retención y
expulsión, el descubrimiento del valor simbólico de las
heces fecales. La fijación en esta fase se presenta en la dificultad
para dar y recibir amor, en demasiada obstinación o
en el desaliño de la presentación personal.
Fase fálica: la zona central del placer comienza a
fijarse en los órganos genitales, los que, una vez descubiertos
por el niño, llaman su atención tanto por el placer que
pueden proporcionar como por el sentido simbólico y caracterizante
que manifiestan. Esta fase coincide con el desarrollo
del complejo de Edipo. Las fallas en esta fase generan
dificultada en la identidad sexual y producen relaciones
conflictivas con la autoridad.
Período de latencia: va desde el final de la fase fálica
—cinco o seis años— hasta el comienzo de la pubertad y se
caracteriza porque disminuye la preocupación por el placer
y el significado de la sexualidad. El niño entonces centra
todo su interés ya no en el propio cuerpo o en sus relaciones
afectivas, sino en el aprendizaje de la realidad exterior; predominan
entonces los sentimientos de ternura y pudor y se
insinúan las aspiraciones morales y estéticas.
Fijación: retrazo del desarrollo afectivo que se manifiesta
en la reproducción de conductas y actitudes propias
de una etapa o fase anterior del desarrollo. La fase debería
haber sido ya superada, pero el sujeto ha quedado preso en
ella, en todo o parcialmente.
Fuga: expresión figurada para designar la tentativa del
sujeto de liberarse de las realidades o de los estados emocionales
perturbadores ante los cuales se siente impotente
para encararlos enérgica y decididamente. La fuga conduce
a distracciones, a la búsqueda de situaciones o de medios
que impidan hacer consciente la realidad. Bebidas, drogas,
trabajo excesivo, demasiado sueño, sexo descontrolado,
juegos absorbentes y obsesivos y toda clase de actividades
que absorban por entero, son los caminos más comunes de
la fuga, se dan fugas en la enfermedad: las neurosis, por
ejemplo sena un medio para escapar de los conflictos internos,
en tanto que las enfermedades orgánicas serían un
recurso para reclamar atención, cuidado y conmiseración.
Formación de reacción: mecanismo de defensa que
lleva al individuo a asumir un comportamiento de sentido
opuesto a aquél por el que se siente atraído: el sujeto ve este
último comportamiento como inaceptable y su presencia le
produce malestar y ansiedad. Frente a tendencias exhibicionistas
que el sujeto no logra asumir, se muestra lleno de
pudor y recato; y para no sentir que se le considera lleno
de prejuicios y remiso, se entrega entonces a un activismo
desenfrenado.
Inconsciente comunitario: es una cierta vinculación
afectiva o "conspiración inconsciente", que expresa las fan-
tasías grupales de tipo omnipotente y mágico, relacionadas
con la forma de obtener los objetivos y satisfacer las necesidades
del grupo, esta vinculación afectiva subyacente permite
que el grupo funcione y marche muchas veces como
una sola unidad, aunque sus miembros no tengan conciencia
de este fenómeno.
Inserción social: proceso mediante el cual el sujeto
entra a formar parte de un grupo social que incluye, entre
otros pasos, el interés, la adhesión, y el acatamiento de las
normas y valores del grupo, el cumplimiento de las funciones
y papeles que se asignan a los miembros y la conciencia
de pertenencia.
Libido: energía síquica específica de los impulsos sexuales
y del eros.
Mecanismo de defensa: son diferentes tipos de reacciones
que ayudan a encarar —así sea inadecuadamente—
situaciones exageradamente frustrantes y generadoras de
ansiedad. Dichos mecanismos son inconscientes y el sujeto
resulta engeñándose a sí mismo, al creer que son verdaderos
los motivos, las metas y las explicaciones que él mismo se
da. Son mecanismos de defensa la represión, la racionalización,
la fuga, la formación de reacción, la regresión, entre
otros.
Narcisismo: amor que se siente por la imagen del propio
yo, por el cuerpo propio. Su nombre proviene del mito
griego: el joven Narciso —en vez de sentirse apasionado
por la ninfa Eco— se llenó de admiración y amor por su
propia imagen reflejada en una fuente. El narcisismo es normal
en el período de desarrollo infantil (narcisismo primario).
En fases posteriores podrá manifestarse en procesos
de fijación y regresión (narcisismo secundario). En el
adulto normal es necesaria una pequeña dosis de narcisismo
para conservar la autoestima, el amor propio, el cuidado de
la propia persona y un mínimo de vanidad; pero se dan grados
más agudos y enfermisos que llevan a la megalomanía,
a la hipocondría, al exhibicionismo, a la homosexualidad y
a formas sicóticas.
