Las Emociones
|
Una
emoción es un estado afectivo que experimentamos, una
reacción subjetiva al ambiente que viene acompañada de cambios
orgánicos (fisiológicos y endocrinos) de origen innato,
influidos por la experiencia. Las emociones tienen una función
adaptativa de nuestro organismo a lo que nos rodea. Es un estado
que sobreviene súbita y bruscamente, en forma de crisis más o
menos violentas y más o menos pasajeras.
En el ser humano la
experiencia de una emoción generalmente involucra un conjunto de
cogniciones, actitudes y creencias sobre el mundo, que
utilizamos para valorar una situación concreta y, por tanto,
influyen en el modo en el que se percibe dicha situación.
|
Durante mucho tiempo las emociones han
estado consideradas poco importantes y siempre se le ha dado más
relevancia a la parte más racional del ser humano. Pero las emociones,
al ser estados afectivos, indican estados internos personales,
motivaciones, deseos, necesidades e incluso objetivos. De todas
formas, es difícil saber a partir de la emoción cual será la conducta
futura del individuo, aunque nos puede ayudar a intuirla.
Apenas tenemos unos meses de vida,
adquirimos emociones básicas como el miedo, el enfado o la alegría.
Algunos animales comparten con nosotros esas emociones tan básicas,
que en los humanos se van haciendo más complejas gracias al lenguaje,
porque usamos símbolos, signos y significados.
Cada individuo experimenta una
emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias
anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas
de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las
emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse.
Charles Darwin observó como los
animales (especialmente en los primates) tenían un extenso repertorio
de emociones, y que esta manera de expresar las emociones tenía una
función social, pues colaboraban en la supervivencia de la especie.
Tienen, por tanto, una función adaptativa.
Existen 6 categorías básicas de
emociones.
- MIEDO:
Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad,
incertidumbre, inseguridad.
- SORPRESA:
Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una
aproximación cognitiva para saber qué pasa.
- AVERSIÓN:
Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce
aversión.
- IRA:
Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.
- ALEGRÍA:
Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de
bienestar, de seguridad.
- TRISTEZA:
Pena, soledad, pesimismo.
Si tenemos en cuenta esta
finalidad adaptativa de las emociones, podríamos decir que tienen
diferentes funciones:
- MIEDO:
tendemos hacia la protección.
- SORPRESA:
ayuda a orientarnos frente a la nueva situación.
- AVERSIÓN:
nos produce rechazo hacia aquello que tenemos delante.
- IRA:
nos induce hacia la destrucción.
- ALEGRÍA:
nos induce hacia la reproducción (deseamos reproducir aquel
suceso que nos hace sentir bien).
- TRISTEZA:
nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
Los humanos tenemos 42 músculos
diferentes en la cara. Dependiendo de cómo los movemos expresamos unas
determinadas emociones u otras. Hay sonrisas diferentes, que expresan
diferentes grados de alegrías. Esto nos ayuda a expresar lo que
sentimos, que en numerosas ocasiones nos es difícil explicar con
palabras. Es otra manera de comunicarnos socialmente y de sentirnos
integrados en un grupo social. Hemos de tener en cuenta que el hombre
es el animal social por excelencia.
Las diferentes expresiones
faciales son internacionales, dentro de diferentes culturas hay un
lenguaje similar. Podemos observar como en los niños ciegos o sordos
cuando experimentan las emociones lo demuestran de forma muy parecida
a las demás personas, tienen la misma expresión facial. Posiblemente
existan unas bases genéticas, hederitarias, ya que un niño que no ve
no puede imitar las expresiones faciales de los demás. Aunque las
expresiones también varían un poco en función de la cultura, el sexo,
el país de origen etc. Las mujeres tienen más sensibilidad para captar
mejor las expresiones faciales o las señales emotivas y esta
sensibilidad aumenta con la edad. Otro ejemplo son los rostros de los
orientales, especialmente los japoneses, son bastante inexpresivos,
pero es de cara a los demás, porque a nivel íntimo expresan mejor sus
emociones.
Las expresiones faciales también
afectan a la persona que nos está mirando alterando su conducta. Si
observamos a alguien que llora nosotros nos ponemos tristes o serio e
incluso podemos llegar a llorar como esa persona. Por otro lado, se
suelen identificar bastante bien la ira, la alegría y la tristeza de
las personas que observamos. Pero se identifican peor el miedo, la
sorpresa y la aversión.
Las emociones poseen unos
componentes conductuales particulares, que son la manera en que
éstas se muestran externamente. Son en cierta medida controlables,
basados en el aprendizaje familiar y cultural de cada grupo:
· Expresiones faciales.
· Acciones y gestos.
· Distancia entre personas.
