Estrategias de comunicación para mejorar el impacto de la homilía

Autor: Tito Ballesteros López

 

Índice

Estrategias de comunicación para mejorar el impacto de la homilía.

Introducción.

1. Delimitación del problema.

2. La Comunicación. Definiciones y trascendencia.

3. La Comunicación. El lenguaje es la casa del ser.

4. El lenguaje corporal

5. Habilidades aplicadas a la homilía.

6. Interpretación del instrumento.

7. Conclusiones (Estrategias de Comunicación).

8. Referencias bibliográficas (Estrategias de Comunicación).

9. Anexo. Muestra del instrumento utilizado.

a. Los presbíteros.

b. Los fieles.

Introducción

Después de dos años de trabajo pongo a discusión de los lectores un instrumento que recuerda la importancia de la comunicación en la homilía.

 

El ejercicio pastoral del sacerdote valido de las herramientas de comunicación, abre posibilidades para comunicadores y presbi­terio sobre esta fusión de saberes para hacer predicaciones más vivas, con una mayor preocupación por factores propios de la asertividad comunicativa; hablo del uso del espacio físico, empleo de micrófonos, manejo de la mirada, formas adecuadas de preguntar y responder, el correcto uso de la voz, etc.

La homilía por ser comunicación familiar, cercana con la feligresía, es comunicación pura. Un hablante que se comunica, que envía un mensaje, el cual quiere que sea claro, entendible. El sacerdote tiene a su disposición herramientas como la voz y su propia corporalidad, entre otros, para llegar a la asamblea. Los fieles por su parte, reciben información de todas y cada una de las acciones de quien predica. Con lo anterior, emisor y receptor son portadores de mensajes que afectan o fortalecen la claridad del mensaje.; aquí, consideramos actitudes silentes, posturas y ruidos en comunicación por parte de los oyentes.

Con el objetivo de entregar una herra­mienta útil para quienes desde sus pulpitos quieren poner en la boca y el corazón de sus oyentes la palabra de Dios, presento, en cumplimiento del objetivo trazado para este trabajo de grado “El arte de la homilía”.


 

1. Delimitación del problema

Después del Concilio Vaticano II, la manera de hablar, de transmitir la palabra ha tomado un lugar especial en el corazón de los cristianos. Antes se decía: decir misa, asistir a misa, oír misa, hacer un entierro, recitar un breviario... hoy se prefiere decir: celebrar la Eucaristía, celebrar los funerales, celebrar la liturgia de las horas, celebrar una boda. Pero... ¿qué es celebrar? Para el catecismo de la Iglesia, celebrar es comunicar vida a lo que es importante y con respecto a los presbíteros, se puede afirmar que el anuncio de la palabra de Dios —la predicación— es la primera función que han de desempeñar.

Desde esta primera definición, nos adentramos en la expresión Homilía, como espacio de la Eucaristía que desde el lenguaje del sacerdote se hace palabra de Dios.

Reconociendo la comunicación como modelo primario, emisor, receptor y canal; el investigador abordará el tema de la homilía en Bucaramanga desde la mirada del presbiterio y sus fieles, a través de una muestra poblacional en cada uno de los nueve Arciprestazgos que conforman la jurisdicción eclesiástica de esta ciudad. Total de encuestados: 42 sacerdotes y 42 fieles.

Esta investigación entiende que debe valorar al receptor y agente mismo. Con el concepto de acción comunicativa empieza a operar un supuesto más: el de un medio lingüístico en que se reflejen como tales las relaciones del actor con el mundo.

Incluso hay que suponer la formación de un acuerdo entre los participantes en la comunicación, acuerdo que en principio es de naturaleza lingüística.

Como bien lo menciona el Padre Alberto Calderón, asesor del presente trabajo de grado, esta tesis sustenta su fuerza argumentativa desde la comunicación y sus acciones, de ahí, que sea Jürgen Habermas, teórico de la comunicación, quien sustente parte de esta argumentación. No es caprichoso abordar la mirada habermarciana que nos invita a reflexionar sobre lo práctico, sobre el interés en el mundo de la vida que responde para nuestro interés, en el descifrar la verdad, el saber.

Acogemos esta tesis porque nos cuestiona sobre el ser, sobre la razón, la imaginación; no sólo sobre el que, sino sobre el como. Sobre el discurso, sobre las sicologías sociales. Con lo anterior, sentamos las bases para reconocernos dentro de modelos comunicacionales dados desde el inicio del siglo XX, autores contemporáneos, artículos de prensa, aplicación de instrumentos a sacerdotes y fieles en una suma de saberes que pretende arrojar una herramienta – por antecedentes conocidos – nunca abordada en nuestra Iglesia Particular.

El ejercicio académico aquí expuesto va mas allá de la simple – pero respetable recopilación de conceptos comunicaciónales-. Nuestra pretensión, está basada en un aporte con inquietudes reales, practicas y aplicables, interesada en aportar desde la Universidad una guía que facilite al predicador moderno, al predicador de la Arquidiócesis de Bucaramanga, hacer un recorrido por los elementos de la persuasión, la narración de historias, recobrar el respeto por la palabra, el uso del lenguaje, las estrategias para dar a comprender un mensaje, el uso del cuerpo como apoyo a la intenciones comunicativas, etc.

Al reconocer la importancia del emisor en el acto comunicacional y conociendo la investigación, "La Iglesia Católica vista por sus fieles”, realizada en 1998 por la Conferencia Episcopal de Colombia. (C.E.C) en la que señala la necesidad de un método desde la comunicación para manejar una predicación más ágil, más cercana a

los fieles , no podemos dejar de lado la implementación de un aporte desde la comunicación para responder a necesidades sentidas por los contratantes en la homilía.

El estudio de la C.E.C. dedica un análisis muy especial a la “homilía como discurso vació que retrata la necesidad sentida de los fieles por la construcción de un mensaje más actual, y vivo, que interprete la realidad y el sentir de quienes día a día viven la experiencia de Jesús en la Eucaristía.

Es así como al asomo de cada nuevo año, múltiples y variados documentos, recuerdan al Orden Episcopal y al presbiterio, que “no hay que hacer estudios para descubrir que nuestras homilías expresan con mucha frecuencia una impreparación imperdonable, pobreza de contenidos, improvisación en forma extrema y falta de comunión con los oyentes que tienen que soportar aburridos una palabrería pesada, un discurso a veces incoherente. Otras veces son demasiado elevadas, pretendiendo ser muy teológicas o exegeticas volviéndose demasiado alejadas de la vida de la gente. Otras aparecen como alineadas o demasiado politizadas manipulando la Palabra de Dios.

Por tanto, la Iglesia, esposa de Cristo, tiene una misión clara y especifica: "predicar el Evangelio, comunicar el mensaje, anunciar la Buena Nueva. Esto no admite discusión alguna ni falsas interpretaciones"

Al discípulo Timoteo, el Apóstol recomienda encarecidamente este ministerio: Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo... Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha y exhorta con toda paciencia y doctrina.

Recuerda el Concilio: que "el primer deber es la predicación del Evangelio, porque pone en evidencia una verdad teológica de la que brotan consecuencias de orden práctico y espiritual, tanto para el cumplimiento del resto de la misión como para la misma vida de los sacerdotes.

El Concilio subraya esta misión evangelizadora recordando que el Pueblo de Dios se reúne por la palabra del Dios vivo, la cual es muy lícito buscarla en la boca del sacerdote. Por eso los presbíteros, como colaboradores de los obispos, tienen como primer deber el anunciar a todos el Evangelio de Dios.

Para que su palabra permaneciera inalterable y llegara a todos los pueblos, Dios se la confió a la Iglesia ("Dei Verbum", nº 7), que, por la presencia y la acción del Espíritu Santo, es en Cristo como un sacramento o signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano.

Como afirmaron los padres del Sínodo de 1971: Todos los presbíteros participan de una responsabilidad especial en la predicación de toda la Palabra de Dios y en su interpretación según la fe de la Iglesia.

Una predicación que fuese sólo un entramado de motivos psicológicos vinculados a la persona, o que se limitase a plantear problemas sin resolverlos o a suscitar dudas sin señalar la fuente de la luz evangélica que puede iluminar el camino de los individuos y las sociedades, no lograría el objetivo esencial querido por el Salvador. Más aún, dice Su Santidad Juan Pablo II, se convertiría en fuente de desorientación para la opinión pública y de daño para los mismos creyentes, cuyo derecho a conocer el contenido verdadero de la Revelación no sería respetado.

Como Comunicador Social someto a discusión una herramienta que quiere sin temor alguno y no pretenciosamente, responder a algunas necesidades sentidas en las homilías del presbiterio de Bucaramanga.

Mons. Víctor Manuel López Forero al hablar del Proceso Diocesano de Renovación y Evangelización, ha dicho. “Que se mire a la Iglesia con ojos de fe y corazón de pastores”.

Como laico, hago este aporte desde una construcción fraterna, nacida de la inquietud de una clase de la Especialización en Gerencia de la Comunicación Organizacional, que hoy, pongo a discusión de todos ustedes y a favor de quienes teológicamente son mis padres, los sacerdotes de la Arquidiócesis de Bucaramanga.


