Ser vegetariano, o No
Aunque
sujeto a los vaivenes de la moda, el vegetarianismo es una práctica permanente
en el mundo occidental desde hace ya varias décadas y seguramente tendrá
partidarios incondicionales para siempre. Sin embargo, el vegetarianismo es
seriamente cuestionable desde dos puntos de vista: el religioso y el nutriológico,
y vale la pena conocer las objeciones que se le hacen antes de aprobar o incluso
adoptar un régimen así.
El
vegetarianismo sostiene que es beneficioso para el cuerpo humano reducir la
alimentación sólo al consumo de vegetales. Partiendo de ese principio, algunos
aceptan también el consumo de huevos y leche, otros sólo admiten el consumo de
vegetales crudos, algunos comen solamente granos, en fin, hay muchas variantes.
Es
cierto que la carne contiene toxinas y que algunas personas, por prescripción médica,
deben eliminar la carne de forma parcial o total de su dieta, pero si no es ese
el caso, el régimen vegetariano puede resultar más un mal que un bien.
Diversos estudios nutriológicos han demostrado que el régimen vegetariano no
proporciona la alimentación necesaria al organismo, al cual priva de varios
componentes básicos que no puede obtener de planta alguna. Dicho régimen acaba
por perjudicar la salud a mediano o largo plazo.
Algunos
dicen que los vegetarianos son más tranquilos y pacíficos que la gente que
come carne, pero eso parece ser una apreciación muy subjetiva. Adolf Hitler
era vegetariano, y ya sabemos lo que pensaba y lo que hizo. Varios neuróticos
que conozco son vegetarianos. Por su parte, Jesús no era vegetariano; la Biblia
nos lo presenta varias veces comiendo pescado y en cada Pascua, por lo menos,
debe haber comido cordero.
En
realidad, el vegetarianismo procede de la India y está inseparablemente
asociado con la religión hinduista, la cual dice que los animales son sede de
las almas de los hombres que han muerto y reencarnado en un estado inferior.
Comer carne sería lo mismo que cometer canibalismo. Esta doctrina fue adoptada
también por el budismo.
La
moda vegetariana llegó a Occidente por medio de hinduistas y budistas, de
simpatizantes de doctrinas orientales y de esoteristas que se sienten vinculados
también con Oriente. Al ver que el vegetarianismo era rechazado por los
cristianos porque su origen y sentido verdadero estaba en la doctrina de la
reencarnación hinduista, los defensores del vegetarianismo empezaron a ocultar
el verdadero fundamento de su régimen y empezaron a justificarlo más bien con
argumentos pseudocientíficos y en términos médicos, cuya validez ya se ha
refutado.
Existe también un vegetarianismo propio de sectas cristianas anglosajonas (adventistas del séptimo día, etc), el cual procede seguramente de una interpretación literal del libro del Génesis (1, 29), donde pareciera que Dios dio a los hombres sólo plantas como alimento. Por supuesto, esta interpretación también es insostenible, dado que el consumo de carne es fundamental en la cultura y en la religión judías.
DIEGO GARCÍA, Querétaro, México
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