“La verdad funcional sobre el hombre se ha hecho visible [con el código genético humano]. Pero la verdad acerca de sí mismo -sobre quién es, de dónde vien, cuál el objeto de su existencia, qué es el bien o el mal- no se la puede leer desgraciadamente de esta manera. El aumento de la verdad funcional parece más bien ir acompañado por una progresiva ceguera para la ‘verdad’ misma, para la cuestión sobre lo que realmente somos y lo que de verdad debemos ser”