 

2. La Comunicación. Definiciones y trascendencia

Para un trabajo de grado como Especialista en Gerencia de la Comunicación Organizacional y por el perfil del trabajo en cuestión, dedicaremos un aparte para reflexionar, pensar y reconocernos dentro de un grupo de teóricos como soporte que enriquecerá este objeto de estudio, que como estudiante la U.P.B se ofrece para el fortalecimiento de la homilía en el presbiterio de Bucaramanga.

Según Antonio Méndez, comunicación es el proceso vital mediante el cual un organismo establece una relación funcional consigo mismo y con el medio que lo rodea. Refleja su propia integración de estructuras y funciones, de acuerdo con las influencias que recibe del exterior, en un permanente intercambio de informaciones y conductas.

Wilbur Schramm la definió como: el acto de compartir una orientación con respecto a un conjunto informacional de signos. Esta definición fue preparando el camino hacia un concepto diferente de la comunicación bajo otras funciones más complejas y externas: la Comunicación de Masas o Masiva a la que Oliver Burguelin define como el modo particular de la comunicación moderna, que permite al emisor dirigirse simultáneamente a un gran número de destinatarios.

Remontémonos entonces a la antigua Grecia, a la época de Aristóteles, quien ofrece la definición elemental e inicial de lo que después sería la comunicación formal, al decir que hay un orador (emisor), un discurso (mensaje) y un auditorio (receptor). Es entonces, en su obra La Poética, donde nos recuerda la experiencia de la palabra y el lenguaje del ser. Jean Bucher, profesor, en la universidad del Valle, nos habla del lenguaje del ser, del tiempo y su discusión a las teorías de la Palabra expuesta en Heidegger, donde la palabra es poesía. Para Bucher, pensador contemporáneo y estudioso de Heidegger, la palabra es un arte.

Y lo vemos así, desde el hombre prehistórico, con su sistema de signos, imágenes e interjecciones, la comunicación oral en la época clásica, la imprenta después y luego los medios masivos, como el discurso político, los carteles, los manuscritos, papiros, etc. En 1948, el investigador Lasswell desarrolló lo que se conoció como el primer modelo del proceso de la comunicación, que puede enunciarse bajo dos formas: quién dice, qué; en qué canal; a quién; con qué efecto.

Fuente---Mensaje---Canal---Receptor---Efecto

Hasta aquí, nos encontramos con 3 componentes básicos: el acto de emitir un mensaje, el mensaje mismo y a quién va dirigido el mensaje.

El mismo Berlo, contempla otros tres factores importantes que se destacan en el mensaje: el código (modo como se estructuran en él los símbolos); el contenido (que se relaciona con el material para expresar un propósito) y el tratamiento (modo como se presenta el mensaje). Por otro lado, se debe contemplar también lo que Wilbur Schramm enuncia como procesamiento del mensaje, que se da en el emisor y en el receptor.

La comunicación como la vida, ha evolucionado. Hoy, somos actores en medio de un mundo cambiante, que debe capacitarse y reconocerse dentro de estos procesos que sin duda alguna aportan a la cotidianidad de presentaciones en público, como es el objeto de estudio.

Paul Lazarsfeld, Harold Lasswell, Bernard Berelson y Wilbur Schramm forman parte de ese grupo de estudiosos que con sus aportes han madurado los conceptos y encontrado nuevas interpretaciones de nuestra cotidianidad a partir de sus hallazgos.

Actualmente, sobre todo entre 1960 y 1980, se han dado nuevas dimensiones comunicacionales, con exponentes más modernos, como J.T. Klapper, Umberto Eco, Marshall Mc. Luhan, Abraham Moles, Jean Cazeneuve y Oliver Burguelin, entre otros. Sin dejar de mencionar a los estudiosos mexicanos, que aún sin tanto relieve internacional, han hecho de la comunicación su instrumento de estudio e investigación, como Guillermo Camarena, como inventor de la tv a color, Antonio Méndez, Raúl Cremoux, Jaime Goded, Hugo Gutierrez Vega, Eulalio Ferrer, Florence Toussaint, etc.

Sin embargo, nuestro trabajo, en este ámbito de las definiciones del acto comunicativo no pretende agotar el tema, sino, más bien, poner como piso del mismo la validez que tiene para el autor buscar un apoyo académico que explore y enriquezca la visión que se quiere aportar al presbiterio de Bucaramanga.

De ahí, que para efectos de este trabajo de grado, viajemos en el tiempo y nos reconozcámonos en importantes elementos dentro del acto comunicativo. Por demás, significativos para nuestro caso. El signo y la imagen.

El signo, está manifestado tal vez en el hombre prehistórico, como un súbito cambio en su expresión: miedo, alegría, ira, dolor, etc. Este signo se fue convirtiendo en una asociación más extensa, que con el tiempo y la práctica condujo al lenguaje y por otro lado, el alfabeto, consistente en una serie de signos gráficos utilizados en la escritura, cuyo origen es ubicado en Fenicia, difundido y perfeccionado por la civilización griega.

Si como oradores o lectores entendemos que a medida que fueron perfeccionándose y organizándose las agrupaciones de hombres, empezando por parejas, luego grupos, clanes, tribus, pueblos, ciudades y países, se fueron también mejorando los modos de comunicarse, entenderemos un proceso que es evolutivo y que hoy, en medio de una sociedad audiovisual, debemos aprovechar – estos signos- como atractivos conectores del discurso, giros de nuestras historias que nos den agilidad y creatividad en el lenguaje.

Al igual que el signo, la imagen, en medio de una sociedad audiovisual cada día cobra mayor importancia. Todas las ideas que asimilamos en nuestro cerebro, con las que nos representamos las cosas del mundo que nos rodean, son necesariamente imágenes.

La imagen del sacerdote, de la religiosa, del laico, del profesor, del policía, son como fotocopias mentales que nos hacemos de cada uno de ellos y así, les damos roles y esperamos respuestas ajustadas a estos.

En publicación de la agencia de noticias mas leída en la Internet Cnn - para el año 2001, según los premios Webby, otorgados en la unión americana en el mes de julio, - la sociedad actual es una sociedad audiovisual. Y en otro informe de la misma agencia de noticias, el promedio de vida de un colombiano es de 75 años, de los cuales dedica 8 de ellos a ver televisión.

De ahí, que la imagen cumple múltiples funciones: representar ideas u objetos en la mente del ser humano, ser un soporte y un vehículo transmisor de mensajes, ser parte de la cultura visual, etc.

La definición de la palabra imagen es amplia, en su origen proviene del latín imago, que significa forma, sombra. Semiológicamente, designa a todo signo formado y originado de una manera distinta a los de la voz, que a su vez formarán imágenes sonoras. En Lingüística, la imagen viene a ser toda figura de retórica con un significado en el mundo material.

Vistos estos elementos, que serán debidamente ampliados en el instrumento que se entrega como trabajo final y resultado palpable y aplicable de este trabajo de grado, planteemos ahora un primer marco teórico de la comunicación a la luz de sus doctores y de la Iglesia.


 

3. La Comunicación. El lenguaje es la casa del ser

"El lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre". Heidegger.

Para Habermas, el modelo teológico de acción concibe el lenguaje como un medio más a través del cual los hablantes, que se orientan hacia su propio éxito, pueden influir los unos sobre los otros con el fin de mover al oponente a formarse las opiniones o a concebir que le conviene para sus propósitos. Por lo tanto: el primer requisito para que un mensaje sea eficaz es que “se relacione con algunas de nuestras necesidades de personalidad: necesidad de seguridad, estabilidad socioeconómica, pertenencia, comprensión, libertad ante cualquier coacción, amor, liberación de la ansiedad y varias mas .

Con lo anterior, Habermas nos aproxima a un mundo de la vida que descifra la verdad, que razona e imagina un mundo desde el “aterrizar” de las ideas.

El P, Alberto Calderón, en su estudio de la propuesta habermarciana, precisa “que el sacerdote de hoy, debe revisar el totalitarismo rígido de su acción, el transfondo de su quehacer, su interés por el mundo de la vida, por la técnica. Para el padre, el interés por la reflexión social ha ido poco a poco desapareciendo: se reflexiona sobre el dinero, el mundo de la vida, pero todo esto, con tal que se proceda con una reflexión sin “reflexión”.

El Santo Padre recordó recientemente en su mensaje a los Comunicadores Sociales y Periodistas del mundo, “que las condiciones comunicacionales y periodisticas han cambiado en la ultima década, que la Iglesia necesita la ayuda de los comunicadores y su mensaje para verse renovada en su ardor, métodos y expresión. Y a renglón seguido expresó: …aunque estas circunstancias hayan cambiado, aún sigue inalterable la idea de anunciar a Jesús desde un mensaje más emotivo y ágil, validos de los recursos que nos ofrecen las comunicaciones.

…”Es cierto que nos falta mucha técnica para hablar, una construcción correcta y lógica del discurso, de ahí, que diversos documentos señalen la necesidad de un método que nos permita ejercitarnos en técnicas de comunicación que permita persuadir, convencer, entusiasmar, enseñar, guiar a nuestros oyentes.

Desde la Iglesia y en estos años del Post-concilio, se ha revalorado mucho la palabra de Dios y su puesto en la liturgia. Con ella, se han revalorado las condiciones de la homilía, como parte de la liturgia de la palabra. Decimos que la palabra de Dios es viva y eficaz... pero al mismo tiempo constatamos su inoperancia, especialmente cuando observamos nuestras formas de predicarla".