Omnipotencia del desea: El deseo humano en sí mismo
no conoce límites. Es el deseo el que nos hace aspirar a la
plenitud del placer y de la felicidad, de la vida y de la
fuerza; por su capacidad de desear, el hombre sería omnipotente
y eterno. Su límite lo marca la realidad. Estamos constreñidos
a aceptar que no lo podemos todo y que logramos
solamente una parte de lo que quisiéramos ser y tener.
Personalidad genital: es la personalidad adulta, bien
desarrollada afectivamente, no fijada en fases anteriores,
capaz de amar y de dejarse amar, en condiciones de elegir
con realismo y libertad su estado de vida, sea en la unión
definitiva con la persona amada o en la decisión por la virginidad
consagrada.
Impulso: energía síquica procedente del interior del
organismo y que lo impele a obrar en búsqueda de un objetivo
satisfactorio. El impulso es diferente del instinto: éste
último responde a una programación previa y detallada que
produce en el individuo una determinada forma de reacción
—siempre igual— frente a circunstancias específicas. El
instinto es hereditario y característico de la especie; en cambio,
el impulso no es tan definido ni tan específico, por lo
que permite al sujeto una mayor libertad frente a los impulsos
interiores. La persona humana toma su dinamismo fundamental
de los impulsos y en menor escala de los instintos
y, por ello, es más libre.
Racionalización: es un mecanismo de defensa que permite
al sujeto dar interpretaciones aparentemente razonables
a realidades personales que él mismo no está en condiciones
de aceptar. Al encontrarse en grandes dificultades para convivir
con la propia limitación o incapacidad, diría que no le
interesa aquello que no logra alcanzar (la zorra y las uvas de
la fábula), o que, si falló en algo fue porque alguien o algo
produjo una confusión o interpuso un obstáculo insalvable.
Reticencia: proceso sicológico por el cual no permitimos
que se hagan conscientes las realidades interiores —
impulsos, deseos, emociones— ante las cuales no encontramos
condiciones emocionales para enfrentarlas; tales
realidades —represadas en el inconsciente— permanecerán
en actividad y aparecerán indirectamente por los caminos
velados de los síntomas neuróticos, las somatizaciones, los
actos fallidos y los sueños.
Regresión: retorno a un comportamiento propio de una
fase anterior del desarrollo; es un mecanismo de defensa,
una tentativa emocional inconsciente de esquivar o eludir
una realidad excesivamente incómoda; en ocasiones resulta
más llevadero obrar infantilmente que enfrentarse con la
dificultad o el problema.
Sociocéntrico: por oposición al egocentrismo infantil,
decimos que el amor adulto es sociocéntrico, es decir, que
está centrado no en el propio yo, sino en la persona o en las
personas amadas.. El adulto quiere el bien de la (de las) personáis)
amada(s), es feliz con la felicidad que le(s) proporciona
y es capaz de sacrificar sus intereses o de sacrificarse
él mismo por aquél(los) a quien(es) ama.
Somatización: modificación corporal que se presenta
como reacción provocada por la transformación de una
experiencia emocional en orgánica: el síntoma emocional se
torna corporal. Se pueden presentar parálisis histéricas o
incluso cegueras emocionales. En un grado menos dramático,
muchas enfermedades físicas, como el asma, la gastritis,
trastornos cardíacos, tienen origen sicológico.
Sublimación: recurso a una actividad sustitutiva —que
se considera más elevada— a cambio de otra que parecería
menos aceptable. La sublimación sería así un proceso
inconsciente por medio del cual los impulsos no valorizados
por el individuo o por la sociedad —principalmente la
libido— se transforman en energías que llevan a realizaciones
tales como producciones de orden cultural o intelec-
tual. La teoría de la sublimación no ha sido suficientemente
estudiada ni su proceso parece claro.
Tercera edad: período de la vida posterior a la infancia
y a la edad adulta. Una convención internacional, coordinada
por la ONU, fijó la edad de sesenta años como límite
convencional entre las edades. En la práctica se considera
vieja la persona que tiene muy disminuida su potencia vital
—principalmente la capacidad física—. Factores hereditarios
y de la historia personal —tales como la salud, la
higiene, la alimentación, el trabajo, el clima, los cuidados
personales, el ejercicio físico, el ambiente afectivo y socioeconómico—
intervienen en el proceso de envejecimiento.