Curso Educar para el perdón
Autor: Mayra Novelo de Bardo
Fuente: Mons. Francisco Ugarte Corcuera, "Del Resentimiento al
Perdón. Una Puerta para la Felicidad". 12ª reimpresión, 2008.
Tema I. Estímulos y la Respuesta Personal ante el Resentimiento
Olvidar sin perdonar sólo hace que el corazón resulte dañado porque el rencor volverá algún día tarde o temprano, y el mal se verá agrandado y hasta con intereses.
Introducción
Para algunas personas perdonar es signo de debilidad; otras lo
consideran un contrasentido porque lo suponen un atentado contra la
justica; hay quienes piensan que el perdón se deba condicionarse al
ajuste de cuentas o en el mejor de los casos, a la rectificación del
agresor. También es frecuente que alguien asegure que perdona cuando
en el fondo no está dispuesto a olvidar; o que le parezca razonable
perdonar hasta un cierto límite, porque lo contrario resultaría
intolerable. O que incluso se considera incapaz de perdonar
determinada ofensa, aunque quisiera hacerlo.
No podemos ocultar que el tema del perdón es difícil, pero mucho más
difícil es el vivirlo. Mas debemos reconocer que el perdón es uno de
los medios más importantes para alcanzar la felicidad porque
estabiliza el alma y la llena de paz.
Para tener éxito en este Taller se recomienda a los
participantes que, que para el mejor aprovechamiento del mismo, se
procure ser sincero consigo mismo, especialmente en aquellos puntos
en los que de alguna manera pueda verse reflejada su situación
personal.
Primera parte: Lo que es el
resentimiento
Tema 1
Los estímulos y la respuesta personal
Para saber cómo debo evitar algo que me hace daño, debo conocer qué
es, de dónde viene y cómo actúa. Explicaremos lo qué es el
resentimiento, sus estímulos y la respuesta que personalmente
podemos dar ante ellos.
El resentimiento suele aparecer como una reacción a un estímulo
negativo que nos hiere. Ordinariamente se presenta en forma de
ofensa o agresión. No toda ofensa produce un resentimiento, pero
todo resentimiento va siempre precedido de una ofensa.
Los estímulos del resentimiento
Las ofensas que causan resentimiento pueden presentarse de diversas
formas:
1. Acción, de alguien contra mí: cuando me agreden
físicamente, me insultan o me calumnian.
2. Omisión, cuando no recibo lo que esperaba como una
invitación, un agradecimiento por el servicio prestado o el
reconocimiento por el esfuerzo realizado.
3. Circunstancias: se puede estar "resentido" por la
situación socioeconómica personal, por algún defecto físico, o por
las enfermedades que se padecen y no se aceptan.
En cualquiera de los casos anteriores, el estímulo que provoca la
reacción del resentimiento puede ser real y ser juzgado por el la
persona ofendida con objetividad. Puede tener fundamento real
pero estar exagerado por el sujeto, como aquél que considera
que recibió un golpe de graves consecuencias cuando a penas lo
tocaron, o el que piensa que nunca le agradecen sus servicios,
porque en una ocasión concreta no le dieron las gracias, o el que se
siente invadido de cáncer cuando sólo tiene un tumor incipiente.
La reacción del resentimiento también puede responder a un estímulo
imaginario, como el que interpreta una frase desagradable
como intento de difamación o el que no recibe el saludo de alguien
-que tal vez ni siquiera lo vio- y lo traduce como un desprecio, o
el que se considera socialmente marginado por culpa de los demás.
Estas formas muestran, por tanto, en qué medida el resentimiento
depende del modo como se mire una misma realidad. O más
concretamente, de cómo se juzguen las ofensas recibidas (con
objetividad, exageración o de manara imaginaria), esto explica el
que muchos resentimientos que almacenamos sean completamente
gratuitos, porque dependen de la propia subjetividad que aparta de
la realidad, exagerando o imaginando situaciones o hechos que no se
han producido o no están en la intención de nadie.
La respuesta personal
El resentimiento es una reacción ante la agresión que cuando no
interviene la razón humana encauzando o rectificando la reacción,
esta se convierte en algo negativo. Por esto lo determinante en un
resentimiento no está en la "ofensa" recibida, sino en la respuesta
personal.
Y esta respuesta depende de cada quien, porque nuestra libertad nos
confiere el poder de orientar de alguna manera nuestras reacciones.
Covey advierte en "Los 7 Hábitos de la Gente Eficaz" que "no es lo
que los otros hacen ni nuestros propios errores lo que más nos daña,
es nuestra respuesta. Si perseguimos a la víbora venenosa que nos ha
mordido, lo único que conseguiremos será provocar que el veneno se
extienda por todo nuestro cuerpo. Es mucho mejor tomar medidas
inmediatas para extraer el veneno". Esta alternativa se presenta
ante cada agresión: o nos concentramos en quien nos ofendió con su
agravio y entonces surgirá el veneno del resentimiento, o lo
eliminamos mediante una respuesta adecuada, no permitiendo que
permanezca dentro de nosotros. Esto explica que una misma "ofensa"
sufrida por varias personas a la vez con la misma intensidad, puede
causar en unos sólo un sentimiento fugaz de dolor, mientras los
otros pueden quedar resentidos para toda la vida. ¿Es posible
realmente orientar nuestras reacciones ante las ofensas para que no
se conviertan en resentimientos?