Desde este trabajo se entiende la problemática de la homilía en su doble vertiente, que sugiere un instrumento de comunicación en el que Dios pone la parte principal y una parte que le corresponde al hombre y que él no puede suplir: De ahí que desde la época de la patrística, recordemos a San Ambrosio, Obispo de Milán (340 – 397) su predicación convirtió a San Agustín. Es el símbolo de la Iglesia que ama, que comprende, que enseña y que corrige. San Agustín, Obispo de Hipona (354 – 430) comprendió muy bien para que se estudiaba retórica y sagrada escritura: para comunicar el mensaje, la Palabra de Dios y así lo hizo con su predicación y con sus escritos.

En la edad media recordamos a San Juan Crisóstomo, llamado la Boca de Oro. Santo Domingo de Guzmán quien fundó la Orden de los Predicadores para que llevaran el mensaje, no sólo con palabras sino con gran cultura. San Francisco Javier – edad media y contemporánea – con su palabra sencilla y catequésis constante, sembró la semilla cristiana en la India y en el Japón. Recordamos también al orador del rey y rey de los oradores P, Luís Bourdelue S,J. Y a Ricardo Lombardi S,J. considerado en el siglo XX como el “micrófono de Dios” y como tal conmovió al mundo contemporáneo resonando también su voz en ciudades colombianas en la década de los sesenta.

Por eso, recordemos las oportunas y actuales palabras de Manuel Ramos en su texto, Fidelidad a la Palabra: El sacerdote de hoy, a la hora de pronunciar su mensaje ante el destinatario deberá cuidar con esmero que no se pierda ninguno de los "imponderables" de la palabra, de suerte que pueda ser reconocida como palabra de Dios. Cualquier palabra, en efecto, es un fenómeno complejo; no es solo un contenido, sino un contenido encarnado en unos determinados signos y pronunciado en un determinado tono. Ser fiel a la palabra no es sólo ser fiel a su contenido…En el caso del Ministro de la palabra el mensajero lo es de un mensaje muy "sui generis": es un mensaje de invitación suprema de amor, que ha de estar siempre presente, al menos como trasfondo, incluso en el caso de tener que restallar el látigo de una denuncia profética implacable. La fidelidad a la palabra exigirá, pues, incluso en esos momentos, dejar constancia de ese tono cálido propio del amor, que nunca podrá esconderse del todo si se actúa como verdadero profeta del que lo envío.

Y al hablar de un discurso, no sólo nos referimos a lo verbal, también esta presente el lenguaje corporal. El Antropólogo Ray Birdwhistell, - conocido como una de las primeras autoridades en el estudio del comportamiento no verbal – escribió en su libro Introducción to Kinesics, “que no más del 30% a 35% del significado social derivado de una conversación se transmite por las palabras aisladas. Los buceadores o quienes trabajan en lugares con mucho ruido tienen un uso casi exclusivo de comunicación a través del lenguaje corporal”.

Entonces, si hablamos de lenguaje, estamos presuponiendo la interpretación de una sintaxis, una articulación de los elementos significantes que para nuestro caso, serían los gestos. Los gestos son, en el lenguaje corporal, el equivalente de la palabra del lenguaje hablado, o de la nota en el lenguaje musical.

En comunicación persuasiva sabemos que intervienen tres tipos de momentos. Los de primer, segundo y tercer orden que son los que permiten la interpretación del hecho.

Para Carlos Fernández Collado, las creencias o hechos que tienen en común el persuasor y su público, hacen ese primer orden. Un segundo orden; son las creencias promovidas por el persuasor, pero que han sido aceptados previamente por el público. Y las de tercer orden: son la evidencia o información que proviene de una tercera persona ajena a la transacción de comunicación inmediata.

Para Habermas, la tarea de la interpretación consiste en incluir en la propia interpretación la interpretación que de la situación hace el otro, de suerte que en la versión revisada “su” mundo externo y “mi” mundo externo, sobre el trasfondo de “nuestro” mundo de la vida, queden relativisados en función de “el mundo” y las definiciones de las situaciones antes dispares se pueden hacer coincidir suficientemente…

…El lenguaje es el 'locus' del interés práctico, a cuyo través se desnuda la tradición cultural, requerida por las ciencias hermenéuticas, ocupadas de la relación entre el hombre y la sociedad. Razón instrumental y comprensión hermeneútica aúnan sus esfuerzos hacia la liberación del hombre, auspiciada por el interés emancipativo que se enraíza en el medio social del dominio y tiene su aplicación en el orden de las legitimaciones”.

"Por 'hombre natural-cultural' -escribe Hottois- conviene entender la definición de hombre como ser vivo (animal) consagrado al lenguaje (al símbolo y, por ello, a la cultura), capacidad lingüística que constituye su diferencia específica, es decir, su esencia. Produciendo al hombre, la evolución genética natural ha producido un ser vivo destinado a la evolución histórico cultural: 'un animal simbólico' " (El paradigma bioético, p.63).

Paul Valery nos advirtió que dos abismos no cesan de amenazar al hombre: el orden y el desorden. En la prolongada lucha por alcanzar un digno medio entre ambas catástrofes, la comunicación—como vehículo universal de intercambio entre los habitantes de nuestro planeta— juega un papel de fundamental importancia: la de poner la casa en orden, por lo menos relativo, para que esa morada sea habitada, vivida con decoro.

Lamentablemente, prolongados períodos históricos, se caracterizan por ignorar la sabia advertencia de Heidegger en cuanto a los custodios del habla (poetas y pensadores) quienes no sólo son ignorados sino sencilla y fatalmente barridos de la faz de la tierra o silenciados de modo drástico para que la comunicación humana adquiera una simple función y no la de entender que el hombre es quien mora en el habla.

Esta línea de pensamiento nos remite a la paradoja de una comunicación que suele nacer de una incomunicación personal con el otro, con el mundo, con el entorno.

Por eso, como dice Roberto Coll-Vinent en su texto La Comunicación en las homilías, “el orador debe ser capaz, sin necesidad de un esfuerzo especial, de percibir la respuesta que obtiene su mensaje y de sentir esa especie de feeback en su propio mundo afectivo; y corregir a puntería sobre la marcha cuando experimenta dentro de si, que sus palabras no encuentran en sus destinatarios el eco que el esperaba. Si se es insensible a este fenómeno, es que se habla para uno mismo y se está como aislado del público indiferente, que soporta con paciencia, cada vez más limitada, una tal situación. Y si esto ocurre de un modo habitual, uno debe concluir, por más ingrato que ello resulte, que el no sirve para ningún genero de comunicación”.

De ahí, que no deja de ser interesante que Husserl, en su obra, La filosofia en la crisis de la Humanidad, incluya el juego de gestos entre las señales o indicios, porque en estas formas expresivas espontáneas, ligadas al cuerpo, echa en falta la voluntad o intención comunicativa, en una palabra: la intencionalidad del hablante. Adoptan, empero, un significado cuando sustituyen a expresiones lingüísticas. Las expresiones pueden deslindarse de las señales o indicios por su estructura genuinamente lingüística: una «expresión no sólo tiene significado sino que también versa acerca de los objetos que fuere» . Con otras palabras: una expresión puede siempre completarse para constituir una oración que refiere el contenido de lo dicho a algo acerca de lo cual se dice algo. A la señal, por el contrario, le falta esta diferenciación en referencia al objeto y contenido que se predica -y con ello también aquella independencia respecto de la situación, que caracteriza específicamente a la expresión lingüística.

Desde el punto de vista antropológico y etnológico, es indudable que el lenguaje articulado constituye una de las manifestaciones características que separan al hombre de los seres irracionales. Éstos últimos expresan y comunican sus sensaciones por medios instintivos, pero no hablan, a diferencia de los seres dotados de conciencia. Por lo tanto, si tuviésemos que añadir un sexto sentido a los cinco tradicionales, sin duda alguna ésta sería el habla, ya que la lengua, además de servir para el sentido del gusto y otras funciones cotidianas, tiene la aplicación de emitir sonidos articulados, una particularidad que nos diferencia de los animales inferiores".

W. W. Urban exageró y acertó al escribir: "El lenguaje es el último y el más profundo problema del pensamiento filosófico". Tal vez no es el último (¿el último con relación a qué?) ni el más profundo (¿desde cuál altura?), pero ha ingresado (bajo el signo de las llamadas "terceras categorías", en palabras de Jürgen Habermas a la filosofía con el pasaporte de un idealismo transformado, legitimado, correspondido en una promesa de ruptura o identificación plena. De este modo y de otros, la filosofía actual ha venido, lentamente, condicionando el terreno y desde hace algunos años el lenguaje es el hilo de Ariadna que ha permitido al filósofo conservar intacta su búsqueda dentro de un laberinto. La búsqueda filosófica se nos da en el lenguaje por la misma razón que la razón se estructura sólo como lenguaje.

Pero para hablar, además de un contenido psíquico mínimo, porque faltaría hacerlo, al fin y al cabo este trabajo propone un intercambio de aprendizajes y estamos hablando de un encuentro entre personas, debemos decir que hace falta el estímulo externo, el impulso de expresarse y hacer partícipes a los demás de nuestros estados de ánimo.

