DIRECCIÓN ESPIRITUAL EN GRUPOS Y PARA EL PUEBLO


Luis Valdés
http://www.sjsocial .org/crt/ pollo.html


1. INTRODUCCIÓN

La dirección o acompañamiento espiritual es una actividad muy necesaria que se ha realizado durante siglos en la tradición Hebreo-cristiana. La podemos rastrear desde tiempos de Abraham que inició la paternidad del pueblo de Israel. Otra figura clave del acompañamiento la tenemos en Moisés y luego en los profetas que consolaban y cuestionaban al pueblo sobre su fidelidad a la Alianza hecha con Yavéh. En la plenitud de la revelación tenemos al acompañante por excelencia Jesús de Nazaret. Posteriormente vemos que lo realizan personas como Pablo de Tarso, Francisco de Asís, Teresa de Ávila, Ignacio de Loyola y muchos otros.

Es un servicio muy importante y necesario que en ocasiones pierde su valoración y atraviesa por crisis. Recientemente se ha vivido una de ellas.

En los últimos tiempos, en muchos lugares, la dirección espiritual ha sido entendida y practicada primordialmente como algo individual, privado, e incluso ha sido vista por algunos como un privilegio de unos cuantos.

En este artículo pretendo encontrar lo que me parece esencial de esa práctica de la dirección espiritual, y abrir posibilidades de acompañamiento a nivel comunitario y masivo.

 

2. PROBLEMÁTICA

Al mirar la realidad eclesial hay muchos hombres y mujeres que necesitan ser acompañados espiritualmente en muchos momentos claves de su vida y no siempre lo consiguen. Resultan insuficientes los directores espirituales. Y ¿qué hacemos? ¿Se prepara y motiva a los sacerdotes para que además de administrar los sacramentos en las parroquias den el servicio de acompañamiento? ¿Se prepara a religiosas y laicos para que con la ayuda del Espíritu atiendan a sus hermanos?

El acompañamiento espiritual ha sido visto recientemente como exclusivo del sacerdote. Este tipo de visión ha limitado la posibilidad del acompañamiento de muchas personas. Esta realidad es muy clara en la vida religiosa femenina que ha descargado esta labor casi exclusivamente en los varones. Esto ha retrasado la formación de religiosas que puedan, por ejemplo, acompañar la experiencia anual de Ejercicios Espirituales o retiros.

Y ¿qué decir de los laicos hombres y mujeres? Revisando cómo viven los laicos su vida espiritual me he fijado que muchos de ellos tienen introyectado un modelo de vida espiritual tomado de los "consagrados" , religiosos(as) o sacerdotes diocesanos. Un modelo, en muchos casos, muy serio, formal, litúrgico. ¿No será posible que los laicos puedan vivir su seguimiento de Jesús con otra modalidad más secular. propia de su condición de casados de profesionistas, de amas de casa...? Recuerdo la figura que usa el Obispo Casaldáliga que dice que "El mundo necesita sacerdotes con Espíritu y laicos sin sotana". Además, muchos de ellos nunca han pensado en la posibilidad de dar este tipo de servicio.

Lo que me parece importante es que cada comunidad eclesial se pregunte por la manera en que ahí se realiza el acompañamiento espiritual de los creyentes.

Resumiendo, creo que se tiene una visión muy reducida a lo individual del acompañamiento espiritual y no se han explorado otras posibilidades.

 

3. ELEMENTOS FUNDAMENTALES PARA EL ACOMPAÑAMIENTO

Las palabras con el paso del tiempo y el cambio de las situaciones históricas pierden mucho de su significado original. La palabra "Dirección" aunque tiene un sentido positivo, en ésta época resalta más un sentido negativo en cuanto que se ve ligado a dirigir la vida del otro, a una cierta prepotencia, a mandato y a posesión de la verdad.

Lo que un tiempo ha sido llamada Dirección espiritual ahora tiene otras palabras que quieren expresar nuevos significados: entrevista, entrevista pastoral, acompañamiento, seguimiento espiritual. De estas la que me parece que refleja más lo que quiero transmitir en este artículo es la de acompañamiento por lo que significa de cercanía de una cierta igualdad fraterna al recorrer el mismo camino...

