TEMA 51

EDUCACIÓN EN LA FE Y CATEQUESIS   
 

3. ELEMENTOS DE REFLEXIÓN

3.1. Cómo entender la expresión <<educación en la fe>>

Lo que dicen algunos documentos

× <<La catequesis consiste en la educación ordenada y progresiva de la fe, ligada estrechamente al permanente proceso de maduración de la misma fe>> (Mensaje Sínodo, 1977, n.º 1).

× <<Globalmente, se puede considerar aquí la catequesis en cuanto educación de la fe de los niños, de los jóvenes y adultos, que comprende especialmente una enseñanza de la doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y sistemático, con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida cristiana>> (CT 18).

× <<La Iglesia educa en la fe no sólo por su predicación y catequesis, sino también por sus celebraciones litúrgicas, por la acción caritativa y el testimonio de sus miembros, e incluso, por su misma configuración. Todo su ser y su vivir tiene una dimensión educativa>> (CC 57, ver, además, los n.º 56-67).

En qué sentido es posible hablar de "educación de la fe"

La fe es una responsabilidad teológica, es decir, es un don de Dios que escapa a la acción del hombre. El Concilio dice: <<Cuando Dios revela, el hombre tiene que responder con la fe (Rm 16,26). Por la fe el hombre se entrega y libremente a Dios le ofrece el homenaje total de su entendimiento y voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios revela>> (DV 5).

× Dios interpela al hombre con su palabra. Es una oferta de salvación ante la que el hombre debe responder de manera personal. Dios interpela y pide una respuesta.

× Dios solicita al hombre en su totalidad. La interpelación que Dios hace al hombre es total. No sólo interpela con su palabra la inteligencia del hombre, sino a toda su realidad existencial, a la totalidad de la persona. No se responde a Dios sólo con la cabeza, sino con el corazón y con las manos y con todo el ser. Creyente es el que acepta someterse y entregarse a Dios por la fe; admitir que él es la verdad y tomar apoyo en él, no en uno mismo.

× Responder a la Palabra de Dios es don de gracia. No sólo decimos que es don el hecho de que Dios hable y su palabra nos llegue, sino que es igualmente don la respuesta que el hombre da a Dios. <<Para dar esta respuesta de la fe, es necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y no ayuda, junto con el auxilio del Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede a todos gusto en aceptar y creer la verdad>> (DV 5). La fe sería imposible si Dios, en el momento mismo en que hace su oferta, no estuviera presente en el corazón del hombre.

Desde este concepto de fe, tenemos que concluir que la expresión educación de la fe tiene que ser bien entendida para respetar la originalidad de la fe: iniciativa de Dios y gracia de Dios.

× La educación en la fe no se puede entender como acción humana que desde el exterior da la fe.

× Se puede hablar de educación en la fe sólo en un sentido indirecto o instrumental: educación de la fe como mediaciones humanas que pueden facilitar, ayudar o quitar obstáculos en orden al crecimiento de la actitud de fe y siempre fuera de toda posible intervención directa sobre la fe misma, que depende de la acción gratuita de Dios y de la libre respuesta del hombre (E. Alberich, La catequesis de la Iglesia, Editorial CCS, Madrid 1992, p. 100).

3.2. La catequesis como educación de la fe

Aclarado en qué sentido podemos hablar de educación de la fe, tenemos que decir que la catequesis no es la única forma de educación en la fe que tiene 1a comunidad cristiana.

Es muy significativo y claro cuando dice, a este respecto La catequesis de la comunidad (nn. 56-67). <<Todo lo que hace la Iglesia contribuye, de alguna manera, a educar la fe de los cristianos>>, (n.º 57).

La catequesis es sólo una forma peculiar de educar la fe. Lo propio de la catequesis es:

- iniciación global y sistemática en las diversas expresiones de la fe de Iglesia;

- en un período intensivo y suficientemente prolongado de formación cristiana integral y fundamental (CC 59-61).

Podemos decir que, si es cierto que la catequesis no da la fe, es también cierto que, para muchos hombres y mujeres, la catequesis es gracia (don) de la que Dios se sirve para el incremento de la fe. La catequesis es una mediación a través de la que Dios se hace presente en la vida de los hombres.

