CARTAS DE AMIGO A AMIGO
 

P. MÁXIMO PÉREZ


Estas cartas recogen las respuestas del P. Máximo Pérez a consultas que recibía de adolescentes en la Revista Hosanna

 

I. NUESTRA FE

 

1. Ataques a la fe

2. ¿Jesús es como Gandhí?

3. ¿Los musulmanes son como nosotros?

4. Adoradores de imágenes

5. Espiritismo

6. Horóscopos

7. ¿Por qué lo permite Dios? (I)

8. ¿Por qué lo permite Dios? (II)

9. Niños matados por Herodes

10. Hijo del hombre

11. Descendió a los infiernos

12. ¿Cuántas vírgenes hay?

13. María ¿tuvo más hijos?

14. María ¿fue siempre virgen?

15. ¿Existe el purgatorio?

16. ¿Existe el demonio? (I)

17. ¿Existe el demonio? (II)

18. ¡No creo en los curas!

19. Vender el Vaticano

20. ¿Todos santos?

21. ¿Bautizar a los niños?

22. Confirmación

23. ¿Confesarse con un hombre? (I)

24. ¿Confesarse con un hombre? (II)

25. Sacerdote que abandona

 

26-1. ¿Cómo Dios permite el mal?

27-2. ¿Otro Dios distinto del nuestro?

28-3. Nos creó a su imagen y semejanza.

29-4. Lo de Adán y Eva ¿es historia o fábula?

30-5. El primer pecado, ¿desobediencia o envidia?

31-6. Adán y Eva desnudos.

32-7. Adán y Eva, ¿más hijos?

33-8. Matusalén ¿fue tan viejo?

34-9. ¿Existen de verdad los ángeles?

35-10. ¿Quién es el Espíritu Santo?

36-11. Si nos hace libres, ¿por qué condena Dios?

37-12. ¿Merece la pena la salvación si seguimos pecando?

38-13. ¿Cómo se apellidaba Jesús?

39-14. ¿De qué murió Herodes?

40-15. ¿Pueden salvarse los no bautizados?

41-16. ¿Jesús en Cachemira?

42-17. ¿En qué día nació Jesús?

43-18. La tragedia de Judas (1)

44-19. La tragedia de Judas (2)

45-20. Fecha variable de la Semana Santa.

46-21. Los últimos serán los primeros.

47-22. ¿Bautizar a los niños?

48-23. Primeros viernes.

49-24. ¿Qué aprovecha estudiar para la vida eterna?

50-25. Sentido de la vida.

51-26. ¿El mundo acabará en cenizas?

52-27. ¿Habrá juicio final?

 

 


 

 CARTAS DE AMIGO A AMIGO (I)
 

I: Nuestra fe: El que crea se salvará (Ro 16, 16)

 

1.

Asisto a clase a un Instituto. El Profesor de Filosofía se ensaña contra la religión. Intenta probarnos que Dios es una idea ya superada, que la Iglesia Católica ha oprimido las conciencias y muchas cosas más. Yo, gracias a Dios, mantengo mi fe en Dios, pero veo con tristeza que en algunos de mis compañeros van haciendo mella las palabras del profesor y se van distanciando de Dios. ¿Qué puedo yo hacer?

Risco

Querido Risco:

Amparándose en el escudo de la democracia hay gente que no juega limpio. En efecto, no me parece limpio atacar sin más una creencia religiosa. Aunque la clase estuviera llena de budistas o mahometanos, ¿piensas que hay derecho a atacar a Buda o a Mahoma con el fin de destruir una creencia religiosa, sólo porque uno no crea en Mahoma o en Buda? ¿No es acaso la democracia un respeto a las creencias de los demás?

De entrada, por tanto, tai proceder me parece un avasallamiento del derecho que tienen a poseer una creencia religiosa.

Añado además otra cosa: este avasallamiento se hace contra quien no puede defenderse. Sí; el alumno no puede defenderse por dos razones.

Primera: porque tiene miedo al profesor. Se teme, y con razón, que si le lleva la contraria, el profesor se tomará la revancha en las calificaciones.

Segunda: el alumno, por mucha fe que tenga, se encuentra incapacitado para defenderla con las mismas armas que el profesor; si no, ya no sería alumno. El profesor es un hombre que ha estudiado mucho y sabe manejar los recursos de la lógica con maestría, mientras que el alumno está comenzando a usarlos y a duras penas comprende el significado de ciertos términos. Naturalmente, en una lucha dialéctica el alumno lleva las de perder, pues no tiene ni edad, ni formación, ni dialéctica suficiente para rebatir a un especialista del pensamiento.

Por todo esto me parece un abuso del profesor si intenta podar la fe a quien por su falta de preparación no puede aún defenderse con la lógica. Aunque el profesor personalmente no tenga fe, ha de tener respeto a las personas que la tienen, y mucho más sí es que llega a darse cuenta de que la fe no es cosa exclusivamente de lógica.

Prueba de todo esto es que en cuestiones religiosas y filosóficas generalmente es mucho más fácil comprender las dificultades a los problemas que las soluciones. Casi todos tenemos capacidad para entender una dificultad; pero muy pocos, a esas edades, pueden captar la solución y el alcance de ciertos términos. Por tanto, presentar dificultades a quien puede entenderlas pero no puede comprender aún la solución, me parece poco honrado y un juego en desigualdad de condiciones.

Por otra parte hay que tener en cuenta a los padres de los alumnos. Los padres que han dado a sus hijos una educación religiosa tienen derecho a que el centro que eligen para sus hijos no destruya esa fe y, a poder ser, la refuerce. El menor de edad, por tanto, tiene derecho a recibir esta formación para que luego él pueda responsablemente y con conocimiento de causa hacer de su fe una vivencia personal, o sencillamente abandonarla.

Me preguntas qué puedes hacer. Se me ocurre que puedes actuar en un doble campo:

Primero con el director del centro. Reúnete con otros cuantos alumnos que piensen más o menos como tú. Acudid al director del centro y exponedle de buenas maneras el deseo de que se respete vuestra creencia religiosa. Decidle que vosotros estimáis el centro y acudís a él a formaros, pero no a perder algo que vosotros y vuestros padres consideran como un gran valor de la persona.

La segunda actuación deben hacerla vuestros padres. A ellos, como a responsables de vuestra educación, debéis informar de lo que ocurre y animadles a que, bien por medio de la Asociación de Padres, bien como particulares, presenten una queja a la inspección del centro por estimar que en él no se respetan las libertades religiosas de los alumnos.

Y nada más. Que el Espíritu de Jesús te dé valentía para mantener tu fe y para animar la de tus compañeros.

Un saludo de tu

Amigo

 

 

2.

En el colegio donde estudio hemos comentado la película GANDHI. Nos han dicho que su mensaje es idéntico al de Jesús. ¿Es verdad esto? Entonces, ¿qué más da ser católico que hindú?

Cinefórum

Amigo Cinefórum:

Mira por dónde acabo de recibir de la India una revista que afirma: «A pesar de los ocho Óscares con que Occidente ha premiado la película, pocos hindúes estarían dispuestos a suscribir los elogios que se dedican a Gandhi. En cambio la cinta contiene lagunas importantes que falsean la realidad histórica».

Y continúa: «El asesinato de Gandhi fue un acto político. Él no moría por su fe... El intento de colocar a Gandhi a La altura de Jesucristo y su asesinato al nivel de la crucifixión de Jesús es un despropósito sólo explicable por el afán del director de divinizar a Gandhi. Pero este no fue más que un hombre de grandes virtudes mezcladas con defectos humanos notables».

Estamos, por tanto ante una película que deforma la realidad con el afán de ensalzar a un hombre. Esto, de entrada, y dicho desde la India.

A la intención del director hay que sumar la ingenuidad (no sé si habría que llamarla bobalíconería) de muchos cristianos que parecen no acordarse de lo que rezan en el CREDO. Porque se lo tragan todo y se llegan a creer que todas las religiones son iguales con tal de que no hagan mal, o hagan algo de bien.

Para que no seas tú de esos cristianos «ingenuos», da un repaso al CREDO, y verás las diferencias:

            1. Se trata de personas totalmente distintas. Gandhi es un puro hombre; Jesús es Dios verdadero, que «bajó del cielo y se hizo hombre».

            2. Los objetivos son también distintos. La acción de Gandhi fue política: conseguir la liberación de la India. La de Jesús fue religiosa: liberarnos del pecado y del egoísmo, revelarnos quién es Dios y comunicarnos su vida. Gandhi trabajó por su pueblo. Jesús, por todos los hombres de todas las naciones, razas y épocas.

            3. La muerte de Gandhi fue, en consecuencia, provocada por confrontaciones políticas. El asesino era de una organización que no perdonó a Gandhi la partición de la India. La muerte de Jesús, en cambio, fue provocada por ideas religiosas: por decir que Dios amaba a los pecadores y a los paganos, por tratar a todos como hermanos, por afirmar que El era Hijo de Dios y enviado a revelar esto a los hombres.

            4. Las religiones para Gandhi son todas iguales: Según él afirma, «Son caminos que conversen en la misma meta; ¿qué más da una que otra, si todas llegan a lo mismo?». Pero para Jesús no es así. Es verdad que todas las religiones tratan de llegar a Dios, peor o mejor. Pero a Dios como Padre sólo llega la religión de Jesús. Esta es la novedad de su mensaje: que Dios nos hace hijos en el Hijo. Por eso Jesús afirma que «nadie llega al Padre sino por mí» (Jn 14,6).

            5. Gandhi puede ser un modelo de no-violencia, de comprensión, de diálogo, de honestidad. Pero Jesús, además de ser modelo, salva a los hombres. Sus acciones son salvadoras. SÍ Jesús hubiera muerto con los niños inocentes a manos de Herodes, no hubiera tenido tiempo de dar ejemplo, pero nos hubiera salvado lo mismo. Yes que lo más importante de Jesús, con serlo mucho, no es dar ejemplo, sino salvar con sus acciones al hombre.

            6. Gandhi murió y sigue muerto. Sólo perdura en el recuerdo, en los libros y en las películas. Pero Jesús está vivo. Y de tal modo está vivo, que cada cristiano está unido a El y vive en Él, y Él en cada creyente. Diferencia esta muy importante, ¿no crees?

Estas son algunas diferencias; las más abultadas. Son suficientes para demostrar que no son idénticos Jesús y Gandhi, ni siquiera que uno es un poco más que otro, sino que son totalmente diversos e irreductibles el uno al otro.

¿Vamos a olvidarnos los que creemos en Jesús que precisamente creemos en Él «porque no hay otra persona que pueda salvarnos» (Hch 4,12)? Si hubiera otra persona capaz de salvarnos nos iríamos tras ella.

No seamos ingenuos y no echemos agua al vino. Admitamos lo bueno que tiene Gandhi, que es mucho. Pero no lo divinicemos al igualarlo con Cristo.

Al fin y al cabo, tú estás bautizado en Cristo, no en Gandhi, ¿no es verdad? Y yo también. Tu

Amigo

 

 

3.

A mi colegio va una compañera musulmana. Los musulmanes creen también en Dios. ¿No puede ser verdad el Dios de ellos? ¿Sólo nosotros vamos a tener razón?

Inquieta

Amiga Inquieta:

En otras religiones creen en Dios: tienes razón. El Dios en el cual cree tu amiga es también el Dios verdadero, porque Alá es el creador del cielo y de la tierra.

¿Dónde está la diferencia entonces?

La diferencia está en el modo de conocer a Dios. Me explico: Un fotógrafo inexperto puede sacar una fotografía de una persona tan desenfocada que todos los rasgos de ella queden borrosos. Sin embargo es la foto de la persona.

De esa misma persona otro fotógrafo puede obtener una imagen tan nítida que se le puedan contar hasta los cabellos.

Lo mismo sucede con el conocimiento de Dios.

«A Dios nadie lo ha visto jamás» Qn 1,18). Todo el que habla de Dios, sin haberle visto, no hará sino presentarnos de Dios una imagen borrosa, más o menos aproximada a la realidad.

Esto es lo que ha hecho Mahoma: Cuando Mahoma habla de Dios, habla de lo que no ha visto y de lo que no sabe. Dice únicamente lo que él piensa que es Dios. No dice mentira, pero no dice toda la realidad ni mucho menos, porque él no ha visto a Dios.

Pero Jesús sí lo ha visto; vive en su regazo (Jn 1,18): ha nacido del Padre antes de todos los siglos, recibe de Él su ser de Dios. Por tanto, «habla de lo que sabe y da testimonio de lo que ha visto» un 3,11).

Se ha hecho hombre sólo para revelarnos y contarnos cómo es ese Dios (Jn 1,18), que él conoce muy bien.

¿Y qué nos dice Jesús de Él? Dice que es nuestro Padre que nos ama mucho.

Sin Jesús, los hombres podemos conocer que Dios es muy sabio y muy poderoso, porque la Naturaleza no puede estar hecha ni por un tonto ni por un débil.

Pero conocer que Dios nos ama tanto que nos hace hijos suyos, eso sólo podemos conocerlo porque Jesús nos lo ha dicho. Y lo ha dicho entregando su vida.

En otras religiones los hombres son sólo criaturas y servidores de Dios. En la religión de Jesús somos hijos, llamados a conocerle y a ser como El. Esto es todo ¿te parece poco?

Sigue inquieta, intentado responder a ese amor de Dios como Él se lo merece y espera de ti. Tu

Amigo

 

 

4.

Una compañera me ha dicho que los cristianos no cumplen el mandamiento de Dios que prohíbe hacer imágenes y adorarlas. ¿Es esto verdad? ¿Por qué no lo cumplimos?

Imaginera

Amiga Imaginera:

Tu compañera te ha dicho sólo media verdad. Te ha hablado de una prohibición, sí; pero no te ha dicho nada del porqué y de las circunstancias de esa prohibición. Por aquí quiero empezar.

Piensa en los tiempos de las antiguas civilizaciones. Idea general de tales civilizaciones era creer en la existencia de varios dioses.

Cada uno de estos dioses tenía como una parcela, en la cual mandaba: uno, en los frutos del campo; otro, en el agua; otro, en el fuego, o en las enfermedades... De este modo los antiguos van convirtiendo en dioses todas las fuerzas de la naturaleza que ellos no pueden dominar.

Es natural que quisieran tener propicios a estos dioses. Por esto se hacían imágenes suyas para adorarlas.

Cuando Dios se revela a Moisés tal como es, se da un paso de gigante en la historia de la humanidad: no existen varios dioses, sino uno solo. Todas las otras cosas, incluyendo las fuerzas de la naturaleza, son criaturas de este único Dios para beneficio del hombre.

Por consiguiente, la prohibición de hacerse imágenes (de personas, de animales o de cosas) no es porque tales imágenes sean malas de por sí, sino porque las hacían para adorarlas, es decir, para hacer dioses a esas criaturas (Ex 20,4-5; Dt 4,15-20).

Si uno pintase un paisaje, o un animal, sólo por su belleza, sabiendo que es criatura del único Dios que existe; o si uno hiciera el retrato de su padre o de su amigo por amor, no iría contra la prohibición de Dios.

Con el correr de los tiempos, Dios mismo tomó figura humana al hacerse hombre. Tuvo un rostro y un cuerpo humanos; su madre, también; y lo mismo los amigos de Jesús. Nadie considera pecado tener una foto de su padre o de un amigo, porque no la tiene para adorarlo como a Dios, sino para acordarse de tal persona o para rezar por ella.

Esto es lo que hacemos los cristianos con las imágenes de Jesús, de la Virgen y de los santos. Creemos firmemente que sólo hay un Dios. Pero nos gusta tener las imágenes de Jesús para acordarnos de que por amor se hizo hombre y murió por nosotros.

Nos gusta también tener imágenes de la Virgen, no para adorarla (tenerla como Dios), sino para venerarla, es decir, para honrar a la que Dios honró y para encomendarnos a sus oraciones. Igualmente nos agrada tener imágenes de los santos, no para adorarlos, sino para venerarlos y honrarlos como amigos de Dios y amigos nuestros que con sus ejemplos y oraciones nos ayudan.

Dios se adapta al modo de ser de los hombres. Si hoy se exhiben las imágenes de los deportistas, de los cantantes y de los políticos, ¿podrían prohibirse las imágenes de Jesús, de su Madre y de los santos? Dios no prohíbe la imagen, sino tener la imagen como Dios.

Pero también ahora podernos tener cosas, que son imágenes de Dios, como dioses:

            1. Cuando no las miramos como medios que Dios nos da para acercarnos a El, sino como fin.

            2. Cuando creemos que con tener, besar o rezar ante una imagen ya está hecho todo, y no nos preocupamos de imitar la fe y los ejemplos de los que veneramos en la imagen. Con todo cariño te desea la bendición de los santos tu

Amigo

 

 

5.

Me han dicho que el espiritismo está prohibido por la Iglesia. Yo no encuentro la razón, ya que no te «metes» ni violentas a ningún espíritu, sino lo único que se busca es comunicarse con ellos. Si los espíritus se comunican con nosotros y ellos, a su vez, están con Dios, ¿es porque Dios permite tal comunicación?

Gador

Amiga Gador:

¿Quieres que comencemos haciendo aclaraciones? Es lo mejor. Espiritismo es el arte de invocar los espíritus con el fin de averiguar por medio de ellos algunas cosas ocultas.

En esta definición se nos dicen dos cosas:

            1. En qué consiste una sesión espiritista: en la invocación de los espíritus. ¿De qué espíritus? Pueden ser familiares difuntos, personajes históricos, y hasta el mismísimo demonio. Tal invocación no la hace ordinariamente cualquiera, sino una persona llamada «médium», que se pone en situación especial («trance»), en la cual se dice que está en comunicación con los espíritus.

            2. La finalidad de la invocación, que es conocer cosas que ordinariamente escapan al conocimiento de los hombres.

¿Qué pensar de estas sesiones?

            1. Muchos de los fenómenos que tienen lugar en estas sesiones (movimientos de mesas, de vasos, golpes...) son sólo debidos a causas naturales, aunque todavía poco conocidas. Hay personas que tienen sensibilidad, o habilidad, o energía especial y producen tales efectos, incluso sin darse cuenta. Hoy existe una ciencia, llamada Parapsicología, que estudia estos fenómenos y va encontrando en muchos casos una explicación natural de ellos, no un lenguaje de los espíritus.

            2. Otros fenómenos se deben a puro engaño de los «médiums» o sus agentes, porque es un modo de sacar dinero o de tener dominada a la gente. Así lo han confesado muchos «médiums».

            3. Finalmente pudiera suceder que algunos fenómenos, muy pocos, si fueran ciertos, no puedan explicarse sino con la intervención del demonio, al cual, de uno o de otro modo, se ha invocado de antemano.

Hechas estas aclaraciones, podemos enjuiciar las prácticas del espiritismo:

            1. Si se hacen con invocación explícita del demonio, ya se ve que son un pecado gravísimo, sobre todo si se le hace algún honor al demonio.

            2. Si se hacen con invocación implícita, son también pecado grave, aunque la ignorancia de algunas personas puede suavizar la falta.

            3. Si se hacen invocando los espíritu de los muertos o a objetos (mesas, vasos...), o por entretenimiento, no tienen tanta malicia como cuando se hacen invocando al demonio. Pero no carecen de malicia, ya que el hombre intenta dominar el orden natural establecido por Dios, pero no con el conocimiento de las leyes naturales y su aplicación (como se hace con la ciencia y la técnica), ni con la fe y la confianza en Dios (como hace la religión), sino acudiendo a medios mágicos, a fuerzas que, de uno u otro modo, se consideran independientes de Dios o contra Él.

Entiéndelo bien: No es la Iglesia la que prohíbe el espiritismo, sino la misma ley de Dios que brota de la verdadera fe en Él. Y las razones, en resumen, son estas:

            1. Las aberraciones, falsas interpretaciones, supercherías y falsas ideas de Dios y de la verdadera religión que de hecho producen las prácticas espiritistas.

            2. El querer conocer los secretos de Dios (como pueden ser las cosas futuras y futuribles) manipulando las almas de los difuntos con nuestra voluntad humana. Con la ciencia y con la religión nosotros no podemos conocer los secretos de Dios, si él no los revela. Ni siquiera sabemos si los mismos espíritus los conocen; probablemente no. Pero el espiritista intenta conocerlo colándose, como quien dice, por una puerta falsa, preguntando a los espíritus como si estos supieran algo y pudieran revelarlo independientemente de Dios. Es un intento de manipular a Dios, de arrancarle sus secretos por una especie de procedimiento mágico.

Es verdad que mucha gente hará todo esto por curiosidad o ligereza. Quizá esto disminuya algo su culpabilidad. Pero tú, que intentas ser una chica responsable y bien formada, debes apreciar la fe en Dios más que nada y creer, lo mejor que puedas, el CREDO y los EVANGELIOS. Tener fe en algo distinto es exponerse a creer en tonterías.

Te saluda tu

Amigo

 

 

6.