Quiero ahora definir un poco más lo que entiendo por acompañar y el papel del acompañante. "Acompañar" es escuchar, acoger, reflejar, con-sentir, com-padecer, respetar la singularidad del camino de los demás para encontrarse con Dios y realizar su voluntad. Quizá ayude saber que, según la Real Academia Española ( 1970. p. 330) la raíz de la palabra compañero viene de cum y panis que podemos traducir por compartir el pan, o pan con...

El acompañante es un "experto" (viene más de experiencia) que no quiere decir el que sabe todo, el que responde cualquier pregunta, el que en todo lugar y momento posee la verdad. Es el que ha caminado ya un buen tiempo y ha tenido suficientes experiencias. Las experiencias le han hecho sentir, reflexionar, asimilar e integrar diversos elementos de la vida. Este le permite acompañar a personas que son mayores que él y que incluso han tenido más experiencias.

El experto tiene la madurez de reconocer cuando no sabe, cuando no conoce, cuando no tiene respuesta, sea por no haber tenido una experiencia similar, o porque sus reflexiones no han tocado la experiencia del acompañado. El experto acepta lo particular de su experiencia y, como tal, la ofrece para que los demás aprovechen lo que quieran, y quizá descubrir algo en común.

Me parece muy importante volver la mirada sobre alguien que fue y es acompañante de muchas personas: Jesucristo. Conocer, a través de los evangelios, la manera como Jesús realizó su labor de acompañante nos ayudará a descubrir rasgos esenciales.

 

3.1. JESÚS COMO ACOMPAÑANTE

El Dios de Israel es un Dios que acompaña. Esto se constata desde Abraham, pasando por Moisés y todos los profetas. Esta convicción del acompañamiento de Dios a su pueblo ("yo estaré contigo") está en la base de toda fe Bíblica.

Para Guillet (p. 2683) Jesús viene a cumplir esa obra ya iniciada: hacerse cargo de Israel y llevarlo a la tierra prometida. Además, queda claro en el evangelio de San Juan que la fe para Jesús no es la acumulación de verdades sino, ante todo, responder a su llamado, una adhesión a su persona, un abandonar el corazón y la vida a la acción de El. Y para que brote esta fe es necesario el acompañamiento. Así, Jesús se convierte en el acompañante.

En el libro del Éxodo podemos ver cómo Moisés fue invitado por Yahvé a acompañar a su pueblo en el camino de su liberación. Para San Mateo, Jesús es el nuevo Moisés que acompaña al pueblo para que alcance una liberación definitiva y no parcial. Aquí ubicó el papel de Jesús en su tarea de acompañante de toda una comunidad hacia su liberación integral.

Acompañar en la fe para Jesús significa compartir su existencia: no tiene otra familia que sus discípulos (Mc 3, 34) no tiene más casa que la que le ofrecen (Mc 1, 29).

No es sólo el maestro que enseña sino que los pone delante de su verdad, que con frecuencia es la ausencia de fe (Mc 4, 40), pero con la finalidad de ayudar a que brote (Mc 8, 27) Ustedes ¿quién dicen que soy?

La confesión de fe que hacen sus apóstoles en Cesarea y en Cafarnaúm es fruto del acompañamiento de Jesús.

Jesús se daba espacio en sus jornadas para el encuentro solitario con su Padre, y además podía descubrirlo en su vida apostólica. "Padre te doy gracias porque has revelado estas cosas a los sencillos... " Nunca dejó el mandamiento de la oración diaria pero oraba, invitaba pero sin forzar.

En sus encuentros con la gente les mostraba la misericordia de Dios. Esta es parte esencial del acompañamiento a un pueblo y a unas personas abatidas por el sufrimiento y el pecado. Los encuentros frecuentes con los pecadores y los marginados no eran para condenarlos sino para decirles que Dios no los olvidaba y que eran sus preferidos.

Pero Jesús, además de ser acompañante, también es acompañado. El evangelio de Juan muestra varias veces la comunión de Jesús con su Padre, por ejemplo (Jn 7, 28) muestra como Jesús se siente siempre acompañado por su Padre.

Jesús, habiendo acompañado los suyos hasta el final, nos deja otro acompañante: el Paráclito (abogado). Con esto da a entender a sus discípulos que, para los nuevos caminos por los que los envía, les acompañará de una nueva manera. La ausencia visible de Jesús no pone fin a su acompañamiento. Esto nos habla de la importancia de no crear dependencias personales en el acompañamiento.