3.3. Como contribuye la catequesis al dinamismo de crecimiento y maduración de la fe

Favorecer y suscitar la conversión

La conversión, punto de partida y núcleo unificante del dinamismo de la fe, pertenece al ámbito del primer anuncio. Sólo quien desea de corazón convertirse (=volverse hacia el Dios vivo) puede entrar de lleno en la acción catequizadora de la Iglesia.

Pero no se puede pensar que todos los que van a catequesis en nuestro contexto cultural ya tiene una opción de conversión. La catequesis debe preocuparse, no sólo de alimentar la fe, sino también de suscitarla continuamente con la ayuda de la gracia, y de preparar a la persona para una adhesión global a Jesucristo.

La conversión no es algo puntual que se da de una vez para siempre. Es algo que reaparece y se renueva especialmente en los momentos significativos de la vida. El mismo dinamismo de la fe lleva a replantear nuevas y más profundas conversiones, sobre todo en las etapas más significativas de la vida. Es el dinamismo mismo de la persona el que hace que ésta tenga una actitud de educación permanente de la fe, y que la catequesis de las etapas importantes de la vida sea un necesidad y una ocasión de suscitar la conversión.

Suscitar y hacer madurar las actitudes propias de la vida de fe

Es la tarea fundamental de la catequesis: la educación de las actitudes cristianas.

Las actitudes cristianas fundamentales son la fe, la esperanza y la caridad.

Educar la actitud de fe significa suscitar sentimientos de docilidad, escucha, y abandono en la palabra de Dios; llevar a la adhesión personal e incondicional a Jesucristo, con amor y confianza.

Educar la esperanza, como dimensión esencial de la actitud de fe, significa inculcar la confianza inquebrantable en las promesas de Dios, la espera de la salvación, la paciencia y la fortaleza. Es también arraigarse en un optimismo de base ante la historia y el futuro, pues nada es imposible para Dios.

Educar en la fe, informada por la caridad, significa llevarla a la perfección del amor, que es el mandamiento nuevo.

Llevar al conocimiento pleno del mensaje cristiano

La educación de la fe tiene también la dimensión noética. La catequesis tiene que promover y asegurar un conocimiento cada vez más profundo del misterio y mensaje de Cristo, objeto central de la fe.

No es que la catequesis se reduzca al aprendizaje de verdades y principios religiosos; pero, de la misma manera, hay que decir que la fe no es un grito del alma sin consistencia. El creyente está obligado a saber dar razón de su fe a quien se la pida.

Lo importante en una educación de la fe es el equilibrio entre el desarrollo cognoscitivo y la maduración de las actitudes de fe.

Introducir en la vida evangélica

La catequesis tiene que introducir en la vida evangélica, es decir, en el estilo de vida nueva que se desprende de las bienaventuranzas.

Comportamientos, valores que el mensaje de Jesús privilegia y que deben diferenciar al seguidor de Jesús de cualquier otro hombre, son exigencias específicas de la catequesis. Sin educar a la persona en estas actitudes de vida, se puede caer en el error de proponer compromisos para los que no están preparadas las personas.

Gustar la celebración litúrgica y la oración

La catequesis tiene también el aspecto de educación en la vida litúrgica y de oración. Se trata de una educación básica de las actitudes que hacen posible la celebración y la oración. Un creyente que no sepa rezar y celebrar quiere decir que no ha aprendido a relacionarse personal y comunitariamente con Cristo, objeto central de la fe. En ese caso, la educación de la fe se habría quedado en algo teórico, porque le faltaría la dimensión referencial y dialogal: Dios, a quien el hombre puede hablar.

Abrirse a la acción de compromiso

La educación de la fe que realiza la catequesis no sólo expone y propone; invita a realizar aquí y ahora el Reino de Dios. Invitación que nace como consecuencia de una interiorización personal de los valores del Reino: ejercicio de la caridad y del servicio desinteresado, compromiso por la justicia y la paz, acción social y política para la promoción humana y liberación, etc.

Terminemos diciendo que la originalidad de la educación de la fe, que se realiza a través de la catequesis, radica en su carácter básico y en la conjunción de diversos elementos de la experiencia integral cristiana: conocimiento, celebración, compromiso, actitudes evangélicas de vida. En la medida en que falta el entramado de elementos, podemos hablar de educación de la fe, pero no de una educación de la fe específicamente catequética.