Me interesan mucho las «Cartas de amigo a amigo» y quisiera preguntar lo siguiente: ¿es pecado creer en horóscopos? ¿Es pecado asistir a sesiones donde se invocan los espíritus? ¿Qué tienen de verdad los horóscopos y las sesiones de espiritismo? Yo tengo compañeras que han ido y a mí me han invitado. No sé qué hacer.

Laude

Amiga Laude:

Cuanto más falta la fe en Dios, más crece la fe en cosas menos serias que Dios. Quien no tiene argumentos suficientes para creer en Dios o en Jesucristo, mucho menos debe tenerlos para creer en horóscopos y espíritus. Pero vamos al toro.

Comienzo por tu tercera pregunta: « ¿Qué hay de verdad en todo esto?». Has tocado el núcleo de la cuestión. Porque si los horóscopos y las consultas espiritistas son verdad, cendremos que admitirlas. Pero si no lo son, entonces haríamos muy mal en admitir una mentira y condicionar nuestra vida a ella. Por este mal que nos hace creer y fundarnos en una mentira, es pecado creer en estas cosas.

Comencemos por los horóscopos. Ciertamente los prodigan las revistas y las emisoras de radio. Esto no quiere decir que sean verdad, sino que a la gente le gusta más o menos oírlos; pero sospecho que no hace mucho caso de ellos, sino que los toma como puro entretenimiento.

Pero al que los tomase en serio habría que preguntarle: ¿Dónde y corno está probado científicamente que las constelaciones marcan el destino de una persona?; ¿quién es capaz de presentar un estudio que merezca fe? Se venden horóscopos, pero nadie sabe probar en serio el influjo de los astros.

Conocemos misterios más profundos del cosmos, como las radiaciones cósmicas, las señales de radio emitidas por la materia espacial, etc. Pero sobre la influencia de todo esto en las decisiones humanas no sabemos nada. ¿No te parece demasiado aventurado construir una vida sobre algo tan endeble?

Pasemos a los espíritus. Por lo visto las cosas que en las sesiones hacen los espíritus habitualmente son mover una lámpara, o una mesa, o un vaso: dar golpes en la mesa o en la pared para contestar preguntas, y cosas similares.

A mí estas cosas me parecen de risa: que un espíritu no tenga o no sepa hacer otra cosa más que mover una bombilla me parece ridículo. Los espíritus se comunican sin palabras porque no las necesitan. Mucho menos necesitan ese lenguaje bastante más basto y elemental de los ruidos.

Por otra parte se ha demostrado que esos fenómenos tienen o pueden tener una explicación natural. ¿Por qué darles otra explicación? Cada vez se conocen mejor las fuerzas parapsicológicas que poseen ciertas personas mediante las cuales pueden producir ciertos movimientos en los objetos e incluso conocer cosas pasadas y futuras que el nivel medio de personas no podemos conocer. Por eso no es serio atribuir a los espíritus lo que puede explicarse por fuerzas naturales.

Resumiendo: Si los horóscopos y los espiritismos se toman como broma y por diversión, tal vez no haya nada más de malo sino un pecado de ligereza que puede debilitar la fe verdadera en Dios.

Pero sí una cosa tan inconsistente se quiere tomar como norma de conducta y, por otra parte, se orilla la Palabra de Dios, que tiene muchos más argumentos de veracidad, entonces tú misma ves que se ofende a Dios más seriamente al posponerlo a fútiles razones de horóscopos y espiritismos.

Hasta otra vez. Te saluda tu

Amigo

 

 

7.

Un amigo mío me preguntó: «Si Dios quiere lo mejor para sus hijos, ¿por qué permite el dolor, el hambre, la enfermedad, etc.?» Me quedé sin saber qué responder y ahora estoy

Cortadísimo

Amigo Cortadísimo:

Vas haciéndote mayor y, por eso, te planteas ya preguntas serias. Esta pregunta es tan seria que, para contestarla bien, habría que ser Dios. Pues ¿quién puede dar razón de lo que Dios hace, sino Dios mismo?

Yo, como no soy Dios, no dispongo de las razones convincentes que él tendrá seguramente. Por eso no trato de convencerte, sino de ayudarte a tener fe en Él. Dios tampoco trata de convencernos sino de que creamos en Él.

¿Sabes lo que es fe? Es creer a una persona porque merece crédito. Cuando Dios dice que ama a los hombres, merece crédito. De una persona que da la vida por una verdad podemos fiarnos. Y Dios ha dado la vida en una cruz para demostrar que es verdad que nos ama, ¿no merece crédito?

Pero una cosa es creer en el amor de Dios, y otra entenderlo. Dios sólo nos pide creer, pero no exige entenderlo, porque, sin duda, es algo que no nos cabe en la cabeza. Y digo que no nos cabe en la cabeza, porque el amor de Dios no puede ser como nosotros imaginamos.

Nosotros imaginamos que amar equivale a dar gusto. Pero amar no equivale a mimar. Dios no mima a nadie, ni siquiera a María, su madre, a la que tanto quería.

Supuesto que no trato de convencerte, te viene bien tener en cuenta otros puntos de vista para ampliar tu visión del problema y saber que la solución última la tiene Dios, pero Dios no la ha revelado. Espero que lo revele en el cielo. Sin embargo, es seguro que Dios merece confianza.

            1. Dios quiere lo mejor para nosotros, como dice tu amigo. Pero ¿quién sabe cuál es lo mejor? ¿Y quién sabe cuál es el mejor modo de conseguirlo? ¿Habrá alguien que se atreva a hablar a Dios así: «Tú no sabes ni a dónde ni cómo has de llevar a los hombres. Déjame que te lo enseñe yo...»?

            2. De las cosas malas que hay en el mundo, más del 99 por 100 no dependen de Dios; están causadas por la libertad del hombre. ¿Tiene Dios la culpa del divorcio de los padres que hace sufrir a los hijos? ¿Tiene Dios la culpa de que los hombres se maten unos a otros? ¿Tiene Dios la culpa de la droga, de la delincuencia, de los secuestros e injusticias? ¿Tiene Dios la culpa de que, a pesar de haber alimentos de sobra, tecnología suficiente, máquinas y brazos en abundancia, los alimentos estén mal repartidos, los fuertes abusen de los débiles, etc.?

Una de dos: o Dios quiere que el hombre sea libre de verdad, y entonces tiene que respetar las decisiones que éste tome, aunque sean malas; o Dios le quita la libertad cada vez que el hombre quiera hacer un disparate.

Pero como Dios quiere que el hombre sea libre de verdad, le deja hacer lo que decida el mismo hombre. ¿Te acuerdas de aquella parábola del «hijo pródigo»? ¿Es que el padre lo echó de casa? ¿Es que el padre quería que su hijo pasara hambre? La decisión fue sólo del hijo, y el padre la respetó.

Así se porta Dios: respeta las decisiones buenas o malas que tomamos. Ese es nuestro mal o nuestro bien, nuestro castigo o nuestro premio. Nos deja con lo que elegimos.

            3. Esta vida no es la definitiva. La definitiva es la que Dios quiere darnos después de esta. Ganar esta vida eterna, es ganarlo todo; perderla, es perderlo todo.

Dios dirige las cosas sobre todo para que el hombre gane esta vida eterna y no llegue a ser un eterno desgraciado. Pero la mayoría de los hombres sólo piensan en esta vida y, como sólo ansían vivir bien en ella, se quejan si algo les falta.

A la vida eterna podemos llegar lo mismo con salud que con enfermedad, sin dolor que con dolor de muelas, con hambre que comiendo... Si todo lo ponemos en vivir bien aquí, entonces encontraremos motivos de queja contra Dios. Si todo lo enfocamos hacia la otra vida, comprobaremos que todo puede ayudarnos a ganarla.

Te saluda tu

Amigo

 

 

8.

He visto en televisión los efectos de las inundaciones en la India. Me impresiona la ruina de tantas familias y la desaparición de personas. En África las langostas han arrasado el alimento de pueblos hambrientos. Cuando veo estas o semejantes cosas siempre me pregunto: ¿por qué permite Dios que la naturaleza se rebele contra el hombre?

Naturalista

Amiga Naturalista:

En consulta parecida a la tuya, comencé respondiendo que el 99 por ciento del mal existente está causado por el hombre. Ahora tú te fijas en ese 1 por ciento que está causado por la Naturaleza. Vamos a ver si te ayuda algo de lo que digo a continuación.

Dios ha hecho la Naturaleza para que funcione y se desarrolle con autonomía. Autonomía no es lo mismo que independencia. Independencia quiere decir que la Naturaleza ya no depende de Dios ni para existir, ni para funcionar; como el reloj que, una vez fabricado, sigue funcionando aunque se muera el relojero. En este sentido la Naturaleza no es independiente porque tanto para seguir existiendo como para seguir actuando necesita que Dios la mantenga.

Pero sí es autónoma, es decir, obra en virtud de esas leyes que Dios le ha dado y mantiene: y por eso cada vez que ha de actuar, la Naturaleza no necesita que Dios le dé un empujón; para eso le ha dado y mantiene en ella esas leyes: para que obre conforme a esa naturaleza que Dios le ha dado.

Ejemplos: Para evaporar el agua no tiene que intervenir directamente Dios; ha dado ese poder al calor. Para condensar el vapor de agua ha dado este poder al frío. Para trasladar las nubes de un sitio a otro y hacer llover ha dado esta misión al viento; ere... Si, por efecto de las leyes naturales, se ha originado un tifón, y este tifón derriba casas e inunda campos... Dios no interviene para cortarlo. Deja que la Naturaleza obre conforme a las fuerzas de que la ha dotado y lleve hasta el final el proceso que ha iniciado y así restablezca el equilibrio.

Esta máquina de la Naturaleza está al servicio del hombre.

Esto no significa que no se produzcan víctimas. También los automóviles, los altos hornos y las grúas están al servicio del hombre y a veces lo aplastan.

Cuando la Naturaleza produce víctimas no es porque se rebele contra el hombre y lo quiera mal. Tampoco es porque esté mal hecha. Sencillamente es que la Naturaleza es ciega: cumple sus leyes como un robot, sin saber si hace bien o mal.

Ejemplos: si una persona cae al fuego, el fuego cumple sus leyes y la quema, porque el fuego no distingue si es un tronco o una persona. Si un niño cae del décimo piso, la tierra lo atrae y lo mata, porque la tierra no distingue si es un niño o una piedra. Un tifón se mueve por la fuerza del calor y del viento, pero no sabe si arrasa o inunda. Las langostas, cuando encuentran condiciones favorables, cumplen su ley de alimentarse y de reproducirse, aunque devoren las cosechas de los hombres.

Pero la Naturaleza no obra así para fastidiar al hombre. Obra así porque ella es así.

Y es así para bien del hombre. Si cada poco tiempo Dios la cambiase, entonces no habría leyes fijas y constantes, sino puros caprichos y casualidades en la Naturaleza. En este caso, el hombre nunca podría conocer sus leyes y tampoco podría dominarla y ponerla a su servicio, pues nunca sabría cómo iba a responder la Naturaleza.

Es verdad que pueden producirse víctimas, pero, en contrapartida, podemos saber así que las leyes físicas son fijas y constantes y que no reina el desorden y el caos, que producirían muchísimas más víctimas. Por esta razón, entre otras, Dios no interviene para cortar los procesos de la Naturaleza.

Dios le ha dado autonomía para bien del hombre con todas las ventajas y riesgos; y al hombre le ha dado inteligencia para prever y defenderse de los posibles riesgos.

¿Quién es capaz de decir a Dios cómo había que hacer el mundo?

Te saluda tu

Amigo

 

 

 

 

9.

Hemos hablado entre nosotros y nos hemos decidido a preguntar a HOSANNA. ¿Cuántos serían los niños que Heredes mató cuando se dio cuenta de que los magos no volvían por su palacio?

¿Quien era esa Raquel que, según el Evangelio, llora la muerte de los niños asesinados por Herodes?

Grupo de Inquietos

Amigos Inquietos:

Vuestra primera pregunta se la hizo también un investigador de la Biblia cuyo nombre os voy a dar, para que veáis que vuestras inquietudes son compartidas por hombres de verdadera ciencia. Se llamaba U. Holzmeister y escribió un artículo muy erudito en una revista científica. Como es persona de fiar, os comunico el resultado de su estudio.

Algunos chicos de vuestra edad piensan que fueron centenares los niños asesinados por Herodes. Herodes era malo y muy capaz de cargarse a varios miles, sí fuera necesario. Pero probablemente no le fue necesario tanto; por una razón muy sencilla, porque no existían entonces en Belén ni en sus cercanías tantos niños de dos años.

Belén, contando todos los caseríos de los contornos, tendría, a mucho echar, una población de unas dos mil personas. Los niños que podían nacer en una población semejante durante dos años podrían ser alrededor de cincuenta. De estos nacimientos, la mitad aproximadamente, serían niñas, con las cuales Herodes no se metió.

Sabiendo además que entonces muchos niños morían a los pocos días de nacer, es fácil suponer que el número de niños asesinados por los esbirros de Herodes andaría alrededor de los veinte.

Esta misma cifra es !a que dan otros investigadores de solvencia. Pero algunos ponen menos, porque piensan que Belén no era tan grande. Otros, por el contrario, llegan hasta treinta porque piensan que Belén era mayor.

El evangelio de S. Mateo hace alusión al llanto de Raquel cuando Herodes mató a los niños. Esta Raquel había sido la última esposa de Jacob y madre de sus dos últimos hijos, José y Benjamín. Su sepulcro se localizaba en Rama, cerca de Belén.

Cuando Jeremías dice que Raquel llora a sus hijos se refiere a un triste suceso de la historia. El general Nabuzardán, enviado por Nabucodonosor, concentra en Rama a los judíos vencidos, que son descendientes de Raquel, para llevárselos deportados a Babilonia. Se imagina el profeta que Raquel, desde su tumba, ve este espectáculo y llora la suerte de sus hijos.

Con la misma o mayor razón, al relatar la muerte de los niños inocentes, que son también descendientes de Raquel, san Mateo supone que Raquel, desde su tumba, se da cuenta del asesinato de sus hijos por Herodes, y llora de nuevo.

Que sigáis leyendo el Evangelio y comentándolo con los amigos. Que, sobre todo, tratéis de vivirlo íntegramente en vuestra vida.

Os lo desea de verdad vuestro

Amigo

 

 

10.

¿Por qué Jesús se llama a sí mismo «Hijo del hombre»? Él no era hijo de ningún hombre, sino de Dios. ¿Qué significa este título?

Bibliófilo

Amigo Bibliófilo:

Tienes alma de científico. ¡Sigue adelante!

Efectivamente, Jesús se llama «Hijo del hombre» en varios pasajes del Evangelio.

Al llamarse así, quería Jesús subrayar dos aspectos opuestos que se juntaban en una misma persona: el aspecto de la humillación con que se presentaba ante los hombres, y el aspecto de la gloria que tenía dentro de sí; gloria que aún no se había revelado, pero se revelaría más tarde.

El primer aspecto de la humillación Jesús lo hace notar insistiendo en que es un hombre de verdad, presentándose ante todos como uno de tantos, desprovisto, por tanto, de toda la majestad y gloria que le correspondería por ser Hijo de Dios.

Este el sentido que Jesús subraya cuando afirma de sí que a Él le falta lo que no le falta a ningún hombre, y ni siquiera a los animales, a saber, una casa y una cama donde dormir (Mt 8,20),

En este sentido de humillación insiste Jesús, sobre todo, cuando hace referencia a la cruz. Efectivamente, Jesús se llama «Hijo del hombre» cuando alude a su muerte que va a sufrir para hacer a los hombres el gran servicio de dar su vida por ellos (Mt 20,28).

Pero al darse el título de «Hijo del hombre» también se refiere Jesús al aspecto de su gloria. Aunque aparecía ante los demás como uno cualquiera (Mt 11,9), o menos que uno cualquiera, sin embargo, no era uno cualquiera, sino que era el juez de vivos y muertos, el que ha de venir a juzgar a todos los hombres.

Por eso Jesús usa el título de «Hijo del hombre» también cuando habla del juicio final (Mt 24,30) y cuando el sumo Sacerdote le pregunta si es el Mesías (Mt 26,64).

Al responder Jesús afirmativamente a la pregunta, alude a una profecía de Daniel (7,13-14) que anunciaba que el Mesías vendría sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad.

Espero que lo hayas entendido. No dejes de leer las citas el Evangelio que he ido poniéndote, para que verifiques lo que digo.

Te saluda tu

Amigo

 

 

11.

¿Por qué decimos en el CREDO que Jesús «bajó a los infiernos»? ¿Es que entró y luego salió del infierno?

Creyente

Amigo Creyente:

«Descender a los infiernos» es una expresión o modo de hablar de los antiguos que se ha conservado en algunas fórmulas de nuestra fe. Quizá fuera conveniente cambiarlo porque algunos, como tú, pueden despistarse.

Cuando los antiguos decían que alguien bajaba a los infiernos, querían sencillamente afirmar que había muerto de verdad, y nada más.

Nosotros llamamos ahora infierno a un estado que tienen las personas que han muerto sin Dios. Es un estado de separación definitiva de Dios. Con más exactitud lo llamamos «infierno de los condenados».

Es evidente que Jesús no pudo pasar por este infierno de los condenados. Por dos razones:

            1.a Porque Jesús no murió sin Dios, sino por amor al Padre y a los hombres. «Dios estaba con él», decían sus amigos. «Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí», afirmaba el mismo Jesús.

            2.a- Porque del infierno de los condenados no se sale ya nunca. Y Jesús resucitó y está en el cielo con su cuerpo y alma humanos.

Pero como he dicho, los antiguos llamaban al morir «bajar al infierno», pasar el umbral que divide el reino de los vivos del reino de los muertos; y el infierno era para ellos «el sitio de los muertos», fueran estos buenos o malos.

Por eso, afirmar que Jesús bajó a los infiernos, significa que Jesús atravesó este umbral de la muerte, que murió de verdad, que pasó por la humillación de no vivir, por la humillación de estar excluido del mundo de los vivos. Esto es una humillación de verdad, porque para los vivos ya no cuentan los muertos.

Y no sólo para los vivos. También pensaban los antiguos que los muertos tampoco contaban para Dios. Dios no se preocupaba de ellos, ni ellos podían pensar, ni alabar, ní amar a Dios.

Jesús, con su muerte verdadera, o «descenso al infierno», y con su resurrección, está diciendo todo lo contrario: que Dios se preocupa de los muertos también, y que el muerto también puede esperar la salvación de Dios.

Esta salvación definitiva se la comunicó Jesús a muchos que habían muerto antes que El y resucitaron juntamente con El (Mt 27,52-53). También se la comunicará a todos los que hayan muerto en su fe y en su amor. Todos los que hayan muerto unidos a Jesús resucitarán para la vida, con Jesús y como Jesús.

Te desea esta salvación de Jesús y te saluda tu

Amigo

 

 

12.

Nos dicen que la Virgen María es nuestra madre celestial. Pero luego oímos hablar de la Virgen de Lourdes, de la Virgen de los Remedios, de la Virgen de Luna, o de la Salud, o del Carmen, y así de otras muchas. ¿Son todas la misma:

La de mi pueblo es la Virgen de las Angustias. ¿Es la misma que la del Pilar de Zaragoza?

Embrolladísima

Amiga Embrolladísima:

¡A ver si nos desembrollamos pronto y bien!

¡Claro que no hay más que una Virgen María, la misma que escuchó las palabras del ángel, la misma que le dijo «sí» a Dios y unió su vida a la de Jesús para ayudarle a salvar el mundo...!

Todas las Vírgenes que tú has nombrado, y muchas más, son la mismísima persona: la Madre de Dios, la Inmaculada, la Asunta al cielo, la Madre de la Iglesia y de los cristianos, etc.

Entonces, ¿por qué se la llama con tantos nombres? A ver si te lo aclaro con un ejemplo: El rey de España tiene muchos títulos: es rey de Navarra, señor de Vizcaya, rey de Castilla y de León, conde de Barcelona, etc... Todos estos títulos podrían estar repartidos entre varias personas, pero están reunidos en una sola, que se llama Juan Carlos I. Llamarlo rey de Castilla, o de Navarra, es una verdad, pero no toda la verdad, sino parte.

Algo parecido pasa con María: tiene muchos títulos; todos la designan pero ninguno dice por entero lo que Ella es.

Unos títulos provienen del lugar donde se la venera. Así, Virgen de Fátima, del Carmen, de África...

Otras veces le vienen de alguna particular necesidad que Ella puede remediar. Por ejemplo, Virgen de la Salud, de los Desamparados, del Perpetuo Socorro, de la Guía, de la Paz...

También los títulos pueden hacer referencia a algún privilegio suyo, o a algún hecho de su vida. Así decimos la Inmaculada, la Asunción, la Soledad, las Angustias, la Visitación, etc.

Podemos fijarnos también en algunas cualidades de su corazón, y entonces podemos llamarla Virgen de la Alegría, del Amor Hermoso, de los Dolores... Y no pocas veces nos fijarnos en las características de sus imágenes; por ejemplo: Virgen de los Ojos Grandes, Virgen de la Rosa, etc.