De ahí que el estudio del desarrollo idiomático del individuo es tratado no sólo por la psicolingüística, sino también por la sociolingüística, que estudia cómo el idioma influye y es influido en la interrelación existente entre el individuo y el contexto social, habida cuenta que el lenguaje, además de ser un código de signos lingüísticos, es el acto de expresar ideas y sentimientos mediante la palabra; más todavía, cuando el lenguaje es el primer patrimonio familiar que recibe el recién nacido, a quien le acompaña desde la cuna hasta la tumba, y es la herencia, a veces la única, que transmite a sus descendientes.

Según J. Jackson (1835-1911), "cada función realizada por el sistema nervioso es garantizada no por un grupo reducido de células, sino por una complicada jerarquía de niveles de la organización fisiológica del sistema nervioso. En otras palabras, para que la persona pronuncie una palabra no es suficiente con que se activen el grupo de células de la corteza de los hemisferios del cerebro ‘responsable’ de esto… En la gestación de la palabra participan, según su naturaleza, estructura ‘profundidad de yacimiento’, diversos mecanismos cerebrales… En el mantenimiento de los procesos lingüísticos toman parte tanto los más elementales mecanismos fisiológicos del tipo ‘estímulo respuesta’ (E-R) como mecanismos específicos que poseen estructura jerárquica y exclusivamente características para las formas superiores de actividad lingüística".

El lenguaje del ser humano ha logrado que la comunicación sea trascendente, tanto en el tiempo, como en el espacio; la creatividad se manifiesta a través del lenguaje, palabras verbales, palabras del cuerpo con su propio código, palabras de color, escritura, símbolos, aromas, energía, sueños, ademanes, gestos, tics, enfermedades, manera de ocupar el espacio, música de las palabras, por último, el idioma que hablamos, el cual permite que el proceso interno de cada cual, se vuelque hacia el exterior, realimentándonos y recibiendo las palabras del otro.

Desde el ámbito de la Psicología hay que señalar en primer lugar distintas teorías e investigaciones neuropsicológicas sobre la mente y los diversos estudios sobre los umbrales de la percepción humana. Según las concepciones clásicas de la psicología de las funciones y de las facultades mentales, un anuncio debe sucesivamente lograr la atención, suscitar el interés, provocar un deseo y hacer posible una acción.

La retórica deja de ser un saber por arte interesado tan sólo en los usos lingüísticos de la comunicación y pasa a constituirse en una disciplina preocupada por el estudio de las estrategias textuales, verbales y no verbales, de las que se sirven las personas para hacer creer a otras una idea una cosa o para persuadirles de la conveniencia de hacer algo.

Para Rolan Bartes en un anuncio es posible encontrar tres tipos de mensaje. Uno lingüístico, literal y simbólico. El mensaje simbólico – que habita en el territorio de la connotación y transmite signos discontinuos y códigos convencionales que transportan al lector al escenario de las acepciones figuradas. De ahí, que un mensaje es más eficaz cuanto más novedoso resulta en relación con el horizonte de expectativas y cuanto más sorprende en consecuencia sus rutinas comunicativas.

Disciplinas como la pragmática, la sociolingüística, el análisis del discurso, la lingüística del texto, la psicolinguistica de orientación cognitiva, la etnografía de la comunicación, la nueva retórica o la semiológica, entre otras, incluyen en su espacio de interrogantes la reflexión sobre los usos verbales y no verbales de las personas. "Desde estas miradas la actuación comunicativa de los seres humanos es vista como un conjunto de normas y estrategias de interacción social orientadas a la negociación cultural de los significados en el seno de situaciones concretas de comunicación" .

Así, en una conversación, en un poema, en un editorial de prensa, en una secuencia de cine, en un informativo de televisión o en un anuncio publicitario encontramos el dispositivo sintáctico de las formas significantes utilizadas o un conjunto de contenidos semánticas con destino a un oyente, lector, espectador sino también un proyecto de relación comunicativa, un programa de desarrollo de interacción con el público.

El significado se construye entonces a partir del uso que en situaciones concretas y con arreglo a finalidades diversas hacen los interlocutores en sus acciones comunicativas cotidianas.


 

4. El lenguaje corporal

A través de lo que vemos (gesto, expresión) nosotros lo juzgamos. A través del lenguaje personal sacamos conclusiones.

El lenguaje a través del cuerpo tiene un gran significado.

Etimológicamente este lenguaje expresa lo que cada uno lleva dentro. El cuerpo tiene un lenguaje que tiene su vocabulario, su gramática, unas características que expresan lo que cada uno lleva dentro. Estamos muy influidos por el lenguaje pero a su vez, lo descuidamos mucho.

Para los sicólogos, desde 0 a 3 años los niños realizan todas sus manifestaciones a través del cuerpo, de 3 a 6 años cuando niño aprende otros lenguajes, estos abarcan todo dejando a un lado parte del lenguaje corporal. El lenguaje verbal predomina, por el podemos decir verdades o mentiras, mientras que el lenguaje corporal habla por debajo de la conciencia. El lenguaje corporal no lo podemos dominar, no somos conscientes de ello, pero los demás si lo captan.

En una conversación es mucho más importante el lenguaje corporal que el verbal ya que a través de este, se da mucha información que escapa a nuestra lectura cotidiana del cuerpo.

Para explicar un poco lo anterior, y si analizamos el lenguaje corporal cotidiano nos encontramos con varios tipos de gestos:

- Emblema; gesto por el que nosotros interpretamos. Hay emblemas específicos de cada cultura, pero también hay emblemas universales.

- Reguladores; gestos que representan un papel muy importante en la comunicación. Los empleamos para que el otro nos ceda la palabra, vaya más rápido etc.

- Ilustradores; gestos que van unidos a la comunicación verbal y sirven para recalcar las palabras.

- Adaptadores; gestos que se utilizan para controlar o manejar nuestros sentimientos en una situación determinada (normalmente en situaciones de tensión para controlarse).

Todos estos gestos son utilizados, en la expresión corporal y lo que buscan es trascender la expresión cotidiana, lo que trata la expresión corporal es que cada uno a través del estudio en profundidad del cuerpo encuentre un lenguaje propio y establezca bases para la expresión y comunicación con los demás.

El primer teórico de la expresión corporal es Engel, como el, otros autores han estudiado la expresión corporal. Veamos algunos.

Bell; Anatómico y filósofo de la expresión. Se dedicó al estudio del sistema nervioso y es el autor de la teoría respiratoria de la expresión, la influencia del sistema respiratorio en la expresión humana.

Pident; Medico y biólogo muy aficionado al mundo del arte, autor de un diccionario mímico.

Darwin; Antropólogo. Observó el comportamiento de los animales domésticos y realizó un estudio de su expresión y su expresión en el arte. Su aportación es la coincidencia de la expresión de las razas humanas. Ha profundizado en el estudio de la mímica en los niños.

Duchenne; Medico. Analiza la expresión como respuesta global, a través de estímulos eléctricos que en el rostro estudian la expresión.

Gratiolet; antropólogo e investigador del cerebro humano.

Wunt; psicólogo. Autor de la psicología de la acción.

Kleges; se refiere a la importancia que tiene el reconocer la vivencia a través del movimiento.

Noverre; viene del campo del teatro. Vio la necesidad de la importancia de la expresión corporal en el actor y bailarín. Creó escuela.

Delsarte; artes escénicas. Creó una serie de gestos corporales que relacionaban todo lo que es las normas de la pantomima con las ideas del espíritu.

Isadora Dunca; se encargó de los principios de la danza clásica y se inspiró en los movimientos de la naturaleza. En lo educativo estudio la importancia que tenía para las personas realizar siempre el mismo movimiento.

Dalcroze; Creó el movimiento concebido como un elemento común entre la música y el cuerpo.

Reich y Lowen; psicoanalistas. Los que más han influido en el campo de la expresión por sus investigaciones. Autores de la teoría de la Bioenergía. Concibe el cuerpo como un depósito de energía que está encerrado en la coraza muscular situada en los ojos, boca, cuello, pelvis, tórax, abdomen.

Descubrió la teoría emocional; relaciona la vida emocional con los músculos. Lowen desarrolló la teoría bioenergética propiamente dicha. El centro de la teoría se basa en las corrientes de energía. Sostiene que el cuerpo es un reflejo de la personalidad. Y este reflejo de la personalidad nos lleva a ver como el cuerpo está ligado a voces, a fuentes de expresión llamados gestos.

Los gestos del cuerpo expresan cómo se siente interiormente la persona según sea su manera de sentarse, de caminar... Se pueden trasmitir escepticismo (encogiéndose de hombros), agresividad (apretando los puños), indiferencia (sentándonos casi tumbados cuando alguien nos habla). Un cuerpo contraído expresa decaimiento y falta de confianza en uno mismo; y un cuerpo expandido, todo lo contrario.

La distancia física entre personas que se comunican también indica la proximidad emocional entre esos individuos. Dos cuerpos cercanos expresan proximidad afectiva. Volver la espalda o mirar hacia otro lado es una manifestación de rechazo o desagrado.

Los gestos también poseen códigos no lingüísticos, que si fueran conocidos, memorizados y practicados para el caso de estudio, se ganaría en la persuasión y logro de objetivos.

Otras variantes del código no lingüístico son el código no lingüístico gestual y el código no lingüístico auditivo.

Código no lingüístico gestual. En este código, el emisor transmite sus mensajes a través de gestos, utilizando su cuerpo. Podría parecerse al código no lingüístico visual, ya que se trata de un signo o señal comunicativa que el receptor también debe recibir a través de la vista.

