El amigo del hijo

 

         Era la reunión de un grupo apostólico de adolescentes en una iglesia de la comunidad. El sacerdote les  presentó a un orador invitado, amigo suyo de la infancia, ya entrado en años.

        El anciano comenzó a contar esta historia:

        “Un hombre, junto con su hijo y un amigo de su hijo, estaban navegando en un velero a lo largo de la costa del Pacífico, cuando una tormenta les impidió volver a tierra firme. Las olas se encresparon a tal grado que el padre, a pesar de ser un marinero de experiencia, no pudo mantener a flote la embarcación, y las aguas del océano arrastraron a los tres”.

        “El padre logró agarrar una soga, pero luego tuvo que tomar la decisión más terrible de su vida:  escoger a cuál de los dos muchachos tirarle el otro extremo de la soga. Tuvo sólo escasos segundos para decidirse. El padre sabía que su hijo era un buen cristiano, y también sabía que el amigo de su hijo no lo era. La agonía de la decisión era mucho mayor que los embates de las olas”.

        “Miró en dirección a su hijo y le gritó: ¡TE QUIERO, HIJO MÍO! Y le tiró la soga al amigo de su hijo. En el tiempo que le tomó al amigo jalar hasta el velero volcado en campana, su hijo desapareció bajo los fuertes oleajes en la oscuridad de la noche. Jamás lograron encontrar su cuerpo”.

        “El padre sabía que su hijo pasaría la eternidad con Cristo, y no podía soportar el hecho de que el amigo de su hijo no estuviera preparado para encontrarse con Dios. Por eso sacrificó a su hijo. ¡Cuán grande es el amor de Dios que lo impulsó a hacer lo mismo por nosotros!”

        Concluida la reunión dos adolescentes se encontraron con el anciano. Uno de ellos le dijo cortésmente: “Ésa fue una historia muy bonita, pero a mí me cuesta trabajo creer que ese padre haya sacrificado la vida de su hijo con la ilusión de que el otro muchacho algún día decidiera seguir a Cristo”.

        “Tienes toda la razón -le contestó el anciano-. Pero esa historia me ayuda a comprender lo difícil que debió haber sido para Dios entregar a su Hijo por mí. A mí también me costaría trabajo creerlo si no fuera porque el amigo de ese hijo era yo”.

 

JUSTO LÓPEZ, Zaragoza, España

 Act: 25/01/16   @noticias del mundo           E D I T O R I A L    M E R C A B A    M U R C I A