Tampoco es pequeña la lista de títulos referentes a los oficios que Ella desempeña con sus hijos: Madre, Reina, Abogada, Intercesora, Auxiliadora, Corredentora, etc.

Las letanías de la Virgen no son más que una lista de títulos. Pero es una lista corta. Podías tú con tus amigas hacer una lista de todos los títulos de María que conozcas o se te ocurran. Cuando la tengáis hecha, la escribís en un papel elegante y se la dejáis junto a su imagen, después de habérsela leído o cantado. ¿Te parece bien? Pues ¡a movilizar a tus amigas y... manos a la obra!

Te saluda tu

Amigo

 

 

13.

El otro día una señora, a la salida del colegio, nos iba parando y enseñando un texto del Evangelio donde se habla de los hermanos de Jesús. Nos decía que, si Jesús tuvo más hermanos, entonces la Virgen no fue virgen, como decimos los católicos. Nosotras no supimos qué contestar y por eso acudimos a usted para que nos ayude.

Tres de 7°

Amigas de 7°:

Lo que vosotras me contáis ya me lo han contado otros muchos niños y niñas. Esto me hace sospechar que se trata de una táctica para quitar la fe de los niños sembrando en ellos la desconfianza hacia lo que les enseñan sus padres y la Iglesia Católica. Pero como ya sois mayorcitas, espero que comprendáis la explicación que voy a daros.

Se trata de un dicho de los nazarenos sobre Jesús: «¿No es este el hijo de María? ¿No son sus hermanos Santiago, José, Judas y Simón? ¿No viven entre nosotros sus hermanas?» (Me 6,3). También se habla de «la madre y los hermanos de Jesús» en Marcos 3,31-

A pesar de estas palabras, la Iglesia desde el comienzo predicó que María sólo tuvo un hijo y que permaneció siempre virgen, antes, en y después de tenerlo. ¿Por qué?

Lo primero que hay que saber es que en la lengua en que están escritos los evangelios se usa la misma palabra para llamar a los hermanos y a los primos. Y se usa la misma palabra porque no existen dos palabras, una para llamar a los hermanos y otra para llamar a los primos-hermanos. Por tanto, si no existe otra palabra, el Evangelio no podrá designar a los primos de Jesús sino llamándolos «hermanos».

Y no sólo los primos; también otros parientes más lejanos pueden ser llamados «hermanos». Por ejemplo Abraham dice a su sobrino Los que son «hermanos» en Gen 13,8.

Cuando Jesús va a morir encomienda su madre a Juan. Si Jesús tuviera más hermanos ¿no os parece que estaría de sobra encomendar el cuidado de su madre a uno que no es de la familia? Los otros hermanos, si los hubiera, deberían cuidarla, sin que nadie se lo pidiera. Luego esto indica que san José ya había muerto y que no había más hijos que cuidasen de la madre.

Sin embargo, el argumento más fuerte es que los apóstoles predicaron que María era virgen y a pesar de eso permitieron que se escribiese en el evangelio la palabra «hermano». Esto indica que el término «hermano» no significaba para ellos lo mismo que para nosotros.

Demuestra poco conocimiento de la Sagrada Escritura y de la predicación de los Apóstoles el que trae estas dificultades que ya fueron resueltas desde hace muchos siglos. Y demuestra también mala voluntad, porque se intenta con esto destruir la fe de la Iglesia, y sobre todo la fe de los más pequeños e incultos con unos argumentos que, según se ha visto, no tienen consistencia. Podéis con toda seguridad continuar profesando la fe de nuestro Credo llamando a María «Santa María la siempre Virgen».

Que Ella os proteja y os ayude a madurar vuestra fe. Os lo desea vuestro

Amigo

 

 

14.

He leído lo que pasó a S. Ignacio de Loyola cuando encontró un moro que ponía en duda la virginidad de María. Yo tampoco me explico cómo la Virgen siguió siéndolo después del nacimiento de Jesús. Admito que lo concibió siendo virgen, pero no entiendo que siguiera siendo virgen en el nacimiento ni después.

Créame que me duele hacer esta pregunta, porque amo a la Virgen y, aunque me deis otra respuesta, nunca negaré su virginidad, pues muchas cosas son incomprensibles para nosotros, pero para Dios no hay nada imposible. Sin embargo me gustaría una respuesta.

Loli

Amiga Loli:

De entrada te digo que eres una dialogante ideal. Primero, porque quieres a la Virgen y sólo quien ama puede entender ciertas cosas. Segundo, porque admites que puede haber cosas incomprensibles para nosotros pero que Dios puede hacer «porque para El nada hay imposible».

Precisamente esas son las mismas palabras que el ángel dijo a María, porque ella misma tampoco entendía cómo podría ser madre y virgen al mismo tiempo (Le 1,34).

Estas palabras del ángel aparentemente sólo parecen referirse a la concepción milagrosa de Jesús, pero tú ya sabes que la Palabra de Dios es muy profunda y tiene más alcance de lo que el hombre sospecha a primera vista. Tanto, que muchas veces sólo se ve a dónde alcanza la Palabra de Dios, después de ver el resultado. Este resultado es, en este caso, la fe de los primeros cristianos.

Tú ya sabes que el Evangelio antes de escribirse, se predicó. Esta predicación expresaba lo que creían los apóstoles y lo que debían creer cuantos se bautizasen. ¿Y qué era esto?: que María fue la siempre-virgen. Así, todo junto: con esta única palabra compuesta expresaban la fe los primeros «credos» cristianos. Esta es la fe de la Iglesia desde el comienzo hasta ahora.

Tal vez te ayude esto: Tú puedes conocer, por tus propios ojos y con toda seguridad, el hecho de que el sol brilla, pero tal vez no sabes explicar el porqué y el cómo del brillo del sol.

Un ciego, en cambio, no puede conocer el hecho por sus propios ojos; puede conocerlo, sin embargo, porque te cree. Después de haberte creído, lo más probable es que tampoco sepa explicar el porqué y el cómo, pero ya no duda del hecho porque se fía de ti.

Pues lo que le pasa al ciego es lo que nos sucede con algunas verdades de fe: si Dios no las revela, no podemos conocer el hecho con nuestros propios medios. Pero, aun después de que nos lo ha revelado Dios, tampoco sabemos explicar el porqué y el cómo. Si Dios dice «esto es mi cuerpo», «el Verbo se hace carne», nos está revelando un hecho, y nosotros lo creemos. Pero no sabemos explicar el cómo se transforma el pan y qué sucede en las entrañas de María.

María no conocía el hecho de que iba a ser virgen. Ella no preguntó cómo iba a tener el hijo, pues de sobra sabía cómo han de venir los hijos a este mundo. Preguntó si debería renunciar a su promesa de virginidad para tener un hijo por los medios naturales. El ángel le responde que no, que ella podrá ser madre y virgen al mismo tiempo, «porque para Dios no hay nada imposible».

Lo que sucede en la concepción del Verbo, sucede en el parto y en el post-parto de María. No sabernos explicarlo, pero la fe cristiana cree que María es la siempre-virgen. Un modo, hasta poético, de explicarlo es decir que Jesús salió del vientre virginal como el rayo del sol pasa a través de un cristal, sin romperlo ni mancharlo. Sea así, sea de otro modo, lo importante es el hecho de que María es la siempre-virgen.

No una prueba, pero sí un indicio de la virginidad de María en el parto es que Ella, después de dar a luz, realiza acciones tales que ordinariamente no hacen las mujeres al dar a luz, como lavar, envolver al niño en pañales y ponerlo en el pesebre (Le 2,6-7).

Cuanto he dicho es sólo algo sobre la virginidad de María. No quiero acabar sin indicar que esta virginidad es una «señal» que Dios ha dado sobre lo que espera de los cristianos, es decir, de ti y de mí. Primero, debemos imitar la virginidad de María en mantener la integridad de nuestra fe sin permitir que se contamine con dudas o negativas sobre la Palabra de Dios. Segundo debemos imitar la confianza de María en ponernos bajo el poder de Dios cuando nos parece que no podemos, con nuestras propias fuerzas, realizar lo que El nos pide

Te pido que ores un poco a María Virgen por este tu

Amigo

 

 

15

¿Es verdad que existe el purgatorio? ¿Quiénes van a él?

Preocupado

Amigo Preocupado:

Tus preocupaciones son sobre cosas importantes. Te felicito. Supongo que entiendes bien lo que es el purgatorio. Te recordaré lo más elemental.

El Purgatorio es un estado:

            1) Posterior a la muerte.

            2) Transitorio. No dura para siempre, como el cielo o el infierno.

            3) Todos los que pasan por él están destinados al cielo y ninguno al infierno, porque han muerto siendo amigos de Dios.

            4) Pero necesitan ser purificados, porque su amistad con Dios no es total, sino que está mezclada con el egoísmo que suponen los pecados veniales. Aman, sí, pero su amor no es maduro, sino que se ha quedado imperfecto e inacabado.

Pues bien, este estado existe. Lo sabemos primeramente, porque Dios lo ha dicho. Pero, aunque Dios no lo hubiera dicho, nos bastaría tener dos dedos de frente para saber que tiene que existir.

Suponte esto: un chico ama a sus padres, pero de vez en cuando fuma un cigarro, cosa que a sus padres no agrada. Sin duda es una falta de amor porque, si los amase más, preferiría dejar el tabaco a disgustarlos. Pero esta falta de amor no es grave: ni el chico ha roto con sus padres marchándose de casa, ni los padres lo echan de casa por esto.

Algo parecido puede pasarnos con Dios: que le amemos, pero que, por egoísmo, no lleguemos a todas las consecuencias del amor.

Suponte también una fruta sana, sin coco, pero verde. Hay que dejarla madurar antes de presentarla en la mesa.

Pues bien, en el cielo no tiene cabida nada de egoísmo ni nada inmaduro. SÍ uno muere en estado de amor imperfecto e inmaduro, ha de pasar por un proceso de purificación y de maduración. Este proceso sería el Purgatorio. El Purgatorio no es como el infierno, ni mucho menos. Es totalmente distinto. En el infierno no se ama a Dios, mientras que el que está en Purgatorio ama a Dios, y lo ama mucho. En el infierno no hay esperanza de salir, pero en el purgatorio hay seguridad de salir y ver a Dios cara a cara.

Lo que pasa es que los que están en el Purgatorio no pueden salir ellos por sus propias fuerzas. Son como unos minusválidos espirituales que no pueden moverse. Pero podemos ayudarlos nosotros con nuestras oraciones y buenas obras.

Por eso se nos recomiendo orar por ellos; y siempre en la Misa oramos por los difuntos que «duermen el sueño de la paz».

Anímate tú también a orar por estos hermanos nuestros. Y, sobre todo, anímate a vivir con un amor tan total que, cuando Dios te llame, te encuentre perfecto y maduro. Te lo desea tu

Amigo

 

 

16.

¿Es verdad que existe el demonio? En clase de religión me han dicho que eso es sólo un modo de hablar para indicar que el mal existe en el mundo y que atrae al hombre; pero que no existe un ser malo y que tiene por principal, y quizá único, empeño hacer el mal. ¿Alguno ha visto al demonio?

Kuriosus

Amigo Kuriosus:

Es cierto que existe el mal, y es cierto también que el mal atrae el corazón del hombre. Más esto es tan evidente que ni siquiera es necesario decirlo en la clase de religión para aprenderlo, porque ya lo sabíamos todos.

Lo que tú preguntas es, si además de existir el mal, existe también un ser, una persona, que hace y fomenta este mal por el mundo, ¿no es eso?

Te diré, lo primero, que yo no he visto al demonio. Tú tampoco lo has visto. Entre otras razones, porque el demonio es invisible, es espíritu. Pero, aunque no fuera espíritu, al demonio no se le puede ver, porque él hace todo lo posible por no dejarse ver y conocer.

Más si el demonio es invisible para nosotros, no lo es para Dios. Y Dios nos habla de su existencia. Puedes ver en el Evangelio que Jesús ha venido, no sólo a triunfar sobre el mal, sino también sobre «el demonio y sus ángeles» (Mt 24,41; 12,28; Le 11,20). También puedes comprobar que este demonio tienta al mismo Jesús (Mt 4,1-11), y que es el demonio también quien incita a Judas a traicionar a Jesús (Le 22,3), y a los discípulos a abandonar al maestro (Le 22,31).

En el Evangelio de S. Juan está muy afirmada la presencia del demonio bajo el nombre de «príncipe de este mundo», y continuamente habla de la oposición existente entre Jesús y él.

San Pablo habla no sólo del mal y las fuerzas malas que movilizan al hombre, sino de las «insidias» del diablo y de los espíritus malos (Ef 6,11-13). Puede afirmarse, sin género de duda, que cuando la Sagrada Escritura habla del demonio, no habla sólo del mal y de sus fuerzas, sino también de seres espirituales y personales que causan o manejan estas fuerzas. Y esto es tan claro que forma parte del mensaje de nuestra fe.

Después, el que quiera se lo cree, y el que no quiera, no se lo cree. Pero el que no se lo cree, que no venga diciendo que él cree la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios es clara en este punto.

¿Cuál es la historia de estos seres? ¿Cuántos son? ¿Qué influjo tienen? Estas son preguntas para las cuales no hay espacio ahora. No faltará otro Kuriosus que nos las pregunte y entonces trataremos de decir lo que sabemos. Mientras tanto, un saludo de tu

Amigo

 

 

17.

¿Es verdad que existe el demonio? ¿Qué es lo que hace?

Antisatán

Amigo Antisatán:

Es verdad que existe el demonio. Mientras algunos cristianos dudan de su existencia, hay cantantes famosos que dan culto al demonio y hablan de ello en las letras de sus canciones. Le han entregado su vida y su trabajo y lo adoran como un dios que los hace triunfar. Así, como suena.

Ante esto, da la impresión de que muchos cristianos se chupan el dedo y piensan que viven en el mejor de los mundos; un mundo en el que sí existen cosas malas, pero no hay nadie malo que atiza en el corazón de los hombres el deseo de hacer el mal.

Tú y yo no vamos a creer en la existencia del demonio porque lo digan unos cantantes, ni vamos de dejar de creer porque otros digan que no existe. Tú y yo vamos a creerlo porque la palabra de Dios lo dice. Y no sólo dice que existe, sino que habla de lo que hace el demonio en el mundo y cómo influye en los hombres.

No quiero repetir lo que he dicho en otra consulta sobre la existencia del demonio, por eso ahora voy a limitarme a mostrar cómo trata de influir en nuestra vida.

Desde luego no puede quitarnos la libertad, pero se esfuerza en que la usemos para el mal, como él la usó. Toma noca de tres procedimientos usados por él.

            1,° Engañar. Jesús lo llama «el gran mentiroso» (Jn 8,44) porque siempre está engañando al hombre.

¿Cómo lo engaña? Le propone cosas gustosas (dinero, independencia, placer, caprichos, venganza, ser más que los otros...). Todo esto da gusto, pero hace al hombre más mal que el desprendimiento, la obediencia, el servicio humilde, la renuncia, el perdón, etc. El demonio se esfuerza por hacernos creer que lo que más nos gusta eso es lo mejor. Jesús, por el contrario, nos hace ver que lo mejor, lo que de verdad nos hace bien, es lo que nos libera del egoísmo y nos asemeja a El, aunque nos cueste.

            2.° Arrebatar la palabra de Dios. Jesús siembra la buena semilla en el corazón, pero viene el demonio, como los pájaros, y «arrebata lo sembrado en el corazón» (Mt 13,19). ¿Cómo consigue arrebatarlo? Con dos procedimientos:

 a) Unas veces pone desaliento, aburrimiento, cansancio, desgana, tristeza, etc. en nuestro corazón. Cada vez que el demonio ve a alguien dispuesto a caminar detrás de Cristo procura que se desanime, que se canse, que se aburra en la oración y en la Misa, que pierda las ganas de hacer el bien y de ser santo. Muchos le hacen caso y se dejan llevar de estas desganas y desalientos y terminan por abandonar lo bueno que habían comenzado.

 b) Otras veces borra de nuestro corazón los buenos pensamientos y deseos que Dios ha puesto, sobreponiendo otras cosas, como hacemos para borrar una grabación magnetofónica. Por ejemplo, sobre la palabra de Dios, el demonio sobrepone las palabras de la televisión, de los cantantes, de las revistas, de las personas con quienes conversamos y vivimos... Toda esta grabación de palabras humanas superpuesta borra y arrebata la palabra de Dios.

            3.°  Meter miedo. Por miedo los apóstoles abandonaron a Jesús y huyeron (Mt 26,56). Por miedo Pedro lo negó (Mt 26,69-75).

Por miedo también, muchos no hacen lo que deben hacer.

Tienen miedo a los demás (a lo que pensarán o dirán). O tienen miedo al sacrificio, a darlo todo. Tienen miedo al futuro, a lo que va a ser de ellos si se lanzan. Tienen miedo incluso a Dios, a que les pida alguna cosa, como si Dios no fuera nuestro Padre que busca nuestro bien, sino un aguafiestas que intenta fastidiarnos.

Y, como el miedo paraliza, estas personas se quedan estancadas y atadas por los miedos que el demonio ha puesto en su corazón.

Aquí tienes algunas de las cosas que el demonio hace, no todas ni mucho menos. Ya puedes ver cómo el demonio está vivito y coleando, y emplea unas tácticas muy refinadas. Menos mal que contamos con la fuerza de Jesús para defendernos de sus «insidias». Podemos vencerlo con la ayuda de Jesús.

Que seas tú de los que lo vencen. Te lo desea tu

Amigo

 

 

18.

Mi padre dice que él cree en Dios, en Jesús y en la Virgen, pero no cree en los curas ni en las monjas, porque tienen defectos. ¿Es esto verdad?

Asombrado

Amigo Asombrado:

Dos descubrimientos que has hecho te han dejado estupefacto: el primero, que los curas y las monjas tienen defectos: el segundo, que a pesar de estos defectos, forman parte de la Iglesia.

Creo que ya eres mayorcito para no asustarte de la realidad. Si de verdad quieres ser persona, has de ver las cosas como son y aceptarlas. Vayamos por partes:

            1.  ¿Los curas y las monjas tienen defectos? Claro que sí.

Leemos en el Evangelio que Jesús ha venido sólo a eso, a llamar a los pecadores. Los primeros amigos que Jesús escogió para hacerlos sus apóstoles eran pecadores. Las personas de carne y hueso que actualmente sigue escogiendo Jesús para realizar ciertas funciones en su Iglesia, son pecadores. Las personas normales que formamos esta Iglesia, somos pecadores. Los casados, como tu padre y tu madre, son pecadores. San Pablo afirma que Jesús ha venido a salvar a los pecadores, y él se pone en primer lugar. En fin, que si alguno piensa que él no es pecador, muy ciego debe estar.

Pero entre estos pecadores hay dos clases: los que se resignan a serlo y no luchan por vencer el pecado, y ¡os que no se resignan a serlo y luchan con todas sus fuerzas por vencer el pecado y eliminar su egoísmo y sus defectos. Esta es la gran diferencia: luchar o no luchar; vencer al pecado o ser vencido por el pecado.

Puedo asegurarte que la gran mayoría de los curas y de las monjas luchan seriamente contra sus defectos y que son muchas más sus victorias que sus derrotas.

            2. Y si tienen defectos los curas y las monjas, ¿cómo ocupan puestos de responsabilidad en la Iglesia? Pues muy sencillo. La Iglesia no es el jardín encantado de un cuento de hadas, donde todos los buenos están dentro y todos los malos están fuera. La Iglesia la formamos todos los hombres «que ama el Señor» y se dejan amar por el Señor. Estos hombres que ama el Señor no son los marcianos, sino tú y yo, y el otro, y tu padre y tu madre, con nuestras virtudes y defectos.

Y ocupan puestos de responsabilidad, porque Jesús los ha puesto en ellos, lo mismo que puso a san Pedro en el puesto de mayor responsabilidad, a pesar de haberle fallado varias veces.

Si los padres aman a sus hijos aunque estos sean torpes, desaplicados y malos, ¿no amará Dios a sus hijos aunque tengan defectos?

Para llevar adelante su Iglesia Dios no emplea ángeles, sino las personas de carne y hueso que existen. ¿No te parece que esto es una señal de lo grande que es el amor de Dios?

Una advertencia final: Muchos, como tu padre, dicen que no creen por culpa de los curas. Esto no es más que una excusa. Repasa el Credo: ¿A que no encuentras ningún artículo que obligue a creer en los curas? Nuestra fe es en Dios Padre y en Jesucristo, su Hijo.

También decimos «creo en la Iglesia». Con esto expresamos que estas personas que forman la Iglesia (sacerdotes, religiosos, matrimonios, jóvenes, niños...) todos somos pecadores; pero todos somos familia de Dios; todos somos «los hombres que ama el Señor».

Como en tiempos de Jesús, sólo los fariseos se escandalizan de esto.

Te saluda tu

Amigo

 

 

19.

Me han dicho que el Vaticano tiene muchos tesoros artísticos que valen muchos millones. También dicen que por qué no se vende todo eso para resolver el problema del hambre del mundo.