Pero, no debemos confundirnos. Lo que distingue a este tipo de código es su origen. Este consiste en que el emisor hace gestos para transmitir el mensaje, en cambio, el otro corresponde a cualquier señal que sólo es necesario ver.

Un ejemplo de código no lingüístico gestual es el lenguaje de los sordomudos.

Código no lingüístico auditivo. También se le llama código no lingüístico acústico. Se transmite a través del oído, es decir, el receptor debe escuchar la señal para recibir y entender el mensaje.

En el código no lingüístico auditivo, la señal es más universal, y no incluye palabras ni nada lingüístico.

De esta manera, con aproximaciones teóricas y observaciones personales enriquecidas por la experiencia del autor en diferentes escenarios de iglesia, se presenta a discusión “el arte de la homilía”. Material para el presbiterio de Bucaramanga con ocasión de las bodas de oro de nuestra Arquidiócesis.


 

5. Habilidades aplicadas a la homilía

La Universidad Pontificia Bolivariana ha aceptado mi propuesta del Desarrollo de habilidades de expresión oral y corporal aplicadas al mejoramiento del impacto de la homilía, como tesis de grado para la especialización en Gerencia de la Comunicación Organizacional. En este sentido, presento como preámbulo algunas consideraciones, teóricas, reflexiones y construcciones de sentido basadas en el dialogo, encuentros, entrevistas, encuestas con sacerdotes, diáconos, laicos de esta ciudad.

Este ejercicio escrito debe tener en cuenta que “la misión de difundir, fortalecer y hacer crecer la fe es fundamental en todo predicador del Evangelio. Remad mar adentro y echad vuestras redes para pescar (Lc 5,4).

La primacía del anuncio del Evangelio significa que, por la predicación, adquiere pleno sentido y manifiesta su eficacia la actuación del sacerdote como ministro de los sacramentos, de la Eucaristía y como Pastor del Pueblo de Dios.

Como dice José Ladazabal, “en general, no basta que se proclamen las escrituras, que resuene en medio de la asamblea la lectura. Hace falta el servicio de la explicación homiletica, la palabra no puede considerarse suficientemente proclamada hasta que es entendida por la comunidad como "palabra dicha hoy para nosotros". No es fácil, por lo general, captar el mensaje bíblico en profundidad. Hay que ayudar a la asamblea en este proceso de simulación. Como lo hizo Cristo a los discípulos de Emaús, explicándoles lo que las escrituras habían anunciado, empezando por Moisés y los profetas.

…Crece la convicción de que los libros bíblicos, también los evangelios, están escritos desde la fe y para la fe: o sea, con una intención teológica, catequística, más que histórica o biográfica; y eso condiciona notablemente la exégesis: el predicador

debería indagar en cada momento la intención del autor y distinguir su mensaje de las formas de que se ha revestido; es, en cierto modo, un continuo trabajo de "desmitizacion" y traducción.

El predicador no sólo es un creyente, sino responsable de la fe de los demás. Debe "traducir" con exactitud, no a capricho o ligeramente. Los fieles ya van teniendo una formación bíblica y son exigentes. Se debe transmitir lo que Dios dice: no lo que el predicador sabe decir, lo que le gusta a el, o lo que a los fieles les agrada oír”.

De esta manera, la fidelidad a la Palabra, la preparación del anuncio evangélico y su correcta aplicación a las circunstancias concretas de la vida, manifiestan el deber de imitar a Cristo.

Esta misión que se les encomienda, puede, sin lugar a dudas, asustarlos como al profeta Jeremías: ¡Ah, Señor, mira que no sé hablar, pues soy un niño. Y el Señor me respondió: No digas: "Soy un niño", porque irás a donde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene.

Por la fuerza de la palabra, llamó Dios de la nada a la existencia, al mundo y al hombre; por la fuerza de la palabra, Dios formó un pueblo, para que, siendo portador de su alianza, testimoniase en medio de los otros pueblos las maravillas realizadas. A aquel pueblo elegido lo fue preparando Dios mediante su palabra poderosa, para acoger al Mesías (cf. Hch 13, 16-23), pero en la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo.

El Verbo de Dios, su Palabra, se hizo hombre, para habitar en medio de nosotros (cf. Jn 1,14) y revelarnos la verdad de Dios y la verdad sobre nosotros mismos. ¿Entonces, como proclamar su palabra?

Bajo la responsabilidad de los obispos ("Lumen gentium", nº 23), sucesores de los apóstoles, la Palabra de Dios es proclamada y enseñada a todos los hombres, particularmente al pueblo de Dios, que reunido en la escucha de la Palabra y en comunión del pan único y partido, celebra el memorial del Señor resucitado, mientras espera el domingo sin ocaso en el que la humanidad entera entrará en el descanso del Reino de Dios.

Fieles colaboradores de los obispos sois los sacerdotes y, por ello, tenéis que anunciar a todos el Evangelio de Dios, de forma que cumpliendo el mandato del Señor: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación», forméis y acrecentéis el Pueblo de Dios.

Este Ministerio de la Palabra tiene una importancia especial en la celebración de la Misa en la que se unen inseparablemente: el anuncio de la muerte y resurrección del Señor, la respuesta del pueblo que escucha y la ofrenda misma con la que Cristo confirmó la Nueva Alianza en su sangre.

La homilía exige una cuidadosa preparación por parte del sacerdote, que tiene la responsabilidad personal de señalar a los fieles la fuente de la luz evangélica que ilumina el camino de los individuos y las sociedades. Los presbíteros anuncian a todos la palabra divina que no es suya; no puede ser manipulada, transformada o adaptada según el gusto personal.

Para Joseph Camps en la Palabra de Dios es celebrada: El encuentro entre Dios y su pueblo es un suceso extraordinario: modifica no sólo las relaciones mutuas sino a los mismos interlocutores. Este suceso realizado en la revelación periódica y progresiva de Dios a la humanidad, adquiere en la celebración litúrgica un carácter típico y simbólico, destinado precisamente a ser objeto de celebración. Celebramos exactame

te el hecho de que Dios se ha revelado y hecho presente al mundo.

En esta circunstancia, el lenguaje va a jugar un papel decisivo, pues actúa a la vez como reflejo y como modelo. Refleja lo que la sociedad es en cada momento pero a su vez, al ser susceptible de cambios, va creando nuevas formas en virtud de lo que sus hablantes desean que sea la sociedad en que viven. Estos cambios, una vez asentados, se convertirán en modelo para futuras generaciones, que aprenderán a través de la lengua nuevas formas de percibir la realidad y adecuarán a ella sus comportamientos.

El modelo comunicativo de acción que define las tradiciones de ciencia social que parten del interaccionismo simbólico de Mead, del concepto de juegos del lenguaje de Wittgenstein, de la teoría de los actos de habla de Austin y de la hermenéutica de

Gadamer, tienen en cuenta todas las funciones del lenguaje como son comportamiento oral, escrito y no verbal.

De esta manera, “el lenguaje es un reflejo de los mapas internos, los cuales se han formado a lo largo de nuestra existencia y están conformados por toda la experiencia, vivencia, fisiología, sociología, psicología, en fin, de todo el bagaje con el que contamos para comunicarnos.

La programación Neurolingüística (PNL) nació para ayudarnos a comprender la cartográfica mental, es un modelo de trabajo que nos enseña a analizar los diferentes mapas para reconocer mejor el territorio. Es una herramienta para todas las personas que trabajan con o para las personas. Consiste en una serie de técnicas destinadas a analizar, codificar y modificar conductas, por medio del estudio del lenguaje, tanto verbal, como gestual y corporal” .

Se llama “programación” porque trata de un conjunto sistemático de operaciones que persiguen un objetivo; “neuro” porque estudia los procesos que ocurren en el sistema nervioso, y “lingüístico” porque para ello utilizamos el lenguaje, expresado en forma verbal, corporal y otros, para organizar la conducta y el pensamiento, y así lograr una comunicación eficiente con los demás y consigo mismo. Y el Evangelio no debe ser ajeno a esta realidad. De ahí que, conviene tener siempre en cuenta que la misión de difundir, fortalecer y hacer crecer la fe es fundamental en todo predicador del Evangelio y, por tanto, en el presbítero que, de modo muy especial y con mucha frecuencia, está llamado a ejercer el ministerio de la Palabra.

“Proclamad sin temor alguno la verdad completa y auténtica sobre la persona de Cristo, sobre la Iglesia que él fundó, sobre el hombre y el mundo que ha redimido con su sangre, sin reduccionismos ni ambigüedades.

… “Anunciad la Palabra”. Ésta es vuestra misión específica. Aquí debe estar la raíz de vuestros desvelos diarios; aquí la fuente inagotable de vuestra alegría auténtica”.

Pero en cuanto ministros de la Palabra —y éste es uno de los últimos pensamientos que os dejo—, debéis conocer el contenido del mensaje que se os ha confiado y la mentalidad de las personas a quienes va destinado. Ello quiere decir que debéis esforzaros por ser hombres de cultura y, sobre todo, teólogos verdaderos.

Entonces y antes de llegar a nuestro aporte – herramientas- en el desarrollo de habilidades comunicativas aplicadas a la homilía en Bucaramanga, veamos desde diferentes autores, que es o mejor que no es la Homilía.