La fuerza del cristiano está en saber que puede apoyarse en una relación de tres personas que se aman: la Trinidad. Si fuera una sola, por fuerte que fuera se preguntaría uno si no cambiaría de actitud algún día.

Al leer los evangelios descubro tres niveles en la "dirección espiritual" de Jesús:

 

1° Individual:

en los encuentros personales como con el joven rico, Zaqueo, Mateo, etc. En algunos casos dichos encuentros fueron únicos y no tuvieron seguimiento, como tradicionalmente se ha entendido el Acompañamiento Espiritual, pero tienen la riqueza de una reorientación de la vida en la mayoría de aquellos que se encontraban con Jesús. Se da el diálogo, la escucha, la acogida, la presencia misericordiosa de Dios, el contacto con la verdad para la libertad, el nuevo horizonte de vida (tierra o liberación prometida) y el respeto por la decisión tomada por el otro. Estos rasgos están presentes en el encuentro de Jesús y me parecen básicos.

A continuación y a manera de ejemplo pondré dos encuentros interpersonales que revelan algunos de los rasgos que pueden ayudar a conocer la manera como Jesús acompañaba la vida de las personas en los encuentros individuales..

 

Jn 3, 1-21. (Encuentro con Nicodemo)

Jesús se dejó encontrar.

Lo enfrenta con su verdad para hacer que surja la fe.

Le invita a renacer por la acción de Dios: nadie nace por sí mismo.

Le abre otro horizonte: la gratuidad de la presencia y acción de Dios.

Le invita a libertad y flexibilidad: dejarse llevar como el viento.

Es interesante revisar el texto de Jn 19, 38-42 en el cual se pueden ver los frutos, inesperados quizá, del acompañamiento que hizo Jesús. Nicodemo sigue con Jesús en las horas difíciles de la muerte.

 

Jn 4, 4-42.(Encuentro con la Samaritana)

Jesús toma la iniciativa.

Su lenguaje invita a no quedarse en la superficie. Cuesta entenderlo, se necesita tiempo.

Enfrenta a la mujer con su verdad: marital (no tienes marido) y religiosa (adoras lo que no conoces por ser samaritana).

No la condena.

Le da un pequeño signo para ayudarle.

La invita a una respuesta de adhesión personal al Cristo.

 

2° Comunitario:

Con los doce, los discípulos y encuentros con grupos pequeños.

Cada vez es más aceptada la teoría de que Jesús después de la crisis Galilea, cambió de procedimientos pastorales y se dedicó preferentemente a la formación de los doce apóstoles y lo hace compartiendo toda la vida: logros, fracasos, certezas, dudas, sentimientos, ideales, comida y camino. Les explica más los acontecimientos, les hace preguntas, les pone parábolas v sobre todo su ejemplo lo retoma para que ellos aprendan.

Jesús como acompañante de los doce tiene preferencias sobre algunos de ellos (Pedro, Santiago y Juan) sin que lastime a los demás. El aprendizaje de los doce se da en un contexto específico: la voluntad decidida de colaborar en la construcción del Reinado de Dios. Aprenden en la acción, por el camino, en un estrecho contacto con la problemática de las grande mayorías.

Jesús les ayuda a que tengan conciencia de la acción del Espíritu de Dios en ellos como comunidad (Jn 16, 13).

También al grupo de los 72 discípulos les da seguimiento, tanto para prepararlos para la misión, como después de ella para celebrarla, disfrutarla y asimilarla.

Con frecuencia Jesús trató con grupos pequeños de oyentes, entre los cuales estaban los fariseos, los familiares de sus apóstoles, los asistentes a las pequeñas sinagogas de los caseríos, etc. Jesús se adaptaba a sus oyentes.

Pondré un par de ejemplos de este tipo de acompañamiento comunitario..

Mc 9, 30-37 (Anuncio de la pasión y conflicto del poder)

Jesús se escondía de la gente para estar con los doce.

Por el camino les enseñaba.

Anunciaba claramente su muerte y resurrección. Jesús les pregunta..

Los apóstoles discutían por el poder.

Jesús les expone verbalmente su postura luego la ejemplifica visualmente con la presencia de un niño.

 

Lc 24, 13-35. (Encuentro con los discípulos de Emaús)

El encuentro se da en un camino público.

Jesús se pone a caminar al lado de los dos discípulos.

Pregunta.