A mí me parecería bien que así se hiciese, a ver si se animaban otros y contribuían con sus riquezas a resolver este problema.

Benéfico

Amigo Benéfico:

Tienes muy buen corazón, pero me pareces un poco ingenuo. Por eso puedes ser víctima de un engaño. Vamos a ver cómo desenredamos un poco esta madeja.

            1. No sé cuántos millones valen los tesoros artísticos que hay en el Vaticano. Pero sospecho que, aunque se vendiesen todos, no lograríamos resolver el problema del hambre mundial ni para una semana.

Son tantas las bocas hambrientas que, en poco tiempo, devorarían ese dinero. Y una solución que a los pocos días hace surgir el mismo problema, no es buena solución. Sería, como dice el refrán, «pan para boy, hambre para mañana».

El problema del hambre no consiste solamente en dar de comer durante unos días, sino implantar tales condiciones en las que la gente pueda ganarse el pan todos los días.

            2. El arte no es objeto de venta. Tú sabes que las obras de arte de España, por ejemplo, son patrimonio del pueblo español y está prohibido venderlas fuera de España. Por eso, el arte está en los museos: para que la gente pueda contemplar lo que es patrimonio de todos.

Las obras de arte que hay en el Vaticano son un tesoro artístico-histórico que pertenece a toda la humanidad. La Iglesia ha hecho una labor benemérita preservando de la destrucción muchas piezas de arte. Ahora las expone para que todos puedan contemplarlas.

Si la Santa Sede vendiera sus obras de arte, éstas irían a parar a otros museos para que la gente pudiera seguir contemplándolas. Un mero cambio de museo tampoco resolvería nada, como ves. A no ser que propongas que es nuevo museo vuelva a vender todo a otros museos, y así sucesivamente.

            3. Aunque la Santa Sede quisiera vender, la mayoría de las cosas no son vendibles porque son cosas sagradas. ¿Cómo podría venderse la basílica de san Pedro, por ejemplo? Es un templo construido sobre la tumba de san Pedro. Esta tumba no puede abandonarse. Toda la historia y el arte acumulado forman parte del mismo templo y de la misma historia de la Iglesia.

            4. Finalmente, ten en cuenta esto: mucha gente quiere remediar las necesidades del mundo con el dinero ajeno. Siempre espera que los demás se desprendan, pero ellos no quieren renunciar a nada.

Y no toco ahora el problema de lo que se gasta en armamentos, porque eso ya es un tópico. Vamos a hablar de cosas que gasta cualquier ciudadano, cosas de las cuales puede prescindir y seguir viviendo sin que pase nada.

Podríamos comenzar por los Gobiernos; y, en primer lugar, por el Gobierno español. Podíamos contentarnos con unos diputados que no cobrasen tanto, con un edificio del Congreso mucho más modesto.

Siguiendo por los Ayuntamientos, podrían estos prescindir de carnavales, de verbenas, de competiciones y demás zarandajas en las cuales se van muchos millones.

Después podríamos pedir que la gente no gastase dinero en tabaco, drogas, bingos, loterías, viajes de placer, playas y otros montones de cosas. Que los niños renuncien a recibir regalos en Reyes y en los cumpleaños; que no gasten dinero en helados, pipas, chicles, golosinas, discotecas, ropa de moda que no necesitan, cremas para broncearse, discos, peluquería y miles de cosas sin las cuales podríamos vivir bien. Y que todo ese dinero vaya a resolver el problema del hambre mundial.

Y puestos a pedir, pidamos lo mismo a todos los museos del mundo: que vendan sus cuadros y sus estatuas para remediar el hambre. ¿Por qué ha ser el museo Vaticano el único? No; hagamos una manifestación frente al Museo del Prado, frente al Escorial, frente al acueducto de Segovia, frente a las murallas de Ávila, frente al Louvre de París y al British Museum, frente a la ciudad prohibida de Pekín y la muralla china... y exijamos que todo eso se venda, porque vale muchísimo más que todos los tesoros del Vaticano. ¿Veis qué fácil es hacer limosna con dinero ajeno:

Ya hace mucho tiempo Judas propuso la misma solución para resolver el problema de los pobres: que María Magdalena vendiese un perfume comprado en obsequio de Cristo para dárselo a los pobres. Y es que a algunos sólo les molesta el dinero gastado en cosas religiosas.

Pero no tenemos derecho a pedir a los demás que se desprendan de algo, si primero no nos desprendemos nosotros de todo lo que nos sobra.

No seas tan ingenuo y no te dejes engañar tan cándidamente, le lo recomienda tu

Amigo

 

 

20.

Hace poco el Papa ha declarado santos a unos españoles. Nos dicen con frecuencia que debemos ser santos. ¿Quiere esto decir que el Papa va a declararnos santos a todos?

Filosanto

Amigo Filosanto:

Todos debemos intentar ser santos tan en serio que el Papa pudiera canonizarnos y ponernos como ejemplo ante toda la Iglesia. Es decir, que aunque no seamos canonizados, pudiéramos ser canonizables.

Porque hay dos clases de santos: Aquellos cuya santidad sólo Dios la conoce, y aquellos cuya santidad la conocen también los hombres.

Los primeros son santos de verdad, porque Dios conoce de verdad lo que hay en cada hombre; y sí Dios ve que son santos, no se equivoca. Pero puede suceder, y muchas veces sucede que lo que Dios ve no lo ven los hombres.

La santidad de otras personas, en cambio, sale hacia fuera y se da a conocer. Cuando esto sucede, el Papa declara santas solemnemente a estas personas. Esta declaración de santidad, o «canonización», no la hace el Papa por sí y ante sí. Antes de ser canonizada una persona ha de pasar por un proceso ante los jueces en que se pruebe que sus virtudes son de talla heroica y no de tamaño comente.

Cuando los jueces, convencidos por los testigos, dictaminan que una persona ha practicado las virtudes en grado heroico, todavía el Papa no la canoniza. ¿A qué hay que esperar? A lo que Dios juzga sobre esa persona.

¿Y cómo conocemos el juicio de Dios? Por los milagros. Los milagros son el lenguaje con que Dios declara la santidad de una persona. Porque los milagros sólo puede hacerlos Dios. Por esta razón se precisan milagros para declarar beato o santo a una persona.

Naturalmente, para que los hombres comiencen a preocuparse de declarar santa a una persona, la santidad de esta debe haber salido fuera y haber sido apreciada de algún modo por los demás. Es lo que llaman «morir en olor de santidad». Después vendrá el proceso y, si hay lugar, la canonización.

Cuando a ti te exhortan a ser santo, no quieren decirte que van a canonizarte, sino que debes vivir de tal manera que puedan canonizarte. A esta santidad interior llama Dios a todos sus hijos. Responde tú a ella con generosidad.

Te lo desea tu

Amigo

 

 

21.

Una amiga mía, que tiene quince años, dice que, cuando se case, no bautizará a sus hijos, para que cuando ellos sean mayores puedan elegir libremente si quieren ser cristianos o no. Como yo nunca he oído esto, me he quedado sin saber qué decir.

Bautizada

Amiga Bautizada:

Si algún día llegas a estudiar Lógica, te encontrarás con un principio que dice: «Lo que prueba demasiado, no prueba nada». ¿Qué quiere decir esto? Que sí de una afirmación se deducen unas consecuencias que parecen verdaderas, y otras que son claros disparates, es señal de que tal afirmación es otro disparate, aunque a primera vista no lo parezca.

Apliquemos esto al caso:

Afirmación de tu amiga: «Hay que respetar la libertad de las personas y dejar que ellas decidan su religión».

Consecuencia que deduce: «No bautizar ni educar cristianamente al niño para que, cuando sea mayor, él decida».

Otras tres consecuencias que tu amiga no saca pero que, con la misma lógica, podrían sacarse del mismo principio:

            1.a No enseñar a leer ni a escribir, ni enviar el niño al colegio para que, cuando sea mayor, decida el niño si quiere estudiar una carrera.

            2.a No inscribirlo en el Registro Civil de Nacimientos para que, cuando sea mayor, decida él si quiere ser ciudadano español o apátrida.

            3.a No aceptar en nombre del niño la herencia que un tío suyo millonario quiere dejarle, porque cuando sea mayor, a lo mejor él quiere ser pobre.

Ya ves: de un mismo principio tu amiga deduce una consecuencia que no sabemos sí es verdadera o falsa; y, al mismo tiempo, nosotros sacamos otras tres que son solemnes disparates. Luego la consecuencia de tu amiga no puede ser tan verdad como ella se cree. Y el principio en el cual se funda, lo mismo que origina tres disparates, puede originar tres mil más.

Ahora intentaré aclararte lo que hay debajo de lo que dice tu amiga.

Es evidente que el niño es persona y, como tal, él ha de decidir su vida. Pero es también un niño, es decir, una persona sin hacer, una persona incapaz de conocer y de querer lo bueno y lo malo. A un ser tan indefenso hay que ayudarle. Esta es la obligación de los padres. Ellos aman al niño y quieren su bien; ellos, se supone, conocen también lo que es bueno y malo para el niño.

Por esto mismo los padres inscriben al niño en el Registro Civil; por esto lo envían al colegio; por esto lo llevan al médico, y por esto aceptan la herencia en su nombre, etc.

Con esto llegamos al centro de la cuestión: ¿Es la fe cristiana para los padres un estorbo, una afición o un bien valioso? Si es un estorbo, harán bien en no dársela al niño. Si sólo es una afición, como la de coleccionar sellos, harán bien en dejarle que él elija cuando sea mayor. Pero si es un bien valioso, más valioso que el dinero de una herencia, que la cultura, que la misma vida..., entonces harán lo posible para que no le falte al niño.

Ya saben ellos que el niño, cuando se haga mayor, puede renunciar a su fe. Pero también saben que puede hacerse religioso y renunciar a la herencia, y a la carrera que ha estudiado; y que puede incluso renunciar a la vida que le han dado sí se suicida. Pero ellos han cumplido su deber de padres, que es poner al hijo, no sólo en condiciones de ser persona, sino también en condiciones de poder ser hijo de Dios.

A esa amiga tuya en el fondo le pasa esto: que no sabe lo que es ser cristiano. Cree que es una afición, o una serie de obligaciones, y nada más. Pero tú sabes que ser cristiano es un don, es ser recibido y amado como hijo por Dios, es recibir la herencia del cielo. Y esto merece la pena ¿no te parece? SÍ tu amiga fuera consecuente, antes de concebirlo debería preguntar al niño si quiere vivir. Ves a qué disparate nos lleva un razonamiento falso.

Tú puedes dar gracias a Dios porque tus padres no han discurrido tan mal como tu amiga. De lo contrario no serías cristiana ahora. Y vete preparándote para ser una madre responsable cuando te cases.

Te saluda tu

Amigo

 

 

22.

Yo no estoy confirmado todavía. Quisiera que me aclarase todo lo que concierne a la palabra «Confirmación» y la pregunta que sigue: ¿A qué edad puede confirmarse una persona?

Julián

Amigo Julián:

Me pides que te aclare «todo lo que concierne a la Confirmación». Esto es como pedirme un tratado, no una contestación breve. Si quieres enterarte bien, estudia el tema en alguno de los catecismos para jóvenes o adultos. Ahora yo sólo puedo recordarte algunas cosas muy sencillas, pero muy importantes.

En la vida no basta con nacer. Cada año nacen millonadas de niños, pero muchos de ellos mueren víctimas de las enfermedades, del hambre y de la guerra. La mortalidad infantil es uno de los graves problemas que tiene planteados la humanidad.

Traer un niño al mundo es cosa relativamente fácil. Peto alimentarlo, hacerlo crecer fuerte y sano, educarlo, capacitarlo para que se gane la vida con un oficio digno, formarlo para que funde él un hogar de donde nazcan nuevos niños..., todo esto es mucho más difícil y laborioso.

Algo parecido sucede con nuestra vida cristiana. El Bautismo es nuestro nacimiento como hijos de Dios. Pero también puede hablarse de mortalidad espiritual de bautizados, porque muchos dejan morir esa vida que Dios les ha comunicado. Otros nunca la desarrollan y quedan atrofiados y subalimentados. No basta, por tanto, nacer en el Bautismo; hay que crecer hasta llegar a ser un hijo de Dios adulto.

¿Y qué es un hijo de Dios adulto? En pocas palabras diríamos que es un cristiano que se esfuerza en ser como Jesús. Es decir una persona que intenta realizar estas cosas que realizó Jesús:

            1. Escuchar la voz de Dios y cumplirla sin hacer caso de las insinuaciones y tentaciones del demonio que quiere desviarnos de su cumplimiento.

            2. Tomar las propias decisiones, no por lo que nos gusta o nos disgusta, sino por lo que creemos que Dios nos pide.

            3. Amar a Dios y a los demás sin decir nunca basta, como Jesús que amó «hasta el fin».

            4. Sufrir lo que la vida y las obligaciones traigan consigo, sin quejarse ni desesperarse. Al contrario, con valentía y confianza en Díos, lo mismo que Jesús hÍz;o en la cruz.

            5. Entregar el Evangelio a los demás, de palabra y de obra, sin miedo ni respeto humano alguno, como hizo Jesús.

            6. Elevar la paz y la alegría a los corazones de los hombres como hacía Jesús.

Estos pueden ser algunos rasgos de un cristiano adulto. Y a esto es a lo que debe aspirar todo cristiano. Pues bien, para llevar al cristiano a esta plenitud, es para lo que existe el sacramento de la Confirmación, que no es otra cosa sino el don del Espíritu Santo dado con más plenitud.

Jesús prometió a sus discípulos esta plenitud del Espíritu porque ellos no podían realizar nada de todo lo dicho. Y Jesús cumplió su promesa el día de Pentecostés.

Los apóstoles, a medida que se iban bautizando los hombres, también les comunicaban el Espíritu (Hch 19,1-6). Y ahora los Obispos, como sucesores de los apóstoles, hacen lo mismo cuando ungen la frente e imponen la mano al que se confirma, diciéndole: «Recibe, por esta señal, el don del Espíritu Santo».

En cuanto a la edad para recibir el sacramento, lo mejor es atenerse a lo que en cada diócesis haya determinado el Obispo. Espero, finalmente, que te prepares para recibir el sacramento con pleno conocimiento y con una fuerte decisión de vivirlo coherentemente en tu vida.

Te lo desea tu

Amigo

 

23.

¿Por qué debo confesar los pecados a un nombre pecador como yo? ¿No puede perdonarme Dios sin necesidad de intermediarios?

Reacio

Amigo Reacio:

Aunque tu dificultad es vieja, no deja de ser dificultad. Y me parece muy bien que la propongas, porque es frecuentísima. A ver si logro responderte en pocas palabras.

Debemos confesar los pecados (al menos, los mortales) a un sacerdote por dos razones:

La primera, porque así lo ha querido Dios. A la Iglesia con sus sacramentos no ta hemos hecho nosotros, sino que la ha hecho Dios. Y Dios la ha hecho así. Él, que es el ofendido, puede determinar cómo ha de conceder el perdón.

Pues bien, Dios quiere perdonar por medio de su Iglesia, ya que a ella ha concedido todo el poder de perdonar los pecados. Esto es lo que indican las palabras de Jesús: «A quienes perdonéis los pecados les quedan perdonados; a quienes se los retengáis les quedan retenidos» (Jn 20,23).

Por estas palabras se ve bien claro que, si la Iglesia no perdona un pecado, tampoco lo perdona Dios.

La segunda, porque el pecado, además de ofender a Dios, ofende también a los demás. Sí, amigo: todo pecado, aunque sea un pensamiento o un deseo que nadie puede ver, ofende a todos. Quien ofende al padre, ofende también a los hijos de ese padre. ¿O a ti te da lo mismo que insulten y desprecien a tu padre y a tu madre, aunque sólo sea por dentro?

Jesús lo explica bien claramente en la parábola del hijo pródigo. No sólo perdona el padre; también debe perdonar el hermano mayor, ya que éste toma como hecha a él la ofensa del hermano pequeño contra el padre de ambos.

Según esto, el confesor tiene dos representaciones. Representa, en primer lugar, a Dios, en cuyo nombre perdona. Y representa también a todos los hermanos, en cuyo nombre perdona también.

Consecuencias:

            1. No basta confesarse con Dios; hay que confesarse también con la Iglesia, es decir, con los hermanos. Esto es lo que hacemos cuando declaramos nuestros pecados a un sacerdote. Y lo expresamos muy bien con la fórmula «Yo confieso ante Dios... y ante vosotros, hermanos, que he pecado mucho...»

            2. No basta decir una lista de pecados. Tienes que manifestar también, de algún modo, que estás arrepentido de ellos. Porque el sacerdote no te perdonará si no ve en ti signos de arrepentimiento.

Puedes dar estos signos rezando ante él una oración de arrepentimiento, como el «Señor mío, Jesucristo». Puedes también decir de palabra al confesor que estás arrepentido y que intentarás corregirte. O puedes, finalmente, expresar tu arrepentimiento, a medida que te confiesas, con frases como estas: «me pesa de haber hecho tal cosa», «pido perdón de...», «me arrepiento de...»

            3. Si, después de pecar, haces un acto de arrepentimiento, Dios te perdona, pero es porque tienes, sin duda, propósito de confesar los pecados cuanto antes puedas a un confesor, que es decirlos a la Iglesia. Porque si no tienes este propósito de pedir perdón a la Iglesia, Dios tampoco te perdona.

            4. No importa que el confesor sea también un hombre pecador. El médico al que tú acudes puede padecer una enfermedad, pero no cura por padecerla, sino por la ciencia que tiene. El confesor tampoco perdona por lo santo que es, sino por el poder que le ha dado Jesús. Su absolución vale lo mismo que si la diera el mismísimo Jesús

Espero haber satisfecho algo tus legítimas dudas. Ojalá te acerques desde ahora al sacramento de la Penitencia con gran fe en Dios y en la Iglesia, a través de la cual Dios te perdona y te reconcilia con El.

Te saluda tu

Amigo

 

 

24.

Un amigo mío me dice que confesarse es una tontería porque, por decir los pecados a un hombre, no va uno a ser mejor. ¿Podría aclararme esto?

Penitente

Amigo Penitente:

Más de una vez, supongo, habrás ido a la consulta de un médico: él te hizo preguntas y tú le contestaste. Luego te exploró, te recetó unas grageas y... te curaste. ¿Qué fue lo que curó? No fue el contar tu dolencia, sino la ciencia del médico y las grageas. Pero al contarle tu dolencia, tú pusiste en movimiento esa ciencia.

Me imagino que no acudiste a la consulta a reírte del médico ni a insultarlo. Le contaste todo haciendo un acto de confianza en él. Esta actitud de confianza, y no de altanería, era también necesaria, porque sin ella el médico no te hubiera atendido.

Resumiendo: necesitaste hacer dos cosas: contar tú mal a un señor que sabe más que tú; y contarlo con confianza y humildad.

El pecado es el mal del corazón. No se perdona sólo por contarlo; hay que contarlo a quien puede perdonarlo, y hay que contarlo con la actitud precisa.

¿Quién puede perdonar pecados? En principio, sólo Dios. Pero Dios comunica también este poder a ciertas personas que son los sacerdotes.

Pero no basta echar la lista de pecados. Hay que decirla con una actitud precisa: con dolor de haberlos cometido, con confianza en Jesús que nos ama y quiere perdonarnos y con deseo de cambiar de vida. Estas actitudes en su conjunto pueden llamarse actitud de fe.

Dicho lo anterior, contesto a tu pregunta:

            1. Decir los pecados a un hombre cualquiera es como decirlos a una pared: por más que los repitas cientos de veces, no conseguirás nada. Sería, como dice tu amigo, una solemne tontería.

            2. Decírselos a uno que tiene poder para perdonar, es como contar la enfermedad al médico. Con este gesto ya se pone uno en camino de curación. Pero no basta; es preciso algo más.

            3. Es precisa la actitud de fe: fe de que Dios me perdona a través de un hombre; fe que reclama dolor por haber ofendido el amor de Dios. Al que no tiene esta fe, la confesión le parece una superstición y no le sirve para nada. Al que la tiene, Jesús le repite lo que decía a los que curaba: «tu fe te ha salvado: vete en paz».

Tú, querido amigo, no tomes por maestros de tus confesiones a los que nunca se confiesan ni entienden de eso. Haz caso de Cristo que te quiere tanto que ha dado la vida para poder perdonarte y salvarte.

Te lo recomienda tu

Amigo

 

 

25.

¿Puede un sacerdote dejar de serlo? Uno que conocíamos se ha casado y ahora trabaja en una oficina,

Sorprendido

Amigo Sorprendido:

El que es sacerdote no puede dejar de serlo, pero sí puede dejar de ejercerlo. Me explico: el sacerdote es una persona a la que Jesús ha conferido sus mismos poderes: consagrar el pan y el vino, y perdonar los pecados.

Jesús es fiel, es decir: cuando da una cosa, ya no la quita. Por eso, el que ha recibido eí sacramento del Orden tiene estos poderes para siempre. Sólo podría quitárselos Jesús, pero Jesús nunca hará eso.