Para Joan Llopis, en primer lugar la homilía es como el quicio de las dos partes integrantes de toda celebración litúrgica: la palabra y el rito. Pero no sólo como un elemento unificador de tipo objeto, sino profundamente vinculado con los miembros de la asamblea que son en definitiva los que escuchan la palabra y los que celebran el rito

… En segundo lugar, la homilía reúne las principales características de los demás géneros de predicación existentes en la Iglesia. Aunque en su más intima esencia sea una exhortación a actualizar la palabra a través de la celebración y de la vida, la homilía debe conservar ser interpelante del anuncio misionero y la riqueza doctrinal de la exposición catequetica. No sólo exhorta, sino que anuncia y enseña y, finalmente, conduce al corazón del misterio.

… El ultimo lugar, aunque el menos importante, la homilía integra las diversas aportaciones que cada miembro de la asamblea litúrgica puede y debe ofrecer a los demás. Por lo que se refiere a la interpretación de la palabra de Dios y a la mutua consolación. Las suscita, la discierne y sume en una unidad superadora de las posibles discrepancias y vinculadora con la fe de toda la Iglesia”.

Por tanto la homilía como dice Luís Maldonado, en su Decálogo del Predicador, “no versa ni sobre un texto ni sobre acontecimientos pasados. Es un acontecimiento actual. Es fundamental que presentemos el texto evangélico como la palabra actual que Jesús dirige ahora a todos. Aunque pueda sorprender, la homilía debe tener como tema central la actualidad, los hechos actuales (y a Jesucristo como núcleo de esta actualidad). No hablemos de lo que pasaba en la Palestina de entonces, sino como punto de referencia (y marco inseparable de la palabra encarnada) para hablar de lo que pasa ahora y aquí.

La homilía no debe exponer primariamente una moral sino un Kerigma.

De los diálogos sostenidos con sacerdotes en esta experiencia de comunicación de 6 años en la Arquidiócesis de Bucaramanga, encuentro que la homilía no está para dar respuesta a nuestros problemas, como a menudo se dice. La palabra de Dios está más

para plantearnos preguntas que para resolver nuestros peculiares problemas. Lo que hace es cuestionar nuestra vida. El que predica debe contar lo que ha visto y oído, lo que le anuncia la palabra de la escritura y de la vida acogida con fe.

Para Maldonado, “la tarea del predicador es suscitar el dialogo, decir la primera palabra. Si el que predica lo dice todo, lo responde todo, lo siente todo, el oyente es anulado. Esto se concreta de tres maneras: siendo breve empleando con frecuencia la interrogación; respetando los silencios dentro de la homilía y al final.

…Nuestras homilías son muchas veces un ramillete de tópicos, de vaguedades. Hablamos de la vida, del hombre, del alma, del sufrimiento… pero en términos absolutamente anodinos. La homilía debería ser eminentemente concreta ya que no refleja una ideología sino unos hechos y unas interpretaciones de hechos, unas personas y una interpretación de personas.

…La homilía no es una pieza autónoma. Es una fase de toda una acción. La acción sacramental. Muchas veces damos la impresión de aprovechar la misa para colocar nuestro sermón. Es preciso mostrar que el acto sacramental no es sino la realización plena y definitiva de lo que se anuncia en la homilía. Es "el paso al rito" que debe incluir toda homilía, pero no sólo como un paso final, sino mas como una inserción de toda ella en la unidad de la celebración.

Finalmente la homilía no es la proyección de los problemas o inquietudes personales de quien predica, sino el eco fiel de lo que la palabra de Dios dice. Es una de las ostentaciones del que predica. Dos controles pueden ayudar a evitarla: primero, la fidelidad al texto. No "elegir" tema para predicar sino atenerse a lo que el texto dice (ciertamente interpretado y actualizado); segundo, no hablar de una sola cosa, de "un tema" sino recorrer - en cuanto sea posible - los diversos aspectos del texto, hacer una homilía plural, plurisugerente, y no limitarse al tema que a mi me interesa (aunque se precisará un arte, basado en la comunicación intima con el texto, para no convertir la homilía en un ciempiés.

En dialogo con sacerdotes que han tenido la oportunidad de viajar por el mundo entero, han manifestado su inquietud, o mejor sus impresiones sobre el ritual de la homilía. Para muchos de ellos, llegar a otras naciones y encontrarse con sacerdotes cercanos a sus fieles al momento de la predicación, otros que utilizan ayudas audiovisuales, serenatas, canciones, cuentos, etc son estilos que acogen a las personas, que humanizan el ritual.

Yo mismo, he tenido la oportunidad de visitar la Iglesia en países como Cuba y Ecuador y he constatado la cercanía con los fieles dentro de la predicación. Un recibimiento casi personalizado, amistoso, un dialogo con su pueblo, la oportunidad de ser escuchados dentro de la Eucaristía como una expresión que valida al otro y rompe con el temor de la participación publica. Y esto, no sólo se da al momento del rito. Hablamos del dialogo posterior, del abrazo con los recién llegados, del compartir un alimento, etc.

Para el Padre, Luis Efraín Mojica, quien desde hace 4 años se encuentra en la ciudad de Miami como Vicario Cooperador, la cercanía del sacerdote con sus fieles es total. El clima de comunicación es muy cercano y se entiende que las expresiones orales y corporales forman parte de un todo que es la predicación como espacio que aproxima al sacerdote con la feligresía.

Para el Eminentísimo Sr. Cardenal, Darío Castrillón Hoyos, en su instrucción pastoral “El presbítero pastor y guía de la comunidad parroquial”, la parroquia es lugar privilegiado del anuncio de la palabra de Dios. Este anuncio se articula de diversas maneras de modo que cada fiel comprenda que el también está llamado a participar activamente en él, proclamando explícitamente el Evangelio. El Papa, pide a los sacerdotes anunciar la Palabra de Dios en calidad de Ministros, puesto que él participa de la autoridad profética de Cristo y de la Iglesia y lo invita a desempeñar fielmente este Ministerio de la palabra correspondiendo al don recibido y le dice

“que debe ser el primero en tener una gran familiaridad con la palabra de Jesús lo

cual le dará eficacia a su predicación”.

Así mismo, en los numerales 4 y 5 dice: La comunidad parroquial necesita de esta eficacia de la palabra del sacerdote y por eso le pide que lo trabaje enormemente por que de él depende la eficacia de la palabra en una comunidad parroquial.

Al hablar de los desafíos del presente en la parroquia, le pide al párroco que en objetivos y métodos de su trabajo ponga todo el esfuerzo para que el anuncio de Jesucristo pueda llegar a las personas, modelar comunidades y ayudarle a la gente a testimoniar los valores que la comunidad y la cultura de hoy necesitan “particularmente el horizonte de la apasionante tarea de acomodar su mensaje a la pastoral que hoy nos espera.

Y para nuestro contexto, el documento final del Sínodo arquidiocesano 2002, le pide al sacerdote un modelo de Iglesia donde se revise enormemente las formas como se está llevando el Evangelio… No profundiza la visión antropológica del Evangelio ni evidencia el reino de Dios.

Recordemos las palabras del Santo Padre al final de la arriba citada instrucción pastoral “El presbítero pastor y guía de la comunidad parroquial”.


 

6. Interpretación del instrumento

La Universidad Pontificia Bolivariana ha aceptado mi propuesta del Desarrollo de habilidades de expresión oral y corporal aplicadas al mejoramiento del impacto de la homilía, como tesis de grado para la especialización en Gerencia de la Comunicación Organizacional. En este sentido, presento como preámbulo algunas consideraciones, teóricas, reflexiones y construcciones de sentido basadas en el dialogo, encuentros, entrevistas, encuestas con sacerdotes, diáconos, laicos de esta ciudad.

Este ejercicio escrito debe tener en cuenta que “la misión de difundir, fortalecer y hacer crecer la fe es fundamental en todo predicador del Evangelio. Remad mar adentro y echad vuestras redes para pescar (Lc 5,4).

La primacía del anuncio del Evangelio significa que, por la predicación, adquiere pleno sentido y manifiesta su eficacia la actuación del sacerdote como ministro de los sacramentos, de la Eucaristía y como Pastor del Pueblo de Dios.

Como dice José Ladazabal, “en general, no basta que se proclamen las escrituras, que resuene en medio de la asamblea la lectura. Hace falta el servicio de la explicación homiletica, la palabra no puede considerarse suficientemente proclamada hasta que es entendida por la comunidad como "palabra dicha hoy para nosotros". No es fácil, por lo general, captar el mensaje bíblico en profundidad. Hay que ayudar a la asamblea en este proceso de simulación. Como lo hizo Cristo a los discípulos de Emaús, explicándoles lo que las escrituras habían anunciado, empezando por Moisés y los profetas.

… Crece la convicción de que los libros bíblicos, también los evangelios, están escritos desde la fe y para la fe: o sea, con una intención teológica, catequística, más que histórica o biográfica; y eso condiciona notablemente la exégesis: el predicador

debería indagar en cada momento la intención del autor y distinguir su mensaje de las formas de que se ha revestido; es, en cierto modo, un continuo trabajo de "desmitizacion" y traducción.

El predicador no sólo es un creyente, sino responsable de la fe de los demás. Debe "traducir" con exactitud, no a capricho o ligeramente. Los fieles ya van teniendo una formación bíblica y son exigentes. Se debe transmitir lo que Dios dice: no lo que el predicador sabe decir, lo que le gusta a el, o lo que a los fieles les agrada oír”.