Escucha todo lo que le dicen.

Da un reflejo: !Qué poco entienden!

Permanece con ellos.

Comparte la mesa, el pan.

 

 

 

3° Masivo:

A través de los sermones a las muchedumbres y de los encuentros con grupos de fariseos pero en presencia de mucha gente. Es muy probable y creíble que los sermones de Jesús fueran motivados por la situación, los problemas y los sentimientos de la gente común del pueblo: de los anhelos de libertad: la certeza de la llegada del Mesías; los sentimientos de miedo ante el castigo de Dios; la sensación de que Dios los olvidó; las dudas ante las afirmaciones de los fariseos que les imponían cargas pesadas...

 

Lc 6. 17-49. (El sermón del monte)

El contenido del sermón abarca: la bendición a los pobres, la maldición a los ricos, el amor a los enemigos, la invitación a ser misericordiosos como Dios, el rechazo de la hipocresía (fariseísmo) y la invitación a poner en práctica lo que escuchan de él.

Esto revela que está dando acompañamiento masivo sobre varias problemáticas que vivía el pueblo:

Si los pobres están en el olvido de Dios.

Si la riqueza en realidad significaba estar bien con Dios.

Si las relaciones humanas en el Reino son diferentes.

El problema de juzgar y condenarse unos a otros.

El problema de las apariencias externas.

El problema de no iniciar una vida nueva habiendo escuchado a Jesús..

Aunque la reacción de los sermones tiene la finalidad de presentar las enseñanzas de Jesús, y se puede quedar una imagen de un Jesús conferencista o ponente, conviene rescatar que Jesús sintió honda preocupación por esas muchedumbres (como ovejas sin pastor) enmarañadas en una confusión religiosa. La situación lastimosa de miles y miles de personas con hambre, Ios cientos de desempleados (parábola del hombre que va a la plaza varias veces al día a contratar empleados para su viña), los impuestos de los romanos y los del templo, la mujer tratada injustamente por una cultura dominantemente varonil, la desesperanza, todo ello le servía a Jesús para decir su palabra, Palabra de Dios, en la catequesis masiva a orillas del lago o en la montaña. Más para acompañar que para indoctrinar (los fariseos ya habían repartido mucha doctrina y mandamientos) .

No será difícil admitir que Jesús se encontró para su acompañamiento espiritual con la dificultad que representaba el grupo de fariseos, que insistían en un moralismo. Esta propuesta moralista era clara y muy atractiva para mucha gente ya que daba la seguridad de una norma, de un mandamiento. La propuesta de Jesús, en cambio, pretendía una educación en la libertad e implicaba un esfuerzo mayor, implicaba el proceso de maduración y de dejar seguridades. Así podemos entender que la gente dejara a Jesús y se uniera al proyecto de los fariseos.

Creo que de estos tres niveles de acompañamiento de Jesús al pueblo podemos ampliar nuestro concepto de Acompañamiento Espiritual más allá de la entrevista individual. Es cierto que ésta tiene algunas ventajas, como la frecuencia, el esfuerzo que significa preparar la entrevista, y el seguimiento a puntos particulares. Sin embargo, también tiene la desventaja de la rutina, la saturación, la tentación de privilegio.

 

4. PROPUESTAS DE ACOMPAÑAMIENTO AL PUEBLO

Mi interés por este nivel de acompañamiento comunitario y masivo surgió desde mi práctica como responsable de una parroquia popular de la Ciudad de México, y desde ella, ahora me hago la pregunta:
¿cómo ofrecer los recursos del acompañamiento espiritual a la gente sencilla de nuestros pueblos?

Al recuperar ahora mi experiencia señalo algunas actitudes que me ayudaron al acompañar en los tres niveles: individual, comunitario y masivo.

 

Además de presentar estas actitudes quiero proponer mi experiencia como un método concreto de acompañamiento espiritual.

 

4 1. NIVEL MASIVO: A TRAVÉS DE LAS HOMILÍAS (diálogo comunitario)

Recuerdo el objetivo de Jesús: acompañar al pueblo en su proceso de liberación, de llegar a la tierra prometida, de vivir su Pascua.

Quiero agradecer a una religiosa, que con frecuencia asistía a la Eucaristía, que un día me hizo caer en la cuenta de que en realidad lo que estaba haciendo era una dirección espiritual abierta.