Pero pueden suceder dos cosas:

Primera: que el que ha recibido estos poderes, llegado un momento de su vida, decida no ejercitarlos más.

Segunda: que las autoridades de la Iglesia, por razones justas, le impidan ejercitarlos más.

En ninguno de estos dos casos el sacerdote deja de ser sacerdote. Únicamente deja de ejercer como sacerdote.

El sacramento del Orden, junto con el Bautismo y la Confirmación, «imprimen carácter». Esta expresión quiere decir que marcan tan profundamente a la persona que los recibe, que ya nadie puede anularlos. Un bautizado es bautizado para siempre, lo mismo en la tierra, que en el cielo, que en el infierno (si tuviera esta desgracia).

Por eso, un bautizado que ha abandonado su fe y sus prácticas cristianas, si se decide a volver a vivir como cristiano, no necesita rebautizarse, porque el bautismo recibido no se destruye por ningún pecado. Dios ha hecho hijo a una persona, y Dios nunca se vuelve atrás. El hijo pródigo renunció a su padre, pero el padre no renunció a su hijo; por eso el hijo es admitido de nuevo en casa y el padre le restituye todos sus derechos. El amor de Dios no falla nunca, aunque nosotros fallemos muchas veces.

Y me preguntarás: ¿Cuál es la razón por la que algunos dejan de ejercer el sacerdocio? Pienso que cada uno, sin duda, tendrá sus propias razones. Unos, tal vez, se han encontrado con dificultades que no han podido superar. Otros, quizás no han sabido reaccionar ante cosas desagradables que les han hecho. Tal vez alguno se ha olvidado de la llamada que Jesús le ha hecho.

Pero en lo que quiero insistirte es en la actitud que, como cristianos, hemos cíe guardar con esos ex-sacerdotes:

            1. Por supuesto, no puede ser actitud de odio. El cristiano nunca debe odiar, ni siquiera a los enemigos, mucho menos a un hermano que puede haber tenido una dificultad o una caída.

            2. En consecuencia, no debemos negarles las pruebas de cariño y de educación que damos a otras personas conocidas, como son el saludo, el respeto y la cortesía.

            3. Hemos de respetar la decisión que han tomado sobre su vida, aunque a nosotros nos gustaría que no la hubieran tomado.

            4. Estamos obligados a amarlos y ayudarlos en lo que podamos, porque siguen siendo nuestros hermanos.

            5. También debemos orar por ellos, porque podemos suponer que han llegado a tomar esta decisión a través de muchos sufrimientos, y tal vez estos sufrimientos perduran aún.

            6. Muchos de ellos pueden y quieren seguir ayudando en tareas educativas o de otro tipo dentro de la Iglesia, y por ello, si es posible, debemos contar con su colaboración cuando ellos la ofrecen.

Te saluda tu

Amigo
 



CARTAS DE AMIGO A AMIGO (II)
 

 

I: Nuestra fe “El que crea se salvará” (Ro 16,16)

 

26-1.

Yo creo que Dios existe, pero me pregunto: Si Dios existe ¿cómo permite las desgracias, y el hambre y la miseria y el dolor de tantas personas inocentes?

Vacilante

Amigo Vacilante:

Te diré algunas cosas que te ayuden a ver que el problema no está en Dios, sino en el hombre.

Algunas de las desgracias que hay en el mundo actual dependen de causas naturales. Tales pueden ser las inundaciones, los terremotos, algunas enfermedades, etc.

Estas desgracias no son pretendidas por Dios. Al hacer la naturaleza Dios le ha dado sus leyes. Y la naturaleza cumple estas leyes de modo ciego, aunque a veces el hombre, las plantas y los animales resultan víctimas suyas.

La Naturaleza (el fuego, el agua, el viento, el mar, el sol, etc.) se comporta como las máquinas (automóviles, conducciones eléctricas y de gas, etc.) hechas por el hombre: pensadas para el servicio del hombre, pueden provocar accidentes graves sí el hombre no toma medidas de seguridad contra ellas.

La mayoría de las veces, sin embargo, el mal que nos rodea es producido por el hombre mismo. Me refiero a las guerras, la contaminación, el hambre, la injusticia, muchos accidentes, los atracos, las trampas, los insultos, las separaciones matrimoniales, el aborto, las violaciones, la incultura, etc.

Nada de esto lo quiere Dios. Y no lo quiere precisamente porque hace mal al hombre y a la sociedad; por esta razón lo prohíbe en sus mandamientos.

Pero Dios ha hecho al hombre libre: le muestra lo que es bueno para él y para los demás; pero el hombre debe decidirse por sí mismo a nacerlo. Ni Dios convierte al hombre en una máquina, ni se convierte a sí mismo en guardia de la porra para sacudir al que sorprende faltando.

Cuando las personas guardan los mandamientos de Dios, todo funciona bien. Cuando las personas prescinden de Dios en su vida, entonces ni se respetan a sí mismas, ni a los demás, ni a la naturaleza... Y pasan todas estas cosas que tú ves en el mundo y que nadie quiere.

Nadie quiere estas cosas, es verdad, pero nadie se decide a vivir como Dios quiere, que sería el único modo de acabar con todo eso. O sea, que en el pecado llevamos la penitencia.

En cuanto los hombres se decidan a guardar los mandamientos, ese día se acabarán las guerras, los robos, las mentiras, muchos accidentes, las violaciones, el sida, los insultos, y toda una larga lista de cosas malas que padecemos. Y con ello se harán innecesarias también las cárceles, la policía, el ejército y podremos vivir casi en un paraíso.

La Biblia nos dice que cuando Dios hizo el mundo, vio Dios que estaba bien hecho. Y es que el mal, el que de verdad hace malo al hombre, viene del corazón del mismo hombre. Para ayudarnos a conseguir un corazón mejor, Dios se ha hecho hombre y ha muerto en la cruz, ¿podemos pedirle más?

Esta es una de las tareas de los cristianos: hacer caer en la cuenta a los hombres de que sólo en Jesús está la salvación. La salvación eterna, por supuesto; pero también la supresión de muchos males que padecemos en esta vida.

Te saluda tu Amigo

 

27-2.

En cierta ocasión contestaste a un; que preguntaba sobre los musulmanes que ellos también creen en el Dios verdadero. ¿No dice la Biblia: "No tendrás Dios mas que a mí"?

Reivindicador

Amigo Reivindicador.

Es cierto que contesté así, y eso fue en el número 68, abril 1989.

Es cierto también que la Biblia afirma eso que tú dices Ex 20,3-6.

Y finalmente, es cierto también que el Dios que adoran musulmanes es Dios verdadero, por eso no debo dar: atrás ni un pelo en lo que entonces dije. Me fijo en esto

En primer lugar te invito a que vuelvas a leer aquella pregunta y aquella respuesta a que te refieres. Lo que allí 5 es, en resumen, que de Dios, como de las personas, ha grafías buenas y fotografías malas.

Nosotros los cristianos, lo conocemos a través de un grafía buena, a través de Jesús que es la mejor fotografía; Padre. Los musulmanes lo conocen a través de una fotografía deficiente. Pero, aunque la fotografía sea deficiente, la p fotografiada es verdadera.

La diferencia está, como allí se dice, no en que la p de Dios sea distinta para ellos y para nosotros, sino en el distinto de conocerla.

Nosotros decimos en nuestro CREDO que Dios es poderoso, que es Creador del cielo y de la tierra, que es misericordioso, que premia a cada uno según sus obras. Esto creen también los musulmanes.

Pero ellos no saben que ese Dios tiene un Hijo, igual al Padre, y que el Padre lo ha enviado al mundo por amor i tros, para hacernos hijos de Dios y darnos a conocer a I y como es.

Te copio, resumiendo, un párrafo del Concilio Vaticano II sobre las religiones no cristianas (N° 3). No lo digo yo, sino que lo afirman todos los obispos del mundo y esta es la fe de la Iglesia:

"La Iglesia mira con aprecio a los musulmanes porque adoran al único Dios misericordioso y todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra... Veneran a Jesús como profeta, aunque no lo reconocen como Dios; honran a María y, a veces, también la invocan devotamente. Esperan el día del juicio, en el que Dios dará a cada uno según su merecido. Aprecian la vida moral y honran a Dios, sobre todo, con la oración, las limosnas y el ayuno".

Si nosotros podemos acusarlos a ellos de que no viven de acuerdo con lo que creen, ellos, a su vez, pueden acusarnos a nosotros de lo mismo y con mayor razón, porque nosotros creemos conocer a Dios tal y como es y no vivimos como Jesucristo nos ha enseñado.

Tenemos que admitir que otras personas que no son cristianas pueden conocer trozos de verdad. Pero solamente el Espíritu de Jesús puede llevarnos al conocimiento de toda la verdad como Jesús prometió (Jn 16,13).

Te saluda de todo corazón tu Amigo

 

28-3.

En la Biblia se lee que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza. ¿Qué quiere decir esto?

Investigador

Amigo Investigador:

Tienes razón: en el Génesis 1,26-27 se afirma tres veces que Dios creó el hombre a imagen y semejanza suya.

Esto no quiere decir que Dios tenga ojos, manos y pies como nosotros; en esto no nos parecemos a Dios, sino a los animales. Lo que quiere afirmar la Biblia es que el hombre, aunque tenga muchos parecidos con los anímales, tiene algo distinto que le hace parecerse a Dios.

¿Cuál es este parecido? Creo que no es uno sólo, sino tres:

1.° El hombre puede realizar unas funciones parecidas a las que Dios puede realizar y que no pueden realizar los animales. Estas funciones son, sobre todo, dos: conocer y amar.

Los animales pueden conocer, pero solamente cosas materiales como el color, el alimento, etc. Pero el hombre, como Dios, puede conocer cosas espirituales como el derecho, la belleza, la verdad, el bien y el mal.

También puede el hombre amar de un modo parecido al de Dios; en cambio, los animales sólo pueden proceder por instinto, por ganas y desganas, por lo que les gusta o les disgusta.

Precisamente porque el hombre puede realizar estas funciones, el hombre es persona y tiene una dignidad que ningún animal puede poseer. No es persona de la categoría de Dios, pero se parece y se aproxima a Él.

Esto es lo primero que significa ser creado a imagen y semejanza de Dios.

2.° También el hombre es imagen y semejanza de Dios por el poder que Dios le ha entregado sobre la creación.

Dios ha hecho la creación, pero se la entrega al hombre para que este la administre corno representante suyo. De acuerdo con esto, el hombre tiene derecho a usar las cosas del mundo, pero tiene el deber de usarlas como Dios quiere; porque el hombre no es el amo, sino el administrador y representante de Dios.

3.° La tercera significación es que Dios ha comunicado al hombre su propia vida y lo ha hecho hijo suyo. Según esto, el hombre no es sólo un "encargado" del mundo, sino que es además un "familiar" muy cercano a Dios, porque Dios lo ama como hijo y le ha comunicado su propia vida.

Esta nueva vida se llama "gracia santificante" y la comunica Dios en el bautismo. Por ella nos parecemos tanto a Dios que Él nos reconoce como hijos.

Aquí tienes, querido investigador, la respuesta a tu legítima curiosidad. Da gracias a Dios por esta dignidad que te ha concedido y trata de vivir como tal dignidad pide. Te lo desea tu Amigo

 

29-4.

Un Padre que dice misa en nuestro colegio nos predicó que eso de Adán y Eva no había sucedido de verdad, sino que era un ejemplo para darnos el mensaje de "no caer en la tentación". Entonces me pregunto: La Biblia ¿es real o sólo son ejemplos que nos pone Dios para que cumplamos su palabra?

Amiga

Querida Amiga:

Mucho me temo que, o el Padre no se expresó bien, o tú no entendiste bien. La Biblia no es sólo un compendio de fábulas para adoctrinar al hombre, como puede ser la de la cigarra y la hormiga, etc... La Biblia, en su mayor parte, cuenta sucesos realizados por hombres de carne y hueso bajo la intervención de Dios.

Digo que "en su mayoría", porque también hay libros de otras materias o que, por ser puramente didácticos se sirven de parábolas o cuentos para enseñar una moraleja.

Pero el caso de Adán y Eva pertenece a los relatos de sucesos reales, sí bien es un relato revestido de símbolos. El autor del relato se encuentra con un problema teológico que contiene preguntas como estas: ¿Por qué hay tanto mal en el mundo si está hecho por Dios?, ¿por qué existe la guerra, el hambre, la injusticia y el dolor?, ¿por qué el hombre, en vez de hacer el bien, hace el mal?

Guiado por su fe y por la inspiración de Dios, el autor concluye que la culpa no puede ser de Dios, que por ser bueno ama al hombre, y por ser sabio hace bien las cosas. La culpa está en el corazón del hombre mismo. El hombre, en efecto, desde el principio de su existencia no ha hecho caso de los planes de Dios; ha querido ser independiente y proceder con la creación y con los demás como sí fuera el amo de todo: ha querido "ser como Dios".

"Ser como Dios" lo ha entendido mal el hombre desde el principio. En la idea de Dios significaba amar como Dios, realizar el plan de Dios sobre la creación, respetar y amar a los demás. En la idea que el demonio mete en Adán y Eva significa prescindir de Dios, dominar y manipular a los demás, abusar de ellos y de la creación, prescindir de las finalidades de la creación, vivir sólo para lo que gusta y agrada, amarse sólo a sí mismo.

Nadie estaba allí cuando el hombre tomó esta orientación en su vida. Por eso el relato no es la crónica de un periodista presente, ni el video de una cámara. El autor recurre a un lenguaje lleno de imágenes y símbolos (serpiente, árbol, fruto...) que puedan entender hasta los hombres primitivos. Por tanto el hecho es histórico, pero va revestido de imágenes.

Más todavía: no sólo es un hecho, es la historia profunda de la humanidad y la raíz profunda de todo lo que está pasando hoy. Porque también el hombre actual quiere construir su vida, su familia y la sociedad prescindiendo de Dios. Y así, no consigue la felicidad para la que Dios le creó, sino que está cercado de desgracias y causa desgracias incalculables a otros. Se está repitiendo la historia del paraíso: que es el pecado el que hace desgraciados a los hombres.

Esto mismo es lo que nos enseña la Iglesia. Creo que por estar en 1º de ESO puedes comprender ya sus palabras:

"El hombre fue creado por Dios en su amistad, pero por instigación del demonio, ya desde el comienzo de la historia, abusó de su libertad y se rebeló contra Dios al pretender conseguir su propio fin sin Dios...

Cuando el hombre examina su corazón lo encuentra inclinado al mal y rebosando de cosas malas que no pueden venir de su Creador, que es bueno. También ahora el hombre se niega a reconocer que procede de Dios y, como consecuencia, rompe su relación con El, que es su fin último. Y, por esto mismo, rompe sus relaciones para consigo mismo, para con los demás y para con todos los seres de la creación".

¿Te aclara algo todo esto? Eso daría mucha alegría a tu Amigo

 

30-5.

Leo en la Biblia que el primer pecado del hombre fue desobedecer a Dios. Pero antes de este pecado hubo otro que fue la envidia de Eva, que quiso parecerse a Dios.

¿Cuál es el primer pecado: la desobediencia o la envidia?

Intrigadísimo

Amigo Intrigadísimo:

Un ejemplo para aclarar: una persona visita a un enfermo de gripe. Durante la visita respira algunos gérmenes infecciosos y se lleva a casa la enfermedad; pero sólo en germen.

Se necesitan varias horas para que los microbios se multipliquen e invadan el organismo. Es el período de gestación.

Finalmente, el contagiado comienza a sentir dolor de cabeza y lanza el primer estornudo. Se ha manifestado todo el mal que se incubaba en él.

Se dan, por tanto, tres tiempos: siembra, gestación y manifestación.

Así sucede con el primer pecado. El demonio hace la siembra infundiendo en Eva desconfianza hacia Dios.

Eva podía haber rechazo codos los argumentos del demonio haciendo un acto de fe en la palabra de Dios, pero no; comienza a creer que el demonio puede tener razón: el pecado se está gestando en su corazón.

Finalmente, Eva se decide a seguir la palabra del demonio comiendo del fruto prohibido: se ha manifestado lo que llevaba en su corazón.

Ahora hay que transmitir el pecado a Adán, y se hace con el mismo proceso: Eva siembra la sugerencia en su marido; lo convence (es la gestación), y este termina cometiendo un acto exterior que manifiesta también lo que había dentro de él.

De aquí se deducen tres consecuencias:

1.a  El pecado no suele hacerse de repente. Generalmente antes de hacer un acto exterior, ya el pecado está en nuestro corazón.

Por ejemplo antes de matar ya existe el odio. Antes de cometer un acto impuro ya han precedido las miradas, los pensamientos y los deseos impuros. Antes de blasfemar ya falta amor a Dios en el corazón. Antes de faltar a Misa, ya el corazón desprecia o no aprecia a Jesucristo que se entregó por nosotros, etc.

Jesús ha dicho que lo que tenemos en el corazón es lo que se manifiesta en los actos exteriores: "Del corazón salen los robos, los asesinatos, los adulterios..." (Me 7,21-23). Jesús quiere que nos fijemos en esto que hay en el corazón y que lo limpiemos y que no seamos hipócritas fijándonos sólo en la acción exterior (Mt 23,25-28).

2.a Contagio, gestación y manifestación forman una unidad. No sólo es pecado el resultado final. Recuerda que la gripe no es sólo el primer estornudo.

Eva comienza a pecar desde el momento en que comienza a desconfiar de la palabra de Dios. Continúa ambicionando lo que es propio de Dios... y desemboca engañando a Adán. Pero todo es el mismo proceso.

3.a La Biblia no intenta sólo contarnos los pecados de dos personas, sino el pecado común de la primera pareja. Un pecado que comienza en Eva y termina con el acto final que pone Adán. Es el pecado del primer matrimonio, amasado con los pecados de cada uno.

Un asesino primero odia, luego compra el arma, la prepara, estudia el golpe, espera a la víctima y la mata. Pero todo ello forma un solo pecado que se llama homicidio. Aquí el pecado comienza por falta de fe, sigue la ambición, la soberbia... y termina con un acto de desobediencia; pero todo forma parte del proceso del pecado de la primera pareja.

Espero haber aclarado algo tus dudas. Te saluda tu Amigo

 

31-6.

El otro día en clase salió lo de Adán y Eva: antes de pecar estaban desnudos y no sentían vergüenza. Si antes estaban desnudos y no pecaban, ¿por qué es pecado desnudarse delante de los demás?

Curioso

Amigo Curioso:

Tu pregunta me parece muy oportuna para este tiempo de destape. Por todas partes las revistas, las películas, las modas, ere. nos presentan desnudos como si nos encontrásemos en el paraíso. Vayamos por partes.

            1. La solución para el caso de Adán y Eva, ya la has apuntado tú: antes de pecar no sentían vergüenza, precisamente porque no habían pecado; después de pecar la sentían, precisamente porque habían pecado.

Esto indica que el pecado cambia el corazón y nos hace ver las mismas cosas de modo distinto, Lo explicaré con un ejemplo monstruoso que acabo de leer en la prensa.

Un campesino salía frecuentemente a cortar leña al monte con su vecino. Eran amigos: hoy por ti, mañana por mí, se iban ayudando en sus faenas y todo marchaba estupendamente. Nuestro hombre naturalmente iba a cortar leña con el hacha, una herramienta que nunca se le había ocurrido emplear contra su amigo. De eso ni hablar: el hacha era para cortar leña solamente. Y no se le había ocurrido emplearla contra su amigo, precisamente porque lo miraba con corazón de amigo.

Pero sucedió que un día riñeron por no sé qué cosas y de amigos se convirtieron en enemigos. Entonces se le ocurrió lo que no se le había ocurrido mientras eran amigos. Un día mientras cortaban leña juntos, descargó un tremendo hachazo en la cabeza de su compañero y la deshizo.

¿Por qué fue posible esto? Porque antes de matarlo, ya el odio y la envidia había cambiado su corazón para que pudiera hacerlo. El corazón transformado de amigo en enemigo, había cambiado también el uso de la herramienta de bueno en malo.

Vayamos a lo nuestro. ¿Te has fijado que los niños pequeños no sienten vergüenza de estar desnudos delante de los demás? Una razón es que esos niños no conocen el mal. No se les ocurre emplear su propio cuerpo ni el cuerpo de los demás para el mal. Puede ser que tengan curiosidad, pero no malicia.

Pues algo parecido ocurría a nuestros primeros padres. Ellos tenían el corazón limpio y no se les ocurría ver en sus cuerpos sino la finalidad que Dios quería de ellos, que era la multiplicación de la especie. Después de pecar, su corazón sufrió un cambio profundo: se dieron cuenta de que podían usar su propio cuerpo y el del otro, no sólo para lo que Dios quería, sino también y exclusivamente para su propio placer, sin realizar el plan de Dios. Dejó de interesarles el plan de Dios, y comenzó a interesarles sólo su propio plan.