· Componentes no lingüísticos de la expresión verbal (comunicación no
verbal).
Los otros componentes de las emociones son fisiológicos e
involuntarios, iguales para todos:
· Temblor.
· Sonrojarse
· Sudoración
· Respiración agitada
· Dilatación pupilar
· Aumento del ritmo cardíaco
Estos componentes son los que están en
la base del polígrafo o del "detector de mentiras". Se supone que
cuando una persona miente siente o no puede controlar sus cambios
fisiológicos, aunque hay personas que con entrenamiento sí pueden
llegar a controlarlo.
¿Qué es lo que nos produce el
miedo a nivel fisiológico?
Cuando nos encontramos ante un
estímulo que nos provoca miedo o temor, nuestro cuerpo reacciona
activándose, de manera que estemos a punto para cualquier reacción de
lucha o huída que sea preciso a fin de protegernos, ya que nuestro
impulso más básico es el de la supervivencia.
La activación se produce de la
siguiente manera:
El lóbulo frontal de la corteza
cerebral por la acción del hipotálamo activa la glándula suprarrenal.
La glándula suprarrenal descarga adrenalina.
Las pupilas se dilatan
El tórax se ensancha
El corazón se dilata, aumenta la provisión de sangre.
Se produce un aumento de la tensión arterial.
Los músculos se contraen.
El hígado libera glucosa, el combustible de los músculos.
La piel palidece.
Los bronquios se dilatan para aumentar el volumen de oxigeno.
En casos extremos la vejiga urinaria se vaciará.
¿Qué es la
Inteligencia Emocional?
De la misma manera que se reconoce
el CI (cociente intelectual), se puede reconocer la Inteligencia
Emocional. Se trata de conectar las emociones con uno mismo; saber qué
es lo que siento, poder verme a mi y ver a los demás de forma positiva
y objetiva. La Inteligencia Emocional es la capacidad de interactuar
con el mundo de forma receptiva y adecuada.
Características básicas y propias
de la persona emocionalmente inteligente:
- Poseer suficiente grado de
autoestima.
- Ser personas positivas
- Saber dar y recibir
- Empatía (entender los sentimientos
de los otros)
- Reconocer los propios sentimientos
- Ser capaz de expresar los
sentimientos positivos como los negativos
- Ser capaz también de controlar
estos sentimientos
- Motivación, ilusión, interés
- Tener valores alternativos
- Superación de las dificultades y
de las frustraciones
- Encontrar equilibrio entre
exigencia y tolerancia.
Goleman explica que la
Inteligencia Emocional es el conjunto de habilidades que sirven para
expresar y controlar los sentimientos de la manera más adecuada en el
terreno personal y social. Incluye, por tanto, un buen manejo de los
sentimientos, motivación, perseverancia, empatía o agilidad mental.
Justo las cualidades que configuran un carácter con una buena
adaptación social.
El psicólogo W. Mischel hizo un
experimento con niños de 4 años: les daba un caramelo y les decía que
tenía que irse un momento, pero que debían esperar a que él volviera
antes de comérselo, si lo hacían así él les daría otro caramelo como
premio. El tiempo que permanecía fuera era tan sólo de 3 minutos.
Habían niños que no esperaban y se comían el caramelo. Posteriormente
hizo un seguimiento de los niños y observó que los que no se habían
comido el caramelo, eran más resistentes a la presión, más autónomos,
más responsables, más queridos por sus compañeros y mejor adaptados en
el medio escolar que los otros.
Todas las personas nacemos con
unas características especiales y diferentes, pero muchas veces la
manera que tenemos de comportarnos o de enfrentarnos a los retos de la
vida son aprendidos. Desde pequeños podemos ver como para un niño no
está tan bien visto llorar y expresar sus emociones como en una niña,
además a los varones se les exige ser más valientes, seguros de sí
mismos. También podemos observar como, según las culturas, las mujeres
son menos valoradas, tanto en el ámbito personal como en el laboral,
lo cual es el origen de opresiones y malos tratos. Todo esto lo
adquirimos sin darnos cuenta ya desde el momento en que venimos al
mundo: nos comportamos como nos han "enseñado" a comportarnos.
Quererse a uno mismo, ser más generoso con los demás, aceptar los
fracasos, no todo depende de lo que hemos heredado, por lo que hemos
de ser capaces de seguir aprendiendo y mejorando nuestras actitudes
día a día, aprender a ser más inteligentes emocionalmente, en
definitiva a ser más felices.
Bibliografía:
Goleman, D. (1996). La
inteligencia emocional. Barcelona. Kairos.
Reeve, J. (1994). Motivación y
emoción. Madrid. Mc Graw Hill.
Vila, J., Fernández, M. (1990).
Activación y conducta. Madrid. Alhambra. |