De esta manera, la fidelidad a la Palabra, la preparación del anuncio evangélico y su correcta aplicación a las circunstancias concretas de la vida, manifiestan el deber de imitar a Cristo.

Esta misión que se les encomienda, puede, sin lugar a dudas, asustarlos como al profeta Jeremías: ¡Ah, Señor, mira que no sé hablar, pues soy un niño. Y el Señor me respondió: No digas: "Soy un niño", porque irás a donde yo te envíe y dirás todo lo que yo te ordene.

Por la fuerza de la palabra, llamó Dios de la nada a la existencia, al mundo y al hombre; por la fuerza de la palabra, Dios formó un pueblo, para que, siendo portador de su alianza, testimoniase en medio de los otros pueblos las maravillas realizadas. A aquel pueblo elegido lo fue preparando Dios mediante su palabra poderosa, para acoger al Mesías (cf. Hch 13, 16-23), pero en la plenitud de los tiempos, Dios envió a su propio Hijo.

El Verbo de Dios, su Palabra, se hizo hombre, para habitar en medio de nosotros (cf. Jn 1,14) y revelarnos la verdad de Dios y la verdad sobre nosotros mismos. ¿Entonces, como proclamar su palabra?

Bajo la responsabilidad de los obispos ("Lumen gentium", nº 23), sucesores de los apóstoles, la Palabra de Dios es proclamada y enseñada a todos los hombres, particularmente al pueblo de Dios, que reunido en la escucha de la Palabra y en comunión del pan único y partido, celebra el memorial del Señor resucitado, mientras espera el domingo sin ocaso en el que la humanidad entera entrará en el descanso del Reino de Dios.

Fieles colaboradores de los obispos sois los sacerdotes y, por ello, tenéis que anunciar a todos el Evangelio de Dios, de forma que cumpliendo el mandato del Señor: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación», forméis y acrecentéis el Pueblo de Dios.

Este Ministerio de la Palabra tiene una importancia especial en la celebración de la Misa en la que se unen inseparablemente: el anuncio de la muerte y resurrección del Señor, la respuesta del pueblo que escucha y la ofrenda misma con la que Cristo confirmó la Nueva Alianza en su sangre.

La homilía exige una cuidadosa preparación por parte del sacerdote, que tiene la responsabilidad personal de señalar a los fieles la fuente de la luz evangélica que ilumina el camino de los individuos y las sociedades. Los presbíteros anuncian a todos la palabra divina que no es suya; no puede ser manipulada, transformada o adaptada según el gusto personal.

Para Josep Camps en la Palabra de Dios es celebrada: El encuentro entre Dios y su pueblo es un suceso extraordinario: modifica no sólo las relaciones mutuas sino a los mismos interlocutores. Este suceso realizado en la revelación periódica y progresiva de Dios a la humanidad, adquiere en la celebración litúrgica un carácter típico y simbólico, destinado precisamente a ser objeto de celebración. Celebramos exactame

te el hecho de que Dios se ha revelado y hecho presente al mundo.

En esta circunstancia, el lenguaje va a jugar un papel decisivo, pues actúa a la vez como reflejo y como modelo. Refleja lo que la sociedad es en cada momento pero a su vez, al ser susceptible de cambios, va creando nuevas formas en virtud de lo que sus hablantes desean que sea la sociedad en que viven. Estos cambios, una vez asentados, se convertirán en modelo para futuras generaciones, que aprenderán a través de la lengua nuevas formas de percibir la realidad y adecuarán a ella sus comportamientos.

El modelo comunicativo de acción que define las tradiciones de ciencia social que parten del interaccionismo simbólico de Mead, del concepto de juegos del lenguaje de Wittgenstein, de la teoría de los actos de habla de Austin y de la hermenéutica de

Gadamer, tienen en cuenta todas las funciones del lenguaje como son comportamiento oral, escrito y no verbal.

De esta manera, “el lenguaje es un reflejo de los mapas internos, los cuales se han formado a lo largo de nuestra existencia y están conformados por toda la experiencia, vivencia, fisiología, sociología, sicología, en fin, de todo el bagaje con el que contamos para comunicarnos.

La programación Neurolinguistica (PNL) nació para ayudarnos a comprender la cartográfica mental, es un modelo de trabajo que nos enseña a analizar los diferentes mapas para reconocer mejor el territorio. Es una herramienta para todas las personas que trabajan con o para las personas. Consiste en una serie de técnicas destinadas a analizar, codificar y modificar conductas, por medio del estudio del lenguaje, tanto verbal, como gestual y corporal” .

Se llama “programación” porque trata de un conjunto sistemático de operaciones que persiguen un objetivo; “neuro” porque estudia los procesos que ocurren en el sistema nervioso, y “lingüístico” porque para ello utilizamos el lenguaje, expresado en forma verbal, corporal y otros, para organizar la conducta y el pensamiento, y así lograr una comunicación eficiente con los demás y consigo mismo. Y el Evangelio no debe ser ajeno a esta realidad. De ahí que, conviene tener siempre en cuenta que la misión de difundir, fortalecer y hacer crecer la fe es fundamental en todo predicador del Evangelio y, por tanto, en el presbítero que, de modo muy especial y con mucha frecuencia, está llamado a ejercer el ministerio de la Palabra.

“Proclamad sin temor alguno la verdad completa y auténtica sobre la persona de Cristo, sobre la Iglesia que él fundó, sobre el hombre y el mundo que ha redimido con su sangre, sin reduccionismos ni ambigüedades.

… “Anunciad la Palabra”. Ésta es vuestra misión específica. Aquí debe estar la raíz de vuestros desvelos diarios; aquí la fuente inagotable de vuestra alegría auténtica”.

Pero en cuanto ministros de la Palabra —y éste es uno de los últimos pensamientos que os dejo—, debéis conocer el contenido del mensaje que se os ha confiado y la mentalidad de las personas a quienes va destinado. Ello quiere decir que debéis esforzaros por ser hombres de cultura y, sobre todo, teólogos verdaderos.

Entonces y antes de llegar a nuestro aporte – herramientas- en el desarrollo de habilidades comunicativas aplicadas a la homilía en Bucaramanga, veamos desde diferentes autores, que es o mejor que no es la Homilía.

Para Joan Llopis, en primer lugar la homilía es como el quicio de las dos partes integrantes de toda celebración litúrgica: la palabra y el rito. Pero no sólo como un elemento unificador de tipo objeto, sino profundamente vinculado con los miembros de la asamblea que son en definitiva los que escuchan la palabra y los que celebran el rito

… En segundo lugar, la homilía reúne las principales características de los demás géneros de predicación existentes en la Iglesia. Aunque en su más intima esencia sea una exhortación a actualizar la palabra a través de la celebración y de la vida, la homilía debe conservar ser interpelante del anuncio misionero y la riqueza doctrinal de la exposición catequetica. No sólo exhorta, sino que anuncia y enseña y, finalmente, conduce al corazón del misterio.

… El ultimo lugar, aunque el menos importante, la homilía integra las diversas aportaciones que cada miembro de la asamblea litúrgica puede y debe ofrecer a los demás. Por lo que se refiere a la interpretación de la palabra de Dios y a la mutua consolación. Las suscita, la discierne y sume en una unidad superadora de las posibles discrepancias y vinculadora con la fe de toda la Iglesia”.

Por tanto la homilía como dice Luís Maldonado, en su Decálogo del Predicador, “no versa ni sobre un texto ni sobre acontecimientos pasados. Es un acontecimiento actual. Es fundamental que presentemos el texto evangélico como la palabra actual que Jesús dirige ahora a todos. Aunque pueda sorprender, la homilía debe tener como tema central la actualidad, los hechos actuales (y a Jesucristo como núcleo de esta actualidad). No hablemos de lo que pasaba en la Palestina de entonces, sino como punto de referencia (y marco inseparable de la palabra encarnada) para hablar de lo que pasa ahora y aquí.

La homilía no debe exponer primariamente una moral sino un Kerigma.

De los diálogos sostenidos con sacerdotes en esta experiencia de comunicación de 6 años en la Arquidiócesis de Bucaramanga, encuentro que la homilía no está para dar respuesta a nuestros problemas, como a menudo se dice. La palabra de Dios está más

para plantearnos preguntas que para resolver nuestros peculiares problemas. Lo que hace es cuestionar nuestra vida. El que predica debe contar lo que ha visto y oído, lo que le anuncia la palabra de la escritura y de la vida acogida con fe.

Para Maldonado, “la tarea del predicador es suscitar el dialogo, decir la primera palabra. Si el que predica lo dice todo, lo responde todo, lo siente todo, el oyente es anulado. Esto se concreta de tres maneras: siendo breve empleando con frecuencia la interrogación; respetando los silencios dentro de la homilía y al final.

…Nuestras homilías son muchas veces un ramillete de tópicos, de vaguedades. Hablamos de la vida, del hombre, del alma, del sufrimiento… pero en términos absolutamente anodinos. La homilía debería ser eminentemente concreta ya que no refleja una ideología sino unos hechos y unas interpretaciones de hechos, unas personas y una interpretación de personas.