Antes del pecado podían andar desnudos porque sólo sabían usar sus cuerpos para el bien. Después del pecado, su corazón se había hecho egoísta y ya sólo buscaban saciar su instinto. Y todo instinto es profundamente egoísta, ya que sólo busca satisfacerse.

            2. Además de lo dicho hay que añadir esto: Todos tenemos una parte de nuestro ser que reservamos sólo para nosotros y solamente la abrimos a los que nos ofrecen confianza. En esta zona de nuestro ser quedan nuestros pensamientos ocultos, nuestros secretos, nuestras intenciones, etc.: es la zona de la intimidad.

A medida que el niño crece se da cuenta de que también su cuerpo pertenece a esta zona de intimidad y siente pudor, es decir, repugnancia a mostrárselo a todos. Esto es un fenómeno natural y, por tanto, universal: de un modo o de otro pasa a todos los que son normales, sean o no sean cristianos, SÍ no han sido "deseducados" desde niños.

Una persona que sin más muestra su cuerpo está diciendo que admite en su zona de intimidad a todos y que por tanto entrega su cuerpo a los demás para lo que quieran. Es como decirles: "podéis usarme, estoy a vuestra disposición para lo que gustéis". No lo dice con palabras, pero lo dice con un gesto mucho más expresivo que las palabras. Por aquí entenderás dónde está la malicia del desnudo cuando no hay necesidad.

            3. Es verdad que en la sociedad actual hay desnudos por todas partes y algunos dicen que no pasa nada.

Pues sí pasa algo, y aun mucho. Se rompe la barrera del pudor, por la cual la persona cierra su intimidad a los demás y £, la cual puede defenderse de posible ataques. Como consecuencia vienen irremisiblemente abusos, violaciones, etc. La gente respeta normalmente a quienes se hacen respetar. El que deja a sus joyas en un banco de a calle excita la codicia de los ladrones. Quien se exhibe ante los demás, está excitándolos también.

            4.   El placer no nos hace más personas. Lo que realmente madura la personalidad es la responsabilidad de quien intenta a conocer el plan de Dios sobre la sexualidad y se esfuerza por respetarlo y realizarlo. Te invito a que releas este “rollo” e intentes portarte como quien discurre. Te saluda tu Amigo

 

32-7.

En la Biblia se dice que Adán y Eva tuvieron dos hijos, ambos varones. Si esto es así ¿cómo pudo propagarse el género humano?

Científico

Amigo Científico:

Esa afirmación que haces es bastante inexacta. La Biblia nos habla de la mujer de Caín y de la existencia de otras muchas mujeres (Gen 4,17-24). También nos dice que Adán engendró hijos e hijas (Gen 5,4). Así que no faltaron mujeres para facilitar la propagación de la humanidad.

En cu pregunta, sin embargo, capto un enfoque equivocado y es considerar la Biblia como un libro de ciencias; y la Biblia no es un libro de ciencias, sino un libro de religión.

Un libro de ciencias debería explicar con exactitud todos los problemas que hoy tienen planteados las ciencias, por ejemplo, cómo era la nebulosa primitiva que dio origen al universo; igualmente si Dios creó inmediatamente el cuerpo del hombre, o lo creó por medio de la evolución.

Pero la Biblia no ha pretendido esto. Es un libro religioso que sólo ha querido explicar la relación que existe entre el hombre y Dios y entre unos hombres y otros.

Para explicar esto la Biblia, no hace tratados o enunciados filosóficos, sino que cuenta sencillamente cosas en las cuales se encierran las verdades que quiere enseñar.

Te señalo algunas de estas verdades religiosas:

            1) Cuando se escribe la Biblia muchos pueblos adoraban el sol, las estrellas o las fuerzas de la naturaleza. La Biblia, al presentar a Dios creando, afirma que nada de lo que vemos es dios, sino que sólo existe un Dios creador del cielo y de la tierra.

            2) También el hombre es criatura de Dios. No aparece en el mundo como un producto ciego de la evolución, sino como

algo querido, pretendido y amado por Dios, como el eslabón final del programa de Dios.

Durante millones de años Dios prepara la casa para el hombre, como nos enseñan las ciencias, pero lo que Dios ama no es la casa, sino el hombre que va a habitarla.

            3) La diferencia de sexos y la propagación de la especie humana por la unión del hombre y la mujer forma parte también del plan de Dios sobre la humanidad. Esta facultad de transmitir la vida exige en el hombre mucha responsabilidad.

            4) La dignidad de la mujer es igual que la dignidad del varón. Esto es lo que se quiere indicar al decir que Eva fue formada de la costilla de Adán. Adán lo reconoce con aquella frase tan expresiva: "esto es carne de mi carne de mi carne y hueso de mis huesos" (Gen 2,23).

            5) El mal que existe en el mundo no debe atribuirse a Dios, sino a la maldad del hombre que no ha querido guardar las leyes puestas por Dios para bien del hombre. Esto es lo que quiere decir el relato del árbol prohibido en el paraíso.

            6) Igualmente las guerras, los odios, las discriminaciones y los racismos tienen su origen en el corazón del hombre que se

deja dominar por el egoísmo. Esto significa el relato de la muerte de Abel a manos de su hermano, y esto significa también la torre de Babel donde la soberbia lleva a los hombres a no entenderse entre sí y a separarse.

Podríamos seguir enumerando. Basten estos ejemplos para que miremos la Biblia, no como un libro de ciencias que explica cómo se hicieron las cosas, sino como un libro religioso que enseña la relación que existe entre el hombre y Dios y entre hombre y hombre.

Te saluda tu Amigo

 

33-8.

Leo en la Biblia que Matusalén vivió 969 años. ¿Es esto verdad o es que entonces se contaban los años de otra manera?

Matoso

Amigo Matoso:

Tienes razón: en el cap. 5 del Génesis v.27> se nos presenta una lista de hombres longevísimos, y el más longevo de todos, Matusalén, que murió casi con un milenio sobre los hombros. Por otra parte los años de entonces tenían, corno ahora, 365 días, minuto más, minuto menos. Y tú te preguntas: ¿es esto posible?

Debes tener en cuenta que la Biblia no es un libro ni de arqueología ni de historia, ni de prehistoria. Es un libro de religión.

Actualmente, y con muchos esfuerzos, la ciencia va reconstruyendo la prehistoria, o sea, el espacio que media entre los primerísimos hombres y aquellos otros hombres que, por haber progresado, nos dejaron ya documentos escritos. Pero los escritores de la Biblia no tenían esta preocupación científica. Sólo sabían que entre los primerísimos hombres y los de su época había pasado mucho tiempo; mas ¿cómo rellenar esta laguna de años?

Se les ocurrió un procedimiento elemental: atribuir a los hombres que vivieron en la prehistoria una longevidad desmesurada. Así, con pocas generaciones, podían llenar un vacío de muchos siglos del que ellos no sabían nada.

Con este procedimiento no hacían ciencia, sino que únicamente querían subrayar dos verdades religiosas que les interesaba destacar:

Primera: que los hombres de su tiempo eran descendientes de Adán; estaban vinculados a él y no procedían de otra parte.

Segunda: que a medida que el pecado y la corrupción avanzaba en la humanidad, también se iba reduciendo la vida de los hombres, como consecuencia del pecado.

Nosotros sabemos que científicamente es al revés. Es decir,

que los hombres actuales tienen una vida más larga, gracias a los avances de la medicina, a la alimentación, las casas y a los vestidos acondicionados de que disponemos. Pero esto no interesaba a los escritores de la Biblia, ni querían decirlo. A ellos les interesaba destacar que el pecado hace mal al hombre; y le hace tanto mal, que incluso acorta su vida. Por eso atribuían edades descomunales a los primitivos hombres cuando todavía la sociedad, las tribus y la familia no se habían corrompido.

Algo parecido experimentamos ahora en nuestro mundo: los pecados por abusar del sexo, de la bebida y de las drogas; los pecados de imprudencia en la carretera; los pecados de odio que provocan delincuencia, terrorismo y guerras, etc., acarrean enfermedades y producen muertes que acortan la vida.

La historia, como ves, se repite, y no está mal interpretarla a la luz de la Biblia.

Te saluda tu Amigo

 

34-9.

¿Existen de verdad los ángeles? En la catequesis nos dijo "la seño" que era sólo un modo de hablar para expresar las fuerzas de la naturaleza. Entonces, tenemos un ángel de la guarda?

Confusísima

Amiga Confusísima:

Puede ser que en algunos sitios de la Biblia se hable de los ángeles como equivalente a ciertas fuerzas de la naturaleza que eran desconocidas para el hombre. A veces también por ellos se representa la protección de Dios sobre sus fieles. Pero esto no puede aplicarse a todos los pasajes, ni mucho menos.

Son tantos los pasajes en que la S. Escritura habla de los ángeles corno seres personales que los Concilios Lateranense IV j Vaticano I definen la existencia de los ángeles como verdad de fe.

S. Pablo, por ejemplo, nos habla de que por medio de Cristo fueron creados los seres visibles e invisibles {Col 1,16). Entre estos seres invisibles, según se profesa en el Credo del Pueblo de Dios, están los espíritus puros que también reciben el nombre de ángeles.

Ahora me refiero solamente a aquellos ángeles que llamamos "buenos" porque no pecaron contra Dios. Estos ángeles buenos son espíritus; no tienen cuerpo ni alas materiales. Si los pintamos con alas es sólo para representar la prontitud con que ejecutan la voluntad de Dios, pues van a hacerla como "volando".

A pesar de no ser materiales, están al servicio de la historia de salvación que Dios quiere realizar con los hombres. Especialmente aparecen como mensajeros (esto precisamente significa la palabra ángel) que anuncian algo (a la Virgen, a José, a los pastores, a las mujeres junto al sepulcro de Jesús...).

Además de este servicio que los ángeles prestan a la humanidad, los teólogos tienen como cierto que cada cristiano, y probablemente también los no cristianos, posee también un ángel con la misión especial de protegerlo.

Se basan sobre todo en las palabras de Jesús sobre los niños: Sus ángeles están contemplando en el cielo siempre el rostro de mi Padre celestial (Mt 18,20). Se basan también en la creencia de los primeros cristianos (Hch 12,12-15).

Puedes seguir encomendándote sin miedo a tu ángel de guarda, Te lo recomiendo además con todo el corazón. Tu Amigo

 

35-10.

E1 otro día salió la conversación en un grupo de amigos sobre el Espíritu Santo. Alguno se permitió decir algo en broma, pero la mayoría nos dimos cuenta de que sabíamos muy poco de El. ¿Qué es el Espíritu Santo?

Ignorante

Amigo Ignorante:

Tú eres un ignorante, y lo reconoces. Peores son los ignorantes que se creen sabios. Estos son los únicos que se ríen de estas cosas.

Del Espíritu Santo sabemos bastantes cosas, pero son muy pocas en comparación de lo grande que es El. Te recordaré algunas.

            1.° El Espíritu Santo no es una cosa, sino una persona. No es, por tanto, ni una llama de fuego, ni un soplo de viento, ni mucho menos una paloma. Estos son sólo símbolos para representarlo.

            2.° Es una persona divina. No tiene forma material; es invisible. Por eso tenemos que representarlo con símbolos visibles y materiales, como el fuego, el agua, el aire, la paloma... pero ninguna de estas cosas es el Espíritu Santo.

            3.° Como persona divina es tan Dios como el Padre y como el Hijo. Eso significa la palabra "Señor" con que lo nombramos en el Credo. Pero siendo igual al Padre y al Hijo, es distinto de ellos.

            4.° Es dador de vida, porque Él comunica a los hombres la vida que Dios vive. Sin el Espíritu Santo seríamos personas humanas, sí; pero eso sólo. Todo lo listos y guapos que tú quieras, pero nunca hijos de Dios ni hermanos de Jesús.

            5.° Es un regalo que el Padre nos hace porque nos ama y quiere hacernos hijos suyos. Es un regalo que Jesús nos hace, a costa de sus dolores y de su muerte, para que podamos ser hermanos suyos. Es un regalo que nos hace el mismo Espíritu Santo, porque El mismo se nos entrega para vivir en nosotros y hacernos capaces de vivir la vida de Dios.

            6.° El Espíritu Santo se nos da, como dijo el ángel a María (Lc 1,35-37), para hacernos posibles las cosas que para nosotros son imposibles.

Es imposible para nosotros vencer las dificultades que tenemos para vivir como hijos de Dios y las persecuciones que por esta causa nos hagan. El Espíritu Santo nos da la valentía y fortaleza para sufrir como Jesús y para dar testimonio ante los demás de que somos hijos de Dios.

Es también imposible para nosotros ser santos. El Espíritu Santo nos hace caminar hacia la santidad y, si somos fieles, hace que cada vez nos parezcamos más a Dios nuestro Padre, y a Jesús, nuestro hermano.

Cuanto he dicho es algo de lo que es y hace el Espíritu Santo. Todo cristiano debe tenerle mucho cariño, porque nos acompaña siempre ayudándonos a portarnos como hijos de Dios. Debemos invocarlo todos los días. Él formó el Corazón de Jesús y lo llenó de amor para que entregase su vida por la salvación del mundo. Por eso, al hacer nuestro ofrecimiento diario, debemos pedir todos los días al mismo Espíritu Santo que nos dé un corazón como el de Jesús para entregarnos y vivir entregados como Él.

Somos ricos los cristianos porque tenemos eí Espíritu Santo. ¡Y qué pobres son los que no lo tienen, o lo tienen como un trasto viejo en el desván de su corazón!

Te saluda tu Amigo

 

36-11.

Si Dios deja libertad para hacer el bien o el mal, ¿por qué después nos condena si hacemos el mal?

Preocupado

Amigo Preocupado:

El otro día un amigo me invitó a rellenar con él un boleto de quinielas. Le respondí que no suelo gastar dinero en esas cosas. A los tres días me telefonea para decirme que le habían tocado unos cuantos miles y que, si yo hubiera jugado con él, la mitad de la suerte sería para mí.

Yo no tenía derecho para enfadarme, ya que mi amigo no me había robado nada. La culpa era mía, y sólo mía. El me había dado una oportunidad y yo se la había rechazado. Eso era todo.

Hace un mes otro amigo me contó su disgusto: se había gastado varios miles de pesetas en pagar una escuela de lenguas para su hijo. El hijo, en vez de estudiar, se dedicó a la juerga y no aprobó el examen. En cambio, todos los que aprobaron se colocaron en una empresa con magníficos sueldos. El hijo de mí amigo se quedó "parado".

¿Por qué traigo estos ejemplos, amigo Preocupado? Para que veas que lo que hace Dios con nosotros es algo parecido. Dios no es un dictador que dictamina bajo pena de muerte lo que hay que hacer. Es un amigo que ama y ofrece una oportunidad para compartir su felicidad. Es también un Padre que gasta su fortuna con el hombre para que el hombre viva siempre feliz.

Ofrece, pero no impone. Deja al hombre en libertad para aceptar o para rechazar, para emplear bien los dones que le da, o para malgastarlos. En una palabra, deja que el hombre decida su propio destino. Esto es ser libre, amigo: poder decidir uno su propio destino. Dios nos hace libres y nos trata como personas libres.

A veces pensamos que Dios es un dictador porque envía al infierno al que obra mal. Dios no es uno que exige y reclama, sino uno que da. Todo lo que nosotros llamamos "nuestro" (vida, cualidades, familia, educación...) no es nuestro; es regalo de Dios. Mejor aún; es sólo un préstamo de Dios; es una oportunidad que nos da para que podamos o elegirlo, o rechazarlo a Él.

Esta elección vamos haciéndola día a día en multitud de cosas pequeñas. Si en cada cosa uno va escogiendo quedarse sin Dios, El respeta tal decisión (esto es ser libres) y vamos quedándonos más pobres que las ratas y con el corazón más vacío que un cesto lleno de agua. Esto, en definitiva, será el infierno, amigo. No es Dios que castiga, sino un hombre que ha elegido quedarse sin Dios.

Dios es Amor. Pero el amor no puede imponerse, sólo puede ofrecerse. Y, por ser Ubres, podemos rechazar ese amor; este rechazo es el pecado. Afortunadamente, también podemos aceptar el amor de Dios usando responsablemente los dones que Dios nos da.

No basta decir que somos libres. Lo importante es usar bien la libertad para responder al gran amor de quien nos ha hecho libres, ¿te das cuenta? Te saluda tu Amigo

 

37-12.

Si Jesús nos salvó del pecado ¿por qué seguimos pecando? ¿No debería hacer que los hombres no pecasen y así no hubiera en el mundo más pecados? Así yo no veo que la salvación que Jesús nos trae merezca la pena y sea importante.

Teólogo

Amigo Teólogo:

El nombrecito de "teólogo" (es decir, especialista en la ciencia de Dios) te lo pongo yo. Y te lo mereces, porque la cuestión que planteas es un problema muy serio. Revelas mucha madurez y me temo que muchos ni se lo han planteado nunca, ni van a comprender el problema, ni mucho menos comprenderán la solución. Pero, en fin, nos esforzaremos por ponerlo al alcance de todos.

La salvación de Jesús, no consiste en darnos cosas, sino en transformar nuestro corazón. Te gustaría y nos gustaría que Jesús nos hubiera dado un corazón impecable, ¿no es verdad? Pero salvar no es lo mismo que hacer impecable.

Para hacernos impecables, Jesús tendría que hacer una de estas dos cosas: o quitarnos la libertad, o llevarnos directamente al cielo en el momento de bautizarnos.

SÍ nos quitase la libertad para pecar, entonces nos destruiría como personas. Nos reduciría a la categoría de animales, los cuales ni pecan ni pueden pecar, precisamente porque no son libres. ¿Te gustaría a ti este género de salvación?

Esta salvación no dejaría de ser un regalo de Dios, pero un regalo a costa de perder algo tan grande como la libertad. Y Dios, que nos ha dado la libertad, no nos la quita nunca.

Si nos llevase al cielo nada más bautizarnos pasaría algo parecido. En el cielo somos libres, pero allí no podemos ofender a Dios. Porque allí sucede lo mismo que nos sucede aquí con nuestra madre: aunque somos libres para matarla, como la queremos mucho ni se nos ocurre esta idea. Como en el cielo vemos a Dios tal y como es y lo amamos mucho y nos sentimos amados por El, ni se nos ocurre ofenderlo.

Para demostrar que amamos a Dios de verdad es necesario que nos encontremos en situaciones en que no veamos a Dios ni lo sintamos, y así tengamos que escoger entre Dios, al que no vemos, y las otras cosas, que vemos y nos gustan. Eso es ser tentado, y es necesario que seamos tentados, porque sólo un amor que ha sido tentado es serio y profundo. Lo demás puede ser un amor facilón e infantil.

Tal vez por esto la salvación de Jesús no consiste en llevarnos inmediatamente a ver a Dios, sino en ayudarnos a madurar para hacer por Dios una opción seria y profunda.

Él cielo es un regalo de Dios, pero Dios nunca impone sus regalos; sólo los ofrece a quien quiere recibirlos. Quien, sin ver a Dios, se esfuerza por amarlo sobre todas las cosas que ve, ese va disponiendo su corazón para recibir sus dones.

¿Podía Dios salvarnos de otro modo? ¿Podría Dios hacernos impecables? Sin duda, y sería probablemente más cómodo. Pero no se trata de lo más cómodo, sino de lo que es mejor para nosotros. Y es lo mejor para nosotros esto que Dios ha hecho. Se me ocurren sólo un par de razones.

Primera: para que veamos que, como dice San Ignacio, "todo es don y gracia"; es decir, que no nos salvamos por nuestras propias fuerzas sino que la salvación es un don de Dios.

Segunda: para que veamos que la salvación también es nuestra. Dios podría vencer al pecado de dos modos: uno, haciéndonos impecables; otro, perdonándonos cada vez que pecamos y pedimos perdón. Esto último es lo que ha elegido Dios; de este modo, cada vez que pedimos perdón estamos pidiendo la salvación y colaborando a ella.

Un saludo de tu Amigo

 

38-13.

Quiero saber cómo se apellidaba Jesús. Siempre le llamamos sólo por el nombre. ¿Es que no tenía apellido?

Muy Curiosa

Amiga Muy Curiosa:

En tiempo de Jesús el uso de los apellidos no estaba tan regulado como ahora. Generalmente bastaba con el nombre para identificar a una persona.

Cuando existía otra persona que llevaba el mismo nombre y podía originarse confusión, entonces solían añadir como apellido el nombre del padre.

Esto es lo que algunos hicieron con Jesús, apellidándole "hijo de José" porque, aunque no lo era, la gente lo pensaba así (Lc 3,23; Jn 1,45; 6,42).

Otros, tal vez porque ya había muerto José, lo apellidaron "hijo de María" {Me 6,3).

Otros le pusieron un apellido más ilustre como el ciego y la mujer cananea que lo llamaron "hijo de David" (Me 10,47; Mt 15,22).

También era frecuente apellidar a la gente por su pueblo de origen. A Jesús también le dieron este apellido llamándole "Jesús Nazareno"; por ejemplo, en el letrero que pusieron sobre su cruz (Jn 19,19), o al ír a prenderlo (Me 16,6).

