La relación con mi madre es
para mí muy difícil de llevar, pese a que soy adulto y tengo ya mi propia
familia. Siempre estoy a la defensiva con ella, es una persona con la cual uno
no puede discutir. No se le puede
persuadir de nada. Quisiera equilibrar mi relación con ella. Hemos tenido
discusiones, peleas más bien, muy fuertes y duras en los últimos años. También
hay muchos sentimientos de enojo por las cosas que ocurrieron en mi infancia.
¿Qué hacer?
No tienes por qué enganchar con
las cosas que te hacen daño (críticas, comentarios negativos, quejas,
intentos de manipulación). Cuando permitimos que los otros nos hagan sentir
mal, tristes, enojados, estamos renunciando al poder sobre nosotros mismos, nos
convertimos en títeres, ponemos el control de nuestra vida en manos de los demás.
Es la diferencia entre actuar (por ejemplo, enojarme cuando hay un motivo real)
y reaccionar (enojarme cuando el otro aplasta el botón adecuado). Estamos
acostumbrados a creer que las emociones están fuera del alcance de nuestra
voluntad. Como si llegaran y se
fueran sin que tengamos control sobre el asunto. Pero no es así. Las emociones
dependen del pensamiento, es decir, de la interpretación que damos a los
acontecimientos. Si interpretamos
algo como amenazante, como una pérdida o como un daño, sentiremos ansiedad,
miedo, tristeza, ira... Claro que la liga la hacemos tan en automático que ni
nos damos cuenta. Pero podemos aprender a darnos cuenta y a controlar nuestro
pensamiento. Buscar alternativas,
otras interpretaciones, ver las cosas desde otro punto de vista.
No se trata de engañarnos a nosotros mismos, sino de hacer más amplio
el mapa. La realidad es mucho más
rica en matices de los que captamos cuando estamos atados a una sola
interpretación.
Si tú estás a la defensiva con
tu mamá, puedo apostar que ella está a la defensiva contigo. Y ella está,
además, en una situación más vulnerable: ella te necesita más a ti que tú a
ella. ¿Por qué está luchando
ella? ¿Cuáles son sus miedos? ¿Qué es eso que teme perder?
Los resentimientos hacia tu
madre a causa de las cosas que ocurrieron en la infancia son con una madre que
está en tu interior, que es la del pasado, y tienes que resolverlos tú.
Esta otra mujer, la del presente, ya mayor, tal vez achacosa, que tal vez
se siente sola o insatisfecha con su pasado, que yo no sé si
tenga claro un sentido para su vida, es otra mujer.
Con ésta, la del presente, lo mejor para ti y para ella es tener una
relación de amor, respeto y comprensión.
Y aquí entra el asunto de la
comunicación. Hay libros y más libros escritos sobre esto. Me pregunto, ¿por
qué discutir con ella? No hay necesidad. ¿De qué hay que persuadirla? ¿De
asuntos relacionados con tu vida? Esos no los pongas en la mesa de la discusión,
y si ella los pone, puedes decir algo como: gracias por tu opinión, voy a
considerarla. Incluso puedes pedirle que amplíe y fundamente su opinión. ¿Qué
tal que hasta tiene razón en algo? ¿O hay que persuadirla de asuntos
relacionados con su vida? Esos le corresponden a ella. Están los asuntos
comunes, y para esos también hay modos de manejarlos.
Si tú aprendes a ponerte en un
nivel más alto de madurez, podrás ver las cosas con más serenidad.
Si interpretas las cosas negativas no como una daga contra ti, sino como
producto de una cierta historia, de una cierta psique, podrás más fácilmente
ejercer la libertad de aceptar o no lo que te dice. Es más, hasta podrías
estar en disposición de encontrar la intención positiva de tu mamá en todas
sus palabras y actitudes.
Ama a tu madre, se comprensivo y compasivo con ella, deja atrás tus miedos de la infancia y relaciónate con ella como el adulto que eres.
YUSI
CERVANTES, Querétaro, México
Act: 25/01/16 @noticias del mundo E D I T O R I A L M E R C A B A M U R C I A |