La cruz es triunfo

Autor: Guillermo Ortiz, S.J./Reflexiones Siglo XXI

Usted, ¿cree que la cruz de Jesús es un fracaso?

Si Dios quiere satisfacer el anhelo de amor del hombre con un Pacto de Comunión en el amor, la cruz ya es triunfo. Porque a pesar de la traición, de las negaciones, del abandono de sus discípulos, del sufrimiento físico, moral y espiritual, Jesús sigue ofreciendo su amistad y persiste en su voluntad de consumar este pacto y de sellarlo con su propia sangre, y se entrega entero por sus amigos y también por sus enemigos.

Jesús no ofrece su amistad solamente en las buenas, en la prosperidad, en un momento de satisfacción. Jesús ofrece un Pacto de Comunión en medio de la persecución de sus enemigos, y de la traición y negación de sus amigos, por eso la cruz es triunfo.

Jesús conoce el corazón humano, sabe de qué estamos hechos y sigue adelante. Jesús vence el miedo de perder todo porque ‘ser’ es más importante que ‘tener’, y Él ‘es’ el Hijo de Dios y cuenta con el amor incondicional del Padre. Jesús siente más miedo que Pedro, pero el miedo no lo domina, su voluntad de juntarnos, rompiéndose entero, es más fuerte que el miedo y que la infidelidad de aquellos que se llenaban la boca diciendo que morirían por Él como el mismo Pedro. A cualquiera de nosotros las dificultades, la agresión, el desprecio, nos hacen un hueco en el corazón, por donde se nos va la fuerza y el sentido de la vida, y nos entra el resentimiento. Pero Jesús sigue adelante, y entrega su vida por sus amigos y también por sus enemigos. Por eso la cruz ya es un triunfo del Amor de Dios, el triunfo de la fidelidad al pacto ofrecido por sobre la infidelidad del hombre.