Al compartir la Palabra de Dios con las persona que asistían a la Eucaristía mantenía tres actitudes fundamentales:

 

 

MÉTODO:

4. 1. 1 . MOTIVACIÓN PARA LA ESCUCHA DE LAS LECTURAS

Hacer alguna monición antes de las lecturas para explicar su contexto (sobre todo si era un pasaje continuado) o invitar a fijarse en algún punto con alguna pregunta..

 

4.1.2. RECUPERACIÓN DE ALGUNA LECTURA

Una vez hechas las lecturas repasarlas con preguntas fáciles de responder para facilitar la participación. Por ejemplo, si escogía el evangelio, preguntaba ¿dónde andaba Jesús? ¿con quién hablaba? ¿cómo reaccionaba la gente? etc.

En este momento algunas preguntas las hacía con la intención de fijar la atención en algún punto importante. Si Jesús hacía un milagro preguntaba si pedía colaboración a la persona que se lo hacía.

Cabe notar que con el simple hecho de repasar la lectura ya surgían algunas cosas nuevas.

 

4.1.3. RELACIÓN DE LA LECTURA CON EL AQUÍ Y AHORA

Una vez recuperada la lectura ya enriquecida, preguntaba por la relación con nuestro presente. Esto que acabamos de escuchar ¿Qué tiene que ver con nosotros aquí y ahora? Una vez que surgía la participación de la gente cuidaba mucho el no rechazar ninguna respuesta. Si estaba completamente fuera de sitio le decía, "un poco lejos del blanco". Si tenía algo de relación con la lectura recuperaba ese algo. Trataba de favorecer un clima de confianza para la participación y que nadie se sintiera avergonzado por su participación. Para este momento va se habían escuchado en la asamblea maneras particulares y novedosas de aplicar la palabra de Dios a la vida de los presentes.

Hacia el final también yo compartía las relaciones que veía entre el texto escuchado v la vida de la comunidad. A veces lo hacía con una pregunta: ¿No creen que lo que dijo hoy Jesús tiene que ver con el problema de los jóvenes en nuestra parroquia? o directamente lo exponía como mi manera particular de ver la situación.

Les insistía que lo importante es que ellos sean adultos en la fe y que no se trata de repetir lo que otros dicen (aunque sean sacerdotes).

De las participaciones surgían propuestas para la acción personal o comunitaria.

Este método de participación favorecía la confianza y hacía que algunas veces me forrnularan preguntas en relación al contenido o a la aplicación. Por ejemplo: "Padre, aquí en el barrio hay una persona que cura, aunque dicen que es brujería, ¿Ud. que piensa?". Algunos otros, al terminar la misa iban a pedir entrevista individual. Pero ya en la misa había habido el acompañamiento general.

El calendario litúrgico permitía la continuidad temática para el acompañamiento. Con frecuencia, al iniciar la reflexión preguntaba: ¿qué vimos el domingo pasado? ¿alguien recuerda?

Durante el compartir a veces ocurría que alguien, en conexión con las lecturas, narraba algún testimonio personal de cambio en su vida y esto nos impactaba. Recuerdo especialmente el caso de una joven de 20 años que nos compartió cómo pudo dejar las drogas y especialmente el alcohol después de una lucha muy grande.

 

4.1.4. ALGUNOS FRUTOS

Por comentarios que me hacían en otros momentos pude aclararme algunos de los frutos de este acompañamiento a través de homilías.

 

4.2. NIVEL PERSONAL: ENTREVISTAS

Dado que este nivel es abordado por muchos autores y no es el objetivo de este escrito, solamente mencionaré algunos elementos de mi experiencia. El acompañamiento individual en la parroquia también era frecuente. Menciono algunos puntos que me ayudaron.

 

En algunos casos la persona lo que buscaba era ayuda para resolver algún problema más que el acompañamiento espiritual. Una vez resuelto el problema yo la invitaba a que se incorporara a alguna comunidad para contar con los recursos del acompañamiento espiritual comunitario.

 

4 3. NIVEL COMUNITARIO

El objetivo de este nivel es el mismo que el anterior: acompañar a un grupo o comunidad en su proceso Pascual, en el seguimiento de Jesús y así crecer en libertad.