La dificultad para poder dar una respuesta adecuada ante una ofensa,
es que el resentimiento se sitúa en el nivel emocional de la
personalidad, porque esencialmente es un sentimiento, una pasión, un
movimiento que se experimenta sensiblemente. Quien está resentido
"se siente herido u ofendido" por alguien o por algo que influye
contra su persona. Y el manejo de los sentimientos no es sencillo.
Unas veces no somos conscientes de ellos y pueden estar actuando
dentro de nosotros sin que nos demos cuenta. Hay quienes
experimentan una especial dificultad para amar a los demás, porque
no recibieron afecto de sus padres en la infancia, pero no pueden
resolver el problema por desconocer la causa. Otras veces ocurre que
el resentimiento queda reforzado por razones que lo justifican,
cuando la persona no sólo se siente herida, sino que se considera
ofendida. Cuando sucede esto, el resentimiento se arraiga más, pero
sigue siendo emocional, una vivencia sensible. Si un marido es
insultado por su esposa, siente el agravio y nace en él el
resentimiento; si además de sentirlo, piensa que ella lo odia, este
pensamiento reforzará el sentimiento que está experimentando.
Reflexión:
Cuenta una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto. En
un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una
bofetada al otro. Éste, profundamente ofendido, sin decir nada,
escribió en la arena: -"Hoy, mi mejor amigo me pegó una bofetada en
el rostro". Siguieron adelante y divisaron un oasis. Torturados por
la sed, ambos echaron a correr y el primero que llegó se tiró al
agua de bruces sin pensarlo y, de pronto, comenzó a ahogarse. El
otro amigo se tiró al agua enseguida para salvarlo. Al recuperarse,
tomó un estilete y escribió en una piedra: -"Hoy, mi mejor amigo me
salvó la vida". Intrigado, el amigo le preguntó: -"¿Por qué después
que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una
piedra?". Sonriendo, el otro le respondió: -"Cuando un gran amigo
nos ofende, debemos escribir en la arena, porque el viento del
olvido se lo lleva; en cambio, cuando nos pase algo grandioso,
debemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón, donde
ningún viento en todo el mundo podrá borrarlo".
Aplicación: ¿las ofensas voluntarias o involuntarias que recibo
¿las escribo en arena para que el viento del olvido las borre o las
grabo en piedra de la memoria de mi corazón?
Cuestionario práctico
El cuestionario práctico nos ayuda y llena de luz porque confronta
nuestra vida con las exigencias objetivas de la vocación cristiana,
haciéndonos conocer las desviaciones o avances positivos, así como
la raíz más profunda de sus causas. Nos ayuda también a suscitar
dentro de nosotros una actitud de contrición, al propósito de
superación cuando vemos lo negativo y de gratitud con Dios cuando
reconocemos con sencillez nuestro progreso. Además el católico, el
cristiano es un soldado de Jesucristo que con frecuencia debe
limpiar, afilar y ajustar la armadura según lo recomienda San Pablo:
"Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder,
revestíos de la armadura de Dios para que podáis resistir contra las
asechanzas del diablo…y tras haber vencido todo, os mantengáis
firmes" (Ef.6. 10-13)
El examen de conciencia realizado con seriedad y continuidad, es un
gran medio para alcanzar el conocimiento personal, la madurez, la
coherencia de vida y el progreso por el camino del bien. Nos hace
sensibles al pecado y nos ayuda a superar las tentaciones, pruebas y
contrariedades.
A continuación te ofrecemos un cuestionario que te ayudará a
examinar tu propia vida, tus principios, tus criterios conforme al
criterio del evangelio.
1. ¿Me conozco a mí mismo (a)? ¿Me acepto como soy? ¿Trabajo
firmemente por superar mis defectos? ¿Conozco mis cualidades?
2. ¿Acepto mis sentimientos? ¿los manejo, controlo, encauzo
adecuadamente? ¿soy una persona serena y equilibrada?
3. ¿Conozco las exigencias de mi vida estado de vida: como hija (o),
esposa (a), padre (madre), en mi trabajo? ¿las cumplo con agrado,
dedicación, alegría?
4. ¿Me llevo bien con los demás? ¿Soy buen compañero (a), amigo (a)
discreto y fiel?
5. ¿Soy capaz de trabajar en equipo? ¿participo, apoyo y colaboro
con entusiasmo? ¿o me opongo a las iniciativas y demás ideas que
proponen los demás?
6. ¿Soy pesimista? ¿pienso frecuentemente en mis fracasos, en mis
metas no logradas?
7. ¿Sé tomar decisiones o vivo al vaivén de mis sentimientos? ¿vivo
por convicciones o de acuerdo a lo que sucede a mí alrededor?
Participación en equipo
Comparte tus conclusiones de esta sesión
Preguntas que pueden servirte para estructurar tus conclusiones
¿Qué me ha parecido el tema?
¿Qué aplicaciones prácticas encuentro para mi vida?
Algún comentario particular…