Los apóstoles, en su predicación, lo apellidan así con frecuencia cuando hacen milagros en nombre de "Jesús Nazareno" (Hech 2,22; 3,6; 4,10; 10,38; 26,9).

Finalmente, algunas personas dan a Jesús su apellido más propio al llamarle "hijo de Dios". Así por ejemplo, S. Pedro (Mt 16,16) y Marta (Jn 11,27). También los mismos demonios, aí ser expulsados por Jesús (Lc 4,41).

¿Ha quedado mi amiga satisfecha? Se alegra su Amigo

 

39-14.

Dice el Evangelio que Herodes murió, cuando el niño Jesús estaba en Egipto. ¿Se sabe de qué murió? ¿Su muerte fue un castigo de Dios por haber perseguido a Jesús?

Defensora de Inocentes

Amiga Defensora:

Herodes es uno de esos personajes que quedarán en la historia como símbolo de la ambición y de la crueldad. Efectivamente, Herodes poseía una buena dosis de ambición y, esclavo de ella, se llevaba por delante, a la más leve sospecha, a quien atentase contra su trono. Voy a presentarte algunos datos de este personaje para que puedas conocer entre qué "gentuza" tuvo que vivir Jesús, nuestro Redentor.

Herodes no era judío, pero él quería reinar a todas cosas sobre quien fuese. Consiguió, con adulaciones y dinero, que el emperador de Roma lo nombrase rey de Judea. Dos objetivos se trazó: vivir en amistad con los romanos para que no le quitaran su trono, y ganarse la estima y confianza de los judíos.

Lo primero lo hizo admirablemente, a base de intrigas y de dinero. En lo segundo fracasó; porque los judíos lo odiaban cordialmente. A pesar de que hizo grandes obras para reconstruir y embellecer el templo de Jerusalén con el fin de ganarse la simpatía de los judíos, éstos no podían ni oír hablar de Herodes al que tenían por extranjero, poco religioso y pagano.

Ya que no pudo ganarse el amor de sus súbditos, quiso al menos hacerse temer, para que nadie conspirase contra él. Y eso sí lo consiguió, porque la gente tenía miedo a los caprichos de un rey que, con sólo mover un dedo, podía cortarles la cabeza.

Para que te hagas cargo de qué tipo era esta persona te diré lo siguiente: casi todos los nobles consejeros del Senado fueron ejecutados por orden suya. También su propia esposa Mariam me y tres de sus hijos fueron ejecutados por sospecha o por miedo de que conspirasen contra él.

En su vida privada vivía como le daba la gana. Llegó a casase hasta con diez mujeres. Subastaba el puesto de sumo sacerdote y se lo entregaba a quien pagaba mejor. Hizo levantar en Samaría un templo en honor del emperador, sabiendo que esto ofendía en lo más vivo a los judíos que adoraban a un solo Dios.

Anciano ya, cayó enfermo de una enfermedad incurable. Sentía en las entrañas un ardor que le corroía. Al mismo tiempo sentía una avidez insaciable de comida y sufría violentos cólicos en los cuales expulsaba de las vísceras humores viscosos y gusanos. Los médicos modernos creen que se trataba de un cáncer intestinal complicado con diabetes y algunas enfermedades más.

Quiso que lo llevaran a tomar las aguas sulfurosas de Calírroe, junto a Jericó, pero no pudo soportar ni el primer baño. Entonces pidió volver a Jericó.

Al presentir su muerte y que los judíos se alegrarían con ella, concentró en el hipódromo de Jericó a los más importantes judíos. Entonces pidió a su hermana Salomé que, en el momento de morir él, enviase soldados para matar a todos los judíos encerrados en el hipódromo. De este modo los judíos tendrían que llorar, a la fuerza, el día de su muerte. Salomé se lo prometió, pero después, gracias a Dios, no cumplió estas promesas.

Casi moribundo ordenó la muerte de su hijo Antípatro porque conspiraba contra él. Cinco días después de este asesinato moría Heredes con setenta años cumplidos. Sus súbditos habían tenido que aguantar esta hiena durante casi cuarenta años.

Aproximadamente unos dos años antes de su muerte había nacido Jesús en Belén de Judá. Conociendo la personalidad de Herodes, se explica uno que, a la menor sospecha de que el niño de Belén pudiera ser rey, Herodes no dudase en eliminar a Jesús, aunque fuera preciso matar con él a varios niños inocentes que nada malo habían hecho a Herodes.

Aquí tienes un breve resumen de lo que fue este hombrenada imitable. Te saluda tu Amigo

 

40-15

En clase nos contaron un ejemplo de un niño al que su padre no le dejaba bautizarse, aunque él quería. ¿Ese niño se irá al infierno sin tener culpa?

Misionero

Amigo Misionero:

Te cae muy bien este nombre ¿verdad? Así me gusta, que te preocupes de la salvación de todos. Eso es lo que debemos hacer todos los cristianos.

Para responder a tu pregunta conviene que sepas que hay tres clases de bautismo. Tú conoces sólo el bautismo que se hace con agua, pero además hay otro que se llama de sangre, y un tercero que se llama bautismo de deseo.

El bautismo con agua es el que Jesús proclama cuando habla con Nicodemo y le dice: "el que no nazca del agua y del Espíritu Santo no puede entrar en el Reino de Dios" (Jn 3,5). Jesús envió a sus apóstoles con el encargo de bautizar a todas las gentes (Mt 28,19) con este bautismo de agua.

Este es el bautismo con el que tú estás bautizado y con el que normalmente están bautizados todos los cristianos.

Pero imagínate lo siguiente: que una persona está preparándose para el bautismo y, antes de conseguirlo, le echan mano y la matan por no renegar de ese Jesús en el cual ya cree, pero al cual todavía no se ha unido por el bautismo.

Esta persona, no ha sido bautizada con agua, pero derrama su sangre por Jesús. Tal es el bautismo de sangre: esta persona ama tanto a Jesús que da la vida por El. Y el amor la une a Jesús como la uniría el agua del bautismo.

Suponte ahora que hay otra persona que todavía no se ha bautizado con agua y tampoco tiene la oportunidad de derramar la sangre por Cristo, pero cree en El y desea bautizarse cuando pueda. Este deseo que tiene en su corazón es como un bautismo que la une a Jesús. Si se muriese iría al cielo con El. Se llama bautismo de deseo.

Este bautismo es el que, sin duda, tenía el chico del ejemplo a que haces referencia. Este también es el bautismo que tienen muchas personas, que aunque no conocen todavía a Jesús, creen en Dios y le aman, y están dispuestos a hacer todo lo que Dios les pida.

Dios ha de juzgar a cada uno según la conciencia con la que cada uno ha actuado y según los medios que ha tenido para conocerle y cumplir su voluntad.

En la parábola de los talentos (Mt 25,14-30) se ve claramente que Dios no pide a todos lo mismo, puesto que tampoco todos han tenido las mismas oportunidades.

Por esta misma razón, tú tampoco puedes contentarte con hacer lo que hacen otros, puesto que tú has tenido unos padres cristianos, y una educación cristiana que otros no han disfrutado. Como pareces inteligente, creo que no es necesario explicar más.

Un saludo de tu Amigo

 

41-16.

Queriendo leer mi horóscopo en la revista "Pronto" (aunque no creo en eso), he leído también que Jesús había nacido, vivido y muerto en Cachemira, que se casó y tuvo hijos. La revista aseguraba que lo había descubierto un científico.

Prontísimo

Amigo Prontísimo:

Los científicos publican sus descubrimientos en revistas científicas, y con datos que puedan comprobar otros científicos; no en revistas de horóscopos en los que ni tú mismo crees. También los científicos tienen nombre y apellido para que se les pueda reclamar si mienten, cosa que no parece tener el que ha hecho semejante descubrimiento.

Hay personas que han afirmado eso que tú escribes. El primero que lo dijo es Andreas Faber-Kaster. Poco después le sigue la corriente un tal Sigfríed Obermeier. Son personas, sí; pero ninguno de ellos es científico, y por eso ninguno de los dos aporta pruebas de lo que dice. Él mismo Obermeier reconoce que no puede presentar ninguna prueba para sustentar su afirmación.

En cambio un científico de verdad dice esto sobre la teoría de Obermeier: "tanta imaginación hace sonreír aun a los mismos incrédulos".

Y hace sonreír por lo siguiente: La crucifixión y muerte de Jesús fue seguida paso a paso por un centurión romano al frente de un piquete cié soldados. Este centurión era el responsable de que se ejecutase la sentencia dada por Pilato. El mismo centurión presenció la muerte de Jesús (Lc 23,47) y tuvo que certificarla (probablemente con su firma) ante Pilato (Me 15,44-45). Pues bien, a este centurión que fue testigo presencial de los hechos, y que tuvo que firmar el cumplimiento de la sentencia, no se le cree; y en cambio se cree a Obermeier, que es dos mil años posterior y no vio nada de lo que dice.

Hace también sonreír, porque un soldado, probablemente por orden del mismo centurión, remató a Jesús con un golpe de lanza en el corazón. Esto lo cuenta y lo asegura una otra vez un testigo presencial que es discípulo de Jesús; y lo cuenta para que nosotros lo creamos (Jn 19,33-37) ¿No resulta ridículo dejar de creer la palabra de quien fue testigo presencial de los hechos y creer, en cambio, las fantasías de quien, sin ver nada, habla de lugares desconocidos completamente para los judíos contemporáneos de Jesús?

La muerte de Jesús en Jerusalén, es una verdad científico-histórica que no hay más remedio que admitir. La atestiguan los cuatro Evangelios y el libro de los Hechos. Pero la atestiguan también los historiadores romanos Tácito, Plinio y Flavio Josefo. Tácito, por ejemplo, escribe en sus Anales: "Cristo fue condenado al suplicio por Pondo Pilato, en tiempo del emperador Tiheño".

Esta verdad científica es también una verdad de fe. La profesamos en el Credo: "Padeció bajo el poder de Pondo Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado".

Algunos, que tal vez no tienen talento para más, quieren hacerse famosos inventando cosas raras. Siempre encuentran gente más dispuesta a creer las ficciones que la verdad. Pero tú no seas de esos ingenuos que se dejan engañar.

Por eso será mejor que no leas revistas que pueden dañar tu fe cristiana. No les haces caso, según dices; pues entonces, ¿para qué leerlas?

Que, además, aunque no les hagas caso, siempre se pega algo.

Este es mi consejo de Amigo

 

42-17.

Nos han dicho en catcquesis que Jesús no nació el 25 de diciembre y que no se sabe le fecha exacta de su nacimiento. ¿Por qué, entonces, lo celebramos el día 25 de diciembre?

Exacto

Amigo Exacto:

Lo importante del nacimiento de Jesús no es la fecha, sino el hecho de que, siendo Dios, quiso nacer para ser y vivir como nosotros.

Este hecho es tan cierto que, si no fuese verdad, nuestra fe en Cristo sería un puro cuento. En cambio, no pasa nada por no conocer con exactitud la fecha de su nacimiento.

Y ¿sabes por qué no podemos conocerla con exactitud? Porque todos los archivos de aquel censo, ordenado por César Augusto, se han perdido.

Tampoco el Evangelio dice la fecha con exactitud, porque este dato no interesa para nuestra salvación. En cambio dice tres cosas necesarias para nuestra salvación:

            1.a Que Dios se ha hecho hombre de verdad y ha nacido por nosotros.

            2.a Que nació pobre y no fue aceptado por muchos hombres.

            3.a Que algunos (los menos, como los pastores, los magos, Simeón...) lo acogieron y creyeron en Él, y que todos los que lo acogen del mismo modo pueden ser hijos de Dios.

A pesar de no conocer la fecha, los cristianos deseaban celebrar la fiesta del nacimiento de Jesús en algún día concreto. Escogieron el momento del solsticio de invierno, alrededor del 25 de diciembre, que es cuando los días comienzan a alargarse y la luz a ganar a las tinieblas.

De este modo tan hermoso significaban que Jesús era la luz del mundo que vence las tinieblas del pecado.

También a los primeros cristianos les entró la misma curiosidad que te ha entrado a ti y quisieron conocer el año exacto del nacimiento de Jesús. Un monje del siglo VI, llamado Dionisio el Exiguo, hizo sus cálculos y al año en que supuso que había nacido Jesús lo numeró como año primero de la era cristiana.

Pero el bueno de Dionisio, o no andaba fuerte en cálculo, o no tenía bien tomados los datos. Y se equivocó por unos cuatro o seis años de menos. A pesar de eso, el año determinado por Dionisio no se cambió ya más, tal vez porque, como he dicho antes, lo importante no es el día exacto, sino el hecho de haber nacido Jesús por nosotros.

¿Satisfecho con esto, amigo Exacto* Espero que así vayas aprendiendo a dar más importancia a lo esencial y menos a los detalles accidentales.

Tu Amigo

 

43-18.

Todos a cuantos he preguntado sobre Judas, me han dicho que fue culpable, porque se desesperó y se suicidó. ¿Fue culpable de verdad?

Abogado del Iscariote

Querido Abogado de Judas Iscariote:

Te gustaría que Judas se hubiera salvado, ¿verdad? También a mí. Y mucho más hubiera gustado a Jesús, que lo escogió para amigo y por él entregó su vida. Pero no se trata de ío que nos gustaría, sino de reconocer lo que pasó de verdad.

Lo que pasó fue como una tragedia en tres actos que debe hacernos pensar.

Primer acto: Judas es llamado por Jesús porque lo amaba con cariño especial. Es de suponer que Judas comenzó respondiendo con ilusión, Escuchó las palabras de vida de Jesús, presenció sus milagros, conoció de cerca cómo pensaba Jesús, cómo oraba, cómo vivía...

Judas fue enviado también a predicar como los otros. Recibió poder de arrojar demonios y curar enfermedades (Mt 101} y lo usó (Lc 10,17-20), Sin duda se sintió alegre por ser llamado y poder colaborar con Jesús.

Segundo acto: en vez de asimilar el estilo de Jesús y entusiasmarse con El, Judas se amargó, y se le hizo insoportable su compañía y su persona.

Pero esto no se hizo en un día. Fue un proceso interior que duró por lo menos más de un año. En este tiempo fue dejándose influenciar por los pensamientos del demonio.

Aprovechándose de su soberbia, y de su avaricia, el demonio fue presentándole el seguimiento de Jesús como un fracaso porque, en compañía de Jesús, no podía ganar dinero ni pasárselo bien. Jesús, en efecto, vivía en pobreza, no buscaba honores, aceptaba y amaba a todos. Y esto lo exigía también a sus discípulos.

El egoísmo de Judas no aceptó estas exigencias del amor de Jesús. Todo lo de Jesús le iba resultando inútil y amargo. El demonio le iba presentando sólo el lado amargo de las cosas.

Pero Judas tuvo culpa también. Efectivamente, cuando uno se contagia de un microbio, quizá no es responsable de haber contraído la enfermedad, pero sí es responsable si no acude al médico, o si no toma las medicinas. Lo mismo Judas: no es responsable de los malos pensamientos y deseos que el demonio ponía en su corazón; pero sí es culpable de abrirles la puerta, de fomentarlos, de no pedir consejo a nadie, de no abrir su corazón a Jesús. Con lo fácil que le hubiera sido...

Naturalmente fue cerrándose cada vez más. Todo lo de Jesús le hería y le amargaba. Comenzó a compensarse del tiempo y del dinero que creía haber perdido robando de lo que daban a Jesús y a los otros, y lo empleaba egoístamente para sus propios intereses.

La madeja se iba enredando en su corazón y él se dejaba enredar por el demonio. Vivir con Jesús llegó a resultarle un suplicio. La cosa tenía que estallar por alguna parte... y estalló. ¿Cómo? Eso forma parte del tercer acto.

Te lo contaré en la siguiente consulta. Tu Amigo

 

44-19.

No entiendo por qué Dios no perdonó a Judas. ¿Podría aclararme el caso de Judas y su fin?

Abogado ¿el Iscariote (bis)

Querido Abogado del Iscariote:

Tu pregunta anterior es tan seria, que la he dividido en dos partes. Hemos dejado a Judas cazado por el demonio, como una mosca es atrapada por una araña, y enredado en una maraña de sentimientos de aversión y desilusión hacia Jesús.

Si al menos hubiera acudido a Jesús que podía romperle los hilos que lo aprisionaban... Si lo hubiera hablado con alguno de los otros apóstoles... Nada de eso: todo se lo tragó él sólito y así fue asfixiándose su corazón por falta de oxígeno. Faltaba todavía el golpe final y el demonio se lo asestó.

Jesús estaba invitado a una cena en Betania en casa de Simón. Asistía también Lázaro, el resucitado. María, hermana de Lázaro, quiso tener con Jesús una atención frecuente en los banquetes: derramar sobre sus pies y su cabeza un perfume.

Esto molestó a Judas por dos motivos. Primero, porque le molestaba que alguien amase a Jesús y tuviera atenciones con Él. Segundo, porque el perfume era costoso y, si le hubieran entregado a él el precio en metálico, entonces hubiera podido sustraer un buen pico para sus propios intereses.

Ridiculizó la conducta de María. Pero Jesús la defendió, y esto amargó todavía más a Judas. Al terminar la comida, se fue a ofrecer su colaboración a los enemigos de Jesús para ponerlo en sus manos: "¿Qué queréis darme y yo os lo entrego? Ellos fijaron el precio en treinta monedas de plata"(M.t 26,6-16). Aquí comienza el tercer acto de la tragedia de Judas.

Tercer acto: Después de entregar a Jesús, el demonio dejó a Judas a merced de sus remordimientos. Ahora le parecía monstruoso lo que antes le parecía natural.

Debería haber acudido a Jesús, como acudió el paralítico, o la mujer adúltera, o el ladrón en la cruz. Nada de esto: acudió a los que le habían pagado y les devolvió el dinero. Pero de pedir perdón, nada de nada.

¿Por qué Dios no le perdonó?, me preguntas. Muy sencillo: porque Judas no pidió perdón, no quiso ser perdonado. El perdón es una amistad que Dios ofrece, pero no una imposición que hace contra la voluntad de la persona. Pedir perdón significa que uno acepta la amistad de Dios. No pedirlo significa que uno la rechaza. Y esto último es lo que hizo Judas.

La amargura de los remordimientos no le dejaban en paz y no encontró más salida que quitarse la vida.

Haces notar que al quitarse la vida fue culpable. Es verdad. Pero fue culpable desde mucho antes, desde que su corazón comenzó a apartarse de Jesús. Una caída lo llevaba a otra caída; su vida iba convirtiéndose en una cadena de infidelidades. Debería haber presentado antes su cadena a Jesús para que Él la rompiese. No lo hizo, y al final estaba tan atado que quiso romperla él mismo suicidándose.

Quiero que caigas en la cuenta de que esta historia de Judas puede pasarte a tí, y a mí, y a todos. El demonio quiere enredarnos de modo parecido. Intenta apartarnos de Jesús, y cuando lo consigue, quiere mantenernos alejados de Él poniendo en nuestro corazón aburrimiento de cosas buenas, aversión a escuchar cosas buenas o a tratar con personas que pueden hacernos bien, asco de ir a las reuniones donde van los que quieren ser amigos de Jesús, pereza de confesarnos para que Jesús no pueda rompernos la cadena que comienza a formarse, alejamiento de la comunión y de la oración, etc.

No se trata de una historia vieja, no. Se trata de una realidad que, con algunas variantes, el demonio repite en muchos chicos de tu edad y quiere repetir en ti.

Muchos son llamados por Jesús a su amistad, pero terminan dejándolo. Tal vez no venden a Jesús por dinero, tal vez no se quitan la vida, pero se quedan alejados de Jesús, viviendo sin alegría ni ilusiones. Han caído en la trampa del demonio y están atrapados en su red. Son víctimas, sí; pero tienen su propia culpa, como Judas.

Que no seas tú uno de ellos. Te lo desea tu Amigo

 

45-20.

¿Por qué cada año la Semana Santa cae en fechas distintas?

He leído que no se sabe la fecha en que nació Jesús. ¿Es que tampoco se sabe la fecha en que murió y por eso se cambia cada año?

Semanera

Amiga Semanera:

La fecha de la Semana Santa cambia cada año precisamente porque conocemos la fecha en que Jesús entregó su vida y resucitó del sepulcro por nosotros. Y la razón de cambiar cada año es para que la Semana Santa coincida con las fechas de la muerte y resurrección de Jesús.

Nosotros nos regimos por el mes solar. Cada mes solar es aproximadamente la doceava parte del los 365 días que la tierra tarda en dar un giro completo alrededor del sol. Como término medio el mes solar tiene 30 días.

Pero los judíos del tiempo de Jesús se regían por el mes lunar. El mes lunar es el tiempo que la luna tarda en pasar de luna llena a otra luna llena. Este espacio de tiempo es aproximadamente entre 28 y 29 días solares.

Como puedes comprobar, a doce meses lunares le faltan aproximadamente unos doce días para igualar los días de los doce meses solares que dura el año.