…La homilía no es una pieza autónoma. Es una fase de toda una acción. La acción sacramental. Muchas veces damos la impresión de aprovechar la misa para colocar nuestro sermón. Es preciso mostrar que el acto sacramental no es sino la realización plena y definitiva de lo que se anuncia en la homilía. Es "el paso al rito" que debe incluir toda homilía, pero no sólo como un paso final, sino mas como una inserción de toda ella en la unidad de la celebración.

Finalmente la homilía no es la proyección de los problemas o inquietudes personales de quien predica, sino el eco fiel de lo que la palabra de Dios dice. Es una de las ostentaciones del que predica. Dos controles pueden ayudar a evitarla: primero, la fidelidad al texto. No "elegir" tema para predicar sino atenerse a lo que el texto dice (ciertamente interpretado y actualizado); segundo, no hablar de una sola cosa, de "un tema" sino recorrer - en cuanto sea posible - los diversos aspectos del texto, hacer una homilía plural, plurisugerente, y no limitarse al tema que a mi me interesa (aunque se precisará un arte, basado en la comunicación intima con el texto, para no convertir la homilía en un ciempiés.

En dialogo con sacerdotes que han tenido la oportunidad de viajar por el mundo entero, han manifestado su inquietud, o mejor sus impresiones sobre el ritual de la homilía. Para muchos de ellos, llegar a otras naciones y encontrarse con sacerdotes cercanos a sus fieles al momento de la predicación, otros que utilizan ayudas audiovisuales, serenatas, canciones, cuentos, etc son estilos que acogen a las personas, que humanizan el ritual.

Yo mismo, he tenido la oportunidad de visitar la Iglesia en países como Cuba y Ecuador y he constatado la cercanía con los fieles dentro de la predicación. Un recibimiento casi personalizado, amistoso, un dialogo con su pueblo, la oportunidad de ser escuchados dentro de la Eucaristía como una expresión que valida al otro y rompe con el temor de la participación publica. Y esto, no sólo se da al momento del rito. Hablamos del dialogo posterior, del abrazo con los recién llegados, del compartir un alimento, etc.

Para el Padre, Luis Efraín Mojica, quien desde hace 4 años se encuentra en la ciudad de Miami como Vicario Cooperador, la cercanía del sacerdote con sus fieles es total. El clima de comunicación es muy cercano y se entiende que las expresiones orales y corporales forman parte de un todo que es la predicación como espacio que aproxima al sacerdote con la feligresía.

Para el Eminentísimo Sr. Cardenal, Darío Castrillón Hoyos, en su instrucción pastoral “El presbítero pastor y guía de la comunidad parroquial”, la parroquia es lugar privilegiado del anuncio de la palabra de Dios. Este anuncio se articula de diversas maneras de modo que cada fiel comprenda que el también está llamado a participar activamente en él, proclamando explícitamente el Evangelio. El Papa, pide a los sacerdotes anunciar la Palabra de Dios en calidad de Ministros, puesto que él participa de la autoridad profética de Cristo y de la Iglesia y lo invita a desempeñar fielmente este Ministerio de la palabra correspondiendo al don recibido y le dice

“que debe ser el primero en tener una gran familiaridad con la palabra de Jesús lo

cual le dará eficacia a su predicación”.

Así mismo, en los numerales 4 y 5 dice: La comunidad parroquial necesita de esta eficacia de la palabra del sacerdote y por eso le pide que lo trabaje enormemente por que de él depende la eficacia de la palabra en una comunidad parroquial.

Al hablar de los desafíos del presente en la parroquia, le pide al párroco que en objetivos y métodos de su trabajo ponga todo el esfuerzo para que el anuncio de Jesucristo pueda llegar a las personas, modelar comunidades y ayudarle a la gente a testimoniar los valores que la comunidad y la cultura de hoy necesitan “particularmente el horizonte de la apasionante tarea de acomodar su mensaje a la pastoral que hoy nos espera.

Y para nuestro contexto, el documento final del Sínodo arquidiocesano 2002, le pide al sacerdote un modelo de Iglesia donde se revise enormemente las formas como se está llevando el Evangelio… No profundiza la visión antropológica del Evangelio ni evidencia el reino de Dios.

Recordemos las palabras del Santo Padre al final de la arriba citada instrucción pastoral “El presbítero pastor y guía de la comunidad parroquial”.


 

7. Conclusiones (Estrategias de Comunicación)

Después de 2 años de trabajo y tras cumplir 7 de ellos al servicio de la Iglesia particular de Bucaramanga como Comunicador Social, he desarrollado el presente trabajo de grado para obtener el titulo como Especialista en Gerencia de la Comunicación Organizacional.

Desde este ejercicio académico, se han encontrado algunas necesidades comunicativas del sacerdote al momento de preparar y presentar su homilía. Esta primera conclusión es fruto de respuestas a entrevistas aplicadas a sacerdotes y fieles de la Arquidiócesis de Bucaramanga.

Este trabajo, sin antecedentes conocidos en la ciudad, ha permitido publicar un instrumento de comunicación con recomendaciones básicas en el difícil arte de la homilía.

Se del interés que el presbiterio presenta por este tema, de la exigencia que se hace al estudiar la palabra de Dios para ponerla en la mente y el corazón de cada uno de sus fieles; por ello, queda sentada una sencilla base para quien desee adentrarse en los caminos de la comunicación puestos al servicio de la evangelización y para nuestro caso, de la homilía.

De igual forma el estudio arroja una orientación para seminaristas, diáconos y agentes de pastoral que presentan la palabra de Dios en la Arquidiócesis de Bucaramanga.

Entonces, pongo a discusión de los lectores este ejercicio académico.


 

8. Referencias bibliográficas (Estrategias de Comunicación)

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9. Anexo. Muestra del instrumento utilizado

Al recordar el Concilio: "el primer deber es la predicación del Evangelio, porque pone en evidencia una verdad teológica de la que brotan consecuencias de orden práctico y espiritual, tanto para el cumplimiento del resto de la misión como para la misma vida de los sacerdotes.

(…) El Concilio subraya esta misión evangelizadora recordando que el Pueblo de Dios se reúne por la palabra del Dios vivo, la cual es muy lícito buscarla en la boca del sacerdote. Por eso los presbíteros, como colaboradores de los obispos, tienen como primer deber el anunciar a todos el Evangelio de Dios". Presbyterorum Ordinis nº 4.

a. Los presbíteros

En cuanto al mensaje

¿Qué significa para usted la Homilía?

¿Qué busca de los fieles con la Homilía?

Medios y técnicas

¿Qué medios, técnicas utiliza para la predicación?

¿Ha recibido capacitación sobre estrategias de comunicación para la Homilía?

¿Cuáles estrategias utiliza para mantener la atención de sus fieles?

¿Cree que necesita de herramientas o mecanismos comunicacionales para implementarlos en el manejo de su Homilía?

¿De qué forma prepara la Homilía dominical?

En la expresión corporal y oral

¿Utiliza el cuerpo para reforzar su intención comunicativa?

¿Qué ocupación hace del espacio físico?

¿Conoce y se apropia de su expresión gestual?

¿Cómo evalúa su expresión oral (forma del discurso)?

¿Conoce la importancia de los gestos sacramentales? ¿Los utiliza?

Formación, teología

¿La Curia lo mantiene actualizado sobre las nuevas enseñanzas del Magisterio de la Iglesia?

¿Introduce las enseñanzas actuales del Magisterio de la Iglesia en sus predicaciones?

¿Ejemplifica la predicación con situaciones reales del contexto social-económico y político?

Reflexión

¿Cuáles son sus mayores necesidades comunicacionales en la predicación?

¿Cuáles podrían ser las fortalezas del presbiterio frente a la Homilía?

¿Cuáles podrían ser las debilidades del presbiterio frente a la Homilía?

¿Si tuviera que hacer una reflexión sobre la Homilía en materia de comunicaciones? ¿Cuál sería?

 

Al recordar el Concilio: "el primer deber es la predicación del Evangelio, porque pone en evidencia una verdad teológica de la que brotan consecuencias de orden práctico y espiritual, tanto para el cumplimiento del resto de la misión como para la misma vida de los sacerdotes.

(…) El Concilio subraya esta misión evangelizadora recordando que el Pueblo de Dios se reúne por la palabra del Dios vivo, la cual es muy lícito buscarla en la boca del sacerdote. Por eso los presbíteros, como colaboradores de los obispos, tienen como primer deber el anunciar a todos el Evangelio de Dios". Presbyterorum Ordinis nº 4.

b. Los fieles

En cuanto al mensaje

¿Qué significa para usted la Homilía?

¿Qué espera del mensaje del sacerdote?

¿Qué aplicación hace de la Homilía?

Medios y técnicas

¿Identifica los medios o técnicas que utiliza el sacerdote para comunicarse con usted?

¿Cuáles?

En la expresión corporal y oral

¿Qué lectura hace de la expresión oral del sacerdote en la Homilía?

En cuanto a la voz. ¿Vocaliza bien, se le entiende?

¿Qué lectura hace de la expresión corporal del sacerdote en la Homilía?

¿Identifica posturas y movimientos del sacerdote durante la Homilía?

Formación y teología

¿El lenguaje utilizado por el sacerdote es claro? ¿Lo entiende?

Reflexión

¿Qué recomendación daría al sacerdote para mejorar la Homilía?

¿Qué le gusta de la predicación y por qué?

¿Qué no le gusta de la predicación y por qué?

¿Cómo mejoraría esta parte de la Eucaristía?