Cómo Vencer Sentimientos de Rechazo
por Beth Moore
El rechazo en sí mismo no es
una fortaleza. Nuestra reacción hacia el rechazo determina si hemos sido
atrapados por él. Sólo Dios conoce la trágica cantidad de hijos suyos que por
el resto de sus vidas han permitido que los continuos sentimientos de rechazo
los esclavizaran. Yo nunca diría que superar el rechazo es algo fácil; pero es
posible para quien se lo proponga de corazón y mente. La incuestionable
voluntad de Dios para sus hijos, es que puedan superar el rechazo. ¿Cómo
superamos el rechazo? Aplicando diariamente grandes dosis del amor de Dios a
nuestro corazón herido, permitiéndole renovar nuestra mente, hasta que el
rechazado piense que es aceptado.
Jesucristo nunca lo dejará ni lo abandonará. Nunca lo pondrá a un lado. Él es
incapaz de decidir repentinamente que ya no lo quiere. Si usted recibió al
Hijo de Dios como su Salvador, nada que haga puede lograr que Él lo rechace.
Crea lo que la Palabra de Dios dice sobre Él y sobre usted mismo. La
definición suya está basada en el amor y aceptación del creador y sustentador
del universo. Resulta que Él piensa que usted es digno de ser amado y
preservado. Busque su propia identidad en Él.
Tuve el dolor y el gozo de observar a alguien luchar victoriosamente con el
rechazo. Se trata de una hermana, que tanto ella como su esposo, eran miembros
activos de una iglesia de otra ciudad. Habían estado casados por veinticinco
años cuando ella se enteró que su esposo la estaba engañando. Él no tenía un
pasado de infidelidad, pero había permitido que Satanás torciera lo que en
principio fue una amistad con otra mujer y que luego pasara a ser una relación
ilícita. Para empeorar las cosas, el esposo confesó con lágrimas que estaba
enamorado de la otra mujer. Mi amiga quedó devastada, no sólo por días sino
por meses. Su esposo estaba de acuerdo en no solicitar el divorcio, pero no en
dejar de verse con la otra mujer. El matrimonio parecía no tener más
esperanzas.
Mi amiga se entregó por completo a Jesucristo, y a la lectura de la palabra de
Dios porque de acuerdo con su propia expresión, Él era su única alternativa de
supervivencia. Ella era creyente desde joven y había servido en su iglesia
fielmente, pero nunca se había visto obligada a vivir y sentir la palabra de
Dios a tal punto. La transformación de su vida se llevó a cabo ante mis
propios ojos. Parecía como que Dios hubiera abierto su Palabra como el Mar
Rojo, para que ella atravesara por tierra seca la gran inundación de dolor.
En el transcurso de los siguientes cuatro años, este hombre vio tal entereza
interna y belleza espiritual en su esposa, que se enamoró de ella nuevamente.
Cualquiera de los dos le dirían que hoy tienen un matrimonio como nunca antes
habían tenido. No estoy sugiriendo que si cada esposa rechazada hace lo mismo
obtendrá siempre los mismos resultados. Ambas partes deben a la larga estar
dispuestas y ser pacientes para dejar que Dios obre el milagro de sanidad y
perdón. Lo que sugiero sin embargo, es que la persona rechazada que se vuelve
por completo a Dios y a su palabra, puede encontrar una gloriosa restauración
y aceptación en Cristo, no importa cuál sea el final de la historia.
Independientemente del tipo de rechazo que usted haya sufrido, deseo que estas
oraciones, basadas en las Escrituras sean usadas por Dios para fortalecerle en
gran forma.
Señor Jesús,
tú viniste y anunciaste buenas nuevas de paz a aquellos que estábamos lejos y
a los que estaban cerca, porque por medio tuyo, Jesús, los unos y los otros
tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no somos
extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la
familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas,
contigo Jesús, como la principal piedra del ángulo. En ti todo el edificio
bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. Y en ti,
nosotros también somos edificados para morada de Dios en el Espíritu. (Efesios
2:17-22)
Dios quiso que usted fuera de Él. ¡Quiso! No
es que sencillamente le tuvo lástima. Él no tenía ninguna obligación para con
usted. Lo escogió porque se agrada de usted. No se suponía que debía vivir la
vida a tientas. Se suponía que florecería en el amor y la aceptación del
Todopoderoso Jehová.
Te agradezco, mi Dios porque siempre me llevas en triunfo en Cristo
Jesús, y deseas manifestar por medio mío el olor de tu conocimiento. Porque
para ti soy olor grato de Cristo en los que se salvan y en los que se pierden
(“ Corintios 2:14-15).
Señor Dios, gracias por tu Palabra que me asegura que no hay
condenación para aquellos que están en Cristo Jesús, porque en Cristo Jesús,
la ley del Espíritu de vida me liberó de la ley del pecado y de la muerte
(Romanos 8:1-2).
Tú no quitarás de mí tu misericordia. Nunca falsearás tu verdad, oh
Señor. Tu nunca olvidarás tu pacto ni mudarás lo que ha salido de tus labios
(Salmo 89:33-34).
Cuánto te agradezco Señor, porque tienes el poder de convertir la
maldición en bendición para mí, porque tú, Señor mi Dios, me amas
(Deuteronomio 23:5).