Al recordar la manera como Jesús acompañaba a los apóstoles podemos subrayar los siguientes elementos para tener en cuenta en el acompañamiento grupal:

 

Es de alguna manera hacer lo que hizo Jesús con los doce: pregunta, dialoga, explica, corrige, discute, aclara, pone otros ejemplos, exige o pide más.

Por un lado, este nivel ofrece las ventajas del acompañamiento personal como son la frecuencia el seguimiento cercano, la preparación, etc., y sin algunos de sus riesgos como son la rutina y la situación de privilegio. Por otro, permite recoger algo muy valioso que se da en el acompañamiento personal que es el discernimiento espiritual para el seguimiento de Jesús. También ayuda a la persona a tomar conciencia de que el seguimiento, siendo una opción personal, tiene una dimensión comunitaria ineludible.

Este es el acompañamiento que se da en la Comunidad Eclesial de Base o que se puede dar en los diferentes grupos eclesiales, que en muchos casos es realizado por los laicos.

Quiero incluir también a las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) y otros grupos eclesiales cuya metodología esencial es la Revisión de Vida, que fundamentalmente tiene 3 momentos: el ver, el pensar o juzgar y el actuar.

En las Comunidades Eclesiales de Base de la parroquia se añadió un cuarto momento que resultó muy significativo: el celebrar. Se trata de utilizar distintos símbolos (una imagen, una procesión, objetos, etc.) que festejen la acción realizada en el seguimiento de Jesús. Es un momento visible y festivo a la vez.

Otro ejemplo de acompañamiento comunitario es el realizado en las comunidades de religiosos y religiosas que viven el seguimiento de Jesús con la ayuda del Discernimiento de espíritus de San Ignacio de Loyola. En estos grupos el acompañamiento se realiza como adaptación a la vida cotidiana de las reglas del discernimiento y del examen de la oración sobre la vida.

 

5. REFLEXIONES SOBRE EL ACOMPAÑAMIENTO INDIVIDUAL

El acompañamiento personal es un instrumento muy eficaz y muy valorado en la Iglesia y que hay que promoverlo. Junto a esto es preciso subrayar que lo importante no es la perfección de la persona sino el seguimiento, por amor, de Jesucristo.

En el acompañamiento espiritual individual debe realizarse una adaptación a cada persona ya que cada uno tiene su propia manera de relacionarse con Dios y de construir el Reino en esta tierra. El acompañante se debe adaptar y no al revés. El acompañante es el servidor. En todo acompañamiento se trata de ayudar a las personas a crecer en la libertad de los hijos de Dios como fruto del espíritu. Ya que el espíritu es flexible y es como el viento que sopla por donde quiere.

Como bien lo señala Mendizábal (pp. 129-131) se debe ayudar a superar la dicotomía platónica de cuerpo y alma y tener la experiencia de que toda la vida humana es espiritual. Quizá también ayude una breve reflexión sobre el texto de Lc 23, 45 donde dice que (al morir Jesús) "En ese momento la cortina del Templo se rasgó por la mitad". Este texto creo que intenta explicar que el Santa Sanctorum quedó al descubierto y con ello que lo sagrado no queda reducido a espacios fijos ni tiempos. Se rompe el esquema antiguo de lugares y tiempos sagrados y se inaugura otro tiempo nuevo.

En el acompañamiento espiritual deberá estar muy presente la realidad histórica de la persona y el contexto social en el que se vive para evitar "espiritualismos" que retrasan la implantación del Reinado de Dios en la historia.

El acompañante ayudará a que la persona sepa distinguir y examinar los espíritus. Como dice San Juan "no crean a cualquier espíritu, examinen los espíritus para ver si vienen de Dios" (1 Jn 4, 1).

Afortunadamente ya hay en la Iglesia algunos movimientos y grupos de laicos que van tomando en serio su compromiso bautismal y se animan a vivir también el carisma del acompañamiento espiritual. Conozco laicos que acompañan los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, y que lo hacen con mucha fecundidad.

 

6. CONCLUSIONES

Siendo muy valioso el acompañamiento espiritual en la vida cristiana se ha reducido a una sola modalidad: individual y realizada por el sacerdote.

Al ver a Jesús podemos descubrir que él es El acompañante por excelencia y utilizó otras modalidades: la comunitaria y la masiva.

Mi experiencia me dice que se pueden realizar con fruto. Y que es necesario, en nuestra Iglesia, promover a laicos y religiosas en la diakonía del acompañamiento espiritual.