No vas solo cargando tu cruz

La cruz te asusta;
su simple nombre de una sola sílaba te abruma;
pero es porque has luchado muchos años
con una gran cruz fantasma de tu imaginación;
una cruz sin Cristo, la cruz enorme de toda una vida:
una cruz que no era la que Dios
cargaba amorosamente sobre tus hombros.

La verdadera cruz es la de Cristo,
la que Él te regala y la que te ayuda a llevar
volviéndose tu Cirineo,
una cruz de un día,
porque Él dijo: "Bástale a cada día su afán."

¿Has podido llevar la cruz de este día?

Sí has podido.
Así podrás llevar la de mañana
y la de pasado mañana;
la mano que hoy te sostuvo
te sostendrá mañana y hasta el último día,
que también será un solo día.

No te hagas el gigante del Calvario,
lleva la cruz que te dan,
no la que tú te fabricas;
llévala con amor, con mucho amor,
y pesará menos:
cuanto más amor, menos peso;
y mira a la cima del Calvario:
de ese Árbol bendito penden los frutos
que más anhelas:
la santidad, la salvación
de innumerables almas, el cielo eterno.

Toma esa cruz con más amor;
mira al que va delante,
y ya no vuelvas la mirada atrás;
pero, si miras, verás que detrás de ti,
cayendo y levantándose, luchando duramente,
amorosamente por seguir en pie,
vienen miles de hermanos tuyos
con su cruz a cuestas.

Padre Mariano de Blas, L.C.