Sabemos con certeza que Jesús murió un viernes y resucitó el domingo siguiente durante la semana de Pascua judía. La fecha de esta semana de Pascua judía dependía de los meses lunares.

Si queremos que la Pascua cristiana coincida con la Pascua judía del tiempo de Jesús hay que hacer ajustes en nuestro calendario solar de cada año. Ésta es la razón de que cada año varíe la fecha de la Semana Santa.

Que la celebración de la muerte y resurrección de Jesús te anime a unirte más a Él. Te lo desea tu Amigo

 

46-21.

Jesús dice que los últimos serán los primeros y los primeros serán últimos. ¿Qué significa esto? ¿Por qué y por quién lo dice?

Ultimísimo

Amigo Ultimísimo:

Efectivamente, la sentencia que citas se encuentra en Mt 19,30 como introducción, y en 20,16 como moraleja de una parábola, dirigida a los judíos.

Jesús presenta a un propietario que hace varias salidas a diversas horas con el fin de contratar trabajadores para su viña. Los primeros llegan a la viña al salir el sol; otros, más tarde y, finalmente, los últimos, cuando sólo falta una hora para concluir la jornada. A la hora de pagar, el dueño paga a estos últimos el mismo salario que si hubieran trabajado todo el día; es decir, lo mismo que a los primeros. Estos lo llevan muy a mal.

Con esto quiere enseñar Jesús cómo se comporta Dios con los hombres: no se contenta con darles aquello a lo que estrictamente tienen derecho, como hacemos nosotros. No, Dios da también aquello a lo que no tenemos derecho.

Más todavía: ante El nadie tiene derechos. Por eso Dios no da como quien paga una factura que debe, sino que regala conforme a su buen corazón y a su amor.

Los judíos fueron "los primeros" llamados por Dios para formar su pueblo. Jesús comienza anunciando que Dios también ama a los que no son judíos y los invita a ser también pueblo suyo. Esto irrita a los judíos que se creían con derecho a ser los únicos amados por Dios y despreciaban a "los últimos" que habían sido llamados más tarde.

Los judíos, como los jornaleros de la parábola, se sienten rebajados al nivel de los demás. No entienden que Dios no rebaja a nadie, sino que levanta a todos los hombres a la misma categoría porque ama a todos.

Por esto, por no entender ni aceptar este amor de Dios hacia todos, y por no aceptar a los demás como hermanos, los judíos, que eran los primeros, son excluidos del amor de Dios y se quedan los últimos; y los que eran los últimos pasan a ocupar el puesto de ellos.

Esto supuesto, ¿puedes aprender tú algo para tu vida? Yo creo que estas cosas:

            1.° Ser humilde y agradecido. Nada de lo que tienes te lo has merecido; te lo da Dios porque te ama, no por tus méritos.

            2.° No seas exigente con Dios: conténtate con lo que te da. No tienes derecho ni a lo que tienes.

            3-° No envidies a nadie por lo que Dios le da. ¿Quién eres tú para pedirle cuentas? ¿No puede Dios hacer con lo suyo lo que quiera? Deja que Dios ame también a otros.

            4.° Alégrate de tener un Dios tan bueno que premia a los que tú no premiarías porque los crees peores que tú. No seas malo ni te pongas triste porque Dios es bueno

Que tu corazón sea tan grande como el de Dios. Te lo desea tu Amigo

 

47-22.

En la clase de religión preguntó un amigo que por qué se bautizaba a los niños pequeñitos. ¿No sería mejor esperar a que sean mayores para que ellos decidan sí quieren ser cristianos o no? El profesor se enrolló y no entendí la respuesta.

Liberal

Amigo Liberal:

La naturaleza tiene sus leyes que hay que respetar. Una de estas leyes es que la naturaleza no produce adultos, sino niños.

¿Y qué es un niño? Un ser totalmente dependiente, capaz sólo de recibir, incapaz de dar y de decidir. Sus padres le han dado la vida sin consultarle, lo alimentan sin preguntarle si quiere vivir o si le apetece la papilla, le enseñan a hablar su propia lengua, le llenan de caricias sin que las pida y no le preguntan si quiere marcharse de casa, etc.

Todo esto lo hacen, no porque el niño lo ha decidido, sino porque lo necesita para su desarrollo. SÍ no lo hicieran así, el niño quedaría tarado física y psíquicamente para toda la vida.

Cuando el niño se haga adulto, él decidirá. Pero no decidirá lo que le apetezca (este es un concepto muy equivocado de la libertad), sino que decidirá según lo que haya recibido. Si ha recibido cariño, dará cariño a sus padres; sí ha oído hablar español, hablará español y no chino; si ha podido estudiar, aprovechará los conocimientos adquiridos.

Lo que no hará será renunciar a sus padres, a su lengua, a su cultura, a los alimentos que le han dado... Todo lo contrarío: con los elementos que le han dado intentará construir su vida.

Esto quiere decir que no se puede comenzar a construir la vida a los 18 años. La vida se va construyendo con lo que a uno le van dando desde antes de nacer.

Lo mismo pasa en el plano religioso. La fe cristiana, no es un traje de quita y pon que uno se compra a su medida cuando ha crecido. Es, ante todo, una vida. Y como vida que es, no se la fabrica uno, sino que se la dan.

 

Nos la dan en el bautismo. Pero nos la dan sólo en semilla. Una semilla que hay que desarrollar. Los padres cristianos, quieren poner en sus hijos esta semilla y fomentan su desarrollo cuando enseñan actitudes cristianas a sus hijos. Saben estos padres que un cristiano no se improvisa al llegar a la mayoría de edad. El cristiano se va haciendo poco a poco como el niño va haciéndose joven y adulto.

SÍ uno no estudiara hasta que fuera mayor de edad, ya llegaría demasiado tarde. También si esperase a la mayoría de edad para decidirse a ser cristiano, llegaría demasiado tarde.

Por eso, tener padres cristianos que se preocupan de la formación cristiana de sus hijos desde que nacen es un gran regalo de Dios. Te desea que tus padres sean así tu Amigo

 

48-23.

He oído decir que Jesús prometió a Santa Margarita que todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes seguidos se salvarán. A mí me parece que entonces es muy fácil salvarse y que uno puede hacer estas nueve comuniones para quedar después libre y vivir como le dé la gana. ¿No es así?

Ansiosa

Amiga Ansiosa:

Efectivamente, en sus escritos santa Margarita afirma que, un viernes, después de comulgar, el Señor le dijo: "Por la excesiva misericordia de mi Corazón te prometo que su amor omnipotente concederá la yacía de la penitencia final a todos aquellos que comulguen nueve primeros viernes de mes consecutivos".

El hecho de que Dios haga promesas no debe extrañarnos puesto que todo el Antiguo Testamento se basa sobre una promesa y todo el Evangelio está lleno de promesas.

Pero las promesas de Dios no deben tomarse como fórmulas mágicas. En las fórmulas mágicas, por ejemplo, "sésamo, ábrete" o "abracadabra", basta decir las palabras de cualquier modo (distraído, dormido, involuntariamente...) para que las palabras surtan efecto.

Pero para que los sacramentos surtan efecto, siempre requieren ciertas disposiciones de fe y de amor en el que los recibe; no basta recibirlos de cualquier modo.

Por esta misma razón, quien se acercase a comulgar con la intención de vivir a su aire una vez cumplido el cupo de comuniones, ya está comulgando mal, pues con su actitud del corazón Índica que quiere pecar.

Las promesas de Dios son un apoyo al esfuerzo humano.

Por mucho que nos esforcemos y trabajemos, nunca podremos estar seguros de que nos salvaremos, ya que no sabemos los disparates que aún podemos hacer y en qué situación va a llegarnos la muerte.

 

Pero cuando un cristiano se esfuerza de verdad por vivir como tal (y esto es lo que significa el esfuerzo de vivir nueve meses así), recibe un aliento grande si le dicen que por ese camino va bien y que, si él se esfuerza por seguir en él, Dios le ayudará para que todo termine bien. Con una promesa como esta, lo que Dios quiere crear, no es una seguridad y certeza de que ya no hay nada más que hacer; sino liberar de la angustia y crear un clima de confianza para seguir sirviendo al Señor.

La promesa, por tanto, sirve para no vivir con miedo, ya que podemos apoyar en ella la confianza con que debemos vivir como hijos de Dios y amados de modo especial por Cristo.

Se supone, por tanto, que el que va a comulgar nueve primeros viernes de mes, no va sólo por conseguir el premio de la promesa, sino que va por amor a Cristo y por deseo de unirse con Él, que es la finalidad de la comunión. Si busca otra cosa, está falseando la comunión y empleándola egoístamente.

Al conceder esta gracia, Jesús no hace otra cosa sino aplicar y concretar la promesa que El mismo vincula a la comunión, según el evangelio de san Juan: "el que come mi cuerpo y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día"(]n 6,54). Con estas palabras Jesús pone de relieve la fuerza de la comunión y el amor y poder que ha desplegado al quedarse en forma de pan para nuestra salvación.

Espero que la comunión sea, como debe ser, el centro de tu vida cristiana. Te lo desea tu

Amigo

 

49-24.

Cuando una persona muere, ¿de qué le sirve haber estudiado tanto? ¿Es que en el cielo hace falta tener cultura y haber estudiado? Si hay que estudiar sólo por hacer un sacrificio, ¿no pueden hacerse otras cosas como sacrificio? Antes estudiabas si querías o tenías medios. ¿Por qué ahora te obligan a estudiar?

Estudiante

Amigo Estudiante:

A tu pregunta, un poco embrollada, voy a responder varías cosas y tú vas colocándolas donde vengan bien.

            1. En el cielo no hace falta cultura ni otras muchas cosas de las que necesitamos aquí. No se está más alto en el cielo ni

se goza más por haber estudiado. Allí veremos a Dios cara a cara y con esto todos seremos superdoctores, porque viéndolo entenderemos todas las cosas.

            2. Lo que cuenta para entrar en el cielo y para gozar es lo que uno ha amado a Dios. Y el amor sólo se mide por el empeño en realizar la voluntad de Dios. No por otra cosa.

            3. En las actuales circunstancias puede afirmarse que es voluntad de Dios que todos los chicos de tu edad se tomen en serio los estudios. He aquí algunas razones:

a) El hombre es rey de la creación, no un animal más. Y es rey no por su fuerza, en la cual le superan muchos animales, sino por su inteligencia. Dios ha dotado al hombre de inteligencia para que vaya comprendiendo y dominando la creación. No podría dominarla si cada hombre tuviera que comenzar desde cero. Por eso debe conocer los conocimientos adquiridos por los que le han precedido.

b)  El hombre debe ganar el alimento con su trabajo. Pero este trabajo no es sólo tomar un azadón y cavar. Esto podía bastar en los tiempos primitivos. Actualmente el trabajo del hombre es cada vez más intelectual. Necesita, pues, prepararse desde la niñez para este trabajo de la inteligencia.

c) Aunque uno no vaya a hacer la carrera de ingeniero o abogado, todos deberemos asumir responsabilidades de tipo familiar, social o religioso que no pueden desempeñarse sin haber estudiado. Hoy no se puede ser padre o madre de familia sin una preparación seria. Tampoco se puede vivir en sociedad sin ciertos conocimientos. Por ejemplo, sólo para ejercer el derecho al voto hay que entender suficientemente los programas de los partidos y esto requiere cierto nivel de estudios. Y así en otros campos.

d)   Dios quiere que sus hijos demos a conocer la verdad del Evangelio. ¿Crees que puede anunciarse el Evangelio siendo un ignorante? ¿Crees que es posible mantener la fe sin una buena formación religiosa?

e) Finalmente hay que estudiar, no sólo para conocer cosas, sino para conocer, por medio de las cosas, al Creador de ellas. Los que no tienen fe se contentan con saber cosas y cómo funcionan. Pero los que tienen fe buscan también conocer el plan de Dios sobre las cosas para emplearlas según Dios ha querido.

4. Estas son, querido estudiante, algunas razones para dar sentido a tu profesión de estudiante. Estudia con seriedad y responsabilidad. Es lo que Dios quiere ahora de ti. No lo hagas a más no poder. Hazlo como lo haría Jesucristo sí fuera un chico de tu edad y de nuestro tiempo. Él vería en el estudio la voluntad de su Padre y se aplicaría por realizarla lo mejor posible. Intenta tú hacerlo así y llena de amor su profesión de estudiante.

Te saluda tu Amigo

 

50-25.

Hace poco perdí a un familiar en un accidente. Entonces me planteé ciertas preguntas que nunca me había hecho. Por ejemplo: La gente que muere ¿va alguna parte? ¿A dónde? Sí todo se acaba aquí ¿para que vivimos?:

Atormentado

Amigo Atormentado:

Menos mal que eres de los que se hacen preguntas, y preguntas tan importantes como estas. Los animales nunca se preguntan qué será de ellos o a dónde irán si se mueren. Los animales viven, sí; pero sin saber para qué viven y para qué mueren. Las personas lo saben; y si no lo saben, se lo preguntan.

Lo triste es que muchas personas, en este punto están al mismo nivel que los animales. Nunca han pensado que la vida va a acabárseles un día. Tampoco han pensado si hay otra vida después de esta. Tampoco se preguntan si lo que hacen o dejan de hacer aquí es decisivo para la vida del más allá. Viven hasta que se les acabe la cuerda y nada más.

Esto es vivir exactamente como los animales; unos anímales un poco más desarrollados porque tienen televisores, automóviles y muchas más zarandajas... Pero esto no es vivir como personas que se enfrentan con el problema y buscan el sentido de su vida. Tú, gracias a Dios, no eres así.

Naturalmente a las preguntas que propones pueden darse muchas respuestas. Pero debemos prestar atención a la respuesta de quien conoce bien este asunto.

Muchos dicen que de este asunto no se sabe nada porque nadie ha venido de la otra vida a contar lo que hay. Esto es falso: de la otra vida ha venido el mismo Dios para decirnos que existe tal vida, y para ayudarnos a conseguirla.

Efectivamente, Dios se ha hecho hombre y ha muerto como nosotros, para que nosotros podamos vivir con Él y como Él para siempre, y no nos contentemos con vivir y morir como los animales. La doctrina de Jesús podemos resumirla en las siguientes afirmaciones:

            1.a "Creo en la vida del mundo futuro". Jesús ha vivido esta vida antes de hacerse hombre (Jn 1,1.14.18). Jesús también la vive ahora como hombre resucitado: Esto es lo que significa "estar sentado a la derecha del Padre".

            2.a Jesús afirma que la única razón de su venida a este mundo es comunicarnos esa vida que Él vive con el Padre (Jn 10,10).

            3.a El mismo Jesús nos advierte que las acciones que hacemos o dejamos de hacer en esta vida influyen en la vida que tendremos en ese mundo futuro. (Mt 25,31-46).

            4.a La otra vida no es sólo para una parte del hombre, el alma; es igualmente para los cuerpos que resucitarán. Esto forma parte también de nuestra fe: "Espero la resurrección de los muertos".

            5.a La intención de Dios al crearnos no es sólo regalarnos unos años para disfrutar de la vida en este mundo (esto también se lo da a los animales). A nosotros, como hijos, quiere sentarnos a su mesa y hacernos felices con El. Pero Dios no lo impone; lo propone y ofrece solamente. Cada persona, con el uso que haga de su libertad, puede aceptar o rechazar este plan de Dios

Tu pregunta suscita muchas otras cuestiones. Por ahora me limito a responder a las más importantes. Dejo las otras para cuando alguien las piegunte. Te saluda tu Amigo

 

51-26.

Mi padre suele decir que el mundo va a acabar hecho cenizas. ¿Es esto verdad?

Intrigado

Amigo Intrigado:

Tu padre tiene mucha razón. Esto es lo que nos enseña la ciencia; y esto también es lo que nos dice Jesús en el Evangelio.

Después de los últimos descubrimientos sobre la formación del universo, los científicos reconocen que este ha tenido principio y que necesariamente ha de tener fin, porque la energía del universo es limitada y está consumiéndose continuamente.

¿Cuándo será este fin? Dentro de muchos miles de millones de años, según los científicos. Así que ni tú ni yo lo veremos.

¿Cómo será este fin? El fin de la tierra probablemente se deberá a la expansión del sol. El sol, al irse apagando, crecerá tanto que se aproximará a la tierra y la abrasará. No sabemos si para entonces los terrícolas habrán podido emigrar a otras partes del universo. Pero, aunque así fuera, llegará un momento en que toda vida y actividad en el universo será imposible.

Jesús no ha dicho nada sobre cuándo y cómo se acabará el universo, pero sí ha repetido varias veces que El ha de venir de nuevo a este mundo para clausurarlo, como quien dice.

"El Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre... y entonces pagará a cada uno según sus obras" (Mt 16,27); "Verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria" (Mi 24,30).

Los apóstoles predicaron esto mismo: "El Señor mismo bajará del cielo y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar; después los que vivamos, los que quedemos... saldremos al encuentro del Señor y así estaremos siempre con El" (1 Tes 4,16-17).

Esta predicación de los apóstoles ha quedado formulada en el CREDO; "de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin".

Esta última venida de Jesús, según se desprende, es para resucitar a los muertos y dar a cada uno lo que ha merecido según sus obras.

Además de esta venida universal de Jesús, hay que contar su venida particular para encontrarse con cada hombre en el momento de su muerte.

La mayoría de la gente no piensa esto, ¿verdad? Si lo pensasen vivirían de otro modo. La propaganda y la publicidad nos "come el coco" y nos hace pensar sólo en pasarlo bien, en ganar dinero y cosas semejantes, como sí siempre hubiéramos de vivir. ¿No te parece que mucha gente, a la venida de Jesús, va a encontrarse con las manos vacías?

Muchos sólo creen en esta vida. Pero tú repite con fe lo que te enseña el CREDO: "¡Creo en la vida eterna!" No te arrepentirás. Te lo dice tu Amigo

 

52-27.

¿Es verdad que va a haber un juicio final? Comentábamos el otro día en la catcquesis que si cuando nos morimos ya nos juzga Dios, ¿para qué necesitamos otro juicio?

Y ¿cuándo, dónde y cómo será ese juicio, si lo hay?

Reo

Amigo Reo:

Es verdad que habrá un juicio final en el que todos los hombres que han existido y existirán serán juzgados públicamente. Es uno de los artículos de nuestra fe: Jesús está en el cielo y "desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos".

Una de las cosas más claras que afirma Jesús es que Él ha sido constituido juez de vivos y muertos (Jn 5,22-25). Y una de las cosas que con más claridad predican los apóstoles desde el principio es que Jesús volverá y dará a cada uno según sus obras: "Llegaré pronto para retribuir a cada uno según sus obras" (Apoc 22,12).

Este juicio final o universal es necesario aunque a la muerte de cada persona se haya realizado su juicio particular. Y es necesario por varías razones.

La primera, porque Dios es Luz y Verdad; y, como ha dicho Jesús, nada lo de que ahora está oculto quedará sin revelarse (Mt 10,26). Aquí vemos que muchos crímenes y trampas no logran esclarecerse en los juicios que hacen los hombres, y que los hombres eluden la justicia engañando, retrasando y huyendo... Pero "de Dios no se ríe nadie"(Ga 6,7).

La segunda, porque como muchos pecados han sido públicos y el mal hecho por muchas personas ha contaminado a tantos, debe saberse quién o quiénes son los causantes del mal en el mundo.

La tercera, porque Dios es justo y es necesario que aparezca su justicia al dar a cada uno según sus obras.

La cuarta, porque Dios es misericordioso, y es necesario que aparezca cómo ha perdonado los pecados de todos los hombres que le han pedido perdón.

La quinta, porque Dios es sabio y quiere mostrar los caminos por los cuales ha conseguido la salvación de muchas personas que encontraron muchas dificultades para poder salvarse.

La sexta porque Dios es amor y es necesario que muestre que, aunque los hombres han sido muy malos, Él ha sido muy bueno y los amado tanto que los admite a su gloria. Y por muchas razones más.

Me preguntas que cuándo será esto. De esto Jesús expresamente no ha querido decir nada. Sólo sabemos que será al final del mundo, pero nos es desconocido este final.

Y ¿cómo será esto? No es necesario pensar en un gran escenario como el que Jesús describe en Mt 25 y que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Esas imágenes literarias o pictóricas son un modo de representar gráficamente una realidad más espiritual.

Este juicio final no es para revisar y cambiar las sentencias dadas individualmente en la muerte de cada uno; es para publicarlas y hacer ver que son justas. Podemos pensar que Dios iluminará las conciencias de todos los hombres para que todos puedan ver con claridad cómo en todo lo que Él ha hecho, y también al juzgar a los hombres, Él es bueno, justo, misericordioso, amor, luz, verdad, etc.

También entonces se harán públicas las respuestas buenas, malas o mediocres que cada hombre ha dado al amor de Dios y al amor al prójimo. Jesús nos advierte que una de las cosas que entonces se harán públicas serán nuestras faltas o nuestros actos de caridad con el prójimo (Mt 25,31-46).

Que vivas tan dignamente que Jesús pueda ponerte a su derecha. Te lo desea tu Amigo